Destino xv
Alex y Fernanda siguen cotando su historia.
-¡Feliz cumpleaños arquitecta!-
-¡Mi amor!- dijo una Fernanda sumamente sorprendida que no podía ocultar la felicidad que le provocaba ver a la mujer que amaba con semejante detalle. -¡Gracias!- la tomó por el cuello rodeándola con sus brazos para darle un beso tierno, apenas juntando sus labios, pero profundamente cargado de amor. -Mi cumpleaños es mañana.-
-Mañana es en una hora y qué más da, quería ser la primera en felicitarte, quería sorprenderte… estar contigo.- regresándole el beso con la misma ternura.
-Pues vaya que lo consiguió ingeniera. Muchas gracias por estas hermosas flores y el globo. Nunca nadie me había regalado uno y menos uno tan peculiar, me encantó.- Ese globo tan peculiar era en forma de botella, pero no una botella cualquiera. Era una replica de la botella de vino Salvatierra, con su respectiva copa.
-Ven, vamos al apartamento a que dejes tus cosas. Por cierto, ¿cómo supiste dónde vivo?
-Nate me ayudó con eso. ¿Sabes, yo creí que vivías cerca de Central Park?-
-Bueno sí y no.-
-¿Cómo es eso?
-Mamá me regaló un penthouse en la 5ta, pero me quedaba algo lejos de la universidad y la verdad es que no quería estar perdiendo tiempo trasladándome, así que comencé a buscar algo más cerca y encontré este lugar, me gustó su fachada art nouveau, pero me enamoré al ver su interior industrial, concreto y vigas aparentes, así que opté por rentar el otro apartamento.-
Fernanda ingresó una secuencia de cuatro números, luego pasó una llave muy inusual y abrió la puerta para que Alex pasara.
-Vamos a tener que improvisar un florero porque no tengo uno, acomódate por favor.- y desapareció a lo que imaginó sería la cocina.
Alex miró el espacio y pudo hacerse una idea más clara de los gustos de Fernanda, el lugar como bien se lo había descrito, tenía acabados aparentes, colores oscuros que contrastaban con pisos de madera. Mobiliario contemporáneo, nuevamente con estructuras oscuras combinadas con mármol y una delicia de iluminación cuidadosamente escogida para dar ese misterioso y cálido aspecto. -Improvisé un florero con una olla.-
-Muy ingeniosa.- Alex extendió sus manos para Fernanda, quién las tomó y se dieron un beso con mordidas de labios, húmedo y sonoro.
-Ven, déjame enseñarte el lugar. Bueno esto es sala y comedor.- la rodeo con sus manos por la cintura, dejando a Alex de espaldas a ella, no pudo resistir al tenerla así de besar su cuello y Alex no se guardó el gemido que esos labios le provocaban, cualquiera que fuera la parte que decidieran tocar. -Me encanta tu piel, ese aroma que desprendes, te extrañaba tanto.-
-Y yo a ti mi amor, te amo.-
-Aquí está la cocina, yo la uso poco, no necesitas mucho para el cereal con leche, yogurt con frutas, ensaladas o pasta como lo más elaborado que sé hacer.-
-¿Y con eso te mantienes en forma?-
-Jajaja, no. Mi coach incluye un servicio de cocina y prácticamente me envían toda lo comida del día o simplemente salgo a comer. Al fondo está un cuarto de lavado.-
-Qué supongo tampoco usas.-
-Jajaja adivinaste.-
-Este es el comedor, nunca lo he usado, prefiero comer en la cocina y la sala que bueno, son áreas poco usadas. Junto a la entrada, tenemos un pequeño guardarropa para las visitas y el toilette a un lado.-
-No recibes muchas visitas por lo que veo.-
-No, la verdad, prefiero quedar con las personas en un lugar público. Disfruto de estar sola en casa y como es un espacio muy íntimo, solo a pocas personas les doy acceso.-
-Gracias mi amor.-
-¿Por qué me das las gracias?-
-Por permitirme compartir y conocer tu espacio.-
-A ti, por tu paciencia Alex.- le besó tiernamente en la frente. -Este espacio originalmente era el estudio, pero me pareció pequeño y no se ajustaba a lo que tenía en mente para mi oficina. Así que opté por hacerlo la habitación de huéspedes ya que no sé porque razón tenía un baño así que apenas quedó perfecto el cambio. ¿Todo bien hasta aquí? ¿Alguna pregunta, duda o comentario Ingeniera?-
-Ninguna, podemos continuar Arquitecta.-
-Excelente. Aquí tenemos las escaleras que nos conducen al piso superior.-
-Me encantan tus fotografías. ¿Quién las tomó?-
-Mi abuela unas y las demás son de mi papá.- En esas fotos se plasmaba la vida de Fernanda Salvatierra. Al comenzar a subir las escaleras, estaba una Fernanda de cumplidos los dieciocho años sonriendo junto a su abuelo Fernando quien la abraza tiernamente. En segunda foto, se encontraba una Fernanda de apenas cinco años sobre los hombros de su padre en Disneyland. La tercera foto era una Fernanda más pequeña tal vez de tres años, quien montaba un caballo acompañada de su madre. La cuarta foto era una de las preferidas de Fernanda, en ella aparecía en primer plano de perfil mirando hacia los viñedos, seguida en la misma posición de su padre y su abuelo, la quinta foto estaban su abuela, su madre y ella sonriendo sin darse cuenta de la foto que les estaban haciendo. En la séptima estaba en el porche del viñedo en Francia, en un pequeño claro, en la columna izquierda estaba ella y en la derecha estaba su madre, ambas compartían una sonrisa discreta, pero con mirada cómplice. La última foto y más reciente era la octava que marcaba el final de las escaleras y la llegada al pasillo superior, en ella estaban Fernanda y Alexandra caminado entre los viñedos de Francia.
-¿Y esa foto?- preguntó Alex, emocionada y sorprendida de verse en muro.
-La encontré entre los archivos de mi papá. Es bonita, y además no tenemos ninguna foto.-
-Bueno eso lo podemos remediar.- Alex materializó su iPhone y se encargó de hacerse una foto muy rápida, qué reconoció no era la mejor, pero mejorarían
-Este espacio, era para una sala tv, pero preferí hacerlo un espacio de lectura.-
-Se ve muy cómodo.-
-Lo es.-
-¿Qué sueles leer?- y sin pensarlo dos veces, se fue a revisar esos anaqueles pasando sus dedos por cada ejemplar que había ahí.
-Pues libros de moda, me declaro culpable de la literatura juvenil.- Ahí se encontraban ejemplares de The Hunger Games y Harry Potter en inglés y español. Pero mis preferidos son los de hechos históricos, biografías y novelas.-
-Este lo he leído, me gustó mucho.- Refiriéndose al ejemplar de Rosa Montero “La Ridícula Idea De No volver a Verte”.
-Tengo casi todos los libros de Rosa Montero, me encanta como escribe.-
-Ya veo, a mi me gusta de todo, menos la literatura juvenil, pero haré esa concesión por tratarse de usted arquitecta.- ambas rieron.-
-Esta es una habitación de huéspedes también tiene vestidor y baño propio.-
-Este baño es completo y pertenece a la habitación que hice oficina, este es uno de los lugares donde paso más tiempo.- Fernanda tenía razón era muchísimo más amplio que el espacio destinado para la planta baja. Alex, quedó sorprendida. Era como un cuarto de juegos, tenía otro librero más amplio cerca de los escritorios, sí escritorios, estaba el frente donde se depositaban dos enorme pantallas y un diminuto teclado, había cierto desorden con varias revistas y libros abiertos. Ese escritorio continuaba formando una L donde se depositaban muestrarios de telas pantones, pieles, modelos a escala, papel, etc. Cerrando esa pequeña isla había dos restiradores uno que tenía algunas hojas de papel. Y el otro que tenía un rompecabezas apenas armado del marco. En los muros que se encontraba esa isla había cuadros con los nombres y obras de Mies Van Der Rohe, Le Corbusier, Frank Lloyd Wrigth, Zaha Hadid, Tadao Ando, Frank Gehry, Richard Meier, Calatrava, Legorreta, Pedro Ramírez, Teodoro González y Barragán. Del lado que no se veía, se encontraba una salita con su mesa de centro. Así mismo en el piso se encontraban legos en el piso, empezando por la casa de los Simpson, Hogwarts, el Big Ben y la Torre Eiffel. Entre sus repisas se alternaban libros de arquitectura, administración y finanzas con más legos y rompecabezas 3d. En esas paredes había algunos rompecabezas enmarcados, uno con una variedad de cervezas, el segundo Charly Brown & Snoopy y el tercero era la Capilla Sixtina de al menos 5000 piezas.
-¿Legos?- Alex, la miró divertida.
-Es un hobby reciente. Me ayuda a relajarme. Siempre me han gustado, pero de niña, siempre tenía algo más importante qué hacer que estar armando legos, así que ahora que mi tiempo solo depende de mí, lo hago.-
-Imaginaba algo más solemne, como las oficinas de la fincas. -
-Bueno, esas oficinas ya estaban desde que tengo memoria, no son precisamente mi gusto, pero es más un tema de costumbre.-
-Y están más ordenados.-
-Jajaja, sí bueno. Esas oficinas las ocupamos, tanto mis padres como yo. Antes también lo compartíamos con mi abuelo, de alguna manera era un regla que siempre estén ordenadas, para quién tenga que hacer uso de ese espacio.-
-Y como este es tu espacio, haces lo que quieres.- ambas comenzaron a reír.
Siguieron caminado y Fernanda abrió la puerta de lo que era su habitación.
Era muy grande y neutra, colores arena que creíamos, le darían paz. En ese espacio tan grande, teníamos una cama King Size, de base baja y cabecera capitonada. Dos mesitas de noche una de cada lado con su lámparas y luces de lectura.
Había una pequeña salita junto a la puerta, de lado opuesto junto a la ventana un sillón de una plaza, largo. En una de las esquinas se encontraba una tv de 50” y abajo un mueble con los artefactos tecnológicos más indispensables. En la otra esquina teníamos un tocador. Casi en medio se encontraba una puerta que les conducía al baño que tenía apenas una regadera, su wc y un lavamanos, pequeño, para las dimensiones de la habitación y se interconectaba con el vestidor que vaya que era amplio, ordenado meticulosamente, con un sillón redondo en el centro.
-Voy por tu maleta para que acomodes tus cosas.-
-Pero sí no traigo muchas cosas.-
-Bueno, pero al menos estará en el lugar que le corresponde.-
-Me ha gustado mucho este lugar,
-Qué bueno, porque también es tu casa y lo que no te gusta, basta con que me lo digas y lo solucionamos.-
-Me gusta todo, pero más me gustas tú.- Y así, sin pleno aviso, como todo buen beso, fue que Alex, le daba vida, la llenaba de calor, le daba la calma y la tempestad necesaria, esa que solo tendría con ella.
-¿Quieres cenar?-
-No, te quiero a ti.-
De vuelta sus labios, la besaba profundamente. Le encantaba embriagarse del aroma que emanaba Fernanda, sus manos se aferraron a sus nalgas, mordió el lóbulo de su oreja y se mojó aún más al escuchar el gemido de su mujer. Comenzó por quitarle la blusa hasta llevarla a la cama donde la tumbó, para quitarle los zapatos y el pantalón dejándola solo con su tanga y brassier de encaje negro. Al verla así Alex casi manda al demonio su plan, pero se contuvo, Fernanda que la miraba excitada y expectante intentando descifrar que pretendía su novia. La tomó de las manos, colocándosela en su caderas y guiada por ella, las llevó a sus nalgas, subiendo por su espalda para finalmente colocárselas en sus senos, que lo primero que hicieron las traviesas fue apretarlos y moverlos en círculos. Sacó su zapatos de un tirón y de la misma manera de quitó el pantalón. Fernanda se levantó para quitarle la blusa y tocar con sus dedos la entrada de su vagina que ya se encontraba mojada y que al sentir su dedos ambas esbozaron una sonrisa. Como si estuvieran leyendo la mente una de la otra cada una se deshizo de su brassier, Alex, tomando la ventaja se abrazó a Fernanda tumbandole en la cama. Ahí se deshizo en besos desde su cuello, bajando lenta y tortuosamente su lengua por sus pechos, rodeando sus pezones, que antes del contacto ya estaban duros, las manos de Fernanda, se perdían entre los cabellos de Alex. Volvió a subir a besarla con lengua, muy húmedo, evitando rozar de cualquier manera su pubis, pues era parte del plan. Su mano recorría sus piernas, rasguñándola, desesperando más a una Fernanda que pedía gemido a gemido le quitara lo único que la separaba del contacto piel a piel con Alex. Alex que sabía perfecto lo que ella quería, la hizo sufrir un poco más volteándola para continuar esos besos por su espalda, mordiéndola, bajando hasta sus nalgas que está vez no tocó, más bien mordió. Así, estando lejos del contacto visual de Fernanda, se quitó la tanga, y sujetándola por los brazos, al fin dejo sentirle su pubis en las nalgas, moviéndolo suavemente, enloqueciendo a Fernanda, que intentaba levantarlo todo lo que podía, quería que ella se corriera en su nalgas, tal como se lo había manifestado. Pero como se los dije, Alex tenía en mente otros planes. Nuevamente la volteó y con esa mirada y sonrisa traviesa miró a Fernanda, llena de deseo le retiro al fin la tanga. Alex le abrió las piernas y la sujetó por las caderas y por fin sus vaginas se juntaran, ante lo cuál Fernanda exclamó un sutil “Fuck”.
Así comenzó un lento vaivén en el que Fernanda estaba siendo llevada al climax, lenta y majestuosamente. Sus respiraciones eran pesadas, cortadas. Sin dejar de moverse, se inclinó hacia ella para besarle nuevamente los pechos. Así tomando por sorpresa a Fernanda, la levantó y para que quedaran frente a frente, se besaron brevemente pues Alex había entrado a ese remolino donde solo quería poseer y hacer que Fernanda se corriera y así cambió la velocidad de vaivén que fue creciendo, mordía su cuello y se aferraba más a sus caderas, frenéticamente ambas se movían y más y más rápido, el peso les iba ganando y Fernanda tuvo que sostenerse con sus brazos mientras Alex no paraba, podía verse una ligera capa de sudor sobre su frente, mientras ese ceño se marcaba a roce que no sabía para quién era más glorioso, por su parte Fernanda no daba más estaba llegando al orgasmo, las fuerzas de los brazos se le fueron y se dejó caer por completo a la cama. Alex, no tardó más de tres segundos en caer junto con ella, sacrificó su placer por el de la mujer que amaba y aun cuando los espasmos de Fernanda no terminaban, ella bajó a su monte venus, el cual, como niña hambrienta, lamió de abajo arriba provocando un fuerte grito en su novia, que se arqueo y sujetó de las sábanas ante la humedad de esa lengua. Alex la sujeto por las piernas como si de eso dependiera su vida y se la comió sin previo y sin piedad, introduciendo su lengua penetrándola hasta donde podía para después, castigar su clítoris, succionándolo y mordiéndolo. Eran música para sus oídos, los gemidos que emanaba Fernanda, era lo que alimentaba y recompensaba su placer. Fernanda se arqueó e intentó alejarse de Alex, pero no sucedió así, está le abrió más las piernas para comérsela sin miramientos, con el único fin de hacerle saber quién era la única dueña de su placer y así en medio de gemidos, gritos y hasta palabras sin sentido, Fernanda se corrió tan violentamente que sintió en medio de los espasmos su cuerpo dormido. Alex no se despegó hasta que hubo tomado cada gota de ese orgasmo. Subió acariciando y besando cada parte de ese cuerpo, erizando su piel a cada beso, a cada mordisco, un buen rato se entretuvo en su abdomen que al contraerse se marcaba “divinamente” al menos eso pensaba Alex. Estuvieron nuevamente de frente y Fernanda la recibió con un beso, que terminó en gemido pues Alex, se colocó nuevamente entre sus piernas y sin aviso le introdujo un par de dos, a lo que Fernanda solo pudo aferrarse a la espalda de Alex, arañándola fuertemente, tal cual habían ingresado ese par de dos. Alex estaba satisfecha de lo que estaba logrando, la besaba en los hombros, bajaba por su pecho para nuevamente subir por su boca, sin descuidar abajo, donde esos dedos traviesos, resbalaban y hacían estallar a Fernanda, que ya no atinaba a decir nada, solo sentía y sentía que sí se moría en ese momento, no tenía ningún problema. Se sentía plena y llena, no había para ella mejor sensación en el mundo que los labios de su Alex, donde fuera que ella decidiera posarlos. Le gustaba sentirla así de cerca, ser suya, que se embriagara de su cuerpo, ser quien la llenará de tanto deseo y ser también quien donde volcaba todo ese deseo. Mientras los dedos de Alex, entraban y salían Fernanda se acercaba a su clímax, las piernas y los brazos y ninguna parte de su ser le respondía, se rendían a lo que sus dedos hacían dentro de ella, empuñaba fuertemente ese edredón, se aferraba a la espalda lo que fuera que la atara a esta tierra y no la dejará escapar en ese torbellino de emociones. Y así se vino, en la mano de Alex que sonreía triunfantemente, orgullosa de lo que había logrado.
-¿Usted me quiere matar Ingeniera?-
-Solo quiero llenarla de placer Arquitecta, me vuelves loca Fernanda. ¿Te gustó mi amor?
-Amor, me encantó. Nunca había pre festejado de esta manera un cumpleaños.-
-Y ahora que lo mencionas, según tu reloj ya es pasada la media noche, ya estamos oficialmente en tu día de cumpleaños. ¡Felicidades mi amor!- llenándola nuevamente de besos. -¿Me puedes decir dónde tienes las bebidas para traer algo y brindar?-
-En la cocina hay una cava, voy contigo y te enseño donde están los instrumentos.-
Fernanda se colocó un hipster y un top tipo deportivo que utilizaba para dormir, una playera sin mangas y le proporcionó unas mudas parecidas también a Alex, se hizo un chongo rápido y se dirigieron a la cocina donde le enseñó donde se colocaban los vinos y cómo dijo, lo esencial que necesitara saber. Alex escogió un vino rosado espumoso de la familia Salvatierra Cosecha del 90 que era su preferido. Fernanda picó algunos quesos, carnes frías, uvas, fresas y acompañó el vino.
Se fueron hacia la sala donde estuvieron brindando, dándose besos, abrazos, compartiendo sueños, anécdotas y planes. Tres botellas después se fueron a dormir abrazadas.
La mañana siguiente Fernanda fue la primer en despertar, el brazo de Alex le rodeaba la cintura y su respiración la podía sentir en el cuello. Se paró con el mayor de los esfuerzos por no despertar a Alex, las piernas y los brazos le dolían y sonrío al recordar porqué le dolía y más de ver a la culpable entre su cama. Entró al baño, y después bajó la cadena esperando no despertara, se lavó la cara y por si acaso hasta la boca, quería lucir perfecta para cuándo Alex despertara. Regresó a la cama y con el mismo se cuidado se acostó. Sólo que esta vez ella abrazo a Alex que ya se había dado vuelta.
-Hola extraña.-
-Buenos días amor, disculpa si te desperté.-
-No te preocupes, ya me había despertado, pero tenía pereza de levantarme. ¿Dormiste bien amor?-
-Sí, a tu lado siempre bien. ¿Y tú?-
-Perfectamente.-
-¿Qué te apetece desayunar?-
-¿Vas a cocinar?-
-Otro día, no hay ni para unos hotcakes en mi despensa. ¿Te parece si pedimos algo, más tarde veo que hay en la cocina y me las arregló para cocinarte? -
-Mañana, hoy te festejo a ti. Se me antojaron los hotcakes, ¿podemos pedir a ihop? Me apetece también tocino, salchicha huevos, jugo, café… muero de hambre.-
-Yo también, déjame hacer el pedido.-
Y así lo hizo, Fernanda aprovecho para comenzar a ver sus correos, pero su Alex, le demandaba atención, salió y le dio una sesión de buenos días, entre besos y caricias que intentaban calmar su apetito feroz. Las cosas comenzaban a subir de intensidad, Fernanda ya se había colado entre las piernas de Alex y sus entrepiernas jugueteaban entre sí, le sacó la playera y empezó a darle mordiscos en el cuello que le provocaron cosquillas y tuvo un ataque de risa, eso a Fernanda que ya se encontraba caliente no le importó y le comenzó a comer la boca vorazmente, halones de labios, mordidas y mucha mucha lengua, pero fueron interrumpidas por el timbre.-
-¡Noooo!- se quejó Fernanda.
-¡Comidaaa!- gritó Alex. Quien le dio otro beso fugaz a su novia y corrió para bajar por la comida, mientras se ponía nuevamente la playera. -Apúrate, ayúdame a poner la mesa.- Fernanda no pudo evitar reírse. Se acomodó el chongo y bajó.
-Amor, voy a preparar café, el que viene incluido no me gusta. Llegó bastante rápido el pedido, ¿no crees?- Alex no se movía de la puerta y eso le llamó la atención. -Amor, llegó todo bien?- le repitió Fernanda.
Alex, se hizo a un lado y abrió la puerta por completo. Sus padres entraron y no sé qué cara era la que tenían, expectantes, sorprendidos y hasta juraría que Constanza tenía una mueca muy parecida a una sonrisa.
-No sabía que venían, hubiera mandando por ustedes al aeropuerto.- les dijo Fernanda que tenía el color rojo marcado en la cara y Alex también, no era para menos, estaban en ropa interior.
-Pretendíamos que fuera una sorpresa, lo cual veo que sí logramos ¿Estuvo buena la fiesta anoche?- les preguntó Mario mirando hacia la comida y las botellas de vino. Ninguna dijo nada, solo atinaron a mirarse como dos adolescentes, pero de ninguna salió palabra alguna.
-No fue una fiesta. Alex y yo estuvimos bebiendo un poco en la noche.-
-¿Ahora sí le llamas Alex? Escuché que te referías a ella como “mi amor”- le soltó Constanza, quién aunque seria, estaba divertida con la situación. Alex se disculpó e intentó subir a la habitación. Al pasar a su lado, Fernanda la detuvo y le susurró algo para después besar su mano.
-Yo esperaba hablar con ustedes la próxima vez que fuera a verlos a Francia. Yo creo que es mejor que tomemos asiento por favor.- sus padres se sentaron en el sillón de tres plazas, mientras que Alex y Fernanda sin soltarse de la mano se sentaron juntas en el de una. -Alexandra y yo tenemos una relación.-
-Sabíamos de una relación laboral, no de otro tipo.- le dijo su papá, serio.
-Sí, lo sé. Y también es mi novia papá.- hubo silencio.-
-Te lo dije. Dijo una Constanza divertida y con aire triunfal. -Algo comencé a sospechar por la forma en que se veían, luego en su última visita en Francia, fui a buscarte por la noche en tu habitación y nunca estabas ahí. Luego vi una foto en el perfil de Carolina y empecé a unir datos. Vístanse, las vemos para desayunar, no tarden.- los Salvatierra, se levantaron y se fueron.
Fernanda y Alex, no entendían que había sucedido, está emboscada nunca la vieron venir.