Dia de cine

Dominación y uso de mi propiedad en un cine porno. La comparto con los presentes para poner a prueba su nivel de depravación. Fetichismo y exhibicionismo para degenerados como nosotros.

DIA DE CINE

(Narra el Propietario)

Como estamos emocionados y salidos desde que hablamos con Carlos y nos dimos cuenta que una de nuestras fantasías tenía posibilidades de llevarse a cabo, me vengo arriba y un viernes antes de acostarnos te comento que ese finde he decidido que iremos al cine.

La idea te parece bien.

Entonces te explico que no vamos a ir a ver una peli como cualquier otra de las veces que hemos ido al cine. No.

Esta vez te voy a llevar a un cine porno.

Vestida como yo te diga, y para hacer lo que me salga de los cojones.

Y entonces la idea pasa de "bien" a "encharcada como una puta perra..."

Al día siguiente nos levantamos y nos duchamos. Cuando sales de la ducha tienes tu ropa preparada en la cama. La he elegido exactamente cómo vas a ir vestida.

Falda de cuadros, camiseta fina que permite sacarte las tetas sin hacer demasiada fuerza, unas bragas de algodón de las que me gustan, calcetines largos por encima de la rodilla y unas deportivas azul celeste.

Te vistes entre nerviosa y cachonda.

Salimos y vamos a Tirso de Molina, donde está el cine porno.

Son las 13:30 del mediodía.

Antes de entrar nos tomamos un par de botellines en un bar cercano a la entrada del cine. Al llegar te digo que esperes en la puerta mientras pillo las entradas.

Mientras esperas ves pasar a varios tíos de entre 40 y 50, alguna que otra pareja, y poco más. Estás ahí inmóvil esperando como te he ordenado, y has notado la mirada de todos y cada uno de los pervertidos que han pasado a tu lado salivando al verte. Casi podías oírles pensar "carne fresca...".

Sientes que te agarro de la nuca con una mano y te empujo hacia dentro con muy poca delicadeza.

El cine tiene tres salas.

Pequeñas, sucias y con las butacas muy viejas.

No nos guiamos por la película para decidir en cuál entrar. Entramos en la que más gente hay.

La sala es tan pequeña y tiene tan pocas butacas que con 10 o 12 personas, ya resulta imposible dejar tres o cuatro butacas vacías de distancia del pervertido más próximo.

Te siento en la fila más o menos central, yo en la última butaca de la derecha y tú en la butaca de mi lado.

La película está bastante alta. Solo se oyen gemidos de las actrices de la gran pantalla.

Me pongo cómodo y te separo las rodillas para que empieces a estar en tu posición.

No miras directamente, pero sabes que tienes un tío en la fila de delante tuya, en nuestra misma fila, dos butacas más allá hay una pareja de unos 45 años que notas como te miran, y en la fila de detrás nuestra hay dos tíos más, que además ya estaban haciéndose una paja cuando te he sentado en tu butaca.

Miro la película tranquilamente, y tú no puedes evitar darte cuenta de que la pareja se han levantado para acercarse y sentarse justo a nuestro lado.

No les miras, pero notas que ellos a ti sí.

El tío de la fila de delante se ha puesto de rodillas en su butaca en sentido contrario a la pantalla.

Tiene un espectáculo bastante mejor para machacársela, evidentemente...

Te mira fijamente a tu entrepierna, y notas como su hombro derecho se mueve acompasadamente.

Bajas la mirada, en un intento de no cruzar la mirada con el, pero te cojo del cuello, y te obligo a hacerlo. Aprieto fuerte. Al tío le gusta lo que ve y acelera el ritmo de su hombro.

Ya no te mira el coño. Te mira a la cara y sigue a lo suyo.

Con una mano te saco las tetas para darle un buen espectáculo.

Entonces notas que me he acercado a tu cara y oyes mi voz:

— Abre la boca y deja la lengua fuera puta...

Obedeces y yo te lo agradezco escupiéndote en la cara.

Intentas no cerrar la boca, pero instintivamente has cerrado los ojos y has metido la lengua.

Notas que no me ha sentado muy bien, porque aprieto más fuerte todavía tu cuello. Eso te hace rectificar inmediatamente, pero es tarde.

Te doy dos bofetadas en las tetas.

El dolor te recorre el cuerpo como una descarga eléctrica.

Una descarga eléctrica que termina en tu coño.

Te digo "a ver si ahora te estás quieta puta..." Y te vuelvo a escupir en la cara.

Esta vez no pestañeas y dejar que mi saliva resbale por tu cara hasta notar que te cae en tus enrojecidas tetas.

Ahora si entras en tu posición.

Orgullosa de que tu propietario te esté usando como un puto trozo de carne para que unos pervertidos se la machaquen mirándote. Eres un objeto. No importas más allá de ser usada.

Y por tu cabeza solo pasa un deseo que se repite una y otra vez...

"Más..."


(Narra el objeto)

Toda esta situación me incomoda y si no fuese el antro oscuro que es, todos verían que tengo las mejillas rojas de pura vergüenza.

Incomprensiblemente, estoy muy cachonda, me noto el coño hinchado y empapado y lo único en lo que acierto a pensar, es en cuanto te gusta verme así de zorra.

Mientras me obligas a mirar al pajero pervertido de la fila de delante, echo un vistazo rápido a tu polla, justo a tiempo de poder ver, cómo tu mano libre agarra firmemente el gran bulto que se marca en tus pantalones. Y como si de un puto interruptor se tratase, vacía mi mente de inseguridades y prejuicios.

Estoy lista para cualquier cosa que se te antoje porque solo tú me haces sentir tan puta, tan degenerada... ahora solo deseo obedecer a mi Dueño y complacer a Su Polla.

Te percatas rápidamente, porque la cara de zorra que se me pone, sin duda, me delata, sabes que tienes carta blanca, que es ahora cuando comienza el juego de verdad y mueves ficha.

Me das una hostia que me gira la cara, ni siquiera la he visto venir, pero de inmediato, una ola de humedad rompe en mi coño y te doy las gracias por ello.

— De nada zorra — me dices.

Pero me enganchas del pelo y de un tirón me acercas a tu boca y hablando casi sobre mi cara me dices:

— Donde coño está tu educación, eh?

También deberías ser considerada con el caballero que te está usando para machacársela, no crees puta?

Por tu bien, espero que estés a la altura de las circunstancias y que le demuestres tu agradecimiento de un modo consecuente.

No me gustaría tener que castigarte tan pronto.

— Descuide Propietario

Y sin dudar un instante me levanto y me acerco al pajero.

— Buenas noches Sr., mi Dueño desea que le de las gracias por usar a su puta, ya que el hecho de que se pajee mirándome me ha hecho sentir tan sucia y tan zorra que los jugos del coño me chorrean por los muslos.

Entonces, abro las piernas y me paso dos dedos por la raja del coño, recogiendo con ellos todo el flujo que puedo y le pongo la mano frente a la cara.

El tipo me agarra de la muñeca con la mano húmeda por sus propios fluidos, se la acerca a la nariz y me olisquea los dedos.

— sniff, sniff... mmmm... Joder, me encanta el olor a perversión de tu conejito.

Toma, chúpate los dedos perra, disfruta tú también, llénate la boca con el sabor de tu propia depravación...

Me lleva mi propia mano hasta la boca y como si fuese la mano inerte de una muñeca, la pasea por todo el interior obligándome a lamer mis dedos hasta que el sabor a sexo me invadió por completo.

— Ves? Ahora la boca también te huele a coño, así no es más que otro agujero con olor a sexo.

Por la expresión de su cara intuyo que está a punto de correrse, entonces, me cojo las tetas con las dos manos y las pongo sobre el respaldo de su butaca.

— Le ofrezco mis tetas por si le apetece correrse sobre ellas caballero, me haría muy feliz salir de este cine chorreando semen por todos lados, sintiendo que he sido una zorra útil para todos los que están en esta sala y siendo el orgullo de mi Dueño.

De repente te noto detrás mío, apretando tu polla contra mi culo, respirándome, diciéndome al oído:

— Muy bien receptáculo, voy a abrirte la boca con las manos para que te babees las tetas mientras este tío se te corre por encima, ok?... igual hasta tienes suerte y te cae algo de semen en lengua.

El primer chorro me da en la cara, noto como me resbala por la barbilla, mezclándose con mi saliva, cayéndome ya frío por las tetas...


(Narra el Propietario)

El pervertido se termina de correr sobre tus tetas ofrecidas para ello, y mientras te he obligado a mirar como el primer desconocido del cine te ha usado.

Se limpia los restos que le quedan en la polla con su mano y se la limpia restregándola por tu cara.

Se la guarda y se da la vuelta para seguir viendo la película.

No oyes ningún tipo de agradecimiento por su parte. Y no te molesta.

Porque sabes que nadie le da las gracias a lo que sea que usa para masturbarse.

Comprendes que tu labor hoy aquí es de simple herramienta.

Quieres ver a tu dueño contento contigo.

Cueste lo que cueste.

Te suelto la boca y me aparto un poco para disfrutar de la visión.

Estas abierta de piernas con las tetas llenas de semen y saliva, y de tu barbilla cuelgan hilos de lo mismo.

Te digo que me mires.

Giras tu cabeza hacia mi.

Te miro fijamente mientras me froto la polla por encima del pantalón.

Estas preciosa con la cara goteando fluidos.

Pero no hemos hecho más que empezar y lo sabes.

Y lo esperas. Lo necesitas. Desesperadamente callas mientras la espera te mata...

Entonces intentas hablarme, y al instante te das cuenta de que ha sido un error que vas a lamentar.

— Propietario, me gust...

Te callo de una ostia de las que sabes que te doy cuando te has descuidado.

De las que duelen.

No de las que te ponen cachonda.

Te agarro tan fuerte del cuello que la estrangulación te impide respirar lo más mínimo.

Espero pacientemente sin dejar de apretar tu cuello hasta que veo que tus ojos empiezan a ponerse en blanco.

— He pedido una puta que hable maldita zorra? Eh? Lo he pedido? Cuando quiera que le des otro uso a tu boca que no sea el de ser un puto agujero, te mandaré un e-mail cerda. Ha quedado meridianamente claro puta insolente de los cojones?

Balbuceas un si lo mejor que puedes.

Te suelto apartándote con mala ostia.

Te llevas instintivamente la mano a tu cuello en un inútil intento de calmar el dolor y toses para recuperar el oxigeno que te he impedido respirar.

— Vuelve a ponerte en tu sitio puta, que aquí no hemos acabado todavía...

No me miras. Ni siquiera asientes con la cabeza. De manera mecánica vuelves a poner la espalda recta en tu butaca, abres las piernas y apoyas tus manos en tus muslos con las palmas hacia arriba.

Toda esta escena ha debido de gustarle a los dos tíos de la fila de atrás, porque oyes que me llaman para hablar conmigo...

— Oye tío, escucha... Tienes muy bien enseñada a esta guarra. Podemos corrernos en sus tetas como ha hecho ese otro nosotros también?

— En sus tetas no, yo os diré dónde a cada uno, lo haréis por turnos, y además os va a costar pasta, os vale?

— Joder tío... Y cuanto nos va a cobrar la zorra?

— La zorra no, yo os voy a cobrar. Cinco euros cada uno. Te parece un buen precio puta?

Sabes que estoy poniéndote a prueba y que como abras la boca, da igual la respuesta, volveré a cruzarte la cara.

Pero esta vez no vas a caer.

Sientes una punzada en la columna.

Es tu orgullo negándose a gritos.

Pero no mueves ni un músculo.

Si tú propietario ha decidido castigar tu error de antes así, lo asumirás.

— Vale tío, toma mis cinco pavos...

El tío salta por encima de las butacas y se planta de pie delante de ti.

Su polla queda a la altura de tus ojos, y ves el brillo de las gotas en la punta de llevar un rato machacándosela.

Te hipnotiza esa visión.

— Vale, tú te puedes correr en sus muslos. Puta cierra las piernas...

Obedeces sin apartar la vista de esa polla que está a punto de correrse encima de ti.

No te importa. Ya no. Has cruzado el umbral y estas salida como un animal.

Tú no te das cuenta claro, porque estas absorta mirando la polla que está a 30 cms. de ti, pero estás apretando y relajando los muslos inconscientemente, salida perdida...

Te agarro del cuello y te acerco la cara a la palpitante polla que está a punto de reventar...

— Te gusta ser útil verdad puta? Este caballero de aquí ha pagado 5 euros para vaciar sus cojones en ti. No permitirás que se vaya descontento por el servicio no? Demuestra tu educación zorra...

Alzas la mirada hacia la cara del pervertido y le súplicas...

— Por favor, úseme para correrse, se lo suplico. Por favor...

Y sacas la lengua, poniendo tu mejor cara de zorra.

Aprovecho para escupirte en la cara y para decirte que lo estás haciendo muy bien.

Al mismo tiempo que mi saliva resbala por tu mejilla, la polla del desconocido empieza a soltar chorros abundantes en tus piernas. Notas el esperma caliente en tu piel. Ya no distingues si es su corrida o es tu coño lo que está caliente.

Y no importa.

El tío termina de correrse y le digo que deje sitio al otro, que no tenemos todo el día.

El siguiente ocupa su lugar.

— Puta, pon las manos juntas. Este se va a correr en tus manos, y como se te caiga una sola gota, llorarás sangre... Entendido?

Tu manera de demostrarme que lo has entendido es poniendo las manos en forma de cuenco a la altura de la polla que tienes delante. Al abrir las piernas para poder acercarte, notas el líquido caliente del anterior resbalándote por las piernas y los gemelos. Te encanta. Te sientes tan degenerada que no piensas. Solo obedeces.

Y notas mi mirada orgullosa clavada en ti…

Recoges en tus manos toda la abundante corrida que esperabas y dejas que el degenerado se limpie las últimas gotas en tu ropa. Me miras buscando mi aprobación y la obtienes claro. Solo por la forma que te miro sabes que debes hacer. Empiezas a lamer como una perra el cuenco que hacen tus manos. Sientes una mezcla de orgullo, asco, excitación pero sobre todo, satisfacción de hacer feliz a tu propietario.

Parece que la escena llama poderosamente la atención de la pareja que formaba parte del público, porque se han acercado hasta la butaca contigua a la que estás para ver mejor y no perder detalle.

Son una pareja algo más joven que nosotros. El, alto y corpulento, y la zorra que trae más bajita que tú, con el pelo tan corto que casi parece militar, ambos vestidos con vaqueros y camiseta, en la de la zorra pone "happy when makes me useful". Muy apropiado supongo...

El está sentado con una pierna en el reposa brazos de la butaca, y tiene a su puta de rodillas en el suelo a su lado. Ella tiene una mano en la polla de el, haciéndole una paja, y la otra dentro de sus vaqueros desabrochados, trabajándose el coño.

Y ninguno de los dos aparta la vista de cómo estas dejando vacías tus manos de la corrida del último pervertido...

Me dirijo a él y le digo:

— Oye, veo que tú has venido con su propia zorra. Bien hecho. Pero como creo que sois los últimos que quedáis por satisfacer, mi puta os dará un buen espectáculo...

Y agarrándote del cuello por la nuca te digo:

— Verdad puta? Vamos, diles que les darás un buen espectáculo...

Sientes que una descarga eléctrica te recorre la columna vertebral al oír lo que acabo de decirte y, como un autómata, dejas de lamerte las manos y mirándoles dices:

— Mi dueño desea que su puta se degrade también para vosotros, y así será. Gracias por usarme...

Una fugaz mirada a mi entrepierna confirma lo que esperabas, que mi polla esta dura como una roca al oír tus palabras y el orgullo vuelve a invadirte por completo.

Abres las piernas para ofrecer una buena vista de tus bragas encharcadas y pones tus manos en tus muslos con las palmas hacia arriba, esperando instrucciones de tu dueño.

— Muy bien cerda, esa es la actitud que me enorgullece de mi propiedad. Vamos a enseñarles cómo se trabaja la garganta una puta como usted, ha quedado claro? Quiero que les enseñe que ni pestañea cuando se provoca las arcadas puta, vamos...

Y notas que mi mano que está cogiendo tu nuca te sujeta con más fuerza y te acerca un poco más al cabron que tienes justo enfrente. Te sientes como una marioneta. Y, sin poder remediarlo, notas palpitar tu coño por ello.

Llevas una mano a tu boca y metes tres dedos hasta el fondo. No los mueves. Solo los dejas ahí hasta que tu cuerpo se arquea por la primera arcada. No cierras ni los ojos. Aguantas. Porque tu dueño te ha enseñado a que debes aguantar. Y ahora con más razón aún. No quieres dejar en evidencia a tu propietario delante de nadie. Otra arcada más y te mantienes en tu sitio. Y otra más. Notas una lagrima recorrer tu cara pero aguantas sin rechistar. Los ojos del pervertido se iluminan al verlo. Su zorra aumenta el ritmo de sus dos manos. Antes de la siguiente arcada, sacas lentamente los dedos de tu garganta y una cantidad respetable de saliva te resbala por la comisura de los labios y te cae en las tetas.

Coges aire sin dejar de mirar la cara del cerdo que tiene los ojos clavados en las babas que acarician tus tetas. Te encanta lo sumamente puta que te estoy haciendo sentir. Ya no piensas. Solo sientes. Vuelves a follarte la boca, esta vez si mueves la mano, dentro y fuera, provocando una sinfonía de chapoteo en tu boca. La saliva te sale a borbotones cada vez que metes y sacas tu mano de tu tráquea.

— Ayuda a mi puta a tener las tetas mas encharcadas joder... A qué esperas para escupirle tu también?

Al oír eso tu coño casi da palmas de lo perra que te pone la situación. Sigues trabajando tu garganta mientras ves al tío de enfrente tuya como te escupe en las tetas. Sonríe al hacerlo. Mira a su pajillera y le hace señas de que lo haga también. Su objeto te escupe en el pecho sin dejar de mover ninguna de sus dos manos. Te sientes sucia y usada, pero eso no va a detenerte. No hasta que tu dueño te ordene lo contrario.

— Ve que bien puta? Ve lo útil que está siendo hoy? Venga, vamos a ayudarles un poco más... Quítese las bragas y déselas. Seguro que este caballero las aprovecha...

Ni siquiera te planteas la orden. Levantas ligeramente el culo de la butaca. Lo justo para poder quitarte las bragas. Alargas tu brazo con ellas en tu mano y se las ofreces al tío que no deja de mirarte y relamerse. Pero no las coge. Le hace un gesto a su zorra para que sea ella quien las coja de tu mano. Eso te desconcierta. Pero estás tan salida que no puedes diferenciar entre lo poco que te gusta ver a esa zorra coger tus bragas de tu mano lentamente, casi recreándose en ello, rozando deliberadamente tus dedos al hacerlo, y lo exageradamente cerda y degenerada que te sientes. Y al ver mi cara de salido en ese momento, no te importa que sientes más.

La escena es legendaria. Eres perfecta para mí y, aún así, siempre consigues superar mis expectativas más optimistas.

La zorra pajillera que está de rodillas sigue machacándosela a su dueño, mientras se lleva tus bragas a la cara y aspira profundamente. Notas un pequeño temblor en sus piernas. Dudas de cuál de las dos está más en éxtasis ahora mismo. Y no sin razón.

Sin mirarse entre ellos siquiera, la zorra que tiene tus bragas encharcadas en la mano, las aleja de su cara para llevarlas a la cara de su propietario. Y se limita a sujetarlas ahí mientras con la otra mano sigue con su labor de pajear a su dueño.

Deseas con todas tus fuerzas que te folle el coño. Con lo que sea. Con quien sea. Como sea. Estás tan fuera de ti que estás a punto de perder el conocimiento. Pero sabes que tus deseos no son una prioridad. Eres el divertimento depravado de tu propietario y estas agradecida por su esfuerzo en degradarte. Disfrutas cuando te usa. Eres suya y él es tuyo. No necesitas más. Y sabes que él tampoco. Y sientes que rozas el paraíso. Te lo has ganado. Y te recreas en cada minúsculo detalle...

Ves como el cabrón que está con tus bragas encharcadas en la cara está a punto de reventar. Tiene los ojos inyectados en rabia y excitación. Te das cuenta que no ha mirado siquiera a su objeto ni una sola vez. Y no has notado en ella ni un ápice de malestar por ello. Sabe su posición. No la cuestiona. Obedece. Como debe ser. Yo también me doy cuenta de que está a punto de correrse. Le digo:

— Córrete en las bragas de mi puta si quieres, así tendrá algo que llevarse a la boca cuando te haya sido útil...

El cabrón sonríe y le dice a su puta que ponga tus bragas delante de su polla para hacerme caso y correrse en ellas. Le ha gustado la idea. Su zorra se las lleva a la boca y lame lentamente tus bragas antes de hacerlo. Esa hija de puta también te usa. Te mareas al verlo. Después de saborear tus bragas, las pone en su mano y aumenta el ritmo de la paja para conseguir ordeñar a su propietario. La escena te pone mucho más de lo que imaginabas y no puedes apartar la mirada de la polla de ese cerdo que está a punto de correrse en tus bragas. Te relames. Gimes como una perra. Quieres que se corra ya. Te desesperas. Los segundos parecen siglos. Los siglos, eones. No puedes más. Necesitas lamer tus bragas ya. Vamos hijo de puta. Córrete de una vez joder. Vamos...

Y por fin empiezas a ver borbotones de esperma cayendo en tus ya maltrechas bragas. Cada chorro parece que sale a cámara lenta. La zorra exprime hasta la ultima gota y termina usando tus bragas como un trapo para limpiarle la polla a su propietario. Estira el brazo y te las ofrece. Me miras buscando mi aprobación. Y mirándote a los ojos te susurro:

— Lame puta. Te lo has ganado.

Y te lanzas a por tus bragas. Te las pasas por la lengua como un animal desesperado. Con la otra mano te follas el coño y empiezas a correrte casi al instante de notar el sabor de tus bragas. Es embriagador.

Yo no puedo más y me termino de pajear al lado de tu cara y notas mi esperma caliente resbalar por tus mejillas y caer por tu barbilla en tus tetas mientras lames tus bragas hechas un puto trapo. Te corres. Violentamente. Y al hacerlo sientes como te aplastas contra el techo del paraíso. Eres una diosa. Más que una diosa. Lo eres todo. Absolutamente todo. Y en ese momento sabes que nada puede estar por encima de ti.

Nada.

Eres perfecta.