Destrozando a Carolina 3

Tercer capítulo de la historia. La prueba de Carolina

Este es el tercer capítulo de la historia de Carolina, una estudiante de Medicina de 18 años, con una familia, muy especial.

Carolina narra su historia

Después de las dos rayas de cocaína, mi madre, me tenía otra sorpresa preparada.

Me dio un abrigo largo de cuero, y, me ordenó que me lo pusiera, después, ella se puso, un abrigo de visón, que había dejado al lado de mi abrigo largo de cuero, y, con esas, ya nos fuimos las dos, a hacer el servicio, a la casa del cliente.

Agarramos el coche de mi madre, un Mercedes GLS, y fuimos hasta la casa del cliente, apenas tardamos 5 minutos, vivíamos, al parecer, muy cerca.

El caso es, que la dirección, me sonaba, pero, mi resaca, me impedía recordar, había escuchado la dirección a la que íbamos, no hacía demasiado tiempo, pero, en ese instante, no podía recordar.

En la casa de Clara

Mi madre, paró delante de la puerta de la mansión, envió un

Whatsapp

, y, poco después, la puerta se abrió, y, pudimos pasar al interior de la parcela.

Aparcó el coche, junto con otros, que estaban aparcados, en la parcela, en una especie de

techado, bajamos

del coche, y, fuimos hasta la mansión.

Llegamos a la puerta de la mansión, tocamos el timbre, y, esperamos a que se abriera la puerta.

Cuando la puerta se abrió, primera sorpresa del servicio de prostitución, apareció Clara, la chica, amiga de Celia y de Alfonso, que me había llevado a mi casa, la noche anterior, y, con quien tenía una cita, esa tarde.

Clara, me saludó, y, nos invitó a pasar al interior de la casa.

Al llegar, me encontré, con otra sorpresa más, pues, aparte de los padres de Clara, estaban allí, tanto Celia, por supuesto, seguía a ciegas totalmente, y, Alfonso.

Yo, me quedé un poco sobrepasada por la situación, no me esperaba encontrarme a tanta gente conocida allí, pero, no dije nada.

Como era la hora de comer, primero, pasamos al comedor, y, comimos bastante bien, todo hay que decirlo, me tuve que saltar la dieta, pues, como ya sabéis, si habéis leído mi descripción, me gusta comer sano, y, controlar la dieta.

Me tocó sentarme, al lado de Celia, que, a su vez, tenía a Clara, al otro lado. Alfonso, se sentó enfrente de Celia, y, al lado de los padres de Clara, y, de mi madre.

Padre de Clara

Clara                                                                                    Madre de Clara

Celia                                                                                    Alfonso

Carolina                                                                               Mi madre

Nota del autor: Espero que se entienda bien, la distribución de la mesa

Después de comer, habló Alfonso

Alfonso: “Bueno, Carolina, puesto que me has pedido una oportunidad, para convertirte en una de mis sumisas, te la voy a dar, vas a pasar, ahora mismo, y, aquí, delante de

tod@s

l@s

presentes, una prueba; si la superas, te empezaré a entrenar como sumisa”

Yo, me quedé en shock, roja, avergonzada, pero, muy excitada y caliente, me estaban poniendo de puta, delante de mucha gente, que apenas conocía, y, eso, me gustaba.

La prueba, consistía en lo siguiente:

  • Tenía 20 minutos, para lograr que, tanto Clara primero, como la madre de Clara, después, se corrieran, haciéndoles sexo oral, lamiendo sus coños.
  • Si lograba que se corrieran, antes de que se acabara el tiempo, ganaba la prueba
  • El tiempo, era total, es decir, si conseguía que Clara, se corriese, por ejemplo, en 6 minutos, tenía 14, para lograr lo mismo con su madre.
  • Lo iba a hacer, a ciegas, para que fuera más difícil

Mi madre, hizo los honores, y, me tapó los ojos, con un buen vendaje, que no me dejaba ver, absolutamente nada.

El tiempo, los 20 minutos, comenzaron a correr, en cuanto que la venda, en mis ojos, estuvo puesta.

Tuve que localizar a Clara, que, por supuesto, y, por orden de Alfonso, no estaba nada colaborativa, tuve que bajarle la falda que llevaba, el tanga, hasta poder localizar su coño, y, empezar a chuparlo.

Estuve un buen rato chupando, oí, que faltaban 15 minutos, y, nada, no había forma, 12 minutos, seguía igual, hasta que, cuando me quedaban solo, 8 minutos, por fin, logré que, Clara, se corriese, llenándome de fluidos, toda mi cara, la notaba así, a pesar de que no veía.

Por supuesto, el tiempo, corría en mi contra, no podía parar a limpiarme, tuve que buscar a la madre de Clara, y, repetir la operación, tampoco colaboraba nada.

Faltaban 4 minutos, cuando, pude empezar a chupar su coño, estaba nerviosa, no me iba a dar tiempo, iba a fracasar, y, lo peor de todo, delante de toda la gente.

Apenas faltaban 30 segundos, cuando, se obró el milagro, y, noté que, entre gritos de placer, la madre de Clara, se corría, lo había conseguido.

Clara, me quitó la venda de los ojos, y yo, la besé en los labios, de la emoción.

Alfonso, me felicitó, y, me explicó que, Celia, su secretaria, se pondría en contacto conmigo, para darme una cita, para una entrevista personal con Él, en la que me explicaría los detalles de las modificaciones y las cosas, que tendría que hacer, para convertirme en su puta, en su sumisa.

Después, Celia y Alfonso, se fueron, mi madre, se volvió a casa, porque, al parecer, más tarde, tenía otro servicio que hacer, y, Clara y yo, nos quedamos en su salón, charlando; sus padres, también estaban presentes.

Clara: “Bueno, Carolina, estarás contenta, bienvenida al equipo, ya verás

cómo

te vas a convertir en toda una puta, aunque, a veces, haya que hacer algún sacrificio, merece la pena”

Yo: ¿A qué te refieres con eso de “algún sacrificio”?

Clara: “Ya te informará Alfonso, puede que no te guste, pero,

créeme

, merece la pena, disfrutarás mucho”

Después, me habló, el padre de Clara

Padre de Clara: “Mira, Carolina, para celebrar que eres del equipo, me vas a hacer una mamada, que no quiero ser el único de la familia que, aún, no te ha probado”

Clara, volvió a agarrar la venda, que antes había usado, para mi prueba, me la puso sobre los ojos, y, yo, me puse de rodillas, y, comencé a chupársela.

La sensación fue, por un lado, de sentirme como una puta, al saber que, toda su familia, estaba viendo como yo, se la chupaba, me sentía muy bien, excitada, con muchas ganas, de dar buena imagen, ya que era una puta, intentar ser la mejor puta de todas.

Cuando el padre de Clara, se corrió, lo hizo en mi boca, no me avisó, así que, me tuve que tragar todo su semen.

Al acabar la mamada, el padre de Clara, y, también, Clara, me propusieron, bajar a su sótano, para enseñarme su sala de juegos BDSM, aunque, me advirtieron de que me iba a tener que vestir, para jugar.

Bajamos en el ascensor, y, llegamos a su sala de juegos BDSM.

Si he de ser sincera, me llamó la atención, pero, ya había estado en salas BDSM, más grandes, por ejemplo, en una, que estaba en un ático, en la zona del Retiro, que era brutal, o, en otra, en un chalet, en Boadilla del Monte, que era también enorme.

Me tuve que vestir, con la ropa que, Clara, me facilitó y, además, me ayudó a ponerme.

  • Vibradores en coño y culo
  • Electrodos en las tetas y zona abdominal
  • Catsuit

de látex, que me tapaba todo el cuerpo * Máscara de látex, con agujeros en ojos, nariz y boca * Botas, tipo ballet, que, casi, me impedían andar.

Clara, llevaba lo mismo, salvo las botas, que eran de plataforma.

Antes de empezar a jugar, Clara puso 4 rayas de cocaína, y, cada una, nos esnifamos 2.

Las dos, nos tumbamos, por orden del padre de Clara, en una cama enorme que había en la sala de juegos, estábamos juntas, cabeza con cabeza, no nos veíamos, solo notaba que, nuestras cabezas, estaban juntas

Algo así:

Carolina------Clara

De repente, los electrodos y los vibradores, empezaron a trabajar, y, solo pudimos emitir, gemidos de placer, estuve tentada de pedir una mordaza, para calmar mis gritos, pero, no me atrevía.

No sé, cuanto tiempo, estuvimos así, sólo sé, que me corrí varias veces, los vibradores estuvieron conectados todo el tiempo, era un orgasmo, detrás del otro, una sensación, sin duda, gratificante.

Al acabar la sesión en su sala de juegos, Clara, me ayudó a desvestirme, me puso un vestido de látex, pero, no el que llevaba, digamos que, ese, era su regalo de bienvenida, al equipo de sumisas de Alfonso.

Sacó una bolsa, con unos 500 gramos de cocaína, y, me dijo que, me la fuera metiendo, poco a poco, y que avisara, cuando viera que me quedaba poca, porque, a partir de ahora, ella misma, me iba a abastecer de cocaína, cuando lo necesitara, sin límite de cantidades.

También, sacó un paquete de parches para los ojos, me puso uno en el ojo derecho, y, me indicó que, a partir de ahora, iba a tener que llevar, al menos, un ojo, siempre tapado, salvo que/cuando tuviera que conducir.

Subimos al salón de su casa, vi que ya era por la noche, en el reloj que pude ver, eran las 9 de la noche, así que, Clara, me dijo de cenar algo, antes de irme a mi casa.

Yo, acepté, fuimos a la cocina de Clara, y, cenamos algo ligero, aunque, eso sí, acompañado de vino.

En torno a las 10, Clara, me llevó a mi casa, en su coche, pues, yo quería ir a clase, al día siguiente, y, volver a la normalidad.

Al llegar a mi casa, nos despedimos, Clara y yo, con un beso en la boca, quedando en vernos pronto.

En mi casa

Pasé por el salón, donde, pillé a mis padres, en plena juerga, mi madre, le estaba haciendo una mamada, por lo que, como en muchas otras ocasiones, me ordenó que no me subiera aún, a mi habitación, para que viera como se la hacía, y, aprendiera de una profesional.

Ver a mi madre, chuparle la polla a mi padre, no puedo negar, era excitante, no me daba envidia, pero, me hacía sentir con ganas de encontrar a alguien que me tratara así, sin ningún respeto, como si fuera solo un trozo de carne.

Al acabar la mamada, ya sí pude irme a mi habitación, y, nada más sentarme en la cama, recibí una llamada de Celia, la secretaria de Alfonso.

Celia: “Hola, Carolina, tengo novedades para ti; tienes que estar, mañana por la mañana, a las 10:00, en la oficina de Alfonso, pero, no donde nos vimos el otro día, en otra, ya te pasaré la ubicación; además, me ha pedido, que vayas vestida, lo más guarra posible, que ya tu madre te asesorará, es para la entrevista personal, si no vienes, tu esfuerzo durante la comida de hoy, no habrá valido para nada”

Yo:” Ya, pero, tengo clases, hoy no he ido, no debo faltar más, aun así, iré, cuenta conmigo”

Minutos después de acabar la conversación, con Celia, recibí la ubicación de la cita del día siguiente, con Alfonso, para la entrevista personal.

Yo, ya conocía la dirección, había estado allí una vez, pues, era el ático del barrio de Salamanca, cerca del Retiro, donde estaba la mazmorra tan grande, en la que hubo una fiesta.

Era ya un poco tarde, así que, me fui a dormir, puse el despertador, a las 7, para poderme preparar bien para la cita del día siguiente, y, me dormí...

Lo que pasó, al día siguiente, con la cita con Alfonso, os lo contaré, en el siguiente capítulo de la historia.

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