Desvirgado por mi sobrino
"Te gusta como entra tío?"... me decía mientras yo estaba en cuatro siendo cogido por primera vez
Mí nombre es Diego, tengo 44 años y lo que les voy a contar sucedió hace menos de dos años cuando estábamos de vacaciones con mi mujer Diana que en ese momento tenía 40. Mí hija Lourdes de 18, mí hermana Josefina de 46 y su hijo Alejandro de 19.
Josefina se había separado hace poco tiempo y su situación económica estaba pasando por un mal momento además del dolor de la separación. Con mi mujer le propusimos que viniera con nosotros para pasar unos lindos días en las sierras y el río ya que habíamos alquilado un departamento espacioso para pasar la temporada. Alejandro no parecía verse afectado por la separación de sus padres, siempre fue un jóven muy simpático y alegre y no había cambiado. El se llevaba bien con mí hija y pensé que podría ser una buena compañía para pasar el verano.
Los primeros días fueron muy entretenidos y con Diana pudimos descansar del trabajo de todo el año, hacer ejercicio y también tener mucho sexo como nos gustaba. Manteníamos una buena relación sexual y ambos éramos muy abiertos. De hecho habíamos incursionado en alguna oportunidad en clubes swingers pero solo para observar, no nos habíamos animado a un intercambio de pareja. Ella me confesaba que tenía curiosidad por estar con otra mujer aunque nunca se animó. Yo en cambio no me sentía atraído por otros varones pero si me generaban mucho morbo algunas trans o crossdresser. Es decir, me gustaban los rasgos o formas femeninas y me daba curiosidad como sería estar con alguien así.
Uno de esos días en el río mientras hablábamos de todo un poco con mí mujer y mí hermana, estando yo con lentes de sol, me llamó la atención la mirada de Alejandro que no se percataba que lo percibía. Yo estaba parado y me daba cuenta que observaba toda mí anatomía. Nunca lo había notado pero ahora empecé a estar más atento y no era una excepción. Lo hacía conmigo pero también con otros hombres que estaban en la playa. "Será gay?" Me pregunté. Después empecé a recordar que nunca había tenido una novia en el secundario o por lo menos nada que me haya contado mí hermana. Pero si era gay se sentiría atraído por hombres mayores? Aunque modestia aparte debe decir que no estoy mal a mí edad: soy alto con buen físico que lo mantengo en forma con ejercicio casi diario que hacemos junto a Diana. Tengo buenas piernas firmes lo mismo que mí trasero y me abdomen. Además voy siempre depilado porque practico mucha natación además de que a mí mujer le gusta más así.
Los días siguieron y me daba cuenta que Alejandro seguía mirándome cuando estábamos en la playa al punto que ya me ponía un poco incómodo pero no me atreví a contarle algo a mí mujer o mí hermana. Un día en que Alejandro y Lourdes no habían venido con nosotros al río, regresé temprano porque mí mujer y mí hermana había ido a una caminata por la montaña que no me interesaba. Al llegar fui derecho al baño y abrí la puerta sin tocar pensando que no había nadie en la casa y cuando lo hice me quedé de piedra: estaba Alejandro parado frente al espejo, desnudo sólo con una tanguita negra sacándose fotos con su celular. Me quedé parado observándolo muy nervioso mientras que él se puso blanco sin saber que hacer. Atiné a cerrar la puerta pero él salio detrás mío. "Tío, tío por favor escúchame, estaba cumpliendo una prenda, no es lo que tú piensas, escúchame por favor" me suplicaba. Yo no estaba ni enfadado ni escandalizado. Sólo que no sabía cómo reaccionar. Me detuve un instante y le dije que nos sentaramos. El lo hizo sin cambiarse y en sus ojos observaba unas lágrimas y mucha alteración. Le dije que no me tenía que explicar nada, que era su vida y el decidía como la quería vivir y que no hay nada malo en sus gustos y en explorar todo lo que quisiera. Pero entendía que le costara porque hay muchos prejuicios y que ese iba a ser nuestro secreto hasta que pudiera o quisiera hacer abierto sus deseos. Y si no lo hacía no pasaba nada.
A medida que hablaba su rostro empezaba a cambiar. Se relajaba y su sonrisa empezaba a aparecer. Seguía lagrimeando y cuando terminé de hablar me dio un fuerte abrazo y me empezó a contar que le gustan los hombres y que sentía el deseo de vestirse con ropa femenina y lo hacía a escondidas cuando estaba solo en su casa y que con tanta gente en el departamento era la primera oportunidad que había tenido. Que sufría mucho no poder ser libre. Mientras me contaba su historia lo empecé a observar más detenidamente. Era un muchacho muy lindo. De 1,75 aprox, delgado pero con unas piernas bien torneadas al igual que su culito que había visto en el baño. Rubio, de tez blanca con una sonrisa y una boca grande. La verdad nunca había reparado en él pero tenía muchos rasgos femeninos y estar en esa situación y Alejandro sólo con una tanguita hizo que me perturbara un poco y me dio cierta calentura.
Cuando terminó de hablar yo me pare para ir al baño y al salir él me estaba esperando y seguía vestido de esa manera. Le dije que se cambiara porque podía llegar mí hija pero me dijo que se había ido con unos chicos que había conocido en la playa y llegaría más tarde. Me agradeció por comprenderlo y haberlo escuchado y me dio un abrazo. Yo recibí el abrazo pero me parecía raro abrazarlo estando así desnudo. Al separarse su rostro quedó frente al mío y se quedó quieto mirándome a los ojos. No sé por qué me puse tan nervioso y sentía la necesidad de besarlo y tocar su jóven cuerpo. Los morbos que había tenido de estar con alguna persona trans, cross se estaban materializando en ese instante con mí sobrino con su poca ropa y sus formas femeninas. Él tomó la iniciativa y me dio un beso tímido que no pude rechazar y pegué mí cuerpo al suyo abrazándolo por su fina cintura bajando a agarrar su colita pero algo de cordura logro dirigir mis acciones y me separé inmediatamente. Le dije que era una locura. Que por favor se vistiera. Pero el insistió y me volvió a besar y pasó su mano por mí paquete que estaba enpalmadisimo. "Podrá ser una locura pero parece que es una linda locura", me dijo suave al oído. Es verdad que estaba muy caliente pero con mucha fuerza de voluntad me salí de ahí y me fui del departamento para un bar. No estaba escandalizado, ni avergonzado ni culposo. Más bien estaba muy caliente pero no podía dejar que pase eso. Si hubiese sido con otra persona dejaría que fluya y hasta le hubiese contado a mi mujer, pero con Alejandro no!
Logré calmarme un poco y bajar la calentura del momento pero volvía a mi cabeza esa cola con esa tanguita negra. Encima había cometido el error de acariciarla y notar su suavidad. Pensaba y me volvía a empalmar. Y creo que en mi interior, en lo profundo, me daba mucho morbo que sea mí sobrino. Caminé por la zona para que pasara el tiempo y regresar al departamento cuando pudieran estar mí mujer y mi hermana. Al llegar ya estaban todos preparando la cena. Yo me encontraba un poco perturbado e incómodo por la presencia de Alejandro pero él lejos de estar avergonzado se mostraba simpático y risueño pero también atrevido. Me guiñaba el ojo cuando nadie lo veía y me tiraba besos de manera disimulada. Después de cenar me dirijo a la cocina y estaba él lavando los platos y al verme llegar se baja un poco su pantalón para que pueda ver la tira de su tanga. Quería jugar conmigo porque se había dado cuenta que esa tarde me había puesto muy caliente y que si insistía podía lograr algo. Esa noche tuve sexo salvaje con mí mujer pensando en que me cogía el culo de Alejandro. Mientras más pasaba el tiempo estaba más obsesionado.
El día siguiente pasó más tranquilo porque casi no nos cruzamos aunque siempre me dedicaba alguna sonrisa o un guiño de ojo. Pero un día después cuando estábamos todos en el río, decidí volver al departamento un rato antes para ver un partido de fútbol. Cuando estaba por retirarme Alejandro dijo que me acompañaba delante de todos para que no me pudiera negar. Un frío recorrió mí espalda porque sabía que iba a ser para problemas. Me puse nervioso de inmediato pero me relajó que en el camino al departamento no hubo ninguna insinuación. Más bien una conversación normal y artificial, como si nada hubiese pasado. Cuando llegamos abrí una cerveza y me puse a ver el partido. Alejandro se fue para su cuarto y a los 10 minutos se sentó al lado mío vestido con un body rojo dónde la parte de la cola se perdía entre sus nalgas. Me quedé duro y más cuando se sentó a mí lado en el sillón con su cuerpo casi pegado al mío. Me quedé observándolo y naturalmente me miró planteándome que yo le había dicho que sea libre y eso estaba haciendo, que no me preocupara porque no me iba a obligar a nada y largó una carcajada. Es verdad que era muy simpático y divertido y su presencia provocativa a mí lado hacia que me vuelva a calentar. Trate de evitar la situación pidiéndole que se vistiera, que era una locura y no quería problemas. El se reía dándome a entender que no me creía. Yo intentaba concentrarme en el partido y notaba que Alejandro estaba muy inquieto hasta que se acercó a mí oído con una voz melosa preguntándome si quería que me la chupe. Esa actitud me calentaba más aún y decidí no responder. Un "no" era poco creíble y un "sí" demasiado evidente. Pero el silencio lo tomó como una afirmación y sin perder el tiempo se recostó boca abajo en el sillón a mí costado poniendo su cara arriba de mí entrepierna. Con la misma voz melosa me preguntó de manera inocente si podía tocarme la pija que en ese momento estaba estallando. Me miraba con cara de inocente y con la misma voz me decía "puedo tocarte acá tío?" y la toco por encima de mí traje de baño un rato hasta que empezó a bajar mis pantalones y a jugar directamente con mí pija que la tocaba. No daba más de la calentura y él jugaba con eso. "No te la chupo hasta que no me digas"...y jugaba de manera suave con mí pija. Mí última resistencia fue decirle que podían llegar en cualquier momento las mujeres. "Entonces me apuro?" me dijo...y sólo pude afirmar con mí cabeza y la empezó a chupar de a poco. Lo hacía de manera dulce pasando su lengua por mí glande y mí tronco, poniéndole mucha saliva. Yo estaba como ido, sin pensar que era mí sobrino. Sólo miraba su cabellera lluvia chupando mí pija y sus nalgas hermosas que empecé a tocar de una manera un poco desesperada mientras mí pija era de piedra. Estaba recibiendo placer de mí sobrino, sabía que estaba mal pero no me podía resistir. Quería cojer ese culito desde que lo vi en el baño y más ahora mostrandose tan abierta y entregada. Le corría su ropa interior para untar con saliva su culito mientras Alejandro ahogaba sus gemidos en mí pija.
Interrumpió su chupada para sentarse arriba mío. En ese acto se paró previamente y vi algo que me sorprendió. Debajo del body crecía una pija muy considerable. La mía es normal, de 17 cm con una buena cabeza y gruesa. Pero la de este chico era realmente grande. Nunca me había fijado en la pija de nadie pero esto me llamó la atención. Tan sumiso y pasivo (eso creía yo) pero escondía semejante herramienta. Se sentó poniéndose de frente a mí y me dio besos suaves mientras frotaba sus nalgas en mí pija. Me seguía calentando hablándome suave al oído..."me querés coger tío, me querés hacer la colita?". Mis manos se posaron sobre esa cola que me volvía loco y aumente el ritmo de la fricción. Me disponía a llevarlo a mí cuarto pero el se frenó y se volvió a parar dejando su entrepierna delante de mí cara. Con la misma voz melosa y de niña me dijo "yo te la chupe tío, ahora quiero que vos la pruebes"...a la vez que se sacaba por el costado del body una pija de unos 20 o más centímetros, gruesa y toda depilada. "querés probar tío?" Mientras se la masajeaba y me miraba con cara de inocente. Nunca se me había ocurrido jugar con una pija pero mí calentura era demasiada y sin pensarlo me acerqué y me la metí a la boca. Entraba una mínima parte además que no lo sabía hacer. Pero la sola situación me calentaba muchísimo. Se la chupaba y agarraba su culito. Él gemia y me provocaba..."te gusta mí pija tío? Viste que grande que la tengo?". Seguís gimiendo y en un momento me di cuenta de que iba a acabar y me la saqué, lo seguí masturbando y acabó con chorros muy fuertes que fueron a parar al sillón y mí cuerpo. Alejandro emitía sonidos de una chica mientras acababa con esa pija enorme.
Cuando su cuerpo se empezó a relajar me miró con una sonrisa y me dijo "ahora te toca a vos" y se arrodilló entre mis piernas dándome una chupada celestial y con la calentura que cargaba acabé a los segundos y se tomó toda mí leche. Fue un orgasmo muy intenso como pocos que haya tenido. Suspiraba y mí respiración se agitaba hasta que quedé rendido en el sofá. Alejandro me miró mientras terminaba de limpiar mí pija. Se reía. Se incorporó, me dio un beso suave y se fue al baño. Yo me fui a cambiar y a los minutos llegó mí mujer, mí hermana y mí hija. Alejandro ya estaba en su cuarto y yo en el mío. Cuando me preguntaron por el partido no sabía que decir. Estaba un poco culpable pero también perturbado por lo que acababa de hacer. No sólo tener sexo oral con mí sobrino sino también haberle chupado esa pija. Y lo que me parecía más raro era que me había gustado mucho!
Los días siguientes la relación con Alejandro se tornó rara. Lejos de distanciarme nos volvimos más cercanos en lo cotidiano. Nos reíamos con complicidad y él no dejaba de hacerme algún guiño o calentarme en secreto delante de todos. Se había dado cuenta que me gustó mucho chuparle su pija y cuando nadie nos veía me decía al oído "que preferís tío, mí colita y mí putito?" "Sos malo tío, no probaste mí lechita?" Cosas así que me ponían a mil en cualquier circunstancia. Yo sabía que todo eso era una locura, que si alguien se enteraba iba a perder a mí familia e iba a ser un escandalo, pero por momentos me abstrai de todo.
En lo que quedó de las vacaciones un sólo día repetimos el juego. Me pidió que lo acompañe a caminar por las sierras. No sabía sus intenciones pero le seguí el juego. Nadie sospechaba nada. Era sólo una relación entre tío y sobrino. Nos adentramos en el medio de la montaña hasta que no había rastros de personas. El iba caminando delante mío con su traje de baño de chico y unas zapatillas. Yo iba igual. En un momento se frenó y se sacó el bañador quedándose sólo con una tanguita blanca. "Que hacés?!" Le dije imperativamente. "Siendo libre, no te gusta?" Y siguió caminando delante mío mostrándome su cola que hacía que me empalme. Nos metimos por un sendero solitario, Alejandro se dio vuelta y sacó su pija que estaba bastante grande por el costado de la tanga. "Vení tío, disfrutala". No lo pensé dos veces y me arrodillé a chuparle la pija. Con su voz melosa y aniñada me decía "ahora tómame la lechita, te va a encantar". Gemia suave y de repente empezó con unos grititos femeninos hasta que acabó una abundante cantidad de leche que me atragantó. Me inundo la boca de su leche caliente que sabía muy rica y me generaba mucho morbo. Algo tragué y el resto quedó en mí cara y mentón. Cuando terminó su orgasmo se inclinó y con su lengua me limpió y nos besamos compartiendo su semen. Creí que me la iba a chupar, pero me dijo "otro día, tenemos que regresar. Todavía queda lo más lindo". Yo estaba muy caliente pero me gustaba que jugará conmigo. Se puso su traje de baño y volvimos. Quedaban dos días de vacaciones dónde tuve mucho sexo con mí esposa sólo pensando en Alejandro. Cuando regresamos lo tomé como una liberación. Lo que había pasado en las vacaciones se quedaba en las vacaciones y por más que no haya podido probar esa colita había descubierto algo nuevo que me encantaba pero no lo podía repetir con Alejandro.
De vuelta a la rutina del trabajo lograba sacar a Alejandro de mí cabeza aunque casi a diario me masturbaba pensando en él. Por momentos pensaba en escribirle pero resistí la tentación y los días pasaron. Creía realmente que eso había quedado en el pasado, pero unos diez días después de haber regresado recibo un mensaje de él: "te dije que lo mejor estaba por venir, te espero mañana en el hotel xxx cuando salgas del trabajo. Vení con tiempo porfa, inventa alguna excusa". Mí corazón volvió a latir a mil por hora. Por un lado quería estar liberado de esa relación pero por otro lo deseaba muchísimo. Di vueltas media hora hasta responderle y terminó ganando el deseo. Le respondí con un "ok" e intenté seguir con lo mio. Ese día no pude pensar en otra cosa y dude si iba a ir o le cancelaba. Lo estuve por hacer varias veces pero no pude. Al día siguiente me desperté nervioso como si tuviera 18 años. Las horas en el trabajo no se me pasaban más y le inventé a mí esposa algo realista. Que me juntaba con Alejandro para ir a andar en bici y luego tenía turno en la pileta. Le avisé a Alejandro para que diera la misma excusa y luego del trabajo me dirigí al hotel. Era en la periferia de la ciudad y se podía entrar directamente con el auto hasta la puerta de la habitación. Me bajé con nervios y le avisé a Alejandro que estaba afuera. La puerta se abrió apenas y la dejó así. Yo entre despacio y estaban las persianas bajas y había una tenue luz. Escucho que su voz de chica me dice..."cerrar amor y veni a saludarme". Alejandro estaba vestido con un conjunto de lencería de encaje negro, con un corpiño, una tanguita y una medias de con un liguero. Me abracé a él sin culpa y sin miedo de que nadie nos descubra. Lo besé apasionadamente mientras acariciaba su cuerpo y masajeaba su cola. De a poco me fui desvistiendo hasta quedar sólo con mí boxer. Nos acostamos en la cama colocándose el arriba mío. No parábamos de besarnos y sentía como crecía su pija contra mí cuerpo. El bajó para sacarme el boxer y empezar a chupármela suavemente. Podría haber acabado ahí mismo pero la tarde iba a ser larga. Yo quería chupársela a él y me incorpore quedando en cuatro y el arrodillado en la cama "que pasa tío, querés esto? Querés la lechita del sobrino?" mientras se sacaba la pija muy dura y grande y la golpeaba contra mí cara. Se la empecé a chupar con decisión mientras tocaba sus nalgas y lo pajeaba. Me sentía liberado y me encantaba darle placer. Se la agarraba con la mano y me sobraba mucha pija para chupar, pasarle la lengua por el glande como él me hacía a mí. "Te gusta tío? Te gusta chuparla?" Se notaba que a él también le calentaba hablarme así y empezó a gemir más liberado, con grititos más fuertes y moviendo sus caderas hasta acabar dentro de mí boca abundante leche que tragué con decisión.
Me arrodillé frente a él y lo empecé a besar "no te sobró nada?" me preguntaba. Y al oído me dijo "te voy a dar lo que deseas, haceme la colita", y se colocó acostado boca abajo en la cama parando su cola. Tenía en frente mío ese manjar que me volque a chupar con pasión, agarrando su nalgas y besando cada centímetro, saboreando con mí lengua su agujerito, metiendo un dedo que entró con mucha facilidad. Alejandro volvía a gemir y movía su cola al ritmo de mí lengua. Me incorpore para penetrarlo poniéndome encima de él. Me decía guarradas mientras mí pija iba entrando de a poco. Dio un gritito cuando entró mí cabeza y paró más su cola hasta que estuvo toda adentro. Me quedé quieto unos segundos y empecé a moverme de a poco. " Si tío llename la colita, cojeme tío". Empecé a moverme con más ritmo, besaba su espalda y su cuello, el giraba su cabeza para besarme y no pude aguantar mucho. Acabé en un orgasmo de otro planeta con gemidos fuertes como pocas veces. Le di una gran descarga de leche en su colita hasta que mí cuerpo empezó a entrar en reposo encima de él. Me salí de a poco acompañado de mí leche que salía de su colita. Él la recogía con su mano y su chupaba los dedos. Quedamos acostados uno al lado del otro y nos seguimos besando abrazados de costado y notaba como su pija volvía a crecer contra mí cuerpo. Sentía esa herramienta grande y caliente contra mí abdomen. A esta altura no sabía si me gustaba más su pija o su colita que acababa de probar. Pero como acto reflejo lo empecé a pajear suave y a los minutos estaba en cuatro entre sus piernas chupándosela de nuevo notando cómo se iba poniendo bien dura. El me acariciaba la cabeza con ternura y gemía suave. Me dice "quédate así tío, no te muevas", y se fue detrás mío. Me devolvió el sexo oral en mí cola. No era una sensación nueva para mí, mí mujer siempre lo hacía, pero la suavidad de Alejandro era muy excitante. Me daba pequeños besos entre mis nalgas, jugaba con su lengua, bajaba hasta mis testículos, volvía a concentrarse en mí agujerito hasta que empezó a meter un dedo. Sabía que eso se iba a venir. Nunca había sido penetrado pero si sucedía lo tenía que probar. Tenía miedo que me doliera pero también sabía que Alejandro lo iba a hacer suave. Y así fue. Con mucha paciencia se tomó su tiempo para combinar mucha saliva y hasta tres dedos que fueron generando una buena dilatación. Yo estaba entregado a ese jóven que me estaba haciendo disfrutar como pocas veces. Estaba entregado a esa experiencia oculta, que por serlo la hacía aún más caliente. Arrodillado detrás mío apoyo su glande en la entrada de mí colita..."relájate tío, te va a gustar mucho, me vas a pedir una y otra vez que te lo haga".
Empezó a entrar de a poco. Una vez que su cabeza estuvo dentro sentí dolor pero entro con facilidad. La sacó, se puso mucho lubricante y untó mí cola. Y volvió a entrar. Esta vez fue más fácil. "Te gusta como entra tío?"... me decía mientras yo estaba en cuatro siendo cogido por primera vez. No llegó a entrar toda y la dejó un rato para que me acostumbre antes de empezar a moverse de manera suave. Esa pijota me estaba abriendo todo y me generaba mucha excitación. Nunca creí estar en esa situación y menos con mí sobrino pero me empecé a relajar y mover mí cola. "Cómo te gusta tío, la colita te va a quedar muy abierta", "sentís como entra?". Yo gemia y mí cola se estaba acostumbrando a su pija. El la sacaba toda y la volvía a meter hasta el fondo. Así lo hizo hasta que empezó a descargar su leche. Sentí como si me estuvieran regando con un líquido caliente mí interior. Era mucha la leche que largaba ese chico. Me inundaban. La sensación fue tan rica que deseé repetir esto por siempre. No podía creer que haya estado toda mí vida sin disfrutar de esto.
De a poco salió y yo me quedé acostado boca abajo sintiendo como su leche se escurria bajando por mis nalgas. Alejandro me acariciaba la espalda y la cola me daba besos suaves. Nos quedamos una media hora dándonos cariño y luego seguimos por dos horas más. Era casi de noche y seguíamos en el hotel. Nos bañamos juntos, nos cambiamos y lo llevé hasta su casa. Desde ese día nos convertimos en amantes. No hubo semana que no nos viéramos. Aprovechamos nuestra relación de tío y sobrino para no levantar sospechas e incluso nos íbamos algunos fines de semanas a "pescar" o acampar. Hasta una vez hicimos un trío con otro hombre. Fue un año de pasión y locura oculta a los ojos de los demás. No me calentaba nada más que estar con él, coger su culito y recibir esa enorme cola en mi boca y en mi cola. Me hice adicto a ella. Mi mujer notaba mi falta de ganas en la cama y nuestra relación se deterioró pero luego de un año terminamos la relación con Alejandro. Se tornaba insostenible y por momentos muy riesgosa. Ambos entendimos que por el momento no podíamos seguir aunque estoy seguro que algún día nos volveremos encontrar.
Si les gustó el relato puedo contar algunas de las experiencias posteriores que tuvimos, llenas de pasión, sexo, diversión y de mucho cariño.