Desvaríos de un pervertido [1]
Desvaríos de un idiota, algo de lo que me gustaría hacerle a una de las tantas chicas que me traen completamente loco.
Buenas noches, ¿qué tal?
La verdad es que llevo muchísimo tiempo leyendo esta página de relatos, y creo que ha llegado mi hora de contribuir. La verdad es que, en este momento, muero de ganas de compartir mis fantasías e idioteces sexuales varias. Espero que alguien lo aprecie y se entretenga.
No me pondré a contar mucho de mi vida. Sólo puedo decir lo que importa: soy un pervertido enorme. O eso creo. Me considero uno… no el peor, pero sí uno con casi todas las letras. Quiero comenzar una “carrera” aquí, para saber si me equivoco o no. Vayamos descubriendo eso juntos.
La verdad es que… quiero compartir parte de mis fantasías. Hoy, con una chica en particular. Así que, mejor vayamos a las partes… interesantes. Espero no dar muchas vueltas.
La conocí hace aproximadamente dos años. Me llamó la atención desde el primer momento. ¿Su nombre? Me lo guardaré, sólo diré que para este país es bastante peculiar. Me lo han dicho siempre: no tengo el mejor gusto del mundo, y menos cuando se trata de mujeres. No me avergüenza decir que ésta me encanta y me vuelve completamente loco en todos los sentidos posibles.
¿Físicamente? Es una chica de estatura media. No tiene un cuerpo pronunciado, sino que uno bastante delicado. Suelo perder mis ojos en sus largas piernas, siempre cubiertas por un ajustado pantalón, dejando entrever sus tobillos - que más de una vez me imaginé besando y lamiendo de rodillas frente a ella, mientras dejo que mis manos hagan el trabajo que antes hacían mis ojos - si es que no lleva un bonito par de botas, que me encantaría sacar, y poder disfrutar de verla con los pies al desnudo. Sí. Tengo un pequeño fetiche con los pies, pero, no es nada marcado, ni excesivo… simplemente, siento que disfrutaría de cada parte de su cuerpo en contacto con el mío, disfrutaría inclusive de sentir la planta de sus pies abrazando mi rostro… creo que sería una sensación más que placentera. Y sí, también tengo un pequeño fetiche por la “dominación femenina ligera” - término que “acuñé”, para llamar a la dominación femenina cuando no se produce un dolor extremo, sino una simple humillación, en fin -.
Su trasero, pequeño, pero redondo, me parece perfecto, y me encanta verlo marcado en su pantalón. Sus caderas son un poco anchas, y le dibuja una silueta muy sugerente, que sólo me hace pensar en cómo se vería contra la pared, de puntilla o en tacones, con el culito bien parado recibiendo verga… Dios. Sus pechos son pequeños y redondos, resaltan, y corro la suerte de ver un discreto escote que me hace babear, y por el cual lucho por no mirar.
Su fino rostro… es lo más precioso. Labios carnosos, rodeando una boquita pequeña, que me encantaría follar. Siempre pensé al verla que mi polla reventaría su boca, inclusive hasta que no le entraría… sería lindo verla luchar por comérmela, ayudarla un poco, empujando con las caderas mientras hundo su cabeza en mi entrepierna, viéndola a los ojos mientras que embarra con labial el tronco de mi pene… ¡qué imagen! Bueno, al menos, para mí.
Sería una ocasión más que perfecta para perderme en sus ojos, y follar como tonto su boca. Una excusa total para casi dislocar su mandíbula con constantes embestidas, sintiendo como mis testículos golpean contra su mentón, como se aplastan contra él… como mi glande llega lo más profundo posible dentro de su boca… como su fina nariz golpetea contra mi pelvis… mi mente se va totalmente al ver, y al sólo imaginar, esos profundos y brillantes ojos negros siempre detrás del cristal de su lentes similares a los famosos Ray-Ban...
Creo que no cubro ni de cerca todo lo que quiero decir, y tampoco llego a describirla bien. ¿Característica que me haya olvidado mencionar? Su cabello. Negro, sedoso, lacio… ¡me fascina! Creo que por ella me comenzaron a obsesionar las chicas con cabello corto, con un lado más largo que el otro, y, aunque no me gusta mucho la parte que lleva rasurada por detrás de la cabeza… ¡me sigue pareciendo preciosa!
Bueno, el caso es… que muero de ganas de follármela. Muero de ganas de hacerla mía, en todas las posiciones y lugares posibles. Ella ha sido la causa de cientos de pajas que me he hecho, a veces, hasta viendo sus fotos. Es algo que me encanta, verla, imaginar sus gemidos, su rostro de placer… sería un contraste enorme a su siempre seria expresión, de odio y desprecio al mundo que me encantaría borrar.
No sé cuántas formas habré pensado en follármela, principalmente, de la forma más dura y sucia posible. Presionarla contra la pared, y besar su cuello de forma avorazada mientras que mis manos recorren su delicado cuerpo, colándose dentro de su ropa hasta quitársela, casi arrancándosela. Comenzar primero por cualquier prenda que lleve encima, y dejar al descubierto sus senos… el sólo hecho de imaginar sus senos a escasos centímetros de mi, casi al descubierto, me vuelve loco… pasaría casi automáticamente a ellos. La tomaría del trasero, alzándola, siempre contra la pared, manteniéndola a varios centímetros del suelo, sólo para no tener que erguirme y para comenzar a besar esos deliciosos pechos. Los besaría, mordisquearía y lamería, sin siquiera haberlos descubierto aún. Retiraría su sostén con los dientes, tiraría de ellos, dejando al descubierto lo que espero sean unos deliciosos pezones que mordisquear y succionar, todo mientras ella jadea, acariciándome el cabello, tirando de él, dejándome hacer… poco duraríamos hasta que la arroje a la cama.
Allí mismo, me pondría sobre ella. Le quitaría de una vez ese maldito sostén, sólo para dejarla de jeans con el pecho descubierto. Acariciaría sus senos para pasar a comerle la boca. La besaría intentando mantener un mínimo de calma, mordisqueando y tirando de sus labios, todo, claro, mientras no dejo descansar a uno de sus pezones, acariciándolo, tirando de él, retorciéndolo levemente, sólo para escuchar sus quejas y gemidos que entrecortan el beso. Bajaría, entonces, a besos y lamidas, poco a poco por su pecho… su abdomen… recorriendo con las manos sus piernas, acariciándolas de arriba abajo hasta llegar a sus pies… rodear sus tobillos, descalzarla simplemente tirando de sus botines y seguir, hasta encontrarme con su pantalón. Abrirlo, y bajarlo, tirando de éste para dejarlo a la altura de sus tobillos, y dejar que ella misma se despoje por completo de ellos mientras que yo me adentro entre sus piernas. ¿De qué color será su ropa interior? ¿De qué tipo? Me encantaría verlo alguna vez, sólo sé que hundiría mi rostro en ella.
Dejaría que mi nariz se hunda allí. Acariciaría de arriba abajo, disfrutando enormemente del aroma de su coño por encima de la tela. Movería el rostro con ligereza, dejando que mi nariz vaya cada vez más profundo para impregnarme de tan delicioso aroma. Alzaría un poco el rostro para besar su vagina… lamería y chuparía su clítoris, todo por encima de la tela de sus bragas, incluso tirando de estas. Dejaría que mi lengua jugara allí, hundiéndola y moviéndose de arriba abajo. Haría simplemente a un lado la prenda para por fin probar el espléndido manjar que brota de su entrepierna. Comenzaría a lamer como un animal sediento su vagina, dejando que mi lengua se deslice de arriba abajo de forma brusca y lenta entre sus labios vaginales, rodeando su clítoris, presionándolo, y finalmente, dándole pequeñas y rápidas lamidas constantes a éste. Envolvería los dientes con los labios y mordisquearía muy suavemente. Succionaría, y comenzaría a devorar su coño de forma avorazada sin parar, una y otra vez. ¿Lo que más desearía en ese momento? Tenerla gimiendo del gusto, con sus pies en mi espalda, acariciándola de arriba abajo mientras siento sus espasmos.
Me erguiría de inmediato. Llevaría una de mis manos a su entrepierna, y comenzaría a acariciar su húmedo sexo. Jugaría con sus labios y todo el largo de mis dedos, de arriba abajo, frotándolos tanto entre sus labios como contra su clítoris. Metería mis dedos dentro sin dudarlo ni un segundo para sentir su calidez y suavidad sobre ellos. Dudo que pocas cosas sean tan maravillosas como verla gemir, y ojalá, hasta arquearse y retorcerse un poco de placer mientras se juega sin piedad con su coño, dejando que dos, quizás tres dedos se muevan en su interior con rapidez, entrando y saliendo sin parar, flexionándolos para acariciar sus paredes vaginales, girándolos un poco, dejando que entren y salgan a destiempo… de sólo imaginar su rostro. De sólo imaginar su voz… Dios. No sé cuánto aguantaría. ¿Haría algún cambio significativo jugar a la vez con su clítoris? Quizá dejar que mi palma acaricie y presione este… a saber.
Me incorporaría rápidamente. Me pondría entre sus piernas, acariciaría su rostro con los dedos empapados de sus fluidos y los metería en su boca. Sería lindo verla lamerlos, mientras que dejo a mi glande acariciar de arriba abajo su vagina. Verla a los ojos, hundir poco a poco mi miembro y dejarlo salir… frotarlo superficialmente, hasta finalmente dejarlo entrar. Moverme con lentitud, disfrutando su expresión. Verla morder mi dedo, con un ahogado gemido, mientras se arquea y entrecierra sus ojos recibiendo mi pene en su interior. No demoraría mucho para comenzar a penetrarla a suavemente, a un ritmo lento, desde el borde del glande hasta la base. Apoyaría mi mano en su pubis y apoyaría mi dedo en su clítoris para acariciarlo y presionarlo. Dios… qué bien se siente pensar en ese coño cálido y húmedo, presionando mi duro y ancho miembro.
La tomaría por debajo de las pantorrillas, empujaría un poco de éstas, y dejaría que las piernas se pegaran a su pecho. Me encorvaría un poco por encima de ella, la besaría y me incorporaría para follarla con más fuerza. Me apoyaría bien en la cama para comenzar a bombear sin parar contra su coño, dejando que mis huevos golpeen contra su trasero. Gemiría con ella, disfrutando el sentir como mi polla entra y sale sin problemas de su empapado sexo. Metería mi lengua en su boca. La retocería con la de ella. Exploraría cada rincón del interior de su boca, mientras que los gemidos de ambos son ahogados por el beso. La sacaría. Mi miembro rebotaría y golpearía contra su sexo, salpicándola un poco. Me pararía, y me alejaría un poco, tomándola de la mano para hacer que se siente en la cama. Me acercaría un poco a ella, y estando con las aceras a la altura de su rostro, las movería un poco para dejar que mi duro y mojado miembro golpee contra su rostro. Frotaría mi glande contra sus mejillas. Lo hundiría en ellas, y dejaría que todo el largo de mi polla frotara su delicado rostro, dejando un rastro de sus fluidos y mi líquido preseminal allí. Tomaría mi pene por la base, y golpearía su rostro con él varias veces, dejando que salpique y siga manchándola. Acariciaría sus labios con la punta del glande, haciendo círculos, y dejaría que mi polla se deslizara en su boca.
Metería todo mi miembro dentro sin prisa alguna. Acariciaría su paladar en una primera instancia, y su garganta en una segunda. Movería mis caderas para follar por fin su pequeña boquita. Gemiría sin dudarlo mientras ella succiona y me deja golpetear en su interior con el glande. Mis testículos golpearían y se hundirían contra sus mentón. Qué difícil sería soportar el no correrme enseguida al verla atragantarse con mi miembro… seguramente lo haría. Y hagámoslo así. Sacar mi miembro, con medio glande aún adentro, mientras ella lame mi frenillo, con la uretra por fuera. Comenzar a correrme por montones en su boca, y dejar aún más blanco su lindo rostro… ¡qué gusto! Y sería mejor si salpicara inclusive sus gafas. Dejar una buena cantidad de semen sobre ella… y tenerla aún lamiendo. Chupando. Succionando mi glande, limpiándolo, mientras que juega con mis huevos, dejando mi polla bien dura. No lo soportaría mucho más.
La empujaría nuevamente a la cama, y la dejaría boca abajo. La tomaría de las caderas, y las alzaría. La dejaría a cuatro patas y le daría un par de nalgadas, sólo para ver mis manos impresas en rojo sobre sus glúteos. Acariciaría con mi glande su ano lo hundiría poco a poco, escuchando sus gemidos, viendo como se remueve y arquea… empujando, lento, con mi miembro completamente lubricado. ¿Vamos a contar la parte aburrida? Dejar que se acostumbre a tenerme dentro, dándole lento… cuando podríamos saltar a la parte donde le daría duro y parejo. Donde mis testículos golpearían sin parar su coño… ¿tirándole del cabello? No, para qué. Seguir nalgueándola, apretando sus glúteos… recorriendo su espalda con mis manos… tomándola quizás del cuello, apretándolo un poco, tirando de ella, haciendo que arquee cada vez más la espalda. Gemir ambos. Jadear… recostarme en su espalda, agarrarme de sus senos, mordisquear su cuello, el lóbulo de su oreja… dejar que sienta mi cálido aliento golpear contra ella, que sienta mi saliva recorrerla… tomarme de sus senos… apretarlos… acariciarlos… tirar de sus pezones… todo sin dejar de bombear en su interior, follándola duro y rápido, casi sin parar, como un animal en celo, hasta empujar con fuerza, dejarme caer sobre su cuerpo, entrar lo más profundo posible y dejar que sienta como lleno su culo de mi leche espesa y caliente… ¿habrá algo mejor?
¿Alguna idea?
Sólo sé que quedaría en su interior… saldría luego de un rato… sin parar de acariciarla y besarla, aún estando encima… dejando que mis manos y mis labios la recorran, ir de arriba abajo por su cuello y sus costados… quizá para seguir toda la noche.
Gracias por el tiempo que se tomaron para leer todos mis desvaríos. Espero que a alguien le guste, y poder seguir. Lamento la extensión, es algo que me caracteriza a la hora de escribir. Si tienen alguna sugerencia, pues, por favor, comenten.