Destino (xiv)

La noche cuidó de nuestras dos amantes, Alexandra dormía plácidamente sobre el cuerpo de una Fernanda igualmente perdida por el cansancio de esa noche que habían tenido.

Hola a todos mis les lectores, espero que no hayan olvidado esta historia.

Les traigo una entrega más esperando que una vez más la espera haya valido la pena.

Quiero aprovechar para agradecer a cada una de las personas que se toma el tiempo en valora y comentar cada capítulo.

Disfruten este capítulo y ya saben, leo cada comentario.

Cómo sé que fue mucho el tiempo pasó desde la última entrega, dejo la liga de los capítulos anteriores para que retomen la historia.

Saludos!

DESTINO (I): https://www.todorelatos.com/relato/115852/

DESTINO (II): https://www.todorelatos.com/relato/115879/

DESTINO (III): https://www.todorelatos.com/relato/115944/

DESTINO (IV): https://www.todorelatos.com/relato/115973/

DESTINO (V): https://www.todorelatos.com/relato/116006/

DESTINO (VI): https://www.todorelatos.com/relato/116039/

DESTINO (VII): https://www.todorelatos.com/relato/116323/

DESTINO (VIII): https://www.todorelatos.com/relato/117128/

DESTINO (IX): https://www.todorelatos.com/relato/117539/

DESTINO (X): https://www.todorelatos.com/relato/120267/

DESTINO (XI):https://www.todorelatos.com/relato/122190/

DESTINO (XII): https://www.todorelatos.com/relato/125864/

DESTINO (XIII): https://www.todorelatos.com/relato/137079/


La noche cuidó de nuestras dos amantes, Alexandra dormía plácidamente sobre el cuerpo de una Fernanda igualmente pérdida, la cara de Alex se refugiaba y daba calor al cuello de su arquitecta favorita que no se inmutaba por el peso que tenía encima, todo lo contrario, estaba tan cómoda que dormía con ese gesto heredado por Constanza, el brazo derecho por encima de su cabeza, mientras que el brazo izquierdo había decidido posarse por la cintura de Alex sin la mínima intención de soltarla. Quizá esa era la manera en la que dormirían por el resto de sus días.

Sin embargo, pronto amanecería y tendrían que abandonar tal comodidad. Fue la brisa que les erizó la piel y despertó primeramente a Alex, que intentando no despertar a Fernanda lo terminó haciendo. Ambas rieron.

-Seguro estás paralizada de medio cuerpo ¿quieres estirarte?- mientras Alex jalaba el edredón.

-Ven, no me dejes. Abrázame, tengo frío, tengo sueño, estoy cansada amor.- dijo una infantil y mimada Fernanda. Una actitud que Alex nunca le había visto y ante lo cual dejó escapar una sonrisa.

-¿A qué hora es lo de Bauer?- preguntó Alex viendo la hora en su teléfono.

-A las 12:00 ¿Qué hora es?-

-Van a dar las seis de la mañana.-

-No me quiero levantar, pero ya me tengo que ir mi amor.-

-Está bien, lo entiendo. Yo dormiré otro ratito.-

-Nada de eso, ya levántate, hay mucho por hacer.-

-Oye, eso es explotación. Ayer cubrí mi jornada hasta la madrugada.-

-Jajajajaja, cómo quieras. Me voy, te amo. Te veo por la tarde.-

Ya en las oficinas los Salvatierra tenían todo preparado, mientras esperaban la llegada de los Bauer, daban los últimos vistos a la propuesta de oficinas que Fernanda llevaría a cabo en el piso que recién acaban de adquirir.

En ese lugar también estaban Rebeca, los abogados, un notario y un par de policías encubiertos.

Cuando los Bauer llegaron, se saludaron con los Salvatierra como si nada pasara, aunque no pasó desapercibido el rencor que ambos le albergaban a Fernanda.

Sería lo último que Fernanda tendría que tolerarles porque después de esto nunca más se volverían a ver.

-Mario, dado que trajimos a las mujeres, mejor hubiéramos quedado para comer en un bonito lugar, mientras ellas hablan de sus cosas.- dijo sintiéndose muy simpático por aquel comentario el Sr. Bauer.

-Mal comentario Carlos, y no lo entiendo. Sabes perfectamente que mis mujeres son parte fundamental de las operaciones de esta empresa, limítate a escucharme. Ambos me causan tanto asco que quiero terminar esto lo antes posible.- El matrimonio Bauer, no daba crédito a las palabras que acaban de escuchar, mientras Constanza y Fernanda intercambiaban miradas.

-Pero ¿cómo te atreves o quién diablos te crees para hablarme así Mario?- respondió colérico el Sr. Bauer.

-Siéntate y cállate Carlos. Te vamos a hablar claro y directo, porque como lo acaba de decir mi esposo, deseamos terminar esto. Este trato es un regalo para la clase de escoria. Me da vergüenza haberlos sentado en mi mesa y estrechar mis manos con las de unos vulgares rateros.-

-Constanza querida ¿Qué te pasa? ¿De qué hablas?- hablo una indignada Sra. Bauer.

-Cállate, saben bien de qué hablo. Durante años han estado robándonos descaramente, no sé cómo no lo vimos antes sabiendo que Carlos no tiene ningún talento.-

-¿Qué cosas dices?- replicó la señora.

-¡Por favor! Dejemos estas escenas, ya no tienen que fingir.- intervino Fernanda. -Ustedes, usted Sr. Bauer nos ha robado desviando los fondos de inversión, así como las consultorías y todo a lo que ha tenido acceso. Sabe cuándo empezó todo esto, hablamos de cerca de 10, 15 o hasta 20 millones... es impresionante que para ser un idiota, haya tenido la habiliadad para desviar toda esa información, al menos el dinero invertido en su educación rindió frutos, aunque fuera para hacer daño.- Bauer intentó hablar, pero Fernanda ya se había encarrilado y había crecído metros muy por encima de ellos en ese momento. –Al menos está situación tiene remedio. A nadie y principalmente a nosotros no nos conviene un escándalo. Tenemos las demandas listas y solo es necesaria una llamada para que todo esto pase de ser un amable encuentro a volverlo un litigio que tengan por seguro no repararemos gastos hasta que la justicia los encuentre culpables y los ponga lo que les queda de vida tras las rejas. Tenemos toda la información, testimonios, estados de cuenta, tengo hasta el más mínimo reporte de cada uno de sus movimientos, como la cena que pago ayer con su American Express Platino en elPavillon Ledoyen.- automáticamente se les borró la sonrisa de la cara y es que sabían que los Salvatierra no pararían hasta cumplir con su palabra y que aunque huyeran, no habría  lugar que les alcanzará para escapar de ellos.

-No ha sido fácil rastrear cada movimiento, pero buenos cuando tienes a la gente y el dinero necesario nada es imposible. Al menos tuvo a bien no gastarse todo lo robado, supo hacer buenas inversiones y es que vaya que todo lo robado ha dado rendimientos.- los Bauer no daban crédito a lo que escuchaban.

-¿Qué clase de persona se sienta en la mesa de quién le da de comer? ¿Cómo se hacían pasar nuestros amigos, cuando nos apuñalaban por la espalda? ¿Qué fue lo que les hicimos para que ustedes nos pagarán así? Somos amigos desde el instituto- intervino Constanza.

-Lo que me causa más asco es que ni siquiera tratan de negarlo.- dijo seca y dolorosamente Mario Salvatierra, quién muy en el fondo esperaba que los Bauer tuvieran una explicación.

-¡Yo merecía ser tu socio! ¡Conociste a muchas personas por mí, por mi posición!-

-¡Por favor! ¿Qué posición? Intervino Constanza. –Eras solo un apellido de tradición, yo fui el puente de comercialización, fue la posición de mis padres lo que nos abrieron puertas a las que tú ni siquiera tenías acceso, fue nuestro trabajo lo que nos llevó a crecer. No tú, que has vivido de una amistad que te fue más beneficiosa a ti, que a nosotros. Nadie sabe quién es un Bauer, ustedes siempre fueron nuestra sombra y si hoy en día tienen un lugar en la sociedad, es porque del dinero que nos han robado han podido mantener esa posición. De no ser por nosotros hace mucho que ustedes estuvieran quebrados, no tienen ningún talento. Creeme que estoy dispuesta a llegar a las utimas conscuencias pero ustedes de una o de ontra forma van a pagar esto. Mi familia puede irse a la quiebra, pero saldrá adelante, volveremos a crear un emporio, ya lo hicimos una vez y podemos hacerlo de nuevo, porque sabemos trabajar, algo que ustedes no conocen.- Constanza que siempre manejo el perfil más bajo en los negocios, le estaba dando una gran lección a su esposo e hija.

-¡Carlos, vámonos! No tenemos por qué seguir aguantando esto y menos vinviendo de unos sin clase cómo ellos.- respondió la Sra. Bauer, y viniendolos por primera vez con el celo y la envidia que les tenía.

-No tan pronto. Sres. Bauer.- intervino Fernanda, mientras que los encbuiertos ya se encontraban apostados a la puertas. - Pueden por las buenas hacer la transferencias de las cuentas, acciones y propiedades que han sido creadas y compradas con nuestro dinero. Es esto, o saldrán ambos escoltados por la policía, directo a la estación de policías y me encargaré de que cada revista y periódico se encargue de que sus caras se vean perfectamente, filtraré toda la informacion necesaria para que ustedes esten expuestos y que a donode vayan, sepàn qué clase de escoria son. Haré esto tan grande que no importa que tanto tengamos que perder, mientras ustedes paguen. Está es la lista de todo lo que debe ser transferido como tiempo limite de un año, de esten seguros será menos.- y Fernanda les entregó la lista a ambos. Bauer comenzó a reír.

-Si hicieron bien su trabajo, sabrián que mucho de lo que piden aquí, está a nombre de mi hijo. Y lo siento, pero Mauricio no se puede enterar, podemos negociar otras cuentas y propiedades.- dijo Bauer descolocado aflojando el nudo de su corbata.

-No se preocupe, nosotros cubrimos todos los frentes.- respondió Fernanda, e hizo una seña al policía que custodiaba la puerta. Y tras unos palabras por el radio. Mauricio Bauer se hizo presente en la sala. Carlos Bauer quería desaparecer.

-Hijo, no creas lo que te están diciendo. Yo soy tu padre y tienes que creerme a mí.-

-¿Creerte qué papá?.-

-Mauricio, no seas idiota. Espera a hablar conmigo tranquilamente.-

-No soy idiota, simplemente no quiero ser cómplice de nada de esto. Solo sé que los Salvatierra no gastarían tanto en algo que fuera mentira. Es una pena que los conozca mejor a ellos, que a ustedes papá.-

-Hijo, por favor escucha a tu padre y haz lo que él te diga.- le pidió su madre.

-¿Hijo? ¿Ahora sí soy su hijo? ¿Dónde estuvieron todo este tiempo? Has at dónde recuerdo papá dijo que no me quería ver más por no insistir con Fernanda, ¿Te acuerdas lo que me dijiste cuándo ya no quise ir detrás de ella? Me gritaste que yo no era tu hijo, me retiraron el habla y me quitaste todo. Y lo que sea que este a mi nombre, lo voy a devolver, no quiero nada que haya sido mal habido, robado. Yo no quiero tener mi conciencia limpia y tú mamá ¿cómo lo permitiste? ¿por qué tú también me diste la espalda?”.- reclamó Mauricio con una irá contenida a las personas que le habían dado la vida.

Fernanda se sintió mal, el daño colateral de todo esto fue Mauricio. Poco a poco se desmarcaba de su familia y al enterarse de lo que sus padres habían hecho, no pensó es que los Salvatierra mentían, sabía bajo la crianza que en su casa había que su padre, era capaz de eso y más por mantener el estilo de vida que tenian y por que siempre “un Bauer debia tener uno más que todos”. Así que ayudó a Rebeca a cuadrar toda la información, en una acto en el que cada número le rompía el corazón, ahora muchas cosas en su vida tenían una explicación.

Fue una tarde demasiado larga, había mucha logistica dentro de todas las operaciones que se tenían que realizar en lo futuro arreglarían la entrega de varios títulos de propiedad y acciones. Así pues en lo futuro estarían siendo vigilados, hasta que todo estuviera concluido, a Los Bauer se les dejó saber que cada pasó estaría siendo minusciosamente vigilado, por aquello de que tuvieran la brillante idea de desaparecerse o mover el dinero.

Mauricio había cambiado mucho en todo este tiempo, Fernanda en varias veces pensó que si él hubiera sido ese hombre tiempo atrás, no hubiera dudado en casarse con él y quién sabe quiza hubiera logrado la manera  de ser feliz a su lado.

Al llegar a la finca Alexandra los esperaba para cenar pero Fernanda se encontraba de mal humor se excusó y se encerró en el gimnasio. Se sentía molesta por lo ocurrido en la tarde, en especial, se sentía mal por no cuidar de Mauricio y haberlo enfrentado a sus padres. Ella creía que le hacía un favor, pero finalmente eran sus padres y era algo que nadie iba a poder sustituir en su vida.

Después de dos intensas horas, se encontraba más tranquila. Subió a su habitación y se dio un baño y dado que llego de pésimo humor, dudo en si ir a ver a Alex o no. No era que hubiera sido grosera con ella, es que en todo el día no habían cruzado mensajes y dado que llegó de humor pésimo, fue un poco borde con ella. Alexandra no estaba enojada, entendía la presión que había constantemente sobre Fernanda y sabía que ella no podía generarle más y que debía darle su espacio.

Fernanda abrió muy sigilosa la puerta de su habi no la vio, pero supo que estaba en el baño, aprovechó para esconderse y sorprenderla, cuando saliera.

-¡No hagas eso! ¡Qué susto me has dado Fernanda!-

-Perdóname, no fue mi intención, bueno sí.- abrazándola por la espalda, mientras intentaba no reírse de la reacción de Alex.

-Parece que alguien está de mejor humor.- viendo a Fernanda a través del espejo.

-Sí, la verdad no tenía ganas de hablar, mi cabeza tenía mucho que procesar aún.- le dijo Fernanda, mientras besaba su cuello.

-Ahh, me da gusto.- Intentando no gemir y tratando de resistirse a los besos de Fernanda. – ¿Quieres platicarme?-

-Ajá, pero no ahora-.

Y así giró a Alex para que quedará frente a ella y poder besarla. La empujó hasta sentarla en el tocador para que la envolviera con sus piernas. Le quito la blusa y se fue a sus pezones, para lamerlos y sentir como se endurecían en sus labios. Alex, la inmovilizaba con sus piernas para que rozara con su pubis. Fernanda se quitó su blusa y cargo hasta la cama a Alex, donde más cómodas empezaron su vaivén de caderas.

Fernanda tenía una reudeza en su acariciar, que excitaba a Alex. Le alternaba caricias con besos y mordiscos, que le dejaban claro que solo ella podía lograr esas sensaciones. El cuerpo de Fernanda se habia trasnformado y es que ahora estaban más definidos sus musculos y tenia un abdomen envidable, como resultado de las intensas sesiones a las que se sometia con un instructor privado 5 días de la semana, y bajo este preámbulo su resistencia física había crecido, lo que beneficiaba estos encuentros donde Fernando como dueña y señora de la situación bajaba hasta su vagina para introducir su lengua sin rodeos, y luego con su punta tovaba su critoris y lo “maltrababa” lo suficiente pero sin que llegar a correrse y despues subia con besos y lenguetazos hasta su cuello, con esa mis ma deciscion la dejaba boca abao para colocarla en cuatro y así ese trasero que tanto volvia loca a Fernanda terminaba en su pubis, ayudandose de tenía dos dedos en el interior de Alex y así comenzaron una andanza de gemidos que intentaban controlar para no ser descubiertas, que era poco probable ya que la recámaras principales estaban del otro lado.

La mano de Fernanda se encontraba completamente mojada, Alex tuvo que aferrarse a su almohada y morderla fuertemente para ahogar su orgasmo. Aún Alex estaba terminando de procesarlo cuando la lengua de Fernanda, nuevamente entraba en ella, una, dos, tres veces muy adentro. Fernanda no tenía la intención de dejarla hasta que se corriera en su boca, la tenía bien sujeta por las piernas para que cuando Alex se arquera su lengua pudiera penetrarla más adentro. Sentir la lengua de Fernanda tan dentro, mataba de placer a Alex que no habia nada que Fernanda le hiciera que no le gustara, si Fernanda decidía solo soplar en su esplada, ella estaba segura que en el momento exacto se correría.

Mientras tanto parte del placer que en ese momento sentía Fernanda necesitaba un canal de salida y ya no podia esperar más y aún cuando Alex seguía gimiendo Fernanda se coló entre su piernas y al primer contacto de pubis su cuerpo tembló y sintió inminente el correrse.

Ambas gemian, sudaban y se retragaban furiosamente, no podían contenerse y poco les importaba si llegaban a ser escuchadas. Fernada, estaba por llegar a su climax, pero necesitaba saber que Alex también llegaría. Y sin darle tregua acelero (más) el ritmo y asi entre gemidos, aroñazos  y mordidas Fernanda no pudo aguantar más y se corrió, Alex lo hizo un par de segundos después.

-Necesito hacer más ejercicio.- le dijo Alex sin dejar de acariciar la espalda de Fernanda.

-No lo necesitas Alex, estás perfecta.- le dijo Fernanda, sin mover la cabeza de sus pecho.

-No es una cuestion de mi cuerpo, sino que requiero tener más resisitencia física. Nuestras sesiones de amor, cada vez son más intensas y ojo, no me estoy quejando me encanta, pero eso que mi hiciste hoy, ponerme en cuatro y hacer que me vieniera de esa manera, quiero hacertelo a ti, quiero ese trasero rozandome tal cual lo hiciste.-

-¿De verdas te gusto?- le pregunto una tímida Fernanda

-Siempre me encanta hacer el amor contigo, pero debo decir, que no se si es la distancia o el cambio que ha tenido tu cuerpo, pero logras que tenga cada vez más y mejores orgasmos.- Acercandose a darle un beso.

-Tú me puedes hacer lo que quieras, y al decirle eso, volvio a rozarse sobre ella. Eso quiere decir que soy buena dondote placer.- y besitos cortos en su cuello.

-Tú eres buena haciendo todo. Y sí, me encanta lo rico que me coges. Por favor, sigue movimiendote, no pares.- colocando sus manos en su trasero.

-¿Quieres más amor? ¿Así está bien? Puedo sentir tu clitoris crecer.-

-Sí, quiero más. Quiero que sientas mi clitoris, ahh, sí, me gusta como te mueves amor, no pares.-

-Hazmelo Alex.-

-Cabalgame, abre tus piernas para mi.-

Fernanda le hizo caso y abrio su piernas para rodear las caderas de Alex.

-¡Ahh!- fue lo primero que escuchó Alex cuando Fernanda se dejo caer sobre ella. Alex, la tomaba por las caderas y le marcaba el ritmo a seguir.

Alex alzaba sus caderas para darle más profundidad a Fernanda, que a cada movimiento sentia el clitoris más inflamado y la penetraba delicioso. Se dejó ir, solo podia ser consiente del placer que estaba viviendo y no le importaba nada más que la person aque se lo proporcionaba.

Dolía, lo sentía venir, habia venido bajando todo su torso y se habia instalado en su vientre, sentia un calor que la invadia y crecia rapidamente en ella. Buscaba una salida que un no encontraba, pero que cuando menos lo  esperaba explotó y todo en su interior se desbordó.

Más tranquilas, bajo la tenue luz de aquella habitación de visitas, ambas se mirban, pensando en la suerte que tenían de poseeer el amor y los afectos de la mujer que tenían enfrente, no necesitaban decirlo, ambas se sabian enamoradas y plenamente correspondidas.

-¿Qué tanto piensas mi amor?- dijo alex rompiendo ese silencio.

-No pienso en nada, solo te miro, me encanta mirarte. Me encanta todo de ti.

-Te amo Fernanda.-

-Y yo te amo a ti Alex.- Disculpame si cuando llegué fui grosera, no tenía el humor necesario para ser cortes y sé que n es tu culpa, pero fue un día pesado y necesitaba un espacio para liberar la tensión que tenía.-

-Lo ser Fernanda, yo no te estoy recriminando nada. Si necesitas espacio tmalo, pero prometeme una cosa.-

-Lo que sea, tú dime.-

-Prometeme que después de ese espacio, vendrás a mi.-

-Prometido. ¿Te puedo decir algo?.-

-Sabes que sí mi amor, quiero escuchar todo lo que tengas para decir.-

- A veces no quisera hacer lo que me corresponde. ¿Sabes? Deseaba que los Bauer pagaran como fuera, y la verdad es que nunca pensé en Mauricio. La situacion de hoy fue demasiado dolorosa y creo que debí cuidarlo más. Al final son sus padres, siento que como amiga le estoy fallando.-

-Me permites darte mi opinión.-

-Claro, por so te estoy contando, quiero tu consejo.-

-Deberías acercarte más a él. Dejale claro que en cualqueir caso, tú siempre lo vas a apoyar como él lo está haciendo. No presiones si no está listo para hablar, solo dejale muy muy claro que cuando lo esté ahí vas a estar.-

-Sí amor, lo haré. Gracias.-

En algunmomento se quedaron dormidas, y durante dos dias siguientes, Fernanda a hurtadillas siempre entraba a la habitación de Alex, a veces hacian el amor y otras simplemente se abrazaban a dormir.

Tenían días con mucho trabajo, algunos días spasaban más tiempo cuando Fernanda pasaba tiempo en la finca, pero otros se encontraban hasta la tarde noche que ella regresaba de la ciudad.

Una vez más partieron a destinos distintos, pero esta vez sería por poco; se encontrarían en unos días en los Ángeles.

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-¿Y en calidad de qué iré? Es decir, técnicamente soy tu jefa y no sé si se vea raro que yo esté ahí.-

-Bueno tú eliges en calidad de qué quieres que te presente, como mi amiga o mi jefa.-

-¿Tus papás saben que eres… bueno, que te gustan las mujeres?-

-Las cosas como son Fernanda, y sí, saben que soy lesbiana. No les sorprendió yo creo que lo intuían y realmente no entiendo por qué… en fin… ¿Cómo quieres que te presente, como mi jefa, mi amiga o mi amor?- y ante esas palabras a Fernanda se le subieron los colores a la cabeza.

-Pues claramente soy tu amor, así que eso sería el correcto, pero está bien lo que se te haga más fácil.-

- Amor.- Alex se acercó a ella y con sus brazos el rodeo por su cuello para que Fernanda la mirara a la cara. -No se trata de lo que se me haga más fácil. ¿Qué es lo que te preocupa?-

-Nada ¿Por qué crees que me preocupa algo?- y Fernanda quiso besarla, pero Alex le movió la cabeza y es que sabía que eso lo hacía por hacerla olvidar la pregunta.

-Porque aunque no lo creas, te conozco y sé que algo te está dando vueltas en esa cabeza terca que tienes.-

-¿Ah sí? Dime según tú qué es lo que me preocupa.-

-Pues varias cosas, uno: que al aceptar venir no pensaste en que tu mamá y mi mamá se conocen y que si te presento como mi amor tu familia se entere que tienes algo conmigo. Dos: que yo conozco a tus padres como empleada y que tú los conozcas como mi amor no te parece algo justo. Tres: las revistas, no quieres que nos capten juntas.-

-Lo único que me preocupa es que si nos captan, estén sobre ti constantemente, no tienes por qué pasar eso Alex.-

-Bueno que eso no te preocupe, generalmente yo me la vivo encerrada en la Finca, lo sabes.-

-Las cosas claras Alex. Me da lo mismo si me captan contigo o no. No ventilo mi vida y eso no va a impedir que te tome de la mano o te bese donde me plazca. Mis padres no saben lo nuestro y no quiero que se vuelvan a enterar por una revista. Solo es eso mi amor.-

-Ok. Le pediré a mi mamá que no le comenté a mi suegra.- dijo esa última palabra Alex, arrepintiéndose antes de haberla terminado y cerró los ojos instintivamente. Sentía  que estaba cruzando un límite al que Fernanda no le había dado paso. -Estamos juntas y eso es lo que importa, no tienes por qué explicar o ponerle un título a esto que tenemos.- dándole un beso apenas tocando los labios de su amada.

-Eso es lo único que me preocupa. Dar por sentado las cosas no estaba bien. No sé si me explico, sé que me quieres y…

-No Fernanda, estás equivocada. Yo no te quiero.-

Y hubo un silencio que dejó petrificada a Fernanda, no sabía qué hacer o cómo reaccionar, solo miraba a Alex sintiendo algo desagradable en la boca del estómago.

-Te amo y te amo muchísimo, tanto que no hay palabras, ni actos que se acerquen a lo que yo siento por ti.-

-No me vuelvas a decir eso ni  en broma, por favor. No es gracioso.- Dijo una consternada Fernanda, pues en ella no cabía que Alex no la quisiera o correspondiera y le dolió tan solo pensarlo. Alex rio complacida y le dio un beso más profundo.

-Bueno como te decía.- dijo Fernanda acercando más a Alex hacia ella por la cintura. -Te amo y me amas, y no es que necesite ponerle un título a lo nuestro. No hacerlo me hace sentir que no te doy el lugar que mereces, no aclarar qué es lo que tenemos me hace sentir qué crees que no me comprometo. Tú y yo somos pareja y no sé si estás de acuerdo con eso o no, o tal vez eres tú quien quiere llevarlo más tranquilo.-

-¿Llevarlo más tranquilo amor? Te traje con mi familia, eso al menos para mí es tomarte muy en serio. Y sí arquitecta, usted y yo somos pareja, pero creo que no te explicaste bien, espero no equivocarme, pero sí capté y entendí su mensaje entre líneas.-

-¿Ah sí? Y dígame ingeniera ¿cuál es el mensaje entre líneas?-

Alex estaba nerviosa, porque ¿Y sí no era lo que pensaba? ¿Y si a partir de ese momento las cosas cambiaban y no precisamente para bien? ¿Y sí cualquier cosa y nada tenía sentido? Cerró los ojos y dijo lo siguiente:

-Bueno lo que intentas decirme es que quieres que seamos novias, pero no sabes cómo pedírmelo.- Fernanda comenzó a reírse y la agarró a besos.

-Créeme mi amor que no era como tal la intención, pero sí me has ayudado bastante. Nunca he formulado esa pregunta y quería un momento perfecto, algo que nunca olvidaras, que hubiera una buena historia de cómo te pedí que fueras mi novia.-

-Pues ya la tenemos, yo contaré lo nerviosa que estabas y del mensaje subliminal que tuve que descifrar para responderte que sí, que sí quiero ser tu novia.-

-No estoy nerviosa.- dándole un beso.

-Claro que estás nerviosa.- devolviéndole el beso. -O qué ¿Ya no te pongo nerviosa?- unos besos más y Fernanda los recibía embobada.

-Tú me puedes poner como te dé la gana…- y los besos seguían -Entonces ¿somos novias?-

-Sí, somos novias- le respondió con una enorme sonrisa que no ocultaba su felicidad.

-¿Te gusta la habitación, el Hotel está bien?-

-Todo perfecto ingeniera, pero pensé que me hospedaría en tu casa.-

-Sí, bueno arquitecta, mi casa no es muy grande algunos amigos se quedarán en casa, hay mucho movimiento. No quería que para nada te sintieras incómoda, por eso me vine contigo a este hotel, de ninguna manera te iba a dejar sola.-

-Bueno, tenemos más de 6 horas hasta la cena. Vamos al spa quisiera un masaje y un baño de vapor, ¿qué te parece?

Se encaminaron al spa tomadas de la mano, enrollándose en toallas blancas y acompañadas de un gin tonic entraron al vapor.

-¿Algo que deba saber de tu familia?- preguntó Fernanda intrigada por no saber mucho de este aspecto referente a Alex.

-No mucho, al igual que tú soy hija única. Por parte de mi mamá tengo a mis primos cercanos Nathan y Leah hijos de mi tío Daniel el hermano mayor de mamá.-

-¿Y ellos a qué se dedican? ¿Te llevas bien con ellos?-

-Con ellos me llevo bien, son un par de años más chicos que yo. Nathan es abogado al igual que tío Daniel y Leah es médico y trabaja en el mismo hospital que mamá. Tío Daniel está casado con tía Grace que se dedica básicamente a respirar.- Ambas rieron. -Ellos también radican en NY.-

-Tal vez me he cruzado con tus tíos y yo ni en cuenta. ¿Por parte de tu padre hay más familia?-

-Sí, pero no son lazos tan estrechos y es que no seguimos la misma línea.-

-¿Cuál línea?- preguntó Fernanda extrañada.

-Mi padre es judío y cuando se casó con mi mamá solo lo hicieron legalmente ya que ella no tenía, ni tiene el mínimo interés es hacer la conversión y a mi papá tampoco es algo que le interesara.-

-¿Eres judía Alex?- dijo una Fernanda asombrada por darse cuenta de lo poco que sabía hasta el momento de Alex.

-Mitad católica, mitad judía. Se lo suficiente de ambas religiones, seguimos ciertas tradiciones  de ambas, para mis padres la religión es algo secundario. No me criaron bajo ninguna fe y eso fue lo que lo que a los Cohen les causó conflicto. A diferencia de mi familia paterna que han estudiado en colegios judíos a mí me enviaron a internados completamente laicos. Fue exclusivamente mi decisión el hecho de qué tanto quería meterme en asuntos religiosos y la verdad a mí también me da lo mismo, respeto, pero prefiero mantenerme al margen y tomar lo mejor de cada una. ¿Tú eres católica, no?-

-Así es, no es que mi familia sea súper religiosa, no asistimos a misa, solo a las que hacemos entre las plantaciones, vendimias y aniversarios luctuosos.-

-Bueno, si tenemos hijos tendrán de dónde elegir.- Alex cerró los ojos y deseo que la tierra la tragara pues esos eran temas delicados, para relaciones más formales y con más tiempo, el vapor no era su mejor amigo pues acentuaba más su rubor. Más que asombrada o asustada, Fernanda la miraba divertida.

-Alex, mírame.- pero Alex no abrió los ojos. -Alex, es la tercera en el día que cierras los ojos cuando dices algo como temiendo que me enfade. Alex, mírame.- pero ella se negaba a mirarla, a abrir los ojos. -Alex, entiendo que como jefa soy un pain in the ass y cómo tal, me he enfadado contigo. Pero como tu amor no tienes que temer eso. Mi amor, por favor mírame ¿Sí?- Y ahí estaba una Alex con una mirada a la que se le podía perdonar todo, pero de eso no se trataba, pues sencillamente no había nada que perdonar. -Mi amor, no tienes por qué temer o cuidar lo que me dices. Me preocupa que creas que algo de eso me molesta, no es así. Alex, definitivamente somos una pareja poco peculiar, hasta hace un momento supe que eras mitad judía y que quieres tener hijos. En nuestra relación ha habido más sexo que pláticas de este tipo y es mi culpa por llenarme de tantas cosas y no dedicarte el tiempo que mereces.- Alex intentó hablar pero Fernanda lo impidió. -Antes que tener un hijo contigo, deseo hacerte mi esposa y antes de casarnos, tenemos que pasar tiempo juntas, pero antes que eso, verás que una vida a mi lado no es fácil.-

-Nada de eso me importa. Definitivamente no han sido fáciles estos meses, nos vemos poco y también parte de eso es mi culpa, porque siempre espero que seas tú la que puede, cuando hay fines que yo sin problema podría viajar; no quiero Fernanda, ser una carga para ti, no quiero que por mi te partas en más pedazos de lo que ya lo haces. A mí no me importaría viajar horas por verte unos minutos y tampoco descuidaré mi trabajo.-

-Justo es eso Alex lo te puede hartar. Después de NY, me instalaré en la ciudad, es cuándo empezará lo más fuerte de la expansión y estaré viajando constantemente entre negocios y mis propias ambiciones; te voy a necesitar más que nunca en lo que te corresponde de las fincas, verás que habrá poco tiempo y mucho trabajo.-

-Fernanda yo no te voy a dejar sola en nada y discúlpame, probablemente suene trillado, pero nunca me había sentido con las ansias de ser de alguien como me pasa contigo, yo no creo que haya otra mujer en mi vida, si tú algún día me dejaras.-

-Nadie te va a dejar amor, a mí me pasa exactamente lo mismo contigo y sabes ¿por qué?- Fernanda tomó entre sus manos la cara Alex, para que la mirara directamente a los ojos. -Porque estamos destinadas a estar juntas, tenemos ansias porque si lo piensas hace años pudimos encontrarnos y unir caminos, pero no era momento, quizá la Fernanda de entonces, jamás se habría atrevido a luchar por ti. Yo estoy segura que un día nos casaremos, definitivamente estos no son momentos y no por falta de amor, es que no quiero darte cosas a medias. Qué tal que al vivir conmigo a este ritmo, ya no quieres que tengamos hijos…

-Nunca había querido hijos, no hasta que me llevaste por primera vez a caballo a ver toda tu finca, algo sentí y sé que si no tengo hijos contigo, definitivamente no los tendré con nadie.-

-Honestamente amor, yo tampoco los quería. Al casarme con Mauricio, no lo cuestionaba porque prácticamente era mi obligación tenerlos. Ahora ya no lo siento así, yo me veía sola con mis hijos, tres o tal vez cuatro.-

-Yo no quiero tener hijos para dejarlos en un internado.-

-¿Te fue mal en los internados?-

-No, la verdad eran buenos lugares. Solo me hubiera gustado tener más tiempo con mis papás, los veía uno que otro fin de semana y en fiestas. En vacaciones me mandaban con mis abuelos, turnándome con ellos. ¿Cómo crece un Salvatierra?-

-Bueno, yo iba a internados por temporadas cortas porque tenía tutores. La verdad es que pasé mucho tiempo con mis abuelos y mis padres, sí, aprendiendo cosas, lo acepto. Tal vez, más niños y hubiera sido más divertido. Definitivamente con mis hijos, seguiré esa línea, por eso quiero que se acompañen y compartan el tedio.-

-Veo que eso no es negociable. Intenta no ser tan dura, no seas un pain in the ass con ellos. Pero estamos divagando mucho.-

-Tus padres ¿están separados?-

-Separados, pero no divorciados. Yo creo que en algún momento volverán, aunque por el momento llevan sus vidas por separado, pero siempre están presentes. Son personas prácticas, ambos. Ellos querían seguir avanzando en sus carreras y tal vez yo en casa les impediría eso y optaron por los internados. Creo que es lo mismo con su matrimonio.-

-Mis papás viajaban mucho, a veces juntos y a veces separados. No los imagino viviendo así.-

-Bueno suficiente de mi ¿Cómo festejarás tu cumpleaños? ¿Está a la vuelta de la esquina?-

-¿Cómo sabes que ya será mi cumpleaños?-

-Yo lo sé todo. Anda cuéntame ¿qué planes tienes?- terminando su copa de gin. Pidiendo otra ronda.

-Ese fin lo pasaré en NY, seguramente iré por unos tragos con mis compañeros y será todo. Volaré hasta el siguiente fin a Francia que mis papás regresen de China, me gustaría que nos encontráramos allá y aprovechando el festejo, pues les demos las nuevas noticias.-

-Ahí estaré.-

-¿Cuándo es tu cumpleaños Alex?-

-En marzo, 18.

-¿Y cuántos años cumples?- dándose cuenta de ni ese detalle sabía de Alex.

-Cumplí 29 y tú cumplirás 26. Te llevo 3 años Fernanda.-

-Vaya, tú en efecto lo sabes todo.-

-Si me acusan de stalker, me declaro culpable.- ambas rieron.

Así siguieron platicando de mil y un cosas, detalles, anécdotas, cosas que desconocían una de la otra hasta que decidieron que 5 gin tonic de pepino eran suficientes. Subieron a la habitación y tomaron un baño rápido y una siesta antes de comenzar a arreglarse, Fernanda como siempre antes de tomar la siesta, tuvo a bien a hacer llamadas y responder correos.

Llegó el momento de arreglarse y Alex, optó por un traje beige con una blusa azul ultra, su maquillaje era neutro solo resaltando sus ojos con un ahumado y para esta ocasión planchó por completo sus ondas. Fernanda optó por un pantalón negro al igual que su blusa, el negro la hacía sentir segura, sus atributos se lucían perfectamente que hasta pasó por la cabeza de Alex, no ir al festejo de su madre. Aplicó sombra a su delineado habitual dándole una mirada más dramática que combinaban perfecto con esos labios rojos a juego con sus tacones y dándole un toque con su blazer blanco. Fernanda manejaba un alaciado permanente y es que su cabello prácticamente era lacio, solo no le gustaba que el frizz hiciera de las suyas por lo que lo aplacaba con esos tratamientos, pero ¡ah mujeres! Fernanda lo trenzó y pasó la plancha para marcar unas ondas, que sí llegaban a media noche sería un milagro por el lacio que manejaba. Ambas lucían sumamente guapas y atractivas.

Aunque Alex le había pedido no comprar ningún regalo para su madre, Fernanda no le hizo caso y buscando información de la doctora Carolina Cohen vio que compartía un poco el estilo con Constanza y tomando esto como referencia, compró un bolso Louis Vuitton que sabría que le encantaría a su madre, por ende en su mente, también le gustaría a la madre de Alex.

Cuando al fin llegaron Fernanda se veía tranquila y a simple vista lo parecía, no contaba con lo mucho que Alex la observaba y lo que la delataba era su típico gesto al apretar la mandíbula.

La casa estaba rodeada por un amplio follaje que no dejaba ver más allá hasta atravesar la reja, donde se observaba una inmaculada casa blanca de dos niveles muy clásica.

Al bajar Fernanda tenía el corazón de fuera, Alex la tomó de la mano y acercándola a ella le susurró:

-Aún estamos a tiempo de irnos, no tienes que hacerlo mi amor si no estás lista.-

-Estoy lista Alex.-

-En el momento en que quieras retirarte o no te sientas cómoda me dices ¿lo prometes?-

-Prometido.-

De la mano se encaminaron hasta la entrada. Por dentro la casa seguía manteniendo esa pulcritud en blanco de sus muros y  techos, las molduras y lámparas. “Elegante, pero fría” pensó Fernanda. La casa era demasiado amplia y sin problemas podían haberse hospedado ahí, sino lo hicieron seguramente es porque Alex tenía sus motivos.

-Me gusta la decoración.- dijo Fernanda rompiendo el silencio, que no era incómodo, pero se sentía observada y obligada a decir algo.

-Mi madre le dijo a la diseñadora de interiores lo que quería y no se metió más, dijo que tenía mucho trabajo en el hospital, como para perder su tiempo encogiendo mesas, colores y telas.-

-No es una pérdida de tiempo.- respondió Fernanda tratando de ocultar esa indignación que el comentario le había provocado.

-Está casa era un poco más cálida, cuando era niña. Crecí en internados, así que volver a casa se convertía en un sueño y todo parecía mejor.-

Atravesaron lo que parecía ser la estancia y la sala principal hasta llegar a un salón, donde ya se podía escuchar la diversidad de voces.

-¿Estás lista?- le preguntó Alex.

-Estoy lista.- respondióFernanda dándole un beso corto, pero profundo.

Entraron tomadas de la mano al salón donde se encontraban los invitados, era un espacio sumamente amplio y con una vista al jardín espectacular, la luz levantaba majestuosamente en ese lugar y por unos minutos fueron el centro de atención.

-Buenas tardes a todos, mucho tiempo sin verlos.- dijo Alexandra en tono alto, pero ameno.

-Buenas tardes.- le siguió Fernanda, más seria. Como siempre con nuevas caras.

Un hombre alto se acercó a ellas y Fernanda al verlo supo que sin duda era el Dr. Cohen, tenía el caminar y los ojos de Alex.

-Alexandra, al fin llegas. Estaba por marcarte.- Se saludaron con un beso en ambas mejillas y un rápido abrazo. Fernanda observó la escena y pensó en dos cosas: 1) No eran expresivos o 2) Su relación no era precisamente buena.

-Todo bien Dr. Cohen. Papá permíteme presentarte a mi novia, Fernanda Salvatierra. Fernanda él es mi papá, Ian Cohen.- Ambos estrecharon la mano.

-Mucho gusto Fernanda, bienvenida.- respondió su ahora suegro, con una sonrisa tranquila.

-El gusto es mío Dr. Cohen.- respondió una Fernanda con seguridad renovada.

-Solo dime Ian, tengo entendido que llegaste hoy. ¿Qué tal estuvo tu viaje?

-Es correcto, llegué hoy. Y todo tranquilo, sin contratiempos.-

-Me da gusto, no se queden aquí pasen por favor. ¿Qué les ofrezco de beber?-

-Espero que no me digas que vino tinto, ya que lo estoy reservando para la comida.- Dijo una voz detrás de ella en el mismo tono que Alex había utilizado hacía un momento. Se trataba de Carolina Cohen, madre de Alexandra.

-Estaré bien con un Martini, Dra. Cohen.- extendiéndole la mano.

-Solo Carolina, mucho gusto Fernanda bienvenida.- tomándola por los hombros para saludarla con un par de besos en las mejillas. Lo que sorprendió a Fernanda, pues ella creyó que sería un recibimiento más parecido al suegro Cohen.

-No al contrario, gracias a usted por recibirme en su casa, es preciosa.-

-Físicamente eres idéntica a tu madre Fernanda, pero sin duda tu hablar y tus gestos son de tu padre, me los recuerdas mucho. ¿Ellos están bien?- Fernanda sonrío ante ese comentario.

-Mi madre comentó lo mismo cuando conoció a Alexandra. Están en Francia, trabajando mucho.-

-Alexandra, cariño. Me dicen que no se quedarán en casa. ¿Todo bien?-

-Todo bien mamá. Feliz cumpleaños.- Y ambas se abrazaron, rápidamente. Parece que el contacto físico y muestras de cariño no son algo común entre los Cohen.

-Feliz cumpleaños Carolina, espero le guste.- extendiéndole una bolsa.

-Muchas gracias, en verdad no te hubieras molestado.-

-No es ninguna molestia, si algo se debe cambiar solo hágamelo saber y yo me encargo.-

-Estoy segura que es perfecta, sé que tienes buen gusto y por favor tutéame.-

-Mamá, olvídalo. La Arq. Salvatierra es así de formal, dale tiempo y por favor no la molestes.- intervino Alex, poniéndole fin a una situación que no era incómoda, pero que claramente se puso tensa ante ese comentario. Afortunadamente el Dr. Cohen llegó con un mesero y las bebidas para las recién llegadas, al cual Fernanda dio un gran trago para aguantar el momento.

Entraron de lleno y se fueron a saludar a los primos de Alex con los cuales Fernanda pudo tener química y la conversación se dio. Alex iba y venía entre los invitados, que en su mayoría eran médicos. Fernanda manejó un perfil bajo, interactuaba poco con las personas que se acercaban a Alex, Nathan o Leah y es que se podía notar que era un grupo cerrado ya que la mayoría se conocían bastante bien y desde hacía algún tiempo. Por fin llegó el momento de pasar a la mesa, Alex y Fernanda pensaron que sería lo más fácil al sentarse juntas, pero no contaban que la Dra. Cohen mandaría a Alex con su papá y dejando a Fernanda con su ahora suegra.

Esto no era nuevo para Fernanda, durante toda su vida había asistido a eventos de este tipo, simplemente estaba nerviosa por interactuar con sus suegros y anexas, lo que la hacía sentir incómoda y al estar incómoda, era más seria que de costumbre.

Estaban terminando la entrada cuando Carolina Cohen dio unas palabras:

-Amigos, espero disfruten el menú que tengo preparado para ustedes, es muy especial ya que sufrió algunas modificaciones de último momento y es que Fernanda, me hizo el regalo de enviar el un par de cajas de Cabernet Sauvignon año 63, el de mi nacimiento, por favor, no me digan en voz alta el número.- todos rieron con ese comentario. -Tuve la oportunidad de disfrutarlo antes de esta cena y quitando que quién me lo regaló, está a mi lado en la mesa, es mi nuera y es experta en vinos, este tinto es exquisito, pero no seré yo quien los convenza, afortunadamente lo pueden comprobar ustedes.  Salud.- Y alzó su copa.

-Fernanda, ¿Eres agrónoma al igual que Alexandra?- le preguntó Tía Grace.

-No exactamente, soy viticultora por tradición, pero estudié arquitectura.- Respondió Fernanda, dando otro sorbo a su copa.

-Tengo entendido que ahora estás haciendo tu máster en interiores en conjunto con un grado en administración y finanzas, o al menos eso nos comentó Alexandra. Eso y también eres viticultora, mucho para una sola persona en poco tiempo.- comentó un poco irónico Ian Cohen, mirando fijamente a Fernanda. Este comentario se ganó la mirada furiosa de su hija. Fernanda inhaló, apretó la mandíbula y exhaló tranquilamente.

-Eso y que la exportadora está creciendo. No sé si sepa, pero mis padres adquirieron algunas hectáreas en Francia, próximamente tendremos cosecha ahí gracias al trabajo de Alexandra, nuestra Directora General de Producción de las fincas Salvatierra.Por ese motivo nuestra exportadora ha tenido una reestructuración importante “Salvatierra Enterprises” tiene más carga de trabajo, más clientes, nuevos bienes y servicios a ofrecer y sí, es mucho trabajo para una sola persona, por eso mi equipo solo integra a los mejores, es por eso que mis vinos y mis empresas son las mejores.- respondió una tranquila, pero altiva Fernanda; sosteniéndole la mirada.

-Hay que aclarar que esas las llamas “tus empresas” son propiedad de tus padres, nada es tuyo jovencita, no te ha costado nada.-

-Papá, por favor. ¿Qué te pasa?- intervino Alexandra queriendo ser tragada por la tierra en ese momento.

-Se equivoca Dr. Cohen, me ha costado y si digo “mis empresas” es porque lo son. Es una mayor responsabilidad cuidar y hacer crecer el legado que te da tu familia.- respondió Fernanda, seria, sintiendo en su interior un fuerte calor que comenzaba a subir.

-No negarás que tenerlo todo en charola de oro, te lo puso más fácil.-

-Usted mejor que nadie lo sabe, siendo un Cohen tuvo una serie de oportunidades que no son accesibles para todos.-

-Trabajé duro, el apellido no tuvo nada que ver.-

-Me da gusto que lo diga y lo reconozca Dr. Cohen, porque lo mismo pasa conmigo, me esfuerzo a diario por hacerme mi lugar. El hecho de tener un buen apellido y todo en charola de oro, da la impresión de que todo lo tenemos resuelto, súmele a eso juventud y verá que lo único que esperan de uno, es ver cómo fracasa.-

Fernanda Salvatierra con una mirada altiva y desafiante finalizó sus argumentos para dejar callado por el resto de la velada a Ian Cohen. Fernanda no entendía esa actitud, pues para ser su primera interacción, parecía que ella no le agradaba para nada y por ende podía entender un poco la seriedad con la que Alexandra y sus padres y bajo esta lógica Fernanda se preparaba para algo parecido con su suegra.

Durante ese cruce de miradas todos los asistentes guardaron el máximo de silencio, puedo decirles que todos tomaron como una grosería la actitud del Dr. Cohen, y la entereza de Fernanda los conquistó, esto pudo terminar con la comida, pues cuando Alex se disponía a levantarse de la mesa alguien intentó hacer más ameno el momento.

-¿Qué nos puedes contar acerca del vino que elegiste regalarle a Carolina?- intervino tío Daniel.

-Gracias que la uva maduro extraordinariamente se convirtió en vino de crianza en barricas  de roble francés, es de aroma empireumático a café y cacao, por favor huélanlo.- Y les indicó cómo hacerlo. -Tiene un cuerpo brillante y tranquilo.-

-Lo primero es porque sus taninos están oxidados y lo segundo indica carencia de burbujas de gas.- la complementó Alex, guiñándole el ojo. Fernanda le sonrió.

-Es equilibrado, suave al contacto y lo suficientemente seco sin llegar a ser amargo.-

-Idéntico a mí, no lo podrán negar.- comentó Carolina riendo junto a  los demás invitados aminorando la tensión que había en el aire. Fue una excelente elección Fernanda, es un regalo extraordinario, muchas gracias.-

-No tiene nada que agradecer, al contrario muchísimas gracias por recibirme en su casa.- respondió Fernanda educada, pero sinceramente.

-Fernanda, ¿has construido algo?- preguntó Nathan.

-No realmente. He estado más enfocada en la restauración y remodelación. Me he encargado de algunas lugares en la finca principal y de que ocupan mis padres en Francia, de las oficinas en la ciudad y creo es el logro más importante que tengo, salió publicado en una revista y gracias a eso he tenido un par de ofertas para remodelar otros lugares, pero el tiempo en este momento no me lo permite por residir en NY. Pero está bien, eso me permite terminar primero las cosas de casa.

-Como sabes estoy en NY y oficina que me otorgaron es un cubo, frio y feo. Me gustaría hacerlo un lugar más agradable, dado que paso la mayor parte del tiempo ahí.-

-Claro, si no tienes inconveniente puedo ir a ver el espacio la semana entrante.-

-Sin problema,  antes de irnos me das tus datos.-

Y así la cena se fue haciendo más amena, ya que siendo una mesa mayormente ocupada por médicos, les resultaba interesante lo que Fernanda conversaba entre sus carrera de arquitecta y como empresaria.

Nathan y Fernanda hicieron muy buena química, Nathan en un hombre muy simpático y lograba hacer reír a Fernanda con facilidad acerca de las aventuras en las que se veía envuelto cuando de pequeños Alex y su hermana lo manipulaban para hacer travesuras en las que terminaba siempre castigado por no delatarlas.

Alex por su parte, se mostraba tan tranquila y feliz, que no dejaba de mostrar su amor por Fernanda, siempre que podía le rebaba un beso, la abrazaba y nadie en su habitación ponía en duda el amor que estás dos mujeres se profesaban, Alexandra deshaciéndose en mimos sin llegar a ser cursi, ni empalagosa y Fernanda que bastaba ver cómo miraba a Alex para saber que estaba perdida y totalmente enamorada de ella.

Esto lo observaron muy bien Carolina e Ian Cohen, que mientras su madre se sentía satisfecha, feliz y aprobaba la elección de pareja de su hija, a Ian Cohen, Fernanda no le gustaba. Para él, no era una relación de pares, ni mucho menos correcta al ser Fernanda, dueña y jefa de las empresas de las que dependía el trabajo de su hija. No dudada de las capacidades de Alexandra, pero creía que más que beneficioso, resultaría peligroso para la carrera de su hija, ya que si esto salía a la luz, nadie la tomaría en cuenta pues creerían que el puesto estaba dado por ser solamente su novia.

Al despedirse, Alexandra prometió más tarde a sus padres para ver si se reunían para comer antes de que se fueran. Al subirse al taxi, Alex y Fernanda comenzaron a reír a carcajadas y es que aunque relajadas por el alcohol, no paraban de estar tensas. Se sentían aliviadas de estar solas.

-Y dígame Ing. Cohen, ¿considera un éxito esta cena?-

-Exceptuando al Dr. Cohen, sí.-

-Vaya, al menos ya sé que esto no es idea mía y que a tu padre no le caigo bien.-

-No es eso mi amor, es solo que papá tiene ciertas ideas y bueno la relación desde hace años no es precisamente buena y va más allá de mi preferencia, creo que esperaba más de mí y solo se siente decepcionado de lo que hago, de cómo vivo lo cual me resulta extraño, dado que el hizo de su vida lo que quiso, como yo. Creo que eso es lo que nos hace pelear. A mamá y al resto de la familia les caíste bien.-

-En especial tus primos, ambos me parecen muy agradables.-

Alex se acercó a Fernanda y le dio un beso profundo solo juntando sus labios.

-Disculpa a mi padre.-

-Amor no te preocupes, puedo sobrellevarlo. Puedo lo que sea para estar contigo, perdona lo que voy a decir, pero solo me importas tú y respeto a tus padres, pero lo que piensen de mi me tiene sin cuidado, solo me importa lo que pienses tú, que eres con quién deseo pasar mi vida entera.- y le devolvió otro beso igual de profundo a Alex.

-¿Sabes? Te voy a decir un secreto. Eres demasiado romántica, sin proponértelo, me matas de amor.- Fernanda se sonrojó, cosa que no pudo ver Alex, pero lo sintió en esa sonrisa al ras de sus labios, para fundirse en un beso suave, pero profundo.

Llegaron a esa habitación de hotel y se tomaron todo el tiempo para desnudarse, sin prisas, disfrutando el olor de su piel, besando cada centímetro de piel. Reconociéndose, marcando el territorio del cuerpo que poseían y que sabían que les pertenecía, guardándose en la memoria. En el clímax, con esos gemidos boca a boca, desgarrándose la piel por el placer, pensando que si morían en ese momento, valdría la pena por morir en los brazos de la persona que más amaban. El sol comenzaba a salir cuando cara a cara y entrelazadas por esas piernas sin nada que las cubriera cayeron dormidas después de tanto amor.

Despertaron cerca de las dos de la tarde, y sin la más mínima intención de salir de ahí se quedaron ahí disfrutando de la habitación y de innumerables anécdotas que desconocían una de la otra. Era emocionante ver cómo podían hablar un momento de trabajo y pasar a un chiste, a unos besos, a planear sus siguientes escapadas y otra vez volver al trabajo, hacer el amor, comer y así sucesivamente.

Despedirse, aunque supieran que era temporal, siempre les rompía el corazón. Fernanda se volvía más callada y es que sabía que cualquier palabra que intentara decir, haría que se soltara a llorar. Deseaba que Alex se quedará o simplemente regresar con ella a la Finca, pero sabía que no podía. Alex por su parte, conforme se acercaba la hora de su vuelo, se separaba menos de Fernanda, se abraza a ella cada vez más fuerte. En esos últimos besos, siempre había un par de lágrimas.

Así pues regresaron a sus actividades, la mente de Fernanda trabajaba demasiado rápido y no se detenía hasta que no concluía su actividad. Demasiado perfeccionista, al grado de que si un simple y minúsculo detalle no le gustaba o no encajaba en su plan, ella lo eliminaba o lo corregía hasta que estuviera tal y como ella quería. Sí, era una mujer sumamente disciplinada, pero muy controladora. Alex por su cuenta, no era desorganizada, pero había ciertas actividades a las que no dedicaba la misma atención que a otras y trabajar con alguien como Fernanda, a veces era complicado, ya que exigía demasiado, Fernanda exigía demasiado por eso es que necesitaba 2 personas para poder tener las cosas no como ella necesitaba, sino como Fernanda las requería, había aprendido a facilitarle la vida y así su novia y jefa insistiera en repasar las cosas o intentar cambiarlas de último momento, Alex siempre conseguía tranquilizarla.

Casi al terminar la semana Fernanda recibió la llamada de Nathan y organizaron una cita para que ella conociera la oficina. Dado que jamás había hecho algo para un tercero, preparo su book para que su cliente conocería sus alcances y ver si realmente le interesaba que ella llevara su proyecto. La oficina no era muy grande, pero sin nada más que un escritorio y unos libreros prefabricados, no había nada más.

-Como podrás ver, no es la gran cosa, de hecho ni siquiera es oficina. Pero bueno dado que hacerme junior ameritaba un espacio, pues me dieron este viejo espacio donde guardaban el archivo muerto.-

-Cualquier espacio es bueno, podemos hacer mucho.- Te traje un book, y decirme que te gusta para que yo me forme una idea de qué es lo que necesitas.-

-Fer, no quiero ofenderte, sé que eres buena y confío en ti. Soy hombre y muy básico a decir verdad. Solo quiero que esto se vea presentable. Te conseguí los planos.

-Muchas gracias, me evitas hacer el levantamiento.- respondió Fernanda. ¿Clásico o minimalista?-

-Yo diría que minimalista. Me gustan mucho las líneas rectas o curvas simples, no me gustan que las cosas en general brillen, las prefiero mate y me gustan mucho esos muebles de madera con estructura metálica.-

-Imagino que entre la tela y la piel, prefieres la piel, ¿cierto?-.

-Cierto.-

-Te gusta la idea de ver los libros.-

-Sí de hecho me es muy importante tenerlos a la vista y cerca.

-¿Quieres un escritorio grande?

-Sí, de ser posible conseguir algo en L, cajones con llave.

-¿Tenemos espacio para una pequeña sala, te gustaría ver opciones para una?- mientras Fernanda tomaba nota su mente comenzaba a dispararle ideas de lo que podría bosquejar.

-Claro, suena bien.-

-¿Tu color favorito es el azul?

-Sí, ¿cómo sabes?-

-Intuición.-

Y así después de más preguntas y una serie de fotografías al lugar, Fernanda y Nathan se fueron a cenar.

Después de eso, Fernanda llegó a casa y después de mirar sus pendientes para la oficina, comenzó a hacer dibujos vagos, aplicando color, hasta tener ideas más claras que plasmó en Sketchup.

Para la semana entrante y después de algunos ajustes principalmente al mobiliario, Nathan y Fernanda pactaron el incio de trabajos.

Fue una sopresa cuando al volver a su apartamento, su chica la esperaba con un gran ramo de flores y un globo qué decía: Happy Birthaday!