Destrucción de una familia 7

Antonio y Fabián visitan a las hermanitas en la mansión.

Capítulo 7 – Quiebres y satisfacciones.

Los días fueron pasando sin alterar la rutina. Las hijas de Eleanor seguían siendo entrenadas como prostitutas de lujo en la quinta junto a otras chicas. Una firme enseñanza a base de castigos, vejámenes y torturas fueron llevando a las nenas a ser sumisas y obedecer cualquier cosa que le pidan.

Las mañanas eran ocupadas en entrenamiento físico generalmente al aire libre. Todos los días dos horas de rigurosa gimnasia iba endureciendo las carnes, luego del almuerzo ingresaban al sector en que se cuidaba la belleza y enseñanza de tácticas amatorias, para estar al caer la noche listas para satisfacer los clientes.

Estos no eran más de uno o dos por noche, puesto que los precios exorbitantes que se manejaban no dejaban al alcance de cualquiera  a estas beldades, sobre todo Maite que al ser tan chica se pedía una verdadera fortuna por pasar el rato entre sus poderosas piernas. Y más que nada viejos verdes y libidinosos requerían sus servicios. Karina también era muy buscada, sus rasgos finos y delicados, así como sus labios grandes y gruesos hacían derretir a los hombres, al ser alta y delgada, hacía que sobresalgan sus tetas y prominente cola. En definitiva a las chicas no les faltaban clientes y pese a su angustia fueron adaptándose a su nueva vida sin perder nunca las esperanzas de ser rescatadas.

Jorge hacía hasta lo imposible para encontrar a su familia. Movía cielo y tierra tocando influencias y sin dejar de buscar. Pero parecía que se las había tragado la tierra. El lugar donde guardaban y trabajaban sus hijastras estaba protegido por gente muy poderosa, y a su esposa Eleanor le iba a resultar de verdad muy difícil hallarla siendo esta sacada del país de forma furtiva y permaneciendo cautiva y esclavizada por cierto magnate excéntrico y depravado en alguna parte de Europa junto a un séquito privado de empleados.

Esteban, el novio de Karina, colaboró un tiempo con la búsqueda pero al fin debió volver a su ciudad por motivos laborales.

Los padres de Eleanor, Miranda y Yamila, ya ancianos estaban bajo tratamiento al caer en una depresión aguda. Su hija mayor y nietas desaparecidas después de ser violadas reiteradamente, su hija menor también violada y en estado también depresivo fue mucha carga para los pobres y debieron ser hospitalizados y controlados.

También el padre  de Karina y Maite se hizo presente, nunca fue muy útil pero trató de colaborar en la pesquisa de sus hijas y ex mujer aunque poco podía hacer.

En su casa junto a su marido e hijo, Miranda estaba mejor. No sonreía nunca y hablaba poquísimo, pero había empezado a hacer las tareas del hogar. A su trabajo no volvió, era muy pronto aún. Y si bien su cara reflejaba una profunda tristeza ya se podía mantener una charla más o menos coherente con ella. Esto comprobaba Fabián que día a día iba llevando a la mujer de su amigo a un estado de semiinconsciencia. Poderosa es la mente en persuasión, más la ingesta de drogas destinadas a desmoronar la voluntad hacían que Fabián lograra poco a poco tener el control total de la mente de Miranda.

El sabía por Antonio de todas las infidelidades, así también que no habían vuelto a tener sexo después de la violación, ni siquiera la había visto desnuda nuevamente, todo lo sexual pasó a ser tabú para ella y Antonio  lo había comprobado hacía poco cuando intentó ingresar al baño donde ella se duchaba y fue echado violentamente.

Lejos de preocuparse, Antonio sonreía mientras pensaba lo tarde que había ella decidido ser una recatada ama de casa.

En terapia y luego de un arduo trabajo Fabián pudo al fin ir quebrando el consciente de  ella para indagar en el subconsciente y poder lograr una doble personalidad. Una controlada por ella misma y la otra por él.

Luego de varias semanas de trabajo notó un adelanto sustancioso cuando la pudo introducir en una semi hipnosis y ella le confesó sus infidelidades para con su marido, cosa que jamás habría hecho por propia voluntad.

El degenerado de Fabián vio una oportunidad e intentó tocar algo de su cuerpo, era tanta la calentura que le despertaba esa mujer que la paciencia se le agotaba. Pero fue tocar una pierna y ella despertó, aunque no recordaba nada por lo que consideró un pequeño triunfo su logro.

Le comunicó a Antonio las nuevas explicándole cómo funcionaba el cerebro y lo alentó a seguir esperando que tarde o temprano la quebraría sacando de su interior la puta, la ramera, la viciosa ninfómana que toda mujer tiene dentro y no todas saben explotarlo.

-Voy a ir a ver a un colega de confianza que se dedicó toda su vida a este tema. Pero tendrá que ser más adelante porque está en un congreso en Francia. – explicó a su amigo. – Necesito un especialista porque me es muy difícil penetrar su consciente, él quizá sepa de algún otro fármaco o alguna técnica… paciencia mi amigo, todavía no la podemos llevar a la quinta como planeamos.

-Ok, no te apures, mientras creo que este fin de semana podríamos visitar a mis sobrinitas. ¿No?  -pregunto Antonio sonriendo.

-Claro que sí!!! Tu mujer me está poniendo la testosterona a full… Habrá que descargar con las pendejas.

-Otra cosa, necesito que contactes de nuevo al vasco y su banda de pervertidos otra vez. –agregó Antonio. –Les tengo un trabajito con cierto profesorcito de gimnasia, lleno de anabólicos y pijudo que vive con su mamita viuda y su hermanita pequeña estudiante de primer año de derecho.

-Jajaja!!! Pobre tipo… ¿No lo vas a perdonar?

-¿Perdonar?!!! Siii, ya lo perdoné, tanto que acepto a su familia en video con la banda del vasco como prueba de buena voluntad… jajaja!!!

-¡Qué hijo de puta sádico te volviste!!! Jajajajaja

-Si, te tengo a vos como mi maestro… - cerró Antonio riéndose con su amigo de los macabros planes que revoloteaban en su cabeza.

Fueron pasando los días desarrollándose con relativa normalidad dentro de esta nueva vida, y cuando Antonio pudo al fin prescindir de un fin de semana partió junto a su amigo Fabián rumbo a la quinta donde eran obligadas sus sobrinas a ejercer la antigua profesión de la prostitución.

Convertidas en unas rameras de lujo las niñas aceptaban su destino sin resignarse pero acatando los mandatos a fin de sustraerse los castigos y torturas que eran objeto si se revelaban.

En la quinta fueron recibidos por el administrador que les explicó como era el funcionamiento, así como también las medidas de seguridad que contaban, tanto para evitar que escaparan como para que ningún cliente las ayudara siendo muy selectivos a la hora de entregarlas.

Físicamente eran revisadas por un médico periódicamente para protegerlas contra embarazos y enfermedades.

Ardiendo de deseos y lujuria ambos depravados hicieron saber sus deseos de ser atendidos por ambas hermanitas a la vez, por lo que se programó para la noche de ese sábado el encuentro.

Como tantas veces antes las chicas fueron preparadas exhaustivamente en belleza e higiene. Perfectamente lavadas tanto exterior como internamente, perfumadas, maquilladas y vestidas con ajustados vestidos dejaban ver sus carnes prietas haciendo delirar a los morbosos sujetos.

Ambas fueron vestidas con vestidos enterizos que se adosaban a sus cuerpos como una segunda piel, siendo verde el de Maite y azul el de Karina. Cortos, apenas unos centímetros bajo sus nalgas y escotados hasta el comienzo de los senos. Medias largas hasta el comienzo del vestido y tacones agujas que estilizaban aún más su figura.

Karina con su pelo recogido completamente en un peinado que dejaba ver su hermoso cuello y Maite con el cabello suelto fueron enviadas a la habitación principal del antro, donde esperaban Antonio y Fabián con máscaras hasta la nariz.

La decisión de las máscaras fue de último momento puesto que en principio se las iban a coger revelando sus identidades, pero, pensándolo mejor, y sin saber que depararía el futuro decidieron mantenerse de incógnito.

Entraron ellas a la suite donde los hombres las esperaban tomando unos tragos en bata y como ya dijimos enmascarados.

La belleza de estas hermanas púberes agitaron de tal manera el ritmo cardíaco de ellos pusieron manos a la obra de inmediato, con desesperación y ansiedad atacaron.

Antonio tomó a Maite de las manitos y la llevó a la gigantesca cama admirando ese rostro angelical que a pesar de reflejar tristeza no dejaba de ser bello e inocente.

Fabián hizo lo propio con Karina, babeando la tomó de la cintura para instalarla en otro rincón de la cama. Con sus tacos la chica era más alta que el psicólogo. Delgada y flexible como una palmera se dejó conducir mostrando resignación, aunque en su rostro hermoso de labios carnosos una chispa de odio se vislumbraba, lo que hacía relamer al sádico Fabián que amaba quebrar y humillar mujeres, y si eran rebeldes mucho mejor.

A Maite, su tío de incógnito, la sentó en la cama y comenzó a besarla en el cuello mientras con las manos palpaba todo ese espectacular cuerpo de quinceañera muy desarrollada. Con su mano derecha manoseaba y apretaba los muslos  poderosos de la chiquilla y con la izquierda acariciaba su espalda mientras con su boca se prendía al cuello y hombros como una ventosa.

Fabián fue mucho más directo, despojándose de la bata puso a Karina a mamarlo. Tenía una erección de mil demonios y no aguantó más viendo esos carnosos labios y los puso a trabajar de inmediato. Arrodillada en la cama y él de pie, la joven sujetó el pene por la base y lo empezó a lamer suavemente para ir poco a poco incrementando la velocidad y profundidad.

Casi no pronunciaban palabras, no sea cosa que los reconocieran, con gestos les indicaban si querían que hagan algo y cuando no quedaba otra que decir algo lo hacían en susurros.

Bajó el vestido de Maite liberando esos pechitos adolescentes, pequeños sí, pero durísimos como roca y de pezones erguidos del tamaño de un grano de maíz. Apretó y apretó esas tetitas hasta que los ojitos de Maite se nublaron ligeramente de lágrimas aunque no dijo nada.

Luego la empujó recostándola en la cama dejando sus piernas apoyadas en el suelo. Levantó la falda hasta la cintura y le bajó la tanguita que vestía haciendo que su conchita limpita tomara aire.

Ni un pelito le habían dejado, lampiña y cerrada observó a pocos centímetros ese instrumento de placer recorriéndolo suavemente con un dedo, separando ligeramente su labios mayores e inhalando su aroma perfumado. Muchas veces había pensado antes como sería esa vaginita adolescente con olor a pis y ahora que la conocía tan cerca no sabía cómo seguir. Congelado Antonio miraba y acariciaba levemente esa conchita rosada por dentro, pequeña de labios gruesos que ocultaban totalmente los internos.

Cuando salió de su trance literalmente se la devoró. Con un ímpetu que sorprendió a la nena e hizo que exclamara un quejido que nunca supo si era de placer, sorpresa, miedo o dolor. O quizá de todo un poco.

Pequeñísimos lametones  le dio desde el clítoris que asomó orgulloso, hacia abajo llegando hasta el ano, mientras le colaba un dedo en su interior.

Que delicia para Antonio que no quería estar en ningún otro lado que no fuera ese. Su verga palpitaba dolorosa queriendo liberar la carga de testosterona que lo invadía. Pero hacía fuerza y apretaba el culo queriendo retrasar el momento lo más posible.

Subió las piernas de Maite a la cama liberándola de los tacones y la dejó bien abierta y expuesta para poder acceder mejor a su culito. Lengua va lengua viene, toda la zona erógena de la chiquilla brillaba de saliva y algo de flujo femenino porque ella no pudo controlarlo y su vagina se encharcó.

Cuando lamía la concha le clavaba un dedo en el ano y lo movía en círculo dilatándolo lentamente y cuando pasaba a chupar ese culito ensartaba uno o dos dedos en la almejita retirándolos luego impregnados de viscosidad, y vuelta a clavarlos en el agujerito trasero. Esto hacía que Maite se quejara quedamente, nunca pudo soportar la sodomización, trauma que quedó quizá de su primera vez con el petiso, cuando la violó analmente mientras escuchaba los gritos de su madre siendo violada a su vez por los otros malditos.

Una oleada de placer la invadía cuando el sujeto acariciaba su vagina, pero desaparecía cuando le atacaba su culo. Así sentía ella, picos mezclados de placer y desagrado. Cosa que no le importaba en lo absoluto a Antonio que hasta tres dedos metía ahora en su adolorido anito.

Más allá, Karina se tragaba toda la extensión de la verga de Fabián. Con ambas manos la tomaba de la nuca y cuello y le profundizaba la boca hasta la garganta, con lo que gruesos lagrimones escapaban de sus ojos mientras sentía arcadas que casi no podía controlar. El retiraba toda la herramienta para que respire la pobre chica y volvía a clavársela hasta los huevos. La joven desesperadamente tomaba todo el aire que podía y luego trataba de aguantar las arcadas, no pudiendo evitar producir abundante saliva y ruidos de ahogamiento que sonaba como música celestial para ese depravado.

A veces cuando retiraba toda la pija de la boca de la chica le azotaba las mejillas con ella, por lo que la carita hermosa de la modelo estaba completamente humedecida de lágrimas y saliva.

Luego vuelta a metérsela hasta la garganta en un ininterrumpido vaivén de lujuria.

Con su vestidito enrollado en su cintura, Maite abierta de piernas recibía más y más estímulos manuales y linguales en sus pequeños agujeritos del placer. La lengua entera de Antonio la penetraba por el ano desesperándola.

Mientras lamía y lamía, Antonio fue abriendo un saché de lubricante para después insertarlo en el culito de la niña y vaciarlo todo. Se incorporó un poco y liberando su sufrida verga la posicionó sobre el culito de su sobrinita.

Un golpe de caderas y el glande venció la barrera anal, a la vez que Maite gritaba:

-Ayyyy!!!! Noooo!!!! Duele!!!!!

Karina dejó un segundo su tarea felática y le dijo a su hermana:

-Relajate Maite! Relájate para que no te duela!!!

No pudo decir más porque Fabián se la volvió a meter en la boca para proseguir con su vorágine alocada de placer.

Maite a su vez trató de relajar su esfínter, sabedora que nadie la salvaría de una nueva sodomización en contra de su voluntad, respiró hondo y dejó salir con fuerza el aire cuando un nuevo envión de caderas de Antonio le alojaron tres o cuatros centímetros más de verga en su culo.

-Cuesta vencer este culo. –pensó Antonio y se la sacó toda para incorporarse y tomando a la nena de los pelos la obligó a que se la ensalive, diciéndole en un susurro:

-Chupala y mojala bien nenita, porque si no te va a doler más.

Con ese incentivo Maite alojó la pija de su tío en la cavidad bucal y la lamió como pudo dejándola bien mojada y resbalosa. Segundos después él la volvió a meter en su culito con una fuerte envestida dejando casi la mitad de la invasora poronga alojada en el tierno y juvenil anito.

Nuevos gritos controlados a medias salieron de Maite que aún debió soportar dos envestidas más antes de toda la polla de él se clavara hasta los huevos.

Más allá Fabián seguía violando bucalmente a Karina, con tanto ímpetu que le desarmó el peinado tan prolijo y coqueto que tenía. Y a pesar de la larga experiencia de sexo violento no pudo contener mucho más sus fluidos ante tan bella muchacha que se tragaba toda su pija que se derramó en un profundo suspiro inundando toda la boca de la mayor de las hermanas, que quedó desmadejada y sin aliento tirada sobre la cama.

Tampoco tuvo mucho descanso por Antonio le ordenó desnudarse completamente y sentarse sobre la cara de Maite para refregarle bien la concha por la boca, mientras la obligaba a agarrar con cada mano un tobillo de la pequeña.

Maite ahora recibía pija por su ano con la concha de Karina sobre su cara con las piernas bien abierta y levantadas agarradas por su hermana mayor.

Un suplicio para ambas que hacía acrecentar la furia de las envestidas de Antonio a la vez que pinzaba y cada tanto mordía los pezones erectos de Karina.

Fabián se recuperaba observando esta escena y se maravillaba de lo que veía mientras su pene volvía a cobrar vida.

Y no aguantó más Antonio esta lujuriosa pose de trío eyaculando en los intestinos de la nena con fuerza desbastadora.  Un par de escupitajos de semen quedaron dentro y el resto fueron a parar a la cara de Karina puesto que él la tomó violentamente de los pelos y atrajo su cabeza hasta dejarla sobre el abdomen de Maite, chorreando la hermosa carita de Karina que por segunda vez en pocos minutos recibía una acabada en su rostro.

Antonio se recostó a reponerse, pero Fabián ya se había recuperado con el espectáculo, por lo que se posicionó detrás de Karina, y la clavó aprovechando lo encharcada que tenía la concha.

La carita de Maite estaba a diez centímetros del friccionamiento, podía observar en primer plano como la matraca de Fabián se insertaba y salía en su totalidad de la vagina de su hermana. Y hasta gotas de líquidos varios caían con bastante frecuencia sobre sus ojos, nariz, boca y cabello.

Al haber eyaculado hacía poco, las envestidas del sujeto fueron de larga duración, mientras la muchacha gemía quedamente despatarrada sobre su hermanita. Pringadas de semen, flujo y saliva, ambas mujeres aguantaban estoicamente que ese depravado acabara de fornicar a Karina para poder tomarse un descanso.

El chapoteo en la concha de Karina ya era casi continuo y electrizante. Sin embargo, Fabián se detuvo en seco. Sacó su pene de las profundidades vaginales de Karina y arrastrando con el glande líquidos y viscosidades lo encajó en el ano de la chica.

Agarrando su pija por la base hizo círculos rozando el glande con el culito de ella desparramando el lubricante antes de presionar.

Un golpe que no esperaba Karina, dejó la marca de una mano en uno de sus redondos y suculentos glúteos. Y la verga entró.

Lentamente pero sin detenerse, con una presión continua, la pija de Fabián fue usurpando el recto de la modelo.

Ni que hablar que esto fue doloroso para la pobre chica. No había dilatado lo suficiente el esfínter cuando los huevos chocaron contra la concha.

Solo los líquidos antes mencionados y un par de escupitajos fueron la vía para que el trozo de carne se empezara a deslizar en un vaivén, pistoneando sobre ese ano que se estaba volviendo experto a fuerza de violaciones.

A Antonio ahora, le tocaba observar maravillado el espectáculo. Sintió unas cosquillas en la ingle aunque el pito se negaba a reaccionar de nuevo a pesar de lo excitante de la escena. Entonces, dejando la cama fue y se tomó un par de pastillas que había traído con ese fin, volviendo luego a sentarse cerca de donde Fabián sodomizaba firme y sin descanso a su sobrina Karina, mientras su otra sobrina, Maite seguía debajo de ellos mirando en primer plano la enculada.

El ano de Karina recibía verga estoicamente, dilatando y contrayéndose a medida que avanzaba o retrocedía  el pene de Fabián. La chica emitía sordos jadeos fingidos, puesto que así se lo habían inculcado. Y Maite en un arrebato que le nació del alma para poder ayudar a su hermana y que todo termine más rápido, estiró su manito aprisionando los huevos peludos de Fabián que bamboleaban sobre su cara con cada embestida y los estrujó suavemente produciéndole un regocijo al tipo que tuvo sus frutos.

La acabada fue monumental, a pesar de haber tenido una hace poco, una cantidad respetable de espermatozoides comenzaron a salir de la pija para comenzar a nadar por el intestino de Karina. No todos, porque antes de finalizar los estertores Fabián la sacó del apretado ano, chorreando sin piedad la carita dulce de Maite que no se lo esperaba.

Luego de un merecido descanso Fabián se tomó también un par de pastillitas azules mientras mandaban a las niñas a bañarse.

Pidieron champagne y caviar para recuperar fuerzas mientras las pastillas hacían efecto, pero a las hermanas no las dejaron descansar. Luego de la ducha, las obligaron a tener sexo entre ellas, sexo lésbico e incestuoso.

Con caritas tristísimas las nenas se comían una a otra la vagina utilizando dedos y juguetes para producir placer. No tanto entre ellas si no a los dos depravados clientes de turno.

No obstante al acariciarse y lamerse en sus conchitas, ambas sintieron algo de placer. Si bien no tuvieron ningún orgasmo, tenues gemidos invadían sus gargantas llenas de flujo de hermana. Sus caderas convulsionaban al compás de la lamida o penetrada de turno, aunque trataron de evitar excitar sus anos, puesto que en las dos estaban rojos e irritados por los rudos tratamientos de los desalmados maduros.

Las siguientes horas fueron un calvario para las hermanitas. Refortalecidos con pastillas los dos  sujetos las vejaron de formas diversas obligándolas a todo tipo de depravaciones.

Sumisas y resignadas las pobres debieron someterse a incestos varios, felaciones, dobles penetraciones, anales descomunales y las más bajas expresiones sexuales que se les ocurrían. Utilizaron dildos de diferentes tamaños, plugs, bolas chinas, vibradores y esposas.

Y hasta lograron penetrar a Karina por la vagina los dos a la vez, cosa que intentaron con Maite pero desistieron debido a los gritos de dolor de la nena al ser tan estrecha.

A veces con rudeza, a veces con suavidad, continuaron violándolas mientras duraba el efecto de la droga. Como resultado, ya al amanecer, los tipos prácticamente quedaron desmayados sin rastros de lascivia, agotados y vacios se durmieron con la felicidad pintada en sus rostros.

Las hermanas también quedaron agotadísimas, sus conchas y anos mostraban una coloración roja intensa, sumamente irritadas las zonas, les ardían de tanta fricción. Sus gargantas también doloridas mostraban las huellas de las profundas penetraciones bucales que les hicieron. Y sus pechos y nalgas mostraban decenas de chupones y rasguños, moretones en ciertos lugares y los pezones sumamente inflamados. Ambas desmayadas también compartían la enorme cama.

Después de dormir casi todo el domingo, los amigos emprendieron el regreso a sus hogares y las niñas volvieron a sus celdas para reposar al menos un par de días antes de volver a la rutina obligada de satisfacer clientes sexualmente.

Al pasar unos días y sentirse repuesto, Antonio trató un par de veces de tener relaciones con su esposa Miranda, más para calmar su lujuria que por cumplir con ella, pero ella continuó estando negada a dejarse poseer, pidiendo disculpas llorando, le rogaba a su esposo que tuviera paciencia, que ella quería pero algo se lo impedía. No bien comenzaban las caricias a su mente venían imágenes de ese fatídico fin de semana en casa de su hermana, y sobre todo se le aparecía la cara del negro, el senegalés, un rostro asociado con el terror en su mente, una cara sin expresión que despertaba en ella todo el asco, rechazo y miedo del mundo.

Muy fresco estaba en su cabeza las horribles penetraciones de que fue víctima. Penetraciones que le causaron inmenso daño tanto corporal como mental.

No obstante, Antonio se tomaba con calma los rechazos. Su pensamiento imaginaba el futuro y se relamía por dentro pensando en las extremas perversiones a las que iba a someter a su adúltera mujer una vez que Fabián lograra quebrar su voluntad.

En estas cavilaciones estaba un día cuando se comunicó Fabián para informarle que el vasco y su equipo ya tenían todo listo y estudiado con el tema del profesor de gimnasia.

Antonio se negó a participar de esos actos porque le parecía que lo podrían relacionar y quedar pegado. Había que manejarse con extremo cuidado. Tampoco dejó a Fabián participar, solo se aseguró de que todo quedara filmado para poder disfrutarlo después en privado.

Un oscuro y perverso episodio se avecinaba en la vida del profesorcito lleno de anabólicos, su viuda mamá y su hermanita estudiante de abogacía.

CONTINUARA...