Día de piscina

Todas las tardes al caer el sol, bajaba ella. Pelirroja con el pelo hasta la mitad de la espalda, ojos impresionántemente verdes, muchas pecas por la cara y los hombros, delgadita, aunque con unos abdominales levemente marcados,una cintura endiabládamente perfecta, y un busto no demasiado abundante.

Calor. Mucho calor. Bochorno podría llamarse. En pleno mes de Julio, después de estar tantas horas al sol, lo único que sabes con claridad, es que hace mucho calor.

Estaba en la piscina, una piscina de semiricachones demasiado creciditos como para siquera saludarte. ¡Ignorantes! Si supieran el apellido de mi familia... Pero esa es otra historia.

Trabajo como socorrista. No es necesidad, pero me han acostumbrado desde pequeño que si quiero algo tengo que ser yo el que me lo curre. Así que ahí estoy, 9 horas cada día, todos los días, sufriendo el calor de Julio.

Siempre eran los mismos 3 vecinos por la mañana, y 8 más por la tarde. La vieja de las revistas, el padre divorciado con su pequeño, la pareja treintañera con sus dos hijas, el quinceañero rebelde que intentaba sacarme de quicio, la estúpida de la presidenta con su marido, y ella.

Todas las tardes al caer el sol, bajaba ella. La describiría, pero me faltarían palabras, sin duda. Calculaba que tendría unos dieciocho o diecinueve años, pelirroja con el pelo hasta la mitad de la espalda, ojos impresionántemente verdes, muchas pecas por la cara y los hombros, delgadita, aunque con unos abdominales levemente marcados,una cintura endiabládamente perfecta, y un busto no demasiado abundante.

Al principio, muy tímida. Aunque la actitud era mutua, puesto que estaba demasiado impresionado como para que me salieran las palabras. Se tumbaba cerca de mí, aunque no lo suficiente como para que pudiera entablar una conversación sin que pareciera forzado.

Hasta ayer. Suerte, azares del destino, o el Karma recompensándome por años de perder oportunidades. No sé como llamarlo, pero la oportunidad se dio.

Uno de los vecinos había colocado una antena, y tapaba el sol en el exacto punto que se tumbaba ella. Tuvo dos opciones, alejarse mucho, o acercarse. Y para mi alegria (y sorpresa, por que no decirlo) se acercó.

Contestó con un tímido 'buenas tardes a tí también' a mi saludo. Fue un buen comienzo, porque no me trató de usted.

No la miré directamente, aunque me dolían los ojos de la posición de la vista. ¡Benditas gafas! Mientras se suponía que estaba leyendo, me deleitaba con la vista de su cuerpo. El bikini que traía esta vez, el verde clarito, le quedaba estupendo. A los 15 minutos levantó la vista, y me miró fijamente. No supe como reaccionar, y tras dos o tres segundos, la miré abiertamente.

-Perdona, ese es el último libro de Rothfuss, ¿verdad?

Joder, hasta le gustaba la buena literatura

-Sí - contesté - está bastante bien. ¿Te gusta este autor?

  • La verdad es que sí, es muy bueno. Me lo recomendó mi novio hace dos veranos.

Novio. Claro. Todas las tías buenas tienen novio. Y ésta era especialmente preciosa, así que no iba a ser la excepción.

A partir de ese momento mi interés en la conversación decreció, y educadamente, fui abandonándola para centrarme en la lectura.

Supongo que eso sería lo que me faltaba. Un poco de indiferencia, porque se dio cuenta de que realmente estaba abstraído y comenzó a ponerse nerviosa.

Me pidió, sin desde luego haberlo hecho anteriormente y sin tener la confianza suficiente, si la podía ayudar con la crema.

Nervioso es poco, cuando quiero explicar como me sentía. Echó el pelo hacia un lado, dejándome la nuca y la espalda libre y esperó con aquellos grandes ojos verdes muy abiertos.

Miré el resto de la piscina, afortunadamente vacía. Miré las ventanas en las que no vi a nadie. Medité dos segundos y asentí.

Su piel era muy suave. Empecé por los hombros, bajando poco a poco y muy despacio, para volver a subir. Masajeé levemente también el cuello, y cambié de posición colocándome más cerca. Cuando estaba a punto de terminar, me sujetó la mano.

-Ya que estás, ¿te importa hacerlo por toda la espalda?

Asentí, y tragué saliva.

Empecé a extender la crema hasta llegar al límite que me marcaba la cuerda de su bikini. Cuando estaba cogiendo más crema,asombrado, vi como se desabrochaba el bikini, y se tumbaba con cuidado de que no le viera nada. Seguí masajeando, y al apretar levemente, dio un apenas audible gemido de gusto.

Seguí bajando, y volví a cambiar de postura. La polla empezaba a hacer presión contra la redecilla del bañador, y no quería que se notara. Cuando llegué al final de la espalda, cometí una temeridad. Bajé a las piernas.

-¿Qué haces?

Mierda, ya la he cagado.

-Ahm... Perdona, pensé que... - Balbuceé

-Bueno, si quieres seguir, sigue, por mi encantada.

Joder, he salido airoso.

Bajé a la parte de atrás de la rodilla, y tras dar crema en los gemelos, me animé con los muslos. Al masajear los muslos, firmes, sin celulitis, básicamente perfectos, y tener la mano tan cerca de su sexo, me emocioné. Fui acercandome dando pequeños círculos, y cuando ya le rozaba la parte interior, rozando la tela del bikini, me lancé.

Directamente sobre su vagina. Con el dedo pulgar todavia en los muslos, pero rozando con tres dedos su coñito. Estaba empapada, y gemía con gusto. Aparté la tela del bikini, lo suficiente para poder 'chapotear' con un dedo entre sus humedades. Se dio la vuelta, sin sujetarse el bikini, y mientras se acercaba para besarme le vi sus pequeñas tetas. Los pezones estaban duros, y la aureola era chiquitita.

Me besó, con furia, jugando con mi lengua. Y acomodé la mano para poder penetrar a gusto. Con la palma, rozaba su vello púbico.

Cuando estaba metiéndola el segundo dedo, sin dejar de besarla, se separó para dar un breve gemido, y en vez de volver a besarme, me cogió la mano que tenía en su coño.

-Para, ¡para! - jadeó.

-¿Qué pasa? - Mientras rezaba que no pronunciara la palabra 'novio'.

  • Yo... Yo tengo novio.

Joder. Odio quedarme con el calentón.

  • Ah... - tampoco iba a pedirla perdón, ella había comenzado.

  • Asi que... no se puede enterar nadie de esto - me dijo con cara pícara.

Se levantó, se colocó a duras penas el bikini, y sin atarlo ni nada, me cogió la mano y me arrastró hacia los baños y el botiquín.

Una vez allí, cerré y encendí la luz, y comenzamos el juego de lenguas, mientras yo buscaba sus firmes pechos, y ella buscaba mi erecta polla.

Mordisqueé y succioné los pezones, alternando de uno a otro. Bajé hasta el ombligo y jugué con él. Continué, y bajé el bikini, dejando su coñito a la brasileña accesible. Abrió las piernas, y besé la parte interna del muslo, sin llegar a la vagina. Estuve como dos minutos así, besando, mordisqueando, y dando pequeños lametazos. Impaciente, me cogió la cabeza y me guió directa al clitoris diciendo

-Ya me tienes a punto, no te demores ahora que estoy tan cerca, ¡joder!

Estaba cachondísima, así que la tumbé sobre la camilla y comencé a lamerla el clitoris haciendo ochos a su alrededor. Ella gemía, y daba pequeños gritos. Cuando llegó al orgasmo, se contorsionó, se retorció y agarró las sabanas de la camilla con furia.

Se levantó con rabia, lujuria. Agarró mi bañador y tiró de los cordones para deshacer el nudo. Agarró mi pene, el cual ya me dolía de lo erecto que estaba, y empezó a pajear. Al minuto, acerco los labios y poco a poco empezó a metérsela en la boca. Puro placer.

Subía, y bajaba, con ritmo. Por momentos muy rápido, por momentos despacio pero muy profundo. Casi llegando a la campanilla. Y me miraba viciosa con esos grandes ojos verdes.

Me tumbé en la camilla, y tras unos minutos de seguir chupando, se montó encima. Estaba absolutamente empapada. Entró con una facilidad abismal. Se recostó sobre mí, y pude mordisquearle los pezones. Gritó de placer. Empezó un ritmo frenético, saltando sobre mi, moviendo las caderas como solo las expertas bailarinas saben hacer.

Al acercarla para volver a sus gloriosos pezones, puso el culo completamente en pompa, y mis manos, que estaban en él, se acercaron hacia el ano. Al rozarle la primera vez, dio un gritito, y me cogió la mano. Pensando que me iba a rechazar, quité la mano, pero la atrajo hacia sí, y la metió en su boca. Chupando y succionando el dedo como si de una polla se tratara, me puso burrísimo. Se lo sacó, se agachó y me susurró

-Aaaahora siii, que si no dueele - mientras no dejaba de trotar.

Fui acercando de nuevo la mano hasta su ojete, con el dedo un poco separado para no rozarla y perder la lubricación, y al llegar, tras un poco de presión, fui penetrándola con él.

Gritó, gritó como una condenada, pero gritó de placer. Aumentó el ritmo, hasta un punto en el que es humanamente imposible aguantar por más de cinco minutos seguidos.

Cuando llegó al orgasmo, me araño la espalda, aferrándose a mí, sin parar de saltar.

-¡Aaaaaah! ¡Dios! ¡Síiii!! ¡Que placer! - Bajó el ritmo hasta llegar a pararse. - ¿Te falta mucho?

-No, no demasiado, ¡no paaares!

Se levantó cuando yo todavía no había terminado

-¿¡Pero qué haces!? ¡No pares ahora!

-Ven, que terminaras en mi boca! No te has puesto condón y no tengo ninguna intención de quedarme preñada.

Obviamente no lo dudé un segundo, y me puse a su lado. Empezó a chuparmela con vicio, y me tomé la libertad de cogerla la cabeza y marcarla el ritmo. Cuando ya estaba a punto, le dije que más y más rápido, y mientras con una mano me pajeaba, con los labios alrededor de mi glande, me miró a los ojos.

Me corrí. Fue brutal. No ha habido, vez que mediante sexo o mastrubación haya sentido ese placer. Ella se lo tragó todo, y apenas le quedó una gota en la comisura de la boca.

-Joooooder! Que gusto!

  • A mi tambiën me ha encantado, socorrista.

'Socorrista'... No había caído en la cuenta de que no sabía ni su nombre.

  • Como te llamas, por cierto?

  • Jijij y me lo preguntas ahora? Me llamo Sofía.

Sofia. Dios. Digno de una diosa, digno de los más...

PLAS! Risas.

-Jaja agora yo, papi, agora yo! Yo quielo la pelota papi, ¡yo la quielo!

Miro a un lado y a otro. ¡Joder! Ha sido un sueño. Un puto sueño. Y estoy empalmadísimo. ¡Mierda!

Justo en ese momento, la veo acercarse, con su bikini verde, se sienta cerca de mí. Contesta a mi saludo con un 'buenas tardes a tí también'.

Pienso. Recuerdo. Alucino.

¿Habrà sido una premonición?


Mi primer relato. Espero que os guste. Agradezco críticas y comentarios.