Destrucción de una familia 9

La banda actua en la casa del amante de Miranda cerrando la venganza de Antonio.

Capítulo 9 – La venganza de Antonio contra el profesor de gimnasia.

No bien traspuso la puerta el grandote, quedó tendido en el piso de un tremendo cachiporrazo que le propinó el rasta.

Medio en andas, medio a la rastra entre los dos sujetos lo llevaron a la sala que era más espaciosa, donde también condujeron a las dos mujeres donde las liberaron de sus ataduras pero no así sus mordazas.

Corrieron una hacia la otra bañadas en lágrimas a abrazarse con el terror pintado en el rostro al encontrar a hijo y hermano desparramado inconsciente en el piso.

-Muy bien! Muy bien! – exclamó el vasco. – Ya estamos todos, la fiesta puede comenzar. Ustedes dos putitas dejen de lloriquear y sáquenle la ropa al musculoso este.

Ambas féminas lo miraron con terror negando enérgicamente con la cabeza sin soltarse.

-Obedezcan hijas de puta!!!  - alzó la voz ahora el viejo separándolas con fuerza y propinando un revés a la madre que la arrojó a los brazos del ruso.

-Mejor que hagan caso, yeguas. –dijo el ruso aprisionando a la mujer apretándole una teta. – Porque se van a llevar unos cuantos mamporros sino…

Allá fueron ambas mujeres presas del pánico y la joven intentó sacarse la mordaza, consiguiendo un tirón de pelos violento del negro que le susurró en la cara:

-No no nenita… no toques eso porque te amaso a golpes…

Resignadas se pusieron manos a la obra convulsionando en llantos despojando de toda la vestimenta al grandote desmayado.

Cuando quedó solo en slip, bastante abultado por cierto, se detuvieron sin atreverse a continuar. La madre ya no lloraba, más bien estaba sorprendida con el bulto de su hijo.

-Todo saquen, putas de mierda!!!! –gritó el vasco.

Con renovados llantos ambas retiraron el calzoncillo, liberando un pene en reposo pero que mostraba una muy buena estatura. Completamente depilado, reposaba sobre la izquierda el orgulloso pene flácido de unos 10 centímetros.

Uno de los sujetos le colocó unas esposas con los brazos en la espalda y otro en los tobillos realizó la misma tarea.

-Ahora si, turritas… despierten al amiguito del bello durmiente. – ordenó el vasco.

Las mujeres se quedaron de piedra. No daban crédito de lo que oían y se negaban a actuar.

-Que le agarres la pija y que se le pare!!! – repitió de mal modo el viejo dirigiéndose a la joven. –Dale puta! ¿Nunca pajeaste una verga? Y vos ayudala vieja chota.

Totalmente enajenada y con temblorosa mano la chica tomó la verga de su hermano sin apretarla mucho y comenzó a pajearla lentamente.

Su madre por indicación del viejo le agarró los huevos masajeándolos suavemente.

Tras largos minutos en que las mujeres deshechas en lágrimas se alternaban en la tarea de excitar al muchacho desmayado sin lograr ningún progreso, el vasco le ordenó a la madura mujer:

-Tanta pija y no sirve para nada jaja! A ver vieja trola, chupásela un poco a ver si se le despierta la mierda esa…

Sabiendo que de nada servía resistirse, allá fue con sus labios la señora. Apenas entreabierta su boca insertó el glande de su hijo dentro y le empezó a dar largos chupetones.

-Vos piba lamele los huevos… trabajen en equipo par de rameras o les dejamos el orto como un túnel…

Sin otro camino la joven hizo lo que le ordenó el despreciable anciano, pasando su lengua por toda la bolsa de los huevos ida y vuelta mientras su madre se seguía tragando el falo completo ahora que parecía querer despertar.

Se alternaron madre e hija varias veces en la tarea y más de una vez se rozaron las lenguas entre ellas haciendo que a los espectadores la sangre entrara en estado de ebullición. Sus vergas presionaron tanto sus pantalones que más de uno las liberó para acogotársela en una furiosa paja.

Junto con el despertar del pene, llegó el despertar de su dueño que comenzó a dar síntomas de volver en sí, mascullando primero, tomando conciencia de la realidad luego y horrorizarse finalmente al encontrar a su mamá y hermana aplicándole sexo oral.

Uno de los intrusos, en ese momento, le vació todo el contenido de una epidérmica en el brazo haciendo que el profesor se agitara y mascullara protestas tras su mordaza.

Madre e hija habían detenido su tarea oral al despertar su pariente, pero una orden tajante del vasco que no permitía réplica las puso sumisas de vuelta a trabajar.

Los minutos fueron pasando y ya las mujeres habían logrado que el mástil del grandote se pusiera rígido en todo su esplendor. Eran unos 19 o 20 centímetros de verga gruesa y recta que se erguía orgullosa y totalmente desprovista de pelos, aunque en contra de su voluntad pero ayudado por el cóctel de afrodisíacos inyectados.

Retiraron a las mujeres de su labor alejando un poco más a la joven que quedó en brazos del sádico ruso, al que le caían babas continuamente a medida que generaba más.

-Señor profesor. – comenzó a hablar el vasco solemnemente. – Estamos documentando la vida oculta y privada de los encargados de la enseñanza de nuestros jóvenes. Hemos descubierto que usted mantiene una vida más o menos normal salvo en lo que a sexo se refiere.

Sabemos que es el amante de una compañera de trabajo casada y con un hijo, más exactamente la profesora de historia, a la que ya hemos investigado.

Toda la sanata que derrochaba el vasco parecía divertirlo internamente. Así que continuó explicando:

-Ahora lo vamos a liberar de sus amarras y mordaza con la promesa suya de que se  quedará tranquilo y callado, si no el rusito (señaló al ruso y su hermana) procederá a cortarle la arteria carótida a su hermanita.

-Personalmente preferiría clavarle los colmillos a esta nenita, pero no dudaré en degollarla si no te quedás piola. –amenazó el ruso.

-Silencio!!! –se impuso el vasco. – Yo estoy explicando! Como le decía y bien afirmaba mi compañero fuera de lugar, las consecuencias de un acto heroico de su parte serían desastrosas para su hermana. ¿Me explico?

-¿Que mierda quieren?!!! Dejen a mi madre y hermana en paz ¡Hijos de puta!!!! – exclamó casi gritando el profe.

-Parece que no entendió la parte de sin gritos. Si vuelve a levantar la voz, la sala se teñirá de rojo… se lo aseguro. –el vasco lo amenazó con su mejor cara de depravado. – Ya le expliqué que hacemos y para hacerla corta tenemos sospechas de que usted tiene relaciones incestuosas con su madre y su hermana.

-Que está diciendo degenerado!!!! – Ahora fue la madre la que se excedió en la exclamación.

-Las reglas se aplican también para usted, señora. Si grita la nena termina con las venas vacías.  Colaboren ambos por el bien de la criatura. Y ya me estoy cansando de advertencias. Ruso, a la próxima idiotez de cualquiera de estos dos cortale una oreja a la pendeja para que vean que no jodemos. – Exclamó ahora el vasco dejando toda la solemnidad de lado.

-Y como ya me encabronaron, a la mierda la buena educación! – riguroso esta vez se dirigió a madre e hijo. –Pónganse a coger hijos de putas! Grandote, queremos que te cojas a tu vieja… demostrá que no tenés al pedo semejante tararira y enterrala en el concha de tu made o la pendeja es boleta ya!!!!

La verdad que la actuación del viejo sádico infundía terror. No solo sus palabras, la orden en sí,  si no la forma iracunda y terrorífica de hablar. Hacía que sus oyentes no tuvieran duda que cumpliría sus amenazas.

Así y todo escandalizados, madre e hijo no actuaron, quedaron como petrificados esperando que todo sea una broma o que llegue una solución divina. Cosa que no ocurrió.

-¿No me creen? –preguntó risueño el vasco. – Tiene razón, en vez de matar a tan bella niña mejor la aprovechamos de otra forma. Muchachos, la pendeja es suya, diviértanse…

-NOOO!!! Por favor!!! – reaccionó la señora en un arrebato de pánico. – Hijo, hacé lo que dicen, por el bien de tu hermana hacelo…

Llorando a lágrima viva la madura mujer se despojó de su bombacha recostándose en el sofá e invitando a su hijo a que la penetre.

Este, con la mirada perdida ya con un efecto visible de la droga inyectada se posó sobre su propia madre separándole las piernas bruscamente dejando a la vista de todos una vagina poblada de una selva de vellos, recortados en la ingle pero numerosos y largos.

-Qué pelambrera tiene señora ahí jajaja!!! – se divertían los malditos violadores. – Metele grandote, reventale la concha a la vieja que se merece algo de alegría jajaja!!!!

-De acuerdo señora, si dan un buen espectáculo nosotros no le haremos nada a la nena. – prometió el vasco.

Sin más el hijo tomó su verga por la base y la incrustó en la concha por donde salió varios años antes. Un gran grito de dolor provocó esto en ella al encontrarse seca y estrecha, pero fue sofocado prontamente para evitar represalias.

Ahí nomás comenzó a taladrarla gruñendo como un cerdo con velocidad vertiginosa, sudando y con los ojos desorbitados.

Los espectadores no daban más de calentura y morbo al observar un hijo violentando sexualmente a su madre y miraban asombrados cuando él arrancó literalmente toda la ropa restante del cuerpo de su madura madre.

-AGHHH!!! Hijo con cuidadoooo!!! Ayyy!!! Despacio por favor, despacioooo!!!! – suplicaba la señora.

Cosa que no tenía en cuanta el desencajado muchacho que continuó violando a su madre anegada que se entregó para proteger el honor de su hija.

Bufando y gruñendo el profesor de gimnasia acabó prontamente en las profundidades de la vagina de su madre a pesar de los ruegos de ella para que terminara afuera.

Y se quedó ensartado bien adentro recuperando el aliento mientras su madre se entregaba al llanto sin consuelo.

Cuando se retiró de ella y se puso de pie se pudo ver que su pene no había perdido nada de su erección. De la concha enrojecida de su mamá comenzó a salir parte del semen, lo que motivó al drogado hombre a arrojarse entre las piernas de ella a lamer desesperado su propia acabada y los flujos de su madre.

-Ahora le toca a usted señora… -ordenó el vasco sádico. – metase eso en su boquita que al nene le quedaron ganas… jajaja – le dijo señalando el erguido pito.

Entregada y sin voluntad propia la pobre mujer se dedicó varios minutos a lamer y limpiar el pene de su hijo, cuando de pronto este reaccionó y agarrándola por la nuca forzó a más no poder la boca de su madre enterrándole la verga hasta la garganta.

Los mirones extasiados se divertían de lo lindo haciendo bromas de la situación mientras ella sumisa dejaba actuar a su hijo aunque estaba al borde de la asfixia.

-Basta ya de eso pibe que la vas a hogar! – ordenó el vasco. – Mejor dásela por el culo así le quedan todos los agujeritos iguales jaja… No, esperá… mejor cogete a tu hermanita que a la vieja la atendemos nosotros.

No bien tuvo su boca libre la mujer protestó enérgicamente:

-Pero nooo!!! No le hagan nada a ella por favor!!!! Me prometió que no le pasaría nada si nosotros nos entregábamos…

-Y cumplimos doña… nosotros no le haremos nada a la piba. Ahora su hijo es otra cosa, él no es parte de la banda jajaja. – se reía macabramente el vasco.}

-Hijos de puta noooo!!!! Malditos violadores!!!! Déjennos en paz, desgraciados!!!! – lloraba angustiada la mujer mientras era rodeada por el negro, el rasta y el ruso.

La Jeny con la cámara hacía planos de las dos situaciones alternándose. Por un lado sus tres cómplices rodeando a la pobre madre desnuda dispuestos a profanarla. Por el otro el vasco guiando al profesor, que ya no coordinaba nada a voluntad. Aferró a su hermana menor y la puso culo para arriba en un respaldar de un sillón. El vasco la volvió a amordazar puesto que la joven emitía desgarradores aullidos. También le ató las manos juntas y la sujetó firmemente para que su hermano la viole.

Tomó este con sus dos manos las nalgas de su hermana abriéndolas todo lo que podía mientras la chica forcejeaba inútilmente y posicionando su falo entre los labios vaginales la mandó a guardar toda de una sin misericordia. Con su carita bañada en lágrimas emitía gruñidos tras la mordaza la pobre chica desesperada.

Violentamente la bombeo a la vez que la casi lampiña vagina iba enrojeciéndose. Y no se contentó solo con eso el grandote drogado, si no que escupiendo el anito virgen de su hermanita le clavó los dos pulgares removiéndolos dentro del agujerito.

Dolor, humillación e indignación se traslucía en la desesperada y transpirada joven no dando crédito que su propio hermano la estuviera violando. Las rellenas nalgas temblaban ante los embates y sus ojitos abiertos de par en par soltaban torrentes de lágrimas que la empapaban.

La camarógrafa cambió de escena, mostrando ahora los otros tres degenerados abusando de la mujer madura. Sobre el sofá el ruso la violaba mientras con sus manos apretaba hasta que palidecían las tetas. El negro le sujetaba ambas manos juntas por sobre su cabeza, solo con una mano y con la otra trataba de taparle la boca para que el escándalo no sea tan audible. El rasta la sujetaba de las piernas, esas piernas rellenas y musculosas que se cargaba la mujer.

Era tan vertiginosa la penetración que se escuchaba con claridad el chapoteo de la verga del ruso entre los jugos de la intimidad más el esperma antes dejado allí por el hijo de la víctima.

Y el ruso acabó. Con un resoplido descargó su semilla dentro de la madura. La pobre mujer cuando su boca quedaba libre en el forcejeo pedía clemencia, gemía con disgusto. Sufría de verdad sin entender porque le ocurría esto.

Nada de descanso le dieron. No bien salió el ruso de entre sus piernas el rasta la dio vuelta aprisionando sus nalgas no muy grandes y firmes como roca. Estaba muy bien la veterana, los encendía a todos a tope y de no ser por la maraña frondosa de vellos sería perfecta. Una mujer entrada en años pero de genética longeva además de ser tonificada con una vida de deportes.

Puso el rasta la cabeza de su pija apoyada en el peludo ano y apretó. Apretó y apretó e hizo fuerza cuanto pudo para vencer la barrera. Se retiraba, escupía y volvía a intentar. Otra vez se retiraba, escupía y le clavaba un dedo que entraba apretado. Luego insistía de nuevo pero no podía vencer la estrechez de ese culo.

Al fin tras mucho batallar y cubierto en sudor del esfuerzo su perseverancia tuvo premio y logró perforar el esfínter. No mucho, el glande y poco más, se seguía resistiendo aquel pequeño ano. Pero bombazo tras bombazo, apretando con todas sus fuerzas y embistiendo con cortos pero poderosos empujones la fue colando toda dentro del recto de la madura que gritaba como si la estuvieran degollando.

Cuando la insertó toda y sus huevos quedaron alojados junto a la concha se detuvo a recuperar aliento.

Recostado sobre la espalda de ella se había formado un charco de sudor entre los cuerpos. Pasó el rasta las manos para abajo y aferró ambos pezones pinzándolos fuertemente. Luego comenzó a moverse, lentamente al principio su verga empezó a resbalar por el esfínter de la señora. Sentía como una morsa le apretaba el pene haciendo más placentera la acción.

Tras varios vaivenes roce fue siendo más fluido debido esto en parte a las escupidas y en parte a la sangre que se empezó a acumular producto del desgarro anal que sufrió la pobre hembra.

Todos los músculos firmes de la violada señora estaban en tensión y parecían de piedra, lo que hacía aún más dolorosa la penetración anal. Unos jadeos mezcla con gruñidos contenidos dejaba escapar siguiendo el ritmo de las embestidas.

Unos metros más allá el grandote anabólico seguía violando a su hermanita por la concha desde atrás, mientras el vasco la sujetaba. Era una delicia ver los glúteos súper duros de la chiquilla contraerse cuando el hermano la embestía hasta los huevos y relajarse cuando volvía para atrás a tomar impulso. Todo esto a gran velocidad lo que hacía ver el culo y muslos de la chica vibrando de manera vertiginosa.

También ella estaba bañada en sudor, pero peor su agresor que chorreaba agua por cada poro de su piel. Parecía una bestia que fornicaba por primera vez en mucho tiempo. Así de inhumana era la violación que perpetraba con su propia hermana, que si bien no era virgen tenía contadas experiencias sexuales en su haber.

Era tanta la sustancia que circulaba por sus venas que a los pocos minutos acabó nuevamente, esta vez dentro de su hermana menor y aunque hacía poco que había rellenado la concha de su madre de leche, su pija no perdió un ápice de dureza. Seguía babeando y desencajado sin más quiso sodomizar a la joven. Cosa que no permitió el vasco, no por piedad, si no que creía que semejante loco iba a romper en demasía a la chica y quería disfrutarla un poco él junto con la Jeni. Sabido era los gustos por las jovencitas de la informal pareja.

Pidiendo ayuda a sus esbirros lograron reducir al drogado muchacho atándolo y amordazándolo para evitar que saliera todo de control.

El rasta seguía sodomizando a la madre ya en sus últimos momentos antes de eyacular copiosamente en el recto de la susodicha.

Al retirarse de las entrañas de la madura un torrente de semen, sangre y eses la enchastró no solo a ella si no al piso y el sofá.

-Rasta. Vos agarrá la cámara. –dijo el vasco. –Vos ya acabaste así que filmá esto.

Condujeron a la llorosa y desmadejada jovencita al baño entre el vasco y la Jeni siempre filmados por el rasta aunque antes hizo una toma de la madre toda enchastrada mientras el ruso y el negro la limpiaban algo con unos baldazos de agua. Seguramente entre los dos siguieron disfrutando de la  apetecible madura, pero la toma mostraba ahora el baño.

Llenando de agua la bañera la pareja de viejos decrépitos sumergieron a la niña para limpiarla. La Yeni apareció con una jarra con una manguera, con lo que le realizó varios lavajes anales a la piba sin que esta opusiera resistencia, totalmente entregada a su cruel destino.

El viejo la sujetaba y la vieja le insertaba la cánula en el culo para verterle después un par de litros de agua que hacían que la chica despidiera luego en el inodoro. Esto lo repitieron tres veces hasta que calcularon que tenía ya los intestinos limpios. Luego volvieron a meterla en la tina enjabonándola entre los dos vejestorios a los que les caían babas de lujuria.

La escena era muy excitante y morbosa, una pobre chica desnuda y recién violada por su propio hermano en manos de una pareja de vejetes sádicos.

Lo que los viejos le hicieron luego a la nena fue aberrante, abusaron de sus moldeadas curvas hasta saciar sus más bajos instintos.

Le pinzaron los pezoncitos mientras le comían la concha, le insertaron vibradores que emitían descargas eléctricas que la hacían retorcer.

El vasco la violaba analmente con el vibrador mientras ella pobrecita debía lamer la vagina de la vieja arrugada y decrépita cuya figura desnuda daba más para el vómito que para la excitación.

El vasco empastillándose también la sodomizó violentamente tratando a la chica como una muñeca ya que no oponía resistencia, no se movía, no actuaba. Totalmente despojada de voluntad se vió dominada por esos dos viejos feos y aberrantes que la violaron dentro de la bañera hasta saciar todos sus sucios gustos.

En un momento se vió a Jeni con un arnés que sujetaba un gran falo penetrándola desde atrás con embestidas demoníacas mientras el vasco le hacía tragar su dura verga producto del accionar de fármacos.

Cuando el viejo hubo acabado un par de veces ya se sintió satisfecho a sabiendas que toda la droga del mundo no podrían hacer que su vieja verga volviera a empinarse, le sacó la cámara al rasta y dejó que este se divirtiera con la jovencita. Sádico y maldito el rasta la penetró por el ano recreando nuevos dolores en la niña cuando ya creía superado su castigo. La Jeni la obligaba a hundir su carita en su gigantesca y aguangada concha mientras el rasta la sodomizaba dejándole su carga de hombría dentro del recto.

Cuando la chica se desmayó, incapaz de soportar más humillaciones y vejaciones, el trio fue donde los otros dos malditos terminaban de violar a su madre.

Se hallaba esta en un lamentable estado casi catatónico. Litros de semen le habían insertado en sus conductos, a la vez que presentaba marcas inconfundibles de mordiscones en senos, glúteos, piernas y brazos. A todas luces los violadores, sin escrúpulos habían disfrutado a la veterana señora.

No hubo palabras, todos sabían lo que había que hacer. Tomaron al drogado profesor de gimnasia que se retorcía en sus ataduras con el pene erguido y se fueron, dejando a las dos pobres mujeres, madre e hija, violadas, sodomizadas, rotas, totalmente destruidas.

Tomas en movimiento mostraron como salían todos llevando al grandote desnudo y atado, se subían a un auto y echaban a andar.

Deteniéndose en un parque, aunque ya era una hora avanzada de la noche, vieron un grupo de jóvenes mujeres que charlaban y reían.

Ahí fue donde liberaron al musculoso. Fuera de si y lleno de estupefacientes afrodisíacos, se dirigió directamente al grupo gruñendo como poseído.

Un desbande total entre gritos y aullidos de las mujeres fue precedido a la captura de una de ellas por el desquiciado.

A distancia segura la filmación documentaba como el profe ataco las mujeres e intentó poseer a una de ellas, cosa que no pudo lograr puesto que varios transeúntes lo impidieron descargando todo tipo de golpes sobre el infeliz para evitar la violación de la joven que gritaba socorro a voz de cuello.

Y no tardó en concurrir un agente del orden, primero uno y luego se fueron sumando muchos más que rodearon al loco propinándole cachiporrazos por todos lados mientras la chica se ponía a salvo.

Llegaron refuerzos policiales y el medio de una tormenta de golpes redujeron al profesor y lo cargaron llevándoselo.

El video terminó ahí.

Los dos amigos se miraron cuando la pantalla quedó en negro.

Ambos se habían hecho sendas pajas observando el accionar de los depravados.

Antonio con una sonrisa de oreja a oreja se sintió satisfecho y exclamó:

-¿Así que te gusta coger casadas?!, vamos a ver de que te disfrazás en la jaula para que no te violen grandote hijo de mil putas lleno de anabólicos!!!

CONTINUARA...