Desvirgando a Doris (1)
De como cumplí mi fantasia sexual de poseer a una chica virgen...
Mi nombre es Jorge, soy un profesional de 40 años de buena posición económica, casado desde hace 12 años y nunca habia tenido relaciones sexuales con una chica virgen. Por esta circunstancia siempre he estado obsesionado con tener sexo con una virgen, situación que no se me había presentado hasta hace poco y de esta experiencia es que se basa este relato.
Conocí a Doris hace mas o menos un año; se trata de una joven practicante en mi centro de trabajo, de 19 años, de tez trigueña, rostro angelical, de 1.65 , cuerpo bien formado, algo gruesita pero de senos grandes y hermosos, cintura delgada y unas anchas caderas, atributos que resaltaban aun mas con los jeans y polos ceñidos que acostumbra usar y que despiertan sentimientos lujuriosos al observarla.
Hace unos meses, fue asignada a mi área, en donde salvo ocasionales saludos y encuentros casuales no tuvimos mayor intercambio de palabras, sin embargo ella no mezquinaba dulces sonrisas no mal intencionadas seguramente, pero que me dejaban muy turbado y excitado con la sola idea de tener su atención y algún día poder poseerla.
Esta situación me fue obsesionando cada vez más y me las ingenie para averiguar todo lo que podía de ella de la forma más discreta posible, toda vez que a pesar de mis fantasías no me permitiría nunca arruinar mi matrimonio. Así, supe que era de modesta condición socio económica, sostén de sus padres y un hermano menor y que eventualmente se encontraban pasando severas dificultades financieras por una enfermedad grave de su hermano, motivo por el cual constantemente pedía permisos y se ausentaba por horas del trabajo, y que además no se le conocía enamorado alguno, e indirectamente intuí que podía ser virgen, pues algunos compañeros suyos me comentaron que ella siempre argumentaba estar en contra de las relaciones prematrimoniales.
De esa manera se me ocurrió que sin comprometerme sentimentalmente, ni crearle falsas expectativas podría aprovechar esta situación en mi favor. Comencé, entonces a acercarme a ella, so pretexto de cuestiones laborales y entablar conversaciones casuales que premeditadamente alargaba, sobre todo cerca de la hora da salida, buscando coincidir con ella al salir del trabajo, Hace una semana, en que la acompañaba al paradero y perdió el ómnibus, como quien no quiere la cosa me ofrecí a llevarla a su casa en mi auto.
Le note cierta incomodidad, en aceptar el ofrecimiento pero al fin aceptó, situación que me turbo sobremanera por lo esperado de la circunstancia y por que justamente ese día iba e iba vestida con una falda no muy alta pero si ceñida a su excelente anatomía y un polo lo suficientemente escotado para dejar entrever sus deliciosos senos. Subió al auto, y durante el camino conversamos de cosas banales; mientras a mi interior dudaba en dar el paso tan planificado hasta el momento, hasta que me decidí y le mencione haberme enterado de su difícil situación económica, cosa que ella me confirmo y con animo de desaliento me contó que esta era cada vez mas insostenible y que esta preocupación la estaba consumiendo.
La deje hablar, mientras notaba la tristeza y sensación de desamparo que la asolaban, tal como lo había imaginado mentalmente muchas veces y aproveche para tomarle de la mano, a lo que reaccionó instintivamente tratando de retirarla, pero la sujete firmemente a la vez que le ofrecía mi apoyo emocional y si lo necesitaba económico. Mas en confianza, comencé a masajear su mano cuya piel era realmente calida y suave lo que me excitaba mucho pero me las arreglaba para disimular. Ella me replico que no creía que la pudieran apoyar económicamente y que además no lo veía bien por nuestra relación tan casual.
Le dije que no era problema dada mi solvencia y tras dudar por un instante, le insinué que ella podría retribuirme la ayuda con un trato amable, note entonces que se ponía nerviosa y entre sorprendida y molesta por la insinuación retiro su mano de la mía. Antes de que pudiera decirme algo, aproveche para sacar de mi billetera una fuerte suma de dinero , aproximadamente cinco veces el sueldo que ella ganaba y se los ofrecí, argumentando que sentía mucho la ultima insinuación. Ella permaneció en silencio algunos minutos, sin dirigirme la mirada, a lo que llegamos cerca de su domicilio, pidiéndome que me detuviera y se disponía a bajar sin recibir lo ofrecido. No dispuesto a perder la oportunidad aproveche un descuido de ella para meter el dinero en su cartera. Ella bajo raudamente del vehículo y con gesto adusto se dirigió a su domicilio en la acera del frente sin despedirse.
Había dado, el gran paso de mi plan, y si bien no había obtenido un resultado inmediato, aun no todo estaba perdido y lo que ocurrió días después será motivo de la siguiente parte de este relato
ElSanto.