Devorame
Que mejor sensación es que aquella que siente mi piel con cada reencuentro, con sentirte nuevamente eso me hace vibrar, cuando siento tus manos maduras poseerme...
Acostados en la cama, mi pierna sobre ti, rozándote. El sentir tu respiración calmada me remonta en ese instante tantos recuerdos de cómo te conocí. Como disfruto estos momentos en los que me perteneces. Desnudos en la cama, pienso lo mucho que me apenaba el que me vieras desnuda y ahora es algo tan natural como respirar.
Te observo atentamente mientras mis finas manos acarician tu rostro. Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi. Con el uniforme de la línea de transporte, la corbata azul marino perfectamente anudada y la camisa blanca intachable, el reloj de buen gusto en tu muñeca, afeitado. Luciendo tu cabellera rubia destacando con elegancia entre todos los demás.
A mis 13 años te conocí, me gustaste pero nunca pensé que pasarías de uno de mis muchos platónicos. Tu porte y elegancia, siempre te observaba, serio cual lobo solitario te veías sumamente superior a todos los demás de tu trabajo. Me obsesione con tu mirada, las veces que pasabas a mi lado tu aroma embrujaba mis sentidos.
Sin darme cuenta el tiempo transcurría y más me gustabas. A mis 15 años seguía más que embobecida por tu presencia, pero nunca vi que me notaras entre tanta gente. A la chiquilla que siempre se ocultaba detrás de un libro, de unos audífonos, pretendientes no me faltaron bien sabes lo atractiva que soy, pero siempre quise que fueras tú…
A esa edad cada una de mis pajas, cada vez que tocaba mi clítoris era pensando en cómo sería besarte, en como seria sentir que me tocaras. Cada uno de mis orgasmos eran exclusivamente para ti. Siempre viajaba con mi madre al colegio pero por los motivos que ya conoces me toco viajar sola, coincidimos toda la semana en la mañana al salir del pueblo. Me senté uno de esos días en el puesto de copiloto aquel en el cual el pasar del tiempo siempre que iba a tu lado ocupaba con total autoridad.
Nerviosa de reojo te miraba sonrojada pero no paso de más. Pasaron las vacaciones y renové mi look, la coquetería mutua apareció y después de tanto ese día nos quedamos a solas. No me dejaste hablar, robándome el que sería mi primer beso. Y todo lo que le siguió como iniciamos esta locura…
Este día ha sido especial, ya habían pasado más de dos meses y medio desde la última vez que nos veíamos, te extrañaba a más no poder. Desde el día que celebramos mi cumpleaños 18 no te había visto y eso me molestaba pues necesitaba sentirme entre tus brazos. Como siempre me despiertas con una de tus llamadas, me emociono al ver tu nombre llamando… Escucho tu voz la cual he aprendido a interpretar, a veces hasta ya se lo que me vas a decir
El día es lluvioso, no tengo una buena excusa pero igual debo salir, no puedo esperar más necesito verte. Me baño, desayuno con rapidez. La lluvia persiste pero eso no evitara que nos veamos, salgo cuando ya baja un poco la intensidad, la camisa de botones negra que llevo puesta no deja nada a la imaginación. Como siempre estas estacionado en el mismo lugar a unas cuantas cuadras de mi casa.
La puerta se abre… Dios cuanto me gustas, no sé si eres atractivo para las demás, pero para mí eres el hombre más guapo del mundo, me lanzo sobre ti antes de que si quiera me des los buenos días mi lengua se apodera de la tuya, besándote con intensidad, correspondes con el mismo deseo, tomándome acercándome a ti. No paramos de besarnos, con el aliento entrecortado
“También te extrañe” me dices, lo bueno de los carros de antes es que podemos ir pegaditos mientras conduces una mano en el volante y la otra acariciando mi intimidad, yo hago lo mismo mientras nos dirigimos al hotel. Entramos todo empapados a la habitación la lluvia cae con fuerza, el deseo es demasiado lo primero que haces al cerrar es atraerme hacia ti, pegándome a la pared besándonos con intensidad.
Tus manos desabotonan mi camisa, con algo de torpeza por la velocidad con la cual vas, las aparto con suavidad para abrir los botones, tu mirada se fija en mis senos aprisionados por el sostén, metes tus manos allí, tu miembro se siente tan duro que no puedo esperar a volver a sentir como me haces tuya. Entre besos y caricias dejamos de lado la ropa, en todos estos años siempre me ha sorprendido tu creatividad pues alguna pose nueva u otra cosa traes para cada encuentro. Me encanta que seas más alto que yo pero que aún asi puedo alcanzar tus labios con facilidad.
Nuestras bocas no se detienen, simplemente no pueden debo tomar aliento pues no me dejas respirar. Tu cuerpo contra el mío cayendo en la cama, me encanta sentir ese deseo, esa lujuria desmedida, esa necesidad que tienes de mí, la misma que yo tengo de ti. La lluvia es fuerte suena de fondo entre nuestros primeros jadeos y gemidos. Me abrazas con fuerza sabes que no soy amante de las tormentas.
Palpas mi rajita, la depile a la perfección para ti, tu pulgar presiona mi clítoris y tu boca en mi oído lamiendo y mordiendo. En el ayer quedo esa niña que temblaba al sentir tus manos descubriendo cada parte de mi cuerpo, mientras me decías que me calmara que siempre me cuidarías. Hoy está la hembra deseosa, esa que necesita sentir como su hombre la posee. La que invita a más y claro que te pide siempre más, lo mejor siempre das la talla.
Damos vueltas en la cama, mientras nos tocamos sin cesar, nos besamos sin pausa, quedo sobre ti colocas tus brazos a los lados, y me ves con esa sonrisa pícara que tanto me pone. Tus manos no paran de tocar mi culito una que otra nalgada que se escucha resonar en la habitación. Para volver a colocarlas a cada lado nuevamente. Mi mano dirige tu verga a mi rajita, me dejo caer con lentitud y al tenerla toda adentro ambos soltamos un suspiro como diciendo “al fin” me muevo despacio y bajo a besarte. Sufro una grave adicción a tus besos, los únicos que conozco…
Mis movimientos se aceleran, me miras soltando uno que otro quejido de placer, sin tocarme me dejas hacer a mi gusto, ya sabes que me encanta cabalgarte a mi ritmo. Mis manos en tu pecho se aferran mientras muevo mis caderas dejándome caer sobre ti, como llenas mi rajita y como gimo. Me miras como hechizado sin quitar esa sonrisa de satisfacción, se a la perfección lo que te provoca asi que mis manos se dirigen a mis senos, a mis pezones jugueteo con ellos y me muevo en círculos sobre tu miembro, sé que no duraras mucho viendo como me toco.
Te incorporas y tus brazos rodean mi cuerpo, tu boca en mi cuello. Me levantas y acuestas sobre la cama, la manera como me embistes. Tu excitación es mucha apuntas tu verga a mi culito y me la dejas ir de un solo envión el cual me lastima y me hace sollozar un poco por la punzada de dolor. Me pides perdón y dejas tu miembro adentro para que me acostumbre otra vez. Besas mi cara y comienzas a bombear lentamente hasta que me escuchas gemir eso te hace tomar impulso.
Tus manos juegan con mis pezones, los aprietas no puedes dejar de sonreír cada vez que gimo, tu boca sigue buscando a la mía con mucha necesidad. Tu miembro no para de taladrar mi culito, y mis manos no hacen otra cosa que aferrarse a tu cuerpo, me dejo hacer entregada al placer que me causar con cada movimiento. Te sales y siento como me quedo vacía.
Me jalas al borde de la cama abriendo mis piernas. Observando atentamente mi rajita, tu dedo acaricia toda la entrada mantenemos el contacto visual cuando dejas ir dos de tus dedos adentro moviéndolos con intensidad entrando y saliendo, incluyes otro más y me haces gemir a cada paso, tu boca es como si besara mi rajita, la lames con tal maestría succionas mis labios, mi clítoris lo succionas con tal fuerza que se enrojece al instante.
Te pido más placer y eso me das tu lengua no se detiene y mis manos sobre tu cabellera obligándote a entrar más lo cual haces gustoso, uno de tus dedos presiona mi clítoris lo mueve mi cuerpo se retuerce, mis piernas tiemblan en ese momento intensificas tus movimientos y no te detienes hasta que me corro mojando tu cara mientras tomas mis flujos. Mi respiración agitada se ve interrumpida por tus besos subes veo tu cara empapada de mis fluidos eso me calienta más elevas una de mis piernas penetrándome con suavidad y besándome a ese ritmo.
Te aprovechas de mi flexibilidad para moverme como te gusta, cuando me ves más calmada llevas mis piernas a cada lado de mi cabeza, las sujeto para darte mejor vista, muerdes mis nalgas primero una lamida por todas partes y dejas tu verga entrar a mi rajita, mi cuerpo suda al igual que el tuyo pero no te detienes ni un momento. Cada vez que aumentan mis gemidos aumenta el ritmo en cómo me la metes. Bajo mis piernas para enroscarlas a tu pelvis y continuar ese movimiento, tus manos en mis caderas ayudan a la potencia con la cual nos movemos.
Me atraes nuevamente con tus manos de pie, coloco mi pierna elevada al borde de la cama, me la metes asi de pie con tus manos aferrándose a mis cadera, entrelazándose con las mías hago mi cabeza para atrás asi besas mi cuello, lames mi oreja el ímpetu con el que nuestros cuerpos chocan es envidiable. Conozco muy bien tus movimientos y sé que pronto te correrás, desde que te lo pedí siempre te corres en mi boca asi que me agacho a terminar mi labor mi boca comienza a mamarte con rapidez, me ayudo con mis manos presionando parte de tu tronco y siento como tus chorros salen disparados. Disfruto ese sabor bajando por mi garganta para caer en la cama.
No paras de acariciarme, de besarme con pausas, te veo mi pierna sobre ti, tus ojos están cerrados pero no por ello paras de tocarme y besarme asi me sientes, hablamos como siempre de todo un poco, tu mano acaricia mi cabello y la otra esta posada en mi cadera, la manera en cómo me besas pareciera necesidad de sentir mis labios “cuanta falta me hacías, necesitaba tenerte entre mis brazos” comentas abriendo un poco tus ojos, los vuelves a cerrar y esa mano que está en mi cadera baja a mi rajita tocándola un poco.
Tus dedos se abren paso, mis piernas se abren más para facilitarte la entrada, te beso con más ganas me masturbas al ritmo de nuestros besos, con suavidad cuando son lentos y con mayor entusiasmo cuando no nos dejamos ni respirar. Uno, dos dedos… Entran y salen, se mueven en círculos abres los ojos para verme deseando que no te detengas, no paras… Uno, dos, tres, cuatro, cinco… No te detienes hasta que logras de mi sacar 5 orgasmos seguidos, mi cuerpo tiembla no da para más, pero aun no terminas.
Veo tu erección bajo y te la chupo un rato, lamiéndola con ganas pero a su vez tomándome mi tiempo de saborearla a cada paso, pero no doy para mucho asi que te colocas sobre mí, estoy sin fuerzas, mis piernas se colocan a cada lado de tu pelvis las sujetas con fuerza, me follas en esa posición besándonos, hoy no le has dado descanso a mi boca. Muerdo tu labio eso trae como reacción un aumento a tus embestidas y a dedicarte a chupar mis senos.
En ese preciso instante nuestros celulares suenan al unísono, por tu parte una junta a la cual debes acudir y por mi parte bueno algo no tan relevante pero que nos obliga a detener nuestro encuentro. Me siento en la cama mientras entras en la ducha me cuesta caminar pero me acerco a ti por detrás abrazándote, unos besos bajo la ducha.
Nos vestimos y salimos, te detienes en el mismo punto donde me recogiste unas horas atrás. Odio esa mirada tuya cuando nos despedimos, me parte el corazón, cuando me voy a bajar tu mano me detiene y me acerca a ti para besarme como si tu vida dependiese de ello, pasan los minutos y los besos continúan hasta que ambos suspiramos “te estaré esperando mi vida” dices mientras me bajo regalándome esa sonrisa que me encanta…