Desvirgado por el padre y tío de su amigo IX.
Así fue como, Nando, un joven adolescente después de ser desvirgado y follado por el padre y tío de su mejor amigo, se convierte en la putita de ambos sementales.
La mañana de aquel día que comenzaba, luego de desayunar y dejar la casa recogida, mientras Oscar iba a resolver unos asuntos que tenía que dejar listos, antes de que nos fuéramos para el pueblo, Mario y yo, salimos a dar una vuelta por la ciudad. No tenía ni idea de a donde me iba a llevar, tenía algo de miedo de que nos pudiéramos tropezar con mis padres y estos se sorprendieran de vernos allí, pues pensaban que estaba en el pueblo pasando unos días con mi amigo Iker, pero Mario debió darse cuenta de mis temores, por lo que trató de tranquilizarme.
No te preocupes que no nos verá nadie conocido, solo vamos a comprar unas cosas y luego volveremos para el apartamento, me dijo tratando de tranquilizarme.
La verdad es que no me gustaba que me pudieran ver mis padres, pero tampoco sería la cosa grabe, pues podríamos decirles que habíamos tenido que venir a comprar algo, en fin, yo que sé, cualquier cosa valdría. El caso es que a donde me llevó, fue a donde me había comprado aquel hilo dental, que tanto le gustaba y excitaba a Oscar y seguramente a Mario también. La verdad es que además de quedarme bien y ser muy cómodo, se me veía muy sexi con el puesto, pero con lo que me estaba goteando la polla, era necesario que lo cambiara más a menudo, ya olía a sexo bastante y si no me cambiaba el diminuto tapa rabos, el olor que desprendía mi entrepierna, era mucho más fuerte, así que, si querían mantenerme con aquella jaula de castidad, era necesario que me cambiara más a menudo. O eso o dejarme pajear para que mi pobre polla dejara de soltar líquido preseminal.
Cuando llegamos, Mario ya fue directo a donde lo había comprado, pidiéndole al dependiente lo que quería, el dependiente al escucharlo se quedó mirando para mí, no se si se dio cuenta de para quien eran, el caso es que estoy seguro de que sospechar lo sospecho. Fue a por ellos, y luego de mostrarle a Mario varios de ellos, este escogió 6 como el que ya me había comprado. No escogió todos del mismo color, escogió 2 rojos igual al que llevaba puesto, 2 negros y otros 2 azules. Luego de pagar y de que el dependiente no dejara de echarme continuas miradas, nos fuimos.
¿Viste como te miraba el dependiente? Me decía Mario mientras íbamos de nuevo para el automóvil. Te estaba comiendo con la mirada, cachorrito, eso que no te ha visto con el hilo dental puesto, que, si no, seguro que se lanza a por ti, me decía llevando su mano a mi adolescente culito a la vez que apretaba los cachetes y me manoseaba el culo sin que nadie nos viera.
La verdad es que yo seguía muy caliente, no se si era a causa de la jaula de castidad, el caso es que seguía caliente como una perra en celo, notaba mi pobre polla gotear y mi culito que no dejaba de palpitar, joder parecía un salido que no se cansa de que lo follen. Y joder aquellos toqueteos a mi culito, aún me ponían más cachondo, deseaba frotarme contra la polla de Mario o la de cualquiera, solo deseaba que me encularan y me hicieran correr de gusto.
Cuando Mario apretó los cachetes de mi culo y me lo manoseo, no solté un gritito de placer de pura casualidad, cosa que Mario se percató, pues no solo pudo escuchar el suspiro que di, sino que además pudo comprobar como yo me arrimaba a él deseando restregarme a él.
¿Que cachorrillo, andas caliente eh?
Tienes un culito muy caliente y vicioso, pero no te preocupes que cuando lleguemos a casa te aliviaremos un poco esa calentura, vamos a darle un buen tratamiento a este caliente y sexi culito que tienes, me decía apretando de nuevo los cachetes de mi adolescente culo.
Cuando nos montamos en el auto para volver a casa, mientras yo trataba de ponerme el cinturón de seguridad, Mario aprovecho a meterme mano, sabía que yo andaba excitado y caliente como una perra en celo, ya lo había podido notar cuando veníamos para el auto, cuando me apretó los cachetes del culo, el suspiro que había dado no le había pasado desapercibido, cosa que además de gustarle, también lo había puesto caliente a él, por lo que nada más montarnos en el auto, empezó a meterme mano abrazándome a él. Ahí nadie nos vería, pues el automóvil tenía las lunas tintadas. Al sentir como me abrazaba a él metiéndome mano y como llevaba su boca a mi cuello, me hizo estremecer, una por el susto ya que no esperaba aquella reacción de Mario, y otra por lo caliente y excitado que estaba. Nada más sentir sus dientes mordiendo mi cuello, solté un gemido a la vez que soltaba el cinturón de seguridad. Viendo como me abrazaba a él y como empezaba a meterme mano, desesperado busqué su boca con la mía, empezando a morderle los labios a la vez que me echaba sobre su asiento.
Dios, mordía y saboreaba aquella boca como si estuviera poseído, era tanta la calentura que cada vez estaba más desesperado. Excitado como estaba, mientras le comía la boca notando como él acariciaba y apretaba los cachetes de mi culo, empecé a tratar de buscar con mi mano la gorda polla de Mario, quería tocarla y sacársela para que me follara allí mismo. En aquellos momentos nada me importaba, solo deseaba sacarle la polla y que me poseyera, mi culo la necesitaba y estaba dispuesto a todo con tal de ser follado y que me calmara aquella picazón que sentía cada vez con mayor desesperación.
Pero Mario no perdió la cordura, sabiendo que allí no era el lugar donde darme lo que tanto estaba necesitando, poniéndome de nuevo sobre mi asiento, empezó a calmarme:
Nando, vamos a comportarnos, aquí no puede ser, vamos a aguantar hasta llegar a casa, aquí es peligroso y además no estaríamos muy cómodos.
Mirándolo con lascivia y deseando que no parara, yo seguía con mis manos tratando de sacarle la polla, pero Mario no cedió, sacando mis manos de su paquete, las puso sobre mi regazo a la vez que me daba un pequeño beso en los labios.
Tranquilo cachorrito, no desesperes que no tardaremos en llegar a casa y allí tendrás lo que estás deseando, anda ponte el cinturón, cachorrito.
Acalorado como estaba, mientras seguía respirando agitadamente, le obedecí, sabía que allí no era buen sitio, podríamos montar un escándalo si nos llegasen a descubrir, por lo que poco a poco fui recuperando la respiración a la vez que me ponía el cinturón de seguridad.
Todavía mi cuerpo se mostraba agitado y excitado, cuando ya salíamos del parquin e íbamos de vuelta para el apartamento. Notaba mi adolescente culito palpitar y como mi polla se iba pringando cada vez más. La verdad es que nunca había estado así, aquello tenía que ser a causa de la jaula de castidad que me habían colocado. Cierto era que tan solo hacía una semana que me habían desvirgado, pero es que nunca me había encontrado tan caliente y excitado, así que no podría ser otra cosa más que aquella jaula, que, al no poder pajearme, ni tan siquiera podía llegar a empalmarme, me hacía estar tan caliente y excitado, aquella jaula tenía que ser la culpable de que mi culo no parara de palpitar y desear que lo follaran. Joder si hasta el blutt Plug echaba en falta, Mario no quiso colocármelo ya que veníamos a comprar los tapa rabos, quiso que viniese sin el puesto, con la jaula era suficiente, pero… bufff, mi culito hasta lo echaba en falta. La verdad es que en varias ocasiones yo había restregado mi culito sobre el asiento del auto, notando al momento la falta de dicho tapón, pues aquello me ayudaba a calmar la picazón que sentía en mi adolescente culito cuando este palpitaba a causa de la excitación que sentía. Si lo hubiese llevado puesto, ya me hubiera estado restregando sobre el asiento para que el Blutt Plug se clavara más en mi adolescente culo.
Cuando por fin aparcamos el auto en el parquin del edificio donde Mario tenía el apartamento, todo mi cuerpo se estremeció, estaba deseando llegar a casa y abalanzarme sobre Mario. Deseaba que me follara, el culo me ardía y quería que me poseyera hasta agotarme.
Mario, viendo lo estresado y desesperado en que yo me encontraba, supo que no había que perder tiempo, sabía que mi excitación y calentura me tenían al límite, y aquella era una ocasión inmejorable para volverme a fistear. Ya me había practicado el fisting en 2 ocasiones, y ahora tal y como andaba yo de caliente y excitado, era el momento oportuno para seguir practicándome el fisting y profundizar en aquella práctica sexual. Había comprobado lo bien y fácil que mi adolescente ano se abría y dilataba y al perverso de Mario aquella práctica sexual le encantaba. Tanto era lo que le había gustado que hasta había comprado todo lo necesario para seguir practicando conmigo aquella práctica sexual, hasta tenía preparado para realizar grabaciones y poder grabar vídeos donde se pudiera ver con total claridad su brazo introduciéndose en mi adolescente culo.
Nada más subirnos en el ascensor, fui en busca de Mario, necesitaba que me tocase, quería que me empezase a desnudar y me hiciese suyo.
El viendo lo desesperado que estaba, abrazándome a él, empezó a acariciarme en espera de que llegase el ascensor a la última planta.
Cuando llegamos, ya Mario empezaba a aflojarme el cinturón, me lo iba desabrochando cuando salíamos del ascensor y íbamos hacia la puerta del apartamento. Cuando esta se dio abierto por fin, ya Mario me había desabrochado el cinturón y me había sacado la camiseta que llevaba puesta.
Abrazándome por la espalda a la vez que mordía mi nuca y cuello, me fue empujando hacia adentro, hasta que por fin pudo cerrar la puerta y soltando los paquetes que traía, me fue llevando a su dormitorio mientras me iba quitando la ropa a la vez que me iba metiendo mano.
Yo caliente como estaba, me dejaba llevar, quería que me follase y sabía que ahora sí, ahora iba a ser follado. Lo que realmente no sabía ni siquiera lo había sospechado, era lo que el perverso de Mario tenía pensado hacerme, antes de darme por el culo y dejarme preñado con su semen.
Cuando llegamos a su dormitorio, ya Mario me tenía prácticamente desnudo, había ido dejando mi ropa por todo el apartamento, tan solo le faltaba por quitarme el hilo dental, pero yo sabía que aquello sería lo último que me quitase, incluso era capaz de darme por el culo sin siquiera quitarme el hilo dental, tan solo tenía que apartar la delgadita tira que subía por los cachetes de mi culo y ya tendría mi agujerito a su entera disposición.
Mientras me seguía acariciando, cogió las muñequeras que en esta ocasión iban a hacer de esposas, me las colocó haciendo luego lo mismo con las tobilleras. Luego fue en busca de las pinzas cosa que era lo que menos me gustaba, me las colocó ajustándolas bien sobre mis pequeños y excitados pezones, no sin que yo le protestase, diciéndole que no me gustaban mucho, que me dejaba muy doloridos los pezones, pero Mario sin atender a mis quejas, mientras me comía los labios me colocó las pinzas diciéndome que no me preocupara, que esta vez no iba a ajustarlas tanto, que luego si me molestaban mucho, me las quitaría, y de esa manera terminé obedeciéndole y dejé que me colocase aquellas pinzas sobre mis pequeños pezones.
Una vez ya me tuvo colocadas las pinzas, quedó pensando unos segundos en si ponerme el antifaz que tapaba mis ojos, pero al momento desecho la idea y cogiendo la bolsa que contenían los demás juguetes sexuales, me rodeó con su brazo por la cintura, llevándome hacia la sala.
Cuando llegamos a la sala, pensando yo que era allí donde me iba a empezar a dar por el culo, Mario abrió la puerta que daba a la terraza, salimos a ella, pues hacía un día de sol espléndido y ya empezaba a hacer bastante calor. Me llevó hasta el borde de esta, y allí a la barandilla que rodeaba la terraza,
Me esposó las manos, quedándome allí sujeto, viendo la calle y enormes vistas que desde allí se podía contemplar.
No me importaba que me follara allí, es más hasta me gustaba y sentía algo de morbo estar siendo follado allí pudiendo ver la gente paseando por la calle, lo que menos me imaginaba, es más que ser follado, iba a ser torturado, placenteramente, sí, pero al fin y al cabo aquello no dejaba de ser una tortura, sobre todo con lo caliente y excitado que yo estaba.
Así que ya me tuvo esposado a la barandilla, empezó a meterme mano, me besaba y mordía la nuca mientras me iba acariciando con sus manos. Una vez llegó a mi escuálida cintura, mientras acariciaba los cachetes de mi culo y me iba diciendo obscenidades, sacó por fin el hilo dental que tapaban mis genitales los cuales seguían enjaulados en aquella jaula de castidad la cual yo consideraba más una jaula de castigo que otra cosa, a la que culpaba de mi estado de calentura y excitación que estaba padeciendo permanentemente.
Cuando me liberó del hilo dental, aprovecho y me colocó sujetadas a las tobilleras, la barra de separación, dejándome de esa manera sin poder cerrar las piernas. Nada más colocarme dicha barra, pasó su mano por el canal de mi adolescente culo, palpó mis genitales comprobando si la jaula donde estaban encerrados mis genitales y polla estaba bien y no me molestaba, cosa que me hizo estremecer y que encogiera mi cuerpo, para acto seguido buscar con sus dedos la entrada de mi adolescente y sonrosado ano, el cual estaba que me ardía por la calentura que tenía encima.
Palpó mi fruncido esfínter, luego llevó sus dedos a mi boca para que los mojara con mi saliva, los volvió a pasar, pero esta vez presionó hasta que primero se coló uno de sus dedos, para acto seguido introducirme un segundo dedo, haciendo que mi cuerpo se irguiera a la vez que soltaba un gemido de placer.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como entraba el primer dedo, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gimotear a la vez que suspiraba de placer notando como entraba su segundo dedo y los metía a fondo, mientras me mordisqueaba los lóbulos de la oreja susurrándome:
Así mariconcito así, ¿te gusta, eh?
¿Es lo que estabas deseando, eh maricón?
Pues no te preocupes, cachorrito que ahora vamos a probar los juguetitos que aún no hemos estrenado y vamos a aliviar esa picazón que sientes en este culito tan caliente y sexi que tienes. Me susurraba al oído mordiéndome la oreja y cuello mientras introducía sus dedos en lo más profundo de mis entrañas e iba haciendo que mi culo se fuese abriendo y dilatando cada vez más.
En esos momentos fue cuando me empecé a dar cuenta de los propósitos que Mario tenía pensado. Estaba claro que iba a probar aquellos consoladores que había visto el primer día, ufff, resoplé a la vez que me estremecía cuando me vino la imagen de aquel enorme consolador, joder aquello era más grueso que su verga y más grande que la de Oscar, cuando consiguiera meterme aquello por el culo, me iba a dejar tan pero que tan abierto que luego seguro que le iba entrar la mano sin mayores problemas. Justo en ese momento fue cuando supe que era aquello lo que pretendía hacerme. El muy cabrón iba a practicarme el fisting esa mañana. Empezaba a estar claro, por eso era por lo que quería que estuviera siempre con la jaula de castidad, sabía que aquello me iba a hacer estar bien caliente e iba a andar todo el día salido, y claro cuantos más días pasaran, más grande sería mi calentura, y hoy al ver lo caliente y excitado en que me encontraba, sabía que tenía que aprovechar no me fuese a correr y la calentura que sentía en mi culo se evaporase.
Cuando ya me tuvo el culo bien abierto y dilatado, primero cogió el Blutt Plug, lo introdujo en mi ano, lo infló todo lo que daba, haciendo que mi esfínter se abriera aún más. Cuando mi culo ya se acostumbró a él, con sus manos empezó a moverlo, hasta que consiguió sacarlo y volvérmelo a meter manteniéndolo totalmente inflado.
Yo no dejaba de gimotear, aquello me gustaba, pero… joder el esfínter no paraba de cerrar y abrirse, quería y necesitaba que lo metiese a fondo y dejase de andar sacando y metiendo sin que llegase a profundizar en mis entrañas.
Viendo lo que me estaba haciendo sufrir y que no dejaba de gimotear pidiéndole que me metiera la polla y me follase, cogió los 2 consoladores que había comprado, los preparó untándolos con un gel lubricante, cogió el más pequeño, que casi era del mismo grosor, me sacó el tapón anal que tenía incrustado, colocó la punta de aquel consolador, estuvo tanteando un poco en la entrada de mi ano, y cuando vio que mi esfínter se empezaba a abrir dejándole paso a aquel enorme consolador, así que la punta se fue introduciendo por mi adolescente agujero, empujó fuerte sin parar, hasta que se introdujo en su totalidad.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como aquel consolador entraba por mi culo introduciéndose en lo más profundo de mis entrañas,
Haciéndome dar un respingo a la vez que todo mi cuerpo se erguía tensándose. Dios, aquel monstruo se había incrustado en lo más profundo de mi ser.
Cuando di recuperada la respiración y mi adolescente culo se adaptó a aquel intruso que lo acababa de profanar, ya pude relajar el cuerpo, ya mi culito se había adaptado y podía soportarlo sin mayores problemas.
Mario al ver que mi cuerpo se destensaba y yo me relajaba, me empezó a acariciar con su mano mientras su boca mordisqueaba mi nuca y con la otra mano empezaba a mover aquel enorme consolador.
Bufff, si este consolador me tenía totalmente abierto, no quería pensar cuando me metiese el otro, ufff, de tan solo pensarlo ya sudaba.
Mientras tanto yo pensaba en el otro consolador, Mario ya movía cada vez más el consolador que me tenía insertado en lo más profundo de mi ser, ya los gemidos que soltaba eran de placer más que gritos de dolor. Mario viendo que mi adolescente culito se acostumbraba a aquella monstruosidad, me mordisqueaba y susurraba lo maricón y puta que era.
Dios, maricón, que pedazo de puta eres, menudo culo que tienes, con lo delgadito y escuálido que eres, tienes un culo bien pero que bien tragón. Ahora solo nos falta probar el otro consolador y luego te voy a meter mi mano, voy a grabarte mientras te realizo el fisting, quiero que puedas ver como tu culo se traga mi brazo, ya verás que morbo y excitante es ver como tu culo se traga mi brazo.
Dejó metido el consolador en lo más profundo de mis entrañas, mientras iba a preparar la cámara para grabar, el muy hijo de puta ya tenía todo pensado y no me había dicho nada, ni siquiera me había preguntado si quería dejarme grabar.
Así que tuvo todo preparado y listo para grabar, dejó la cámara grabando y volvió a donde yo estaba esposado. Yo miraba para la calle, viendo como la gente iba y venía, unos iban apurados, otros iban paseando y más al fondo se veía un parque donde jugaban niños, y yo, yo allí desnudo y esposado siendo profanado y follado por un enorme consolador y un perverso que iba introducir el brazo por el culo practicándome un fisting.
Mario se acercó a mí, me empezó a acariciar con sus manos mientras me mordisqueaba la nuca, buscó con sus manos las cadenas que colgaban de las pinzas que presionaban mis pequeños pezones, me hizo dar un pequeño grito cuando tiró ligeramente de las cadenas, luego llevó su mano al consolador y fue poco a poco quitándomelo mientras yo gimoteaba.
Cuando por fin terminó de sacarme aquel enorme consolador, noté un gran alivio en mi culo, Dios, ahora parecía que me faltaba algo, notaba mi culo abierto a tope y como entraba el aire por el agujero. Nada más sacarlo, Mario llevó su mano a mi abierto agujero metiendo en él sin ningún problema 4 de sus dedos.
Joder, cachorrito, mira como te entran mis dedos, te he metido 4 sin ningún problema, joder menudo boquete que tienes. Estoy seguro de que si lo intento ahora te entraría mi mano sin mayores problemas. Pero bueno mejor es que probemos primero el otro consolador, estoy seguro de que tu culito se lo va a tragar sin problemas, me decía dándome 2 palmadas en el culo.
Yo estaba que sudaba por todos los poros de mi cuerpo, entre el calor que hacía y el estrés de estar siendo sodomizado por Mario y sus juguetes, tenía el cuerpo todo mojado y caliente a más no poder, la polla no paraba de soltar líquido preseminal, tenía un hilo colgando permanentemente que caía al suelo de la terraza, y menos mal que la polla ya no se me ponía tiesa, ahora solo se mantenía a media asta, pero sin apenas ponerse dura. Mejor así, pues cada vez que notaba como se quería empalmar, me daba unos pinchazos en los huevos que hacía que esta se volviera a encoger, cosa que resultaba muy molesta.
Cuando noté como Mario colocaba el otro consolador en la entrada de mi adolescente ano, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, en aquellos momentos me sentí totalmente vulnerable y desprotegido, en aquellos momentos comprendí que estaba en manos de Mario, que yo solo era su putita con la que él jugaba.
Empezó a empujar aquella enormidad de consolador, pudiendo Mario comprobar que no iba a tener ningún problema por introducirme aquella monstruosidad por el culo, pues, aunque era algo más grueso y grande que el otro, mi culito ya se abría fácilmente dejando que lo profanase aquel consolador.
Abrí la boca y los ojos notando como aquello iba entrando por mi culo, hasta que noté como ya la parte más ancha, que era lo que simulaba la unión del glande con el resto del cuerpo, había traspasado mi esfínter anal, haciendo que soltara un escandaloso gemido.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí tan escandalosamente, que creo que hasta en el parque donde se veía jugar a los niños, se había escuchado mi fuerte gemido.
Así que consiguió meterme todo aquel enorme consolador por el culo, quedé paralizado, tenía los ojos y boca tan abiertos que parecía un cadáver, me sentía totalmente abierto, yo creía que mi culo se partía en 2, pero no, mi culo no se partió en 2, mi pobre y adolescente culito, se estaba empezando a acostumbrar a aquella monstruosidad que acababa de profanarlo.
Sintiéndome totalmente abierto, notaba como mi caliente culito palpitaba dilatándose cada vez más. Dios que sensación más extraña sentía, las piernas empezaban a temblarme y un hormigueo iba recorriendo por todo mi abdomen, era un hormigueo que iba subiendo por todas mis entrañas.
Cuando Mario empezó a mover aquella monstruosidad de consolador creí que me desmallaba de gusto, mi cuerpo empezó a temblar, teniendo que inclinarme apoyándome en la barandilla de la terraza. Dios que gusto sentía, era como si estuviera eyaculando por el culo, hasta aquella monstruosidad de consolador parecía que resbalaba por mis entrañas como si formara parte de ellas.
Mario al ver como yo gemía, teniéndome que apoyar sobre la barandilla de la terraza para no caer espatarrado sobre el suelo, y ver como aquel consolador que me había introducido por el culo se deslizaba con toda facilidad, supo que yo ya había alcanzado el clímax, estaba teniendo un orgasmo anal.
Yo no dejaba de gimotear, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba apoyado sobre la barandilla y todo mi cuerpo temblaba de gusto. Las piernas parecía que tenían vida propia, además no podía juntarlas, aquella separación que Mario me había colocado entre ellas, sujetándola a mis tobillos, me mantenían abierto de piernas, yo solo notaba como me temblaban y como por ellas me iba resbalando un líquido que salía de mi adolescente culo.
Mario al darse cuenta de que estaba teniendo un orgasmo anal, enseguida se dispuso a sacarme aquella bestia de consolador, tenía que aprovechar ahora para introducirme su mano, sabía que ahora me entraría con mayor facilidad. Y no se hizo esperar, una vez sacó aquel consolador de mi culo, viendo como mi caliente y dilatado ano quedaba totalmente abierto y no dejaba de babear soltando aquel líquido resbaladizo, aprovecho y me empezó a introducir su mano. Juntó los dedos y al momento ya me introdujo 4 dedos a la vez. Yo noté como los metía y sacaba varias veces.
Así cachorrito así gime, mira cómo estás gozando. Ahora vamos a hacer que goces más, vamos a introducirte mi mano, ya verás que rico se siente y que placer más intenso vas a sentir, cuando notes mi brazo dentro tuya, me decía metiéndome sus 4 dedos preparándome para meterme la mano por completo.
Noté como Mario ahora colocaba su mano para introducirla por completo y como me colocaba la otra sobre el vientre y poco a poco me iba introduciendo la mano por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como su mano empezaba traspasar mi esfínter, hasta que por fin noté como esta se introducía por completo en mi adolescente y abierto ano.
Ya maricón ya, ya la tienes dentro, nótala como ya está dentro tuya, ahora relájate y deja que te vaya entrando más, así, asiiií, mira como te entra, me decía mientras me iba introduciendo su mano por el culo.
Ya me había metido la mano y parte del brazo cuando dejó de introducirla, había llegado al tope y ahora hacia leves movimientos de sacar y meter, haciendo que esta se fuese deslizando por mis entrañas.
Yo seguía sin poder dejar de gemir, era un gimoteo constante, y mi cuerpo seguía dando temblores. Si aquello continuaba mucho iba a caer desmayado. Necesitaba tumbarme o sentarme, pero tal y como me tenía Mario, me era totalmente imposible, solo podía apoyarme sobre la barandilla y dejar que Mario siguiera fisteandome el ano haciéndome gemir mientras me llevaba al clímax teniendo por primera vez en mi vida un orgasmo anal que me estaba haciendo delirar de gusto.
Estando así nos sorprendió Oscar el padre de mi amigo. Había llegado al apartamento y nada más entrar ya pudo escuchar los gemidos que yo daba, al momento vino hacia la terraza, los gemidos venían de allí así que supo que su hermano Mario allí me tenía, y bufff como me tenía. Nada más vernos ya se puso como un burro de empalmado. Ya se había empezado a empalmar nada más escuchar mis gemidos, pero al ver aquella escena ya no pudo aguantar más. Empezó a desnudarse mientras contemplaba aquella escena de sexo, sabía que Mario quería practicarme el fisting, así que ver aquello no le sorprendió, se quedó mirando un rato, hasta que ya no pudo aguantar más. Ahora era su turno. Tal y como tenía mi culito, me iba a meter su polla hasta los mismísimos cojones.
Mario que ya se había dado cuenta de su presencia, al ver como su hermano venía de empalmado, empezó a sacarme su brazo del culo mientras me decía palmeando mi abierto y caliente culito:
Bueno cachorrito, ahora es hora de dejarte preñado el culito. Vamos a darle una buena ración de lechita y dejarte bien preñado.
Giré la cabeza al notar las manos de Oscar deslizándose por mi espalda, como me iba acariciando, como me sujetaba abrazándome con uno de sus brazos mientras soltaba mis esposas de la barandilla liberándome, a la vez que Mario me sacaba aquel separador que mantenían mis piernas abiertas.
Me llevó abrazado a él hasta donde estaban las tumbonas, allí se sentó y luego de acariciar y besar y morder los labios, me hizo que le diera la espalda pudiendo comprobar como todavía temblaba y sudaba por todos los poros de mi cuerpo, abrió mis piernas metiendo las suyas por medio de las mías y sujetándome por la cintura hizo que me sentara sobre su larga y dura polla.
Yo al notar como su verga entraba por mi culo me estremecí a la vez que soltaba un gemido al notar como mi culo volvía a ser penetrado, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh!
Oscar al verme estremecer, abrazándome a él, mientras me tenía clavado en su verga, empezó a morder mi nuca y cuello en espera de que su hermano Mario viniese a donde me iban a follar.
Nada más acercarse Mario, ahora totalmente desnudo y con su gorda polla tiesa y dura con aquellos anillos para el pene que se había comprado, pareciendo que tenía una verga más larga y gorda, Oscar le pidió que me sacara la jaula de castidad, quería que me corriera mientras ellos me follaban. Cosa que al momento hizo Mario, ya tenía la llave preparada y al momento dejó mi pobre polla libre de aquella jaula de castigo, tal y como yo la llamaba.
Una vez liberada mi polla y huevos de aquella jaula, Oscar levantándose mientras me mantenía insertado en su larga y enorme polla, me colocó a 4 patas sobre la tumbona, pasó su mano por mis genitales acariciándolos a la vez que estimulaba mi verga para que se pusiese tiesa y dura.
Así mi putita así me decía mientras iba acariciando mis genitales, manteniéndome ensartado en su enorme polla. Iba poco a poco empezando a mover sus caderas haciendo que su verga empezase a deslizarse poco a poco por mi interior, Mientras Mario, el tío de Iker, acariciaba mi cara y cabello e iba acercando su polla a mi cara para que mientras su hermano me daba por el culo, yo le chupara la polla. Ya me había fisteado el ano, ahora ambos me iban a follar a la vez, mientras uno me daba por el culo, el otro me iba a follar la boca.
Y eso fue lo que empezaron a hacer, mientras yo empezaba a lamer y saborear la polla de Mario, Oscar acariciaba mi espalda e iba metiendo y sacando lentamente su larga polla por mi culo. Yo que sudaba por todas partes cerraba los ojos mientras disfrutaba de las caricias que Oscar me daba por la espalda, notando como su verga me taladraba lentamente el culo. Podía notar sus pelotas pegadas a la entrada de mi adolescente y abierto ano, y como su pelvis iba golpeando mi culo haciendo que su larga verga llegase a lo más profundo de mis entrañas.
Mientras tanto Mario, sujetando mi cabeza con sus manos, iba metiéndome su polla por la boca dejando que yo la chupase.
Apenas me cabía la polla de Mario en la boca, era demasiado gorda, yo abría todo lo que podía la boca, pero se me hacía bastante difícil tragar aquella verga, así que mientras Oscar me daba por el culo, yo llevé una de mis manos a la polla de Mario, mientras con la otra trataba de mantenerme a 4 patas. Cosa que mientras Oscar fue dándome por el culo lentamente, no hubo mayores problemas, el problema empezó cuando Oscar empezó a culearme salvajemente. Ahí en varias ocasiones me atraganté con la polla de Mario.
Yo no podía gemir, solo tragaba la verga de Mario, mientras su hermano Oscar me daba por el culo cada vez a mayor velocidad. Se podía escuchar los gruñidos y gemidos de Oscar y el golpeteo de su pelvis chocando una y otra vez contra mi culo, plof, plof plof plof plof, plof, plof plof plof plof.
Yo ya empezaba a estar agotado, tenía las piernas que no dejaban de temblarme y el cuerpo con una sensación extraña, cuando por fin noté como Oscar apuraba las embestidas y sus penetraciones eran mucho más profundas, cuando de repente sentí como su polla empezaba a hincharse y palpitar empezando a soltar trallazos de semen dentro de mi culo a la vez que Oscar gritaba que se corría.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba dejándome el culo lleno de semen. Me había dejado su semilla en lo más profundo de mi ser.
Nada más terminar de soltar su semen dentro mía, llevó su mano a mi entrepierna, pudiendo comprobar como mi polla dura y tiesa, no paraba de chorrear semen, justo en aquellos momentos yo me estaba corriendo. Tenía los ojos abiertos y en blanco. No podía soltar gemido, pues tenía la polla de Mario en la boca y esto no me lo permitía.
Oscar que veía como yo temblaba estando a 4 patas con la polla de Mario en la boca y todavía con la suya metida en el culo, empezó a acariciarme a la vez que iba diciendo lo buena putita que era. Acariciaba mis huevos y polla notando como esta palpitaba soltando chorros de semen, estaba soltando una larga corrida, joder si hasta yo no daba crédito, parecía que me estaba meando, pero joder que placer me estaba dando aquello, aquello era la locura.
Mario al ver aquello ya no pudo aguantar más, sacó su polla de mi boca empezando a menearse la verga salvajemente, cosa que en menos de 15 segundos esta explotó empezando a soltar largos y espesos trallazos de leche, leche que vino a parar a mi cara y boca.
Una vez Mario terminó de correrse sobre mi cara y boca, llevó su verga a mi boca nuevamente, haciéndole que se la chupara y terminando de soltar las últimas gotas de semen en ella.
Semen que, por supuesto saboree, dejándole la polla limpia y reluciente.
Una vez recuperados de la follada que ambos acababan de darme, luego de quitar las esposas, tobilleras y pinzas que llevaba puestas, nos fuimos a duchar, Mario se duchó conmigo mientras Oscar lo hizo el solo. Mario luego de que nos ducháramos y secáramos, volvió a colocarme la jaula de castidad, este juguete iba a ser permanente, eso y el hilo dental que me habían comprado como tapa rabos, iban a formar parte de mi indumentaria habitual a partir d ahora.
La verdad es que el hilo dental no me importaba, era muy cómodo y se me veía muy sexi, pero a lo que de momento no me acostumbraba, era a aquella jaula de castidad, además si por usarla iba a tener aquellos episodios de calentura, aquello iba a ser muy peligroso.
Placentero al final si había sido, pero ufff, aquello iba a ser muy pero que muy peligroso.
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