Despues del show (7)

La tranquilidad después de las acciones nos llevó a nuevas tentaciones, a experimentar el sexo anal

DESPUÉS DEL ESPECTÁCULO (7)

Como nos habíamos quedado ya en calma, en la habitación de nuestro hotelito, tuvimos tiempo de platicar en calma. Nosotras comentando lo nuestro, de la elasticidad muscular de Ashley, que le permitió hacer malabarismos con su cuerpo al hacer sexo y de nosotras que habíamos estado en diferentes poses que nunca antes habíamos probado y que nos dieron mucho placer.

Mientras tanto, oímos lo que opinaban de la opción de que nos querían raptar, reímos, pero nos reímos y sentimos felicidad al sentirnos deseadas, pero no nos pasó por la mente sí irnos con Paul, que hablaba en serio. Nos tendría siempre satisfechas y nosotros a él, ¡el cielo!

Los señores no se habían quedado sentados afuera, Chris previó que estuvieran dentro de la recámara, disfrutando, como decía que ella lo disfrutaba, viendo lo que hacían sus mujeres amigas.

Ashley, que parecía la más calmada fue con Horacio, lo besó y éste la jaló de su trasero desnudo hacia él. Los dos desnudos se recostaron en el sofá y ella se dedicó a lamerle el pene y a acariciarle el vientre. Estuvieron un rato largo en un 69, Horacio comiéndose su conchita, metiéndole dedos en su vagina inundada, le acariciaba las nalgas, lisitas y bonitas, y sus muslos.

Horacio, me cuenta que al estar disfrutando su vagina recordó que si a mí me tallaba la parte de arriba dentro de mi vagina me causaba que explotara con un orgasmo. Le comía el clítoris, yo lo observaba, le metió dos dedos dentro de su vagina con la palma de su mano hacia arriba y Ashley explotó repentinamente, gritando y diciendo cosas. Horacio siguió introduciéndole dedos, le metió uno, o dos, en el ano y el pulgar lo mantuvo dentro de su vagina, hasta donde le alcanzara. ¡Increíble lo alocado que se puso Ashley, daba tumbos, se contraía, doblaba sus piernas, las estiraba y le jalaba la mano a Horacio para que se la introdujera más

“¡¡¡¡MÁS … ¡¡¡¡MÁS, QUIERO MÁS!!!! METEME TU PITOTE, AHORA, ¡¡¡¡AHORA!!!!”

Todos nos quedamos silenciosos y muy sorprendidos de los gritos de Ashley, que recordamos que antes pregonaba que era lesbiana, ¿Quién iba a decir? Posiblemente nunca entes había disfrutado de un buen sexo.

Horacio aún no había terminado, le abrió las piernas y le introdujo su pene, deteniéndole una pierna sobre su hombro.

“¡Que rico, creí que el pene de Paul me había dejado muy abierta y que ya no iba a sentir esto, pero es la mejor vez que he tenido algo tan rico! ¡Termíname, Horacio, ¡TE ADORO, TIENES EL PENE IDEAL PARA MÍ, ¡ERES UNA RICURA!”

“¡Con Paul sentí todo, pero como no lo sentí al principio, hasta adentro, no me fijé como era, ¡¡¡¡ÉL TAMBIÉN ES UNA ADORACIÓN, QUIERO CONSERVAR A LOS DOS, ASÍ COMO ÉL, QUE QUIERE CONSERVAR A GLORIA Y A SILVIA, ¡¡¡¡A LA VEZ!!!!”

“¡YA ME IMAGINO CON LOS DOS PENES DISPONIBLES A LA VEZ, O LOS 4 Y MIS AMIGAS CERCA PARA QUE ME DEN MÁS IDEAS!”

Ashley, la tímida y calladita estaba enseñándonos lo que tenía encerrado dentro de su subconsciente. Estas reuniones nos han provocado cambios, como terapias, todos nos hemos abierto el subconsciente que teníamos escondido.

Poco a poco fueron calmándose. Horacio y Ashley quedaron rendidos, dormidos abrazados.

Le habíamos dicho a Horacio que le había tocado un bombón, lo más bonito y bueno, pero nos contestó que, sí estaba muy bonita, pero nosotras dos estábamos mejores, que nos prefería. Lo tomamos como una galantería. Ashley si es una chica muy hermosa, muy buen cuerpo y muy bonita cara y de un carácter envidiable, pero a nosotras dos nos habían preferido tanto Paul como Pierre.

“¡Nosotras te la apartamos y te la preparamos!” “¡Queríamos haberte dado el gusto!” Dijo Gloria.

“¡Y está enamorada de ti!” le dije “¡Y me alegra que tenga mis gustos también!”

“¡Y los míos, condenado!” agregó Gloria.

En realidad, no la tuvimos ni que reservar, porque ella insistía en tener oportunidad con Horacio. En verdad, algo sí la preparamos.

Pierre, que también se había mostrado medio apático, me vio desnuda e inmediatamente vino a mí. ¡Brincó, materialmente de su asiento! ¡Me vio y dice, que se dio cuenta de su suerte que yo, Silvia, estaba disponible, él quería conmigo y con nadie más!

“¡Porqué conmigo, las otras chicas están igual, o mejor que yo! ¡No puedes quejarte, Madelaine es la mejor y la más bonita y ha aprendido y practicado muchas cosas que te darán grandísimo placer! ¿Te fijaste cómo se le veía el vestido, la habías visto antes tan hermosa? ¡Es la envidia de todas nosotras! ¡Tiene un cuerpazo divino! ¡Además que se mueve precioso, como un delfín en el agua, ya quisiéramos movernos nosotras igual, dominaríamos a cualquier hombre!”

“¡Deveras que sí, me la pusieron hermosísima entre todas, ahora a ver cómo se va a sentir en la cama con un subdotado, tengo miedo!”

“¡Ni te preocupes, las mujeres el tamaño ni lo tenemos en cuenta cuando estamos excitadas y se siente igual con cualquiera que nos da sus sentimientos!”

“¿De veras, no se les queda la vagina más abierta, que necesite algo más sustancioso? ¿O les es necesario algo más adentro?”

“¡La mejor sensación la tenemos las mujeres casi al entrarnos en la vagina, a veces hasta la vulva, que es lo que sigue adentro! También en los labios, ahí es donde una mujer se vuelve loca, Paul cuida mucho de que siempre haya roce con ellos. Adentro es una emoción enorme, el tenerla hasta dentro. ¡La piel de las paredes internas son las más excitantes, pero no te hace sentir un buen coito!”

Platicábamos, pero lo que esperábamos uno del otro se estaba enfriando. Lo abracé y le pedí me dijera si le había gustado lo que le había dado el día que viajamos en la limousine.

“¡Extremadamente y fue el inicio de esta libertad y de mejorar nuestras relaciones!” Me lo repitió, antes ya me lo había dicho, pero yo me sentía complacida volverlo a oír. Esa noche, no supe cómo tuve las agallas, y la inspiración de haberlo hecho. Él era aún un extraño, esposo de una conocida sentada a unos centímetros de nosotros, aunque siendo manoseada por Horacio.

Lo abracé y me incliné para alcanzar a su pene que estaba flácido. Había que darle energía para que hiciera conmigo lo que debía. No me llevó tiempo, entre la acción de mi boca y de mis manos y, por otro lado, él, al darse cuenta de cómo tenían ensartada a Madelaine su preciosidad, estuvo paradito de inmediato.

“¿Te atrae ver como se la están metiendo? ¿La estás viendo? ¡Tiene las piernas hacia arriba! ¡Imagínate y recuerda cómo hizo sexo con Horacio!, ¡ELLA LO ESCOGIÓ Y ELLA SE LE ENTREGÓ, SE LO CHUPÓ Y ACARICIÓ Y DESDUÉS ÉL SE LA METIÓ BIEN BONITO, FUERTE, ¡HASTA DENTRO! ELLA MISMA SE LA METIÓ DÁNDOSE SENTONES, ENLOQUECIÓ Y GRITÓ. ¡Ella le dirigió sus manos para que le tocara esas partes que ella quería, sus pechos, hasta se metió un dedo de Horacio en el ano y se meneó deseando se lo metiera más! ¿TE GUSTÓ? ¿Lo recuerdas?”

“¡OH, QUE RICO!” Contestó, ya completamente excitado, y creo que a punto de su límite.

“Ahora ya le permites que se acueste con quien ella quiera, ella es muy selectiva y elegante, así que lo que llegue a hacer va a ser muy selecto y acostúmbrala a que te cuente en detalles todo lo que le dio ese placer, ella gozará contándote y tu gozarás oyéndola y conviviendo esos sus momentos íntimos. ¡No te arrepentirás! También ella te pedirá le cuentes.”

“¡PERO QUISIERA PRESENCIARLO SIEMPRE!”

En ese momento yo ya me había sentado, de frente, en su regazo, con todo su pene bien dentro que, viéndolo bien, también estaba largo, medio curvo, pero ¡QUE SABROSO! Platicábamos muy quitados de la pena, hablando de un tema muy importante para nosotros y medio observando los actos de nuestros amigos que hacían sexo frente a nosotros, UN ESPECTÁCULO MEJOR, pero mucho mejor que una película porno.

Gloria todavía enganchada con Paul, también platicando y comentando el momento. Horacio, la última vez que lo identifiqué estaba entre las piernas de Chris, atendiendo, como buen samaritano, también a Madelaine. Paul también ponía atención tanto a Chris como a Madelaine, las besaba, manoseaba y las acariciaba, pero no se la sacaba a Gloria.

Ashley, después de las dos cogidas que le dieron, se retiró, estaba desnuda, acurrucada en la cama grande, en una esquina sin estorbar a los que hacían uso del resto de la cama. Horacio fue con ella, la besó y la tomó en sus brazos. Ella se acurrucó y lo estuvo besando. Se movía y se enconchaba como gatito. Me excitaba mucho ver los dos cuerpos desnudos, abrazándose y apapachándose.

Medio cansados y soñolientos por la hora, nos sentamos, las mujeres platicando y comentando nuestros asuntos.

Los hombres discutiendo negocios. El negocio más importante éramos nosotras dos, Paul le había preguntado a Horacio si nos podía llevar con él, que nos prestara por lo menos por una semana. Paul le aseguraba que nos iba a gustar mucho ir, que él estaba seguro que aceptaríamos, una nueva experiencia. Quería e insistía que teníamos que ser las dos juntas, le gustamos mucho y le dimos sensaciones que él apreciaba, se enamoró de las dos. Ya le explicó a Horacio cómo nos pensaba llevar, mañana si había vuelo, podríamos irnos los tres juntos.

Horacio no le respondió, pero tenía que consultarlo en ‘petit-comité’ con nosotras, para ver si nos gustaría la oferta. Nos reunimos los tres, tanto Gloria como yo si podríamos disponer de esa semana, Gloria haciendo arreglos mañana, yo tenía disponibles todavía dos semanas de vacaciones. Horacio y yo todavía teníamos visas vigentes para Canadá, la de Gloria estaba vencida, así que de ella dependía si nos animábamos a viajar con Paul.

Le recordé a Horacio que habíamos hecho compromiso con Greg para la siguiente semana, y además él tenía una junta de negocios con una naviera grande.

“¡SÍ nos da  el tiempo, vamos a planearlo bien!” dijo Horacio.

Paul se comprometió en arreglar la visa de Gloria. Los boletos los compraríamos si se arreglaba lo de la visa. En la mañana, temprano, fueron al consulado, y sí dieron una extensión de visa, ya no había impedimento. Acordamos que nosotras pagaríamos todos nuestros gastos, entre Paul y Horacio pagaron los boletos.

Por la visa y nuestros pasaportes, Paul descubrió quien era Silvia y quien era Gloria. Se los dijo a todos, pero para ninguno  quedó claro quién era quien. Checaban en nuestros brazaletes, pero más se confundían. El susto fue cuando dijo que se llevaba a Silvia y a Gloria la dejaba con su marido, porque no sabía cuál era la casada con Horacio.

Hubo otro cambio, Horacio iba a tener que regresar a casa solo en el avioncito, nosotras volaríamos de regreso después de la semana, directo, pero a Pierre se le ocurrió invitar a Horacio a Quebec, por una parte, para que refrescara su francés y otra para visitar a prospectos que tenía a varios allá y que Pierre mismo le iba a presentar.

Estoy segura de que fue Madelaine la autora de esta invitación, se robaba a nuestro amor por unos días. Me llenó de felicidad, ya no me iba a sentir culpable de dejarlo solo y yo ir a gozar junto con Gloria, lo que Paul nos enseñara. Horacio me estaba dando de nuevo un regalo, yo no sabía cómo darle algo que correspondiera. Conociendo a Madelaine ya nos imaginábamos que tarea que le iba a dar a Horacio.

Nos emocionaba la idea de ir con Paul, ya sabíamos que sería, en primer lugar, para complacerlo, tendríamos grandes jornadas de sexo alocado, pero también para conocer otro mundo.

No hubo boletos para nosotras hoy mismo, compramos para mañana en la tarde, Paul volaría solo y nos recibiría allá.

Para Pierre y Madelaine tampoco había vuelo, así que mañana volarían, ya llevando a Horacio.

Disfrutamos el día los cinco juntos. Nos complacía recordar los detalles de lo que habíamos vivido estos días de congreso y después de él. Ni Chris ni Ashley ni Paul nos pudieron acompañar, ellas por su trabajo y Paul porque salió en el vuelo.

Acordamos cenar juntos, temprano, nos íbamos a reunir en el hotel de ellas y de ahí nos programaríamos.

Por la tarde llegamos al hotel, Chris nos tenía las memorias USB en las que nos había sacado copias de nuestra aventura con Paul del primer día, las habíamos olvidado en su habitación. Estando ahí, Gloria le preguntó por las curiosidades que tenía en su arsenal, bajo llave. Increíble la cantidad de accesorios que tenía. Nos explicó para que servían cada uno y si encontraba alguno que hubiera usado, nos lo enseñaba y nos prometió que, si a nuestro regreso pasábamos por su hotel, nos los enseñaba en acción y nos los probaba.

Le preguntamos si nos vendía, o nos prestaba alguno. Claro que nos dijo que los prestaba y que si se perdían no importaba. Estuvimos escogiendo, pero como íbamos a salir al día siguiente Horacio nos sugirió que mejor al regreso los escogiéramos.

“¿Para qué son esas pelotitas como peras?” Preguntó Gloria, desde la última vez que nos dejó verlas Chris, preguntó. Le dije que yo si sabía para que eran, pero que más adelante le diría. No lo olvidó. Como en el arsenal de Chris había dos iguales y aún envueltas de fábrica le pedí una.

“¿Pero sabes cómo se usan?” me preguntaron las dos, mi intuición me decía que ellas ya se imaginaban algo. Claro, sabía, aunque yo nunca las había probado, ni visto en acción.

“Después la vemos y ya te darás cuenta.”

Yo no sabía bien cómo se usaban, pero cuando estuve en París me hizo pensar Maurice y mentalmente le encontré su correcto uso. Había que ponerlo en práctica, pero no estaba segura, Pierre aún no era de toda la confianza y a lo mejor Madelaine no estaba de acuerdo ni estaba segura si lo aceptaba, pero me la llevé. Llevaba en el paquete ya dos cánulas esterilizadas y una bolsita con algún te para disolverlo antes. Ya leeríamos las instrucciones a su tiempo. Estaba segura de que Chris las iba a sacar del empaque e investigar el cómo se usaban, y nos tendríamos que atener a los resultados que ella obtuviera. Desconozco si ella tiene con quién probarlo.

Para divertirnos, Chris nos escogió un antro, Ashley sugirió otro que ella consideró más divertido, de destrampe y cómo íbamos a ir 5 mujeres y dos hombres tuvimos que analizarlo, pero ¿Qué importa, que nos puede pasar? Y a ese fuimos a dar, ya Ashley nos había puesto al tanto y advertido de los peligros.

Nos divertimos verdaderamente, bailando con multitud de personas, muchos de ellos nos reconocieron de la televisión y nos hacían preguntas. Paul, en la entrevista les contestó que éramos de otra ciudad, así que los presentes de ahí y casi todos extraños, nos hicieron coro y nos echaban porras. Querían que les enseñáramos las piernas y hasta los calzones que aparecieron en la tele. Nos invitaron todo tipo de bebidas, algunos pasaban frente a nosotras y nos echaban piropos o hasta nos besaban.

En el antro había muchas lesbianas que nos pidieron les enseñáramos a bailar Lambada, solo sonreíamos, pero ¡en esas! y ¡comienza a sonar la música! Se nos acercaron varias chicas que querían que bailáramos con ellas. Ashley y Chris se animaron luego, luego, Madelaine parecía que se animaba, pero no se decidió. Gloria y yo éramos las más solicitadas, pero para no llevar el baile hasta lo más caliente cambiábamos de pareja a cada rato, sin embargo, todas fuimos manoseadas, pellizcadas y hasta perdimos un brasier, no supimos cómo se lo quitaron a Chris, no se dio cuenta, pero estaba feliz, le gustó que la gente le metiera mano por todas partes. Se movía entre la gente, bailaba y brincoteaba. Ashley nos vino a decir que nunca la había visto así. Le preguntamos si estaba contenta.

“¡ESTOY MUY FELIZ! ¡NO SABEN LO QUE ES SENTIRSE LIBERADA DE LOS FORMALISMOS, LO ESTIRADO DEL EMPLEO ESCLAVIZÁNTE Y DEMANDANTE!” “No  he tomado nada, simplemente, ¡ESTOY FELIZ DE HABER ROTO CON MI SENTIMIENTO DE OBLIGACIÓN!”

“¡AL DIABLO CON MI SERIEDAD, MI CARA DE PALO!”

Pobrecita, yo la entendí y al haber aceptado venir y estar de edecán, expuesta a las creencias de que era prostituta disfrazada, o algo así que la gente cree, me despertó y me sacudí. Horacio así lo quería, pero yo no le entendía. Nuestro viaje a París fue el inicio de mi liberación, hago lo que me gusta, a Horacio es al único que le rindo porque me quiere y me soporta todas mis libertades, o locuras y además él participa cuando se puede, lo mismo yo, también participo, aunque digan que su mujercita es una puta. Pero una puta fina que solo con los muy especiales se llega a acostar.

Salimos del antro, ya medio tomaditas. Ashley y Chris tenían que trabajar al día siguiente, nosotros 5 regresamos a nuestro hotel. Nuestras habitaciones estaban comunicadas, si queríamos podíamos abrir las puertas divisorias, como lo hicimos desde un principio. Estábamos muy alegres y no nos deteníamos de manosear uno al otro.

Gloria insistía en que antes de acostarnos a dormir le explicara cómo se usaba la pelotita y, lo peor fue que luego la secundó Madelaine.

Las sacamos de su envoltura, las preparamos y quedarían listas para la primera prueba.

¡Y QUEDAS LISTA PARA QUE TE LO METAN POR EL TRASERO!”

“¿Quieren que practiquemos, ¿quién es la primera, solo hay dosis para dos?”

Desde hacía días Gloria estaba ansiosa de probar. Por poquito, una vez, que no recuerdo bien quién fue, se le acercó con su pene y le hizo presión para metérselo, hasta me di cuenta de que sí lo empezó a meter, ella no protestó, en el fondo yo sentí sospechar, pero no prosiguieron, seguro que a ella le estaba gustando. Tal vez por pena no menciona que ya conocía el que se lo introdujeran por detrás, a lo mejor no.

“¡Fue el malvado de Pierre, cada vez que ha estado conmigo me hace una maldad y hasta me introduce un dedito, una de esas maldades era la de clavárseme!” Dijo Gloria riéndose.

“¡Pero tú lo buscaste y le ofreciste tu colita, te vimos todos y creíamos que, si te lo iba a meter, pero tú, por apretada, te negaste y todos nosotros nos sentimos mal, esperábamos lo mejor, que te ensartara de veras!”

“¡Menos mal que era Pierre y no Paul que no lo hubiera soportado!” contestó descaradamente Gloria.

“¡Solo se la quería hacer difícil, no sabía cómo me lo iba a hacer!”

“¡Pero ahora si tendrás que dejarnos ver hacerlo con cualquiera de los dos hombres que sobran, te tendrás que sacrificar!” Dijo Madelaine.

“¡Con los dos quisiera, uno tras otro, o juntos los dos! ¡Dime como fue en París! ¿Te gustó?”

En un momento sentí algo de vergüenza, pero, bueno…  OK. “¡POR LOS DOS LADOS A LA VEZ!”

“¡QUEÉEE, ASÍ LO QUIERO!” Dijo Gloria casi gritando.

Ya estábamos todos ansiosos y desesperados por presenciar el sacrificio al que se iba a someter Gloria, le preparamos la infusión, la dejamos a temperatura del cuerpo, le vaciamos la pera y le untamos la grasita en la punta. Se dio el baño y se alistó.

Al rato fue con Pierre, le chupó su miembro y se lo introdujo en su vagina. Todos creíamos que iba a empezar por detrás. Nos estábamos decepcionando.

Hicieron movimientos acomodándose o buscando más profunda su inserción, él boca arriba, ella sobre su vientre, con sus nalguitas bien paraditas. Pierre estiró sus brazos y se las separó dejando que Horacio viera mejor su destino. Éste le lamió el ano, lubricándoselo, le insertó un dedo para cerciorarse de que estaba accesible ese culito y empezó a acomodarle el pene para que le entrara fácilmente, sin lastimarla, él ya sabía que debería de hacerlo con mucho cuidado para que a ella siempre le gustara y no lo viera con dolor. Le clavó el glande que, si encontró algo de resistencia, pero entró. Gloria solo daba signos de que estaba contenta, como siempre, y con voz baja le decía a Horacio que se la fuera metiendo con confianza, ella le avisaría si le molestaba.

Alegre Gloria le repetía “¡SÍGUELE MÁS, MIJITO, ¡DALE SIN MIEDO!” y hacia movimientos subiendo y bajando su cadera forzando a Horacio que le metiera su pene más y más.

El pene de Horacio quedó bien metido, yo le preguntaba a cada rato que es lo que estaban sintiendo. Las respuestas no me sorprendieron, ya conocía lo que se sentía. Según Gloria era la primera vez que le daban por el ano, me sorprendió que Gloria no reportara ninguna molestia y también que había sabido bien cómo se le mete.

“¡Es maravilloso, te entró todo sin dolor! ¡Ahora muévete y goza la sorpresa que vas a sentir, de repente!” Y en ese momento Gloria se sacudió, cerró los ojos y con gemidos nos dejaba ver que ella estaba subiendo a las nubes. Pierre la veía y Horacio la observaba, ellos también estaban sintiendo un orgasmo repentino, que los invadió hasta dejarlos soñando con el placer. Éste les duró bastante tiempo. Madelaine y yo estábamos puestísimas para  seguir siendo la siguiente víctima. No sabíamos cómo, ya no teníamos macho con nosotras, ¡GRAN PROBLEMA!