Desvirgada y follada en la orgía del yate

Me di cuenta de que aquello se me había escapado muy rápidamente de control, que el hombre me miraba con un brillo turbio en los ojos mientras le acariciaba los brazos, la cintura… Le tenía muy cerca de mí. Cuanto más le miraba, más excitante me parecía su actitud conmigo...

DESVIRGADA Y FOLLADA EN LA  ORGÍA DEL YATE

Introducción

La salida del puerto

El minibus de lujo de la organización del evento entró en el recinto del puerto deportivo de la ciudad. Recorrió lentamente el recinto y finalmente se detuvo delante de un enorme yate, propiedad del presidente de la corporación que patrocinaba el importante evento de negocios.

Del vehículo descendieron varias muchachas de singular juventud y atractivo, y un grupo de hombres, algunos de ellos de color negro, procedentes todos de la corta sesión de mañana del sábado del evento, que no se reanudaría hasta el lunes siguiente para descanso de todos los participantes en él. El grupo, formado por algunos de los congresistas más cercanos, socios o amigos del presidente de la corporación organizadora, iban a disfrutar de un fin de semana muy placentero que les habían preparado, un pequeño crucero por el litoral de la región en compañía de algunas de las señoritas más bellas de la agencia que facilitaba las asistentes y escorts del evento para los participantes VIP.

El grupo de muchachas y hombres caminó unos metros, siendo recibidos al pie del yate por Abdullah Ali, un importante financiero árabe propietario del mismo. Besó en las mejillas a las muchachas, en especial a una muy joven que le había sido asignada los días anteriores como asistenta personal por la agencia de escorts a petición de él mismo, y todo el grupo ascendió por las escalerillas de babor subiendo a bordo de la embarcación.

El árabe fue muy amable dando a todos la bienvenida a bordo, mientras él desde el primer momento tomaba de la cintura la muchacha que había elegido y los demás iban flirteando formando unas parejas iniciales, de hecho había  un número parejo de chicas y hombres, Abdullah siempre e un buen anfitrión con sus invitados.

Después se dirigió al puente, aunque llevaba a bordo un experto capitán de barco y varios oficiales muy competentes, presumía siempre de dirigir siempre las maniobras de su buque, y causaba muy buena impresión verle dirigir las maniobras de desatraque y salida del puerto.

Las muchachas y los invitados estaban sentados en cubierta, hablando y tomando unas bebidas y unos sándwich que los camareros de a bordo les estaban sirviendo. Era muy emocionante para la mayoría de ellas era su primer trabajo o uno de los primeros y también la primera vez que subían a un yate acompañando a los participantes más importantes del evento.  Por fin, el yate pasó los límites de la bocana del puerto y se dirigió hacia la costa sur de la ciudad. El día era espléndido, hacía calor y el mar estaba completamente en calma, sin el más mínimo oleaje…

El fin de semana en el yate

La orgía

Abdul no dejaba de mirarme… Sus ojos me seguían por todos los rincones del espectacular yate que tiene atracado en el puerto deportivo de la ciudad y en el que hemos salido con otras compañeras mías e invitados de Abdul a hacer un pequeño crucero de fin de semana por el litoral de la ciudad y playas cercanas. En realidad se llama Abdullah Ali, pero Janine, la coordinadora de nuestro grupo de la empresa de asistentas, dice que  le gusta que le llamen solo  Abdul. Es un hombre de  mediana edad, con aspecto duro, pero muy amable y atento con las chicas que colaboramos en la organización del evento que ha organizado la corporación internacional que preside.  Yo no me cohibía cuando Abdul me observaba fijamente, yo le miraba también a él  con expresión afable, servicial y tímida, y le sonreía, como Janine nos ha explicado que hemos de comportarnos con  todos los clientes de nuestra agencia. Nos dice que siempre hemos de ser muy amables con las personas a las que asistimos y ayudamos en las reuniones y congresos. Por cierto, no os he dicho todavía que me llamo Elisenda, aunque todo el mundo me conoce por Eli.  Esta es mi primera salida como asistenta de una persona VIP de un evento  y si lo hago bien y me hacen una buena valoración ya trabajaré de continuo en la empresa.

Abdullah Ali se acercó con una sonrisa extraña, me tomó del brazo y me dijo que le gustaría que estuviese todo el tiempo con él, que ya había hablado con nuestra coordinadora, Janine, y estaba de acuerdo. Me quedé mirándole yo también, me di cuenta de que no había disimulado ni un minuto, y no soy tonta, era evidente que se había decidido a intentar seducirme y Janine le había complacido asignándome como escort suya. Yo no lo dudé mucho tampoco, es el trabajo que he elegido libremente y mejor para mí si quedo bien con los clientes y ellos se lo dicen a mis coordinadoras. Le sonreí en señal de aceptación, seguro que si Abdul quedaba complacido de mi trabajo me harían contrato fijo en la agencia con un buen sueldo.

Primero me llevó a la piscina del yate. Nos bañamos, el agua estaba tibia, y Abdul no dejaba de mirarme, especialmente mis muslos y mis pechos. Yo llevaba un bikini diminuto, prácticamente una cintita arriba y un tanga pequeñito abajo. Y yo también le miraba a él, llevaba llevaba un bañador clásico hasta la rodilla de color gris que le quedaba algo estrecho y le marcaba claramente el bulto de sus testículos y el pene.

Abdullah Ali me miró sonriendo, me dijo que le iría bien un masaje estimulante, le ayudé a  estirarse con cuidado en la toalla de un sillón y se giró boca abajo. Tomé una crema tonificante y se la fui extendiendo por el cuerpo, poco a poco, lentamente, al tiempo que le daba el masaje acariciando su piel y apretando suavemente su carne con mis dedos. El cuello, la nuca, los hombros, la espalda siguiendo la columna vertebral, las nalgas –le bajé el bañador y se lo volví a subir- los muslos, las piernas, los pies… Después le ayudé a girarse, a ponerse boca arriba, y fui repitiendo el itinerario… Pero… Cuando le acaricié la cara tomó mis dedos y me los mordió con gran suavidad, me hizo apretarle los lóbulos de las orejas, los pezones… Era evidente que su pene estaba en estado de excitación, y no me atreví a pasar del ombligo al pubis, bajé directamente a darle masaje en la cara interior de los muslos momento en el que Abdul gimió de placer y excitación…

Me di cuenta de que aquello se me había escapado muy rápidamente de control, que el hombre me miraba con un brillo turbio en los ojos mientras le acariciaba los brazos, la cintura…  Tenía a Abdullah Ali  muy cerca de mí. Cuanto más le miraba, más excitante me parecía su actitud conmigo en aquel momento. Él llevaba un fino collar con una pequeña piedra verde en el cuello, ojos oscuros incisivos e irónicos, con un reflejo nada disimulado de sensualidad, labios gruesos y resueltos en un gesto siempre burlón e irónico que presagiaban claramente sus intenciones conmigo.

En el brazo derecho, entre el codo y el hombro, un inesperado tatuaje con una flor y un ojo, detalle  chocante  que le da un carácter misterioso e inquietante. Alejé enseguida de mi mente un pensamiento brutal  muy excitante que me vino de súbito, obviamente me imaginé a Abdullah Ali y yo, los dos desnudos en una cama, con él encima de mí follándome, pero me di cuenta de que no debía pensar hacer eso ni en sueños, somos asistentes, no putas, nos ha advertido seriamente –aunque es verdad que con una chispa irónica en sus ojos-  Janine de que muchos de los clientes querrán acostarse con nosotras, pero que eso es cuestión nuestra, que estamos en una empresa muy seria que no tiene nada que ver con esos temas, que quedan, si se presentan, a nuestra decisión personal sin implicar a la agencia… Y me sonreí a mi misma…  Desperté de la ensoñación y justo en aquel momento noté la mano del hombre en mi espalda soltándome el sujetador y retirándolo poco a poco. Contuve la respiración, me quedé paralizada, era la primera vez que me pasaba aquello en mi aún cortísima experiencia de pocos días como asistente de clientes de alto standing, y la parte superior de mi bikini quedó en el suelo.

Los ojos de Abdullah Ali se clavaron en mis tetas, que ahora   podía mirar a gusto. Él estaba sentado, junto a mí, contemplándome con un aspecto ávido y turbio… Creo que incluso se le escapaba la lujuria de sus deseos como un rayo por sus ojos. Me sorprendí a mi misma quedándome muy quieta, a la expectativa. Pasó su mano por mis cabellos, que llevo ligados con una cinta en una pequeña cola, lo que me da aún más aspecto de adolescente, todos los hombres y los chicos me dicen que soy muy guapa… Abdul me acarició la cara. Noté que yo empezaba a respirar más rápidamente, y me quemaba la cara, seguro que había enrojecido al sentir sus dedos pasearse por mi piel…

Recuerdo cada cosa que hice… Nunca se me olvidará… Me dejé llevar por mis impulsos, o, como diría mi madre, por mi instinto femenino y mi perversa y caliente osadía latente de adolescente, agarré una mano de Abdul y la llevé a una de mis tetas, invitándole a jugar con ella. Después de apretar mis pezones, Abdul adelantó su cara hacia mí, y me besó en los labios. Yo estaba bastante decidida y segura, no me iba a acobardar con mi primer cliente importante, pero él sorprendentemente temblaba de emoción o excitación, no sé, creo que influía mucho que dicen que yo parezco muy jovencita aunque evidentemente no lo soy tanto, tengo la edad de poder trabajar. Me dio la impresión  que Abdul ahora no sabía que hacer conmigo… Ni hasta donde llegar…Él estaba parado, dudaba… Me divirtió darme cuenta de que parecía que no estaba acostumbrado a jugar con nenas de mi edad y aspecto, supuse que era un cliente de putas de lujo y, claro, yo no lo soy para nada, ya he dicho que todavía parezco una colegiala. Sus dudas aumentaron mis atrevidas ganas de provocarle. Le sonreí, me giré hacia él incorporándome un poco y bebí casi de un trago una copa que me dio con un cóctel muy bueno y fresco que nos habían servido en la mesita que teníamos al lado del sillón, aunque de fondo tenía un cierto gusto amargo que me sorprendió.  Debía ser bastante fuerte, porque enseguida noté como una fuerte subida de calor en todo el  cuerpo, y me entraron unas incontenibles ganas de reír y de  jugar con el hombre y acariciar su piel.

Ya no hacían falta las palabras, nos sobraba con los ojos… Me sujetó por la cintura y me besó de nuevo, su aliento sabía a tabaco fino mezclado con hierbas, acababa de encender un cigarrillo que dejó encendido en un cenicero. Me arrastró suavemente hacia él. Agarró su bañador y se lo fue bajando poquito a poquito… Su  vientre  quedó al aire…  Y su pene, largo y ancho… Sus testículos y su pubis… Apartó su bañador con los pies descalzos y quedó ya completamente desnudo a mi lado mientras se  comía mi cuerpo con sus ojos… Se oían voces, risas, grititos histéricos, pero en aquel lugar estábamos solos, mis compañeras y los demás invitados se estaban divirtiendo, estaba claro, pero no se acercaban al lugar en el que veían que el amo del yate se disponía a follar conmigo.

Y todo empezó… Su pene estaba ahora enorme, duro, rígido, con toda la punta fuera de la piel que lo cubre… Me pareció como una banana tropical madura, algo más corta y estrecha. Y detrás sus testículos,  bien marcados y evidentes, envueltos en una selva de pelos ensortijados… Me volvió a besar suavemente en los labios, sin dejar de acariciarme la cara y el pelo  y me colocó con una delicadeza extraña en un hombre  como él encima de su cuerpo mirándome con una sonrisa anhelante…  Me di cuenta de que olía muy bien, a una colonia embriagante que me mareaba de excitación. Abdul había comprendido que yo estaba dispuesta, sabía ya  perfectamente lo que iba a hacer conmigo, aunque al principio se había quedado algo parado  e indeciso al no saber bien cómo reaccionaria yo… Pero creo que se dio cuenta de que después de beber el delicioso cóctel que me había dado yo también ardía en deseos de jugar con él… Sus labios rozaron de nuevo los míos. Cerré los ojos y sentí que las manos del hombre empezaban a bajarme la braguita del bikini… Y le ayudé a hacerlo… Quedé yo también desnuda del todo…

Llevó su mano a mi vientre, me acarició todo el sexo, sentí como apretaba con los dedos para recorrer toda la entrada de mi vagina… Me tomó la mano y la llevó a tocar su pene… Estaba duro como las rocas del acantilado de la cercana costa… El sol nos daba directamente en el cuerpo. Era todo como algo irreal o contradictorio, Abdul me iba a follar en la  cubierta de su yate y yo sólo pensaba en reír y jugar con él… Tomó un pote con una crema transparente, una especie de aceite lubricante que olía muy bien, y empezó a acariciarme embadurnando todo mi cuerpo con aquella substancia oleosa desde la frente hasta los dedos de los pies, especialmente en el pubis y la entrada de mi sexo.  Abdul me apretó contra él dándome un beso ahora ya muy fuerte, al que yo correspondí encantada, dejando que introdujese su lengua en mi boca. Y me agarró una teta, apoderándose de mi rosado pezón, pellizcándolo, besándolo, y, por primera vez, hasta mordiéndolo… Abdul iba ya muy deprisa… Me aplastó contra su cuerpo… Noté el contacto de su pene en la piel de mi vientre… Creo que empecé a temblar, el árabe ya me iba a desvirgar, no os lo había dicho pero seguro que ya os lo habíais imaginado, todavía era virgen, y me excitaba mucho tener a Abdullah Ali en plan violador a punto de penetrarme y follarme… Sus caricias fueron descendiendo por mi vientre hasta pasar de nuevo por el sexo y acariciarme los muslos, por fuera y, oh, qué bueno, por la parte interior, hasta volver al sexo y meter  lentamente uno de sus dedos dentro de mi vientre jugando con mi clítoris…

Abdul sabe cómo poner a mil a una chica, era todo como una maravilla de  película porno de esas que a veces había visto en casa de mis amigas…  Bueno, mejor para mí, claro, disfruté mucho y siempre recordaré aquellos minutos de mi vida … Me fue abriendo poco a poco las piernas, me lamió el sexo y con la lengua empezó a acariciarme el clítoris al tiempo que mojaba con su saliva  mi vagina, ya previamente llena de aquel aceite que había utilizado antes en todo mi cuerpo… Oh, cuando lo hizo, sentí algo sin comparación, creí que me desmayaba de placer y excitación, que bueno era lo que Abdullah Ali me hacía… Y rápidamente me colocó por completo encima de su cuerpo, dejándome caer sobre él, sentí su  pecho, su vientre debajo de mis muslos, apretándome contra su sexo…

Bajó una de sus manos hasta encontrar el pene refregándose en mi vientre, y lo llevó hasta la entrada de mi vagina, haciéndolo entrar poquito a poquito… Ufffff, qué impresionante fue sentir aquel trozo de carne dura empezando a entrar en  mi vientre…  Me di cuenta de que ahora era bastante más largo y ancho de lo que me había imaginado. Noté una especie de cosquillas, me entraron más ganas de reír, mi piel ardía…

Abdul, por fin, apretó violentamente mi cuerpo encima del suyo, aplastó mi culo contra su vientre, sentí que el pene del hombre se introducía profundamente en mi vagina y noté una especie de gran pinchazo  en el momento en que me desvirgó, aunque tampoco fue nada exagerado, pensaba que me dolería más… Abdul ya estaba completamente dentro de mí y empezó a sacar y  volver a introducir su verga en mi vientre, primero lentamente, mientras yo gemía de dolor y placer al adaptarse mi vagina al tamaño de su miembro, hasta que después el movimiento ya lo hacía muy  rápido y con naturalidad, mientras me besaba en la boca, me mordía el cuello, me chupaba las tetas, y yo ahora gritaba de  placer mientras apretaba mi espalda y mi culo contra él… Me daba cuenta instintivamente de que no era un sueño, me estaba follando por primera vez un hombre, Abdullah Ali, no era una imaginación, era bien real…

El placer me iba aumentando a cada movimiento de su  pene, mi cuerpo ardía, cuanto más rápidamente me follaba Abdul más placer sentía yo… Y ya había perdido por completo cualquier miedo o complejo  por lo que estaba haciendo si es que alguna vez lo había tenido, que creo que no. Era maravilloso, fantástico, tener su pene dentro de mi, sentía en realidad por primera vez.  especialmente desde que  tomé el trago que él me dio,  la sensación de que follar era como volar por mil paisajes diferentes, mi cuerpo y el suyo cada vez estaban más calientes, aquel meter y sacar rápido su verga de mi cuerpo que hacía Abdullah Ali me volviese loca por completo, yo gemía, gritaba, me estremecía, saltaba, era una especie de deporte extenuante, yo estaba sintiendo unas sensaciones tremendas de excitación y placer, era evidente que Abdul se había pasado la vida follando muchachas y sabía muy bien lo que estaba haciendo conmigo para que me lo pasase bien. … Ahora ya imaginaba  lo que sentía mi mamá, porque cuando era pequeña oía desde mi habitación alguna noche de verano sus gritos y gemidos cuando, después de divorciarse de papá porque él se tiraba a una chica que trabajaba en su comercio,  ella estaba con en la cama con Mr. Robert, su jefe. Una vez incluso entreabrí la puerta de la habitación de mamá y la espié mientras Mr. Robert se la follaba.

De pronto, Abdul se paró, se puso rígido, y volvió a empezar con jadeos y gritos mucho más rápidos y fuertes que antes, de hecho, movía y sacudía todo mi cuerpo cada vez que sacaba y metía el pene… Abdullah Ali ahora aullaba, gemía, se quedaba sin respiración mientras inundaba mi vientre con su semen… Me seguía besando ahora con una violencia rabiosa aplastándome contra su pecho y su vientre... Sudaba mucho, yo también… Y  sentí de golpe un placer rabioso, me estremecí y gemí, hasta grité … Qué salvajes delicias me invadieron…  Que fatiga más mortal…

El sol nos continuaba bañando directamente mientras el hombre enloquecía follándome eyaculando todo su esperma dentro de mi vientre. Abdul no sacó su pene de mi cuerpo hasta que no dejó ir hasta la última gota de semen, apurando lo que él llamó un puto final feliz… Se quedó tal como estaba, gimiendo satisfecho y recuperando poco a poco el ritmo normal de su respiración… Me quedé quieta, empapada de sudor… Me pasé la mano por el pubis apretándolo, y noté que el semen del hombre salía de mi vientre y me mojaba la mano y el inicio de los muslos mezclando su color blanquinoso con el rojo de gotas de sangre de mi desfloración… Los dos nos fuimos recuperando poco a poco y Abdullah Ali me agarró de la mano y empezó de nuevo a apretarme los pechos como si fuesen pelotitas de goma…

Abdul me observaba sonriendo de forma burlona y aspecto muy cansado, pero satisfecho y complacido… Parecía un fauno de los cuentos antiguos, allí, desnudo, con las manos cruzadas detrás de la cabeza, y el  pene que había estado dentro de mi vientre reposando fláccido sobre sus testículos y sus muslos… Me miró  irónicamente haciendo unos gestos obscenos con los dedos mientras yo hablaba por teléfono con Janine que quería saber cómo estaba funcionando mi primer trabajo y yo le explicaba que muy bien, que atendiendo a Abdul en su yate. Creo que Janine entendió, porque no hizo más preguntas y cortó la comunicación, pidiéndome que saludase a Abdul de su parte. Le saqué la lengua al hombre también en tono de burla y él se señaló el pene indicando dónde quería que pusiese mi lengua allí… Le musité la palabra “¡pig!” en inglés y él volvió a sonreír diciéndome que sí con la cabeza. Abdul no dejaba de mirarme y me dijo que estaba deliciosa así, desnuda, sudorosa, despeinada y acabada de desvirgar y follar con su semen bajándome por los muslos.  Me senté encima de él, agarré su pene, y al sentirlo duro de nuevo, me agaché, y, tal como él había insinuado, me pasé un rato lamiéndolo y chupándolo como si fuese un helado de vainilla y chocolate, mis preferidos,  mientras él gemía ronroneando como un gato en celo. Después, encima de él, como antes, yo misma le ayudé a introducirlo otra vez todo dentro de mí… Y empezamos de nuevo… El ritmo fue primero lento para disfrutarlo más, pero fue aumentando a medida que mi excitación y la de él era superior… Y más, y más, y más… Hasta que vi que Abdullah Ali empezó fuera de sí a dar alaridos, y yo saltaba encima de él apretando mi vientre contra el suyo de forma que su pene entraba hasta el fondo de mi vagina, notando enseguida de nuevo la sensación de la presencia del líquido caliente, el semen de Abdul,  escapándose de mi vientre… Por lo visto, aún le quedaba… Y nos fuimos calmando lentamente, me aparté y me quedé  otra vez a su lado, jadeando e intentando recuperar el aliento y la respiración, igual que él…

Poco después, Abdul se puso de pie, nos besamos y nos abrazamos, vi que la butaca estaba manchada y húmeda de la crema con la que él me había untado antes de follarme mezclada con sudor, semen y algunas gotas de sangre de mi himen roto. Vi entonces que mis compañeras estaban repartidas por las cubierta, con los otros invitados –entre ellos unos hombres negros impresionantes-, follándoselas de todas las maneras posibles. Vi que dos de los servidores del yate estaban grabándolo todo, por lo que imaginé que ellos o unas cámaras nada disimuladas que estaban repartidas por todo el yate también habrían filmado como Abdul me desvirgaba, aunque yo no me había dado cuenta.

Abdullah Ali me sonrió, me agarró de la mano y, desnudos los dos, me llevó hasta el baño de su camarote de armador del yate No nos hacían falta las palabras, abrió el agua caliente y estuve un largo rato dejando correr el agua tibia por mi cuerpo mientras él me enjabonaba y me acariciaba… Luego, Abdul me secó con una toalla, volvió a abrazarme y besarme hasta que de nuevo su pene se puso bravo pidiendo guerra, por lo que me arrastró ansioso hasta la cama, se acostó, me echó rápidamente otra vez encima de él y me volvió a follar, esta vez mucho más lentamente hasta llegar al final, hasta que él volvió a eyacular, ahora apenas unas gotas, exasperado y enloquecido con la mirada extraviada en el infinito hasta el punto que temí le diese algo, no sé, un ictus o un infarto… Pero no, poco a poco se fue recuperando, Abdul es aún un hombre relativamente  joven…

Y los dos nos  abrazamos, rendidos y agotados, pero yo perturbada y excitada por la inesperada loca mañana que acabábamos de compartir, él satisfecho y complacido, yo un poco angustiada por lo que acababa de hacer y vivir, me había desvirgado un cliente VIP en su yate, pero al mismo tiempo desconcertada y contenta por lo bien que me sentía y el placer que había disfrutado, sin arrepentirme lo más mínimo de lo que acababa de hacer por primera vez, follar con un hombre, aquel señor  árabe… Al mediodía,  deseando ya sólo agarrar fuerzas y recuperarme de mi aspecto agotado y extenuado, me bañé en la piscina y nos pusimos de nuevo a tomar el sol y descansar, pero, de pronto, se me aproximó desnudo uno de los amigos de Abdul, uno de aquellos negros impresionantes, un hombre muy fuerte, con un pene  enorme que me hizo daño al agarrarme e introducírmelo todo por sorpresa, y me folló hasta que quedó completamente agotado mientras

Abdul parecía muy divertido, porque sonreía mientras grababa con su tableta todo lo que el negro, y después otros dos invitados, hacían conmigo. Abdul me iba dando unas copitas de otra bebida deliciosa, que debía ser bastante fuerte porque me quedarme dormida en medio de la inesperada orgía, me desperté cuando ya era de noche, estaba acostada en un camarote del yate con dos hombres, uno de los negros y un anciano inglés, desnudos abrazados a mi cuerpo. Me noté llena de semen y sudor por todo el cuerpo, el negro roncaba, pero el anciano inglés, al ver que había despertado, se deslizó encima de mi y me penetró con un pene sorprendente fuerte y grande para su edad…  Y todo continuó durante el día siguiente, me follaron todos los invitados,  igual que hacían con mis compañeras…

En la semana que aún estuvo en nuestra ciudad, prácticamente me acosté todos los días con Abdul y sus amigos en su yate. Un día me dijo con una risa perversa en la cama mientras me penetraba, que las nenas guapas como yo lo mejor que podemos hacer es abrir bien los muslos, que así contribuimos a la alegría de los clientes de nuestra agencia, por lo menos a la suya. El día que marchó, me dijo que yo tenía que ir a su país a estar una temporada con él y sus amigos y añadió sonriendo que me haría una de las reinas de su harén…

Epílogo

Camino de Oriente

Parece que finalmente mi amante árabe habló con Janine, porque esta lo hizo con mi madre sobre un trabajo de la agencia en el extranjero, y mami me ha autorizado a ir al país de Abdul para atender a los invitados de un importante evento que allí se va a celebrar.  Y aquí estoy, con Janine en el aeropuerto y tres compañeras más, a punto de subir a un avión que nos va a llevar al país de Abdul… Janine me acaba de decir que Abdul nos ha reservado pasajes en la clase más lujosa y selecta del avión, y, cuando lleguemos nos vendrá a buscar un vehículo de su servicio para llevarnos al yate que ahora está ya esperándonos en un puerto privado de su país…  Y  ahora nos dirigimos hacia la puerta de embarque, han llamado a los pasajeros de nuestro avión… Me excita pensar que en pocas horas estaré de nuevo desnuda en el yate con el pene del mi amante o uno de sus amigos dentro de mi vientre…