Desventuras de sum12cm (6)

La aventura num6 pero contada por mi mujer.

DESVENTURAS DE SUMISO12CM (6ª parte)La corrida de toros (Contada por mi mujer)

Hola a todos, es la primera vez que escribo y también la primera vez que estoy con otro hombre que no sea mi marido. Yo sospechaba de las fantasias sexuales de mi esposo Carlos, pero la verdad que esto me ha sobrepasado en todos los sentidos. Hace algún tiempo comencé a chatear con el y a dejarle fantasear con la idea de que yo estaba con otro hombre, incluso que hacía de sumisa, pero simplemente por contentarle, nunca había pensado en llevarlo a la practica. La verdad es que con los días me fui aficionando y las sesiones de chat con mi marido e incluso algunas solitarias me fueron excitando muchísimo, tanto que últimamente me masturbaba casi exclusivamente haciendo de sumisa, satisfaciendo los deseos de algún macho dominante que me trataba como a una puta.

Conocimos a Manuel y desde el primer momento me sentí muy atraida, era un hombre muy macho, muy rudo, muy bestia, nos trataba a los dos con humillación y a mi me hacía sentir muy zorrita. Yo siempre había sido una chica tímida para el sexo, tradicional y sentirme tratada así era algo nuevo. Aunque mi marido no lo sabe, aparte de las sesiones de cibersexo entre los tres, tuvimos el y yo alguna sesión por telefono, me excitaba mucho oir su voz dura y grave llamarme puta y me masturbaba gimiendo como el me ordenaba, hasta que al final desee hacerlo en realidad, sentí la necesidad de complacerle como una esclava. Manuel me dijo que prepararía algo y que se lo propondría a mi marido.

Por supuesto cuando chateando, Manuel le hizo la propuesta a Carlos, yo ya lo estaba deseando, aunque la verdad es que no me hizo ninguna gracia lo de que hubiese más gente, pero creí que sería mentira y además la excitación no me dejaba perdermelo, por fin iba a conocer al hombre que me dominaba.

Llegó el día, me vestí como Manuel me pidió, como una niña mala, con una faldita corta, con vuelo, una blusa blanca escotada, y un precioso conjunto de braguitas y sostén blancos, con puntillas. Soy pequeñita, pero aunque últimamente me he engordado un poco, los hombres me suelen mirar bastante, sobre todo a mis tetas que son grandes y a mi culo.

Llegamos a la finca y tengo que reconocer que estaba asustadísima, cuando ví salir a Manuel con los otros chicos casi me voy corriendo, pero pudo más mi deseo, Manuel era como me había imaginado, muy hombre, guapo y madurito, me imponía mucho. Los chicos jóvenes eran solo un poco mayores que yo y la verdad que bastante guapos. Inmediatamente nos cogieron y nos metieron para la finca, Manuel me llevaba a mi fuertemente del brazo y no paraba de tocarme el culo y de decirme cosas.

Hola zorrita, tenía muchas ganas de verte y tocarte, eres mejor de lo que esperaba, voy a gozar mucho con ese culo y esas tetas… Por fin vas a poder disfrutar de unas buenas pollas!

A mi me excitaba mucho oirle decir esas cosas, estaba asustada pero muy excitada, creo que mis braguitas ya estaban empapadas. El miedo que me recorría se hizo mayor cuando nos metieron en una plaza de toros y vi a mas hombres, uno de ellos bastante mayor y con pinta de viejo verde. Desnudaron a mi marido y lo ataron a la valla, en la grada, a mi me bajaron al ruedo y Manuel me presentó a todos como su puta, yo estaba muy atemorizada y avergonzada, no sabía que me iba a pasar y me daba hasta vergüenza que aquellos chicos me vieran desnuda, jamás me había visto ni tocado nadie, solo mi marido. Me hizo decirles a todos que iba a ser su puta, que estaba allí para servirles y satisfacerles en todo lo que quisieran, me puso a mil el decirles esas palabras.

Me pasaron un cubata y comenzamos todos a beber, se presentaban, dándome besos, todos querían hablarme, estar conmigo, me tocaban el culo, me rozaban las tetas y me iban calentando. Me pidieron que bailase para ellos, en el centro de la plaza y aunque me daba mucha vergüenza, no podía negarme, así que me puse a contonearme al ritmo del bacalao cutre que tenían puesto, todos me siguieron menos Manuel, que desapareció. Todos bailaban muy cerca mío, haciéndome un pequeño corro, me tocaban ya descaradamente, unos metían sus manos debajo de la falda, tocándome el culo y el coñito, por encima de las bragas y otros me sobaban las tetas, también por encima de la blusa pero apretándolas bien, me estaba poniendo muy cachonda, seguro que las bragas estaban empapadas. Además todos me decían cosas que me excitaban mucho.

La situación se estaba haciendo insostenible, cada vez me sobaban con más fuerza, metiendo incluso las manos por mi entrepierna, hasta me empujaban sin querer, locos por la excitación y el alcohol, en un momento me tropecé y sin enterarme me encontré en el suelo, revolcada por la arena. Intenté levantarme, pero todos se habían abalanzado sobre mi para tocarme y no me dejaban ponerme en pie. Estaban como locos, me arrancaron la camisa y el sujetador, me quitaron las bragas a estirones y me remangaron la falda hasta la cintura, sentía muchas manos sobándome fuerte, metiéndose por todos mis rincones. Me hacían daño, pues había alguno que me tiraba de los pezones y otros en sus intentos de meterme los dedos en la vagina o frotarme el clítoris mientras yo pataleaba no hacían más que lastimarme así que pensé que lo mejor era disfrutar, abrí mis piernas tirada en el suelo, dejándome expuesta a estas bestias que ahora ya se quitaban los pantalones dejando al aire unas bonitas pollas, que yo totalmente entregada cogí con mis manos para masturbarlas.

De pronto escuché la voz dominante de Manuel, pidiendo a todos que me dejasen. Pensé que me había salvado, pero al ponerme de rodillas y verlo comprendí que aquello no había empezado.

Estaba en el ruedo, alejado de mi, vestido de torero, muy sexy con su capote y aspecto provocador. No pude evitar el mirar su hermoso paquete que se marcaba a un lado de su pierna. Me sentía sucia y avergonzada, estaba hecha un asco llena de arena, pero me habían dejado muy caliente los chicos y ya me daba igual todo.

Un escalofrío me recorrió cuando Manuel dijo que quería torearme y me llamó becerra, uno de los chicos me acercó unos cuernos de esos con ruedas que utilizan para entrenar a los toreros y me quitó la faldita, dejándome completamente desnuda, Manuel me miraba fijamente y me provocaba con el capote para que le embistiera, los chicos se habían retirado todos a los burladeros, como si de verdad fuese una vaquilla y me daba mucha vergüenza, allí en medio de la plaza desnuda comportándome como una becerrilla, miré a mi marido que seguía atado y con la pollita bien dura, que la verdad comparada con las pollas de estos sementales parecía la de un crio.

Respiré profundamente, pillé el carro de los cuernos y corrí hacia mi torero que me esquivó pasándome el capote y para mi sorpresa me pegó un fuerte manotazo en el culo. Me volví mirándole enfurecida mientras todos los demás se reían y aclamaban a Manuel.

Pillé otra vez los cuernos y volví a la carga, ahora intentando de verdad darle un escarmiento, pero este, bastante ágil de reflejos me volvió a torear y a palmear el culo. Así estuvimos un buen rato, yo cada vez más cabreada de los manotazos que me pegaba, de la humillación que me estaba haciendo pasar, hasta que ya no pude más, no podía ni con mi alma, parecía que llevaba el culo en carne viva de lo que me dolía y me dejé caer de rodillas en la arena, agotada y derrotada.

Manuel vino hasta mi, se bajo los pantalones dejando al aire una polla flácida, pero bastante gordita, me agarró brutalmente de los pelos y me obligó a metermela en la boca, me la restregaba por toda la cara y la volvía a introducir de golpe dentro de mi boca, pronto noté como crecía y tuve que hacer verdaderos esfuerzos por no ahogarme. La verdad es que me excitaba mucho que me tratase así de mal, al fin y al cabo era su puta esclava, me había dominado totalmente en el ruedo y ahora estaba demostrando a todos sus amigos mi sumisión. La polla era enorme y tenía verdaderos problemas para tragarla, pero me afanaba en darle placer a mi torero y recorría con mi lengua toda su verga, le chupaba los huevos y se la chupaba mientras le masturbaba con mis manos, intentando que fuese la mejor mamada de mi vida.

De fondo oía a todos los amigos de Manuel que le aclamaban e incluso se reían y decían cosas a mi marido, que imagino que a estas alturas tendría la pollita a mil con el espectáculo, pero a mi me daba lo mismo todo, ya solo quería servir y satisfacer a mi dueño. Estaba excitadísima chupando aquella polla enorme, deseaba que se corriese en mi boca, nunca me lo habían hecho, ni mi marido porque me daba asco, pero estaba tan cachonda que me daba lo mismo lo que hiciesen conmigo. Manuel me volvió a agarrar de la cabeza y empezó a follarme la boca, cada vez más fuerte, yo entendí lo que eso significaba y efectivamente en unos instantes me estaba lanzando chorros de lechecita. Me tragué parte pero sentía como me escurría por mis labios, mezclada con mi saliva y me caía por el cuello. Como una buena putita no paré de chupar, limpiando bien la polla que tanto me gustaba.

Manuel se agachó cogiéndome como un saco de patatas y llevándome a hombros a donde estaban los demás y la verdad es que estaba deseando que me follasen. Me dejó sin ninguna delicadeza sentada en los grandes escalones que hacían de gradas, encima de unos sucios cojines y todos se abalanzaron a tocarme, ya estaban desnudos con sus pollas erectas y se pusieron en circulo alrededor mío, con las pollas a la altura de mi cara, eran todas bastantes grandes, aunque claro, es que yo estoy acostumbrada a menos. La que me daba bastante asco era la del viejo, que era pequeña, gorda y olía bastante mal, solo de tenerla alado de mi cara podía notar que apestaba a orín y sudor, por lo que me limitaba a masturbarla con la mano, mientras que las otras las iba chupando alternativamente, me gustaba mucho tocar y chupar las pollas de aquellos muchachos, estaban buenísimos, me gustaba la cara que ponían cuando le chupaba como una vulgar putilla.

Al fin el viejete se mosqueó y como veía que no le hacía ni caso, apartó a los jóvenes, se subió delante de mí en el escalón, poniendo su polla justo delante de mi cara y pillándome de los pelos me obligó a comérsela. Me dio mucho asco, pero no tenía elección, así que me apliqué en aquella polla mal oliente para que intentar que se corriese pronto y me dejase en paz.

Yo no veía nada, más que la barriga y la polla del viejo, pero noté como dos hombres me cogían las piernas y el culo, cada uno de un lado, obligándome a tumbarme un poco más, sacando mi culo fuera del escalón y abriendo mis piernas al máximo, imaginé que tendrían un bonito plano de toda mi entrepierna. Enseguida noté como una polla se apoyaba en la entrada de mi coño y de un empujón me la metía toda, me corrí inmediatamente, creo que fue el orgasmo más rápido de mi vida, el chico empezó a follarme con fuerza, daba muchísimo gusto notar esa gran polla dentro de mi, entrando y saliendo mientras los chicos que me sostenían las piernas me trabajaban con sus manos el culo, metiéndome los deditos. Por fin el viejo se corrió y pude cerrar mi boca para que su leche cayese sobre mis tetas, se quitó de encima y enseguida ocupó su puesto uno de los chicos, el cambio fue bueno, pues el chico era muy guapo y me encantó sobarle el culo mientras le hacía una buena mamada, estaba como loca, fuera de mi, llevaba muchos orgasmos y parecía que no tenía fin, pues estuvimos un buen rato, los chicos se iban turnando en follarme por delante, por la boca o sujetarme las piernas y el culo, creí que en cualquier momento me iba a desmayar.

Al final se acercó Manuel con la polla empalmada, volvió a cogerme, esta vez no me resistí pues estaba agotada, como ausente, me dio la vuelta colocándome de rodillas, boca abajo, apoyé mi pecho en el escalón de delante dejándome hacer, el me hizo separar mis piernas y elevar el culo, sentí como me escupía para lubricarme y metía un dedo en mi culo, no me hizo daño porque los chicos que me sujetaban se habían turnado también en trabajármelo, había gozado muchos orgasmos con un dedo hurgando dentro de mi culo. Ahora, la enorme polla de Manuel era otra cosa, cuando empezó a meterla sentí como que me empalaban, empecé a gritar, pero el estaba decidido a terminar su particular corrida con fortuna en el estoque, así que siguió follándome el culo, cada vez mas fuerte. Tuve que apoyar mis manos en el escalón de delante para no golpear mi cabeza contra el, por los tremendos empujones que me estaba dando Manuel, sentía que me iba a destrozar el culo, pero pronto empecé a gemir como una guarra y a gritar de placer, tuve un orgasmo super intenso cuando sentí que se vaciaba dentro de mi. Después me dijo al oido que había sido muy buena putita y se fueron.

Yo no pude ni moverme de allí, me quedé en la posición que me había follado, llena de semen y tierra, cansada, dolorida pero habiendo gozado como nunca. Enseguida llegó mi marido, con mi ropa, me vistió como pudo pues parte de mi ropa estaba rota, me metió al coche y nos fuimos.

Mi marido me ha pedido perdón, me ha dicho que se nos escapó de las manos, pero yo bien se que el cabrón se hizo varias pajas mientras a mi humillaban y me vejaban. Sinceramente, al principio lo pasé muy mal, pasé miedo, mucha humillación, pero después disfruté como nunca, fue un maratón de orgasmos alucinante, aunque creo que pudo ser hasta peligroso.

No se, tengo un lio grande en mi cabeza, mi razón lucha con los placeres que he descubierto… Ya veremos si conseguiré animarme para otra aventura.

Adios amigos, saludos.

Raquel (Esposa de Sum12cm)

Puedes escribirme a mi marido a charlis6x@hotmail.com