Desvirgando a mi cunadita
Esto que les voy a narrar sucedió hace poco tiempo, con la hermanita menor de mi mujer, de apenas 17 años recién cumpliditos.
Desvirgando a mi cuñadita…
Esto que les voy a narrar sucedió hace poco tiempo, con la hermanita menor de mi mujer, de apenas 17 años recién cumpliditos.
Estoy hablándoles actualmente de una nena deliciosa, bellísima, morena clara, de aproximadamente 1.60 m de estatura, de cabello negro, largo y lacio, carita de nena picara, hermosa, y un cuerpazo que, siendo delgado, tiene las formas mas exquisitas que se puedan imaginar a pesar de su corta edad; unas tetas medianas, carnosas, pero bien paradas y firmes, con pezones grandes, una cinturita muy delgadita, unas nalgas preciosas, redondas y paradas rematadas con unas piernotas firmes, torneadas, producto de sus rutinas de ejercicio y deporte.
Pues bien, resulta que cuando me case con su hermana ella apenas era una niña, la consentida de mi mujer por ser la menor, motivo por el cual decidimos llevarla a vivir con nosotros, ya que siempre han sido muy unidas y, como lo mencione, es la consentida de mi esposa, además de que nosotros nunca procreamos hijos. De este modo, mi pequeña cuñada paso a ser totalmente como nuestra única hija, el trato entre ella y nosotros siempre fue exactamente el de padres e hija, sin ninguna diferencia. Yo nunca la vi de otro modo y mucho menos como mujer, a pesar de que, con el paso de los años, la niña se empezó a convertir en una deliciosa adolescente con las características antes mencionadas. El trato entre ella y yo siempre fue muy amigable y respetuoso, de padre e hija, a pesar de no existir el verdadero parentesco, y en muchas ocasiones platicábamos de muchas cosas y jugábamos como es normal entre un papa y su hija adolescente.
Mi esposa trabaja como enfermera en un hospital de la ciudad, y su turno es de noche los viernes, sábados y domingos, motivo por el cual mi cuñada y yo siempre estamos solos en casa esos días, como cosa normal. Muchas veces hemos salido a pasear, al cine, a cenar, etc., como lo haría un papa con su hija, además de que ella casi no sale sola o con amigos; es muy hogareña y le gusta pasar tiempo con nosotros.
El evento motivo de este relato sucedió un sábado al atardecer, estando solos en casa, como es normal.
Ese día estaba yo en la sala, viendo una película y ella estaba arriba en su recamara. En un momento dado la vi pasar corriendo para salir al jardín, donde está localizada la piscina, ya que para salir al jardín de la casa tiene que pasar por un extremo de la sala y el comedor, y salir a través de una puerta grande de vidrio, corrediza, con persianas verticales. No alcance a verla a detalle cuando paso, pero alcance a distinguir que iba vestida en bikini, como es normal cuando se mete en la piscina, así que no le di importancia al hecho.
Pasaron varios minutos, después de los cuales me levante para ir a la cocina-comedor a agarrar una bebida. Después de tomar la bebida del refrigerador, sin fijarme me pare en la puerta de vidrio, alcanzando a ver hacia afuera por entre las hojas de la persiana. En ese momento me di cuenta de que ella estaba tranquilamente jugueteando alegre en el agua. Estando donde yo estaba, se suponía que ella no alcanzaba a verme que estaba ahí de pie mirándola, pero lo que hizo a continuación me hace aun pensar que si me vio y quiso provocarme, aunque hasta la fecha no estoy seguro de ello y no he tocado ese asunto con ella.
Como mencione, estaba yo tranquilamente tomando la bebida, viéndola jugar alegremente en el agua, cuando de repente hizo algo que me dejo impactado, y a continuación entenderán el por que. Repentinamente ella se salió del agua, parándose a la orilla de la piscina para volverse a zambullir, pero al hacer esto, quedo completamente de espaldas a donde yo estaba, Ahí fue cuando me di cuenta de que se había puesto un bikini demasiado pequeño, uno que ya no usa porque es de cuando ella estaba más chica y por lo tanto ya no le queda a la medida, dejando al descubierto más de lo debido, agregando a esto que al estar totalmente mojada la tela, la pieza de abajo del bikini se le metió por completo entre ese par de hermosas y carnosas nalgas, dejándolas totalmente al descubierto y a mi vista, sin ocuparse ella en lo más mínimo de sacarse el calzoncito y cubrírselas. Como se imaginarán, me quede impactado ante tal visión, la cual duro poco, porque enseguida ella se lanzó al agua zambulléndose como una sirena.
Me quede ahí de pie sin atinar a reaccionar, la verdad me dejo impresionado la visión de su cuerpo casi desnudo, y más la vista de sus nalgas descubiertas, y viéndola así de espaldas, era como ver el cuerpo de otra mujer y no el de mi “casi hija”.
Repito que yo creo que lo hizo con esa intención, porque enseguida empezó a repetir la misma acción varias veces, dejándome ver semejante espectáculo cada vez que se salía del agua y se paraba de espaldas a donde yo estaba. Repitió esto unas cinco veces, hasta que atine a reaccionar y me retire de ahí, pero sintiéndome verdaderamente perturbado ante la visión de ese cuerpo de mujer totalmente hecha y derecha.
Empecé a caminar como león enjaulado por la sala, hasta que mi razonamiento se nublo y decidí tener algún acercamiento con ella, para satisfacer el morbo de verla casi desnuda, aunque hasta ese momento aun no pensaba en tener sexo con ella.
Me cambié y me puse un short de baño para meterme a la piscina. Salí al jardín y la miré contenta en el agua, preguntándole que tal estaba la temperatura. Me contesta que estaba muy rica y enseguida me metí, quedando en la orilla opuesta a donde estaba ella.
Empezamos a platicar primero y después se inició el jugueteo, como es normal en estas situaciones, aunque esta vez el ambiente estaba cargado de mi tensión sexual y de la actitud provocativa de ella, o al menos así lo percibía yo después de lo que ella había hecho. El juego se limitaba al principio a estar arrojándonos agua y riéndonos, como tanteando nuestras reacciones, para después pasar al juego de contacto, haciendo ella como que se escapaba de mí, y yo la alcanzaba para atraparla. Inevitablemente empezamos a tener contacto físico, estando así los dos casi desnudos, tocando nuestros cuerpos al estar forcejeando y riéndonos divertidamente, hasta que poco a poco los roces se empezaron a volver más prolongados y más cercanos, llegando a rozarnos con nuestras partes íntimas como por accidente, cosa que hacía que ella se riera más de nervios que por diversión cuando sucedía.
Este juego peligroso se prolongó por largos minutos, sin saber ninguno de los dos como reaccionaria el otro si se hacía notar abiertamente la excitación que ya nos poseía, lo cual podía yo notar en ella por su mirada con ojos entrecerrados y mirada vidriosa por la excitación. Hasta que en una de esas que la abracé por detrás para sujetarla, no pude evitar apretarla contra mí, tomándola de su cinturita deliciosa, con mis manos muy cerca de su vientre, dejándole sentir la enorme erección que tenía ya en ese momento.
Ella se quedó como petrificada al sentir eso y dejo de reírse de golpe, pero sentí que ella misma pego más sus tremendas nalgas contra mi cuerpo, quedando el bulto de mi erección justo entre sus nalgas descubiertas, con su bikini metido entre ellas, de una manera deliciosa. Al hacer esto, ella voltea su cabeza para mirarme con sus ojos nublados por el deseo y so boquita entreabierta, la cual busque para besar, sin pensar en lo que estaba haciendo.
En ese momento perdimos la cabeza y dejamos de ser como padre e hija, o cuñado y cuñada, para pasar a ser solo un hombre y una mujer increíblemente hermosa, deseando tener sexo. Empezamos a besarnos con toda la desesperación del deseo contenido, de tal vez tiempo atrás sin darnos cuenta de la atracción física que existía. No eran besos románticos, eran besos de pasión desenfrenada, como queriendo comernos a besos uno al otro, enredando nuestras lenguas de una manera deliciosa dentro de una boca y después la otra, en tremenda lucha de placer, mientras nuestras manos volaron, acariciando nuestros cuerpos semidesnudos sumergidos en el agua hasta la cintura.
Sin poder contenerme, rápido le deshice el nudo de la pieza de arriba, dejando al descubierto unas rotundas tetas de jovencita, totalmente firmes, paradas, con unos pezones bien erectos, los cuales empecé a besar y succionar sin pensarlo, arrancando de ella tremendos gemidos de excitación que no se esforzaba en callar, a pesar de estar en el jardín de la casa, habiendo más casas alrededor y con riesgo de ser escuchados, aunque usualmente nadie se mete en la vida de los vecinos. No sé si alguien atraído por los gemidos de ella, nos habrá espiado y observado lo que sucedió en esa piscina esa tarde.
Continuamos besándonos como locos, nuestras lenguas se enredaban en caliente lucha, pasando de una boca a la otra, mientras nuestros cuerpos se frotaban uno contra otro ardiendo de deseo, mientras yo me daba un banquete con esas deliciosas tetas y mis manos acariciaban el resto de su cuerpo, su cintura, sus nalgas, llegando hasta su entrepierna por encima de su bikinito. Ya para entonces mi verga estaba al tope, durísima, gruesa y lista para invadir aquel cuerpo virginal, aunque en ese momento yo no estaba enterado de que aún era virgen, y mucho menos teniendo ese cuerpazo de locura, quien iba a dejarla escapar a esas alturas.
Seguí besándola más para excitarla y prepararla bien. Le besaba su cuello, pasaba a sus pechos firmes, duros, besando y succionando fuerte sus pezones, arrancándole gemidos de placer mientras inconscientemente ella empezaba a menear sus caderas. Ella me bajo el short en forma torpe y desesperada, saltando mi verga durísima entre sus manitas. Ella al sentirla, empezó a agarrarla entre sus manos, con poca maestría, tratando de frotarla, haciéndome sentir la gloria. Era una situación exageradamente excitante, más por el morbo de la situación familiar y el estar afuera en el jardín. Estábamos totalmente fuera de nuestras conciencias, sin darnos cuenta realmente de lo que estábamos a punto de hacer.
Ya desesperado, le deshice los pequeños nudos de los lados del calzoncito, dejando que se lo llevara el agua, quedando totalmente desnuda, pegada a mi cuerpo, cosa que nos hizo gemir profundamente al hacer contacto total su concha depilada con mi verga erecta, mirándome ella con su cara muy cerca de la mía, con su mirada totalmente perdida y vidriosa, gimiendo. Por instinto, ella empezó a frotarse contra mi cuerpo, meneándose riquísimo y apretando tanto sus nalgas que se le ponían más duras de lo que las tiene, mientras yo se las sujetaba con ambas manos.
Así abrazados, la lleve hacia una de las orillas de la piscina, poniéndola recargada de espaldas a la orilla, con sus codos apoyados en el borde. Le levante un poco las piernotas con mis brazos, para colocarme bien entre sus carnosos muslos y coloque la punta de mi verga justo entre sus pétalos, sintiendo el calor que emanaba su deliciosa concha, a pesar de estar metidos en el agua fresca. Era evidente la enorme lubricación que ambos estábamos produciendo
En ese momento acomode bien sus piernas en mis brazos, mientras con mis manos la sostenía elevándola de sus nalgas, y empecé a empujar mi verga para clavársela de una vez por todas, esperando que se le deslizara completa hasta el fondo, mientras ella abría enormes ojos al sentirla justo en su entrada, pero apenas había entrado un poco la punta de la cabeza cuando sentí que choque en su virginidad y ella hizo gesto de dolor. Pensé que la había colocado mal y me reacomodé para volver a empujársela, volviendo a pasar lo mismo.
¡Ahí fue cuando me di cuenta de lo que pasaba en realidad… no podía creer que mi hermosa cuñadita aún era virgen, con semejante cuerpazo, y yo era el afortunado que la tenía desnuda por primera vez y a punto de penetrarla! Todo eso me hizo enloquecer y enseguida la sujete muy fuerte de sus nalgas, para empezar a empujar más duro. Sentí como su concha virgen iba recorriéndome el prepucio todo hacia atrás, ella hacia gesto de dolor y gemía y gritaba de dolor y placer. Yo sentía que mi verga iba entrando en una cueva demasiado estrecha, tenia que sostenerla fortísimo de sus nalgas para seguir avanzando, despacio, pero firme y constante.
Era un espectáculo digno de una película pornográfica, ella recargada con sus codos apoyados en la orilla y sus piernotas alzadas en mis brazos, totalmente desnuda, con su deliciosa piel morena perlada de gotas de agua, su cabeza extendida hacia atrás con su larga y negra cabellera chorreando agua, mientras emitía profundos y largos gemidos, y yo colocado entre sus muslos, sujetándola para penetrarla.
En un momento dado sentí que el avance que se atoro y le di un fuerte empujón, ella pego tremendo grito y sentí que algo le trono en su concha y mi verga se resbalo de golpe, totalmente hasta el fondo de manera deliciosa haciéndome sentir que me iba al cielo… ¡Había convertido en mujer a mi cuñadita ahí mismo en la piscina de la casa!
Ya con mi verga completamente dentro de su concha y mis testículos pegando en sus nalgas, nos quedamos quietos unos momentos para que ella se recuperara del dolor, gimiendo y jadeando, mirándonos de cerca, con su mirada perdida, sintiendo su delicioso aliento en mi boca y besándonos apasionadamente. Luego espontáneamente ella sola empezó a menearse poco a poco, aumentando gradualmente la velocidad y sus gemidos también, por lo que supe que ya no le dolía. Empecé a embestirla primero despacio y después sin piedad, mientras ella se movía en forma increíble, mucho mejor que muchas mujeres mas experimentadas que conozco; en círculos, delante y atrás, arriba y abajo.
Era increíble sentir ese cuerpo delicioso entre mis manos meneándose así, escucharla gemir y gritar de placer, escucharla diciéndome que le gustaba mucho, que la volvía loca, que le diera mas y mas, mientras yo la acariciaba de las tetas, de la cinturita, de las nalgas, de las piernas. Estábamos completamente enloquecidos cojiendo como animales, llenos de lujuria, solo se escuchaban los gritos y gemidos de ambos, el chapoteo del agua y el ruido de los cuerpos chocando fuerte a cada embestida.
Después de rato la cambie de posiciones, levantando más sus riquísimas piernas sobre mis hombros, penetrándola profundamente; luego la voltee de espaldas a mí, agachándola sobre el borde de la piscina y sujetándola con mis manos de su cintura, para ensartarla de a perrito, en el agua; después acostada con sus nalgas en el borde de la piscina; luego cargada en mis brazos con sus piernas alrededor de mi cintura, etc. Estábamos tan enloquecidos de lujuria y morbo, que queríamos gozarnos al máximo, sin saber si sería la única vez que cojeríamos así.
Al final volvimos a terminar con ella apoyada de codos en el borde y fue entonces que sentí que se venia. Empezó a moverse muy rápido, apretándome muy fuerte, los gemidos se volvieron gritos descontrolados de placer, sus tetas saltaban riquísimo y en de repente su cuerpo se tenso al máximo, grito muy ronco y sentí que su concha apretaba mi verga como queriéndola arrancar, mientras le salía abundante liquido caliente bañando mi verga. En ese momento ya no pude mas y empecé a taladrarla fuerte, mas y mas, muy hondo. Ella se quedo suelta abrazada de mi gimiendo mientras yo la cojía durísimo.
De pronto se dio cuenta que iba yo a terminar, me pidió al oído que se la sacara, que no terminara dentro, pero eso a mi ya no me importaba, la sujeté fuerte de sus duras y preciosas nalgas y seguí dándole hasta que mi verga se inflo dentro de ese cuerpecito. Ella grito una vez más al sentirlo y yo explote disparando chorros de semen caliente dentro de su cuevita, inundándola completamente. Terminamos en medio de convulsiones de placer con tremendos orgasmos.
Nos quedamos unos momentos así relajándonos, pero después de unos minutos, cuando mi verga se aflojo y empezaron a salírsele los fluidos de ambos, ella reacciono de una manera inesperada. Al pasar la fiebre de la lujuria, se dio cuenta de la gravedad del asunto, se despegó de mi de repente, sacando mi verga de su concha, y retirándose de mi espantada, me miro con los ojos desorbitados gritándome: ¡QUE HICIMOOOOSSSS!
Yo no atine a reaccionar, ella se salió del agua así desnuda cubriéndose sus pechos y su concha con las manos y corrió adentro de la casa. Yo me quede ahí en el agua totalmente desconcertado, sin saber que pensar, pero luego empezó a invadirme el pánico al imaginar lo que podría pasar. Pensé que ella le diría a su hermana, o que podrían acusarme de abusar de ella, por la reacción que ella tuvo, o que podría salir embarazada puesto que no usamos ninguna protección.
Rápidamente me salí de la piscina y me cambié de ropa. Subí a buscarla y estaba acostada en su cama, boca abajo, llorando desconsoladamente. Me senté junto a ella y le acaricie su cabeza, empecé a hablar con ella, diciéndole que no se sintiera mal, que no fue culpa de ninguno de los dos, que todo paso por la situación y que no pudimos evitarlo, que nos dejamos llevar por lo que tal vez sentíamos desde antes, etc. Ella me pregunta angustiada que va a suceder si sale embarazada porque le eche todo el semen adentro, y ahí le explique acerca de la pastilla de emergencia. Ya con eso se empezó a calmar un poco y el alma me empezó volver al cuerpo.
Después de eso, rápidamente me fui a una farmacia a buscar la milagrosa pastilla y cuando regresé ya la encontré un poco más calmada, pero aun un poco nerviosa. Después de tomar la pastilla continuamos hablando de lo mismo y empezó a hacerme ciertas preguntas de cosas que ella no sabía en cuanto al sexo, ya más relajados, y le dije que esto nunca más iba a repetirse, que ella iba s seguir siendo como mi hija y que todo iba a ser igual que siempre.
Pero al seguir hablando del mismo tema, nos empezamos a excitar otra vez y llegamos al asunto de que ella ya estaba protegida por la pastilla que acababa de tomar. Así que usamos como pretexto el hecho de que ya no íbamos a volver a repetir lo mismo, para decirnos que lo haríamos como despedida para siempre y quedarnos tranquilos los dos, sabiendo que eso era solo un pretexto. De esa manera nos quedamos acostados juntos toda la noche en su cama, cojiendo otra vez ya sin sustos varias veces durante la noche. Esa noche casi no dormimos, pero gozamos como locos de su iniciación a la vida sexual.
Hay que mencionar que en la mañana tuvimos que lavar sus sabanas pues estaban todas llenas de líquidos de ambos, y también tuvimos que revisar la piscina, para sacar del agua las piezas de su pequeño bikini y para asegurarnos de que no se notaran rastros de lo que ahí había sucedido la tarde anterior.
Afortunadamente nada paso, no resulto embarazada (pues en verdad yo no estaba seguro si la pastilla milagrosa funcionaria), y la nena logro ser desvirgada por alguien con experiencia y disfrutar al máximo de su cuerpo y su primera experiencia sexual. Me dijo que fue muchísimo mas de lo que ella esperaba, que no se imaginaba que el sexo fuera así de rico.
Hasta pronto.