Destino, tu camarote
Un encuentro entre dos desconocidos en la penumbra de un camarote
Me encuentro de crucero con mis amigas, es el primer día, de camino a mi camarote, me ha parecido verte, pienso que no es posible ya que no me dijiste nada. Después de dejar mis cosas en mi alojamiento, quiero investigar como es el sitio en el que pasaré unos días; entro en una tienda de ropa, hay un vestido negro que llama mi atención, lo cojo decidida y me dirijo al probador.
Me quito primero la camiseta que llevo puesta, blanca de tirantes, un poco corta pues deja ver mi ombligo; después paso a quitarme la falda de cuadros azul y negro, quedándome únicamente en ropa interior, me paro a mirarme en el espejo unos segundos, me gusta el sujetador de encaje rosa que llevo, hace juego con mi tanga; me pruebo el vestido, me hace un escote muy bonito, deja intuir que tengo un pecho de gran tamaño, también marca mi cintura y por tanto el culo; me gusta lo que veo, así que me lo compro.
Está noche iré a cenar con mis amigas, me pondré el vestido negro que tanto me gusta, un tanga blanco de encaje, esta vez sin sujetador y unos tacones negros.
Ya en la cena, pedimos vino, he visto a un chico que me atrae, el alcohol empieza a surtir efecto en mí, siento calor bajo mi vestido; le miro a los ojos pero no se percata de ello. Se hace tarde, mis amigas van al cuarto de baño mientras me dirijo al camarote.
–Debería haber ido con ellas, no sé dónde estoy-
Oigo una puerta que se abre, no sé de donde viene el sonido, miro hacia atrás para ver si veo a alguien y pedir ayuda, no veo a nadie, me vuelvo a girar para seguir mi camino, pero no me da tiempo a dar un solo paso; alguien me agarra del brazo y me hace entrar en su camarote.
No puedo reaccionar, está oscuro y no veo nada, empieza a comerme la boca muy profundamente, no pongo resistencia, el alcohol no me deja pensar, solo me dejo llevar.
Noto su mano en mi cuello y la otra en mi culo, me aprieta hacia él para que sienta lo mucho que le pongo, puedo apreciar su dura erección. Al oído me susurra,
–La faldita te quedaba muy bien, pero este vestido es mucho mejor-
Sorprendida, me distancio un poco de él, acostumbrados mis ojos a la oscuridad consigo ver un rostro; es el chico al que yo observaba durante la cena, seguro que me vio en la tienda de ropa, ¿Me habrá espiado en el probador?
Se acerca a mí, pasa una mano por mi pierna debajo del vestido, mientras me besa el cuello, mordisquea levemente haciendo un camino hasta mi boca, nos besamos, sacamos la lengua para jugar con ellas, en un descuido me agarra la lengua con sus dientes; suspiro fuertemente mirándole a los ojos con deseo, sin apartarse de mi boca, dice,
– ¿Sigo o te incomoda?-
Me aparto de él, clavo la mirada en sus ojos mientras me deshago del vestido lentamente, dejo que caiga al suelo resbalando por mis piernas mientras me quito los tacones, el misterioso hombre repasa mi cuerpo de arriba abajo, se muerde el labio, yo me tumbo en la cama dejando que vea mi ropa interior y con mirada desafiante respondo,
-Sigue-
Sin apenas dejarme acabar de hablar, se acerca abriéndose paso entre mis piernas, nos dejamos caer sobre el colchón, siento su cuerpo sobre el mío, su respiración se acelera sobre mi cuello, mientras noto como una de sus manos quiere entrar en mi tanga de encaje blanco, la otra mano me agarra fuerte del cuello, dificulta mi respiración pero me gusta, se lo hago saber con leves gemidos entreabriendo mi boca, separo más mis piernas para facilitarle el paso a mi húmeda entrepierna.
Intento llegar a su miembro con mis manos, quiero darle placer; se da cuenta y comienza a bajar sus pantalones y el bóxer, apoyando su erecto falo sobre mi entrepierna, se mueve como si estuviera dentro; pongo mis manos sobre sus glúteos marcando con fuerza las uñas.
Acercándome a su oído le susurro,
–Ni siquiera te conozco-
-Cuando me observabas en la cena, seguro que no pensabas en eso-
-Ya pero es… -
Sin dejarme acabar la frase responde,
–Shhhh déjate llevar, se nota que lo disfrutas-
Asiento con la cabeza mirando a sus ojos, siento que su mano suelta mi cuello para acercarse a mi boca, roza mis labios con un dedo, abro la boca para mostrarle que tengo ganas de usarla para otra cosa, introduce sus dedos lentamente observando como los succiono con cuidado.
Aprovechando la humedad de sus dedos, baja su mano a mi entrepierna; cuando los introduce, dejo escapar un fuerte gemido arqueando mi espalda y elevando mi pecho desnudo; sigue moviendo sus dedos cada vez más fuerte, sin yo esperarlo, baja su cuerpo y coloca su cara entre mis piernas, comienza a deslizar la lengua por mi clítoris, está hinchado y mojado; solo puedo agarrar de su pelo con fuerza apretando su cara contra mi cuerpo, me dejo llevar pero mis gemidos cada vez son más fuertes, no quiere que nos oigan, así que con su robusta mano tapa mi boca fuertemente, mi placer es tan grande que puedo morder su mano.
–Creo que esto ya está listo-
Dice mirándome pícaramente.
– ¿Listo para qué?-
Digo asombrada.
Puedo ver como coge mis piernas colocándolas en sus hombros, acercándome a su cuerpo siento cómo me observa con placer; clava sus ojos en los míos a la vez que me embiste con su miembro una tras otra fuertemente; mis pechos empiezan a botar enérgicamente al ritmo de su cadera, mis gritos comienzan a salir desde lo más profundo de mi garganta, acerca su boca a la mía, siento que se dirige a besarme pero no lo hace, quiere sentir mi aliento salir con cada embestida.
De pronto suena mi teléfono móvil, miro hacia él sin saber qué hacer, pero mi placer es tan grande que pronto pierde mi atención, miro los ojos del misterioso hombre dejándome llevar por sus movimientos.
Repentinamente me acerca a él, haciendo que me siente en aquella cama, me coloca en una posición en la que apoyo mis piernas y rodillas en el colchón, dejando reposar mi cara contra la cama y haciéndole disponer de mis glúteos para su disfrute; de pronto siento que me agarra de la cadera y noto su miembro entrando otra vez en mí, lo hace muy intensamente, tanto que debo sujetarme fuerte a las sabanas; de pronto percibo como agarra mi pelo suelto para hacer que mi cuerpo se eleve hacia él; a través de mis gritos y gemidos percibe que me gusta como me penetra fuertemente sin piedad; llevo una mano hacia mi clítoris para alcanzar pronto el orgasmo.
El hombre que disfruta de mi cuerpo, se percata y me tumba en la cama posándose sobre mí, dejando mi mano atrapada entre mi cuerpo y el colchón, sin oportunidad de sacarla de ahí, sigo tocándome mientras él me embiste; aumenta su velocidad y yo también, comienzo a jadear sin aliento, dejado salir de mi garganta algún gemido.
–Me voy a correr-
Se acerca a mi oído y susurra,
–Hazlo zorrita, córrete para mí-
Sus palabras hacen que llegue al clímax, mis gritos son cada vez más fuertes, no deja de penetrarme, me falta el aire, puedo notar como comienzo a empapar su cama sin poner remedio. Se levanta de la cama sin apenas darme cuenta, giro mi cuerpo y puedo ver que espera sentado en un sillón.
– ¿Vienes? Creo que tienes algo que compensarme-
Sin mediar más palabra, me levanto y me dirijo a él caminando con mis rodillas apoyadas en el suelo; abre sus piernas, me coloco entre ellas y mirando sus ojos, agarro su duro y mojado miembro.
Percibo como me observa con deseo, comienzo a mover mi mano de arriba abajo, sus gemidos me dicen que le gusta; ver ese falo me excita tanto que deseo que roce mis labios, despacio abro mi boca para darle paso, entra en mi garganta muy lentamente, agarra mi pelo enredando su mano, mi ritmo se acelera al escuchar sus fuertes gemidos, aprieta mi cabeza contra su cuerpo durante unos segundos para ahogarme con su miembro unos segundos;
Puede oír como me falta el aire, cada vez su ritmo aumenta, sus gemidos se aceleran; veo que está apunto de entregarme mi recompensa, se parta de mí, se coloca de pie, desde el suelo clavo mis ojos en los suyos, me gusta su cara de placer, está apunto de entregarme el premio, dejo salir mi lengua abriendo fuerte mi boca y apretando mis manos contra mi pecho.
Noto como el final llega a mi boca, está caliente, espero impaciente a que termine, entonces trago todo lo que ha caído sobre mí, le enseño mi boca ya vacía sacando la lengua; se deja caer en la cama de nuevo y me invita a ir con él.
- No puedo, debería volver a mi camarote, mis amigas me estarán buscando-
Recojo mis cosas, me visto con algo de prisa, abro la puerta y antes de salir, el misterioso hombre dice,
-No te preocupes, sé dónde encontrarte, te buscaré de nuevo-
Con asombro salgo de allí cerrando la puerta muy despacio, de camino a mi camarote, pienso, ¿Dónde nos veremos? ¿Será pronto? Lo estoy deseando.