Destino (VIII)

Nuevas noticias para todo el mundo.

Querido lectores, lamentó esta larga ausencia, pero primero esta temprdad de frío me dejo en cama, luego en un ascenso y montañas de tranajo. Me han dejada con apenas tiempo para escribir. Trataré de hacerlo nuevamente seguido, pero espero comprendan la tardanza y su interés siga aquí.

Espero que el retraso valga la pena y que esta entrega sea de su agrado. No se olviden de comentar y valorar.

Saludos a todos!


Recorrí por el resto de la tarde toda la Finca, viendo las bodegas, la planta, en fin  todo el lugar, no hubo un solo sitio que no inspeccionara. Hacia una lista mental de todo lo que le tenía que decir a la Ing. Cohen. Sí, estaba enojadísima. Alexandra me dejó con la palabra en la boca. ¿Qué esperaba, que la besara? Era una actitud fuera de lugar y me preocupaba empezar un proceso tan importante y que ella lo dejara incompleto por lo que pasó aquel día. Probablemente yo no me comporte de la mejor manera huyendo, pero ella no estaba siendo profesional y esto no podía continuar. Ya por la noche y más tranquila, hablaría con ella durante la cena.

-Niña, ¿ya te sirvo la cena?- Dijo Tita al verme llegar.

-En cuanto terminé de hablar con la Ing. Cohen ¿Sabes dónde se encuentra?- Pregunté entrando por el jardín.

-Pidió que en cuanto llegaras le llevara la cena a su habitación y se disculpa por no acompañarte esta noche, pero dice que tiene mucho trabajo.- dijo tras de mí.

-¿Está en su despacho?- Respondí fastidiada por la actitud  de Alexandra.

-Sí. ¿Todo está bien niña?-

-Sí Tita, no sé preocupe. Voy dónde la Ing. Y regreso a cenar. Sirve que tienes tiempo de prepararlo.- Dirigiéndome al estudio.

-Buenas noches Ing. Cohen.- Mi madre tenía razón, estaba perdiendo los modales. Entre sin tocar. Alex se paró al instante. –No se preocupe siga sentada, son unos puntos breves que quiero tratar. 1.- ¿Tiene usted todo lo que necesita para llevar a cabo su trabajo de manera eficiente?- Dije apoyada sobre la silla.

-Sí.- Respondió ella.

-2.- ¿Le gusta el trabajo que realiza?- Mirándola fijamente.

-Por supuesto.-

-3.- ¿Le gusta vivir aquí?-

-Claro.

-4.- ¿Hay algo que le moleste, algo que quiera expresar, algo que quiera discutir conmigo?-

-No en…- la interrumpí.

- Piense bien lo que va a  responder Ingeniera, que no esté aquí todo el tiempo no significa que no sepa que ocurre en mi finca. Como sabe estamos en expansión y vamos a incursionar en el mercado europeo directamente, vamos a competir con los grandes y queremos a los mejores de nuestro lado. Como sabe su contrato es a 6 meses y estoy muy conforme con el trabajo que ha desarrollado. Usted sabe y entiende lo que estoy buscando, me gustan sus ideas, tiene resultados. Ha fijado sus tiempos, por lo mismo quiero que se una a nosotros por mucho tiempo y antes se plantar algo quiero que este segura de tomar este proyecto conmigo sin dejarlo a medias ¿me está entiendo?- dije descargando mi enojo.

-Sí, la entiendo. Voy a continuar el proceso, este proyecto no solo es importante para usted lo es también para mi.- Respondió con una actitud más serena y dejando su actitud insolente.

-Bien, mi padre está en Francia  iniciando con las operaciones de la exportadora. Me reuniré con ellos para conocer el nuevo viñedo, quiero que usted venga conmigo y lo conozca, quiero que haga sus pruebas, cheque el estado de las tierras y nos asesore para la primera plantación allá. Piénselo porque es mucho trabajo, tendrá que estar yendo y viniendo hasta que encuentre a alguien a quien pueda delegar responsabilidades allá en Francia y aquí. El puesto que le ofrezco es el de Directora General de Producción para las fincas de la familia Salvatierra. Tiene claro que no es cualquier puesto, ¿cierto? Vamos a exigir mucho de usted, más responsabilidades, más obligaciones, pero también va a ser recompensada un mejor sueldo, reconocimiento y prestigio. Así como quiero fidelizar a mis clientes, quiero fidelizar a mis trabajadores, no quiero que usted empiece un trabajo y sea otro el que reciba las flores. Usted posee las habilidades, conocimientos y experiencia que me interesan para iniciar mi parte en este proyecto familiar que significada mucho para mí. Por eso le pido que me responda si puedo contar con su compromiso, atención, trabajo y profesionalismo para esta etapa que estoy empezando. Dicho esto, repito la pregunta: ¿Hay algo que le moleste, algo que quiera expresar, algo que quiera discutir conmigo?-

Hubo silencio, Alexandra no respondía nada, estaba absorta en sus propios pensamientos. Fui yo quien rompió el silencio.

-Muy bien, piénselo y hablamos mañana por la mañana, con las ideas más claras. Buenas noches, con permiso.-

-¿Por qué no te casaste, fue por la noche que tuvimos?- fue la respuesta de Alexandra. Ahora fui yo quien guardó silencio.

-Si no me casé, no fue por usted Alexandra. Fue por mí. Esa boda era un error. Sobre esa noche, discúlpeme. No fue correcto irme de mi propia casa de esa manera, ni dejarla sin una explicación, pero si ya tenía confusión por la boda, estar con usted me hizo cuestionarme aún más cosas, no estaba preparada para enfrentar tanto y de golpe. La pase bien y como usted dijo, no hicimos nada malo, fue cosa de dos. No me pregunte qué siento, porque aún no lo sé, todo esto es nuevo para mí, estoy en un proceso personal complicado que no puedo tomar a la ligera y si queremos que lo laboral funcione hay que dejar asuntos personales fuera. Sobre este tema, tendremos otra conversación, pero el tiempo dirá cuándo. ¿Algo más Alexandra?-

-Buenas noches Arquitecta Salvatierra.-

-Buenas noches Ing. Cohen.-

Me fui de su despacho con una sensación muy extraña, sentía un hueco en el estómago y perdí el apetito, pero no desprecie la comida, pues Tita siempre se esmeraba en tener su servicio listo, me consentía mucho. Me preocupaba que Alexandra me diera una negativa, pues si abandonaba el proyecto a la mitad, yo tendría que empezarlo de cero y hacerlo en medio de una cosecha podía ser muy riesgoso. Por eso, empecé a revisar los Ingenieros a los que no entreviste, por si la respuesta de Alex era negativa, tenían que haber alguien que diera seguimiento.

A la mañana siguiente al bajar a desayunar, ella me estaba esperando.

-Buenos días Arquitecta.- Me dijo con una mejor actitud que la de ayer.

-Buenos días Ingeniera, buenos días Tita ¿Cómo se encuentran?- Estrechando su mano.

-Buenos días niña, siéntate.  ¿Quieres empezar con tu café y tu pan o quieres la fruta primero?-

-Empiezo con lo fuerte. Que me preparen unos huevos con chorizo, frijoles con queso, tortillas completamente doradas y jugo. Al final mi café y pan, ¿Hiciste conchas?-

-Si niña, ahorita te sirvo. ¿Para usted Srita. Alexa?-

-Lo mismo. Gracias Tita.-

-En un momento regreso.-

-Gracias.-

Hubo un momento de breve silencio.

-Fue una noche calurosa, ¿no lo cree?- intentando hacer una conversación.

-Un poco, ya me acostumbré.- respondió.

-¿Y pensó en lo que le propuse?- Sentí una punzada en el estómago.

-Sí, suena bastante tentador y riesgoso. ¿Por qué yo? Hay gente que tiene mucha experiencia.-

-Lo sé, pero si Don Chuy la eligió para hacer una entrevista conmigo, es porque le ve las cualidades para hacerse cargo. Además ha trabajado en distintas regiones vinícolas y creo que tiene bastantes frescos los conocimientos y sobre todo tiene ideas nuevas.- dije honestamente.

- Es mucha responsabilidad las Fincas Salvatierra, es un paso muy grande y si me equivocó es lo único que todos van a ver.- dijo mirando hacia los viñedos. Guardé silencio.

- Entiendo Ingeniera, pero créame que si fracasa no lo va a hacer sola. Este proyecto es mío también, de repente pareciera que todos esperan que me equivoque para que confirmen que fue un error que mi padre y abuelo delegaran tantas e importantes responsabilidades en mí. Así que piense que empezaremos juntas. Si fracasamos, fracasamos y ni modo, pero si tenemos éxito como sé que será, tendremos éxito juntas. No pienso dejarla sola y tendrá mi apoyo para todo, pero tiene que hablarme mucho, tenemos que comunicarnos más ¿entiende? No es primera plantación, pero es importante porque de aquí parten todos los proyectos futuros que estoy encabezando junto a la exportadora. Además piénselo así, si lo intenta y ve que es mucho, puede hablarme y decirme que no, en cambio sí desde ahorita me dice que no, no podrá saber hasta dónde pudo llegar ¿Entonces necesita más tiempo para pensarlo?-

-No Arquitecta, si lo pienso más, más lo voy a dudar y me voy a terminar negando. Me comprometo desde ahora con usted a sacar este proyecto junto con éxito.-

-Excelente.- Me levanté.- Créame que no se arrepentirá, tendremos mucho por delante y en algunos momentos sé que querremos tirar la toalla, pero las satisfacciones serán mayores. Ha tomado la mejor decisión.-

Extendí mi mano para felicitarla y ella devolvió el gesto. Nos quedamos sin decir nada y fue un poco incómodo así que nos soltamos y no sentamos nuevamente. Tita nos trajo el desayuno y estuvimos hablando más de los alcances de su trabajo, fechas tentativas para la plantación, el viaje a Francia, un sin fin de cosas que teníamos que preparar.

Durante los siguientes días nuestra relación mejoró notablemente, aunque seguían surgiendo los momentos incómodos, nos enfocamos en todo el trabajo que teníamos que hacer. Sobre la noche que tuvimos no se volvió a hablar, Alex no me volvió a tutear y aunque nos llevábamos bien, existía cierta frialdad, distancia y me reprochaba internamente no poder remediar la situación, a veces cuando estábamos en un buen momento, nuestras miradas se encontraban, se sostenían, sonreíamos y sentía  como mi estómago palpitaba, mis manos sudaban y como toda la sangre me subía a  la cabeza. En otras ocasiones, cuidándome de no ser descubierta, la observaba.  Me encanta verla en su ropa de trabajo, siempre ajustada, mostrando las curvas de su cuerpo. Alexandra me seguía gustando, pero tenía que ser prudente y seguir nuestra línea profesional al final, quizá con el tiempo podríamos intimar un poco más y ser buenas amigas. Un par de días antes de partir a Francia, nos encontrábamos en una de las partes más lejanas de finca, cerca del Ojo, terminando de inspeccionar los trabajos realizados de la tierra al regreso iniciaríamos la plantación.

-¡Patrona, Patrona!- escuché a uno de los peones gritándome uno de los peones. Alex y yo volteamos con nuestros caballos un poco confundidas por lo gritos de aquel joven.

-Patrona, ya la encontré. José me mandó a buscarla- dijo aún bastante agitado aún.

-Cálmese, respire y dígame qué le dijo José para venga usted de esa manera.- dije expectante.

-Me dijo que el joven Bauer, está en la finca y que no piensa irse hasta hablar con usted. José dice que espera sus instrucciones, pero me dijo que si usted quiere irse, la llevé al lado este y ahí nos va a estar esperando su carro para llevarla dónde usted indique.- Palidecí y no por tener miedo a verlo, sino porque nunca lo busqué para disculparme, lo que hice aquel día no estuvo bien, no fue la forma correcta de actuar. Mi estómago comenzó a dolerme  y por un momento quise irme de la Finca, pero no. No podía estar huyendo toda la vida de Mauricio. Guarde silencio por un tiempo.

-Adelántese y dígale a José que iré en cuanto termine la inspección con la Ing. Cohen. Es todo.- di media vuelta y tomé un paso lento con Tifón. Escuche como el peón se marchaba a todo galope. Unos momentos después.

-Ya no falta mucho por recorrer, podemos retomarlo más tarde para que atienda sus asuntos Arquitecta.- Me dijo Alexandra, a uno metros detrás de mí.

-No sé preocupe Ingeniera, terminemos ahora y ya habrá tiempo para lo demás.- respondí un tanto fría.

Puede haber tomado la palabra de Alexa e irme, es más, irme acompañada del mismo peón, pero no, de alguna manera trataba de postergar aquel encuentro, esperando y deseando internamente, que Mauricio se cansara de esperarme y se fuera de la finca , antes de que yo llegara. Lo que resto del recorrido, no pude concentrarme del todo, mi cabeza divagaba mucho con la cantidad de preguntas que comenzaron a asaltarme. Alexandra lo noto y aunque vio que mi atención ya no estaba ahí, ella lo terminó como lo habíamos planeado. Terminamos y nos dirigimos a la casa grande, pero aunque en un inicio arrancamos a todo galope, conforme la distancia se hacía menor, menor era la velocidad que le imponía a mi caballo, había ya una distancia considerable entre Gala y Tifón. Cuando Alexa volteo a verme, yo doble por otro camino que era más largo a casa. Al llegar a casa, mi ansiedad se incrementó, José y Tita, estaban esperándome.

-Niña, me tenías preocupada. Hace un buen rato que llegó la Ingeniera y no supo decirme bien en qué parte de la finca te encontrabas. No tienes que ir si no quieres verlo.- dijo Tita mientras me abrazaba.

-Gracias Tita, siempre he dicho que no hay plazo que no se cumpla y es hora de dar la cara. No es de un Salvatierra ir huyendo. ¿Dónde está?-

-En la sala principal.-

-Patrona, voy a estar aquí para lo que necesite y otro de los peones está del otro lado, por el jardín, la seguirá dónde sea que vaya con el joven. La vamos a estar cuidando.- Intervino José.

- Gracias a los dos. Estaré bien.- Solté a Tita y me encaminé a la sala. Estando en la puerta, antes de entrar, suspiré, apreté la mandíbula y exhale pesadamente.

Entre sin tocar, Mauricio se encontraba parado y mirando hacia el jardín, dándome la espalda. Me quedé parada por un momento, sin emitir palabra alguna, un calosfrío me invadió y abracé mi cuerpo con mis brazos. Así permanecimos un tiempo hasta que Mauricio sin mirarme habló primero.

-Pensé que huirías al saber que estaba aquí esperándote… tal como huiste de la Iglesia. ¿Cómo estás Fernanda?- dijo volteando al fin. No podía determinar que le pasaba, pero sin duda, estaba cambiado, él tampoco era el mismo.

-Estoy bien Mauricio.- Su mirada me reflejo enojo, dolor y  sobre todo decepción.

-Mi padre oyó que dijiste que sólo te deshiciste de lo que te estorbaba, vaya manera la tuya de llamar a lo que tuvimos.-

-Nunca quise decirlo en ese tono, tu padre preguntó por el anillo y esa fue la respuesta. Me estorbaba.-

-Al igual que yo Fernanda, después de todo tu  tono no estaba tan equivocado.-

Guardamos silencio.

-Tengo el anillo en la habitación, pienso devolvértelo.-

-No me interesa recuperarlo, ese anillo te lo di como regalo y no pienso retractarme de ello. Además sólo sería un recordatorio de lo que paso aquel día.- Caminé hasta pasar a lado de él y me seguí de largo.

-A mí también me trae malos recuerdos Mauricio y no de ese día, sino por toda mi vida. Lamento haberte dejado ese día y lo lamento no porque me haya dado cuenta de que te amo, sino porque no fue la manera correcta. Pude haber seguido adelante, casarnos y fingir que somos felices, pero tarde o temprano iba a terminar dejándote.-

-Si no me amabas, no entiendo porque no me lo dijiste antes. Pudimos haber suspendido la boda, ir a terapia, salvar lo nuestro, no tirar a la basura tanto tiempo.- dijo detrás, saliendo al jardín.

-Mauricio, si viniste aquí por una disculpa te la voy a dar. Pero no juegues el papel de víctima porque tú no eres un santo, tú no me amas desde hace mucho tiempo y de haber seguido adelante, tendríamos una vida de “amabilidades”, pero no de amor. ¿Acaso es en ese tipo de familia en que quieres criar a tus hijos? Porque yo no.-

-No me salgas con que no te amo, porque no es así. ¿Me dejaste por alguien más Fernanda? ¿Cómo se llama? ¿Quién es?- Tomándome bruscamente del brazo

-No te dejé por nadie, te dejé por mí.- dije soltándome. -Mauricio, te quiero como un amigo, uno muy especial porque sabes que son muy pocos los que tengo, no sé cuándo, pero hace mucho que no te amo y tú tampoco. ¿Crees que nunca me enteré de Pamela, o Cinthya, Brenda? O de verdad crees que no sabía lo que pasaba en los en cerrones de fin de semana con tus amigos en Playa? No Mau, yo de tonta no tengo un pelo. Era lo que yo quería vivir, me resultaba más cómodo que estuvieras divirtiéndote con tus amigas  a tener que verme obligada a estar contigo y ser yo la tuviera que complacerte, que cumplir contigo.- y seguí caminando por el jardín.

-Ahora resulta que debo estar agradecido porque María Fernanda Salvatierra, me hizo el favor de estar conmigo.-

-Lamento que las cosas haya terminado así, sé que no actué correctamente y si pudiera hacer algo para remediarlo, lo haría, pero no puedo.- y volví a abrazarme con mis brazos.

-Regresa conmigo por favor. Dame la oportunidad, yo te amo, puedo olvidar esto, ya hice que una vez me amaras y puedo hacerlo otra vez, pero debes dejarme intentarlo. Me lo debes.- Dijo tomando por ambos brazos con fuerza. Intentó besarme, pero yo moví la cara, le dije que me soltará, pero empezamos a forcejear.

-Patrona ¿necesita algo?- Apareció José junto con uno de los peones y Mauricio entendió, me soltó.

-Gracias José, estoy bien.- Se retiraron.

- No te debo nada, si lo piensas bien creo que estamos a mano. Deja de actuar como un hombre enamorado y herido, porque ni estás enamorado y lo único herido aquí es tu ego y mi dignidad. Probablemente no puedas perdonarme- poniendo mi mano en su pecho. –Pero fue lo mejor, espero que el tiempo me dé la razón.-

-¿Tú de verdad crees que me iba a casar contigo por el dinero?- Mirándome a los ojos.

-No lo sé, no creo o al menos no en un principio. Pero después hubo un momento en que todo se perdió, creo que las expectativas que se hicieron sobre nosotros nos pesaron demasiado. Empezamos a quedar bien con todos menos con nosotros y al final eso nos llevó a tus engaños y a mi indiferencia, nos llevó a ser infelices y a lo que somos ahora.-

-De repente siento que no te conozco, que no nos conocemos.- Tomó mi mano y comenzamos a caminar por el jardín. No lo solté.

-Podemos cambiar la forma de hacerlo ahora poco a poco, quizá realmente podamos ser amigos.- Guardamos silencio, por un tiempo.

- ¿Fue tan malo estar todos estos años conmigo?- Sentándonos en una cerca divisoria.

-No.- Sonreí. -Durante mucho tiempo te consideré el amor de mi vida, eres mi primer amor, te amé mucho y te quiero pero ya no de esa forma. Mucho tiempo subestimé tus sentimientos por tu forma de ser y de actuar conmigo y sé que tú también me amaste y me quieres como yo te quiero por eso nos merecemos algo más que está costumbre.

-Entonces, ¿no hay otra posibilidad de volver? Digo puede no ser ahora, ir como tú dices de poco a poco.- Dijo poniéndose frente a mi

-No Mauricio, lo que tú quieres yo no te lo puedo dar y lo que yo busco, ya no está en ti.- más silencio se hizo presente.

-¿Sabes? Perdí el camino, eres mi vida Fernanda y no sé en qué momento el dinero se volvió lo más importante para mí, pero no lo es, eres tú y no lo entendí hasta que saliste de la iglesia huyendo de mi.- dio la media vuelta para que no lo viera llorar. -voy a componer el camino lo prometo y no será para que vuelvas conmigo, sino para saber que soy un hombre bueno que toma sus propias decisiones, que es coherente lo que habla, como la manera en que vive.-

-Puedes voltear y mirarme por favor.- se paró nuevamente frente a mí. -No te avergüences por llorar, nos educaron de una forma en la que nos hicieron pensar que debíamos sentir y hacer de la manera que ellos creían correcta. Pero somos seres humanos independientes, sentimos y hacemos a nuestra manera, eso está aún mejor. Al final hicimos lo que nos dijeron que era lo correcto y no son ellos los que están enfrentando la situación, somos tú y yo quienes vamos a cargar con los éxitos o fracasos de nuestras decisiones. Se trata de ser y hacer lo que nos haga feliz, así de simple.- nos miramos por un momento y me besó. Aunque al principio no correspondí a su beso, poco a poco lo hice, primero, su beso me transmitió pasión, una pasión que apenas me permitía respirar, después cuando coloque mis manos en su cuello y sus fuertes brazos me apretaron a él su calor me gustó hasta que se acabó de la misma manera que llegó y el beso terminó. No sentía nada. Abrazada a él lloré un poco por la paz que sentía al fin haber cerrado ese ciclo de mi vida.

-Se terminó Mauricio.- dije levantando la mirada.

-Lo sé Fernanda, se terminó.- reafirmó él.

Entramos a la casa y hablamos como hace mucho no lo hacíamos. Lo invité a quedarse, pero se rehusó prefiero irse esa  misma noche. Me fui a la cama con una botella de vino encima y la conciencia en paz.

Arribamos en Francia alrededor de las  9 de la  noche, no estaba planeado de esa forma, pero debido a una serie de retrasos en la aerolínea. A la finca llegamos casi a media noche, no pude percibir mucho del lugar, porque realmente estaba exhausta del viaje, solo presenté a la  Ing. Cohen.

-Mucho gusto Ing. Cohen, Mario Salvatierra, ella es mi esposa Constanza de la Parra.- ya saben hubo los aludos y besos de presentación.

-Sea bienvenida Ing. Cohen- dijo mi madre. –Lamentablemente María Fernanda no nos avisó que vendría con usted- echándome una miradita de regaño. – Y como verá aún estamos un poco austeros en cuestión de mobiliario y solo tenemos lista la habitación de mi hija. Así que si no le molesta puede compartir con ella la recámara. Si no, acomódese  usted en la recámara y ya veo que hago con ella.- mi corazón se aceleró y palidecí ante el ofrecimiento de mi madre.

-Muchas gracias a los dos y realmente no quiero ser una molestia, por mí no hay un ningún problema si la Arquitecta está a gusto.- Respondió ella viéndome. Yo sólo sonreí de nervios y no supe que decir.

-Y no lo tiene, no se preocupe. – Respondió mi madre. –Su cara se me hace familiar, pero no sé dónde la he visto.-

-Es nieta de Don Chuy ¿Cierto?- intervino mi padre. –Nos presentaron con anterioridad en otra ocasión, el día de…- guardó silencio como si el tema estuviera prohibido por mi incapacidad de superarlo.

-El día que no me casé papá, yo también vi a la Ing. En la iglesia con Don Chuy, pero no sabía de su lazo familiar.- Respondí como si fuera una cosa sin importancia.

-¡Claro! Eres la hija de Carolina, tienes mucho parecido a tu madre. ¿Cómo está ella? ¿Sigue viviendo en California?-

Se enfrascaron en una breve plática en la que mi madre no dejó de preguntarle por su vida y la de su familia, permanecí un momento y luego me despedí para aprovechar, darme una ducha rápida y dormirme antes de que Alexandra subiera a la habitación. Desgraciadamente al conectar mi iPad, tenía varios pendientes que me quitaron más tiempo del que estimé, de pronto entró Alex y no fue tan malo como pensé, es decir, si yo me concentraba en trabajo sobreviviría. De pronto frente a mí se desvistió y aunque yo seguía leyendo mis correos y dando respuesta a los pendientes del corporativo, mis ojos se desviaban a su cuerpo. Apagó las luces y sólo quedaba la de mi tableta, se acostó a mi lado.

-¿Mucho trabajo Arquitecta?- Dijo apoyando su cabeza en su mano.

-Un poco Ingeniera, todo el tiempo hay pendientes urgentes.- respondí normal, pero sin mirarla.

- Entonces, no pasará nada si lo dejas, mañana habrá más.-

-Si bueno, hay una diferencia de 7-8 horas más menos, entonces Rebeca no tarda en llegar a la oficina y no tendrá la información para hacer su trabajo. Puede tomar la decisión y hacerlo por su cuenta, pero si por alguna causa hay algo que debe modificarse y ella ya lo tiene hecho de otra manera, tendrá que hacerlo nuevamente, le quitará tiempo de otras cosas y empezaremos a retrasarnos, ese reproceso se puede evitar si le contesto lo que necesita saber ahora. Además un par más de correos y término- volteé a verla y le sonreí. –Buenas noches Ingeniera.- Y regresé mi vista al iPad.

-Ya es tarde. Permítame.- Tomó mi iPad y lo puso en su cómoda. -Buenas noches Arquitecta.- y me dio la espalda. Me acosté y tardé para conciliar el sueño. Sueño que no duro mucho, habían pasado poco más de dos horas cuando desperté, mi maldito insomnio estaba ahí. Alex dormía pacíficamente, se veía tan tierna que me entraron ganas de comérmela a besos, pero temía que si cruzaba esa línea el trabajo que teníamos se venía abajo y no sabía que sentía con ella, conmigo, estaba descubriéndome y en ese proceso podía lastimarla. Los días siguientes fueron de mucho trabajo, la finca aunque lista para cosechar, Alexa decidió al menos un año, para estudiarla, tratarla y darle seguimiento. Todos quedamos de acuerdo, Alex estableció un calendario a seguir para sus próximas visitas y una lista de todo lo que necesitaba para hacer su trabajo y aunque estuvimos trabajando muy bien, evitaba estar con ella en la recámara, llegaba rato después para que ella ya estuviera dormida y me levantaba antes, evitaba la tentación. Alex se regresó y yo me quedé unos días más para pasar tiempo con mis papás.

-Voy a mudarme.- dije abruptamente mientras andábamos de compras.

-Cariño, no es necesario, no iremos mucho por allá, ese es tu hogar.- dijo mi madre.

-No es eso mamá, me gradúe en Arquitectura, me especialicé en Arquitectura Clásica, el Diseño de Interiores se me da bien y quisiera reafirmarlo o probar el diseño industrial, aún no me decido. En las vacaciones puedo actualizarme en Administración o Finanzas. Quiero ir a New York, ahí puedo hacer ambas cosas, además de que tomó un avión y puedo estar rápido en el corporativo o la finca.-

-¿Más la finca y el corporativo? Es mucho ¿No crees?- intervino papá.

-Es cuestión de que me organice y lo sé hacer.-

-¿Cuánto tiempo calculas vivir en NY cariño?- dijo mamá.

-Entre año y medio o dos. ¿Qué piensan?- respondí.

-Creo es mucho para tan poco tiempo. Me gusta la idea de que sigas aprendiendo, pero no te presiones tanto. Si como mencionas te organizas bien, puede dirigir la empresa desde NY.- respondió papá.

-Creo que lo veré sobre la marcha.- Respondí.

-Cuando determines el lugar de residencia y dónde estudiarás, dime para mover tus fideicomisos y matricularte.- dijo papá.

-No es necesario papá, puedo hacerlo y pagarlo yo.-

-Lo sé, pero quiero hacerlo yo. Me gusta hacerlo. ¿Puedo?-

-¿Estás pidiendo mi permiso?- dije un tanto sorprendida.

-Como dijiste que nunca me intereso por lo piensas o sientes y al verte tan cambiada, tengo que hacerlo yo o no tendré nada en común contigo. Tampoco es que antes no me interesara, eres mi única hija, como no haz de importarme. Me equivoqué en cómo expresarlo, yo creía que al decidir por ti facilitaba las cosas y claramente no fue así. Así que te apoyo en todo lo que sea que decidas o quieras hacer, habrá momento que a lo mejor te llevé la contra, a lo mejor consideraré que estás mal, pero sí aun así y con la seguridad con la actúas decides llevarlo a cabo, vamos a estar para ti. ¿Alguna otra cosa que nos quieras mencionar?- mis papás me abrazaron al tiempo que seguimos caminando por el centro de París. Era nuevo para mí, como dije anteriormente no es que no fueran cariñosos, pero todo estaba enfocada de distinta manera, me sentí tan bien con esta nueva apertura de su parte. Pasamos buenos días juntos.

A mi regreso, hicimos una misa para bendecir el año de plantación. Dicen que cuando te enfocas en lo que debes el tiempo vuela y así fue. Alexandra me pidió contratar a la gente que necesitaba, aquí y yo tenía que saber a quién delegaría las cosas físicas de que no podría hacer.

-Rebeca, ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para mí?- pregunté.

-Casi diez años Arquitecta.-

-Recuerdo que cuando era Gerente administrativa, estudiabas ¿Qué era?-

-Administración de Empresas.-

-Ya veo, haces un buen trabajo Rebeca, me poyas y durante todo este tiempo me has ayudado mucho.-

-Perdón por la pregunta. ¿Tienes novio, esposo, hijos?-

-Tengo novio Arquitecta.- Su cara no ocultaba la confusión que sentía por mis preguntas.

-Tranquila Rebeca, no busco meterme en lo que no me importa. Es solo que estoy tratando de obtener un perfil más completo de usted, ya que hay algo que le quiero proponer. En un mes, me mudaré New York, haré una actualización de conocimientos y estimo que pasaré casi dos años allá por lo que necesito a alguien que se haga cargo de las cosas aquí. Yo seguiré al pendiente, pero las cosas que requieran de una respuesta rápida las manejará usted, es la mejor candidato para Directora General de Operaciones. Entiendo si no quiere o tiene que pensarlo.

-No tengo nada que pensar Arquitecta, le agradezco la oportunidad y la confianza, verá que no se arrepentirá.- Respondió muy emocionada.

-No tiene que agradecerme, ya que no le estoy regalando nada, sus capacidades le han dado el puesto y en cuanto me vaya verá que lo pagará. Conoce el trabajo del área así que es cuestión de afinar detalles.

Exactamente un mes después me encontraba en N.Y. Estaba a una semana de iniciar mis estudios nuevamente, mis padres me regalaron un apartamento en una conocida calle, con una cama, por lo demás vacío y con paredes blancas, por lo que aprovechaba el tiempo para ir de compras y empezar a decorarlo, la frialdad de este me abrumara. Me encontraba en una de esas tiendas viendo muebles, lámparas, etc. cuando una voz susurró a mi oído.

-Hi Architect Salvatierra.- me estremecí por la sensualidad del Salvatierra en su voz. Me giré y no pude evitar sonrojarme por esa mirada.

-Hi Miss (enfatizando el Miss) Oporto.What are you doing here?- Dije con tranquilidad y nerviosismo a la vez.

-Shopping.- respondiendo ella con un gesto de obviedad. –Dudé en acercarme dado que nunca llamaste.- Soltando la piedra primero.

-Bueno, es que nunca volví al hotel. He estado trabajando a marchas forzadas.- Una empleada del lugar me trajo los papeles de mis compras. –Thank you. Cuando volví a la ciudad había pasado mucho tiempo y dude de que aún tuvieran lo que sea que usted haya dejado. Lo siento.-

-No te preocupes, me da gusto verte. ¿De vacaciones?.- Dijo mientras salíamos de la tienda.

-No, viviré aquí por un tiempo. ¿Usted?.-

-Mayormente mi residencia está aquí, pero con mi trabajo viajo constantemente. ¿Podrías invitarme a cenar está noche?- dijo repentinamente.

Quedé un tanto perpleja por su pedido, pero igual acepté. - Sí claro, elige el lugar, la hora y ahí nos vemos.- respondí ante su inesperada pregunta.

-Tu casa a las 9pm ¿está bien?- dijo de lo más normal. Me quedé sin emitir respuesta. –O puede ser la mía si te sientes más cómoda.- cortando mi silencio.

-Sería mejor, solo tengo una cama, está vacío.-

-Con eso basta.- compartimos la mirada cómplice.

-¿Me acompaña a comer?- dije apuntando a un conocido restaurante de sushi.

Durante la comida estuvimos conociéndonos más, le conté del artículo que leí en la revista después de nuestro primer encuentro. Me contó de sus próximos trabajos y de su deseo por hacer cine, empezaba a ir a audiciones. Por mi parte le conté a rasgos generales lo que ya he venido contando, la finca, la exportadora, que estudiaría durante ese tiempo, una cosa nos llevaba a otra y aunque los planos en los que nos desarrollamos eran distintos, ella encontraba interesante lo que yo hacía y a mi me gustaba las historias que me contaba del suyo. El tiempo y el alcohol pasaron bastante rápido, sus insinuaciones y acercamientos me estaban poniendo muy caliente. Ella una vez más tomo la iniciativa, puso su mano en mi pierna y la fue subiendo lentamente, mientras me susurraba un lascivo “quiero coger contigo”. No necesité más para pedir la cuenta, pagué, ella pidió un taxi y menos de 15 minutos ya estábamos en el elevador con tremendos besos, nuestras lenguas recorrían cada milímetro de nuestra boca con urgencia y deseo de más. Dando tumbos entramos a su departamento, del cual por la oscuridad y porque mi atención estaba en otra cosa no percibí como era.

Me aventó sobre su cama, era una mujer muy dominante y directa para todo. Empezó a quitarse la ropa frente a mí, solo quedando con su minúscula tanga. Se aventó nuevamente a mí, para besarnos  y dejarme hacer y deshacer con su cuerpo.  Estábamos urgidas por sentirnos piel a piel y ella comenzó a sacar mi ropa como puedo hasta que quedamos desnudas, me torturaba la pasión con la que me tocaba, el palpitar de mi clítoris y que ella no lo acariciara, estas caricias nos hicieron llegar al orgasmo sin necesidad de otro estimulo que no fueran el tacto piel a piel.  Seguimos besándonos muy despacio, apenas rozando nuestros labios, me encontraba  totalmente poseída por ella. Me sentía embriagada por ella, por su aroma, por las sensaciones que recorrían mi cuerpo. La calma duró poco, pues el deseo nos encendió nuevamente, emperezó a estimular mis clítoris en círculos y mis caderas comenzaron a seguirle el ritmo, bajó lentamente por mi cuerpo y llegó a mi monte venus, al que mimo con delicados besos muy profundos y me derretía de placer. Lento, profundo y pausado, era lo único que podía sentir y pensar, mis manos se aferraban a las sábanas, su cálida lengua me recorría de abajo hacia arriba, paraba por momentos en mi clítoris succionándolo un poco y repetía la acción hasta que fue demasiado para mi cuerpo y toda mi atención se canalizó a la sensación de contracción que mi vientre sentía y que se liberó ante un juguetón mordisco de mi clítoris que me llevaron a sentir un ligero pero acentuado dolor, agitar mi respiración y por un momento perder la noción. Cuando estuve más tranquila Patricia subió por mi cuerpo con besos, murmuraba a mi odio cosas en portugués que no entendía, pero que eran bastante sensuales, nuestros labios se unían de tal forma que el deseo nunca se apagaba del todo, cuando menos lo sentía ella estaba entre mis piernas, haciendo movimientos bastante profundos, posé mis manos sobre su trasero y con mis piernas me aferré a las de ella, ayudaba a que su movimiento fuera más intenso, nuevamente lograba hacerme gemir. Sus senos rozaban los míos y cuando estaba por correrme nuevamente intempestivamente ella paro, no entendí por qué lo hizo hasta que sentó y de las piernas jalo para cruzarlas con ella, me tomo por la cintura y nuevamente me besó. Yo masajeaba sus senos y apretaba de vez sus pezones, bajo su mano y pensé que me penetraría con sus dedos, lo deseaba. Pero en vez de eso hizo algo aún mejor, sus dedos expusieron mi sensible clítoris y lo junto al de ella, al contacto ambas gemimos al ras de la boca de la otra, podía sentir su humedad a cada vaivén con el que ella desde mi cintura se apoyaba para hacerlo profundo, lo hacia tan lento que era un tortura, de mis labios salido un desesperado “más rápido” que ella complació. El sonido de nuestros jugos mezclase, aumentaba mi excitación, ambas gemíamos y yo no daba crédito a sentir tanto y de tal manera que por un momento pedí quedarme toda la vida así, en ese eterno placer, hasta que aferradas una a la otra nos corrimos.

-¿Estás bien Fernanda?- preguntó Patricia acariciando mi rostro.

-Sí, muy bien, gracias. ¿Tú estás bien?- Dándole un par de besos cortos.

-Sí, gracias. ¿Puedo preguntarte algo?- Mientras me abrazaba más fuerte.

-Adelante. Pregunta.-

-Me gustas demasiado, en serio y no quiero asustarte al ir tan rápido contigo, pero ¿hay “alguien” sobre quien deba saber?- Sonreí un poco ante tal pregunta.

-No hay nadie sobra quien debas saber. Hace unos meses me iba a casar con el novio de todo mi vida, pero afortunadamente y por el bien de ambos eso no sucedió. Sólo he estado con otra chica y contigo, pero no estoy lista para una relación ¿entiendes?- Aunque no teníamos la suficiente luz, sentí un poco de decepción en ella y volteo su cara de la mía. –Señorita Oporto, no me malinterprete, déjeme explicarle.- tomando su cara con mis manos. –Estuve en una relación por años con un hombre, hace poco descubrí mi afinidad por las mujeres, vine aquí a especializarme en diseño de interiores y administración. Tengo negocios familiares de los cuales hacerme cargo, es mucha responsabilidad. En cuanto empiece la escuela no tendré mucho tiempo libre, no creo estar lista para una relación.

-Bueno una cosa a la vez. Lo demás déjamelo a mi, sólo déjate querer.

Y fue así que ese “algo” con Patricia se dio. Como bien dije entre la escuela y estar pendiente de a finca y el corporativo no era sencillo. Estaba ocupada en algo todo el tiempo, pero Patricia fue persistente, arregló que tuviéramos sesiones con un entrenador personal, comencé a acompañarla a algunos eventos de moda. Fue despegando como ella decía, de un paso a la vez y a veces pasaban muchos días sin vernos y eso me ayudaba a que yo no me sintiera tan mal por siempre estar ocupada. Alexa iba muy bien con la finca, faltaba poco para la cosecha y aunque las veces que fue en visita relámpago no la encontraba por estar en Francia, tenía todo en impecable orden.

Rebeca resultó excelente como directora, sabía resolver, era una buena líder, compartía mi visión y hasta pensaba que tenia alguna especie de poder por adelantarse a cosas antes de lo previsto. Fue ella quién al poner orden en su administración descubrió ciertas fugas de dinero provenientes de las consultorías del Sr. Bauer y aunque me sorprendió cuando Rebeca empezó a escarbar, encontramos más que una fuga reciente. Continuaba cortejando los datos, pues cuando se lo dijera a mi padre, tenía que tener respuesta a todas sus preguntas. Y el hecho de que la familia Bauer se fuera Francia (sin Mauricio), me hacia creer que esas fugas podían empezar a darse, así que tenía aún mucho por hacer.

En ese momento cuando a casi un año de todo esto una bomba estalló. Un paparazzi, sacó a la Luz, unas fotografías donde Patricia y yo aparecíamos tomadas de la mano, besándonos, en varios lugares. Incluso saliendo ella de mi casa o yo de la de ella. Todo esto me tomó por sorpresa y era cuestión de horas para que Alex se enterara y la noticia les llegara a los Salvatierra en Francia.