Destrozando a Carolina 2

Segunda parte del relato. La cena de Carolina, con Celia y Clara.

Este es el segundo capítulo de la historia de Carolina, una estudiante de Medicina de 18 años, con una familia, muy especial.

Carolina narra su historia

La cena en el restaurante, con Clara y con Celia

Con un poco de esfuerzo, llegamos las tres, Clara, Celia (a ciegas) y yo, al restaurante, la gente, por la calle, nos miraba, pues, las tres, íbamos vestidas con mucho cuero, por lo que llamábamos la atención, y, Celia, a ciegas y con bastón blanco, aún más.

Pedimos unas raciones y unas tapas, y, regamos todo, con una botella de vino, que no estaba demasiado bueno.

Durante la cena, Celia me dijo lo siguiente, la buena noticia, que esperaba:

Celia: “Le he hablado de ti, a Alfonso, me ha pedido que te haga algunas preguntas, y que, en función de tus respuestas, se pensará si darte una oportunidad o no”

Acto seguido, Celia, sacó una tableta, y, con ayuda de Clara, que fue leyendo las preguntas, y, anotando mis respuestas, pues, comenzó la entrevista, para ver si era lo suficientemente puta.

Las preguntas de Alfonso

Primera pregunta: ¿Qué experiencias sexuales tienes?

Mi respuesta: Muchas, y muy variadas, algunas, muy duras. A los 12 años, mi madre me contó, con pelos y señales, su profesión, y, sus gustos sexuales, que era una

escort

, que se sentía muy puta, muy sumisa y masoquista, además de, bisexual, y que, le encantaría comenzar a entrenarme, para que, a los 18, yo, siguiera sus pasos, pero yo, no estaba muy segura, pues, mi sueño, es el de ser neurocirujana, algún día, y, en ese camino estoy.

Sin embargo, en varias ocasiones, y, a pesar de tener menos de 18, me vi forzada por mi madre, a acompañarla, y, a ver su trabajo. (Porque, conseguimos un regalo, muy especial, una casa, fuera de España)

Sé hacer felaciones, he estado en salas de juego BDSM, he follado con hombres, y, con mujeres, así que, algo de experiencia tengo.

Segunda pregunta: ¿Qué prácticas son las que más te gustan, a nivel sexual?

Mi respuesta: De las que he probado, las dos que más me gustaron fueron:

  • Una vez que estuve en una sala BDSM, enorme, me hicieron vestirme entera de látex, máscara incluida, con un vibrador en cada uno de mis dos agujeros, fue brutal
  • En otra ocasión, me escayolaron entera, me tuvieron así una semana, yo, no podía ver nada, sólo sentía pollas, dentro de mí, me encantó. (Fue un regalo de mi padre, por mis buenas notas)

Tercera pregunta: ¿Estarías dispuesta a operarte todo el cuerpo?

Mi respuesta: Ya llevo las tetas operadas, al igual que el culo, sería cuestión, de hablarlo con mi padre, y, que él opine, lo que me haría.

Cuarta pregunta: ¿Estarías dispuesta, a ser

escort

, como tu madre?

Mi respuesta: Siempre que mi madre, tiene un servicio, me tienta a que vaya con ella, yo le digo que no, con pena, porque, en realidad, me muero de ganas, es cuestión de darme un empujón.

Quinta pregunta: ¿Estarías dispuesta a drogarte y/o a fumar tabaco?

Mi respuesta: Ya he probado a fumar, a la fuerza, por mi madre, no me gustó demasiado, pero, sería cuestión de acostumbrarme, lo mismo pasa con la cocaína, en realidad, cuando veo a mi madre, meterse una raya, me da miedo pedirle que me deje probar, aunque, algo en mi interior, me lo pide a gritos.

Finalmente, había también, una prueba que tenía que hacer, intentar beber, todo lo que pudiera, en esa noche, de una botella de whisky que, Celia, había comprado para mí, por orden de Alfonso.

Celia, con ayuda de Clara, sacó una bolsa que contenía, la botella de whisky y un vaso, para irlo bebiendo, era un whisky, de mala calidad, del barato.

Sigue la cena

Al acabar el cuestionario, ya llegó la cena, las tapas, así que, como había hambre, comenzamos a cenar.

Pasé un rato muy bueno, sobre todo, conociendo a Clara, que me dijo que, al día siguiente, si tenía tiempo, podríamos quedar, ella y yo solas, para follar, porque, a Alfonso, le iba a hacer mucha ilusión saber, que ella, al ser profesora, me estaba entrenando, explicando cosas...

Durante la cena, al saber que, al igual que Clara, vivía en La Moraleja, no me sorprendió, porque, sospechaba que la conocía de algo, pero, no me acordaba, al fin y al cabo, éramos vecinas de urbanización.

En mi casa, en La Moraleja

Eso facilitó que, después de dejar a Celia, en su casa, pues, al no poder ver, tuvimos que subir las 3, a la casa de Celia, para dejarla bien instalada en su casa, Clara, me llevara a mí a mi casa.

Llegué a mi casa, Clara, se fue a la suya, pero, quedamos en que, la tarde siguiente, yo iría a su casa, para conocernos bien, y, quizás, follar, además, me quería enseñar, su sala de juegos BDSM.

Mi padre, sí estaba en casa, cuando yo llegué, estaba hablando con un amigo suyo, al que yo, ya conocía, porque, en una de las fiestas, a las que mi madre, me había obligado a ir, le tuve que hacer alguna felación, y, follar con alguna de sus putas, para que él, se pusiera cachondo.

Yo, les saludé al llegar, pero, me subí a mi habitación, pues no quería entretenerme con los dos hombres, tenía que beberme la botella de whisky, entera, a como diera lugar y, yo sola.

En mi habitación, empecé a beberme el whisky que, con cierta rapidez, empezó a demostrar su alto grado de alcohol, se me subió a la cabeza, pero, tenía que seguir bebiendo.

En esas estaba, cuando, llamaron a la puerta, fui a abrir, y, estaba ahí, el amigo de mi padre, el de la fiesta con sus putas.

Al verme que, empezaba a estar borracha, aprovechó su oportunidad, yo, también andaba algo excitada, por lo que, me dejé llevar.

Me ordenó que le hiciera una felación, así que, le bajé el pantalón y el calzoncillo, y, comencé a chupársela, esperando que, se corriera pronto, y, se fuera.

Tuve que estar un buen rato chupando, hasta que, por fin, se corrió, y, me dejó toda la cara, llena con su semen.

A pesar de todo, yo, estaba disfrutando, no fue una mala experiencia, además, era un punto a mi favor, si, Alfonso, me seleccionaba como una de sus sumisas.

Cuando el amigo de mi padre, se fue, yo, seguí bebiendo la botella de whisky, no logré acabarla del todo, pero, me bebí bastante.

Finalmente, me fui a la cama, y, no tardé demasiado en dormirme.

Al día siguiente, por la mañana

Me desperté, miré el reloj, y, eran las 10 de la mañana, me tendría que haber levantado, 3 horas antes, para, prepararme e irme a las clases, en la universidad, pero, no, me había dormido, mis compañeros, a esa hora, ya deberían estar en la mitad de la primera clase.

Por si fuera poco, la cabeza, me iba a estallar, llevaba una resaca, enorme, así que, decidí que, ese día no iba a poder ir a clase.

Bajé

a la cocina, a desayunar algo y, a buscar algún remedio contra la resaca; agarré la botella de whisky, y, el vaso, y, fui a la cocina.

En la cocina, estaba mi madre, desayunando, al verme, me dijo:

“Vaya, pensaba que estabas ya en clase, ¿Te has dormido?

Yo, le respondí, que sí, que el día anterior, había acabado tarde, y, como consecuencia, me había quedado dormida.

Entonces, mi madre, me dijo:

“Pues, hoy, puesto que no tienes nada que hacer, además, ya me han dicho que ayer, hiciste alguna mamada, te vienes conmigo, cuando me surja algún servicio, me da igual que te niegues”

Yo le expliqué, que había quedado con una amiga (Con Clara), para ir a “estudiar”, pero, de todas formas, me dijo que no, que, mi castigo, por haberme dormido, era que, me tocaba ser puta con ella, puesto que le había pedido, yo a mi madre, más disciplina por su parte...

Tras desayunar en condiciones, y, tomarme un analgésico, para el dolor de cabeza, provocado por la resaca tan grande que tenía, pasé la mañana, en mi habitación, intentando leer un poco, pero, me costaba concentrarme, pensando en Celia, en Clara, en lo que me había dicho mi madre, sobre lo que me esperaba ese día, y, sobre todo, en Alfonso, deseaba con todas mis fuerzas, que me diera una oportunidad, de poder demostrarle que, con entrenamiento, podía llegar a ser una buena sumisa.

En torno a las 13:00, mi madre, entró en la habitación, y me dijo:

“Carolina, hija, ves preparándote, que tenemos un servicio, es aquí cerca, para un cliente habitual, y, su hija” (sic)

Me dejó algo de ropa, al parecer, lo que el cliente me había pedido que me pusiera, y, me dijo que, en una hora, tenía que estar lista, para irnos al domicilio del cliente.

Me di una ducha, y, después, me empecé a vestir:

  • Un vestido, tan corto y escotado que, apenas tapaba nada, era de látex, negro, se me veía todo
  • Unas medias de red, negras
  • Unas botas, al muslo, con mucho tacón

Nada de ropa interior, me sentía como una puta barata, pero, a la vez, me excitaba.

Bajé al salón, donde, mi madre, me estaba esperando, iba vestida, igual que yo, aunque, sus botas, tenían aún, más tacón.

Antes de salir, mi madre, preparó dos rayas de cocaína, y, me ordenó:

“Te las tienes que meter, antes de salir, órdenes del cliente”

Yo, haciendo un esfuerzo, me metí las dos rayas, no había más remedio, era el primer paso, para empezar a convertirme, en la puta que siempre había anhelado ser...

En el próximo capítulo, os contaré, la visita a la casa del cliente...

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