Destinados. Capítulo 05: El primer contacto
...sentir sus labios junto a los míos me producía un escalofrío nunca antes vivido, quise apartarme para salir corriendo pero una especie de campo magnético como si de un imán se tratase impedía que me moviera...
Hola a todos, aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero lo disfruten… No se les olvide comentar y valorarlo…
Destinados. Capítulo 05: El primer contacto.
FABIAN
Abrí los ojos intentando ubicar en que sitio me encontraba, al enfocar lo suficiente mi vista, el horizonte que divisaron mis ojos fue mi cuarto. Apague la alarma mientras me desenredaba de las sabanas. Estaba un poco cansado, señal de que no alcance a dormir bien. Otra vez me había desvelado pensando en él.
Últimamente me era imposible ignorar esas sensaciones que en instantes me invadía. Pensaba que con el largo tiempo de no verlo durante las vacaciones de verano me ayudaría, pero no, los sentimientos aún estaban allí. No sé a ciencia cierta cuando me comenzó a llamar la atención, pero lo que tengo claro es que hace algunos cuantos meses descubrí que esos sentimientos no eran normales. No lo eran para mí.
El hecho de tan solo verlo después de tantos meses y tan cambiado provoco que todos esos sentimientos y sensaciones se reavivaran. No sabía que me pasaba. Era imposible de que yo fuera gay, pero el tan solo verlo hacia que me estremeciera de una extraña manera. Intente convencerme de que aquello era pasajero, así que aprendí a convivir con esas emociones con la esperanza de que fueran transitorias. Sin embargo lo ocurrido la noche del sábado me tenía más confundido que nunca. El haberlo tenido tan cerca fue suficiente para darme cuenta de que sentía algo especial. Así que tenía que hacer algo para aclarar las dudas que ese momento formaban parte de mi cabeza.
Espante esos pensamientos decidiéndome de una vez por todas entrar en el cuarto de baño. Tome una ducha, y tras vestirme y desayunar salí de mi casa. Esa mañana había amanecido una leve lluvia por lo que tuve que llevar un abrigo conmigo. No tuve que esperar mucho para tomar el autobús que me dejaría cerca del colegio.
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Sin ánimos de exagerar debo decir que parecía una antena parabólica cuando entre a la escuela. Varias personas intentaron hablarme pero no les permití prolongar la conversación más allá del saludo, en esos instantes mi prioridad era otra. Lo primero que vino a mi mente fue la cafetería, seguramente lo encontraría allí, así que acelere mi paso sin saber lo que estaba haciendo. Sentía una necesidad de descubrir lo que me pasaba, parecía alguien sediento en busca del agua para saciar su deshidratación. Estaba completamente loco. De nada habían servido todos estos meses de autocontrol intentando reprimir todo.
A tan solo unos pasos de la puerta de aquel recinto, me detuve ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué lograría con todo esto? Si, quizás descubrir de una vez por todas que rayos me pasaba, pero ese no era el modo de conseguir las cosas. Debía calmarme y pensar con la mente fría.
Tras unos cuantos minutos de duda, decidí asomar mi vista en la cafetería. El lugar se encontraba parcialmente vacío, sin rastros de él. Solo unos cuantos conocidos y Rebeca. Un momento… ¡Rebeca! Ella era la solución. Así que con paso firme me acerque hasta una de las mesas más alejadas.
-Hola ¿Cómo estás?- salude con un pequeño beso en la mejilla.
-Hola. Bien gracias- contesto devolviéndome el gesto- con un poco de sueño pero eso se soluciona dentro de un rato-.
-Yo estoy igual – me reí- ¿Y qué tal termino la noche del sábado?-.
-Mmm, más o menos. Me gane uno de los prodigiosos sermones de mi mama, pero por suerte todo salió bien. No hubo heridos- expreso con una sonrisa.
-Sí, gracias a tu insistencia- comente- ¿Qué haces esta tarde?-.
-Hasta ahora nada-
-¿Qué te parece si salimos?- propuse.
-¿Esta tarde?- asentí- no lo sé…-
-Vamos acepta- le interrumpí- si quieres invitas a David-.
-Está bien, acepto-
DAVID
A lo largo de nuestras vidas, siempre andamos en busca de esa paz interna, de una felicidad que todos anhelamos poseer y una satisfacción de haber hecho las cosas bien… pero la pregunta es ¿En verdad logramos alcanzar todas esas metas? A ciencia cierta no se sabe porque para unos la felicidad se encuentra en lo poco, que logra darles una satisfacción plena, mientras que para otros está en lo abundante, en lo espectacular…. Estas personas siempre están inconformes con los que la vida les regala. Nunca he logrado encontrar el grupo al que pertenezco.
Como mi rutina de cualquier lunes llegue al colegio como cualquier otro día, lo único distinto en ese momento era mi falta de apetito por las clases. Cuando logre divisar a Rebeca entre la multitud, instintivamente camine hasta ella, estaba harto de seguir poniendo esa barrera entre nosotros. Mientras ella no tocara el tema de… de él, estaría tranquilo.
-Mira quien llego- se acercó para darme un beso- como estas ¿todavía con resaca?-
-Bien, sin señales de ella- conteste con una media sonrisa.
-¿Que es esto?- pregunte mientras tomaba las hojas que reposaban en sus manos-¿Y que hace mi nombre aquí?-
-Es el trabajo de la profe Ana… da las gracias, porque me acorde anoche- Esa era una de las acciones que me demostraba que Rebeca era más que una amiga, que tacharla como amiga era muy poco para definir el cariño que ambos sentíamos, ella era la hermana que nunca tuve.
Durante el resto de la mañana todo transcurrió como cualquier lunes, las clases, el aburrimiento… ¡y que aburrimiento!, no recordaba haberme aburrido tanto en el pasado, siempre encontraba algo interesantes a los argumentos o información que los profesores intentaban hacer asimilar por nuestros inmaduros y jóvenes cerebros, pero no sabía porque durante todo el transcurso de la mañana se me hizo tan pesado entrar a cada una de las clases. En medio de mis ensimismamientos, la idea de fugarme de clases vino a mi mente, pero como si de una voz sermoneándome desde mi interior se tratase, algo me impidió hacerlo. No quedaba más que aguantar el aburrimiento y esperar con ansias a que las horas pasaran volando.
Últimamente se me había hecho raro ver a Rebeca con Esteban, ya de lo tanto que se la pasaba juntos parecían íntimos amigos, pero lo que me extraño aún más hasta el punto rallaba en la sospecha fue verla junto a Fabián gran parte de la mañana, yo que supiese ellos no tenían ningún tipo de conexión… es más jamás se habían dirigido la palabra ¡¿Qué diablos hacían hablando?! Sentí miedo, porque de una manera casi relámpago conecte a Fabián con lo que me había sucedido con… él. Quizás era un tanto paranoico pensar así pero, no tenía más opciones al momento de analizar el saber que Esteban era íntimo amigo de Santiago, no me daba muy buena espina. Tenía que mantenerlo vigilado.
*<<<
Al llegar las doce del mediodía nos encontrábamos en medio de la clase de biología, con la profe Laura, una vieja amiga, sus clases siempre era interesantes, no sé cómo lograba que todos le prestáramos atención. Alcanzaba realizar la hazaña que todos mis compañeros tuvieran los ojos puestos en ella, tal vez aplica bien las técnicas que le enseñaron en la universidad, o solo posee el don de la palabra; pero lo que sí es certero es que nadie se aburre en sus clases. Ese día decidió soltarnos temprano alegando que en la tarde tenia cosas pendientes que hacer en los juzgados y que se yo… eran alrededor de las doce y media cuando ya iba camino a mi casa, y como otras veces decidí irme caminando, pero esa vez nadie me acompañaría ya que Rebeca necesitaba comprar algunas cosas con urgencia y tomaría otro camino. Tras despedirme de ella emprendí mi camino a casa.
-¡Hey David!- escuche a mis espaldas.
-Disculpa-
-Espera un momento- hablo Fabián algo agitado.
-Lo siento pero Rebeca no está conmigo- le informe.
-¿Qué dices?-
-¿No es a Rebeca a quien buscas?-
-No, es a ti- se me hizo extraño.
-¿Para qué me buscas?- pegunte con un gesto que denotaba indiferencia.
-¿Qué vas hacer esta tarde?-
-No lo sé… ¿por?- dije mientras miraba la hora en mi celular.
-Para que vengas con migo y con Rebeca a un café que queda a un par de cuadras de aquí-
Por unos segundos me quede en silencio si saber que responderle, por un lado tenía la tranquilidad de que por lo menos estaría Rebeca, pero por otro estaba el hecho de que Fabián y yo ni siquiera nos dirigíamos la palabras, y teniendo en cuenta nuestros antecedentes no creo que nos cayéramos muy bien que digamos. Estuve tentado a negarme pero la curiosidad por saber la causa de su invitación me dejo llevar.
-Sabes, mejor te respondo después…-hice una pausa para leer un mensaje de Rebeca avisándome lo que Fabián acababa de informarme-… veo si estoy ocupado y te digo sí o no, si no puedo le aviso a Rebeca- dije dándome la media vuelta y marcando el discado rápido con el número dos de mi celular.
-Está bien- escuche mientras me alejaba.
Tras un par de bips Rebeca contesto a mi llamada.
-¿En qué pensabas cuando decidiste organizar una salida con Fabián y sobre todo con mi participación en ella sin apenas tener conocimiento?- hable algo exasperado.
-Primero me vas bajando el tono. Y no fue mi idea la de salir esta tarde fue de Fabián, y en verdad discúlpame por no decirte nada. Con tantas cosas en mi cabeza ya se me olvido comentarte… - iba a responderle pero me interrumpió inmediatamente-… de seguro quiere conversar por lo del sábado o no se… tal vez quiere ser amigable-.
-Entonces conmigo no cuentes- sentencie.
-Por favor no seas mal agradecido, que gracias a él saliste ileso el sábado-
-No exageres Rebeca, no es para tanto-.
-No exagero. Y quizás no es para tanto, pero por lo menos se merece un gracias que salga de tu boca, así sea falso-.
Hubo unos segundos de silencio.
-Está bien acepto, pero con la condición que sea lo más rápido posible. Si tú quieres quedarte adelante, no te lo impediré. Pero yo solo llego, doy la gracias y me voy- acabe cediendo- ¿A qué hora nos vemos?-.
-Pasa por mi casa a las dos y media-.
Acepte la salida, primero porque no quería quedar como un cobarde y no dar la cara, no era mi estilo, me gustaba enfrentar las cosas de frente; claro cuando tenía el valor necesario, y aunque no fuera fin de mundo lo de esa tarde, tampoco permitiría quedar como un miedoso. Y segundo porque quería ser agradecido, no lo hacía porque de en verdad me sintiera así, lo hacía más por mi amiga. A ciencia cierta no sabía lo que se traía entre manos Fabián pero intentaría actuar de la mejor forma, ya que se dice que es mejor tener a los enemigos muy cerca.
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Durante el trayecto al café, fueron pocas las frases que nos dijimos Rebeca y yo, debido a que no era capaz de concentrarme en una conversación, los nervios no me dejaban ¿Y porque estaba nervioso? ¿Qué me pasaba? No tenía la respuesta a esas preguntas y a muchas más que se creaban mediante los minutos pasaban. Mi mente era un caos, por un lado formulaba un sinfín de teorías, todas con el propósito de encontrar una explicación a lo que sucedía y por otro buscando las mejores palabras para salir lo más airoso posible de la situación.
No fue complicado encontrar la cafetería a la cual habíamos sido citados gracias a que conocíamos como a nuestra palma los alrededores del colegio. La primera impresión que me lleve fue ver a Fabián vestido con de una manera… no sé cómo decirlo… ¿diferente? Quizás, no hay que obviar que él siempre ha sido extravagante en todo lo que se trate y aún más en su manera de vestir, pero hoy había algo distinto, se veía un poco más ¿refinado acaso?… parece estúpido lo que voy a decir pero me daba la impresión de notarlo muy elegante para la situación. Ese saco acompañados por la camisa y corbatas por debajo le daban un aspecto distinguido… claro el pantalón beige y los zapatos le quitaban un poco de seriedad al su aspecto pero aun así algo me hacía verlo distrito…. Tal vez mi cerebro me estaba jugando una mala pasada.
Allí estaba, aquel chico de piel canela, musculado y de estatura prominente, sin duda aluna un completo adonis. El sueño de todas las chicas del nuestro colegio. Se encontraba frete aquel local, sonriente como siempre, esperándonos con una serenidad sin igual. Al conseguir llegar hasta la entrada solo basto un par de frases para que entráramos en el sitio.
La actitud de los tres era un poco rara, a decir verdad extraña… es que ninguno teníamos tema de conversación por el simple motivo de que nunca habíamos mediado palabras más que las de un hola y adiós, tratar de pretender que nos conocíamos de hace años sería muy tonto, era mejor dejar que todo fluyera y observar como evolucionaba la situación.
-¿Cómo sigues?- pausó- ¿de la resaca del domingo? - aclaro- porque te divertiste bastante el sábado… ¡Y cómo te divertiste!-.
-Eehh, bien…- conteste algo desorientado. No me acordaba de nada de lo que supuestamente hice ese día, mi memoria solo poseía los recuerdos de mi llegada a la discoteca, a partir de allí ni por más que quisiese no podía evocar los momentos que le siguieron.
-No recuerda nada- dijo mi mejor amiga.
-Bueno… eso nos da la afirmación de que si estabas muy ebrio esa noche…- expuso Fabián.
-Al parecer si-dije mientras bebía del vaso con agua puesto en la mesa, que se encontraba extrañamente en un lugar alegado del resto de la gente.
-¿Y qué van a pedir?- pregunto Fabián.
-No lo sé… yo quiero un pastel de chocolate… ¿y tú David?-
-Igual- conteste.
Solo basto pedir la orden a una de las meseras del lugar para que en menos de diez minutos tuviésemos nuestros pedidos en la mesa. Durante el transcurso de la tarde nuestra conversación… o mejor dicho la conversación que establecieron Fabián y Rebeca fue muy fluida, hablaba de cualquiera de los temas que pudiesen existir, de música, películas, actores y hasta de la escuela… lo único que pude hacer fue mantenerme callado como de si un espectador de una obra de teatro se tratase… no tenía ningún tema nada de qué hablar con Fabián así que preferí mantenerme callado solo daba respuestas cortas cuando me pedían intervención. No conseguía la excusa apropiada para salir corriendo de allí.
De un momento a otro, Rebeca tuvo que ir al baño. Maldecí el momento en el que me quede a solas con Fabián.
-¿Cómo vas con las clases?- comenzó Fabián intentando romper el silencio.
-Bien, un poco fuertes, pero me estoy adaptando- conteste más que todo por cortesía.
-No sé cómo haces para salir tan bien…- se calló por un instante para terminar lo que quedaba de la dona que pidió-…. mientras el resto de los mortales sufrimos por siquiera pasar el año- concluyo mientras se secaba las manos. Solo pude soltar una pequeña risa por la gracia de su comentario- deberías de reír más, siempre andas demasiado serio -.
-Esa es mi forma de ser- me encogí de hombros- y además tampoco voy andar con una sonrisa plasmada en mi rostro todo el día-
-Quizás es cierto… no vas andar como artista en alfombra roja, pero deberías tomarte las cosas un poco más a la ligera… dejarte llevar a veces- propuso.
-Tal vez- dije mirando hacia el baño por enésima vez.
-Tranquilo que no te van a dejar solo-.
-Aahh… ¿Cómo dices?- pregunte algo desorientado.
-Que desde que Rebeca se fue no has dejado de mirar hacia el baño… tranquilo que yo no como gente…- me puse aún más nervioso. Era verdad que me sentía incómodo pero por nada del mundo quería que él lo percibiera-… mi apetito no es de personas tan bonitas- termino su comentario susurrando un poco mientras miraba su celular.
¡Un momento! ¿Acaso de una manera indirecta Fabián me había lanzado un piropo?... no, no podía ser… el Fabián que conocía no tenía esas actitudes y menos hacia mí, corrección hacia un chico. Él era el mega-ultra-heterosexual ante todos nosotros, siempre se encargó de hacérnoslo saber, ya fuese con su larga lista de novias o comportándose como el patán que era, a lo mejor mi entendimiento de la situación fue algo erróneo y confundí algunas palabras, a lo mejor escuche mal… “NO” dijo una voz en mi interior. Era cierto por más que buscara la inmensidad de perspectivas existente sus palabras fueron casi tan claras como el agua, no tenían más explicación que ellas mismas, ahora si ya tenía aclarado el punto del piropo ¿Qué se traía entre manos Fabián? Ese cambio tan repentino de actitud hacia mí era sospechoso.
Suspire cundo vi a mi amiga caminar hacia la mesa. Al llegar Rebeca se veía un tanto alterada. Solo pronuncio un me tengo que ir, con evidente preocupación en su rostro, mientras le escribía un mensaje de texto a alguien.
-¿Qué sucede?-pregunté asustado.
- En este momento están trasladando a mi mama hasta la casa, la traen del hospital. Al parecer se sintió mal en el trabajo por lo que fue a parar a la sala de emergencias – respondió.
-¿Ella está bien?- pregunto Fabián.
-Sí, ella misma fue quien me llamo para avisar- contesto mi amiga.
-Te acompaño- me ofrecí.
-No, tranquilo solo fue un susto… mañana te cuento todo y la visitas… hoy prefiero que descanse, mejor quédate- me propuso algo apurada.
-Está bien- conteste visiblemente incómodo.
Rebeca solo se despidió de nosotros y a menos de dos segundos de atravesar las puertas de cristal de la entrada del sitio ya había logrado tomar un taxi.
-Y bien… al parecer nos quedamos solos- dijo Fabián.
-Si al parecer- dije- creo que debo irme-.
-¿Por qué?... quédate, como te dije antes, no como gente… que tal si terminamos siendo amigos-.
-No lo creo-.
-No seas pesimista… vamos hacer un trato, a partir de ahora vamos a tratarnos como amigos- planteó extendiendo su mano.
-¿Sabes?... la última ocasión que me propusieron ese trato se burlaron de mi…- hice una pausa para terminar de levantarme de la silla-… así que no creo en tratos- termine mientras me daba la vuelta, pero al parecer el no logro entender que me quería ir o simplemente no quiso entenderlo. Me tomo del brazo y simplemente no me dejo caminar.
-Suéltame- le exigí.
-Quédate- me pidió.
-Me tengo que ir… suéltame- dije alzado un poco la voz esta vez.
-No puedo-.
-¿A qué sucio juego pretendes jugar?- pregunte ya molesto.
-A ninguno- respondió
-Entonces… ¿qué pretendes?-
-No lo sé- bajo la mirada.
-No seas infantil… ¡¿Que pretendes?!- ya mi paciencia había llegado a su límite.
-Te voy a decir la verdad- hizo una pausa para dejar su celular en la mesa- esto es lo que pretendo- dijo mientras que de la manera más abrupta se acercó hasta mí.
No sé cuánto tiempo tarde en reaccionar, de lo que estoy consciente es que fueron varios segundos, intentaba por todos los medios descifrar que significaba lo que en ese instante estaba sucediendo pero al parecer todo mi sistema motoro había colapsado. La sensación era extraña, nueva, indescriptible, sentir sus labios junto a los míos me producía un escalofrío nunca antes vivido, quise apartarme para salir corriendo pero una especie de campo magnético como si de un imán se tratase impedía que me moviera.
Sentí sus manos que comenzaron a deslizarse a través de mi cuello para tomarlo de una forma que no pudiese zafarme quedando completamente aprisionado, muy lentamente comenzó a mover sus labios; acto al que de una forma creo que involuntaria respondí… ¡¿Qué me pasaba?!... al parecer me estaba dejando llevar.
Era mi primer beso, ese acto que tantas veces soñé estaba aconteciendo en ese mismo instante, tal vez una parte de mi quería escapar, pero la otra quería disfrutar al máximo de la nueva experiencia, quería guardar la sensación del contacto de los labios y el remolino de sensaciones que eran poseedoras de mí. Sin darme cuenta estaba inmerso en ese beso, al punto de que era incapaz de páralo. Muy lentamente Fabián comenzó a deslizar su mano derecha hasta mi cintura y me atrajo hasta el, dándome la posibilidad de sentir el calor de su cuerpo. Al parecer su lengua no aguanto más y comenzó a hacerse camino a través de mi boca suceso que extrañamente logro traerme por un segundo a la realidad, lo que me ayudo terminar con el contacto de nuestros labios.
Al liberarme por reflejo tome una bocanada de aire inmensamente enorme… ese beso me había dejado literalmente sin aliento, todavía seguía preso por sus brazos, intente zafarme pero él no me dejo.
-¡¿Que estás haciendo?!...- casi grite -… ¿a qué quieres juagar?-
-No estoy jugando a nada…- iba a seguir pero lo interrumpí.
-…solo te quieres burlar de mi- dije tajantemente-… suéltate- le volví a exigir.
-Solo me gustas…- dijo-…me gustas- recalco.
-¿Qué dices?...- me reí levemente-… ¿pretendes que te crea?-
-No sé, quizás… ¿o acaso crees que le ando diciendo a medio mundo que me gusta... y aún más a un chico?- contesto con otra pregunta.
-¿Y qué te hace creer que yo soy gay?- pregunte.
-Por favor no comiences con inmadureces- me pidió.
- Esta bien, es cierto… contento- pause –…pero te voy a dar un consejo, para tus bromas deberías ser un poco más ingenioso porque esta te está quedando pésima- sugerí con algo de ironía.
-No estoy bromeando… es enserio, me gustas… y mucho- me acero más a él. Casi lograba el segundo beso pero lo detuve soltándome de una vez por todas de sus brazos.
-Vamos hacer un ejercicio mental…- comencé-…está bien, te creo, te gusto... estas perdidamente enamorado de mí, ahora ¿Qué quieres conmigo?… si te gusto tanto, buscas algo… ¿cierto… o me equivoco?-
-Para serte sisero- desvió su mirada levemente- no sé qué quiero contigo, lo único que sé es que no te puedo sacar de aquí- señalo su corazón.
-¿Piensas que soy estúpido?... Por favor, de una vez por todas acaba con este teatro y dime ¿Qué quieres de mi… ridiculizarme, que te pase el año?… vamos habla soy todo oídos… acaba de una vez por todas con esto-.
-¿Porque tienes que ser así?- pregunto.
-¿Así cómo?.. ¿Sincero?... Lo siento pero así es mi personalidad-.
-No… que piensas que todos te quieren hacer daño-.
-¿Y qué quieres que piense?... Cuando las veces he confiado fueron en las que se burlaron de mi… las veces que he creído que todo saldrá bien es en donde la vida y las personas se han encargado de pisotearme- exprese casi con lágrimas de ira.
-No todos somos ese tipo de personas déspotas que te imaginas-.
-Tal vez no lo sean…- pause- pero seamos honestos gente como tú no se junta con el resto de los ceros a la izquierda que posee el mundo-.
-No te dejes llevar por las apariencias- expresó.
-No lo hago… yo hablo en base a la verdad, y la verdad que han demostrado tus actitudes es de que perteneces a ese grupo de personas que viven solo por sí mismos, que no les interesa el resto de la gente y que son capaces de dañar a otros con tal de alcanzar sus objetivos-
-Que poco me conoces-comentó cabizbajo.
-A lo mejor te conozca poco pero es lo suficiente como para saber que me debo alejar de ti- al finalizar con esas palabras, fije mi camino hacia la puerta, anhelaba respirar aire fresco para alcanzar apaciguar la molestia que en mi pecho una vez más estaba comenzando a aflorar.
Otra vez la misma historia, quien cree que soy ¿el más ingenuo de los seres? Pues no, no lo soy… no voy a caer otra vez con el ridículo cuento del amor, un sentimiento que definitivamente no está hecho para mí. Como piensa que me voy a tragar el cuento que el más viril de los hombres de mi escuela, se figara precisamente en otro hombre, era verdaderamente una conclusión que despedía la locura por todas partes, era un hecho completamente imposible y absurdo, el cual nadie, ni la más crédula de las personas se lo tragaría.
-¿Qué quieres que haga para que me creas todo lo que te dije?- escuche a mis espaldas.
-Que me dejes en paz- respondí para que dejara de seguirme.
Esta vez me volvió a tomar del brazo- No tengo pruebas para demostrarte que lo que digo es cierto… no las tengo – se encogió de hombros-… pero no las necesito porque mis más sólidas pruebas serán mis actitudes, no te convenceré con palabras sino con hechos… te voy a conquistar- soltó mi brazo y dejo que siguiera mi camino.