Destino

Una fotógrafa que lo tiene todo pero está, agobiada por la cotidianidad. Una bibliotecaria sumida en un oscuro mundo para sacar adelante su refugio. Una deuda impagable y un romance que parece improbable.

  • CAPITULO I: EL ENCUENTRO

No sé, quién dijo cuando tu cabeza y tus emociones están desordenadas lo mejor es ponerte a ordenar el entorno que te rodea, es la única forma en que salga alguna solución ya sea racional o tonta, es algo por dónde empezar. Fue un tanto gracioso ver que el caos de mis pensamientos seguía ahí pero no así la mugre en mi departamento; el día me descubrió un tanto agotada físicamente pero las cuentas no se pagan solas, así que después de mi momento Mary Kondo decidí desayunar en la oficina; A veces emprender en algo que uno ama da miedo y a la vez euforia con unos amigos habíamos empezado nuestra propia empresa “Light Makers”. Franco era uno de los diseñadores web más jóvenes de la industria, autodidacta y retraído con el mundo menos con nosotros, cuando se sumó a la empresa pido explícitamente no tratar no ningún cliente. Mientras que Cristina era una gran diseñadora gráfica a diferencia de Franco, ella había estudiado en una de las mejores universidades del país y su formación le permitió recibir varias propuestas en varios lugares, los rechazo a todos solo para ser su propia jefa y manejar sus horarios; era un acuerdo tácito entre nosotros; nosotros elegíamos los trabajos en conjunto y nosotros estipulábamos los tiempos. Por ultimo estaba yo, la fotógrafa la que ocupaba más espacio, escenografía y luces, estaba encargada de tratar con los clientes y de cerrar los contratos.

Descubrí mi pasión por la fotografía junto a mis amigas yo era la que siempre estaba detrás de las cámaras y ellas eran las desinhibidas que seguían mis órdenes; así fui mostrando mis trabajos a muchos fotógrafos locales pronto el diario de la ciudad me llamo para cubrir sus fotografías; era más barato pagar a alguien sin experiencia. Y entre diarios y algunos famosos del lugar me fui forjando una notoriedad lo suficientemente buena como para armar con mis amigos nuestra empresa.

Como empresa nos movíamos en un ambiente bastante ostentoso donde las relaciones públicas es muy necesario para conseguir clientes nuevos. Todos los fines de semanas era ir caza de potenciales clientes y a pesar de todo el relativo éxito en mi carrera, mi vida seguía vacía, no sabía que quería, sí ya lo tenía todo.

Al llegar al trabajo, trato de disipar a todos mis pensamientos parásitos esos que se alimentan de tu energía y pongo mi mejor semblante para que los chicos no se preocupen

  • Buenos día, Franco, Cristina.- Salude con una sonrisa de oreja a oreja.

  • ¡Buenos días Luz! – respondieron ambos al unisonó.

  • Cris, decime que preparaste café por favor porque no desayune en casa.

  • Claro, mi cielo ¿Cómo quieres tu café solo o con leche?- me lo dice con un tono maternal que derrite siempre que es así con nosotros.

  • Solo café no te preocupes tanto- respondo con una sonrisa.

  • No, no querida si vas a seguir saliendo de parranda los fines de semanas mínimo lo vas a tomar con leche – me reta como toda una madre con experiencia.

  • Está bien, está bien como quieras, solo tráemelo que me MUERO DE HAMBRE; Ey Franco tráeme los currículos de las modelos y todo lo que haya para firmar o mándamelos por mail así lo imprimo desde acá – Grite y señale a mi oficina desde la otra esquina del estudio.

  • ¡Sí! Luz no me olvide, tranquila enseguida te los envío – me responde, mientras parece desaparecer detrás de su pantallas.

Entro a mi oficina y prácticamente me tiro a la silla y cierro los ojos me reclino hacia atrás; agradeciendo mentalmente la idea de Franco de comprar sillas gamer para las oficinas; aun así no me siento del todo cómoda algo adentro mío me estaba molestando. Y entonces escucho…

  • Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz que los cumplas querida Luz que los cumplas feliz eeeeeeeeeeeeh ¡sopla las velas! – entraron cantando Franco y Cristina un tanto desafinado y totalmente a destiempo uno de otro.

  • Creíste que nos íbamos a olvidar de tus 32 añitos, sabemos bien que no te gustan las sorpresas pero no nos aguantamos – comento Franco, con una sonrisa tímida.

Traían una torta de lo más linda pero chiquita, no me pude enojar con ellos en ese momento sonreí y los abrace a los dos.

  • ¡¡¡Gracias!!! Chicos, es el gesto más hermoso que han tenido conmigo. Muchas gracias en serio, pero me parece que es hora de volver al trabajo; y no creas Franco que por esta tortita me voy a olvidar de lo que te pedí- mientras le guiñaba un ojo.

  • Si, si por supuesto soy un chico que cumple con sus mujeres ja ja ja – hacía mucho tiempo que no lo escuchábamos reír de esa manera que nos tomó por sorpresa a Cris y a mí.

Después del canto, las fotitos y algún que otro chiste por mi edad, ambos salieron de mi oficina y yo había descubierto porque mi cabeza hoy estaba más desordenada que de costumbre, ¡ja! Era mi cumpleaños y ni yo estaba enterada. Eso, sí que era cómico de mí; después de debatir conmigo misma los pros y contras de tomarme el día decidí, tomármelo ya que los chicos suelen tomarse el día libre cuando es el cumpleaños de alguno de ellos.

  • ¡¡Franco!! Suspende todo hoy me tomo el día- le grite ya desde la puerta y con las llaves de la moto en mano- ¡Ah! Me olvidaba Cris te puedo pedir que suspendas las producciones de hoy pásalas para pasado mañana. Creo que mejor me tomo el día de hoy y mañana para mí – sonreí levemente agarre el casco y una de las cámaras profesionales.

Salí al estacionamiento y subo a mi moto, un tanto viejita pero fachera; ella siempre me espera, la encendí y acelere no tenía rumbo, creo que mi único rumbo era encontrar algo verdadero en esta gran ciudad, es lo bueno que tiene las grandes urbes, la inmensidad y diversa que es. Maneje sin trayectoria hasta que en un momento me perdí, baje la velocidad y vi una plaza a lo lejos, me dirigí a ella, subí a la vereda de la plaza mi moto y la deje en la esquina un lugar donde pudiera divisarla mientras, saque mi cámara y empecé a sacar fotos a todo lo que se movía y a lo que no también no discriminaba nada. Hasta que en un momento un edificio llamo mi atención, era una construcción estilo barroco, muy del principio de siglos XX, pero esta construcción tenía una particularidad estaba lleno dibujos y murales de mujeres de diferentes etnias con indumentaria variada y sin ella también. La verdad que un gran desperdicio a tan bella edificación. Giro a mí alrededor buscando alguien que me pudiera dar más información y a lo lejos veo a una anciana que está dando de comer a los gatos de la plaza mientras lee un libro, inmediatamente le tomo una foto y me acerco a ella.

  • Buenas, señora ¿Qué tal? ¿Cómo está? Mi nombre es Luz, soy fotógrafa y me llamo mucho la atención este edificio con grafiti ¿Qué me puede contar de él?

  • Hola querida, mucho gusto soy Aida, que te puedo decir de ese edificio – quedo un tanto pensativa, mientras me escaneaba mis fachas - que es una simple biblioteca y es la biblioteca del barrio.

  • Pero ¿Por qué está pintado de esa manera? ¡Es una burla para el trabajo del arquitecto de ese edificio! ¿Quién fue la bestia que hizo eso? – comente un tanto molestada.

  • Bestia es lo que pensábamos nosotros cuando vimos a la bibliotecaria pintar el edificio de esa manera. 7 años le llevo dejar así la biblioteca, pero sabes una cosa lo que nosotros no entendíamos era ¿él porque lo hacía? Hasta que un día los jóvenes entraban a la biblioteca por curiosidad, entendimos que su propósito era que ellos vuelvan a los libros y sacarlos de sus computadoras y móviles; Fue un poco ortodoxo la manera que encontró, pero bueno es su biblioteca no podíamos impedírselo – comento con una sonrisa resignada en su rostro.

  • Pero, acaso usted no me dijo que era la biblioteca del barrio y ahora me sale con que ahora es su biblioteca.

  • ¡Ja! Si es la biblioteca del barrio y es la biblioteca de Helga, ya que fue ella con sus ahorros que salvo tan hermoso lugar el municipio estuvo al borde de rematar el terreno, para hacer edificios – la cara de asco que se dibujó en el rostro de Aida era magistral- se lavaron las manos e iban a dejar que sea derrumbado, pero ella llego un día pago todas las deudas que tenía el edificio y no solo eso hizo; reparo cada gotera de él y después se dispuso a atraer a los lectores… ahora mismo estoy leyendo un libro que saque de ahí - su cara de asco desapareció y surgió una muy picara - ¿te puedo dar un consejo?

  • Si claro, siempre y cuando sea gratis – le sonrió.

  • Claro que es gratis – responde ella mientras larga una carcajada – suelen decir por ahí que jamás hay que juzgar a un libro por su tapa, ahora te voy a pedir un favor – me dice mientras extiende su brazo con el libro que estaba leyendo

  • Vio, que no era tan gratis el consejo – digo en tono sarcástico – dígame que necesita.

  • Me harías el favor de devolverme el libro a Helga.

  • Si claro cómo no, de paso conozco a la salvadora y famosa bibliotecaria – digo mientras tomo el libro y le sonrió amablemente – fue   un gusto dialogar con Ud. Aida, espero volver a verla hasta pronto.

Camino hacia la biblioteca, subo las escaleras y leo el cartel en la puerta que dice “Empuje”, entonces entro y veo tan majestuoso edificio, las grandes bibliotecas que adornaban el lugar, camino extasiada asombrada. Era lo que estaba buscando un lugar donde pudiera sentirme a gusto, un lugar en que nadie tuviera expectativas de mí solo un lugar para ser yo. Seguí caminando, empecé a buscar a la bibliotecaria a la tal Helga, pero no la encontraba por ningún lado.

De la nada, escucho sonar música proveniente de una escalera que llevaba hacia abajo, seguramente un subsuelo; para mi suerte me caracterizo por ser la persona más cobarde del mundo pero bueno este lugar me lleno de intrigas y ya tenía necesidad de conocer a Helga baje después de recorrer un largo pasillo me topo con una puerta la abrí y me recibió una canción muy hermosa.

“Una mujer se ha perdido conocer el delirio y el polvo,

se ha perdido esta bella locura, su breve cintura

debajo de mí.

Se ha perdido mi forma de

amar, se ha perdido mi huella en su mar.”

Pero más hermosa era la silueta que bailaba sin darse cuenta de mi presencia, con sus largos cabellos rubios y un cuerpo más que divino, era de estatura baja. Cuando dejó de observar sus dotes me doy cuenta que estaba bailando con un maniquí a lo que no pude aguatar mi carcajada.

Sorprendida ella gira su cuerpo abruptamente y me mira desafiante con sus ojos tan verdes que me hipnotizaron de inmediato.

  • ¿¡Quién sos!? – increpo la bibliotecaria mirándome de arriba hacia abajo.

  • Emmm. Discúlpame la descortesía, solo me reí de tu compañero de baile, creo que no sabe bailar muy bien – trate de sonar un tanto graciosa - no reía de vos, mi nombre es Luz y solo vine a entregar un libro en nombre de una vecina del barrio

  • ¡Eh! – Se dibujó una mueca de desprecio en su cara - Y porque carajos no dejaste el libro en la urna que está a la entrada de la biblioteca donde dice DE- VO-LU-CIO-NES.- lo deletreo como si fuera analfabeta.

  • En realidad no lo vi, será mejor que lo deje y me vaya veo que la atención aquí no es una de sus mejores cualidades - Giro sobre mis talones y empiezo a subir las escaleras pero, siempre hay algo que jamás me gusto y es cuando me menosprecian a lo cual no pude contenerme aun de espaldas a ella le grito

  • ¡Es una verdadera lástima lo que has hecho con este edificio, una joya su sola existencia, hoy es convertida en el lienzo de una pintora frustrada!

Ni bien termine la oración me arrepentí de cada palabra que había pronunciado, pero las cartas ya estaban echadas y mi ego estaba ya bastante magullado como para arrepentirme de lo que había dicho. En ese preciso instante, escucho los pasos firmes acercándose a mí, a lo cual me apuro para subir las escaleras. Pero no llegue a la puerta, siento como unas manos ásperas me toman del brazo me dan vuelta bruscamente y me empujan cayendo todo mi cuerpo sobre las escalera, solo llegue a percibir el dolor fuerte de cabeza y el ruido sordo de mi cuerpo golpeando las escaleras, al abrir los ojos la veo encolerizada mirándome con esos ojos verdes.

  • ¡Dame el libro! – Me dice mientras se notaba que trataba de no explotar - y andate que sabes de arte o muralismo, que podes saber vos de luchas agendas, que podes saber vos de mis luchas si no me conoces, ¿Quién sos vos para decirme que es hermoso? ¿Qué es lo correcto para mi edificio? Estoy cansada de gente como vos que piensa que su mirada es la única valida, sin un gramo de aceptación por lo diferente, ahora te lo voy a volver a pedir andante y no vuelvas.

Solo atine a darle lo que pedía aunque seguía un tanto con miedo y otro tanto extasiada por esos ojos. A veces dudo de no ser masoquista, pero en ese momento   preferí no tentar a mi destino me levante como pude y salí volando de ahí, corrí a la plaza tome mi moto busque con la vista a la anciana pero ya no estaba por ningún lado, ese favor me salió más caro de lo que pensaba, inmediatamente encendí mi vehículo y volví a mi departamento.

Una vez adentro tire todo en la mesa y me acosté en la cama.

  • Qué lindo cumple Luz – me reproche, sarcásticamente – excelente, solo a vos te gusta pasar así los cumpleaños, encabronando a una bibliotecaria.

Cerré los ojos y repase ese día en mi cabeza y por más hirientes que fueran las palabras de la bibliotecaria, eran ciertas, no podía dejar esa mala impresión de mí.

¡Tengo que volver!