Destrozando a Carolina. Presentación

Descripción de Carolina, la protagonista del relato

Esta es la descripción de Carolina, que va a ser la protagonista de

la serie

de relatos, titulada “Destrozando a Carolina”

Ella misma se describe

Soy Carolina, tengo apenas 18 años, soy estudiante de Medicina, porque, mi sueño, es llegar a ser, algún día, neurocirujana; mi padre, es cirujano plástico, y, ha sido él, quien, desde pequeña, me ha inculcado la pasión por la Medicina.

A pesar del trabajo de mi padre, mi vida, no ha sido todo lo fácil que, a simple vista, parece.

Mi padre, tenía 40 años, estaba separado, y tenía dos hijas, de 19 y 18 años, cuando, conoció a mi madre, que, a los 18 años, era una amiga de su hija, que, había acudido a su consulta, para que le pusiera tetas, pero, se enamoraron, follaron a pelo, y, como resultado, nací yo.

A pesar de todo, la relación, salió adelante, pues, el objetivo de mi padre, era convertir a una mujer, en un objeto sexual, y, al conocer a mi madre, pues, poco a poco, lo fue consiguiendo.

Mis abuelos, apoyaron, en todo momento, a mi madre, no la dejaron sola, y, no les importa, todo lo que hace, y que, os voy a ir contando...

Mi madre, a sus 36 años, tiene un cuerpo espectacular, es rubia de pelo largo, como yo, sus tetas, son realmente, enormes, operadas varias veces, se machaca en el gimnasio, en fin, un cuerpo fitness, de 10, la envidia de muchas mujeres, a pesar de que, la mayoría, no conoce

cómo

es ella en realidad, su carácter y su situación personal.

La profesión de mi madre, aunque suene raro, es la de

escort

, a pesar de que tiene dinero de sobra, con lo que mi padre gana en la clínica de cirugía plástica, fue, por iniciativa de mi padre, que, en cuanto se recuperó del parto, en el que nací yo, la empezó a prostituir, y, poco a poco, con todas las operaciones que le ha hecho, mi madre, se ha convertido en toda una

escort

de lujo.

De hecho, las cosas que le he visto hacer, son, en su mayoría, para alucinar, tiene mucho aguante, es, realmente, muy guarra, no tiene ninguna clase de límite, en más de una ocasión, la he visto, en mi casa, en acción, y, me quedaba sorprendida, de lo que era capaz de hacer...

Para poder llevar el ritmo de vida que tiene, mi madre, es adicta a la cocaína, la consume a diario, a veces, puede ser un poco cargante, pero, yo ya me he acostumbrado, si es lo que le gusta, es su vida.

A pesar de todo, es difícil discutir con ella, siempre ha sido muy permisiva conmigo, quizás, demasiado, de hecho, yo misma, le he tenido que poner topes, a cosas que, de ser por ella, ya habría hecho.

Mi padre, con orígenes en Valladolid, tiene, actualmente, 58 años, y, dirige una clínica de cirugía plástica, con la que gana mucho dinero, lo que, le ha permitido, poder vivir en La Moraleja, veranear en Vigo, en un pedazo de ático, y, pasar algunos fines de semana, en su casa de Valladolid.

Físicamente, soy, al igual que mi madre, rubia, con pelo largo, me cuido mucho, hago mucho deporte, intento comer, lo mejor posible, apenas bebo, y no fumo ni me drogo.

No llevo piercings ni tatuajes.

Sin duda, las cosas médicas, me han gustado, desde que era una niña pequeña, en especial, me han llamado la atención, todo lo que tiene que ver con la traumatología y la neurocirugía.

Gracias a mi padre, he podido probar, en mí misma, todo tipo de escayolas, productos de ortopedia, vendajes...

Aunque suene un poco raro, los regalos que pedía, por navidad, cumpleaños, buenas notas, era pasar días con mi padre, en su clínica, o, que me pusiera alguna escayola, o, algún vendaje, amaba el material médico.

Hablando de buenas notas, no os he contado, que, soy superdotada, a nivel de CI, el mío está, en torno a 135, por lo que, estudiar, nunca ha sido un problema para mí.

Por supuesto, en muchas ocasiones, he visitado un quirófano, tanto para operarme yo, porque, mi padre, hace muy poco, me regaló una operación de tetas, y, también, otra en el culo, para que me pareciera, aún más, a mi madre; al ser un regalo, fue mi padre, quien eligió los tamaños...

Y, antes de eso, he entrado en el quirófano, a ver como mi padre, operaba distintas partes del cuerpo, de clientas.

Mi madre, aparte de ser

escort

, es también sumisa BDSM, mi padre, es su Amo, y, a veces, la presta a otros Amos, que pagan muy bien, por hacerle, verdaderas salvajadas; ella, en varias ocasiones, me ha propuesto, que yo, la acompañara, pero, siempre me he negado, aunque, en realidad, me moría de ganas, pero, no me atrevía.

Mi madre, sí que va muy tatuada, y lleva varios piercings. Me da envidia.

En cuanto a mi forma de vestir, soy algo más recatada que mi madre, que, claro está, siempre va vestida, como la puta de lujo que es, de marca, y, “discreta”, en público, pero, en privado, es

increíble

.

Bueno, creo que, con esto que os he contado, ya me conocéis un poco, si

queréis

saber algo más, ponedlo en los comentarios, y, os contestaré.

En el primer capítulo del relato, os contaré, entre otras cosas, cómo conocí a Alfonso, y, a Celia, su secretaria.