Destinos unidos volver a creer7

Juegos

La tarde transcurrió en miradas incomodas entre Dany y Melissa,  a pesar de que no estábamos tan cerca, sentía como las miradas iban y venían ya que Fabiolita no se había separado de Melissa y jugaba animadamente con los pequeños de Ema y Al.

Jamás solté a Dany quería que sintiera y supieras que no me incomodaba para nasa esta situación y que yo iba a estar a su lado sin importar quien nos estuviera viendo. Daniela era mi todo y se lo iba a demostrar.

Dany y yo caminamos a la orilla del mar para mojar nuestros pies y en ese momento sentí unas inmensas ganas de jugarle una broma, cuando estuvimos ahí en la orilla la abracé por la cintura y besé su cuello simulando tranquilidad pero cuando sentí que era el momento la cargué y la llevé hasta dentro del mar entre gritos y risas, amaba con todas mis fuerzas el sonido de au risa me hacia muy feliz.

—Bájame Contreras —Decía riendo y gritando

—Nuncaaa! —dije dejándonos caer en el agua, las risas se podían escuchar por todo el lugar.

Daniela luchaba por soltarse de mi pero nunca la dejé, me llenaba el corazón escucharla reír de esa manera.

Cuando logró separarse de mi se detuvo y me miró de una manera muy molesta pero de inmediato saltó sobre mi haciendo que cayera en el agua junto con ella.

Sus movimientos dejaron de ser bruscos para después mirarme con un brillo en su mirada llena de amor, me besó demostrándome lo que sentía en ese momento y era exactamente lo que sentí yo por ella amor infinito y puro amor.

Se abrazó a mi y yo suspiré sintiendo como las pequeñas olas del mar nos golpeaban levemente, quería que el tiempo se detuviera justo en ese momento, no quería saber lo que pasaba al rededor solo quería sentirme segura en los brazos del amor de mi vida.

De un momento a otro ya teníamos a nuestros dos pequeñitos sobre nosotras estaban totalmente emocionados por estar jugando en el agua con nosotras, Fabiolita se aferraba a los brazos de su madre mientras Carlitos reía como loco en mia brazos.

En ese momento supe que tenía todo que mi vida estaba completa y no podía ni quería nada mas. Jugamos por mucho rato guerras de agua, sentía la mirada de muchas personas a lo lejos pero no quería voltear sabía perfectamente de quien se trataba.

—Creo que hay que salir mi amor —Dijo Dany llegando hasta mi con Fabiolita en brazos. —Iré con Elisa a comprar todo para la parrillada no quiero que se haga mas tarde

—Si vamos —dije acomodando a Carlitos en mis brazos y caminando por la playa hasta llegar a donde Pedro y Elisa nos miraban con una sonrisa enorme.

—Definitivamente ustedes son mi ejemplo a seguir —Dijo pedro orgulloso viendo a su prima con una sonrisa —Me encanta verlas así de felices.

—Esta chica de aquí —Dijo Dany abrazándome —Hace que yo sea la mujer más feliz del mundo —Depositó un tierno beso en mis labios y después se alejó junto a Elisa quien se encontraba con Sebas tratando de acomodarlo en su carrito.

Mientras las chicas conversaban Pedro me miró con una ligera sonrisa y yo lo miré algo extrañada.

—Pasa algo primo?

—Dime que no lo hiciste solo por darle celos a Melissa.. —Habló muy bajito y yo sentí la furia recorrer mi ser y el pareció notarlo porque si cara cambió —Faby no...

—Ese es un comentario tan idiota Pedro —Dije tratando de contenerme —Tu prima ea mi vida idiota y yo creo que eso lo tienes que empezar a entender ella me hace la mujer mas feliz del puto mundo así que deja se insinuar pendejadas.

—Lo siento prima no vuelve a pasar.

Caminé hasta donde estaban las chicas y abracé por la espalda a Dany dandole un beso en la frente.

—Vamos al hotel a cambiarnos —dije en su oído —Podemos bañarnos juntas no crees? —Mordí levemente su cuello.

—Ok.. yo no necesito ver esto —dijo Elisa riendo y tapando los ojos de su pequeño Sebastian.

Reímos y nos pusimos en marcha al hotel, los niños se habían quedado un poco mas con Pedro y Elisa en el mar, yo necesitaba un momento a solas con mi amada esposa.

Íbamos camino al hotel cuando por la espalda los gritó una voz odiada por Daniela.

—Fabiola!!

Dany y yo nos giramos y quedamos se frente con Melissa quien miró con furia a Dany y Dany le dedicó su mejor sonrisa amaba a mo chica era especial.

—Si? Que pasa?

—Crees que tengas un minuto para hablar —Se veía en su cara que había llorado

—No puede —Dijo Dany sonriendo —Llevamos prisa será en otra ocasión Melissa

—En verdad necesito hablar contigo Fabiola..

—Si tanto quieres hablar con ella vayan a la parrillada que haremos en un rato mas, ahi pueden hablar.. ahora si me disculpas tengo que ir a hacer mía a esta belleza de mujer —Dijo Daniela besándome y dejándome con ganas de más.

Yo mo dije nada y solo caminé detrás de Daniela totalmente embobada por aquel beso, me había puesto muy mal y justo en ese momento solo quería arrancarle la ropa y hacerla mía todo el día.

Al llegar al cuarto no aguanté mas y la pegué contra la puerta y la miré fijamente.

—Si así te vas a poner así cada que ponga a Melissa en su lugar, créeme que lo haré todos los días.. —Dijo viendo mis labios.

La besé desesperadamente la deseaba tanto y quería hacerla gemir mi nombre en ese mismo momento no iba a a esperar más.

La desesperación dominaba el momento y la ropa nos estorbaba y salía volando por todo el lugar, mi boca besaba sus pechos, su cuello, mis manos acariciaban todo su cuerpo no podía detenerme al escuchar los suspiros de Daniela me motivaba a seguir por donde iba.

—Ya no aguanto mas por favor Faby necesito sentirte —dijo Dany totalmente excitada

—Lo que tu ordenes —dije para después introducir dos de mis dedos en su intimidad, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer que me encantaban

Baje hasta su entrepierna y y la miré, sus ojitos me pedían que lo hiciera y lo hice, pasé mi lengua por su intimidad provocando que mi nombre en forma de gemido saliera de su boca, quería hacerla terminar quería que tuviera el mejor orgasmo se su vida pero no me lo permitió y se puso sobre mi haciendo que nuestros sexos se rosaran.

Me sentía en el cielo, sus movimientos suaves hacían que disfrutara del momento. Su mirada jamás dejó mis ojos y eso lo hacía aún más excitante. Las dos gemíamos sin control y sus movimientos aceleraron cuando sentimos el orgasmo cerca.

Todo fue muy intenso había perdido la noción del tiempo, no sabía cuanto tiempo llevábamos acostadas, desnudas y abrazadas en aquel sillón.