Desvirgue a mi cachorrito
Cómo inicie a Dante, en las artes amatoriales, aprovechando de su candidez y mi destreza le di el mejor regalo a los 6 meses de edad, mi vagina se comió una verga virgen.
DESVIRGUE A MI CACHORRITO
Cuando me regalaron a mi mascota jamás se imaginaron lo que haría de él, mi amante perro, pero gracias a mi nuevo amador, mi esposo descansó sin saberlo, de mis salidas diarias en busca de aventurillas, me volví juiciosa, pues lo que deseaba lo tenía a mano… revolcarme diariamente con mi nueva mascota ahora, me convertí literalmente en una verdadera perra, pero no crean que todo fue fácil, pues tuve que esperar algunos meses para poder tener un amante apto; les confieso que tuve que llenarme de mucha paciencia para entrenarlo y dejar que tuviera una niñez adecuada, su verguita durante los primeros 6 meses nunca se la toqué, pero eso si desde muy pequeñito le enseñé a mamarme la cuquita, finalmente en su naturaleza está el lamer a su amo y ¿qué mejor que lengüetear una mano orientar ese instinto a mi vagina?, pero claro eso lo hizo y lo hace a las mil maravillas aunque no deja de hacerme pasar malos ratos cuando llegan las visitas, uno de esos instantes embarazosos sucedió cuando llegó una tía y justamente ese día vino a saludarme en falda y mi Dante, así se llama mi bebé, le metió el hocico por debajo de la falda y le lamió lo que encontró allí, mi tía soltó lo que llevaba en la mano, cerró las piernas, lo hizo chillar y lo apartó de un empujón a tiempo que me reclamaba por lo mal educado, para mis adentros me decía, todo lo contrario es super bien educado… jajaja, me acuerdo y me da tentación de risa, lo llamé y lo saqué al patio para que dejara tranquila a la visita, de reojo miraba cómo mi tía se alzó la falda y se limpió la entrepierna con una servilleta que le alcancé, me salí del salón para dejarla hacer su toilette, pero seguí espiándola y por mi mente pasaron muchos pensamientos sucios, me preguntaba, ¿cuánto tiempo llevaría mi tía sin probar pinga? Jamás tendría esa respuesta, pues no me atrevía a preguntar.
Bueno, pero Dante el mismo día que cumplió 6 meses, luego de despedir a mi esposo, me puse en la tarea de manosearle la verguita, muy suavemente mientras me lamia mi vagina, en un momento dado al apretarle un poquito lazó un tenue chillido, entonces yo disminuí la presión sin dejar de tocarlo y masajearlo de adelante hacia atrás, en pocas palabras lo estaba pajeando y comenzó a asomarse tímidamente por el escroto, ese provocativo color rojo me estaba incitando a seguir en mi tarea masturbadora y en un momento el perrito se encogió y comenzó a moverse frenéticamente como queriendo culear, lo solté e inmediatamente dejó de moverse, no quería hacerlo eyacular al aire libre, lo apreté para que no se escondiera y acerqué mi boca para mamárselo y mi bebé se quedó quieto un instante y al momento comenzó a moverse para culearme la boca, mientras tanto mi mano izquierda masajeaba con firmeza mi clítoris y toda mi vagina comenzó a emanar el líquido viscoso que con juicio comenzó a lamer dante, estábamos haciendo un bello 69, algo incómodo para mí, pues mi estatura sobrepasaba la de mi amante canino, lo cual no implicaba, en lo más mínimo, molestias para mí, por el contrario gemía como perra en celo; cuando me percaté en el crecimiento de la verga la acomodé en la entrada de mi chochita que clamaba por el miembro viril, me acosté boca arriba con las piernas abiertas y encogidas para poder hacer con mi bebé una posición de misionero, en cuestión de segundos su verga me penetró hasta el tope y comencé a sentir cómo su bulbo o nudo se engrosaba, sentí la tibieza de su leche bañándome por dentro, yo apreté su grupa contra mí y comenzamos a danzar él con su mete y saca acelerado y yo apretando mis músculos vaginales como queriéndolo morder con mi chimba, después les contaré los ejercicios para poder apretar vergas, no sé cuántas veces la contraje, pero fueron muchas en algunos momentos el trataba de chillar cuando sentía que le ahorcaba su pinga cuando comenzó a derramarse dentro de mi sostuve el apretón y sentí la descarga de mi, mi eyaculación también fue rítmica, el dejó de moverse pero seguía eyaculando, yo sentía cómo la tibia leche llenaba el habitáculo que hospedaba la verga canina, el dueño de ella jadeaba y trataba de lamerme la boca, él quería besar a su perrita, yo saqué mi lengua y rocé la suya, la culeada duró más de media hora, hasta que la verga de dante comenzó a involucionar y comenzó a salir ayudada por mis contracciones que expulsaban algo de semen, haciendo el ruido de emiten las burbujas al pasar por un espacio cerrado, Dante comenzó a lamerme y yo me puse en la tarea de seguírselo mamando para no desperdiciar la proteína de esa rica leche de mi bebé… ya no era virgen Dante, ahora era mi amante a carta cabal. Culeamos todo el día, fueron más de 15 polvos, él estaba extenuado y yo quería más y más.
Candidez