Día de hotel (2)

Cuando por fin le rompo el culo a María (3).

Me desperté de golpe justo antes de correrme. Sentía una boca envolviendo mi verga, dándome lengüetadas mientras las últimas gotas de esperma abandonaban mis huevos. Cuando terminé de convulsionarme intenté bajar los brazos pero estaban atados, quise abrir los ojos pero estaban vendados. Entonces recordé que tras la sesión de sexo de unas horas antes María no me había desatado. No sabía cuantas horas habían pasado desde aquello, pero no podían ser muchas el cuerpo apenas se quejaba por la prolongación de esa incomoda posición, ni sentía en mis manos el hormigueo por falta de circulación.

  • Buenos días cariño, ¿has dormido bien? –

Si, aunque no es la posición más cómoda, pero la manera de despertarme ha sido fantástica-

Perdona se me había olvidado. Ahora mismo te desato. Es que cuando abrí los ojos me la encontré mirándome y tan durita que no pude resistirme –Su voz estaba llena de picardía

Siento como sus manos liberan a duras penas las ataduras que se habían apretado por los tirones en la anterior sesión. Por fin consigue soltar una y se centra en la otra. Yo aprovecho que tengo una mano libre y me quito la venda de mis ojos. Ahí estaba, con una pierna a cada lado de mi cuerpo, con su sexo a apenas dos palmos de mi rostro y sus senos bailando justo encima de mi cabeza. Lo único que me pasa por la mente es que ojalá despertara todos los días con esa visión. Por fin consigue liberarme el otro brazo y agacha la cabeza para mirarme. De la comisura de sus labios discurre un poco de esperma, dándola un aspecto de auténtica viciosa.

Ahora vuelvo- se levanta y se mete al baño cerrándolo con pestillo

Escucho como enciende la ducha y el agua golpea su cuerpo. Miro el cinturón del albornoz y el pañuelo, sonrío. Cojo un cigarro y lo enciendo, le doy una larga calada y decido ver un poco la tele. No echan nada, es sábado por la tarde y solo hay una película de mierda. Aun así decido verla pues no hay nada más. Al rato se abre la puerta del baño y aparece ella. Está completamente desnuda con el sexo recién depilado y con el pelo envuelto en una toalla. Se tumba a mi lado y me quita el cigarro.

¿Te gusta?- me dice abriéndose las piernas al máximo para enseñarme su conejito

Si, está precioso-

¿Sabes?-

¿Qué?-

Siempre había tenido la fantasía de atar a un chico-

¿Y que te ha parecido?-

Me ha encantado. ¿Por qué no intentamos cumplir todas nuestras fantasías este fin de semana?-

Me parece perfecto-

¿Qué fantasías tienes tu?- me pregunta mientras apoya la cabeza en sus manos

Una de ellas la cumplimos hace unas horas, luego me gustaría ver a una mujer masturbándose y.. , ahora mismo no sé, pero seguro que se me ocurre algo mas-

Hummm, nunca me lo he hecho delante de un chico, a mi me gustaría que me ligasen en un restaurante a partir de notas y luego montármelo en el baño del restaurante. Pero aun es pronto para cenar-

Se tumba a mi lado y lleva una de sus manos a su rajita, mientras con la otra se acaricia los senos. Yo por mi parte me tumbo a sus pies con mi cabeza a apenas diez centímetros de su entrepierna, para no perderme nada. Sus dedos juegan con los labios vaginales los cuales se van abriendo poco a poco por el placer que se está dando. Mis ojos están abiertos como platos, sin parpadear.

Sus manos suben hasta sus senos, los acarician y pellizcan. Sus ojos se cierran para asi poder olvidarse de mí y centrarse en el placer que se está dando. Vuelve a bajar las manos, con una mano se abre los labios y con la otra recorre su raja de una esquina a otra. Se penetra con dos dedos mientras con la otra mano empieza a acariciarse el clítoris. Mis ojos se abren aun más si cabe. No puedo resistirme y la beso las manos. Ella abre los ojos y me mira brindándome una sonrisa. La sonrío y sigo mirando como sus manos trabajan su sexo. Me sigue mirando mientras la observo, cada vez más mojada tanto por sus caricias como por mi forma de mirarla; con los ojos muy abiertos y cara de no poder aguantar más tiempo sin darla el placer yo mismo.

Comienzo otra vez a besarla, en esta ocasión lo hago directamente en su sexo, sacando un poco la lengua para lamerlo. Vamos alternando sus manos con mi boca, hasta que ya no aguanto más. La aparto las manos y comienzo a lamerla de forma desesperada. Mi cuerpo arde de deseo y ella lo sabe, por eso no me dice nada. Logra su primer orgasmo pocos segundos después de aprisionarme la cabeza con sus piernas. Cuando se relaja subo hasta su boca y la beso. Ella disfruta del sabor de mi boca mezclado con el de sus jugos.

Nos separamos un poco y con una sonrisa me dice:

¿Sabes? Me encanto cuando me besabas las manos.-

Lo siento, no pude resistirme. Creo que soy incapaz de mirarte sin hacer nada.-

No importa, pero déjame que ahora te ayude yo-

Me tumba en la cama y desciende hasta mi rabo, el cual está completamente duro por lo que había estado presenciando. Lo agarra con una mano del tronco y me empieza a besar la punta con esos carnosos labios que tiene. Muy despacio se va tragando la punta hasta que esta desaparece dentro de su boca. Empieza a mover la lengua lamiéndome el glande y provocándome un placer delicioso. Su cabeza empieza a subir y a bajar engullendo cada vez más carne hasta que mi rabo desaparece completamente dentro de su boca. Sus labios acarician la base quedándose asi unos segundos durante los cuales la observo para ver como intenta sacar la lengua y lamerme los huevos. Desgraciadamente no lo consigue.

Desiste y sigue chupando, centrándose otra vez en la punta durante un rato, para comenzar otra vez a sacársela y metérsela entera en la boca, como sabe que me encanta. Me siento en el paraíso. Cierro los ojos y disfruto del momento, intento sentir al máximo su lengua. Al rato siento que me voy a correr. Cuando el primer chorro la golpea la garganta engulle todo el rabo hasta que casi la golpea la campanilla. Con cada nuevo espasmo mi verga golpea contra su garganta mejorando un placer que creía imposible de aumentar.

Se traga todo, y se tumba a mi lado escuchando como mi respiración se normaliza. De pronto me mira y sonriendo me dice.

Tengo hambre, ¿no te apetece ir a un restaurante?- su voz esta llena de picardía

Pues no mucha, no tengo mucha hambre asi que igual me ligo a alguna chica que esté cenando-

Nos reímos los dos y decidimos ducharnos para ir a cenar, una cena que prometía ser interesante.