Desventuras de sum12cm (5)

La corrida. Por fin involucro a mi mujer en una de mis experiencias de dominación,aunque creo que se nos ha ido de las manos...

DESVENTURAS DE SUMISO12CM (5ª parte) La corrida de toros

Por fin pude cumplir mi sueño! Después de mucho intentar que mi mujer tomase parte en alguna de mis aventuras, por fin pude convencerla y aun no se como, pero se decidió a probar… Aunque la cosa no salió como ninguno de los dos habíamos pensado.

Todo empezó poco a poco, como un juego, llevábamos varios días que nos conectábamos juntos y chateábamos. Conocimos a Manuel, de un pueblo de cerca de Zaragoza que era bastante rudo y creo que eso ponía bastante a mi mujer Raquel, conseguía sacarle su alma de sumisa y tuvimos varias sesiones de cibersexo en donde fantaseábamos con ser los esclavos sexuales de Manuel y sus amigos. Raquel y yo nos excitábamos muchísimo pensándolo, así que al final logré convencerla para hacer realidad la fantasía.

Manuel nos comentó que el siguiente sábado iban a preparar una juerga con sus amigos del pueblo, solo con 3 o 4 más íntimos. Mi mujer se mojó solo de pensar lo que podía pasar y sin pensarlo mucho más para no arrepentirnos, nos ofrecimos como sumisos, por animar la fiesta.

Manuel por supuesto aceptó enseguida, pero nos dijo que lo pensáramos bien, que no podía quedar mal con sus amigos, una vez allí podrían hacer con nosotros lo que quisieran y no tendríamos vuelta atrás, además me avisó que sus amigos eran muy hombres y que se volcarían con mi esposa, a mi solo me querrían para ocuparme de que todos gozasen y de que Raquel hiciera todo lo que pedían. La verdad que me dio un poco de miedo sus palabras, además Manuel era un hombre muy bruto y dominante, nos humillaba constantemente, aunque claro, eso era lo que nos excitaba. Lo hablé con mi mujer, pero ella ya estaba lanzada.

Llegó el día, nos presentamos donde nos habían dicho, una especie de cortijo o finca que estaba a las afueras de su pueblo, Manuel salió a recibirnos con dos amigos. Manuel era como me lo había imaginado, de unos 40 años y grandote. Los dos amigos eran más jóvenes, aunque mayores que Raquel, de unos 31 o 32 años y nada más llegar clavaron sus ojos en Raquel, con descaro.

Mi mujer Raquel tiene 25 años, pequeñita, morenita y muy guapa, con buen cuerpo, unas tetas de escándalo, talla 95 y muy bien erguidas, tiene un poco de tripita y un culo prominente, que me gusta mucho, no como las delgaduchas de las modelos. Venía vestida como le había dicho Manuel, con faldita y una camisita blanca escotada, en plan niña buena.

Estáis seguros de que queréis hacerlo? – Me preguntó Manuel sin rodeos.

Si, tal y como hemos quedado somos tus esclavos y puedes hacer conmigo y con mi mujer lo que te plazca – Le dije mientras miraba a mi mujer que asentía, entre avergonzada y excitada por la situación.

De acuerdo! – Respondió Manuel – Pasarlos dentro!

Los amigos me cogieron cada uno de un brazo, fuertemente como si me fuese a escapar, mientras Manuel pillaba a mi mujer y la llevaba para dentro de la finca. Era una finca grande, de pueblo, con jardín muy grande, árboles frutales, una casa, almacenes… Los chicos me ataron las manos a la espalda mientras se reían, pude observar que iban un poco bebidos pues olían bastante a licor, Manuel iba por delante con mi mujer y aprovechaba para tocarle el culo levantándole la falda y diciéndole cosas al oído. Los chicos también me decían cosas.

Ya verás chaval, lo que va a disfrutar tu mujer siendo nuestra putita! Jjajaa.

Vas a ver como somos los de pueblo!

Nos entraron por una puerta oscura, subimos unos escalones… y alucinamos con lo que vimos! Era una plaza de toros, pequeña de esas que celebran capeas, pero muy real, con sus gradas, los burladeros, la arena… Mi mujer se quedó blanca, aunque seguro que muy excitada y para colmo en la plaza había 2 tios más, uno joven y otro bastante mayor, de unos 50 y con pinta de pueblo.

A mi me desnudaron completamente, tiraron mi ropa por el tendido y me ataron a una barandilla, en la grada. A mi mujer la bajaron al ruedo, Manuel la mostraba como un trofeo.

  • Mirar, aquí está nuestra putilla, mirar que guapa y que maja viene! Se a puesto así para nosotros y aquel de la grada es el cornudo de su marido que nos la presta para que hagamos lo que queramos con ella, son mis esclavos. Verdad que si putilla? Di nos para que estas aquí

  • Siii… Manuel, soy tu esclava y haré lo que me pidas… - Dijo mi mujer atemorizada, con la mirada en el suelo.

  • Vamos! No seas ahora tímida bonita, harás lo que te pida yo y mis amigos, eres nuestra puta! – Entonces Manuel cogió por la cara a Raquel fuertemente y le obligó a mirar a sus amigos que estaban delante de ella – Miralos bien puta! Míralos a todos, hoy son también tus amos y vas a complacerles en lo que pidan, díselo, díselo a todos!

  • Voy a ser vuestra puta y podeis hacer lo que os plazca conmigo, estoy para complaceros a todos.

Todos rieron divertidos y excitados, pusieron música y le pasaron un cubata, todos bebían y le obligaron a beber a ella también. Mientras le iban sobando, le daban besos, le preguntaban cosas… y así pasó un rato.

El ambiente se iba calentando, en todos los aspectos, por el alcohol y por los sobes que le pegaban a mi mujer. Le pidieron que saliese al medio de la plaza y que bailase, provocativa. Raquel muy obediente se puso en el centro de la arena y comenzó a bailar, sensual al ritmo de la musica, ellos la rodearon y le aclamaban, también alargaban sus manos y le iban tocando el culo, las tetas, todo por encima de la ropa, pero poco a poco se fueron animando.

Cada vez los tenía más cerca, rodeada, casi sin sitio para poder bailar mientras todos la tocaban. Alguno la empujó más de la cuenta y Raquel perdió el equilibrio cayendo en el centro de la plaza. Ellos en vez de levantarla, continuaron sobándola, estaban muy excitados, le arrancaron la blusa, manchada de arena, el sujetador y las bragas, dejándola solo con la minifalda remangada en la cintura, todos la tocaban, el culo, el coño, las tetas, revolcandola en la arena del ruedo, al principio ella intentaba levantarse, e incluso taparse del acoso de tantas manos que incluso le estiraban de los pezones y le frotaban el coño fuertemente, haciendole daño, pero imagino que pensaría que era peor resistirse y pronto dejó de intentarlo, se quedó tumbada en la arena, abrió sus piernas y se dejó tocar mientras alguno de ellos ya se había sacado la polla y se la acercaba a las manos de mi mujer.

Yo como podeis imaginar ya estaba totalmente empalmado y maldiciendo que me hubiesen atado las manos y no me pudiese masturbar, casi me habría corrido sin tocarme, la situación era humillante y muy excitante.

Basta ya! Dejadla en paz – Se oyó gritar a Manuel que venía vestido de torero, con un gastado traje de luces y capote. – Ahora voy a torear a esta bonita becerra, a ver que tal se porta.

Acercaron hasta Raquel un carro de esos de cuernos, de los que utilizan los toreros para entrenar, la pusieron en pie y le quitaron la faldita. Vaya un espectáculo, todos los tíos en los burladeros animando al "torero", Manuel en el centro de la plaza con su traje de luces y el capote en alto, provocando a Raquel para que le embistiese y esta sin saber muy bien que hacer, desnuda, sucia y humillada, con aquel carro con cuernos delante suyo.

Al fin se decidió a embestir, aunque sin mucha convicción, por lo que Manuel al darle el capotazo le propinó un sonoro manotazo en el culo que todos aplaudieron y rieron. Mi mujer se volvió mosqueada, pilló los cuernos con fuerza, dio media vuelta intentando pillar desprevenido al torero… Y PLAS!! Otro bonito pase de Manuel con palmada en las nalgas. Mi esposa comenzó a dar embestidas cada vez más fuertes, enfadada por la humillación y las risas de los espectadores, pero Manuel le seguía dando sonoros manotazos.

En unos minutos, Raquel estaba exhausta de correr de un lado a otro, y se dejó caer al suelo de rodillas, con todo el culo rojo de las palmadas. Manuel hizo una seña hacía los otros mozos en plan triunfal y se acercó a donde estaba mi mujer, se bajó los pantalones dejando al aire su polla flácida, agarró a Raquel de los pelos y le obligó a tragársela entera, le apretaba la cabeza contra su polla y se la restregaba contra su cara sucia de tierra, mi mujer protestaba con gruñidos mientras intentaba no ahogarse, pues la polla iba creciendo hasta ponerse dura, era una polla muy grande y gorda, nada que ver con mi pequeña pollita de 12cm. Mi mujer ya colaboraba y se afanaba en hacerle una buena mamada, recorriendo con su lengua toda longitud del falo, chupándo con devoción la puntita y comiéndosela toda mientras con las manos le masturbaba. Nunca le había visto así, yo le tenía que pedir porfavor para que me la chupase y además nunca me había dejado correrme encima de ella, por lo que estaba expectante a ver que pasaba.

Los chicos miraban hacia la grada, se habían dado cuenta del empalme que llevaba y se estaban riendo de mi polla. Uno de ellos vino y empezó a mofarse diciendo que no le extrañaba que mi mujer quisiera disfrutar de unas buenas pollas, y cosas por el estilo. Todos reían y en el centro del ruedo seguían Manuel y mi mujer como si estuviesen solos. El chico me desató una mano para que pudiera masturbarme y se fue con el resto.

Raquel seguía chupando como una loca, cada vez más fuerte hasta que Manuel le volvió a coger de los pelos, comenzó a follarle la boca con fuerza, descargándole toda su leche dentro, después la soltó, pero ella seguía refrotando la polla sucia de leche por su boca, como una perra en celo, le escurría el semen por los labios, cayéndole en las tetas.

Manuel se agachó, la pilló de la cintura y levantándola se la cargó en el hombro, como un saco, con el culo hacía delante. La sacó del ruedo, llevándola a las gradas, donde estaban los demás, a unos 3 o 4 metros de mi. Los chicos ya se estaban desnudando y cuando llegó Manuel con mi mujer a cuestas parecía una fiesta, todos comenzaron de nuevo a sobarla mientras Manuel la dejaba en la grada sentada, encima de unos cojines sucios. Los chicos se pusieron alrededor, con sus pollas a la altura de la cara de mi esposa, que con la lección bien aprendida alargó sus manos para pajear a dos mientras se metía una a la boca. Todos tenían buenas pollas, menos el cincuentón que la tenía pequeña como yo, pero muy gorda. Me fijé que Raquel iba alternando en chupar todas aquellas pollas pero la del abuelote no se la metía en la boca, solo la masturbaba, imaginé que le parecían más apetecibles la de los jóvenes, hasta que este se cabreó y quitando a los otros de en medio se subió al peldaño donde estaba sentada Raquel y le puso toda la polla delante de su cara y haciendo lo mismo que Manuel la pilló de los pelos y la obligó a comérsela.

Uno de los chicos aprovechó para ponerse delante con la polla dura apuntándole al coñito, pidió a los otros dos jóvenes que le pillasen de las piernas, estos uno a cada lado la tumbaron un poco más, pillándole con una mano la pierna y con la otra sujetándole el culo, hasta dejarla totalmente abierta. El de delante le metió la polla y comenzó a follarla, mientras el abuelo seguía follándole la boca.

Así se fueron turnando todos, mientras unos le sujetaban el culo y la abrían de piernas, otro se la follaba hasta correrse, bien en su coño o en su boca, además todos le sobaban continuamente las tetas, provocando un barrillo de la mezcla de la leche y saliva que le escurría de la boca con la arena del ruedo.

Después llegó Manuel, que se había quedado al margen tomando un cubata, tenía otra vez la polla muy grande y dura, apartó a todos, cogió otra vez en volandas a mi mujer, la puso boca abajo, de rodillas en un peldaño, el culo en pompa y las tetas apoyadas en el escalón de arriba.

  • Ahora becerrita, ¡el estoque!

Comenzó a meterle la mano sin delicadeza entre las piernas, haciéndole separarlas, le escupió en el culo y empezó a meterle un dedo mientras seguía escupiendo. Después cogió su polla y apuntando hacía el agujerito de mi mujer, empujó poco a poco, haciendo desaparecer su polla en el culo de Raquel que gritaba de dolor, aunque a los pocos bombeos los gritos se convirtieron en jadeos.

Le folló el culo fuertemente hasta correrse dentro, luego me soltaron, me dijeron que podía recoger a mi mujer pues ya no necesitaban hoy de nuestros servicios, la faena había terminado. Bajé al ruedo a recoger la ropa sucia y rota de mi mujer, la vestí como pude, pues ella estaba agotada y nos fuimos.

Creo que esta ha sido la primera vez …y la ultima que logro convencer a mi mujer para algo así.

Sum12cm

Puedes escribirme a charlis6x@hotmail.com