Día de hotel (3)

Cenando en restaurante.

CUANDO POR FIN LE ROMPO EL CULO A MARIA (parte 4)

El taxi me para en la puerta del restaurante. Cuando me bajo de él y me aproximo a la puerta me miro en el cristal para ver que tal estoy. Llevo unos pantalones vaqueros acampanados de color negro desgastado muy ceñidos. Una camiseta de Armani roja la cual me queda muy ajustada, y un jersey rojo de cuello alto. Mi cara esta recién afeitada, y mi pelo en punta perfecto.

Entro en el restaurante, no es que sea uno de los mejores de la ciudad, pero si es lo suficientemente grande para que haya muchas mesas, y muchos camareros. Uno de ellos me dice que me siente en la mesa que quiera. Recorro con la mirada toda la sala y entonces la veo. Una chica preciosa. Con unos labios carnosos que me llaman, con el pelo negro cayéndola por la espalda. Lleva un vestido del mismo color que su pelo. Me dirijo en su dirección y me siento en otra mesa un poco hacia un lado y de cara a ella. La observo mientras elige que comer.

Cuando el camarero me trae la carta apenas me fijo en lo que pone. Solo sé que he pedido algo de carne y unos cogollos. Me pregunta que deseo beber y le digo que un reserva Ribera del Duero, uno de mis vinos preferidos. El camarero se va. En ningún momento la he quitado la vista de encima, su mirada se ha cruzado con la mía un par de veces, y en vez de apartar la mirada solo la he sonreído. Me traen el vino casi a la vez que a ella el primer plato, una ensalada mixta. Cuando me traen el primer plato decido centrarme en la comida.

De vez en cuando mi vista se dirige hacia ella, y me da la sensación de que me esta mirando de reojo. Cuando le traen el segundo veo que ha pedido un solomillo, pero que lo devuelve diciendo que esta muy poco hecho. Veo que esta bebiendo agua.

Cuando el camarero me trae el segundo (cabrito asado), le pregunto si me podría dejar un bolígrafo y un papel. El asiente y me los trae de la barra. Escribo en la hoja y vuelvo a llamar al camarero. Le pido que le lleve a la mesa una botella de vino coma la mía y que la de la nota. El camarero se me queda mirando pero lo hace.

La coloca una copa de vino en la mesa y la botella de vino. Ella le mira extrañada y le dice que no ha pedido nada. El camarero como única respuesta le entrega la nota y le dice de parte de quien es mientras la sirve una copa. Ella me mira, le sonrío, baja la mirada a la nota y lee. Llama con un gesto al camarero, este le presta un bolígrafo para que escriba algo en mi misma nota. Cuando acaba el camarero me trae la nota, su cara está seria, pero no puede contener una leve sonrisa. La miro, en sus labios se dibuja una sonrisa, baja la cabeza y sigue comiendo.

Cada vez que bebe un poco de vino me mira y me sonríe. No se si se ha dado cuenta o es que no la importa, pero la mitad de los camareros de la sala saben lo que ha pasado y nos miran entre sonrisas. Les veo cuchichear entre ellos mientras nos miran.

Antes de que termine el segundo plato vuelvo a llamar al camarero y le pido otra vez algo para escribir. Cuando termino le vuelvo a llamar y le digo que cuando ella pida el café también la ponga un vodka con naranja, pero con zumo de naranja natural, y que en ese momento le entregue la nota que he escrito.

Veo como se guarda la nota en un bolsillo y les dice al resto de los camareros que atienden esas mesas, que no toque nada de la mesa de la chica. Por el tiempo que se pega ablando con ellos me puedo imaginar que les está contando todo.

Todos los camareros de nuestra zona nos miran ya con descaro mientras sonríen, se lo están pasando bomba con la situación. Por fin llega el momento del café, cuando se lo trae el camarero, le sirve la copa que le había dicho y le da la nota. Ella me vuelve a mirar y lee la nota. El camarero le deja un bolígrafo y se va. Ella se toma el café sin tocar el bolígrafo. Cuando se lo termina lo coge y escribe algo.

El camarero me vuelve a traer la nota. Cuando termino de leerlo me levanto y me acerco a ella con la copa en la mano. Todos los camareros me están mirando. Siento como en mis mejillas se agolpa la sangre. Llego a su mesa y la sonrío. Me siento a su lado y cogiéndola de la mano se la beso. Nuestra conversación es amena, llena de sonrisas y carcajadas. Se que los camareros nos siguen mirando ahora de una forma aun mas descarada.

De pronto noto su mano acariciándome el muslo, subiendo muy despacio hasta llegar a mi entrepierna, la miro. Como única respuesta ella me sonríe y me sigue acariciando. Mi mano se desliza por su pierna hasta llegar a la parte baja de su vestido. En ese momento llega el camarero con la cuenta, brindándonos una pícara sonrisa. Saco la cartera sin mover mi mano de donde está y le digo que pago yo las dos cenas. Ella aprovecha para ir al lavabo, a lo que le respondo que yo también necesitaba ir, demasiado vino.

El camarero vuelve con las vueltas justo antes de que ella salga de la sala. Veo como la mira el culo para luego mirarme y sonreírme con gesto de:

Me levanto y voy al lavabo de caballeros. Me lavo la cara con agua fría y me mojo un poco el pelo. En ese momento la veo por el espejo. Asomando su cabeza tímidamente sin estar segura de si era yo. Cuando me giro y me ve sonríe y me invita a pasar al retrete. Justo cuando cerramos la puerta entra otra persona, asi que la hago sentarse en la taza y levantar los pies para que no se los vean. Ella sin importarla que nos escuchara alguien me desabrocha el pantalón y saca mi miembro erecto. Sin pensárselo se lo mete en la boca y empieza a darme unas chupadas deliciosas. Me parece que se ha levantado un poco el vestido y que se está masturbando mientras me la chupa, pero no estoy seguro. En ese momento nos volvemos a quedar solos en el servicio.

Coloca sus pies contra la puerta y las manos en la cisterna, y levantando la pelvis me deja su conejito a la altura para ser penetrado. No me lo pienso y de un golpe se la meto entera. Empiezo a moverme dentro de ella como un salvaje, mientras ella acompaña mis movimientos con su cuerpo para que la penetre hasta el fondo.

La sujeto por las nalgas y la alzo un poco más, ella aprovecha que yo la sujeto para enroscar sus piernas en mi cintura. Su conejito es delicioso, envuelve mi verga perfectamente, apretándola lo justo. De vez en cuando ella contrae la vagina dándome un mayor placer. Mis movimientos son bruscos y enérgicos. De pronto se encorva de golpe y empieza a temblar mientras contrae la vagina sin control. Cuando acaba de correrse se desmonta y empieza otra vez a chupármela hasta que me corro en su boca.

Salgo del servicio mirando haber si hay alguien para que ella pueda salir sin ser vista. Me dirijo a la entrada y espero a que ella llegue. Cuando la veo aparecer está completamente arreglada, se ha retocado el maquillaje y peinado un poco. Llamo al camarero que nos ha atendido y le doy un billete junto con la nota que nos habíamos estado pasando.

Nos montamos en un taxi y nos vamos. En el taxi la comento que había pasado muchísima vergüenza, pero que también me había excitado mucho.

Ella solo me responde que la había encantado, y me da las gracias por haber cumplido su fantasía. Volvemos a nuestro hotel y seguimos haciendo el amor toda la noche.

Me imagino que cuando el camarero leyó la nota se quedaría de piedra, puesto que lo único que ponía era como nos estabamos sintiendo en ese momento y que estabamos deseando hacerlo en el baño del restaurante.