Desvirgamiento en el Palau de la Generalitat

- Que sí, que sí Laia. Que este sábado iremos a Barcelona y conoceremos el Palacio de la Generalidad y muchas más cosas.

Este relato está basado en hechos irreales, si os apeteze dejad volar vuestra mente que lo que es viento, hace.

p.d. la composición de este relato es en idioma catalán, pero para su mundial publicación está escrito en hispano.


-Merçé: que sí, que sí Laia, que aquest dissabte anirem a Barcelona i coneixerem el Palau de la Generalitat i moltes coses més.

-Laia: oh, que rabia me das, los de 1ºB siempre os lleváis las mejores excursiones. En cambio los de A, parece que nos traten como párvulos. La última excursión na más la hicimos a una fábrica de galletas, tú te crees!

-Merçé: ah ah, no te sulfures. Nosotras también tenemos pegas, el profesor Carlos es el más severo del colegio y no nos deja pasar ni una. En cambio vosotras, con el señor Anglada, casi que os podéis tomar una siesta en plena clase.

-Laia: sí bueno, pero ya te lo cambiaba, te lo aseguro.

Laia y yo seguimos hablando de nuestras cosas pero el timbre que marca el fin de la media hora de recreo no tarda en llegar.

-meeeeeec-

-Laia: bueno tía, ya me contarás ¿vale?

-Merçé: claro tía, te lo contaré todo, y me lo pasaré bien por ti, ja ja ja.

-Laia: ja ja ja, esta me la pagas ¡adiós!

-Merçé: ¡adiós!

Nuestras clases siguen las dos horas restantes su habitual y estricto ritmo. Dicen los grandes que va a ser de mayores que apreciemos el exigente trabajo del señor Carlos, pero lo que es de momento cada una de nosotras lo colgaría de la cruz de Cristo que encabeza la clase.

-meeeeeec-

Ya preparadas envolvemos lo que tenemos que envolver y cuando el profesor nos abre la puerta salimos en desbandada africana. Todas estamos requetenerviosas por la excursión que tenemos preparada mañana. Y más de una de nosotras no pegará ojo esta noche. No me reencuentro con Laia a la salida, el señor Anglada suele dejarlas salir un par de minutos antes, por lo que hemos hecho bien despidiéndonos a la hora del recreo. Tomo el autobús con otra de mis mejores amigas, y conversaciones privadas aparte, llego a donde tengo que llegar, mi casa.

-Merçé: ¡adiós Tania, hasta mañana!

-Tania: ¡hasta mañana, tráete el cd!

-Merçé: sí, tranquila.

Me meto en casa y el resto del día transcurre tranquilo, estudio un par de horas y un par de horas más las dedico a preparar mi salida de mañana, pues no quiero dejar nada para el último minuto. Tomo mi cd-man, para que escuche Tania durante el camino el nuevo cd de Andy&Lucas que me han regalado estas navidades. Escojo cuidadosa mi ropa para vestir elegante pero informal al mismo tiempo. Y por último le doy una atenta repasada al programa de mañana; saldremos en autobús a las 8 de la mañana desde la puerta del colegio. Entre viaje y una parada que haremos a medio camino a las 10 estaremos en BCN. Lo primero que haremos será una visita a la catedral de la Sagrada Familia, y a las once, a nuestro objetivo principal; el Palau de la Generalitat.

Donde visitaremos el congrés, el jutjat y también pasaremos por las sedes de los diferentes partidos al gobierno de la g¡Generalidad. La que más ilusión me hace es ver como es la sede de los verdes, desde siempre he sido muy ecologista y aún me faltan unos cuantos años para poder votar, pero seguro que cuando tenga poder para hacerlo votaré a ICV.

Una vez tengo aprendido todo el programa me relajo el resto de la tarde hablando con ciberamigos en el mi foro virtual preferido. Les digo que mañana voy a visitar la generalitat y la mitad se mueren de rabia y me lo dicen, la otra mitad también se muere de rabia pero, se lo callan. Llega la hora de cenar, ceno, llega la hora de dormir, e intento dormir, me cuesta un par de horas pero al final consigo con ayuda de la tele desmayarme inconsciente en mi camita.


-tit tit tit tit tit tiiiiit- son dos quarts de vuit, dos quarts de set a Canaries.

-Merçé: mmmoouuaaaah, la radio me despierta a la misma hora que lo hace diariamente, y siguiendo mi regular ritmo me visto y almuerzo un poquitín con tostadas&mermelada. Mis padres siguen dormidos pues a ellos no les toca trabajar hoy, a mi tampoco me toca trabajar, o almenos no me lo tomaré así. Todo hay que decirlo que tenemos unas cuantas tareas encomendadas en el día de hoy, como reconocer un par de aspectos de la Sagrada Familia y hacer un resumen de lo que veamos en la Generalitat, resumen que debemos alargar a nuestra llegada a casa.

Tomo mi mochila preparada ayer y contenta como una niña salgo de casa para dirijirme a paso ligero al colegio.

-Tania: hola guapa, ¿me traes el cd?

-Merçé: sí tranquila, ya te lo dejaré dentro el autobús.

Sólo algunas de nosotras dejan la mochila en el portaequipajes del coche, la mayoría lo lleva consigo adentro. Tania y yo entramos de las primeras, por lo tanto nos conseguimos un par de los muy buscados asientos traseros del bus. A la que estamos dentro le saco el cd-man con el Andy&Lucas"live cargado y la dejo soñar con las benditas voces de ese par de fenómenos.

-Tania: oh que bien se oyen, que se saquen todas las operación triunfo del mundo porque a estos no los gana nadie.

-Merçé: ya te lo dije, la caja tonta tiene efectos secundarios.

Creo que este último comentario que he hecho no me lo escucha Tania, porque la veo susurrar las canciones que oye del cd-man que lleva enchufado. Por lo que la dejo cantar y me giro hacia la ventana para contemplar el paisaje mientras perdura el viaje. A la larga se me hace un poco aburrido mirar campos y campos que pasan ante mi a más de 100 k/h, pero afortunadamente Tania repara en ello, se saca los cascos, los desmonta y escuchamos las dos el cd, una oreja/auricular cada una.

Por fin a la que estamos eschuchando el cd por tercera vez, empezamos a reconocer que nos aproximamos a la capital. No es tan sólo a partir de la vista que sospechamos que nuestra llegada se acerca, sino también a partir del olor, porque pega un hedor que parece que nos aproximemos a la fábrica de pinturas más grande del mundo.

-Tania: ¡puaj! como puede vivir la gente de aquí!

-Merçé: tengo entendido que ya se han acostumbrado. Cuando llevas dos meses inmerso en esta nube tu nariz ignora este fétido estímulo y se presta a reconocer los otros olores.

-Tania: ¡no puede ser otra cosa! porque sería imposible de otro modo!

En el fondo no hacen falta esos dos meses, porque al cabo diez minutos desde que hemos advertido ese hedor, quizá cambia o quizá nos acostumbramos a él, pero el caso es que lo olvidamos. Aparecen ante nosotras edificios grandísimos, más altos que el rascacielos más alto de nuestro pueblo. Y todo el autobús deja escapar un unísono suspiro cuando pasamos ante ellos.

-Autobús: ooooooooh.

Son esos diez minutos que tardamos en llegar a nuestra parada, cuando hemos bajado todas nuestra profesora Jimena reparte instrucciones.

-Jimena: todas juntas, que no se separe ninguna que aquí en la ciudad los coches van más rápido que en casa.

Y tanta razón que tiene la señorita Jimena, los coches van aquí, dentro del casco urbano, a la velocidad que van por la carretera afuera. Tania y yo nos cogemos de la mano para auyentar toda inseguridad que nos apriete el corazón, cuando empezamos a transitar hacia la catedral diversas de nuestras compañeras hacen lo mismo generando algunas risas entre nosotras mismas, pues es el sistema utilizado por los párvulos cuando van a pasear para que no se pierda nadie, o sea que al llegar a la catedral todas hemos abandonado esta infantil manera de transitar.

La profesora Jimena reparte un puñado de papeles entre nosotras y nos explica que tenemos que responder las preguntas en él escritas. El jolgorio de la excursión se calma un poco mientras nos disponemos todas a resolver el ejercicio. Cuando hemos finalizado todas o casi todas, la profesora nos da media hora libre para pasear y contemplar libremente por la catedral. Tania y yo nos volvemos a montar los cascos del cd-man mutuamente y pasamos la media hora libre paseando por el monstruoso monumento al son de Andy&Lucas. Cuando nos volvemos a reunir todas regresamos al punto donde nos dejó el autobús y este vuelve a estar ahí, en marcha. Cargamos de nuevo y nos dirijimos a nuestro segundo objetivo de la excursión, el Palau de la Generalitat.

No sé de verdad cuantos metros separan la catedral del palau, pero el intenso tráfico hace que estas cuadras se alarguen durante 20 minutos. Por fin llegamos, el bus se detiene de nuevo en un lugar predispuesto a ello y bajamos todas.

Antes de entrar en el regio palacio la profesora habla con un señor que hay en la entrada, supongo que debe ser el "portero" que debe haber sido informado de nuestra visita el día de hoy. Por fin entramos todas, esta vez no es la profesora que nos explica el monumento sino un señor que se ha unido a nosotras desde la entrada. Como se nos ha indicado vamos tomando a lo largo de la explicación diversas notas en la libreta, para en casa hacer la redacción obligada.

Pasamos ante el despacho oval, el congreso y después vamos visitando las diferentes sedes de los diferentes partidos. En mi preferido; el de Inicitiva Verds, tienen un gran árbol de verdad que da a un tragaluz que lo contenpla desde el techo. Después los otros no son tan bonitos pero en ninguno de ellos falta la bandera con las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo presidiéndolo. En uno de ellos, no recuerdo bien en cual, hay un señor muy bien vestido al que primero no doy importancia. No le doy importancia al calificarlo como uno de los miembros del partido en cuestión, pero empieza a saberme extraño cuando veo de nuevo al mismo señor en otra sede, y en otra, y en otra, y es entonces cuando me decido a preguntarle a la profesora quien es ese señor.

-Merçé: señorita Jimena, ¿quien es ese señor?

-Jimena: uy Merçé, ese señor tú no lo sabes quien es, ese señor es el líder de...

La frase de la señorita peró es interrumpida por el mismo señor, que se acerca a nosotras y deteniendo la explicación de Jimena nos dice.

-Líder: buenas días señoras, ¿que tal? haciendo su visita obligada al palacio? espero que les guste a ustedes todo lo que pueden contenplar.

-Merçé: hombre, tanto como señora..

-Jimena: uy calla Merçé, perdone usted señor ilustrísimo, pero Merçé se comporta a veces como una niña y no sabe el respeto que debe profesarse a una persona como usted.

-Líder: perdonada está, tiene todas las excusas del mundo y a su edad tiene también una gran ventaja, pues no sabe nada de política y seguro que no me profesa ningún tipo de rencor.

-Jimena: uy rencor, válgame dios que hubiera de tenerle rencor a su esfigie. Es usted un lider para miles de personas, más nos gustaría a cualquiera de nosotras estar en su lugar.

-Líder: ja ja, lo mismo le digo, más me gustaría a mi estar en su lugar señora, o en tu lugar señorita.

-Merçé: uy ji ji ji.

Nuestra conversación con el líder de aún no sé qué partido se alarga unos minutos más mientras el resto de la clase para atención al señor que desde la entrada nos da explicaciones. Durante el habla el señor le propone a la señorita Jimena acompañarme a mi por separado para visitar el palacio en su compañía. Ante tal ofrecimiento la señorita pide mi consentimiento y ante mi ilusionada respuesta, ¡Sí!, nos da su beneplácito y se marcha con el resto de la clase.

-Líder: ven princesa, que te voy a enseñar sitios que no suelen ver las visitas habituales, ya verás qué cosas más bonitas.

-Merçé: uy qué ilusión, ¿eres el lider de Iniciativa?

-Líder: no, no, me llevo bien con esa agrupación pero mis ideales políticos están un poco alejados de los suyos.

Seguimos hablando de diversas cosas mientras encaminando el trayecto recorremos las pasillos de los que venimos. Yo estoy muy alborozada pues nunca me había sentido tan grande, estoy con el presidente de no sé qué partido de la Generalitat, pero es una persona muy grande y poseo ahora mismo toda su atención. Es debido a mi alborozo que no me fijo en el escudo de la puerta cuando entramos en una de ellas.

-Líder: es aquí, ya verás qué bonito.

Tomada de su mano entramos en el luminoso despacho. Es divino, tiene la butaca más bonita que he visto en mi vida, de marrón y brillante piel que parece una de las cazadoras que llevan los chicos grandes del pueblo. La mesa es igual de brillante, y grande como la que usamos para comer toda la familia en casa. Están dispuestos en ella elegantísimos objetos, desde una sobria y rellena carpeta negra, hasta un lapicero que parece una obra de arte, con su sitio para la grapadora, sus lápices, su tijera. También hay tras de la butaca una gran bandera cuatribarra que no es en el fondo una bandera sino una semitransparente cortina que da a la monumental entrada del palacio.

Estoy embrujada contenplando todos estos lujos cuando noto la mano del líder, no puede ser otra, que me toca la espalda a la altura de mi lumbar.

-Líder: ¿te gusta todo esto Merçé?

-Merçé: oh sí, nunca había estado en un sitio tan bonito. Bueno, el colegio donde estudio también tiene sitios elegantes pero este los supera a todos, como me gustaría vivir aquí.

-Líder: ja ja, este sitio no es para vivir sino para malvivir. Todo lo que ves es tan elegante para que te ayude de alguna manera a superar la crudeza de la vida política. A la larga lo acabas necesitando estar rodeado de cosas bonitas. Y la verdad, tú eres una de las cosas más bonitas que ha estado nunca en este despacho.

-Merçé: uy ¿de verdad?

Digo girándome hacia él ilusionada por recibir un elogio de una supongo tan gran persona. El señor no me ha soltado y ahora que miro hacia él me acaricia la barriguita. Yo me siento rarísima, siento que tengo ganas de hacer una cosa pero no sé qué. El señor me sigue acariciando la barriga y mis manos de forma inconsciente toman sus gruesos brazos, gruesos a partir de los cuales noto unos músculos que se mueven, son los mismos músculos que mueven los dedos que me están dando esa caricia tan rica. Mi boca que hace un momento sonreía ingenua ahora esta relajada, y un poco entreabierta contempla con la misma incredulidad que mis ojos como la mano del señor juega con el elástico de mi pantalón, y se mete dentro. Mis ojos pierden bastante de su potencial cuando los mismos dedos que han entrado en mi pantalón, entran en mi braguita y empiezan a acariciarme los pelitos que salen de mi bajobarriga.

-Merçé: uy, je je, me da cosquillas.

-Líder: eso es lo que quería, te estoy haciendo cosquillas.

Sigue, peró, haciéndome cosquillas en el mismo lugar, a mi me gusta mucho igual que cuando papá me hace cosquillas, pero a diferencia de eso no tengo ganas de reír sino de todo lo contrario, relajarme y dejar que me siga haciendo más cosquillas. Mis manos, de la misma manera que cuando a papá trato de sacárselas, al señor Líder le hago lo contrario y se las tomo con cariño, como cuando acaricio algún animalito. Animada por la dulce sensación que me produce la manita del señor cierro los ojos y le dejo hacer todo lo que quiera. Los dedos se me meten más hacia abajo y me acarician justo en el sitio donde una pierna se une con la otra.

-Merçé: oooh, señor presidente, que bien que hace usted cosquillas.

-Líder: esto ya no se llaman cosquillas hija, esto se llama amor.

-Merçé: uy ¿amor? que bien, como la gente que está casada?

-Líder: sí, más o menos, ahora tú y yo vamos a hacer una cosa como los grandes.

Sin dejar de hacerme amor entre las piernas se me acerca y me empieza a chupar la boca, yo le imito y también saco la lengua para jugar con la suya. Él me toma la mano y me invita a hacerle también amor entre las piernas. Yo lo entiendo a la primera y abro la mano para tocarle con los dedos ahí, pero grande es mi sorpresa cuando mis dedos tropiezan con una cosa muy grande, dura y caliente. Asombrada miro hacia abajo y me doy un susto tremendo.

-Merçé: ¡uh! ¿que tiene ahí?

-Líder: nada raro querida, es lo más normal que los hombres tengamos eso ahí.

-Merçé: no si, ya sé que los hombres tenéis ahí una cosa alargada, pero no tenía entendido que fuera así de grande... y duro.

-Líder: no te asustes, ya verás, tócalo y verás como no es tan raro.

El señor líder me toma la mano de nuevo y la posa en su cosa. Yo la cojo como si fuera una escoba y a sus indicaciones muevo la mano hacia los lados.

-Líder: muy biennn, así, aún te falta un poco pero con el tiempo aprenderás mucho.

A la que retomamos la confianza en nuestro juego el señor vuelve a chuparme la boca a la vez que me hace cosquillas entre piernas. Ahora pierdo miedo y me vuelve a gustar mucho. Vuelvo a reir de esa manera tan rara mientras el señor me clava un dedo justo donde se une una pierna con la otra.

-Merçé: aaaah, aaaaah, señor, aaaah.

Seguimos jugando un rato de esta manera pero parece que el señor se acaba aburriendo, pues se separa de mi.

-Líder: date la vuelta, que te haré otra cosa divertidísima.

-Merçé: sí sí, que lo hace usted muy bien.

Me giro y como me ha dicho me cojo de la mesa, quedo así mirando primero la bandera-cortina y detrás la plaza que da entrada al palacio. El señor me baja los pantalones y noto que vuelve a jugar con mi cosita entre una pierna y la otra.

-Merçé: mmmm, que bien señor, mmm.

-Líder: ahora no te asustes porque te voy a hacer una cosa que primero te dolerá un poco, pero después te va a gustar mucho.

-Merçé: mmm, sííí, hágamelo señor...

Noto como me hace un movimiento raro detrás, y de pronto.

-Merçé: oooooooooooooooh.

Me hace daño, mucho daño. Me rasga algo entre mis piernas y me hace también algún rasguño pero dentro, en la barriga, porque me duele mucho.

-Merçé: ay ay ay ay ay, ¡me duele mucho!

-Líder: vale, es normal pequeña, pero no llores, no llores y verás como en un ratito se te pasa el dolor y te va a dar una risa muy grande.

-Merçé: uy uy, eso espero, uy uy, no se mueva por favor, que cada vez que se mueve me hace daño.

-Líder: de acuerdo.

El señor se queda inmóvil y el dolor ante su quietud parece desaparecer. Mientras está quieto, para que no me aburra, me va acariciando la cintura y me mete la mano dentro la blusa para acariciarme las tetitas. Me hace también las cosquillas muy bien en la punta de las tetitas y yo me vuelvo a reír.

-Merçé: mmm, mm, mm, mmmm.

En eso que se vuelve a mover y noto que esta vez no me duele.

-Merçé: mmm, ya no me duele, y me ha gustado un poco cuando te has movido.

-Líder: vale, ya estás preparada, ahora me moveré un poco más y cada vez me moveré más, si en algún momento te duele me lo dices.

-Merçé: vale.

El señor se vuelve a mover un poco.

-Merçé: aaaaaah.

Y otro poco.

-Merçé: aaaah.

Y otro y otro y no deja no moverse, a mi me gusta mucho y se lo digo.

-Merçé: aaaah, aaaah, gusta mucho, aaah, aaaah, aaaaah, gusta mucho síííí.

El señor se pasa un rato haciéndomelo, yo me lo paso muy bien y no ceso de reír en ningún momento. Cada vez va más rápido y yo cada vez río más fuerte.

-Merçé: aaaah, aaaah, aaaaah, aaaaaaah, ooooooh, señor, aaaaaah, aaaah.

-Líder: mmmm, así pequeña, ves como te lo he dicho, mmm, que lo pasaríamos muy bien.

-Merçé: oooooh, sí, sí, sí, sí, sí, más por favor, más, más, más.

-Líder: uy tranquila, que tampoco soy un yeti. Si quieres más, ya verás, lo haremos diferente.

El señor se separa de mi y se tumba encima de la mesa, su cosa esta aún grande y mira hacia arriba.

-Líder: ahora súbete encima mío, yo ya lo pondré bien y cuando te diga tú haz ver que cabalgas un caballo, ¿sabes lo que te digo?

-Merçé: creo que sí, ¿hago como en las películas?

-Líder: sí, creo saberás, va súbete.

Me subo encima de él y vuelve a tocarme entre las piernas, siento que me hace eso que me gusta tanto cuando mi entrepierna se junta con su cosa grande.

-Merçé: aaah.

-Lider: bien, ahora cabálgame.

-Merçé: vale, aah, aah, aaah, aaaah, aaaah, aaah, oooooh, sí, sí, sí, sí, oooooh, sí.

Ahora estoy loca, me lo paso muy bien porque ahora soy yo que le hago cosquillas a él, y me lo paso más bien que nunca pues también lo hago reír.

-Líder: oh, sí, pequeña, muy bien, mmm, sí, estás hecha una guerrera, sí.

-Merçé: oooh, oooh, oooh, soy Merçé, oooh, y soy de las más listas de mi clase, oooh, sí, sí, y de las más guapas, oooh, oooh, sí, sí, sí.

Sigo botándolo un rato en que me lo paso muy bien, la risa va a más cada vez y en un momento noto que me voy a morir de risa. Grito muy fuerte de lo que me gusta estar haciéndole cosquillas y grito lo más fuerte que puedo.

-Merçé: aaaaaaaaaaah, aaaaaaaah, aaaaaaaaah.

Mis ganas de jugar, peró, se van con mis gritos, estos van cesando a la vez que yo dejo de moverme pues estoy muy cansada. Cuando me dejo caer encima del señor oigo que está tan cansado como yo pues deja ir el mismo aire. Nos cuesta un poco recuperarnos y cuando nos reponemos bajamos de la mesa. Nos vestimos y él me ayuda a peinarme un poco pues tengo la cabeza hecha un desastre. Cuando estamos listos salimos del despacho y buscamos el resto de la clase. Los encontramos en una gran sala escuchando un discurso del guía del palacio. Nada más ver a Tania me avalanzo hacia ella.

-Merçé: mira Tania, este señor es el presidente de un partido.

-Tania: hola Merçé, ¿de qué señor hablas?