Despues del SI 1

¿Que paso despues de aquel Si en que termino mi relato D. Ramon?. Intento dar respuesta a vuestras preguntas, de la forma mas breve y concisa que pueda.

Después de mi primer, y único, relato, D. Ramon, muchos de los lectores tuvieron a bien dirigirse a mi, la enorme mayoría felicitándome, y les doy las gracias… Debo decir aquí lo que he dicho a muchos privadamente: todo el relato se baso en una experiencia real, pero tomándome algunas libertades obviamente. Mi intención era poner en común una experiencia que me abrió puertas a nuevas sensaciones, y de como derribar ciertas barreras y tabús sociales impuestos es posible.

Lo principal para muchos es ¿que sucedió después del SI?… Pues lo evidente: que lo que empezaba como una aventura de entrega controlada para revitalizar un matrimonio, fue derivando hacia una entrega total y absoluta a un hombre con pocos limites, y que por tanto fue exigiéndome mas, y mas, y mas… tanto a mi, como a mi marido, y se puso fin cuando se llego a un punto que no fui capaz de sobrepasar. Porque debemos recordar algo, mi entrega, la entrega de cualquier mujer a un hombre, a un dueño, a un amo, su sumisión, es, debe ser, siempre, voluntaria, aceptada, asumida. Fue un gran aprendizaje, una gran aceptación de una misma.

No se puede, en un relato, contar de forma exhaustiva y pormenorizada todo lo vivido en un periodo de varios meses… y espero que podáis entenderlo. Intentare ser breve, concisa, pero, espero que os excite y colme los deseos de los que me habéis escrito todos estos meses.

Después del SI, fui introducida en un mundo de lujuria y sumisión, ante a complacencia de mi marido, que ademas, fue también usado sexualmente. Su desnudez mientras yo era tomada por mi dueño, el que nos sirviera el desayuno en la cama donde era usada. El hacerle contemplar como varios hombres disfrutaban de mi cuerpo mientras el era sodomizado u obligado a realizar felaciones a otros hombres. Note como la violencia que se empleaba sobre mi provocaba en el una erección enorme, el fue quien me ato la primera vez que fui azotada. En la intimidad con D. Ramon yo disfrutaba del sexo, me gustaba su penetración, su falta de consideración al usarme. A veces era cariñoso, y yo le devolvió agradecida sus gestos. El llego un momento que disponía libremente de ambos, podía aparecer en nuestra casa en cualquier momento, y se quedaba a follarme, sin importarle la presencia de nuestros hijos, y nosotros se lo permitíamos… yo disfrutaba enormemente de todo aquello.

Al cabo de unas tres semanas, fuimos a un congreso en una gran ciudad española del Mediterraneo. D. Ramon arreglo las cosas para que acudiéramos tanto yo como mi marido. Viajamos por separado, cuando llegamos D. Ramon ya estaba en el hotel. Nada mas tomar posesión de las habitaciones, llamo por telefono.

  • Buenos dias Ines ¿esta a tu gusto la habitación?

  • Si, gracias. Todo esta muy bien.

  • Perfecto. Tengo una serie de reuniones durante la mañana. Me acompañareis los dos.

  • Bien, permitame cambiarme...

  • Esta todo previsto. Te enviare ahora la ropa que quiero que te pongas.

Aquello me pillo desprevenida. Hasta ese momento, ciertamente, había mantenido una linea sexy, pero no existió imposición alguna de ropa concreta… Fue inevitable pensar en que me estaria enviando.

  • Ah, bien, de acuerdo.

  • No tienes que estarlo Ines, solo poner lo que te envió. Sin mas. Solo lo que te envió ¿lo entiendes?

  • Si.. claro.

  • Eso espero… Ines, es importante. El venado que se ponga traje.

  • Si.

  • Bien, antes de salir tendrás que pasar a que te supervise. Habitacion 1058.

Colgó.

Le conté a mi marido lo que había hablado. Estaba encantado. Yo también, aunque algo nerviosa, por la novedad, por la lejanía de casa, un refugio… aquí estaba ¿desamparada?, si, esa era la palabra. Al fin y al cabo, en mi ciudad podía huir, escapar, encerrarme en mi casa y negarlo todo, pero ahí…

No tardaron en llamar a la puerta. Un mensajero traía un paquete grande y un ramo de rosas, para mi. El paquete contenía el vestido. Blanco. Vaporoso. Llevaba una pequeña chaquetilla. Escotado, no demasiado, con una falda corta, por encima de la rodilla como un cuarto. con vuelo… el conjunto era elegante al mismo tiempo que sexy. Unos zapatos de tacón y una gargantilla de perlas complementaba el conjunto. Me gusto. Mi marido me dijo que me lo pusiera cuanto antes. Decidí ducharme primero, me arregle, me puse un sujetador blanco también, una braguita del mismo juego, de encaje, le gustaban a D. Ramon y nunca se sabia si querría verme en su habitación para algo mas que para comprobar el conjunto. Aunque nunca lo había manifestado, sabia que le gustaba el pelo suelto… y así fui...¿porque querría yo gustar a aquel hombre?… Antes me lo preguntaba, ahora lo sabia: disfrutaba cada vez que me entregaba a sus caprichos...porque, en el fondo lo sabia, eran los mismos… quizá si supiera lo que me esperaba en un futuro cercano, habría salido huyendo. Pero no lo hice, en vez de eso, nos encaminamos a la habitacion 1058.

Nos abrió la puerta el chofer de D. Ramon… aquel que había usado mi cuerpo la primera vez, y que lo hizo posteriormente en diversas ocasiones de los modos menos considerados. D. Ramon me contemplo.

  • ¿Que te dije?

Le mire sin comprender…

  • Me he puesto…

  • Te has puesto mas de lo que te he enviado, zorra. Te dije solo lo que te envie.

  • Pero…

  • Fuera, los dos. Estoy harto de tu comportamiento. Fuera!

Estaba furioso… verdaderamente furioso. El chofer nos cogió a ambos pro el brazo y nos saco al pasillo. Yo mire a mi marido…

  • No entiendo

  • Pero ¿que te ordeno?

  • Que me pusiera el vestido, solo…

Entonces lo entendí…

  • Ya lo se. Ya se que hice mal -¿había dicho yo que hice mal?-

Llame a la puerta. Abrió el chofer.

  • Por favor, dile que ya lo entendí. Lo siento. Iré otra vez a cambiarme.

  • No ! -la voz de D. Ramon se escucho en la puerta- No iras a cambiarte a ningún lado.

  • Esta bien, lo haré ante ud.

  • Hazlo donde estas. Cierra la puerta.

Se cerro la puerta de la habitación… y unas lagrimas resbalaron por mi rostro ¿porque?¿Porque había defraudado a un viejo que me usaba a su antojo?¿O estaba enamorada de aquel cabrón?

Mi marido me miro.

  • ¿que pasa?

  • Me he puesto ropa interior.

  • Ah, claro… tonta, como no te has dado cuenta. Bien. Arreglalo.

Le mire. Estábamos en un pasillo. Seguramente había cámaras. Alguien podía aparecer, las puertas de los ascensores estaban a mitad de pasillo. Podía quitarme las bragas sin problema, pero otra cosa era el sujetador, tal y como estaba constituido tenia que quitarme el vestido.

  • Joder, aquí no puedo.

  • Debes hacerlo -estaba excitado-

  • Busquemos un lugar, un cuarto de limpieza o algo.

  • No. Ha dicho aquí. Literalmente donde estamos. Te ayudare.

Mi marido se puso detrás, quito a chaquetilla, soltó el broche y bajo la cremallera. No me opuse. El vestido no cedió, sino que el me lo quito, creo que no quería que se manchara… yo estaba paralizada mientras me quitaba el sujetador y luego bajaba mis bragas. Me quede desnuda… el se lo tomaba con calma… estaba deseando que alguien irrumpiera en el pasillo...¿y las camaras?¿Serian de las que solo graban o enviaban la imagen a un monitor?… El toco suavemente mis pechos, mis pezones…

  • Estas preciosa.

  • Por favor….

  • Si claro. Esconderé tu ropa interior.

Me puse el vestido, llame a la puerta...el chofer abrió y sonrió. Entre.

  • ¿El venado?

  • Ha llevado mi ropa interior

  • ¿porque?¿te he pedido que la escondas?. Tenéis mucho que aprender. Y siempre quiero que vengáis ante mi los dos. Juntos.

  • Lo siento… perdón -¿lo siento?¿perdon?-

Llamaron a la puerta, abrieron otra vez y entro mi marido. Vi un gesto de D. Ramon hacia el chofer, y este le sacudió una patada en sus partes… se derrumbo gimiendo de dolor.

  • No vuelvas a dejar sola a mi pertenencia ¿lo entiendes?. Nunca. Tu estas ahi para vigilar lo que es mio. ¿lo entendéis ambos?

Yo mire a uno y a otro… no sabia que decir.

  • ¿Lo entiendes puta? Di!

  • Yo…

  • Responde!

  • Si.

  • Y tu cornudo de mierda?

Mi marido movió la cabeza afirmativamente mientras se sujetaba la entrepierna… yo estaba conmocionada.

  • Bien, Ines. Estas preciosa. -acaricio mi mejilla y me beso suavemente en ella-

  • Gracias… siento haberle defraudado -¿porque había dicho eso?-

  • No te preocupes. Ya veré como me compensas. ¿estas repuesto cornudo?. Vamos, tenemos una comida con unos clientes importantes que acuden a este congreso.

Bajamos, pasamos por el hall del hotel, no observe ninguna ninguna mirada especial… aun pensaba si alguien podría verme por las cámaras, y eso me ponía nerviosa… como una criá adolescente que hiciera una travesura.

Fuimos a un restaurante ubicado en una antigua casona rural, muy lujosa, elegante. Ahora entendía el vestido, apropiado para aquel lugar. Aparcamos, y D. Ramón hablo conmigo… en todo el camino no lo había hecho, se enfrasco en una conversación telefónica sobre asuntos de empresa, reconozco que aquella ignorancia me tenia desconcertada, pero también, debo admitirlo, decepcionada.

  • Bien, Ines, tu presencia es importante. Nada como una mujer hermosa que “distraiga” de ciertos temas.

  • Gracias – no entendía porque daba las gracias por considerarme un objeto decorativo-

  • Te situaras en la mesa frente a nuestros invitados. Que te miren bien. ¿lo entiendes?

  • Si, claro… -¿me estaba usando de puta?-

Entramos. Mis tacones resonaban en el suelo de piedra. Eran altos, finos, elegantes, destacaban mi figura. Me encantaban. Pasamos a un reservado, alli nos esperaban un hombre y una mujer. El de traje oscuro, ella, elegantisima… un vestido de tirantes, un amplio escote, de edad ya avanzada, superaba los 60, pero envidie claramente su figura y lo hermosa que era aun en su edad.

  • Miss Lauren, Mr Anthony, les presento, mi colaborador Jorge Garcia y mi encantadora ayudante, Ines Castro. Lauren y Anthony son los los principales accionistas de, cito una corporación que no viene al caso, aunque hoy estamos aquí de forma informal, claro -nos dijo D. Ramon-.

Lauren y yo nos saludamos con dos besos, Anhony me beso galantemente la mano, algo que me sorprendió, nadie hace eso hoy. Los caballeros separaron las sillas para que las damas tomáramos asiento, pero D. Ramon me susurro al oído un “espera”… y me quito la chaquetilla del vestido. Entonces me di cuenta de que sin ella, mis pechos se notaban sobremanera… los pezones marcaban claramente la tela, que ademas, en su transparencia, dejaba poco a la imaginación… creo que me sonroje. Al levantar la mirada vi a Lauren que me miraba, me sonrió… ¿se dio cuenta de lo azorada que estaba?.

Un camarero nos sirvió con diligencia. Un vino Ribera del Duero verdaderamente exquisito complemento una carne maravillosamente condimentada. Por un momento olvide mi situación. Nuestros invitados hablaban un correctisimo castellano. Pronto advertí que entre D. Ramon y Lauren y Anthony había amistad de antiguo. Lauren hablo conmigo animadamente…

  • Caballeros, voy a retirarme brevemente a fumar un cigarrillo… bueno, ya saben ¿me acompañas Ines?.

En ningún momento había manifestado que era fumadora, que ademas, no lo era. No sabia si debia o no debía salir del reservado.

  • Si, Ines, por favor, no debes dejar sola a nuestra invitada. -D. Ramon me indico que debia hacer-

  • Si, claro Lauren, por supuesto

Gire para coger la chaquetilla…

  • No te hace falta, creo -D. Ramon con su mirada lo dejaba claro-

  • Si, por supuesto.

Salimos del reservado, ahora mis pechos estaban claramente expuestos a todos los que miraban. ¿me disgustaba?¿Me excitaba?¿Que pensaba Lauren de aquel descaro?. No miento si indico que estaba algo avergonzada.