Destrucción de una familia

Un matrimonio, una niña, unos delincuentes y el horror

Destrucción de una familia

Capítulo 1 – Eleanor y Maite

Jorge es empresario del rublo inmuebles, 48 años, atlético, 1,80 m. morocho. Está casado en segundas nupcias con Eleanor, que también viene de un matrimonio fallido. Ella tiene 42 años, delgada pero no escuálida, con un cuerpo cuidado sin exuberancias, castaña oscura, 1,70 m. Sin ser una diosa aún atrae miradas.

Eleanor trabaja junto a Jorge en la empresa de él. No tienen hijos en común, pero con ellos vive Maite, 18 años, hija de Eleanor de su anterior matrimonio, también tiene otra hija de 20 años que vive con su pareja.

Maite es una chica común de 18 años, estudia y se relaciona con sus amigos pero es muy casera. Está muy desarrollada para su edad, mide 1.73 m. y tiene mucha más masa muscular que su propia madre, es una chica linda y se ve que a futuro será una mujer irresistible aunque aún le falta dar formas a su contorno.

Esa noche la pareja llegó a su casa ubicada en las afueras en un barrio residencial ya que no tenían apuros económicos podían darse algunos lujos como vivir en una zona fuera de la urbe. Como decía llegaron a su casa alrededor de las 21.00 hs. Como todos los días, felices porque al otro día era domingo y no tendrían que madrugar. En casa los esperaba Maite que como casi siempre pasaba la tarde sola con su notebook.

Cenaron los tres y luego la niña subió a su dormitorio a continuar su labor en facebook. Su madre y padrastro se ubicaron en el sofá mirando tv y tomando un café cuando golpearon la puerta.

Eleanor fue a atender creyendo que era su hija mayor que esperaban ese fin de semana ya que ella vivía en una ciudad vecina junto a su pareja donde trabajaban y estudiaban. Por supuesto preguntó antes de abrir quien era, a lo que le respondió una voz de hombre preguntando si podían darle un poco de nafta para su auto que se le había agotado y querían llegar a la estación de servicio.

-Un momento por favor, ya llamo a mi marido – dijo Eleanor, sabiendo que sus vecinos no estaban y eran la única casa habitada en las cercanías.

No bien Jorge abre la puerta sin tomar los recaudos correspondientes siente un golpe en la cabeza que lo dejó tendido.

Grita Eleonor, irrumpen varios hombres con pistolas, la sujetan y tapan la boca con la mano, dos suben las escaleras y segundos después se escucha a Maite gritar, enseguida aparecen los dos hombres trayendo a niña sujeta y tapándole la boca también. Ella estaba en su cuarto con la notebook navegando en las redes sociales como todo adolescente cuando los dos sujetos entraron violentamente y la sacaron a la rastra del lugar. Maite ya iba a dormir así que su vestuario consistía en una simple musculosa y un pantalón corto de pijama que estaba quedándole chico, puesto que se le pegaba a sus glúteos.

Mientras bajaban la escalera Maite observó como dos tipos amordazaban y ataban a Jorge a una silla estando aún inconsciente. Otro malviviente sujetaba a su madre desde atrás por el cuello y un brazo doblado a su espalda. La nena vió como el asqueroso individuo le susurraba algo al oído a Eleanor, palabras que su madre recibía con una auténtica cara de pánico. El tipo alivió la presión que ejercía sobre el cuello de ella y bajando la mano le sobó por encima del vestido una teta apretándola varias veces, haciendo con esta acción que brotaran lágrimas de los ojos de la empresaria. Ella vestía un liviano vestido de verano color claro y largo con un amplio tajo sobre un costado, sin mangas y con un generoso escote que dejaba observar la parte superior de sus pechos no muy grandes pero aún firmes.

Después de manosearla un rato llegando incluso a apretar uno de sus muslos, el hombre tomó los dos brazos de Eleanor y los ató con cinta adhesiva a su espalda.

El mismo  procedimiento siguieron los que tenían sujeta a Maite pero se los ataron adelante, sentándose con ella uno de ellos en el sofá, justo enfrente de donde estaba amarrado su padrastro.

El que tenía a Eleanor se quedó con ella unos metros más allá, pegados a la mesa del enorme living de la casa.

Ambas mujeres pudieron constatar que eran 5 los usurpadores ladrones, uno con cada una de ellas, otro que parecía mandar que recorría el salón y dos más que volvieron a subir al primer piso, seguramente buscando que robar. El jefe se detuvo delante de la señora y le explicó:

-Bien señora, nuestra situación es delicada, estamos huyendo desde hace días y necesitamos ocultarnos un par de días antes de continuar huyendo. Si ustedes se portan bien y no se mandan ninguna heroica o cualquier otra idiotez como intentar avisar a alguien, no ocurrirá ninguna tragedia… ¿Entendió?

Eleanor asintió dos veces y entre sollozos expresó su deseo:

-Por… favor… no, no… nos lastimen… llevensé lo que quieran pe-pero… no nos hagan nadaaaa por favorrrr!!!!!

-Eso dependerá de ustedes mujer! Portensé bien y todo estará bien- dijo el jefe acariciando la mejilla de la mujer.

Gruesas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos cuando el tipo fue bajando la mano hasta llegar a su escote y metiendo la mano dentro le apretó un pecho, luego el otro, y puso la otra mono entre las piernas de la aterrada Eleanor.

-No no nooo por favor noooo!!!! Dejenmé noooo snifff… - lloraba y suplicaba ella.

-Entonces nos tendrá que complacer la niña – exclamó el sujeto, e hizo ademán de dirigirse adonde estaba su secuaz con Maite.

-Mi hija no!!! Por favor señor!!! Deje a mi hija en paz!!!! Es una niñaaaaa sniffff!!!!

-¿Entonces? –interrogó el tipo volviendo a mirar a Eleanor a la cara.

-Está… bien… snifff… pero vamos arriba… no delante de ellos sniffff

-Escuchame putita! –el jefe la tuteó por primera vez – las reglas las ponemos nosotros… tomarlo o dejarlo podés decidir vos. Si es no, la pendeja me da igual.

Tras dudarlo unos segundos y con auténtica aflicción hermosa MILF aceptó complacr a esos depravados sujetos.

Fue liberada de sus ataduras y mientras se frotaba sus muñecas doloridas escuchó que el jefe le ordenaba:

  • Sacate el vestido ahora y a prepararnos la cena, ya!

Tardando una eternidad y llorando copiosamente Eleanor desprendió los botones de su vestido y lo dejó deslizar a sus pies. Inmediatamente se tapó con sus manos sus pechos enfundados en un blanco corpiño.

-La comida mujer! –gritó el jefe dándole un azote en el culo que hizo la la apetecible mujer diera un salto y fuera a la cocina.

-Vos vigilala –ordenó el sujeto a uno de sus hombres.

Allá fueron ambos y mientras ella preparaba unos sándwiches, el tipo se mantuvo cerca cuidándola y manoseándola cada vez que pasaba cerca.

En el salón, Jorge ya estaba despierto pero seguía atado y amordazado. Cerca, en el sofá, Maite y su guardián estaban sentados, ella lloraba en silencio y él sobaba y apretaba los desarrollados muslos de la niña. Los otros usurpadores estaban sentados a la mesa bebiendo una botella de vino que encontraron cuando volvió Eleanor y su vigilante con la comida. Comieron todos ellos sentando a las mujeres a la mesa para tenerlas controladas.

Después de la comida y ya limpia la mesa el que cuidaba a Maite volvió al sofá con la nena. Los otros cuatro rodearon a Eleanor. Dos la inmovilizaron de los brazos mientras el jefe le bajó la bombacha hasta los tobillos, para después sacarla, ella se retorció e intentó liberarse al grito de:

-NOOOO!!! Malditos… NOOOO !!!!

-Tranquila puta que no te va a doler jajajaja, hasta te va a gustar. – se burló el desgraciado.

Acto seguido le desabrochó el corpiño y se lo quitó, retrocediendo para admirar a esa apetecible madura desnuda.

Los pechos de Eleanor no eran grandes ni chicos, un tamaño justo para llenar las manos y un poco afectados por la ley de gravedad. Su cuerpo era fibroso y firme debido a las horas de gimnasio, una cintura acorde con un mínimo de panza. Su vagina estaba casi completamente depilada, solo una línea de pelitos continuaba su tajo hacia arriba, se podía ver perfecto sus labios, unos emergiendo de dentro de los otros. Sus piernas eran su fuerte, macizas, torneadas y musculosas. Su culo era amplio, no exagerado, carnoso y alargado. Todo esto sumado a un rostro muy bello, aunque se notaba su madurez, hacían de ella una mujer hermosa que podía excitar a cualquier  hombre.

A la fuerza la subieron a la mesa boca arriba. Uno sujetaba sus brazos por sobre su cabeza. El jefe se colocó entre sus piernas mientras cada uno de sus otros secuaces le sujetaba una pierna manteniéndoselas abiertas lo más posible.

Sin preocuparse por los gritos, llantos y suplicas que expresaba la aterrada mujer el hombre dirigió su lengua directamente a la concha, comenzando un lameteo continuo sobre toda su extensión, incluso llegando a meter la lengua en el ano.

Mientras chupaba el tipo deslizó un par de dedos dentro de la intimidad de ella concentrando su lengua en el clítoris que se iba poniendo duro. Es que muy a su pesar y luego de diez minutos de lamidas Eleanor se excitó. No había otra opción, no haciéndole ningún daño físico y estimulando de manera tan suave sus genitales, aún en contra de su voluntad su cuerpo respondió. Su vagina comenzó a lubricar e inconscientemente comenzó un movimiento de pelvis. Ya no gritaba ni suplicaba más, solo lloraba y negaba con voz queda, algo que era inevitable. Así pues, ya todos la habían soltado y ella no se percataba y cuando tenía un  par de ellos lamiendo y sobando sus tetas, y al jefe con su lengua insertada y revolviéndola en su ano mientras penetraba con tres dedos su concha; Eleanor tuvo un orgasmo, feroz, devastador por la situación, pero un orgasmo al fin. Antes que terminaran sus contracciones y sordos gemidos la dieron vuelta apoyando ahora sus tetas en la mesa quedando su culo a merced de los invasores, mientras uno abría sus nalgas todo lo que podía el jefe volvió a meter su lengua en su intimidad, haciendo que el orgasmo sea eterno.

Ahora chupando con demencia hacia que la mujer tuviera varios orgasmos entrelazados llevándola a un delirio contraproducente en su mente.

Cuando ya llevaba varios minutos corriéndose en la lengua del jefe, este de repente se puso de pié y la penetró de una por su vagina.

Eleanor no recibió daño, al estar tremendamente lubricada por saliva y flujos, pero al sentirse invadida en su más profunda intimidad, ahora si su mente ganó la batalla y dejó de sentir placer. Esto acrecentado por la violencia con que el jefe la violaba, más los dos pulgares que insertó en su culo hicieron que la bella mujer comenzara a gritar con verdadera desesperación pidiendo ayuda y piedad.

Y no acabó allí su sufrimiento porque el sujeto consiente que iba a eyacular de un momento a otro decidió cambiar de agujero. Fue un movimiento rápido y limpio, retiró la verga de la concha e intentó  insertarlo en el ano de Eleanor. Pero se vio detenido en su ataque por la terrible estrechés de ese nunca penetrado agujero. Por más fuerza que le imprimió a las embestidas, una y otra vez ese anillo virgen lo rechazó. Sudando y jadeando al ver frustrados sus embates el jefe exclamó:

-Hija de mil putas!!!! Que cerrado tenés el orto conchudaaaa!!!!

-Traeme algo para lubricar esto vos pelotudo!!! –le ordenó a un secuaz.

Corriendo fue el tipo a la cocina regresando antes de un minuto con un pan de manteca, encontrando a su jefe que agotado había desistido de penetrar a Eleanor por el culo.

Ella gritaba desgarradoramente pidiendo clemencia a sus desalmados violadores. El jefe tomó la manteca y arrancando pedazos con los dedos se los fue metiendo en el pequeño anito de la mujer.

Más y más súplicas expresaba la pobre Eleanor rogando por su virginidad anal:

-NOOOOO!!! Por favor NOOOOO!!!!! Me duele NOOOO!!!! Dejenmé en paz!!!! Nunca lo hice por ahíiii!!!! Ayyyy!!!!!! Salí hijo de puta que me dueleeee!!!!!

Haciendo caso omiso el jefe seguía embadurnándole el orto, ahora metiendo dos dedos dentro de la desesperada mujer que se creía morir con el atroz dolor que le provocaba la intromisión.

Volvió a penetrarla por la vagina hasta el fondo a la vez que insertaba ambos pulgares repletos de manteca en el ano de la infeliz empresaria. Luego de un rato cambió los pulgares por los dedos índice  y mayor de cada mano, haciendo que la dama sudara la gota al tener 4 dedos gordos clavados en su conducto. Completamente empapada se notaba la espalda de Eleanor al recibir tamaño maltrato, sentía que era partida por la mitad por esos cuatro dedos que le agrandaban el culito mientras feroces embestidas recibía por su concha. Una verga de 18 cm. se clavaba allí pro-duciendo un ruido de chapoteo al estrellarse los huevos del tipo contra sus labios vaginales.

Así fue por largos 10 minutos para la pobre madre que entregaba su cuerpo para proteger el de su hijita quinceañera. Un sudor cubría completamente su cuerpo desnudo haciendo que el sujeto que la tenía agarrada de las manos sintiera que se le resbalaban.

Después de esos minutos el jefe sintiendo cierta flexibilidad  en el ano de la mujer, cambió otra vez de objetivo. Desclavó su herramienta de la concha y sacando los dedos del ano embistió con la verga. Ahora sí logró vencer la resistencia de ese pequeño anillo de cuero, sumado a la manteca y los flujos, pudo clavarla, no solo el glande, si no unos 7 u 8 centímetros más.

Más allá no pudo avanzar en primera instancia, pero se sintió satisfecho de que entrara media pija en ese cerrado y virgen ano. Todo esto fue acompañado de un verdadero grito de animal herido proferido por Eleanor al ser sodomizada por primera vez en su vida.

-AHHHHHHHHHHH!!!!!!!! AHHHHHHH!!!!!! NOOOOOOOO!!!!!!

Un abundante llanto interrumpió la sonora queja de la dama. El jefe se detuvo unos segundos y hasta retiró su pene un par de centímetros, para volver a impulsarse y clavar violentamente otro poco de verga en ese enrojecido anito de colegiala que portaba la distinguida señora.

Otro momento de espera, retira dos o tres centímetros y otra envestida atroz con la que logró insertar los 18 centímetros en la sufrida mujer.

-Ahora siiiiii!!!!! Ya está toda adentro putitaaaaa!!!!! –exclamó el maldito al chocar sus huevos contra la vagina de Eleanor.

La agonía de la señora  se traducía es ahogados gritos y llantos interrumpidos para tomar aire a pulmón lleno y volver a gritar.

Nunca en su vida la dama había sentido un dolor tan terrible y nunca la habían humillado tanto como al sentirse totalmente empalada por un sujeto malviviente y sádico, que rodeado de sus secuaces estaba en su máxima gloria al romper el culo de esa carnosa hembra.

Retiró la tranca hasta la cabeza, lo que le produjo tanto dolor a Eleanor como la intromisión misma, volviendo instantáneamente a clavarla toda.

-AGGGGHHHH!!!! AHHHHHH!!!!! NOOOOO!!!! Por qué????!!!!!! AGGGGHHHHHH!!!! –Aulló la sufrida señora.

Ahora si un mete saca furioso sobre ese vencido ojete hizo que el malviviente violador, tras pocos minutos, depositara una carga fenomenal de leche en los intestino de Eleanor logrando que la mujer duplicara sus llantos.

No repuesta aún de tremenda violación anal, el tipo retiró su pene del culo mostrando restos de semen y materia fecal cuando el segundo sujeto la penetró violentamente por la vagina.

Una repetición de sucesos llevó a los tres ayudantes del jefe a violarla vaginal y analmente en rápida sucesión haciendo que sus orificios dilataran estrepitosamente. Dos de ellos acabaron en su maltratado ano, que no se rasgó de milagro y el último debido a la carga de excitación que tenía, descargó todo su simiente en la rasurada concha de la señora.

Destruida física y mentalmente sollozaba Eleanor arriba de la mesa sintiendo un ardor insoportable en sus agujeros, mientras chorreaba una sustancia viscosa de color indefinido. Solo el deber de sacrificio, de entrega y martirización  lograban contenerla en parte, a creer ella que su pequeña hija estaba a salvo por su entrega.

Mientras los 4 desgraciados y sucios sujetos violaban a Eleanor, uno de ellos quedó a cargo de Maite, atadas sus manitos con cinta y vestida solamente con un ajustado short y musculosa. El delincuente se quedó cuidándola porque apenas la vio quedó prendido de la nena, una nena de 18 años con un cuerpo casi totalmente desarrollado.

Babeaba el pedófilo acariciando la niña, mientras oía como sus compañeros empezaban a deleitarse con su madre. Amordazó a Maite, ató sus manos unidas por cinta a un respaldo del sofá y suavemente comenzó a desnudar a la sollozante nena.

Enfrente de ellos Jorge se desesperaba de rabia al ver a su mujer profanada por 4 tipos y su juvenil hijastra manoseada por otro detestable sujeto, pero nada podía hacer más que proferir acallados quejidos y retorcer sus amarras haciéndose daño.

El violador de Maite ya había sacado su pequeño short de dormir dejando a la vista la infantil bombachita, y también había descubierto los redonditos senos de la nena, los cuales eran lamidos y manoseados por el malviviente. Abundantes lágrimas caían de sus verdes ojos, acallada por la mordaza no podía hacer notar a su madre que no servía de nada su entrega, igual iba a ser poseída por ese detestable hombre. Siguió este lamiendo los pechitos de Maite mientras le bajaba el calzoncito, mostrando la niña unos pocos pelitos alrededor de su virgen vagina. Vagina que el tipo se largó a devorar cuando liberó a la nena de su ropa. Abriéndola de piernas todo lo que podía el hombre lamia desde el ano hasta el clítoris de Maite, haciendo que esta sintiera asco, rabia, miedo y también ciertas punzadas de placer. Era tan suave esa lengua lamiendo su cosita. Ella jamás había sido tocada ahí y todo era nuevo, pero una indignación mayor sobrevino cuando el sujeto le clavó un dedo en el anito.

-Que cerradito tenes el culito mi vida!!! – susurró el tipo entre lamidas de concha inundando las partes íntimas de abundante cantidad de babas.

Diez minutos estuvo chupando y saboreando los jugos que salían de la conchita de Maite, siempre metiendo y sacando el dedo mayor en el culito de la chica. Después se incorporó y la dio vuelta, dejando sus nalgas para arriba, unas nalgas muy bien desarrolladas para una nena de 18 años, anchas sin ser excesivas, carnosas sin ser obesas.

Ató con una soga uno de los pies de ella desde el tobillo al otro respaldo del sofá, y metiéndose entre las piernas de Maite recomenzó las lamidas concentrándose ahora más en el pequeño ano, metiendo un dedo de una mano en él y con la otra mano sobando vertiginosamente el clítoris de la niña.

Ella se excitó, continuó llorando a mares, pero un levísimo movimiento hizo bambolear sus caderas. Se sentía sucia, violada, invadida, pero un calorcito acogedor se hizo presente en su vaginita que empezó a destilar jugos y más jugos.

Continuó el sujeto su labor por más de 10 minutos, teniendo ahora ya 2 dedos incrustados en el virgen culito, mientras Maite jadeaba al sentir esa electricidad placentera.

No estuvo lejos de tener un orgasmo, pero el sujeto se detuvo y sacando los dedos del ano apoyó su glande en el mismo. Esto no lo sabía Maite sinó hubiese tensado sus músculos de miedo. Pero no lo hizo y el tipo en una veloz arremetida metió la cabeza y un poco más en el dilatado orificio.

Y llegó el dolor para la nena, todo el placer que estaba sintiendo se evaporó y aún tardando unos segundos en darse cuenta que es lo que sucedía, cuando cerró cuentas comenzó a debatirse violentamente apretando su ano y dando apagados gritos de negación. Las lágrimas volvieron, un llanto incontenible hizo presa a la nena en parte por el dolor, en parte por imaginar lo que le iba a pasar.

El maldito no fue violento, es más, al forzar ese culito y no lograr meter más de 4 o 5 centímetros se la sacó para alivio de la nena y fue en busca de lo que quedaba de manteca. Una pequeña porción se la derritió y desparramó en su verga y el resto se lo metió literalmente en el anito a Maite, los untó bien con dos dedos en todo el recto de la niña que desesperada emitía quejidos y desgarradores sonidos detrás de su mordaza. Todos los músculos de la nena estaban en tensión cuando milímetro a milímetro ese sucio pederasta  le fue alojando la verga en su culo. Cinco minutos después casi la mitad de su pito estaba dentro ante la terrible desesperación de Maite, que sentía un dolor atroz que la quemaba. Siguió el tipo su labor metiendo poco a poco, sacando unos centímetros y vuelta a meter. Escuchar los gritos de Eleanor mientras era violada enardecía al sujeto pero se armó de paciencia al desvirgar ese culito para poder disfrutarlo muchas veces. Temblaba Maite, en parte por su propio dolor y vergüenza, y en parte por los desgarradores gritos que daba su madre.

Al cabo de algunos minutos más, el tipo pudo clavar toda la pija en el ano. Se detuvo un instante y comenzó un vaivén, arrancándole nuevas lágrimas a Maite que maldecía su suerte y no podía creer que tuviera metido en el culo el pene de un hombre en contra de su voluntad.

Llevó sus manos a las pequeñas tetas de la niña, capturando sus pezoncitos con sus dedos mientras comenzaba a imprimir velocidad a la enculada. Una niña con cuerpo de mujer, exuberantes nalgas y torneadas piernas ahora abiertas alojando entre ellas un despreciable violador de nenas. Bajó una mano a la conchita de Maite y comenzó a hacer círculos en el clítoris de la pequeña. Ahora su violación era rápida y profundas arrancando quejidos y sollozos de la nena. Sentía su pequeño ano quemándole y notaba ese falo que la violaba llegando hasta muy adentro en sus intestinos. Y comenzó a rogar que terminara de una vez o que se desmayara o se muriera con tal de no sufrir más ese dolor terrible ni esa tremenda humillación.

Al fin sus ruegos fueron oídos y el depravado violador aceleró su acometida para después dejar toda su inmunda simiente dentro del orificio anal de Maite, eyaculación copiosa que la nena sintió como un líquido ardiente que venía a torturarla más aún. El sujeto se mantuvo dentro del ano de ella hasta que la verga se le deshinchó, después la sacó y detrás de ella empezó a salir por el enrojecido culito de la quinceañera un viscoso y oloroso líquido de color indefinido, habiéndose mezclado semen, materia fecal y sangre.

-Muñequita, quedaste hecha un desastre jajaja. Te voy a tener que bañar si queremos seguir después. Y que grande te quedó el culito mi vida!!!! – Le dijo su violador a Maite.

La desató sin que ella opusiera resistencia, había quedado en shock, ya no lloraba ni se debatía. Luego la alzó en sus brazos y así toda desnudita la subió al primer piso al cuarto de baño.

Pasaron los minutos, arriba Maite ya había sido bañada y acostada por su violador que se quedó en su cuarto acariciándola y manoseándola a gusto sin que la pobre niña pudiera oponerse. Abajo el jefe tomaba vino con un secuaz mirando televisión y riéndose de Jorge que continuaba igual. Los otros dos bañaron a Eleanor y volvieron a bajar con ella completamente desnuda y desmoronada anímicamente, pero muy sexy. La hicieron sentar entre dos en el sofá y fue sádicamente manoseada y lamida delante de su marido.

Para humillarla aún más hicieron que ella de rodillas apoyara la cabeza en el regazo de Jorge mientras un malviviente le lamia toda la zorra y el ano provocándole apagados quejidos mientras se moría de vergüenza. Luego la obligaron a sacar la verga de Jorge y que la chupe, ya que él también tenía derecho a gozar de su propia mujer, decían entre risas. Y así estaba Eleanor mamando la pija de Jorge que poco a poco se endurecía contra su voluntad mientras detrás de ella los tipos se turnaban para lamerla y meterle los dedos en su vagina y ojete.

Arriba, el que torturaba a Maite sintió que su pene reaccionaba con tanta manoseada y metiéndose entre los muslos de la niña comenzó otra vez a lamerle la virgen conchita haciendo que la pobre nena segregara jugos a pesar de la invasión y del dolor que sentía en el culo. Llorando en silencio y maldiciendo su destino no podía dejar de sentir un calor en su vaginita, mientras el maldito le pasaba la lengua desde su maltratado anito hasta el clítoris llegando aún más allá hasta sus escasos pelitos del pubis.

Maite atada al respaldar de la cama con las manos juntas, desnuda y con las piernas abiertas era invadida por esa lengua y labios de un tipo feo y pervertido que poco a poco la iba excitando en contra de su voluntad haciendo que su conchita segregara más y más flujo.

Abajo Eleanor tragándose la verga de su marido, que ahora si se mostraba completamente rígida, subiendo y bajando su cabeza y engullendo toda la extensión de la pija mientras gruesos lagrimones y mocos caían de su cara. Detrás de ella  se iban turnando los malditos comiendo como desesperados su vagina y ano mientras uno de ellos le mantenía los glúteos bien abiertos.

Fue en ese momento que se escuchó un auto entrar en el patio y detenerse cerca de la puerta trasera. Los individuos se detuvieron en sus atropellos con la pobre Eleanor y mientras uno la sujetaba tapándole la boca con la mano refregándole su bulto en los desnudos y redondos cachetes del culo, los otros fueron a espiar.

De un auto detenido vieron y bajar por el lado del acompañante una espectacular joven, alta, castaña de pelo algo rizado.

El conductor también se bajó y se trataba de un muchacho alto, delgado y bien parecido, ambos se dirigieron a la entrada de la casa.

Continuará...