Destino maldito

Último relato de la serie de La lanza de Longinus. Eli y Benjamín encuentran de manera inesperada a una aliada. Disculpen la tardanza.

La lanza de Longinus (y 5): Destino Maldito

Saludos Doctor Falken.

Extraño juego. El único movimiento para ganar es no jugar.

Joshua en Juegos de Guerra.

Capitulo anterior:

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Roma, 1511

Una multitud de Obispos y Cardenales van a celebrar la inauguración. El pintor Rafael muestra orgulloso su nueva obra.

Rafael Descubre el cuadro viéndose la colección de los grandes pensadores iniciados por Sócrates, seguidos por Platón y Aristóteles. Toda la muchedumbre aplaude a rabiar el virtuosismo del cuadro.

Al poco uno de los obispos se acerca y mira detenidamente el cuadro. Entonces cambia el gesto y cuñe el entrecejo. Llama al pintor y este se acerca.

-¿Qué desea su excelencia?

-¿Quién es esa mujer que está en el centro?

- Hypatia, la estudiante más famosa de la Escuela de Atenas. -respondió Rafael.

  • Quitadla de ahí. Sus conocimientos y su ciencia iban en contra de la fe. Por lo demás el cuadro es aceptable.

  • Como ordenéis

Jerusalén, 1943.

De repente a los dos les llego como un mensaje. Pero sin palabras, sin gestos. Solo la mirada de ella parecía trasmitirle algo.

  • Benjamín. Acompáñame. Vamos a la planta de Abajo- susurro Elisabeth.
  • ¿Cómo?
  • Si vamos ahora.

Los amantes recorrieron el camino inverso y volvieron sobre sus pasos. Allí donde dejaron los cadáveres de los nazis a los que acuchillaron. Esperando aún oculta bajo su capucha les estaba esperando aquella mujer. Entonces les habló.

  • No hay tiempo que perder. – les dijo la pelirroja. – Ahorrémonos las presentaciones. Benjamín en ese pasillo podrás ir en dirección hacia el altar por detrás del cortinaje. Toma al bebe. Elisabeth ven conmigo.
  • ¿Pero… Pero? ¿Cómo sabes nuestros nombres?
  • No hay tiempo Benjamín. Date prisa.
  • Si… ve a por el bebé. – ordenó Eli

Benjamín se perdió por el pasadizo. Tomo una esquina y se encontró de espaldas a un soldado mirando al salón. Llevo su mano a la boca del alemán y con la otra le acuchillo la espalda.

  • ¿Eres una espía del MI6? – pregunto Erzcebeth
  • No exactamente. Pero hay que actuar ahora.
  • Vamos. Creo que están a punto de invocar a un demonio.
  • Por eso mismo debemos pasar a la acción.
  • ¿Cuál es el plan?
  • No hay tiempo para sutilidades. Entraremos a saco.

La pelirroja le dio un puntapié a la puerta del salón. Estaba claro que quería llamar la atención. Todos los presentes se giraron hacia las dos mujeres. Eli sintió un ligero temor y con su dedo empezó a desvainar su espada.

  • ¡Por los dioses! Os ordeno detener este sacrificio.
  • ¿Quién maldita zorra eres tú? – grito el sacerdote con la daga en la mano.
  • Una maldita zorra que te va a enviar al infierno.

Entonces la pelirroja se quito la capucha y se pudo observar su bello rostro. Pero su mirada era temible, despedía fuego todo su iris. Los SS momentáneamente se asustaron y dieron pasos hacia atrás. Eli le salió su instinto vampírico y sus colmillos sobresalieron de sus labios. Su rostro se perturbo en la criatura nocturna que es.

  • ¿A qué esperáis? ¡A por ellas! – ordenó el sacerdote

Los SS fueron a por las armas automáticas apostadas en las paredes. Erzcebet desenfundó la katana.

  • Vosotros lo habéis buscados. Preparaos para reuniros con Lucifer. – grito la pelirroja.

El cuerpo de la pelirroja muto por completo y empezó a emitir una luz flamígera.

  • ¡Disparad!

Una ráfaga de balas se dirigió a las mujeres. Eli con su habilidad se movió como un trueno y comenzó a despedazar enemigos esquivando los proyectiles apoyándose en paredes y el techo. La pelirroja entonces emitió rayos en todas las direcciones de los rivales aún en pie y fueron atravesados excepto unos pocos. Mientras Benjamín salió de su escondrijo y aprovechando la confusión tomo el bebe y se lo llevo al pasillo. Este por un momento vio que la desconocida se había vuelto una luz en el cual las balas no parecían alcanzarla.

  • ¡No, no! Esto no puede estar ocurriendo. No fallare a mi Führer.

Se giro empuñando la daga y se giro al altar. Al verlo vacio dio un grito de desesperación. En ese momento aprovecho Eli para atravesarlo por la espalda con su arma. El sacerdote dio unos pasos hasta derrumbarse sobre el altar. Su sangre se vertió, deslizándose sobre la superficie de mármol. Ahora todos los teutones habían caído.

La desconocida dio un grito.

  • ¿Qué es lo que pasa? – preguntó Eli
  • ¡El Altar! ¡El altar ha sido maldecido con sangre humana!
  • ¿Qué quieres decir?

En la mitad del salón una intensa llamarada surgió. Como de las profundidades del Averno. Tras un momento estas se disiparon. Donde estaba el pentagrama ahora había un hombre, pero a sus lados había unas alas de llamas. En unos instantes hizo un gesto y las llamas desaparecieron. El tipo tenía un aspecto atractivo, alto y fuerte.

  • Después de milenos. He sido liberado. Ahora cumpliré mi venganza.

Observo a su alrededor y sonrió al ver la montonera de cadáveres. Miro a Erczebeth con gesto lascivo. Luego miro a la desconocida. Entonces su gesto se torció, con una clara señal de disgusto.

  • Hola cariño – enunció con un claro tono sarcástico.
  • No eres bienvenido Asmodeo. Vuelve de dónde has venido.
  • ¿Y quien me lo va a impedir? ¿Tú, Lilith? Maldita traidora. ¿Por qué nos has abandonado?
  • Estoy asqueado de ti y del infierno. Ya no formaré parte del ejército del caído.
  • ¿Y qué piensas hacer? ¿Acaso pedir la redención? Ningún ángel caído ha sido perdonado.
  • Ha sido. Pasado. Tú lo has dicho.
  • ¿Qué quieres decir? ¿Quizás has conseguido un trato?
  • Así es. Asherah me ha dado su perdón. Y mi misión es evitar que tu estés aquí.
  • Te has equivocado de bando en el momento equivocado. Las cosas han cambiado. La humanidad esta cayendo en las mayores cotas de horror de la historia. Tendremos una buena manada a la que torturar en nuestro reino. – dijo con una inmensa sonrisa sardónica – Deberías saber lo que está ocurriendo en las afueras de una ciudad polaca. Austwich. Estos miserables y débiles seres están provocando un holocausto en millones. Son nuestros, se los arrebataremos a los dioses.

Un gesto de preocupación apareció en el rostro de Lilith.

  • ¿Qué? ¿Empiezas a tener dudas? Pues eso solo es el principio. Nuestros planes solo han hecho nada más que empezar. En Estados Unidos nuestros siervos han portado el conocimiento final para el apocalipsis.
  • ¿Qué quieres decir?
  • Solo te lo diré, si vuelves con nosotros. Cariño – dijo con guiño lleno de ironía
  • No pienso volver a tu cama. Eres un maldito cabrón. Ya estoy harto de torturas en el infierno.
  • Ahora tienes escrúpulos. ¿Qué narices te ha pasado?
  • Esperanza
  • ¿Esperanza? ¡Ja! Ridícula piedra donde se agarran los ineptos. ¿Qué narices ves en esos ridículos y débiles seres? Iahveh los creo y los puso en honor delante de nosotros. Y fíjate en ellos. Son frágiles, caen con facilidad en el mal. Han estado matándose los unos a los otros durante milenios. Hasta el mismísimo creador los extermino en varias ocasiones. Son tan repugnantes como las cucarachas.
  • Sí, todo lo que dices es correcto. Pero lo que no ves en tu ceguera es que también son capaces de escribir una poesía. Componer una sinfonía. Criar cariñosamente a un hijo. Tener una noche apasionada de amor.
  • Ridículo. ¡Todo eso son gilipolleces! La única belleza es el oír sus gritos de dolor de nuestros látigos. Está visto que no hay nada que hablar. ¡Prepárate para ser destruida!

Asmodeo lanza una llamarada con su mano en dirección a Lilith. Esta lanza desde su mano una luz de color rosado que intercepto la llamarada y en un punto colisiono pareciendo que la llama y la luz se enfrentasen. Pero Lilith estaba perdiendo y la llamarada se acercaba. Eli tomo la decisión y ataco al demonio. Pero este reacciono y golpeo violentamente con su mano despidiéndola contra la pared. Pero Lilith aprovecho el momento y tomo la lanza. Asmodeo lanzo una nueva llamarada y Lilith la esquivo. Con un momento fulgurante le clavó la lanza en el pecho del demonio. Este dio un grito de dolor.

  • ¿Pero qué? No puede ser. La lanza de Longinus. La sangre de dios. ¡No!

Asmodeo empezó a sufrir desde el interior como si su cuerpo se quebrase con multitud de rayos de luz que saliesen desde su interior.

  • Dale recuerdos a Satán- le grito Lilith dándole un puntapié en el pecho.

Asmodeo entonces se difuminó como si fuese humo y desapareció de la habitación. En ese instante Lilith también sufrió una transformación y desde el techo de la habitación salió una especie de agujero dimensional que la baño con una lluvia de mana que mojo todo su cuerpo. Ella al recibir esa sensación sintió una alegría desbordante. Se arrodillo en el suelo mirando hacia aquella bendición.

  • ¡Oh gracias por vuestro perdón! Tal como os prometí luchare por vuestra bendición y por salvarles a ellos.

Benjamín se atrevió a aparecer en la habitación y Eli también se acerco a la desconocida una vez que el agujero del techo se cerró. Ambos estaban asombrados de lo que acaba de ocurrir. Y un cierto temor tenían en sus mentes.

  • ¿Eres un ángel? – pregunto Eli
  • Ahora sí. Lo he conseguido – dijo con una sonrisa
  • ¿Qué quiere decir eso? Por la conversación te trataba como si hubieses sido una diablesa
  • Ella, es Lilith – intervino Benjamín- la primera esposa de Adán. La repudiada. La reina de los súcubos.

Al oír la palabra repudiada un gesto de arrepentimiento se mostró en su cara.

  • Así es. Fui la traidora, y ahora he traicionado de nuevo.
  • Entonces, ahora eres de nuevo un ángel.
  • Un ángel de Asherah
  • ¿Asherah? Pero ella es la madre de los demonios.
  • Así Asherah. La diosa esposa de Iahveh. Lo que dices es lo que los misóginos sacerdotes de la época posterior a Salomón hicieron para desterrar a la mujer de cualquier honor divino. Pasándose a ser simplemente propiedad de los varones. Pero eso se ha terminado. Ahora las mujeres y los hombres crearan una nueva alianza para sobrevivir.
  • ¿Sobrevivir? Por lo que ha dicho el demonio parece que van a provocar el apocalipsis. – dijo Eli
  • Así es. Me temo que a espaldas de los dioses han conseguido llevar a cabo los planes de la destrucción de la humanidad. Su envidia no tiene fin.

Un lejano zumbido de motores se oía.

  • Son los militares británicos. Supongo que alguien habrá dado la voz de alarma. Debemos huir.
  • Lilith dispongo de un piso franco proporcionado por el servicio secreto británico. Puedes refugiarte con nosotros.
  • Muchas gracias Elisabeth. Marchémonos cuanto antes.

Los tres corrieron como podencos para evitar dificultades de ser detenidos por las tropas coloniales. Como la casa estaba cerca no tardaron poco más que media hora. Las luces del amanecer amenazaban en el horizonte y Elisabeth se dispuso a correr de manera desenfrenada hacia su escondite. Benjamín guio a su nueva compañera al escondrijo mientras la vampiresa saltaba entre tejado y tejado con el sigilo habitual en ella.

Benjamín y Lilith llegaron al piso franco y Elisabeth estaba esperándoles. Después de recuperar el resuello la condesa creyó oportuno resolver ciertas dudas acerca de su invitada. Pero a solas.

  • Benjamín. Después del revuelo que hemos formado creo oportuno que te vayas a vigilar. No te vayas muy lejos. Fíjate bien lo que hacen los ingleses y que rumores circundan las calles.- solicitó Elisabeth
  • Pero
  • Benjamín hazme caso. Ahora te preciso siendo mis oídos de lo que pasa a la luz del día.

El joven obedeció refunfuñando. Así que volvió a tomar la puerta y cerrar. De esta forma ambas mujeres estaban a solas. Aunque el concepto mujeres no era muy preciso para describir la situación.

  • Por lo que veo siempre te obedece.
  • Es un buen chico.
  • Por lo que he oído te llama ama. ¿Y eso?
  • Es mi último sirviente. El último de muchos- dijo con pesar.- He visto en el mundo cosas muy raras. Me he enfrentado a hechiceros, a otros vampiros, incluso a demonios. Pero jamás en mi vida me he cruzado con… No sé cómo calificarte la verdad. De lo poco que recuerdo de mis enseñanzas religiosas tú eras una diablesa. Pero te has enfrentado a un príncipe de los demonios. No entiendo nada.
  • Tú sabes quién soy. ¿no?
  • Según creo recordar tú fuiste la primera mujer de Adán. Un ángel que por lujuria le abandonaste. Pero te fuiste con
  • Con Asmodeo. Al que he mandado otra vez al infierno.
  • Desde luego no se puede calificar que os llevarais bien por lo que he visto. – dijo con una cierta sorna.
  • Si Adán era un capullo este le supera con creces. Pero tarde milenios en darme cuenta. Cuando me percate de que era un sádico ya era tarde. Me traicionó al encapricharse de la hija de Tobias matando a sus prometidos. Luego he ido deambulando por el mundo viviendo del semen ajeno. Pero por lo que sé no he sido la única- dijo mirándola fijamente.
  • Entonces sabes
  • Si lo sé
  • Pareces tener el don de la premonición. Cuando nos miraste fijamente parecía que supiste inmediatamente quienes éramos. Pero, lo que no entiendo es que estabas haciendo allí.
  • He sido la primera que ha sido perdonada. Conseguí que Asherah me diese mi redención por mi traición. Pero tengo una misión que cumplir. Ahora en esta segunda gran guerra el horror está llegando a cimas sin parangón. Pero eso no es todo. Asmodeo me ha confesado algo. No sé aún que es. Pero temo lo peor.
  • ¿Asherah?
  • Asherah era la esposa de Iahveh. La madre de los ángeles. Ella y él son el matrimonio divino. Los dioses son dos. Uno femenino y otro masculino, al igual que los ángeles. Pero los sacerdotes judíos maldijeron el rito de la diosa. Yo soy una ángel de Asherah.
  • Esto es increíble. Son tantas las cosas nuevas que aprender. Tan distintas a como nos la enseñaron.
  • Si es así, pero la cosa es aún mayor. Quiero que me hagáis un favor importante.
  • ¿Cuál es?
  • ¿Conoces los evangelios apócrifos?
  • Si algo he oído. Son evangelios que no formaron parte del canon dictado por el concilio de Hipona en el siglo III. Fueron considerados herejes.
  • Pero las cosas fueron muy distintas a la cultura creada por la corrompida iglesia. Las enseñanzas de Cristo fueron mancilladas rápidamente. Lo que quiero que hagas es que te quedes uno de dichos evangelios que fueron ocultos. El evangelio de María Magdalena. En él se describe como ellos dos fueron amantes.
  • ¿Amantes? Increíble
  • Y no solo eso. Era la favorita de todos sus apóstoles. Sus seguidoras le apreciaban mucho más que los apóstoles. Si recuerdas bien las mujeres son las únicas valientes que se quedaron junto a él en su larga agonía mientras todos los demás huyeron como cobardes.
  • Si eso es cierto. Solo Magdalena y su madre estuvieron al pie de la cruz. Siempre sospeche que había algo entre él y ella. ¿Pero qué es lo que paso?
  • Lo que paso es que ellos se impusieron. Donde Jesús designo que ambos sexos serian portadores de la buena nueva los apóstoles impusieron su criterio y al final lo que iba haber sacerdocio femenino al final fue proscrito por los que negaron conocerle.
  • Si el que lo negó tres veces antes de cantar el gallo fue al final el que fue el primer papa.
  • Pero lo hizo con malas artes. Todos los seguidores estaban en pie de igualdad pero el consiguió establecerse como cabeza. Pero no fue el único. Recuerda lo que dijo Pablo en Corintios:

Corintios (14, 34-35) "Como en todas las comunidades cristianas, las mujeres deben callar en las iglesias. No les está permitido hablar durante la reunión. Deben quedarse en su sitio, como manda la Ley. Si quieren alguna información, que se la pidan a sus maridos en casa. Pues no está bien visto que una mujer hable en una asamblea"

  • Jesús determino que sería Magdalena la cabeza de sus seguidores. Pero alteraron las palabras para que al final fuesen los hombres los únicos con poder.
  • Si típico. Me temo que siempre ha sido así.
  • Pero eso va a tener que cambiar. El mundo parece deslizarse hacia la destrucción. Y solo podrá salvarlo un nuevo pacto entre hombres y mujeres. Un pacto de igualdad y amor.
  • Yo he vivido demasiado tiempo y parece que lo único que quieren los hombres es guerrear y tener a las mujeres en casa como descanso.
  • Si eso ha sido así pero ellos después del horror que está ahora sucediendo empezaran a comprender que eso lleva a la destrucción.
  • Lilith. Seré tu portavoz y transmitiré ese evangelio. Pero necesito tu ayuda.
  • ¿El qué?
  • Estoy harta de esta maldición. Necesito librarme de ella.
  • Hoy hija mía. Se de tu dolor. Pero por desgracia no puedo librarte de eso.

Eli se puso a llorar amargamente.

  • ¿Entonces estoy condenada a vagar eternamente en este mundo sin hallar la paz? – dijo entre lagrimas
  • No, no va a ser así. Dentro de unas décadas tu agonía terminará.

Entonces la cara de Eli cambio. Esa predicción de su muerte o mejor dicho del fin de la no vida era una situación paradójica. Lo que para cualquier humano significaba la peor noticia ahora ella la recibía con una cierta calma y paz.

  • Lilith. He cometido muchos pecados. Pero al igual que tú he intentado redimirme. ¿Obtendré el perdón?
  • Si ambas compartimos un cierto destino. Pero los dioses juzgan a las personas por sus hechos. Que hayas sido vampiresa no significa nada. Tus actos son un honor para ellos.

Eli abrazo a Lilith con fuerza, dando saltos de alegría. Lilith sonrió ante la efusividad de la condesa. Pero al poco un pensamiento vino a la mente de Eli. Un sentimiento de culpa. Se percató de que algo estaba haciendo mal. Estaba haciendo daño a un inocente. Y ese inocente era Benjamín. Estaba usándolo para sobrevivir mientras podría tener una vida plena con los de su pueblo, allí en palestina. Pensó que tenía que tomar una decisión desagradable, una decisión que le dolía.

  • ¡Oh cielos! No, Benjamín. No puedo hacerle lo que le estoy haciendo. No es justo.
  • Él no ha conocido más mujer que a ti. Él te adora pero su amor es el de un inmaduro. Deberías cambiar eso y dejar de trataros como ama y esclavo. Eres fuerte pero no eres invencible. Si convertís vuestra relación en amor maduro nada podrá deteneros. Pero para ello debes liberarle, que sea él el que desee estar contigo. No puedo prometerte que lo haga pero será decisión suya, pero será un Benjamín que elegirá libremente. No un Benjamín que está contigo porque eres su única familia.
  • Tienes razón Lilith debo dejarle volar pero ya siento un gran cariño por él. Me siento incapaz de soltarle. Aunque sé que debo hacerlo.
  • Piensa en tu maldición y como combatirla. Yo no puedo librarte de ella pero puedo ayudarte,... puedo demostrarte que puedes sentir sin necesitar. Combatir tu maldición solo está en tus manos. Déjame hacerle y hacerte, ser hoy mis discípulos y ambos seréis más dueños de vuestra vida mañana.
  • Y como lo hacemos.
  • Romperemos el cordón umbilical que os une haciendo que él conozca a otra mujer. Y después cuando estéis juntos ya no seréis señora y sirviente. Sino amantes.
  • ¿Y quién podemos encontrar?

Lilith lanzo un guiño y de forma arrebatadora le dio un profundo beso a la condesa. Pero esta no reacciono con asco. El beso era extraño, era peculiar. Era cálido, una cierta energía percibió Elisabeth. Noto un cierto poder que pasaba de los labios de Lilith a través de los suyos. La condesa ya sabía percibir la magia y allí estaba produciéndose un intercambio mágico. Todo su cuerpo entro en un calor peculiar, que nunca conoció. Su mente se transformó y su raciocinio empezó a derrumbarse. Sabía que acababa de caer en un cierto encantamiento por parte del ángel.

  • ¿Qué me has hecho? No sé qué me pasa. Mi cuerpo tiembla, pero no de frio. Siento como un incontenible deseo.
  • Ahora eres mía. Por esta noche tú y Benjamín seréis mis sirvientes de amor. ¿No te importa, verdad?
  • No, pero ¿por qué haces esto?
  • Por tú bien. Sin un poco de toque afrodisiaco no estarías dispuesta a hacer lo que vamos a hacer. ¿De verdad quieres que te ayude con lo tuyo con Benjamín?
  • Si, y me someto. Como tú quieras, te obedezco.
  • Así me gusta.

Elisabeth empezaba a percibir una tremenda calentura por todo su cuerpo. Sus pezones se pusieron como piedras y su vagina comenzaba a producir mucho fluido. Toda su piel se había vuelto muy sensible y Lilith no dudaba en acariciarla. Cada roce era una sensación atronadora en su mente.

  • Parece como si siguieses siendo una súcubo. Y he caído en tus redes.
  • ¡Je je! Una no puede abandonar las viejas costumbres. Pero no te preocupes. No os arrepentiréis de lo que vais a sentir este día.

Lilith volvió a besarla ahora deleitándose con el roce mutuo de los labios. Mientras tanto con sutilidad iba quitándole una tras otra la ropa a la vampiresa. Esta ya tenía la voluntad a merced de la ángel. El deseo dominaba la mente. Unidas de la mano la llevo a la habitación que era el cubículo de amor que compartía con Benjamín. Ahora estaba con otra mujer, aunque no podía denominarse como tal.

Se acostaron y Lilith admiro el cuerpo desnudo de la vampiresa, está aún con la mente cohibida cubrió su sexo recién descubierto. Mientras Lilith admiraba deleitándose con su cuerpo. Ahora de nuevo besos y caricias. Dulces, con parsimonia, sin prisas. Recorriendo su cuerpo centímetro a centímetro. Bajando al mentón, al cuello con ternura. Era su primera relación con otra mujer y Elisabeth mostraba signos de aún no estar cómoda. Elisabeth sintió un estremecimiento cuando la ex diablesa poso sus manos en sus senos. Pero el creciente placer dominaba el pudor, y lentamente estaba cayendo al encantamiento. Sin remisión. Suspirando, mordiendo sus labios. Mientras Lilith observaba como su tratamiento surtía efectos sobre ese ser de la noche al que tenía a su merced, viendo su hermosura eslava.

Lilith no dudaba en ser dulce, pidiendo permiso por cada paso. Ahora deseaba besar el pecho de su prisionera, y le pedía permiso. Pero Eli solo respondía si. Aunque su mente por un instante dijese que no. Pero el placer ya era el rector de su conciencia. Y ya no quería resistirse a unas sensaciones nuevas que disfrutaba con delectación.

Una mano masajeaba el pecho izquierdo y el derecho era lamido por la lengua de la ángel. Con su apéndice enrollaba el pezón. La excitación que percibía la condesa también provocaba sensaciones en Lilith.

Lilith bajo al cuerpo de la vampiresa. Ahora ambos seres ultramundanos compartían calor. Y la condesa notaba la temperatura que proporcionaba su amante y parecía abrasadora. Pero no transmitía dolor sino placer, calor del que no deseas desear despegarte.

Ahora Lilith bajaba con su lengua hacia el abdomen, parándose un largo rato en el ombligo provocándole unas dulces cosquillas en la condesa.

Seguía descendiendo con su lengua hasta retirar la última prenda que cubría el cuerpo. Una sugerente prenda, una braga más pequeña de lo habitual y con multitud de decoraciones. Al retirarla veo el sexo de su "victima". Y observo que lo tenía depilado.

  • ¿Y esto?
  • A Benjamín le gusta así.
  • Veo que también le das caprichos. Buena idea. Tienes un chochito precioso.
  • Gracias por mi parte.

Paso a ser Lilith la que se desnudaba para sentir el roce de la piel. Elisabeth ya había perdido el último rasgo de timidez. Poso directamente sus manos en los pechos de su amante. Lilith dio un suave gemido ante la atención. Alegrándose de que aquella mujer decidiese tomar también algo de iniciativa.

  • O si Elisabeth. Si, déjate llevar por la lujuria. No temas. Conmigo conocerás la dicha hasta un nivel que ningún humano más ha conocido.

Lilith poso su mano sobre el sexo y noto la humedad característica de la lubricación debida a la excitación. Ella también empezaba a sentirse muy caliente.

  • Ummm

Gemidos, suspiros, respiraciones agitadas. Cumulo de sensaciones sin solución de continuación. Ya eran ambas presas del placer, ya no era necesaria la guía de la súcubo. Ahora la pasión surgía de forma natural.

Las manos trabajaban de manera denodada en estimular el sexo de la otra. La excitación ya estaba rozando la cima. Los gemidos premonitorios de Elisabeth dejaban claro su próximo clímax. Esta reaccionó y no quería dejar a su compañera sin su ración y aceleró su mano.

Los ojos de las amantes se cerraban mientras los cuerpos se estremecían de las sensaciones. Grititos como acallados y la conexión emocional de llegar juntas.

Cuerpos detenidos. Lilith se acerco a besar con pasión.

  • Ha sido increíble. Fantástico – dijo Elisabeth

  • Me alegra que lo hayas pasado divino.

En ese instante Benjamín entro en la habitación. Y quedo embobado ante el panorama de ver a su ama acostada con la mujer.

  • Pero esto

Elisabeth se levantó y fue a besar a su sirviente. Lilith también se dirigió hacia él.

  • Benjamín. Bienvenido al paraíso.
  • No entiendo nada. ¿Qué haces con ella?
  • Venga, no te pongas así y ven con nosotras que lo pasaremos muy bien.

El hebreo estaba totalmente ruborizado. Aunque ya estaba acostumbrado a la idea de convivir con un ser que muchos consideraban maligno, ahora se veía entre ella y otro ser mítico representante del mal en los códices de su religión. Todo era confusión. Había sido su aliada en el enfrentamiento con uno de los más terribles demonios. Una vez más tenía que asimilar el desconcierto que ya vivió hace dos años al escapar de la muerte precisamente escondiéndose en la mansión de una vampiresa. Lilith le beso y él se dejo hacer. Ahora era él que sentía ese calor extraño que le invadía. De pronto la conciencia se le difumino. Sus miedos desaparecieron y se percato de la situación. Dos mujeres desnudas que le quitaban la ropa. Su pene reacciono de inmediato con la habitual fortaleza de la juventud. El bulto se notaba en el pantalón y Lilith sin ningún tipo de tapujo llevo la mano al paquete. Mientras tanto los besos ahondaban en sus sensaciones en ambas mujeres no paraban de besarle y lamerle. Eli ahora era la que le daba un tratamiento de campeonato a su joven amante.

  • Menudo cipote. Buen tamaño – piropea Lilith
  • ¿A que si? Tengo un buen elemento. Y encima ya es muy bueno en la cama.

Por su parte Lilith deseaba volver a probar las delicias del sexo masculino y con agresividad fue a lamerle su polla. El sentir el contacto cálido de la lengua de la súcubo se estremeció y soltó un potente gemido. Elisabeth no deseaba quedarse atrás y también bajo al sexo del joven con su pene circuncidado.

La visión era impresionante. Dos mujeres lamiendo con suavidad el glande. Lilith le ofrece la polla a la condesa y esta trata de introducirse profundamente y consigue alcanzar hasta la mitad del pene. Para poder lubricar más la felación lo llena todo de saliva. Lilith por otro lado realiza uno de sus juegos favoritos. Baja con su lengua al ano del muchacho y empieza a realizarle un beso negro. El mojado contacto con su culo le produce un estremecimiento. Con la sinhueso intenta penetrar. Ahora vuelve a deslizarse a lamer los testículos.

Las mujeres se intercambian y Lilith pasa a realizar la mamada. En simetría Elisabeth atiende a sus huevos y lame también la base del pene. Pero la técnica de Lilith es impresionante. Durante unos momentos lame con profusión el glande y luego se introduce completamente el largo pene del muchacho hasta la garganta. Este percibe como hasta el esófago se expande para albergar su pene. La lengua no para de trabajar y adicionalmente siente un extraño calor en su miembro. Es abrasador. Se siente que le están ordeñando y la excitación es incontenible. La llegaba a la cima del placer es inevitable y va a ser atronadora. Una avalancha de sensaciones le atraviese y empieza a eyacular en orgasmo de una intensidad prodigiosa y de una larga duración. Su polla empieza e emitir más semen que nunca. Y la feladora no duda en disfrutar del salado fluido. La percepción del placer en el hombre también la excita a ella y lleva un dedo a su clítoris para masturbarse.

  • Compartamos el agua de vida.

Lilith se dirige a la boca de Elisabeth y comparten un profundo y largo beso. Los restos de la corrida ahora son el enjuague del ósculo. Las mujeres jadean disfrutando del sabor de su hombre. Por otro lado este está aturdido de tanto placer. Un placer de una intensidad nunca conocida por él y por pocos hombres y se deslizo por la pared hasta sentarse en el suelo.

  • ¿Qué? ¿Qué te ha parecido?- preguntó Lilith
  • Ha sido increíble. Me siento… como vaciado.
  • Venga que eres joven. Sigamos jugando.

Elisabeth se dirigió a besarle animándole después de un orgasmo tan épico.

  • Esta diablesa es un ser muy poderoso. Tendremos que luchar juntos para ponerla a raya, Benjamín.- dijo con una sonrisa sardónica
  • Si vamos a por ella.

Lilith recogió con risas el ataque simultáneo de caricias por parte de sus discípulos. Una "batalla" sexual se iniciaba. Benjamín y Elisabeth la recorrían todo el cuerpo con caricias y besos. Atendiendo rápidamente a los pezones y su sexo. Turnándose en practicar cunnilingus y mamarle las tetas. La tumbaron y la cama y estuvieron un largo rato en lamerla la almeja. No tardo en caer presa de un orgasmo. Ahora eran los amantes terrenales los que sonrían al ver su triunfo de placer sobre el ser celestial.

  • No lo hacéis nada mal. Eso está visto. He tenido mucha suerte en encontraros como aliados. Pero es hora de hacer cosas más interesantes. ¿Qué tal si follamos?
  • Follar. Me encanta la idea. Además Benjamín ya esta dispuesto.
  • Pues pongamos en 69. Nos comemos la almejita mientras él nos penetra.
  • Adelante pequeñín. A ver cómo te portas semental.

El piropo enardeció al joven. Adoptaron la postura estando Lilith encima. Benjamín penetro al ángel. Al hacerlo su pene sintió un calor impresionante. A duras penas trata de controlar las terribles sensaciones de querer eyacular casi de manera inmediata. No quería fallar y sabía que esta situación era única. Pero la vagina de Lilith era un cobijo de un placer sin igual.

  • Venga, Venga. Así, dame fuerte. Que hace milenios que no me folla un hombre. Dame fuerte.

La presencia del pene abriendo su sexo era un recuerdo que daba gotas de felicidad. Viejos recuerdos de momentos antiguos que ahora se abrían. Una situación que volvía a apreciar. Elisabeth debajo lamia los testículos de su amante y con dedo masturbaba al clítoris de su maestra. Los gemidos de Lilith denotaban que estaba disfrutando severamente de acostarse con esos sus discípulos. En el interior la erección se hacía más tensa, más dura. Cada evolución en el tamaño del pene lo percibía con claridad Lilith. Lilith deseaba un poco más de ímpetu

  • Vamos, métemela entera. Cabronazo. Reviéntame a pollazos.
  • Eso es lo que quieres. Pues toma. Ahí lo tienes. ¡Toma!

Las penetraciones ya eran desatadas.

  • Vamos, hijo mío… viérteme tu agua de vida. Bendíceme con tu esperma.
  • Joder que gusto. Sí que me voy a correr, es imposible aguantar dentro de ti.
  • Dámela toda. Córrete en mi útero, clávamela hasta la matriz. Hazme que me corra. Como un putón.
  • Si , si , si . No puedo más. No puedo aguantar. Córrete, joder, córrete de una vez.

Eli noto lo gritos desesperados de placer de su compañero y fue a apoyarle lamiéndole el clítoris. Esta nueva sensación acerco el orgasmo de Lilith. Pero el primero en venirse fue él. Su resistencia se quebró y empezó a verter abundante y caliente líquido en el coño de su maestra de amor. La sensación fue el golpe final para que Lilith que estaba lamiendo la almejita de Eli también alcanzara el suyo. Estaba siendo bendecida con el agua de vida de los humanos. El fruto del amor estaba siendo vertido en su interior. Era como mana caído del cielo acompañado de un fuerte placer que le estaba agitando el cuerpo.

Benjamín cayó derrotado sobre la espalda de Lilith. Había realizado dos polvos consecutivos y de una intensidad prodigiosa. Follar con Lilith era sobrehumano pero una gloria bendita en placer. Eli le saco el pene de la vagina y parte del esperma cayó en su cara relamiéndose en él mientras le hacia una limpieza de polla a su amado.

Pero Lilith tenía otros planes para esa parejita. Ahora era el momento de ellos dos. Una buena mamada por parte de Lilith hizo surtir el milagro de volver a levantar el "animo" del joven. Él deseaba entrar en el interior de su señora. Pero estaba muy cansado. Elisabeth ahora tomaría la iniciativa y lo cabalgaría cual amazona. Apunto su pene nuevamente erecto y lo albergo en su vagina. Los besaba alternativa mientras hacían el amor. En su mirada denotaban el gran cariño que se tenían el uno al otro. No necesitaban de muchas clases.

  • Te amo Elisabeth. Quiero estar junto a ti
  • Pero mi amor. Yo no puedo envejecer. No podemos formar una familia.
  • Me da igual. Ahora mi familia eres tú. Y envejeceré yo por ti.
  • Oh Benjamín , no me hagas esto. No podre soportar el dolor de ver morir a otro ser amado.
  • Lo entiendo. Pero te suplico, te imploro que no me dejes. Yo te escojo a ti. Ninguna mujer más que tú. Por ti moriría. Te daría toda mi sangre.

Las emociones estaban a flor de piel y el plan de Lilith estaba alcanzado su objetivo. Por dentro disfrutaba de ver una declaración de amor entre ellos dos.

  • Oh maldito seas. Yo también no puedo dejarte. Te veré envejecer. Seremos amantes por tu vida. Viviremos días de vino y rosas aunque tenga que llorar en tu tumba.

Lilith decidió que ya era hora de que los amantes alcanzasen la gloria del orgasmo. Se puso detrás y su lengua paso a la acción. Lamiendo toda la extensión del pene y los testículos del joven. Con un dedo presionado suavemente el ano de ella. Este ataque a traición fue como un relámpago en una noche clareada. Ambos amantes entraron en estado catatónico, casi epiléptico gritando a garganta pelada el placer que sentían.

Los cuerpos se calmaron y ambos se sintieron como se hubiesen bajado de una nube de placer pero ahora los cuerpos casi estaban paralizados por el tremendo gasto de energía. Ahora se besaban con dulzura mientras sus ojos brillaban subrayando la promesa que acababan de realizar.

Lilith se puso de pie en la cama observando su "obra". Los cuerpos desfallecidos de los amantes. Una pasión enardecida y reforzada. Una pareja con unos lazos fuertemente unidos. Ahora era su efusión. Su hobby. Caer a los humanos a la paz y la gloria de esta manera. Un trabajo que le encantaba. Siendo su arma la lujuria, el erotismo, la pasión, la concupiscencia, el deseo. Así evitaría que cayesen en la autoaniquilación que de manera traicionera habían creado los enemigos de los dioses. Había mucho trabajo que hacer.

~ ~ ~ ~

6 de Agosto de 1945. 8:15 de la mañana. Mar del Japón. En las cercanías de Hiroshima. A bordo del bombardero B-29 con nombre Enola Gay.

Sargento Joe Stiborik: "Aquí radar. Estimación de alcance del objetivo en 2 minutos"

Capitán Van Kirk: "Roger, Roger. Velocidad del viento 3 nudos. Dirección sudeste. Cambio de rumbo 3 grados a la 1.

Coronel Paul Tibets: "Roger. Aquí piloto. 3 grados dirección la 1."

Teniente Morris: "Atención. Listos. Lanzamiento en cinco, cuatro , tres, dos , uno, lanzamiento"

Capitán Willian Parson:"Roger, lanzamiento"

El capitán acciono el mecanismo abriendo la escotilla de carga y soltando Little Boy. El avión siguió su curso. La bomba alargada de color verde oliva con alerones cuadrados descendió bruscamente. Los sensores barométricos detectaron la altitud de explosión y un pequeño fragmento de uranio 235 impacto contra una bola mayor del mismo elemento. Esto provoco que se llegase a la masa crítica iniciándose un proceso de fusión en una fracción de segundo. El resultado fue una explosión de 13 kilotones. Instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.

Abajo en la ciudad. Cientos de miles de personas conocen en vida y muerte el significado de la palabra infierno. Donde antes había una ciudad ahora había un hongo nuclear.

Capitán Robert Lewis: "Dios mío. ¿Qué hemos hecho?"