Destinados. Capítulo 08: ¿Novios?

...Respondeme algo y si no obtengo la respuesta que deseo te dejo en paz- el asintió - ¿me quieres?.. (Relato editado)

Hola de nuevo. Les traigo una nueva entrega de Destinados… Este capítulo es un tanto especial pues es a partir de él que se crean las bases para que acontecimientos posteriores vayan tomando su rumbo, donde la descarga de emociones y sentimientos harán su aparición. En este aún no hay sexo pues creo que la historia no ha dado pie para ello, y me parecería un tanto forzado meter una escena de ese tipo solo por ponerla, no es mi estilo, pero les adelanto que el próximo si tendrá la primera escena de sexo explícito... Mientras, espero disfruten este capítulo, al igual que sus comentarios  valoraciones, no saben cuan importantes y valiosas son para nosotros como escritores.

(Envié de nuevo el relato, pues me di cuenta de unos errores de transcripción y con lo maniático que soy con respecto a esta historia no me parecía correcto dejarlo así, por mínimo que fuese el error. Mil disculpas… Lo que pasa que al igual que muchos capítulos este lo escribí hace ya varios meses y pensé que estaba listo, por lo que no lo ley tan exhaustivamente como los otros pesando que estaba ya pulido… Pero no. Por lo que lo edite y lo vuelvo a mandar. Mil disculpas de nuevo, pues ustedes se merecen una historia de calidad…)

Saludos,

Derek W. Johnson

Destinados. Capítulo 08: ¿Novios?

DAVID

Estaba tan acostumbrado a despertarme a la misma hora toda las mañanas, que sin siquiera abrir los ojos ya sabía que era tiempo de levantarme, pero…¡Un momento!... mi almohada estaba un poco… más caliente de lo normal, y que yo recordara ella no se movía… ¿o sí? ¿Y de quien eran esas manos que me rodeaban? Inmerso ese dilema abrí mis ojos para encontrarme con aquella imagen a mi lado.

Todavía incrédulo, intenten enfocar mejor mi vista para reconocer en que sitio me encontraba, mire de un lado a otro… solo pudiendo observar en el extremo izquierdo de la cama una pequeña mesa de noche, mientras que en lado opuesto se encontraba una sencilla pero al parecer útil peinadora, que evidentemente estaba dejada al olvido. Enfoque mi vistas en las cortinas del ventanal por donde entraba la luz que iluminaba aquel cuarto, presumía que eran de color blanco; a pesar de que el polvo ya las teñía en tono grisáceo… seguí mirando alrededor de aquellas cuatro paredes solo alcanzando a ver un par de cuadros de paisajes que adornaban el lugar. En si todo parecía normal para la habitación de una casa convencional, a pesar de aquella vivienda llevaba varios años prácticamente abandonada, todavía se podía respirar en su interior un aire de hogareño.

Tras haber terminado de escanear todo mi entorno, de nuevo fije mi vista en la persona que tenía a mi lado, ese ser que decía amarme; y contra todo pronóstico de mi parte estaba convenciéndome de ello. Tenía que reconocer que el chico tenía talento para las conquistas… claro todavía no había logrado su objetivo conmigo, pero había logrado que comenzara confiar en él.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos en el instante que me di cuenta de que Fabián comenzaba a despertar. Opte por cerrar mis ojos y hacerme el dormido… y eso tenía planeado hacer hasta que por lo menos se levantará de la cama o saliera del lugar, sé que no fue lo más correcto de mi parte, pero no sabía cómo actuar después de todo lo que había pasado, prefería escapar de la situación, que era consiente que no estaba bien pero que me ahorraría varias explicaciones; o por lo menos eso pensaba. Sin embargo él tenía otros planes.

Cuando sentí que se comenzaba a mover, entendí que era la señal de que se levantaría y tras un instante de no oír nada más que las teclas de su celular, estaba seguro de que se retiraría, sin embargo no fue así. Me sorprendió el momento en que sentí el contacto de unos labios en mi boca. Respondí revolviéndome entre aquellas sabanas fingiendo despertar de un sueño muy profundo.

-Buenos días dormilón- sentía su aliento en mi rosto al igual que sus manos a ambos lado de mi cuerpo.

-Buenos días- le conteste estrujando un poco mis ojos, un tanto nervioso- ¿Qué hora es?-

  • Son las…- miro su celular- seis… tenemos tiempo de llegar a la escuela-

-No quiero ir- dije.

-Pues, que propones-.

-No lo sé, sorpréndeme-

Tras levantarme, fui hasta el baño, donde estuve varios minutos. Pensando, solo pensando. La noticia del embarazo me afecto mucho, no sabía porque, ya que nunca tuve nada con el ¿Por qué me sentía tan perturbado por ese embarazo? No lo sabía, ni tampoco sabía en que acabaría ese día con Fabián. Él decía amarme, quizás fuera cierto ¿Y si me daba una oportunidad con él? Tampoco pasaría toda mi vida detrás de un amor imposible. Sin embargo aún la sensación de desconfianza me invadía.

*<<<

Salí hasta la cocina sorprendido con el desayuno. Un par de sándwiches y un vaso de jugo de naranja recién exprimido. Según dijo Fabián, había encontrado las naranjas en un saco que reposaba en el jardín trasero de la casa.

El desayuno fue un tanto silencioso, ninguno de los dos dijo nada, salvo una que otra oración, pero nada sin importancia. Mientras comía pensé en mis padres, quienes de seguro estarían al borde del infarto, por eso le envié un mensaje a Rebeca.

<< Si mis padres preguntan por mí solo diles que estoy bien >>

Luego de haber mandado el mensaje apague el celular. No quería que nadie me molestara. Sabía que me estaba ganando un buen castigo por todo lo que estaba haciendo, pero en ese momento no me importaba.

-¿A quién le escribías?- pregunto Fabián. Ya había terminado su plato.

-A Rebeca. Le escribí para avisarle que estoy bien, para que le avise a mis padres-.

-Deben estar preocupados-.

  • De seguro que lo están, pero en este momento al lugar que menos quiero ir es a mi casa-.

*<<<

Luego de ese improvisado desayuno, salimos a dar un pequeño paseo por aquel terreno. Lo que permitió de algún modo relajarme. Caminamos por un largo intervalo de tiempo ¿Cuánto? Es incierto dado que estaba tan absorto en nuestra conversación que no tuve noción de prácticamente nada más que nuestras palabras.

Me conto de su vida, algunos de sus gustos y las perspectivas que tenía de algunos temas banales. Relato su especial relación con su familia, donde supe que él y su padre no hablaban desde hacía años. El señor Cascante solo se preocupaba por mandar mensualmente un fideicomiso para la manutención de Fabián.

-…es el único momento en donde recuerda que tiene hijo…- fueron las palabras pronunciadas por Fabián mientras relataba.

Al igual que con su progenitor, con su hermano también poseía una relación especialmente tensa, dado que Ernesto si acepto la relación del señor Cascante, con su nueva pareja. Una casa fortunas, según Fabián. Al mismo tiempo le conté sobre mí, el tipo de música que me gustaba, el género musical de mi agrado y demás temas triviales. De mi parte las palabras fueron un tanto breves ya que no era de mi agrado recordar el pasado. No obstante nuestra conversación se extendió hasta avanzadas horas de la mañana. Hablando y hablando, era extraño pero siempre teníamos un tema de conversación.

-Ven conmigo- dijo súbitamente, mientras caminábamos. Tomo mi brazo y me hizo andar.

-¿A dónde vamos?-

-Ya verás-.

En todo el trayecto no me soltó. Caminaba a paso sereno pero decidido, sin intenciones de arrepentirse. Anduvimos un largo senderó no muy largo para llegar al arrollo que atravesaba la propiedad. Una vez al pie de aquel montículo de agua hizo una señal que evidenciaba su intención de que entráramos en el agua.

-¿Vamos a nadar?- pregunte frunciendo el ceño.

-Si- contesto- Hace un poco de calor… así que si no quieres mojar la ropa tienes que quitártela, claro si quieres puedes hacerlo con la ropa puesta-.

Tras dudar por un segundo me quite las prendas. No tenía más por lo que no las podía mojar. Claro está que bien pude negarme a la propuesta de entrar al agua, pero no lo hice. De alguna manera algo me incitaba a hacerle caso, una extraña fuerza me atraía hasta él, era como si algo o alguien me empujara a seguirle.

Entre en aquellas fías aguas retorciéndome un poco por el frio. Temblando descontroladamente. Dado que solo me había quedado con el bóxer podía sentir el frio líquido prácticamente por todo mi cuerpo, líquido que llegaba hasta mis hombros.

Nos encontrábamos en un pequeño montículo de agua, como una especia de mini lago, en el cual el agua avanzaba con naturalidad. Mire alrededor y a unos quince metros logre divisar la cascada. Esta se elevaba a unos doce metros de altura aproximadamente. El agua en ella no era demasiado abúndate, por lo que se podían ver las siluetas y hasta el color de las rocas por donde el caudal de agua pasaba. Posados en sus extremos se podían divisar arboles de un gran tamaño, puestos de una manera que daba la impresión de que eran alados hasta el centro de la cascada.

-¿Esta fría?- alzo un poco la voz por el sonido del agua.

  • S…si- intente articular, con mis manos a ambos extremos intentando abrazarme a mí mismo.

-Acércate- le hice caso y me aproximé hasta donde se encontraba- dentro de un rato la sensación de frio se ira- poso sus manos a ambos lados de mi cintura, acercándome más a él. Me abrazo, froto sus manos en mi espalda intentando darme calor, froto suavemente lográndome trasmitir la temperatura un tanto cálida que emanaba de su cuerpo. Pero sin previo aviso tomo mis piernas en sus brazos para introducirme, junto a él, de lleno en el agua. Hundiéndome por completo por un par de segundos.

  • La mejor solución es esta- dijo enderezándose y secándose un poco la cara.

Trate de reponerme e intente replicarle.

-Ah si- en ese momento comencé a salpicarle de agua- vamos a ver si a ti también te gusta esa solución- intente de alguna forma empujar o tumbarlo para que se hundiera, pero fue imposible ya que él era más alto que yo. Forcejee, por varios segundos, pero fue en vano, nunca cayo.

Solo le basto con sostener mis muñecas para inmovilizarme- no te han… dicho que la venganza  envenena el alma- seguimos forcejeando.

  • Si, per…- no pude terminar porque terminamos llegando a la horilla y caímos en la arena. Quede debajo de él, incapaz de desviar mi mirada. Sus ojos los sentía penetrantes, como rayos X intentando traspasar la piel pero al mismo  me miraba algo temeroso, como si tratara de un niño tratando de pedir permiso. Estuvimos así por varios segundos. Solo mirándonos el uno al otro, intentando reconocer las facciones ajenas, memorizando cada centímetro de rostro.

Podía sentir su respiración a milímetros de mi cara, el contacto de su piel lograba estremecerme al punto de que se me hacía difícil respirar. Mi corazón latía con suficiente fuerza como para alcanzar a escuchar sus latidos en mis oídos, los cuales se encontraban muy acelerados. Su nariz roso levemente la mía, intentando servir de preámbulo al tan ansiado acto. Sin mucha prisa poso sus labios sobre los míos, lo hizo de una manera suave, con la mayores de las paciencias, acto al cual respondí. El contacto húmedo pero cálido era agradable, era un contacto que estaba comenzando a gustarme de sobremanera. Sus labios fueron suaves y poco a poco la lengua hizo su aparición, ambas se estrecharon moco viejas amigas que llevan tiempo sin verse, prácticamente se encontraban unidas en una sola.

Sus caricias fueron aumentando en intensidad. Sus manos parecían las de un ciego intentando reconocer cada centímetro de mi cuerpo. Palpando cada musculo intentando para no olvidar su anatomía.

Luego de varios minutos, separo sus labios algo agitado. Bajo por mi cuello besado cada milímetro de piel. Se detuvo en la depresión de la clavícula, siguiendo su camino por el pecho, donde se detuvo por un par de segundos para una subir de nuevo hasta mis labios. Este segundo beso fue más intenso y un tanto salvaje, podía sentir su necesidad de abrigar sus labios con los míos.

REBECA

Volví a mirar a mí alrededor, sin encontrarlo. Acaba de salir de la primera clase y David no había llegado al colegio. El día anterior su madre me había llamado unas veinte veces para preguntar si sabía algo de su hijo. Al parecer no había llegado a su casa y estaban preocupados. Sin embargo solo pude decirles que tampoco sabía nada.

Había pasado prácticamente la noche en vela imaginándome las diferentes situaciones en las que se pudiera encontrar David, llegue a pensar que lo secuestraron.

Suspire de alivio al leer su mensaje, no obstante ya me estaba comenzando a hartar su actitud, dado que después de cualquier acontecimiento que le perturbase, desaparecía súbitamente. Sabía que la noticia del embarazo de Narissa le afectaba, pero con escapar no iba a lograr nada. Ya era hora que le hiciera frente a los golpes de la vida, por más duros que fuesen. No es por ser cruel, pero esa es la única forma en que lograra superar los problemas.

-¿Qué haces mañana?- pregunto Esteban sentado junto a mí en una de las mesas de la cafetería.

-Nada- conteste sin ganas.

-Pues ¿Qué te parece salir conmigo a cenar?-.

-Mmm- pensé por un segundo- Sería una buena opción-.

-¿Eso significa un si?-

-Si- asentí con una leve sonrisa.

En los últimos días Esteban se convirtió prácticamente en mi sombra. El chico estaba haciendo méritos para conquistarme y… lo estaba logrando. Poco a poco me daba cuenta de que poseíamos más cosas en común de las que pensaba, y compartíamos varios aspectos de nuestra personalidad.

*<<<

Seguí las instrucciones de Esteban y lo espere en la puerta de mi casa. Llevaba puesto un vestido sin mangas color violeta, el cual llegaba hasta mis rodillas. Me lo puse a razón de que según las palabras de Esteban esa sería una ocasión especial, por lo que la prenda que vino primero a mi mente fue ese vestido, ya que se prestaba para ocasiones elegantes.

No tenía ni idea a donde iríamos, por lo que mil preguntan redundaban en mi cabeza. A ciencia cierta no sabía hasta qué punto estaba comenzando a llegar mi relación con Esteban, sin embargo no tenía miedo. No le temía al hecho de estar con él, puesto que poco a poco comenzaba a apreciarlo. Con sus detalles había alcanzado que lo considerara como un buen pretendiente, haciendo que mis prejuicios perdieran sentido.

Saque por un momento mi celular pudiendo apreciar la hora, 6: 56 pm. Revise rápidamente la bandeja de mensajes, asegurándome de que no hubiese uno nuevo, y fue así, no había novedad, salvo la del día anterior cuando llame a casa de David para obtener noticias y me encontré con la “sorpresa” de que estaba castigado y la confiscación del celular hacia parte del castigo; según su madre. Al parecer el pleito fue muy fuerte ya que las palabras de la señora Carolina fueron un tanto fuertes, dejándome claro que solo podría comunicarme con su hijo con no más que señales de humo.

Mire por la calle un poco impaciente, pese a que aún era temprano estaba ansiosa. Quizás mi inquietud era causa de los nervios que en ese instante eran dueños de mí. Unos pocos segundos después pude divisar a lo lejos el auto de Esteban, era de color plateado. Se detuvo enfrente de mi casa bajándose de inmediato.

Al mirar su vestimenta pude darme cuenta que había tomado muy enserio sus palabras que describían a la velada como una ocasión muy formal, sin ánimos de exagerar parecía que asistiría a un matrimonio o a un acto excesivamente formal. Si yo me sentía un poco fuera de sitio por la formalidad de mí vestido, el se encontraba completamente fuera de lo común con el esmoquin color azul oscuro que portaba, junto con una camisa azul celeste escondida debajo del saco, combinado a unos zapatos casuales a través de los cuales podía observar mi rostro.

Al estar frente a mí me miro con una media sonrisa en su rostro – Buenas noches señorita- saludo en un tono exageradamente forma.

-Buenas noches caballero- dije siguiéndole el juego.

Tomo mi mano posando sus labios en ella intentando simular un beso como en las películas a blanco y negro del siglo XX. No pude evitar soltar una pequeña risa por su acción - es mejor que nos dejemos de juegos y subamos a auto-.

-Tranquila, la noche es joven aun- respondió todavía en el tono exageradamente formal.

-¿Podrías dejar usar ese acento? Parece sacado de una película de época de mala muerte-.

-Lo estuve ensayando toda la tarde, pero al parecer no me salió muy bien- rio por un segundo.

-No- le confirme.

Una vez nos enseriamos, caminamos hasta el auto y subimos en él. El trayecto hasta Diamond fue algo corto, ya que la urbanización donde vivía no se encontraba alejada de la ciudad.

El restaurante era en toda su extensión era una obra de arte. La arquitectura moderna del lugar le daba un aire de impecabilidad, produciendo un deleite con tan solo apreciar los alrededores del sitio. Las mesas estaban tan perfectamente colocadas; que en cualquier dirección que fijases tu mirada, se podía apreciar que estaban cuidadosamente alineadas. Las sillas de un color negro muy intenso, contrastaban a la perfección con el blanco impecable de los manteles. Mientras que los candelabros puestos en el techo; los cuales iluminaban de una manera tremenda, y los cuadros colgados en las paredes le terminaban de dar un toque de fastuosidad al lugar.

-¿Cuánto cuesta el plato más barato en este lugar?- curioseé mientras me ayudaba a acomodarme en mi silla.

-¿Puedo pedirte un favor?- se movió para sentarse el también.

-¿Cuál?-

-Hoy no hablemos de una cosa tan banal como el dinero-.

Asentí en señal de que estaba de acuerdo.

Los platos que pedimos estaban elaborados a base de salmón, con un nombre que ni siquiera recuerdo e ingredientes que tenían la impresión de no haber probado antes en mi vida.

La trivia de la noche fue intentar adivinar que eran los distintos tipos de ingredientes puestos en los platos. Una gran parte los identifico Esteban, sin embargo por mi parte solo pude de decir el nombre de un par de ellos y nada más, era demasiada sofisticación para mi paladar, no obstante eso no fue impedimento para que me deleitara con el sabor tan fantástico de la comida. Mientras ingeríamos los alimentos nuestra fiel compañera fue una botella de champagne. En ese punto no sabía si era posible que me sorprendiera aún más.

*<<<

Eran alrededor de las nueve de la noche cuando salimos de aquel sitio. Trate de preguntarle a Esteban a donde me llevaría, pero no obtuve respuesta. Mientras conducía no dijo prácticamente ninguna palabra, al parecer estaba un poco nervioso; lo podía notar en la forma tan inquieta que sujetaba el volante del auto. Recorrimos casi media ciudad mientras nos dirigíamos a nuestro misterioso destino. Las luces de los edificios se alzaban en el cielo confundiéndose con las estrellas de la noche. Una noche sin luna, un poco más oscura que lo normal.

Tras unos veinte minutos de viaje, el camino se comenzó hacer cada vez más rural. Primero comenzaron a aparecer los árboles en los laterales de la carretera, después el césped sustituyo el lugar de los edificios a un lado del camino, para luego llegar a un camino pedregoso que conducía a lo alto de una colina. Una vez en la cima bajamos para respirar aire fresco.

Al bajar del auto mi vista se ilumino con un monto de puntos amarillos, otros, verdes y azules. Eran las luces de la cuidad.

-Es hermoso- exprese temblando un poco por el frio.

-Es perfecto para…- se acercó y tomo mi mano-…pedirte que seas mi novia-.

Me quede en silencio por unos cuantos segundos, tratando de buscar una respuesta que fuese adecuada. Sin embargo solo pude contestar un simple sí.

FABIAN

Suspire nuevamente intentando concentrarme en los números, pero no podía hacerlo. Desde el viernes estaba así, perdido en mis pensamientos. Una sensación de felicidad me acompañaba a todas partes. Era tan extraño mi estado de ánimo que mi tía me había preguntado un par de veces que sucedía conmigo, ya que no estaba acostumbrada a verme tan alegre.

Espante esos pensamientos y me concentre de nuevo en las funciones trigonométricas, en el movimiento de proyectiles y unas cuantas ecuaciones de lanzamiento inclinado, todo era parte de los temas que irían para el primer y segundo examen de física. Sin embargo a pesar de haberle prestado atención al profesor, no entendía casi nada.

Por más que leyera una y otra vez se me hacía muy difícil entender la explicación del libro y ni hablar de la ejecución de los ejercicios. Alcance a buscar en internet un par de videos que explicaban la resolución de los mismos, que me sirvieron para entender los más sencillos, mientras que los más complicados seguían siendo enigmas para mí. Definitivamente tenía que buscar a alguien que me ayudara.

Decidí pasar toda la noche del sábado estudiando; más que todo la teoría. Durante la semana intentaría buscar a alguien que me ayudara con lo referente a la resolución de los ejercicios y problemas. Era indispensable que subiera mis calificaciones porque de no ser así le daría una excusa a mi padre para que me llevara con él y eso jamás lo permitiría.

Tuve noción del tiempo alrededor de las once de la noche cuando alcance a ver la hora en mi celular. Solo tenía cuatro mensajes nuevos; todos eran de Cristian, el primero era uno sus ya comunes mensajes masivos invitando a una noche de fiesta, mientras que el segundo era un reclamo por no contestarle, el cual contenía excesivos signos de exclamación. El tercero ya era nada más que insultos, mientras que el cuarto solo contenía groserías. Me reí al terminarlos de leer.

Busque el número de David, escribí solo: Buenas noches. Pero cuando lo iba a enviar me arrepentí, recordé que después de nuestra escapada, de seguro estaría castigado. Me lo habían confirmado las innumerables llamadas sin respuesta que obtuve. Borre las palabras colocando el celular en la mesita de noche. Y me recosté ente las sabanas. ¡Dios! No sé qué me hizo ese castaño, pero me tenía completamente embobado. No sabría decir cuando comencé  a darme cuenta de lo que sentía, solo sé que todo comenzó con unas muy ocasionales miradas que sabía disimular muy bien. Ese chico tenía algo en sus ojos que cautivaba, los percibía un tanto profundos, distintos al resto… no sabría cómo explicarlo, ¿más maduros? ¿O tal vez eran el espejo de un alma noble, sencilla, pero sobre todo inteligente…? No tengo idea. Solo que esos ojos provocaron que mis miradas tantos como mi dilemas mentales se incrementaran paulatinamente a través de los días. En un principio tilde a esas sensaciones como ¿admiración y curiosidad por saber más de un chico único entre la cuerda de inmaduros de nuestra edad?, no lo sé, por ahí iban los tiros… No quería formar todo un dilema en mi cabeza por algo tan insignificante. No era de los que se mataba el coco por superficialidades de la vida. Si me tenía que preocupar por algo era por algo verdaderamente serio, no por sensaciones estúpidas, ese no era mi estilo.

Claro que desde muy pequeño siempre tuve noción de mi atracción hacia otros chicos, pero jamás la deje ir más allá del deseo y el anhelo... y con David no tenía planeado que fuese distinto. Preveía que fuesen como las otras veces que me dejaba cautivar por un chico… Lo pensaba por alrededor de unos días, cuando mucho unas semanas y luego ayudado por los excesos de mi vida lograba olvidarme de todo, y problema resuelto… Todo volvía a la normalidad. Pero en realidad muy en el fondo sabia porque hacia lo hacía. Me aterraba explorar esos terrenos. Pues cuando eres alguien importante y conocido por todos tienes que tomar actitudes donde la homosexualidad queda desterrada. Nadie sigue ni admira a un homosexual. No es que sea homofóbico pero si soy realista, perdería mucho si la gente se enterara de mi sexualidad. Más de uno dejaría de respetarme o admirarme… Todos dejarían de hablarme, se burlarían de mí diciendo “muy bueno el chico pero maricon” y pasaría a ser uno más del montón. Una oveja más que se deja pastorear. Y eso no lo permitiría. Nunca me considere uno más sino uno sobre los demás… No es narcisismo, sino confianza. Tenía bastante claro de mis cualidades y virtudes, y ser un peón mas no era una de ellas. Por eso siempre prefería callar y olvidar esperanzado de que algún día esos deseos carnales me dijeran adiós.

Fue por ello que mientras más entraba en la adolescencia más me hacía creer la mentira de que era completamente heterosexual. Que era el macho alfa del colegio y que no había ningún Don Juan por encima de mí. Esa fórmula me funciono por mucho, hasta yo me la llegue a creer... Que equivocado estaba. Pero a pesar de todo algo lo tenía muy bien definido, las chicas no me desagradaban, en verdad disfrutaba con ellas. Por lo que llegue a plantearme la opción más aceptable de que a lo mejor fuese bisexual, que creo aceptaría con más facilidad si algún día tenía que definir que era yo en realidad. Mientras, me hacía creer a mí mismo que cuantas más chicas tuviese, más hombre me volvería y todas mis cavilaciones mentales con respecto al tema desaparecerían.

En el colegio mis miradas ocasionales continuaron, pero todo siguió igual y bajo control, nada podría salirse de mis manos. Sin embargo algo encendió mis alarmas y me hizo dudar del poder de mi autocontrol. Una noche luego de tener sexo con una chica, David vino de nuevo a mis pensamientos, fue bastante  extraño pero igualmente no le seguí dando importancia, no quería darle importancia y una vez más lo deje de lado.

Los días siguieron pasando y mi vida continuaba inmersa en la cotidianidad de siempre, nada nuevo a excepción de mis continuas conquistas. Pero un simple sueño lo cambio todo e hizo que esa alarma que un primer momento minimice reapareciera elevada a su máxima potencia… algo tan sencillo como un estado físico de reposo, provoco que este sentimiento saliera a luz e hizo darme cuenta que definitivamente sentía algo por él. Fueron unos besos y unas caricias que solo acontecieron en mi cabeza, las que me obligaron a plantearme la posibilidad de que quizás sentía algo más profundo por David. Pero... ¿Qué coño me pasaba? Yo no estaba para cursilerías de esas. No, eso no podía ser, no, no y mil veces no… está bien una cosa era que sabía que me atraían físicamente los chicos. Pero otra muy distinta eran los sentimientos. Eso definitivamente era demasiado.

Con ese huracán en mi cabeza me fui de vacaciones de verano, rogando porque esos días de descanso me devolvieran a la normalidad: seguir reprimiendo mis deseos y continuar ligando con chicas, estaría conforme con eso… Y creí que había sucedido, hasta que lo vi. Literalmente me quede con la boca abierta al verlo, tan cambiado, tan distinto…tan…. tan guapo, tenía que reconocerlo, el chico me gustaba, era el primer chico que lograba cautivarme de esa manera. A partir de allí comencé a considerar la idea de dejar mis barreras a un lado y explorar por primera vez esa faceta que quería esconder. Y heme a aquí semanas después, destilando amor por el…

*<<<

El domingo pase el día entero estudiando para el examen de inglés, que en ese mismo instante reposaba en mi escritorio. Tuve suerte ya que la mayoría de las preguntas me las sabía. Redacte algunas respuestas, hice las traducciones que pude, formule un texto coherente y cuando creí que había hecho todo lo que estaba a mi alcance entregue el examen.

Mientras acomodaba mis cosas, pude ver a David muy concentrado en su examen al punto de que ya se había desconectado de la realidad como era habitual en él al momento de responder un examen. Desde el viernes no habíamos tenido oportunidad de hablar.

No sabía si mi comportamiento había sido el correcto esa mañana en el rio. Intente controlarme lo mejor que pude pero aun así no sabía si me había propasado. Luego de aquellos besos y carisias nuestras palabras no fluyeron de la misma manera que antes, hasta el punto que no dijimos nada durante el camino de regreso. Solo nos dimos un frio adiós al momento de despedirnos. Por eso estaba ansioso por hablar con él, así que decidí salir y esperar en la puerta del salón de clases el momento en que saliera. Lo cual no tardo en suceder.

-¿Qué haces aquí?- pregunto percatándose de mi presencia.

-Tenemos que hablar -.

-¿Aquí?- frunció el ceño.

-No, aquí no. Ven con migo- le pase el brazo por el hombro y caminamos hasta la parte trasera del colegio. Al mismo lugar donde lo lleve cuando lo rapte improvisadamente.

-Ahora si ¿qué pasa?- rompió el silencio.

-Pasa que desde el viernes te estoy pensando a cada minuto-.

-Fabián…- parecía un poco fastidiado, no tenía idea que iba a decir pero igual le interrumpí.

-Te quiero-.

El silencio reino por unos cuantos segundos.

-¿Qué quieres conmigo?- termino preguntado.

-Quiero estar a tu lado-.

-No creo que quieras estar con alguien como yo- contesto bajando un poco la mirada.

-Te equivocas- le hice que me mirara- anhelo estar contigo, inexplicablemente cada día que pasa se hace más fuerte mi deseo de estar a tu lado-.

-Gracias por esas palabras pero… no creo que esté listo para una relación con alguien-.

-Como lo sabes ¿acaso ya lo intentaste?-.

-No se trata de intentarlo o no, sino que me no siento con ánimos de establecer una relación con alguien-.

-Respóndeme algo y si no obtengo la respuesta que deseo te dejo en paz- el asintió - ¿me quieres?-.

-¡¿Qué?! ¿A qué viene esa pregunta?-

-Solo respóndela ¿Me quieres?-.

-Fabián, en este momento…- no lo deje hablar ya que súbitamente pose mis labios sobre los suyos. Lo bese con furia, con deseo, como un hombre que lleva días sin beber agua. Llevaba tanto tiempo deseando aquello que no despreciaría ninguna oportunidad para hacerlo. Coloque una de mis manos en su cuello, mientras que la otra la pose en su cintura, para así poderlo acercar más a mí. Mis labios rosaron casa extensión de los suyos, no hubo centímetro de piel de su boca que no rozaron mis labios. Nuestras lenguas juguetearon entre ambas, intentando dominar una a la otra, sin embrago ninguna gano ya que ambas se esforzaban enormemente por dominar. El acto se prolongó por varios minutos, siendo la falta de aire la causa de nuestra separación.

-Vez- dije jadeando un poco, posando mi nariz contra la suya- sientes algo por mí, lo percibo cada vez que me besas-.

-Por favor… no… sigas- dijo a manera de suplicas, mientras lo besaba una y otra vez.

  • Solo… déjate llevar…- nuestras palabras se vieron obligadas a cesar por el contacto de nuestras bocas. Siendo nuestro más largo beso hasta el momento.

-Quiero pedirte algo- repose su mi frente contra la suya- Quiero pedirte que seas mi novio-.

No estaba muy seguro de lo que estaba haciendo pero la idea ya había dado vueltas por mi cabeza durante varios días y ese era el momento adecuado.

-¿Novio?- asentí mientras lo miraba a los ojos.

Desvió brevemente su mirada como meditando la respuesta y rápidamente volvió a mirarme – ¿tienes en cuenta lo que eso significa?- asentí nuevamente, tuve temor de su respuesta. Había escuchado lo que dijo pero igual tenia aun esperanzas de convencerlo. Se calló por un largo rato, eso me puso aún más nervioso.

-Fabián en la vida siempre buscamos a esa persona que nos quiera, y siempre esperamos que caiga del cielo – pauso – yo la he esperado… y he sufrido en esa espera. Gracias por tus palabras, gracias por tus acciones, gracias- me miro a los ojos, estos estaban un poco llorosos- quizás tengas razón y debo dejarme llevar, pero solo te pido una cosa, no me lastimes-.

-Nunca lo haría- lo abrace.

-Bueno, entonces creo que somos novios-.

-¡¿Eso significa un sí?!- pregunte incrédulo.

-Si-.

Estaba tan contento que lo levante del suelo y gire con él en mis brazos, era incapaz de contener mi alegría.

-Novios- dije con una sonrisa sin creérmelo mientras lo bajaba.