Destupiendo la cañería del viudo por la mañana

Sentí de golpe un chufletazo fuerte de su pastosa y espesa leche contra mi paladar, pues salía a borbotones y en una cantidad que me dejo anonadada

Tras ayudarme a recoger la cocina al marcharse Juan y Mari, Mauro pidió darse una ducha para recuperarse, acompañándole en la misma pues yo también estaba algo alicaída  por los incesantes envites que mi conejito había recibido, tomando el baño con calma y relajación aunque hubo algún juego picante pero sin llegar a más.

Me acosté fresquita y ligera de ropa, vamos sin nada encima al igual que él, notando se encontraba algo agotado y  aunque ahora que tenía bien aseada su buena herramienta  y me apetecía jugar un poco con ella,  desistí cuando vi que el cansancio del viaje y el ajetreado del día lo había dejado medio cao, pues fue caer en la cama y quedo dormido.

Con las primeras  luces del alba  entrando por la ventana,   vi rápidamente que estas iluminaban el grueso miembro que andaba libre de ropa  y al parecer recuperado pues el tamaño que ya reflejaba así lo mostraba , intuyendo que algún sueño erótico o las atenciones de la noche pasada lo habían puesto así de lustroso.

Lo mire y aún seguía durmiendo, fijándome en su relajada respiración que hacían subir y bajar su frondoso pectoral canoso que se fundía  con el matorral de su entrepierna aunque este aun con un tono más oscuro.

Mi sexo se mojó al instante con la visión tan caliente que tenía y como un acto reflejo me incorpore sin hacer mucho ruido sobre su entrepierna y agarrando su miembro con delicadeza, lo comencé a besar y lamer suavemente con mi lengua, agarrando el semirrígido tronco con la mano para bajar la piel que cubría su enorme capullo rosado  y brillante al alba como una flor mojada por el roció.

Las atenciones  provocaron que rápidamente  abriera los ojos al igual que una picante sonrisa en agradecimiento a mi labor matutina que consiguió en segundos el tronco balanceante  se pusiera rígido y duro como el acero, acompañando al endurecimiento un movimiento de recogida de piel de su enorme escroto que pego sus gordos huevos a la base del grueso tronco, si bien mis manos ya los agarraban y masajeaban palpando el calor que pronto desprendían.

Lo único que dijo entre suspiros, fue  “menudo despertar” esto ni en los mejores sueños.

Sus manos rápidamente buscaron mi conejito al que agarro sin miramientos introduciendo en su interior los dedos que detectaron al instante lo mojada que estaba ya, escapándoseme un suspiro de placer cuando estos tocaron el punto que me hace ver las estrellas, pues aunque había estado tiempo sin probar estos placeres, parecía no haber perdido el arte y las buenas maneras en dicha faena.

Me guio tras jugar sus dedos con mi sexo a la posición del 69 y su lengua ocupo el espacio de estos haciéndome gemir como una loba salida que desea la monten y la sacien hasta la extenuación, pues fue agarrar mis pezones son sendas manos a la vez me comía el chochito, cuando explote como una colegiala novata inundando su boca de mis calientes jugos que absorbía y devoraba con ansia y pasión.

Entre gemidos no dejaba se me escapara aquel enorme pollon de mis garras y boca que lo chupaban y devoraban como si fuese el primero en mi vida, haciéndole brotar por su punta las primeras gotas blanquecinas y transparente en señal estaba muy excitado.

Aunque estaba disfrutando mucho con sus atenciones en mi chochito, este necesitaba ya ser penetrado y girándome  metí mi mano entre su frondoso follaje del pecho y presione este para que se quedar en esa postura mientras agarre con la otra mano su enorme y rígida tranca y guiándola hasta mi sexo su cabezón, puse este en la puerta, dejándome  caer sobre el clavándomela hasta la base de sus ardiente y gordas pelotas.

Mis ojos se cerraron al sentir entrar esa mañana aquel jugoso y largo rabo que rápidamente comencé a cabalgar con suavidad mientras afloraban gemidos de placer por mi boca, pasando mis pechos a ser posesión de sus garras que a la vez pellizcaban sabiamente mis pezones llevándome a un éxtasis de goce y disfrute esa mañana difícil de describir.

Me aviso que fuese despacio pues mis ansias locas de polla matutina me hacían a veces acelerar, avisando el que su aguante estaba cerca del límite, aflojando rápidamente  como una experta amazona que cabalgaba subida en aquel viejo potro que más bien parecía un semental.

Hizo el efecto justo pues a los pocos minutos de aquella monta, un orgasmo de los que dejan huella y no pasan desapercibidos me llego con una virulencia que mis gritos posiblemente despertaran a todo el vecindario, aunque el sabiamente llevo su mano a mi boca y metiendo dos dedos me los dio a chupar para calmar mi grata y explosiva corrida.

Perdí fuelle y quede un momento rendida, tomando él ahora  la iniciativa, y tras voltearme dejando mi culito en pompa, agarro se lustroso y engrasado miembro y ante mi sorpresa lo puso en mi abertura trasera y tras empujar suavemente me lo introdujo en esta.

Solté un grito algo más flojo que los alaridos de placer anteriores pues mi agujero trasero estaba encogido aun, y más con semejante tranca que entro no sin algo de esfuerzo hasta el fondo de mi asustado culito.

Se dejó caer sobre mi espalda con mi cabeza apoyada en la almohada a la vez que me susurro al oído que me relajara, mientras su cadera iba acompañando las suaves embestidas de su miembro hasta el fondo de mis entrañas.

No pensé fuese tan atrevido pero lo cierto es que me tenía acaramelada y haciendo gozar como una perra en celo, sintiendo cada centímetro de su largo miembro como entraba abriéndose paso entre las angostas paredes de mi puerta trasera que iba agradeciendo poco a poco el gozoso de semejante tranca.

Pensé se iba a correr dentro por los acelerones que daba cuando la saco y tras voltearme nuevamente con sus fuertes brazos como si fuese una pluma, se dejó caer sobre mi barriga levemente y agarrando su miembro entre mis pechos, lo froto entre estos, sujetos por sus manos que presionaban sobre él,  hasta que de golpe su cara cambio y por su enorme cabezón comenzó a brotar como si de una escopeta se tratase, ráfagas de espesa leche que golpearon en mi cara y en el cabezal de la cama, debido a la virulencia que salían, pues parecía se estaba destupiendo la cañería atrancada.

Las ultimas gotas me las ofreció en mi boca guiando con su mano su rabo, para ponerme su enorme capullo en la puerta y tras exprimir el tronco me agasajo con su remate mientras gemía como un poseso endemoniado por el intenso placer.

Se dejó caer sobre la cama boca arriba para recuperar aliento, aunque apenas le deje pues me eche sobre el besándole con pasión y metiéndole la lengua hasta la garganta de lo excitada que me tenía, mientras mi chochito chorreante lo frotaba sobre su entrepierna donde aún destacaba el grosor de su duro rabo que aunque se aflojo levemente, se mantenía aun apetecible.

Me tenía loquita aquel viejo viudo que está destupiendo las tuberías con buena maña, pues me tenía encendida con su presencia haciéndome desear rabo a todas horas.

Lo dejo descansar un poco, diciéndole me esperara en la cama que traía un par de cafés, volviendo con estos y observando su miembro en su mano aún se mantenía con  cierta rigidez, pues lo movía y acariciaba para que este no se durmiera.

Me tome el café rápidamente mientras le di el suyo y pase nuevamente a la tarea, pues estaba lanzada y quería suavizar el amargor del café con un poco de leche. Me puse entre sus piernas, el sentado apoyando su espalda sobre el cabezal y con la taza en la mano mirando como mi boca pasaba ya a devorar con pasión su gruesa morcilla.

Necesite varios minutos y usar mis buenas mañas hasta conseguir que aquello luciera nuevamente en su máxima plenitud, introduciéndome no sin algo de esfuerzo por su grosor parte de este en mi boca donde mi lengua daba cuenta del jugoso y suave cabezón, provocándole en pocos minutos pasara el a gemir como un macho bramando en busca de hembra para cubrir.

Dios, la tenía enorme y sabrosamente jugosa y una andaba disfrutando como nunca de aquel esplendido mimbro que pajeaba en su tronco golpeado con mi mano al bajar en sus enormes y peludas pelotas  que soportaban gratamente los embates de esta, mientras mi boca esperaba ya con desesperación el complemento del café que apresuradamente me había tomado.

Creo que disfrutamos de unos cinco minutos que se me hicieron cortos cuando su respiración se aceleró y sujetándome mi cabeza con fuerza aviso preparara mi garganta para la descarga.

Sentí de golpe un chufletazo fuerte de su pastosa y espesa leche  contra mi paladar, pues  salía a borbotones y en una cantidad que me dejo anonadada, y más tras su reciente descarga, exprimiendo el tronco con mis manos como si la vida me fuese en ella, sacando hasta su última gota de aquella ya destupida y gruesa tubería.

Me volví a meter en la ducha tras unos minutos de recomposición, acompañándome el que galantemente enjabono mi cuerpo con dulzura y delicadeza, sintiéndome como una reina agasajada con los mejores regalos, pues solo su presencia me hacía derretir de pasión, y aunque se miembro ahora estaba mirando hacia el plato de la ducha con la cabeza cubierta y protegidas y   medio encogido, aun así era apetecible y deseosos de ser comido, dedicándole solo alguna cariñosa atención en el aseo de este.

Al salir oímos el timbre y eran Juan y Mari que acababan de llegar en taxi para juntarse con nosotros y pasar el día, les abrí la puerta aun a medio vestir saliendo el liado solo con la toalla, probando comentarios picantes por parte de ellos que rápidamente nos dijeron que parecía el amanecer había sido algo caliente, contestando Mario que yo era una devoradora y que si no llegan a venir hubiera pedido auxilio…. Yo le mire y le dije no sé si es una o es uno el que más ganas tiene, riendo todos después…

Seguí enseñándoles las isla ese día hasta que por la noche volvimos a………….