Destino 2
La vida de Marco se complica
Destino 2
MARCO
Llegue a casa de mi hermana y era incapaz de meter la llave en la cerradura, las lágrimas me impedían ver nada, tuve que tocar el timbre abriendo la puerta mi hermana, lo primero que hizo fue abrazarme y después me llevo a la sala de estar, Alberto me esperaba sentado, estaba nervioso igual que mi hermana.
Los dos conocían mi pasado en las peleas y sabían que si me arrancaba le hubiera dado bien, la verdad es que con el puñetazo me quede a gusto, tendría que pedir perdón a mí hermana pues ese puñetazo incumplía la promesa que le hice, no pelearme si no era estrictamente necesario.
En esta ocasión podía haberme marchado sin sacudirle, pero fue superior a mí, mi hermana miro mi mano y se temió lo peor, la tranquilicé.
Yo- Lo siento hermanita, he incumplido un poco la promesa que te hice, pero fue superior a mí.
Teresa- ¿Qué ha ocurrido?
Yo- El tío ha dicho que ojalá estuviera aquí el carnudo para que aprendiera como se follaba a una mujer como tú, yo le he tocado en el hombro y cuando se ha girado le he estampado el puño en la cara.
Teresa- ¿Era estrictamente necesario?
Yo- Lo era créeme, si no le llego a dar hubiera reventado.
Alberto- Que más a pasado cuéntanos.
Yo- Les he pillado en pleno combate amatorio y he entrado en la habitación, le he sacudido al tío y le he dicho a Patricia que tenía tres días para sacar todas sus cosas de casa y que cuando fuera quería ver los papeles el divorcio firmados, después me he marchado dando un portazo y he venido aquí directo.
Alberto- ¡Estabais bien joder, se os veía felices, que habrá llevado a Patricia a actuar así!
Yo- Siempre he tenido la sensación que aunque feliz le faltaba algo, alguna vez le pillaba miradas como de decepción, como si esperara más de mí, el problema es que nunca me dijo nada, cuando hable con ella lo sabré.
Estuvimos hablando un poco más y ellos se fueron a la cama, yo me tomé una cerveza después de pegarme una larga ducha, no me quitaba de la cabeza esa sensación de que este matrimonio ya había fracasado antes de empezar, había salido de un pozo muy oscuro, estaba tranquilo y en paz, tenía a mi hermana y a Alberto además de tía Fiona.
Esta semana me pasaría por su local, con todo el lío de las últimas semanas no la había llamado, como mínimo hablaba dos días por semana con ella si no me podía pasar por su local, las últimas semanas fue muy duro para mí fingir que no pasaba nada, que seguía siendo el novio tonto y enamorado, pero tuve que hacerlo para acabar con esto lo antes posible, si patricia hubiera sospechado algo seguramente abría cortado con su amante y yo me habría quedado sin pruebas, como dicen lo mejor es quitarse las tiritas del tirón.
Me metí en la cama y aunque me costó al final concilie el sueño, pedí unos días de mis vacaciones, así que hasta el martes no tendría que ir a trabajar, no me apetecía encontrarme con Patricia en estos momentos y estos cuatro días me vendrían bien, desayunando dije a mi hermana y a Alberto que por la tarde me pasaría por el local de tía Fiona, a ellos les pareció buena idea apuntándose también.
Tía Fiona era la hermana mayor de mama, aunque parecían gemelas, las dos eran mujeres muy hermosas y teresa ha salido a ellas, mi tía es lesbiana y fue la primera en poner un bar para lesbianas en la ciudad, con lo bruta que es podría haber sido camionera tranquilamente, me gustaba pasar por su local, tenía la mejor cerveza irlandesa, la mejor música y su compañía no tenía precio.
En realidad aunque era para lesbianas también entraban gays, uno de ellos era mi gestor y tenía que hablar con el porqué no sabía todavía que hacer con la casa, me pegue una ducha y me fui a dar un paseo, entre en una tienda de discos donde vendían vinilos, la buena música siempre en vinilo ni CD ni chorradas, los dueños eran un matrimonio muy simpático, siempre me conseguían los vinilos que pedía por muy difíciles que fueran de encontrar, en esta ocasión quería el disco de Dire Straits Brothers in Arms, era mi grupo preferido, mi hermana me regalo este disco en CD yo se lo agradecí, pero lo quería en vinilo.
Entre una cosa y otra llego la hora de comer y pare en un bar, el menú tenía buena pinta y no me equivoque, me puse las botas de comer, después paseito para bajar la comida y me dispuse a ir al local de tía Fiona.
Cuando entre al local allí estaba mi tía, siempre con una sonrisa en la boca, la única vez que le vi sin una fue cuando Teresa le pidió ayuda para sacarme de ese agujero infernal donde me había metido yo solo, las palabras de mi hermana fueron lo que me hicieron reaccionar, pero los dos guantazos que me metió mi tía ayudaron y mucho.
Fiona- Ya era hora que vendrías a visitar a tu tía.
Yo- Lo siento tía Fiona, pero he tenido semanas complicadas.
Fiona- Si, ya me contó mi novia sobre tu divorcio.
Yo- Como que tu novia, los únicos que sabían esto eran, Teresa, Alberto y mi abogada Alba.
Fiona- Alba es mi novia, pensaba que Alberto te lo había dicho.
Yo- Tal vez me lo dijo, pero con las semanitas que llevo, es posible que no le hiciera caso.
Cuando llegaron mi hermana y Alberto me encontraron sentado en la barra, hablando con mi tía y la camarera en un buen ambiente, pero yo había perdido esa sonrisa que me caracterizaba y por mucho que intentaba disimular, me era imposible.
Les mire a los dos, pero sobre todo a Alberto, le dije que se acercara y le pregunte.
Yo- ¿Por qué no me dijiste que Alba era la novia de mi tía?
Alberto- Pues en ese momento solo te recomendé la mejor abogada, no me puse a pensar en nada más.
El cabrón se puso a descojonarse y me dijo en voz baja mientras seguía riéndose.
Alberto- ¿No te habría gustado y te habías hecho ilusiones verdad?
Yo- No es eso cabrón de mierda, solo me recordó a alguien del pasado nada más.
Alberto- ¿Tuviste que quererla mucho, seria de tu época negra no es así?
Yo- La quise, pero lo nuestro no pudo ser y dejemos el tema que se me calienta la cerveza.
El cabrón de Alberto se reía a mandíbula partida, mi hermana y tía se reían también, por lo menos consiguieron que por unas horas no me sintiera un desgraciado.
Alba apareció como no, y cuando se besó con mi tía me quede mirándoles, tenían una pasión que no había visto en Patricia y en mí por lo menos de su parte, el destino me estaba dejando claro que Patricia nunca fue la indicada, de todas formas la decisión estaba tomada.
Alba me pregunto por si había entregado los papeles del divorcio a Patricia, le conté lo ocurrido y que le había dado hasta el lunes para firmarlos, después me dijo que si el tío me denunciaba ella se haría cargo de mi defensa, la verdad que me recordaba muchísimo a Erin, pelirroja como ella de ojos claros y bonito cuerpo, además de una sonrisa preciosa, me alegre por mi tía se la veía feliz.
Fue una tarde noche estupenda, como ya he dicho durante esas horas deje de sentirme como un desgraciado y por momentos volví a sonreír.
El fin de semana paso y el lunes me dispuse a acercarme a mi casa, recogería los papeles del divorcio para que Alba los pudiera tramitar el divorcio, metí las llaves en la puerta y al entrar me encontré un montón de cajas y varias maletas, y por supuesto a Patricia.
Mi cara cambió, de un semblante tranquilo paso a uno serio, la mire y le indique que hacia todavía en la casa, entonces ella dijo.
Patricia- Los papeles están firmados, puedes comprobarlo, solo me he quedado porque quiero explicarme, te pido que me des la oportunidad de dar mi versión, después me marcharé.
Yo- Adelante.
PATRICIA
Desde siempre me ha gustado un prototipo de hombre el que llamáis malote, un hombre fuerte y dominante, de esos que con mirarlo se te caen las bragas, como sabrás todos mis novios eran así, de la pandilla el único que me llego a gustar en su momento era Alberto, pero tampoco terminaba de encajar en mi perfil.
Lo malo de este perfil de hombre es que rara vez son fieles y durante mis relaciones tuve que aguantar muchos cuernos, pero como siempre volvían a mí pues no me importaba en exceso, sabía perfectamente que yo a ti te gustaba, pero no vi que hicieran ningún movimiento, parecías tener claro que yo no estaba a tu alcance y no lo intentaste.
Después paso lo de tus padres, sé que entraste en una mala racha y que tu hermana lo paso muy mal, se rumoreaba que te habías metido en una banda que participaba en peleas callejeras y que debías de ser muy bueno, yo nunca me lo creí del todo.
Después de un tiempo volviste y eras el marco de siempre, te pusiste a estudiar una oposición y te gustaba la cafetería que estaba cerca del hospital donde yo trabajaba, al principio pensé que me espiabas, pero después me di cuenta de que ibas por los libros.
Marco- En esa cafetería aparte del café había libros muy buenos.
Así es, empecé a ir por curiosidad, entonces descubrí que teníamos más cosas en común de lo que me imaginaba, y esos ojos te hacían un hombre muy atractivo, por primera vez empecé a verte como hombre además de cómo un amigo, tu gusto por la lectura era similar a la mía, nos gustaban libros similares y me empecé a sentir atraída por ti.
Y si, me enamore de ese hombre atento, bueno, cariñoso que me trataba como una mujer y no un objeto para descargar su semen, cada vez que salía del hospital estaba deseando encontrarte en la cafetería para pasar tiempo contigo, empezamos a salir y me pediste matrimonio a los meses, pienso que nos precipitamos, igual tendríamos que haber esperado más, también te digo que el sí que salió de mi boca era real.
He sido feliz durante estos dos años a tu lado, pero también te digo que siempre me ha faltado algo, ese macho alfa que me dominara, nunca te dije nada por qué tu carácter nunca dio visos de ir por ahí, y pensé que se me pasaría acostumbrándome a la vida que teníamos sin desear nada más.
Entonces paso, un buen día llegue al hospital y ahí estaba él, un hombre de nuestra edad, más alto que tú, con un cuerpazo y además guapísimo, tenía una voz varonil y dominante, estaba acostumbrado a mandar y eso me gusto desde el principio.
Yo al principio pasé de él té tenía a ti y no quería arriesgarme, pero notaba que me ponía celosa cuando otra médico o enfermera se acercaba a él, y con la labia que tenía me fue engatusando poco a poco, como ya he dicho al principio me hacía la dura, pero Roberto no era un hombre que aceptara un no por respuesta, una de las mañanas en la sala de descanso fue muy claro, quería follarme y le daba igual que estuviera casada, aguante un par de semanas en ese plan, pero al final sucumbí, una de las noches que me tocaba guardia y tú librabas, se las arreglo para cambiar el turno con alguien y me vino a buscar.
Había terminado de visitar a mis pacientes e iba a comer algo cuando alguien me llamo desde uno de los baños y era él, se abrió la bata de médico y tenía la polla fuera, era más grande que la tuya, me gusto no voy a mentir, una fuerza me empujaba a esa polla y deje de resistirme, solo te diré que a los pocos minutos la estaba saboreando en mi boca y al poco rato estaba a cuatro patas sobre la taza del water con las bragas metidas en la boca para no gritar de placer.
Al día siguiente cuando entre en el portal llore, estuve un buen rato llorando porque no te merecías esto, pero era volver a verlo y caía otra vez, la vez que lo lleve a la cafetería tenía la esperanza de que fueras tú el que parara lo que yo no podía parar y me pusieras la sensatez que había perdido, pero lo único que vi fue una mirada de decepción, después actué mal y te ignore porque pensé que no estabas dispuesto a luchar por lo nuestro.
Cuando te vi irte, algo cambio en mí y decidí dejarme llevar por él, cuando llegue a casa te encontré como siempre y entonces me di cuenta de que tenía el marido ideal en casa y el macho que me dominaba en el trabajo, ya me sentía completa.
Marco- ¿Muy egoísta es lo que has sido no crees?
Sin ninguna duda, lo que no me esperaba era lo que ocurrió esa noche, cuando Roberto fanfarroneo y tú entraste en la habitación debiéndole que tuviera cuidado con lo que deseaba que se podía hacer realidad, después soltándole un puñetazo con tanta fuerza que cayo al suelo, yo pensaba que había encontrado un león, pero cuando hizo el amago de levantarse e ir a por ti con la mirada que le echaste, paso de ser un león a ser un gatito, fue sumamente decepcionante para mí, en ese momento fue donde me creí que lo de las peleas era verdad y que había tenido todo en mi mano y lo había echado por la borda por egoísta.
Después de que te fueras yo me levante a al baño quería estar sola, al levantarme vi a Roberto como temblaba de miedo, lo había perdido todo por un cobarde que solo sabia aparentar, en ese mismo momento cogí un polígrafo y firme los papeles, no me merecía seguir siendo tu mujer y tú merecías encontrar a alguien mejor que yo.
Marco no te voy a pedir perdón porque el perdón hay que ganárselo, te lo pediré si algún día me veo merecedora de pedírtelo, también quiero que sepas que nunca fue mi intención ni hacerte daño ni humillarte.
MARCO
En ese momento se levantó y dándome un beso en la mejilla se despidió diciéndome que unos días vendrían de una mudanza a llevárselo todo, lo siguiente que oí fue como dejaba las llaves en la mesita de la entrada y cerraba la puerta tras de sí.
Buenos mis sensaciones que siempre le había faltado algo eran reales, y lo que más me decepciono no fue la infidelidad en sí, la mayor decepción es que fuera incapaz de contarme lo que le ocurría, decirme lo que ella anhelaba, se lo podría haber dado, nunca lo sabré, porque aunque algún día pudiera perdonarla lo que si tenía claro era que lo nuestro se había acabado para siempre de forma irreversible.
Intente seguir trabajando en el mismo hospital, pero verla casi todos los días no me hacía bien a mí ni a ella tampoco, entonces decidí subir a donde los jefes y presentar mi dimisión, ellos me dijeras que no podían prescindir de ninguno de los dos y me convencieron de coger una excedencia, yo la acepte, tenía dinero de sobra y había pensado viajar a Irlanda a conocer el pueblo donde crecieron mama y tía Fiona.
En esas estaba creando un itinerario de viaje cuando me sonó el móvil, era tía Fiona.
Fiona- Marco podrías pasarte por el bar, tengo algo importante que comentarte es urgente.
Yo- Si en un ratito estoy allí.
Me duché, me puse unos vaqueros mis botas de monte una camiseta de Dire Straits y una vieja chupa y me puse en camino, decidí ir caminando pues no quedaba lejos de casa, cuando entre vi a tía Fiona muy triste, al otro lado de la barra había una mujer con un cartel de neón que decía soy policía, que habría hecho mi tía.
Fiona- Marco gracias por venir te presento a la inspectora Sunders, es de Scotland Yard.
Yo- Encantado, ¿qué sucede?
Fiona- Han encontrado muerta a Alana, ya sabes la que era la mejor amiga de tu madre y mía.
Yo- Si sé quien es, en mis tiempos de peleas escuche que se había empezado a prostituir para el jefe de la mafia irlandesa, el final no me sorprende ese hombre es muy peligroso.
Fiona- Pues tenía una hija de dieciocho años y ese mismo hombre pretende hacerle lo mismo a ella, no tiene a nadie en la vida tenemos que ayudarla.
Yo- ¿Y qué puedo hacer yo?
Sunders- Hemos intentado infiltrar agentes en las peleas callejeras para dar con su paradero, pero todos han sido descubiertos y asesinados.
Yo- Y pretendéis que sea yo el infiltrado verdad, ¡ni de coña!
Sunders- eres perfecto, tú conoces esas peleas, sabes como moverte por ellas y sabemos que eras muy buen luchador.
Yo- ¡Tú lo has dicho era, en pasado!
Entonces la puerta del local se abrió y escuche la voz de una mujer que me decía, ¿desde cuándo Marco ha perdido los huevos?
Me giré y allí estaba una mujer pelirroja, de metro setenta pechos medianos, ojos claros piel de porcelana y la sonrisa más hermosa que había visto jamás, Erin volvía a mi vida y yo estaba a punto de embarcarme en una misión suicida.
Continuará.