Día de caza (Bambi Hunter)
Dos amigos, una chica, dos rifles de paintball y una apuesta. El ganador tendrá a la chihca por una semana. Basado en la historia de Bambi Hunter, una leyenda urbana, aun no comprobada.
Día de caza
Primera Parte
La pintura resbala por mi cuerpo desnudo, aun no quiero saber el color. Si la pintura es verde, deberé obedecer a Ángel una semana. ¡Todo por un estúpido juego! ¿Cómo me metí en esto?
El jueves pasado por la noche, me quedé con Óscar, mi novio. Hicimos el amor y follamos en tandas iguales durante la noche. Amanecimos desnudos y satisfechos. Aun en la cama hacíamos planes para el fin de semana.
- ¿Qué haremos este fin de semana, cielo?-le dije.
- Este fin de semana, me iré con Ángel de caza, creo que te lo había dicho, mi niña, -dijo Óscar besando mi boca, para no escuchar mis quejas
- ¿Con Ángel? ¿De caza?- le dije, a penas separó su boca
- Mi vida, hace meses que anda con lo mismo, ya sabes cómo es de monotemático, he intentado sacarle el cuerpo, pero ya reservó la cabaña ¿Me pensarás?- dijo poniendo ojos de borrego degollado.
- Uhmm, si prefieres estar sólo con Ángel en una cabaña en lugar de estar conmigo, -dije con voz mimosa, mientras bajaba mi mano por su torso.
- Jijiji, preferiría tenerte a ti, mil veces en esa cabaña, créeme, pero
- ¿Y si voy con ustedes? Dije cortándole la palabra.
- No creo que Ángel ponga problemas dijo Óscar
- Llamémoslo y veamos qué piensa. le dije entusiasmada.
Bien sabía que Ángel no despreciaría la idea de tenerme cerca en realidad, hace cualquier cosa por estar cerca de mí, más que cerca, dentro. La verdad, es que mi relación con Ángel era tormentosa, la manteníamos en secreto de Óscar, aunque con más frecuencia de la confesable, Ángel obtenía de mí, y sin problemas, favores que me llevaban más allá de la infidelidad.
Y aunque Óscar se hacía el inocente, algo tenía claro el juego entre Ángel y yo lo excitaba y prefería jugar con la idea morbosa de sospechar que algo sucedía, en lugar de aclarar sus dudas.
El viernes por la tarde, partimos juntos, Óscar y yo en la camioneta y Ángel detrás en su auto. Al llegar a la cabaña ya casi anochecía, arreglamos rápido las habitaciones y la cocina, sacamos los trapos polvorientos que cubrían los muebles y sacudimos un poco el polvo de las habitaciones.
La tensión sexual entre Ángel y yo, la sentía desde su saludo. Me besó donde la mejilla se une con la boca, dejándome sentir su lengua y remató diciendo: -¿Soportarás la excitación de follar con tu novio sabiendo que te escucho?
Nada más escucharlo, hacía que mi sexo diera un saltó, la imagen morbosa de entregarme a Óscar, a sólo dos pasos de la habitación de mi amante era mucho más de lo que podía imaginar. Mientras limpiábamos, Ángel no perdía la oportunidad de rozarme, mientras Óscar disimulaba, fingiendo no enterarse
-Es que Ángel me tiene manía, Cielo.-Le dije en voz alta a Óscar, mientras Ángel, sujetaba la escoba desde mi espalda, abrazándome.
¿Manía?, Cabrona, lo que tengo son ganas de follarte, aquí mismo y que se entere el capullo quién te calza bien. Me dijo Ángel al oído.
No empecéis como perros y gatos, vinimos a divertirnos, -dijo Óscar con voz conciliadora.
Una vez instalados y un poco cansados de la faena de limpiar la casa, decidimos sentarnos fuera de la cabaña la vista era espectacular. El lago al fondo, el pequeño muelle, las canoas, era un pequeño paraíso montañoso, con un clima fresco a pesar del verano.
Hicimos una fogata, y nos sentamos como buenos compañeros en torno al fuego. Normalmente, soy muy cariñosa y cachonda con Óscar y en esta oportunidad aun más, dada la presencia de Ángel, flirteaba con ambos, pero los premios y las caricias eran para Óscar. El juego nos calentaba a los tres, por lo que dejé a los chicos en la fogata y entré a la cabaña para ir al aseo y constatar mi humedad, mi excitación. Estaba empapada.
Se me ocurrió entonces quitarme el brasier, dejando mis senos libres debajo de la camiseta de tiritas. Decidí dejarme el tanga y bajar un poco la cintura del short, para que se notara la delgada tira. Al salir del servicio me encontré con Ángel. Sin mediar palabra, me plantó un morreo, mientras bebía desesperado mi boca, sus manos buscaban aprisionar mis senos. Tomó uno, apretó el pezón, hasta el límite del placer y el dolor. Gemí y mordí sus labios para que me soltara entonces, me susurró al oído: - Eres un putita deliciosa, me encanta cómo se marcan tus pezones con esa blusa Lo miré con malicia y me retiré.
Ambigua, coqueta a más no poder, con mis dos chicos, decidí continuar provocando a Ángel mientras ponía cachondo a Óscar.
Me senté entre las piernas de Óscar, y lo besé sintiendo el sabor a ron en su saliva. Tomé una de sus manos y la llevé a mi pecho. mmm, sabía por el bamboleo de tus senos que no tenias nada debajo ujmm tus tetas son la leche,-me decía al oído.
Su otra mano descendió a mis caderas para buscar la liga de mi braga, me presionó el coño halando del hilo, haciéndome gemir. Sin darnos cuenta, Ángel ya estaba frente a nosotros, con dos nuevos tragos de ron. Su mirada me excitaba, era penetrante, cómo si me dijera: - vaya guarra estás hecha, pedazo de puta has resultado, allí con tu novio y acabas de enrollarte con su amigo.
-Si lo hubieran dicho, no acepto que vengas si lo que quieren es estar solos acotó en tono resentido, mejor me retiro o comparte
-Hombre Ángel, no es para tanto, le dije, sólo nos dábamos un besito, dije y volví a besar a Oscar, viendo de reojo a Ángel, que movía la boca, diciéndome puta.
-Propongo un juego dijo Oscar.
-Poker de prendas, dijo Ángel con ironía.
-Verdad o reto, -dije yo. Y la propuesta resultaba tentadora para los tres tan empeñados como estábamos en guardar secretos. Ninguno de los tres puede decir la verdad siempre.
Lancé la primera pregunta, ¿compartirías tu novia con otro? Óscar apenas pudo responder:
-Solo si ella lo pidiera, - y lanzó su pregunta. Para ti Ángel, ¿te gusta mi novia?
-Habría que estar muerto para no gustar de ella. Para la novia de mi mejor amigo: -¿qué te ha puesto tan caliente?
No podía responder que no estaba caliente, mis pezones me delataban y de haber más luz, también la humedad de mi entrepierna. Pero cómo decir que ambos me ponían, que el hecho de coquetearles me tenía más salida que un balcón de feria. RETO, anuncié.
-Tu reto será quitarte la blusa, Ceci. Dijo Ángel sin levantar la mirada.
-Hijo de puta dijimos casi al tiempo Óscar y yo.
-Vamos, chicos es sólo un juego, respondió.
-Va mi pregunta para ti, dije llevando mis manos al borde de la blusa y dejando ver primero mi vientre y luego mi pecho, dos masas rotundas coronadas con un par de pezones duros a reventar. Saqué la blusa y dije: -¿te has follado a alguna novia de Óscar? Verdad o reto. Sabía que no respondería, era parte de nuestro trato y no se lo tiraría en un juego.
-Reto respondió sin protestar.
- tu reto es ponerte de pie y quitarte el bermuda dije sonriendo, sabía que dejaría en evidencia su erección. El juego se ponía interesante y apuré un trago de ron, no por el frío sino por el triunfo, uno grande y erecto, por lo que podía ver.
-Mi pregunta va -dijo haciendo una pausa- para Óscar, recuerdas a la putita que compartimos el otro día, ¿dinos si sabes quién es?
Yo tragué grueso, porque bien sabía que Ángel hablaba de mí y la vez que descubrí que me compartió con Óscar y ni Óscar, ni Ángel sabían que yo lo sabía.
-Reto, cabrón.
-Tu reto será dedicarme un poema de amor, y soltó una carcajada ja, ja, ja.
-Mi pregunta para ti, ¿dime quien era la putita de aquella noche?
-Reto, cariño, dijo Ángel.
- Para Ceci, quien te partió el culo por primera vez
Mientras Ceci responde, tu reto Ángel es quitar los residuos de ron, del cuerpo de Ceci, con la lengua sin tocarla.
-Un cabrón, ese fue quién me partió el culo, dije cabreada por el reto que le había puesto Óscar a Ángel, ya bastante excitada estaba como para este tipo de caricias, y conociendo a Ángel, bien sabía que me podría peor.
-Hombre, gracias, que reto más suculento. Mi pregunta para ti, capullo, ¿te gustaría que me follara a tu novia?
- Reto
Mientras, Ángel se acercaba con las manos a la espalda, me miraba a los ojos de manera morbosa, y muy al contrario de lo que yo esperaba, comenzó lamiendo mi vientre, mientras sus ojos se entornaban para ver mi cara de sorpresa de excitación. Lamió con parsimonia todo mi vientre, llegó a mis senos, los lamió chupó mi pezón y ante mi protesta, dijo-mmm sabe a ron, cielito. Subió lento por mi cuello, erizando mi cuerpo por completo y aumentando mi humedad y calentura a tal punto que cuando lamió mis labios, su lengua en mi boca casi me hizo correrme. Óscar que observaba la escena, estaba más salido que molesto, me escudriñaba la mirada tratando de adivinarme llevada por el deseo, el deseo de una polla, la suya, la de Ángel, una polla.
Cuando Ángel acabó de lamerme, dejándome frita, le dijo a Óscar:
-Desvístete y lánzate al lago ese es tu reto. Al desvestirse, la erección rotunda de Óscar quedó a nuestra vista.
Óscar se lanzó al frío lago desde el muelle y Ángel me retuvo por la cintura mientras me decía: te excitó correrte delante de tu novio, o que fuera yo quien te hacía correrte o saberte tan puta para calentarnos a los dos y llevarnos salidos toda la noche, preciosa
Cuando pude corrí y me quité lo que me quedaba de ropa y me lancé al lago con Óscar. Fue rico sentirlo por debajo del agua y encontrarme con su cuerpo. A pesar del frío su erección era más que notoria. Nos abrazamos y nos besamos, abracé con mis piernas su cintura y sentí la fuerza de su ariete cerca de mi sexo. En eso Ángel dijo desde el muelle pregunta preciosa ¿o se acabó el juego?
Queriendo librarme de Ángel para seguir con Óscar, le dije: ¿qué van a cazar mañana?
-A ti preciosa, ¿Óscar no te lo ha dicho?
Me giré hacia él, en tono de reclamo y le di una bofetada, me tomó con fuerza y me beso, llevándome a ceder a su beso a sus caricias ¡joder, pero ser cazada por ellos como si yo fuese un animal!
-Para Ceci, dijo Ángel antes de que yo pudiera decir algo: ¿No te excita, tenernos como lobos corriendo tras de ti?
-Es sólo un juego mi vida. Me dijo Óscar en tono de disculpa y si gano yo no pasa nada.
-Sí, claro y si gana Ángel, dije aun molesta
-¡Serás mi putita una semana, mmmmmmm! dijo con sevicia.
-¿y yo que gano? Dije, a punto de salir del lago, mientras Óscar hacía lo propio. Era la hora de la verdad, las cartas estaban echadas
- Pues tú ganas si en 3 horas, ninguno de los dos te ha encontrado y escogerás tu recompensa.-Dijo Óscar.
-Vamos Ceci, ¿estás dentro o fuera? Es un juego, como tantos otros que nos hemos propuesto y así nos lo tomaremos. ¿Vale?
- Acepto ¿entonces todos estamos de acuerdo?
-Si, dijeron los dos y me retiré a la cabaña sin esperar a Óscar.
-¿Crees que esté molesta? Dijo Óscar a Ángel.
-No creo, ya se le pasará. La contentas tú o me dejas hacerlo a mí, como un adelanto, dijo mofándose de Óscar
-¡Serás cabrón! dijo Óscar fingiendo molestia. Mejor me retiro, al menos yo tengo con quien dormir esta noche
-Bien dices, esta noche, capullo. Mañana, quizás sea mi día de suerte dijo Ángel, mientras apagaba el fuego.
Cuando Óscar entró a la habitación me hice la dormida, dándole la espalda se acercó, su cuerpo frío y aun húmedo se pegó a la delgada tela de mi batita, sus manos me abrazaron, buscando despertar las ganas, encontraron el borde de la breve tela y escalaron hacia mis senos. Notaron la dureza de mis pezones y jugaron con ellos, mientras mi respiración se agitaba y los gemidos se apiñonaban en mi garganta. - Ganaré mañana aunque tenga que matar a Ángel. Me dijo, susurrando a mi oído.
-Me volteé hacia Óscar y lo besé, buscando con mis manos sus nalgas, apretando mi pecho contra el suyo y decidida a vivir hoy y dejar de preocuparme por el mañana.
A dos pasos de la habitación, Ángel escuchaba mis gemidos, mientras el pene erecto de Óscar taladraba sin prisa mi sexo ardiente. Mi deseo era cada vez más intenso, ser el objetivo de la competencia de mis dos amantes, ser deseada caprichosamente por ambos, aumentaba mi ardor, y mientras sucumbía a la pequeña muerte de mi orgasmo, me imaginaba corriendo por el bosque, desorientada, asediada por Óscar y por Ángel, yo corro, Óscar me penetra desenfrenado, respiramos jadeantes, las imágenes siguen en mi mente jadeo cansada mientras corro, huyendo de ambos, luego un golpe, el ruido de un disparo, algo viscoso y líquido corre por mi cuerpo. Pintura, no sé aun de qué color es. Busco con mi mano la miro, estalla mi orgasmo chillo como una perra
Quedamos enrollados en las sábanas, extenuados, plenos y esperamos el alba para saber, cuál será el destino.
II Parte
La cacería
Nos levantamos apenas salió el sol, Ángel traía en sus manos los dos rifles de pinball, pensar ponerme pos delante de sus tiros me dio por primera vez miedo. Preparamos un café, comimos un desayuno sencillo, en una atmosfera de convento carmelita, nadie dijo nada. Salimos al mismo sitio donde habíamos hecho la fogata y Ángel mostró el color de las pinturas, verde para él, azul para Óscar.
-Quítate tu camiseta, Ceci.-Me dijo Ángel, en tono serio
-¿Por qué?- Le respondí extrañada.
-Por la pintura, dañará tu ropa, dijo Ángel.
Me lo pensé y al final entré a la cabaña, me puse el traje de baño y salí con él puesto y mis zapatillas de correr. Salé de la casa con el bikini blanco y una vez más las miradas de aquellos dos hombres, me calentaron, hasta sonrojarme.
-No sé si es peor que verte desnuda, estás que crujes mi vida. Me dijo Óscar, te ganaré, no dejaré que este imbécil tenga el gusto.
-Bueno tortolos, aprovechemos que el sol no está aun fuerte y salgamos Ceci tendrás 30 minutos de ventaja, mientras nosotros volvemos a la cabaña para no ver por dónde te irás. Gritas cualquier cosa, dijo riendo Ángel.
Besé a Óscar, nos abrazamos y le dije que esperaba que él ganara.
-Y a mí, ¿no me darás un beso?-dijo Ángel.
-Si, claro le dije mostrándole el dedo medio.
Esperé que ambos se retiraran a la cabaña para emprender mi carrera por el sendero, no habíamos tenido tiempo de dar un recorrido por la zona, así que no sabía bien hacia dónde ir, derecha o izquierda daba igual. Me aventuré por la izquierda, ya que por la derecha habíamos llegado y seguí el sendero unos 15 minutos, luego, me adentré hacia el lago, sabiendo que al menos luego sería fácil volver a la cabaña, tampoco quería perderme, a los 30 minutos mi corazón comenzó a latir un poco más de prisa, no los escuchaba aun, pero me sabía que era cosa de minutos, tenerlos cerca
Seguí avanzando en medio de la maleza, tratando de ganarles en distancia y tiempo un ruido cortó mis pensamientos, escuché a los chicos discutir, venían por el sendero, yo estaba a una distancia de unos 50 o 60 metros, en perpendicular continué mi camino, apurando cada vez el paso y no pudiendo correr a causa de la espesura del trecho. Cuando un zumbido, rompió el airé y una bolsa de pintura se explotó cerca, a unos 5 metros me habían visto, la pintura era azul, al menos Óscar venía cerca, pero no quería arriesgarme, seguí avanzando, yo no los había visto aun.
Di con una pradera, más o menos llana, el follaje era alto, pero ya no tan tupido como en el bosquecito, debía estar cerca el lago, en el agua no podrían disparar podría nadar de vuelta a la cabaña pensé. Corrí con fuerza, volteé a mirar por encima de mi hombro y pude ver que Ángel salía ya del bosque, mientras Óscar no aparecía aun
Le sería fácil atraparme si continuaba en línea recta preferí ir hacia la derecha, un poco más lento porque era más espesa la vegetación por allá, agudicé mis oídos tratando de saber por dónde se acercaban ni un ruido me agaché esperé un poco y salí para adentrarme de nuevo entre los matorrales y entonces el golpe anunció el fin del juego. Luego el disparo que ahuyentó a los pájaros
La viscosa pintura resbalaba por mi espalda, llegaba con rapidez a la cintura y yo estaba paralizada, no quería saber el color, aun no, todavía no mis caderas y mi culo ya recibían una cascada de gotitas
-Verde, VERDE-la voz de Ángel rompió el silencio, nos sacó de dudas, a mí, a Óscar a sí mismo él había ganada me tendría toda una semana a su capricho.
Un sentimiento de rabia e impotencia me invadió de pronto, ganas de pagar mi enojo con alguien más, apareció entonces Ángel con cara de triunfo, el muy cabrón me fui hacia él con ganas de darle un golpe, en cambio recogí la pintura derramada en mi espalda y lo empujé dando con mi palma en su pecho
-Pero cariño, por qué te enojas, te prometo que lo pasaremos muy bien me dijo Ángel con sarcasmo. Mientras con una mano me sostenía de la cintura y con la otra regaba la pintura sobre mis nalgas.
Justo en ese momento, apareció Óscar y nos vio.
-No me felicitas capullo, te gané a tu chica espero la hayas disfrutado anoche, porque desde hoy y por una semana, será mi putita eso sí, te la devolveré bien folladita.
-Ángel, cómo puedes ser tan cabrón, le dijo Óscar. Su cara era de verdadero disgusto por un momento creí que lo golpearía, pero entonces lo apuntó con el rifle y disparó. La pintura azul que impactó a Ángel, me salpicó de frente y por un momento la tensión fue fuerte.
-Chicos, era un juego, bien, yo acepté y perdí. Punto se acabó. Ganó Ángel y todos aceptamos que este sería el premio. Una semana
-Óscar, mi vida sólo será una semana, le dije dándole un beso para intentar calmarlo y calmarme. Al menos dejarás que me despida de Óscar, ¿verdad Ángel?
- Si -dijo Ángel, vayan los tortolos una limosna para el pobre, habrá muchos pobres esta semana, capullo que lo sepas dijo Ángel, tratando de pinchar aun más a Óscar.
La caminata de regreso, nos ayudó a calmarnos, Óscar me llevaba abrazada, y caminábamos lentamente no pasa nada, Cecilia, dijo al fin. Sólo será una semana Te estaré esperando como un desesperado. Fuimos a la cabaña, tomamos un baño juntos, sentimos cuando Ángel llegó.
Salí envuelta en una toalla, Óscar detrás de mí y nos dirigimos a nuestra habitación, nos metimos a la cama, pero fue imposible hacer el amor, me complací en llenar su cuerpo de promesas con cada uno de mis besos. - Me excita saber que te quedas con Ángel, pero una cosa es fantasear y otra muy diferente tener que dejarte, -dijo- con un hilo de voz.
-Lo sé, mi amor, -le respondí. Imagina que lo disfruto, imagina que deseaba que sucediera esto, que me excita estar al servicio de los caprichos de Ángel y que se me pasará la semana volando y luego me excitaré contándote al oído las cosas que hice
Su pene entonces, se puso rígido, -ves, como te conozco se que te excita saber que me entregaré a otro y me excitará hacerlo, mientras pienso lo que tú harías si pudieras verme
Óscar cerró mi boca con un beso, abrí mis piernas dejando espació para que se colocara en medio y lo apresé entre mis piernas, mientras follamos como unos locos afuera, Ángel esperaba su hora.
Vi partir a Óscar, le dije adiós desde el portal, como en las postales de vaqueros y volví a la cabaña una semana con Ángel, no sería un infierno, sino un viaje hacia mis más ocultas, perversiones.