Destrucción de una familia 11

Le tocó el turno a Yamila. Incesto y violación.

Capítulo 11 – Yamila

Esa noche Antonio durmió en un cuarto de invitados ya que su esposa invitó a su hermana a la cama matrimonial para poder quedarse charlando. Se veían tan poco que tenían que ponerse al día. Milagrosamente la presencia de Yamila alegraba a Miranda siendo ellas desde niñas muy unidas.

En la soledad de su habitación el depravado daba vueltas en la cama imaginando mil situaciones con su cuñada y ¿por qué no con su esposa?

Soñaba con un trío furioso donde los más básicos instintos animales saldrían a flote.

Al fin se durmió teniendo un plan bastante armado en su mente, solo debía hablar con Fabián, su cómplice en depravaciones para limar los últimos detalles.

Ya en presencia de Fabián, Antonio expuso su idea de forzar a su cuñada y esposa juntas  sin que ellas se resistan y sin consecuencias delictivas.

En cuanto a Miranda no había problema pues el sistema de cambio de personalidad cumplía su función a la perfección.

-Tenemos que enfocarnos en Yamila. –expresó Fabián. –Un tratamiento similar al de Miranda está descartado pues no hay tiempo. Solo nos queda la utilización de sustancias que anulen su voluntad, lo que trae la desventaja de que casi no tendrá movimiento. Será como cogerse una dormida. Pero la ventaja es que después no recordará nada.

-Bueno pero tenemos a Miranda que sí actúa. Así que no importa si la otra queda como un cadáver… basta que me la pueda culiar… - exclamó Antonio.

-Bien, dejame consultar… veré que puedo conseguir.

No fue sino hasta esa tarde que Fabián se comunicó con Antonio recomendando el uso primeramente de Rohypnol entre media y una hora antes. Con esto la induciría a un sopor casi sueño con la posterior amnesia.

Como afrodisíaco por ingesta no habría problema ya que hacía rato venían dándole a Miranda Viafem , lo mismo se podría utilizar en Yamila. Y como complemento recomendó alguna crema íntima femenina que contenga arginina.

- Con estos productos se van a poner a mil y podrás hacer lo que se te antoje con ellas. –culminó Fabián.

-¿Yo? Y vos… no te voy a dejar afuera… - lo invitó su amigo.

-Hoy no puedo amigo… salgo de viaje esta noche a un congreso por una semana.

-Bueno, vos te lo perdés, jajajaja… pero ya habrá otra oportunidad.

-Espero que sí, no me hace ninguna gracia perderme esta oportunidad…

Y así, Antonio se agenció de las sustancias antes de volver a su casa por la noche, feliz y exaltado pensando en las atrocidades que pensaba realizar con las hermanas.

Durante la cena el caliente Antonio se las ingenió para volcarle el  afrodisíaco en las copas de vino a Yamila y Miranda. Y una vez finalizada la comida propuso tomar una copita de champagne, cosa que aceptaron las hermanas, entonces ausentándose unos minutos con la escusa de ir por la bebida aprovechó el momento para incluir el Rohypnol en la copa de Yamila y también en un vaso con gaseosa para su hijo. Puesto que necesitaba que el niño se durmiera profundamente para que no estorbe su mal intencionado plan. Todos bebieron y se fueron a descansar.

El tipo dejó pasar media hora antes de dirigirse primero a ver al niño, el cual estaba totalmente dormido. Y luego fue al dormitorio principal donde encontró a su esposa despierta aún y quejándose porque su hermana se había dormido de repente sin prestarle atención a la conversación que deseaba entablar.

-Es que debe haber estado muy cansada. –Justificó Antonio a su cuñada. –Mañana podrán charlar todo lo que quieran. Yo vengo a buscar algo de ropa para mañana así no molesto cuando me vaya.

Y también tengo que decirte algo.

-De acuerdo querido.  -Contestó Miranda. – ¿Qué querés decirme?

Acto seguido la doblegó con el método que tan buenos resultados le había dado.

El afrodisíaco ya había empezado a hacer su labor en el organismo de las mujeres por lo que Yamila en sueños se retorcía presa de un calor uterino dejando escapar algún que otro gemido. Y Miranda ya totalmente dominada por su marido pasó a ser la perra caliente en que se convertía con el tratamiento.

-Desnudate Miranda. Y luego desnudá a tu hermana. –ordenó Antonio.

Su mujer siguió al pie de la letra el mandato quitándose la poca ropa que usaba para dormir y destapando a Yamila la despojó de la musculosa y tanga con que dormía.

Antonio sintió como se aceleraba su ritmo cardíaco a ver por primera vez a su cuñada desnuda.

Maciza y carnosa, con unas piernas de lujo y unas tetas estupendas. Sobre su abdomen se observó algo de grasa acumulada, pero nada desagradable, todo lo contrario, muy sexy la vio y su pene  cobró vida.

Yamila tenía su zona púbica muy bien recortada en un triángulo invertido que finalizaba en la cicatriz dejada por las cesáreas.

No bien recordó que ella había tenido sus tres hijos por cesárea se relamió de gusto al imaginar esa concha sin desvirgar de adentro hacia afuera.

Tomó el pote de la crema íntima y recogiendo una buena porción con cuatro dedos de la mano derecha la desparramó por el sexo y el ano de su cuñada. Se tomó su tiempo, estaba en la gloria. Frotaba la vagina en todas direcciones compenetrando la sustancia y metiéndola lo más profundo que podía.

Le dio un poco a Miranda y le ordenó que ella misma se la untara. Cosa que ella acató a la perfección. Así mientras el manoseaba los agujeros de Yamila observaba a su esposa abierta de piernas metiéndose los dedos en la zona erógena.

Estaba entretenido en la tarea cuando Yamila abrió los ojos. Los tenía rojos y preguntó como ebria arrastrando las palabras que qué ocurría.

-No pasa nada Yami… como vimos que estabas excitada, con Miranda te vamos a hacer tener unos lindos orgasmos. –contestó risueño el cínico Antonio.

Se reía con ganas al ver el esfuerzo que hacía la mujer para hablar e intentar moverse. A su vez, notaba que la concha se estaba aguando cada vez más.

Ordenó a Miranda que ocupara su lugar entre las piernas de su hermana y que le frotara y lamiera toda la vagina sin detenerse. Luego él se arrodillo con las piernas a ambos lados del torso de la drogada, sobre sus tetas y tomándola de la nuca le dijo:

-A ver Yami, vamos a ver qué tal mamás pijas… con esos labios carnosos debés hacer unos petes de locura.

Forzándole la boca con los dedos logro que la abriera lo suficiente como para que entrara su pito duro, erguido y dando saltitos mientras soltaba gotas de juguito pre seminal.

Un instante antes de que el pene ocupara toda la cavidad bucal le pareció que ella expresaba alguna negación, pero con el envión que la atacó todo quedó en un sonido inteligible. Y toda la verga la insertó, hasta que los huevos chocaron con la barbilla y la nariz de ella se enterró entre los pendejos de él.

Uno, dos, tres enviones y la sacó toda en medio de arcadas y posterior tos de la pobre víctima.

Dejó un instante que se relajara y le clavó la boca de nuevo, pero esta vez lentamente y tratando de no tocar la campanilla para que ella no se vuelva a ahogar.

Mientras, Miranda, chupeteaba y lamía la concha de su hermana con ansias, quedándole prácticamente toda la cara mojada de sus propias babas y el mar de flujo que expulsaba Yamila.

-¿Estás excitada Miranda? –preguntó Antonio sin dejar de violar la boca de su cuñada.

-Si, mucho, quiero que me la metas, no aguanto más… -contestó ella entre chapoteos y sorbidas puesto que no dejaba su labor.

-Ya vendrá, ya vendrá, tiempo al tiempo… Ahora vení acá y chúpamela un poquito a dúo con tu hermana.

Miranda se acercó y comenzó a lamerle las bolas mientras el tronquito desaparecía en la boca de Yamila.

Antonio no podía más de lujuria, observando las caras de las hermanas trabajando en su falo. Miranda toda enchastrada de flujo con los pelos pegados a su abundante transpiración y Yamila de boquita ocupada con su pene y lagrimeando cada vez que se ahogaba.

Luego, dejando reposar de nuevo la cabeza de Yamila sobre la almohada, hizo que Miranda se acuclillara sobre su cara y que frotara toda su concha por la misma y él agarrando esos pechos grandes con ambas manos metió su pito en medio y apretó.

Adelante y atrás iba Miranda sobre la cara de su hermana desde la frente hasta la barbilla, gimiendo y temblando de excitación y él de frente a su esposa haciéndose una terrible turca con las tetas.

Cuando coincidían en el vaivén y acercaban sus rostros entre sí, él notaba la cálida respiración de su mujer, así como sus tetitas vibraban como flancitos.

Y Miranda se corrió. Un prolongado suspiro agitado con cara de vicio y un temblor por todo su cuerpo se lo anunció a su marido. Pero él no la dejó detenerse, la obligó a seguir cogiéndose con la cara de su hermana.

Luego abandonó las tetas y se metió entre los muslos calentitos de Yamila. La concha de esta era un mar, brillaba y hedía a esencia femenina. El clítoris se erguía orgulloso palpitando. Miró sus gruesos labios mayores y los separó un poco apreciando el interior rosado. Nunca había visto dos vaginas tan iguales como las de estas dos. Eran un calco, incluso trató de recordar la de Eleanor también la encontró similar. Los genes de las hermanas eran los mismos en ese aspecto.

Lo sacó de pensamiento un largo gemido de Miranda que iba camino a otro orgasmo, entonces decidió concentrarse en lo que tenía en frente, nada más y nada menos que la concha de su cuñada Yamila.

Acercó la nariz olfateando la fragancia y sintió que sus sentidos se embotaban… era embriagador. Después la probó. Primero tiernos lametones sectorizados con los que sorbía toda la sustancia que segregaba esa vagina y luego un desenfreno cunnilingüistico en el que la vorágine de éxtasis se apoderó de él, con lo que se obligó a separarse bruscamente para penetrar esa vulva que lo llamaba a gritos.

Calentita y mojada pero no por eso menos apretada sintió un golpe eléctrico que le recorrió la columna cuando la dejó clavada lo más profundo que podía con fuerza, un par de segundos y embistió vertiginosamente a sabiendas que se venía su primera descarga.

Cuando sintió que su semen comenzaba a recorrer el conducto deferente, cuando ya no había retorno; tomó de los pelos a su esposa que seguía hamacándose sobre la cara de Yamila y rudamente la atrajo hacia sí para posteriormente desclavar la verga en un rápido movimiento y apuntando a la cara de Miranda le descargó sendos chorretones de lefa.

El primer asalto culminó ahí. Antonio se recostó para reponerse del esfuerzo mirando a Yamila que respiraba agitadísima y tosiendo cada tanto, su cuerpo expulsaba así el flujo de su hermana ingerido durante el frotamiento. A veces abría los ojos, colorados y empapados de lágrimas y los miraba sin ver.

Mientras esperaba reponerse, el despreciable sujeto condujo a su esposa al baño y le aplicó un par de enemas con la finalidad de limpiar completamente su recto, seguramente sus maléficos planes contaban con volver a encularla. Orinó luego y le ordenó a Miranda limpiarle de toda sustancia desagradable la verga, y mientras ella se aplicaba a la tarea sintió renacer sus deseos carnales nuevamente.

Volviendo al cuarto descubrieron que Yamila dormía profundamente. Entonces fue ahí cuando Antonio la giró dejando su culo para arriba y su pija le dio unas punzadas. Que suculento ojete poseía la madura! Su pito crecía más y más y con ganas hubiera aplicado unos palmetazos a las generosas nalgas, pero se contuvo a fin de evitar posteriores problemas al día siguiente cuando la mujer no estuviese más drogada.

No obstante después de colocar un par de almohadas bajo el vientre de la drogada procedió a explorarla abriéndole los glúteos todo lo que podía, dejando a la vista no solo la concha recién cogida sino también el anillito apretado de su ano.

-¡Qué ganas de meterte la verga en ese apretado culito, Yami! –expresó su deseo Antonio. –Pero mañana vas a sentir molestias y se puede armar un despelote.

Igual no pudo contenerse y con un dedo untado en la crema íntima forzó el asterisco hasta insertarlo completamente. Lo sintió apretadísimo y calentito y razonó que era virgen de esa zona.

-¡Mierda con las hermanitas! Las tres con el culo sano… ¿se creerán que van a ir al cielo por no dejarse encular? Bueno, dos ya no lo tienen más sano… jajajaja solo quedás vos Yami y aunque ahora no puedo, tarde o temprano profanaré ese orto de puta que tenés!

-¡Miranda! ¡Puta adúltera! Alcanzame un plug para el culo de tu hermana…

Cuando lo tuvo en su poder, lo lubricó y perforó ese ano virgen.

-Esto para que se te empiece a ablandar, culona arrastrada… de no creer que con esa cara de ramera tengas el culo entero!!!

Ya su verga daba saltos de pura excitación al contemplar y manosear las rotundas nalgas de su cuñada. Puso a Miranda en cuatro patas entre las piernas de la hermana y le ordenó otra vez chuparle la concha.

El se situó detrás de su esposa y mojando el pene en los flujos se la metió por el culo. Despacio y sin pausa, aquel orto aún se resistía a las enculadas.

De haber estado consciente seguramente a la hermosa mujer le hubiese dolido, pero ajena a la realidad soportó sin quejas el suplicio.

Así la bombeó largo rato, clavándole los dedos en las nalgas y observando como el ano se devoraba toda su pija a la vez que ella mamaba la vagina de su hermana.

Después de un rato hizo que Miranda se recostara sobre Yamila, así con los culos para arriba una sobre otra y procedió a alternar entre la concha de la cuñada y el ojete de su mujer.

-¡Que concha tragona, Yami!!! Y pensar que no te di pelota cuando éramos pendejos… que boludo fui!!! Imagino lo estrecha que estarías en ese momento…

Los minutos fueron pasando y el sádico siguió violándolas con gran resistencia debido a su anterior eyaculación. Pero todo tiene un final, y con tanto estímulo los huevos explotaron y la leche avanzó hacia el exterior. De un manotazo apartó a Miranda de arriba de Yamila, teniendo a esta profundamente ensartada y cuando el semen conoció el exterior alcanzó a sacarla justo y desparramar su simiente sobre los glúteos y espalda de la dormida mujer.

-¡Miranda! Prostituta incestuosa… lame toda la lefa del cuerpo de Yamila. Dejala bien limpita para que no sospeche la cogida espectacular que le pegué.

Le sacó el plug y obligó a Miranda también a lamerle el ano. Cuando terminó le aplicó unos buenos cachetazos en las tetitas, solo de retorcido sádico y la mandó a bañarse. Mientras él se puso a sacarle fotos a su cuñada desnuda y recién cogida, toda brillante por las babas de su hermana, el culo lustroso y brillante.

Sacó algunas de frente con esas tremendas tetas en primer plano y por supuesto de la vagina. Esa vagina de labios gruesos algo enrojecida por el accionar de él, apenas rodeada de vellos.

La dicha que sentía Antonio al degradar a lo más bajo a su adultera mujer era incontenible, sumado a haber fornicado a su cuñada por primera vez, lo volvió loco de alegría y se acostó pensando en nuevas correrías futuras, feliz y realizado.

A l día siguiente se fue al trabajo como si nada, al regresar por la noche se encontró que Yamila ya se había marchado, disculpándose por medio de su hermana con él por no despedirse, pero explicando que se encontraba mal. Había estado acostada hasta media tarde sintiéndose descompuesta y enferma, luego juntó sus cosas y tomó un micro rumbo a su hogar.

Mejor no podría haber salido la cosa para Antonio. Se la cogió sin consecuencias, y dos veces, la vio a las hermanas enredadas en situación lésbica incestuosa, violó nuevamente el ano de su mujer y todo esto sin que le trajera ninguna consecuencia desagradable.

Cuando Fabián volvió de su viaje lo puso al corriente mostrándole las fotos tomadas con el móvil.

Tanto le calentó la historia que le propuso hacer una visita a las sobrinas esa noche. Fabián venía del viaje muy caliente ya que las labores no le dejaron tiempo libre para ir de putas.

Y esa noche se fueron a la mansión. Con las caretas habituales para que las nenas no los reconozcan, forzaron una vez más a las dos en la misma habitación, donde las pobres hermanas padecieron vergonzosos abusos sádicos. A los que estaban acostumbradas en parte, luego de un año obligadas a prostituirse.

La favorita de Antonio siempre fue Maite, a la cual trataba con cariño pero nunca dejó de violarla analmente, cosa que la niña odiaba pero soportaba como parte del cruel destino que le tocó. El tiempo obra milagros, y es increíble a lo que se acostumbra alguien con el correr del mismo y realizando siempre la misma tarea aunque sea la más denigrante del mundo.

Tampoco es que Antonio despreciara a Karina, al contrario, siempre admiró su estilizada figura y buena genética, le parecía seductora y ardiente y siempre tenía algo de leche para ella, pero prefería las macizas formas de la menor.

Aunque aún le quedaba por desarrollarse, en ese año Maite había madurado su cuerpo. Seguía siendo de escaso pecho, pero de pezones grandes, quizá debido a la cantidad de estiramientos que tenía por día por parte de los clientes. Su culo, ya generoso, se había endurecido y redondeado. Mientras le daba bombeo en posición perrito Antonio pensaba que La cola de Maite se parecía cada vez más a la de su tía Yamila y a la de su madre, pero al ser de dimensiones grandes iba rumbo a parecerse más a su tía, mientras su hermana a pesar de ser más delgada tenía un contundente trasero, pero idéntico a Miranda, redondo y proyectado hacia afuera y en forma de corazón.

-Pensar que hace muy poco te tenía en brazos  en las reuniones familiares. –pensaba Antonio mientras le aplicaba vaivén en el culo a Maite. –Ahora te estoy disfrutando mucho más nenita…

Los pensamientos salidos del tío hacían que la adrenalina morbosa irrigara su sistema. Y ella soportaba en silencio su cruel destino ignorando que aquel tío tan cariñoso en el pasado la estuviera culeando en contra de su voluntad.

Ningún remordimiento tenía el repulsivo sujeto mientras observaba extasiado como su pene entraba totalmente dentro del apretado esfínter de su sobrinita remangándolo para adentro y viceversa. Solo le causaba aún más excitación el ligero temblor de las carnes de la adolescente.

Aún recordaba la sesión sexual en su casa con su cuñada y su esposa lo que lo llevaba más al estado límite de frenesí. Se aparecían en su cerebro las imágenes de aquel trágico, para las mujeres, fin de semana de las violaciones.

Recordaba a su otra cuñada, Eleanor, quizá la que lo excitaba más que ninguna otra. Como ella fue obligada a montarlo y como la violó días después revelando su identidad, bajo un torrente de insultos por parte de ella que no daba crédito a la crueldad de su pariente.

Vislumbraba también el video del investigador privado que contrató para seguir a su mujer y cuando las imágenes se hacían presente apretaba la sodomización haciéndola más dura dejando escapar su odio, cosa que se transmitía en la pequeña por medio de quejas apenas audibles y temblor involuntario.

En medio de sus alterados pensamientos sintió que su semen clamaba por salir y allá fue, todo dentro del ano de Maite. Y aún se quedó mirándoselo después de sacar el pene de él y ver como su blanca esencia chorreaba  la entrepierna de la niña con él separando cruelmente sus glúteos.

Para no ser injustos con él, vale destacar que al acabar un remordimiento lo invadía, un arrepentimiento a todo el daño que ocasionaba a sus sobrinas, víctimas inocentes de las trapisondas de su tía y la calentura reprimida de años  por la madre de ambas.

Esa vez, esa noche, ahí violando a Maite mientras su amigo Fabián hacía lo propio con Karina, tomó la decisión de acabar con el sufrimiento de las jovencitas.

Ahora debía pensar bien sus próximos pasos. Reflexionar tranquilamente para después actuar sin consecuencias desagradables.

Se arrepintió de haber vendido a Eleanor, ya no la podría disfrutar, pero esa parte de la historia ya no tenía remedio. No tuvo más alternativa la noche que la violó y reveló su identidad.

Continuará...