Después del partido, sexo

Era noche de partido de champions, fui a un bareto donde lo vería. Delante de mí había un grupo de chicos, que en todo momento ellos se toqueteaban constantemente entre risas...

Después del partido, sexo

Era noche de partido de champions, al no ser televisado en abierto, fui a un bareto donde lo vería, eso sí, con nada de comodidad puesto que estaba copado de gente, por lo que tendría que verlo de pie, esquivando las cabezas de aquellos que fueran de una altura idónea para el básquet.

Justo delante de mí había un grupo de chicos, todos con la indumentaria del equipo, aunque ninguna era igual, puesto que eran la segunda vestimenta del equipo de diferentes años.

En todo momento ellos se toqueteaban constantemente entre risas. Casi estaba más atento a como se tocaban, que al partido que transmitían por la tele.

En seguida le eché el ojo al que parecía más desinhibido, el cual era el más atractivo del grupo. No es que fuese guapísimo, pero me molaba, por lo que no perdía detalle de como era, y de su actitud tan lanzada.

El chico que me molaba, estaba situado de medio lado, dijéramos perpendicular a mí, por lo que nuestras miradas se cruzaban con cierta asiduidad. Cosa que cuando sucedía, intentaba dar la impresión de no mirarle a él, si no a la panorámica que tenía ante mis ojos.

En determinado, me ofreció una cerveza, lo cual me sorprendió un poco, y no solo a mí, ya que los que estaban con él, también parecieron sorprendidos de que me invitase sin más. Yo acepté encantado, dándole las gracias por su gesto.

Tras producirse la situación de que él me invitase, nuestras miradas aun se cruzaban con mayor frecuencia, e incluso manteniendo la mirada de forma directa durante unos segundos.

Una vez terminó el partido, el grupo de chicos no tardó en salir a la calle, mientras yo por mi parte, me dirigí al wc para echar lo que había bebido.

Cuando salí a la calle, vi que el grupo de chicos estaba allí, y de nuevo, nuestras miradas se cruzaron. Y antes de proseguir mi camino, me encendí un cigarro. Momento en el que él se acercó a donde yo estaba, y me dijo:

  • El: Me pasas un cigarro.

  • Yo: Sí claro.

  • El: te apetece hacer la última?

  • Yo: A donde vais?

  • El: Ah! No, ellos se van cada uno por su lado.

  • Yo: Así vamos a ir notros solos?

  • El: Sí, pero de tranquis, podemos ir a mí casa, así podremos sentarnos, que ya hemos estado un buen rato de pie.

  • Yo: Bueno, no me parece mala idea lo que propones.

  • El: Vale, voy a decirle a esos que nos vamos a celebrarlo.

Seguidamente, fue hasta donde estaban sus amigos para decirles que se iba conmigo. Lo cual de nuevo me dejó sorprendido, ya que no nos conocíamos de nada, ni siquiera del barrio. Por lo que me hizo pensar, si aquel chico estaba siendo simplemente enrollado conmigo, o es que a caso intuía que me gustaba, y a él ya le estaba bien, o incluso, que se trataba de que él también quería que pasara algo agradable entre nosotros.

Y en cuanto se despidió de sus amigos, los cuales también parecían sorprendidos, volvió a donde yo estaba, y me dijo que en casa tenía de todo prácticamente, pero que si la cosa se alargaba, posiblemente faltase tabaco si yo solo llevaba el paquete que estaba casi vacío, a lo que le dije, que efectivamente solo me quedaban unos cuantos cigarros, por lo cual, entró en busca de tabaco al local donde habíamos visto el partido. Como no quería que él también pusiese el tabaco, entré también al local, y me apresure a alcanzarle para decirle que ya compraba yo el tabaco, que no era plan de que él pusiera todo, a lo que me respondió que no había problema, pero que si me sentía mejor comprando el tabaco, pues que adelante. Lo cual me dispuse hacer, preguntándole cual le gustaba, a lo que me dijo que él fumaba el mismo que yo. Al decirme eso, pensé, se ha quedado con el tabaco que fumo, será que tiene gran capacidad para los detalles, o a caso, es que me ha observado con cierta atención.

En cuanto estábamos ya provistos de tabaco, nos dirigimos camino a su casa, la cual por lo que me dijo, no quedaba lejos de allí. Durante el trayecto, él llamo a quien seguramente era su novia, ya que le dijo: "oye, que estoy algo cansado, no me apetece coger la moto para ir hasta tu casa, así que ya nos veremos mañana, te quiero, besitos cariño" .

Al oírle lo que decía, le dije:

  • Yo: Habías quedado?

  • El: No había quedado seguro, ya le dije que le diría algo.

  • Yo: Si estás cansado, podemos quedar otro día.

  • El: No, tranquilo, me apetece que tomemos algo en mí casa, a ti no te apetece?

  • Yo: Sí, sí me apetece.

  • El: Perfecto, porque ya hemos llegado.

Subimos las escaleras, y en cuanto cerro la puerta, me condujo hasta donde tenía el sofá, donde enseguida me senté tras él sugerirlo. Me preguntó que quería tomar, y le dije que una birra ya me estaba bien.

Fue a buscar las birras, y al volver con ellas, me pasó una, para seguidamente enchufar el equipo de música, el cual lo puso con un volumen adecuado para no molestar a los vecino, y posteriormente, encendió una pequeña lámpara de pie, y apagó le luz del techo, quedando así una iluminación mínima.

Se sentí en el sofá, prácticamente pegado a mí, y comenzamos hablar de cosas diversas, como fútbol, música, de la actividad diaria, que en su caso era estudiar y trabajos discontinuos, y en mi caso un trabajo estable.

La conversación transcurría de forma muy amena, tanto, que de forma repetitiva él me propiciaba palmadas en mí pierna, o toques en mí cabeza, cosa que yo también le hacía a él. Y lógicamente, al menos por lo que a mí se refiere, esa circunstancia me gustaba, ya que me encantaba la situación de que nos tocásemos uno a otro.

También me comento que tenía novia, y que vivía con un amigo, el cual a menudo pasaba la semana fuera, ya que trabajaba de monitor de colonias.

Al comentarme de que trabajaba su compañero de piso, le dije: "pues así muchas noches debes traerte a tu novia", y él me dijo: " no solo mí novia", y seguidamente se rio a carcajadas, para acto seguido levantarse e irse, y al volver, trajo vasos de tubo con hielo, y me preguntó que bebida quería tomar.

Tras preparar los pelotazos, volvió a sentarse junto a mí en el sofá, y se puso hacer un canuto de hierba, lo cual me pareció genial.

A esas alturas, ya de plena confianza entre ambos, bebiendo y fumando con música de ambiente que nos permitía hablar sin tener que esforzar las cuerdas bocales, fue cuando aprovechando su anterior comentario de "no solo mí novia", le dije:

-Yo: Has dicho que no solo con tu novia pasas aquí noches?

  • El: Bueno, de tanto en tanto, lo hago.

  • Yo: Así, te mola la variedad, eh!

  • El: Y tanto, hacerlo solo con mí novia, sería monótono.

  • Yo: Sueles hacerlo con frecuencia?

  • El: Va a épocas, a veces no me saltó la monotonía en semanas.

  • Yo: Así, depende como te da?

  • El: Sí, depende como se de, en ocasiones, me la saltó cada semana.

  • Yo: Joder! Cuando te da, cada semana rompes la monotonía?

  • El: Y tanto! Y en la mayoría de esas semanas, al menos dos veces.

  • Yo: Es tu amante, o también diferentes?

  • El: Diferentes, no quiero romper la monotonía con otra monotonía.

A todo esto, en ningún instante dejamos de tocarnos uno a otro. E incluso, cada vez que nos tocábamos, era de forma menos fugaz, permaneciendo la mano allá donde había alcanzado tocar.

La Conversación, paulatinamente iba adquiriendo un cariz cada vez más caliente, puesto que ya hablábamos de las prácticas que más le molaban, o si hacia cosas diferentes cuando rompía la monotonía. El entablar este tipo de conversación con él allí a solas conmigo, me estaba excitando, y por como me miraba, diría que él estaba siendo consciente de que posiblemente me estuviera excitando.

Al cabo de un buen rato hablando de situaciones excitantes, me propuso ir a su habitación, para enseñarme una cosa del ordenador, a lo cual accedí de inmediato, ya que tenía curiosidad por ver lo que quería enseñarme, y además, así estaríamos en su cuarto, y vería el sitio donde él se lo pasaba bien, ya fuera con su novia, o cuando rompía la monotonía. Lógicamente, el que fuéramos a su cuarto, me excitaría aun más, y no solo por estar donde él disfrutaba acompañado, sino también, porque al estar con él en su habitación, podría darse la deseable circunstancia de que al tener allí su cama, la aprovechásemos.

En cuanto estábamos en su habitación, puso en funcionamiento el ordenador, instantes en yo miré la estancia, sobre todo la cama, a la cual presté especial dedicación, observando su gran amplitud, lo cual me molaba cantidad, ya que permitía disponer de espacio para disfrutar de aquello que quisiese hacerse.

Cuando el ordenador ya funcionaba, me dijo que me sentase, pero me quede algo confuso, ya que solo había un asiento, y fue entonces cuando me dijo:

  • El: Esta butaca es amplia, cabemos los dos.

  • Yo: estás seguro?

  • El: Claro que sí, no serás el primero con quien comparto este asiento.

  • Yo: Con alguien pasado de peso no creo.

  • El: No, eso no, pero tú y yo somos delgados, y pegados, cabemos bien.

Así que me senté con él, rodeando con mí brazo sus hombros, lo cual, pareció gustarle, ya que sonriéndome, me dijo: "te has sentado como me mola, poniendo un brazo sobre mis hombros, así de esta forma ganamos espacio", y yo le dije: "por eso lo he hecho". La verdad, es que sentándome así, no solo ganaba espacio, que era buena idea, sino que además, tal como estábamos, me molaba, ya que así permanecíamos bien juntos, y además podría tocarle bien la cabeza a él, lo cual me gustaba, puesto que era una buena forma de ir tocándole, por no decir acariciarle.

Una vez me Senté, fue a favoritos, y enseguida vi que lo que me quería enseñar podría dar pie a pasarlo bien, ya que se trataba de una web sabrosa, con tías desnudas, que aunque para mí gusto prefería tíos, al menos eso era un inicio para ir poniéndonos a tono, e imagino, que él así también buscaba que nos siguiéramos excitarnos, de la misma forma que excitante había sido la conversación.

Lo cierto, es que no pasó mucho tiempo en el que nos limitásemos a ver simplemente tías en bolas, ya que al poco rato, ya veíamos tías con tíos. Y además él no se cortaba en comentar los atributos de los tíos, lo cual me encantaba, y más cuando hacia comparaciones de los tíos con respecto a él mismo, cosa que yo aprovechaba para picarle, diciéndole cosa como: "sí, ya te gustaría a ti", o "seguro que no te han comido el culo como al de la foto", o "a que no has hecho el 69 con alguien mirando", naturalmente, mis palabras desafiantes causaban efecto en él, ya que su respiración se aceleraba, o se entrecortaba de golpe.

Tal como se desarrollaban los acontecimientos, me sentía optimista de cara a pasarlo en glande con él, ya que al estar algo desinhibidos por el alcohol que bebíamos, el canuto de hierba que fumábamos, y excitándonos tanto con lo que veíamos, como con la conversación que manteníamos, así como el hecho que no cesábamos de tocarnos uno a otro en todo momento, por lo que por todo ello, podría llegar el momento en que alguno diera el paso definitivo para dejarnos llevar, y así acabar enrollarnos.

Al rato de estar viendo tías gozando con tíos bien dotados, fue cuando la excitación ya no podía disimularse mucho, por lo que ambos comenzamos a tocarnos el paquete. En un principio lo hacíamos con algo de discreción, de forma bastante fugaz, y a intervalos que pasaba cierto tiempo, pero esos intervalos en el tiempo, a menudo que pasaba el rato, eran mucho más cortos, con lo que llegó el instante en que la mayor parte del tiempo, nos estábamos tocando el paquete. Y entre tanto, seguíamos tocándonos uno a otro con la mano que teníamos libre, así como proseguíamos haciendo todo tipo de comentarios excitantes.

Así las cosas, le pregunte si tenía alguna peli idónea para el momento en que nos encontrábamos, a lo que respondió que tenía dvds que se había bajado de internet. Y entonces ante la perspectiva de ver un dvd de esos, le sugerí que pusiese uno para verlo, a lo cual accedió de inmediato. Así que me hizo levantarme del asiento, para así poderlo coger, puesto que los dvds los tenía en una de las estanterías.

Al haberme levantado, mientras él buscaba el dvd, aproveche para ir al wc, y así echar parte de lo que había bebido hasta el momento, y al volver al cuarto, ya tenia preparado el tema, pero antes de ponerlo en marcha, él se dirigió al wc para hacer lo que acababa de hacer yo. Y al regresar a la habitación, trajo más bebida por si nos apetecía, y se puso a preparar otro canuto de hierba.

Mientras él estaba inmerso en la elaboración del canuto, yo proseguí abriendo webs con imágenes placenteras, y así mantener la excitación en todo momento, lo cual no era nada difícil, ya que era evidente que ambos estábamos deseosos de continuar con lo que estábamos haciendo, puesto que era imposible disimular el estado en que teníamos nuestros respectivos paquetes.

Una vez ya tenía hecho el canuto, puso en marcha el dvd, en el cual no salían los típicos créditos, sino que directamente comenzaba el espectáculo, donde dos tíos disfrutaban follándose una tía. Tras unos minutos viendo la escena, la excitación era máxima, tanto que él se había metido la mano dentro del pantalón, y me dijo que no me cortase, que si me apetecía, que no dudase en hacer yo lo mismo que estaba haciendo él.

En ese instante, ya era obvio que allí podríamos acabar gozando, a esas alturas, solo era cuestión de ver como iría la cosa, si cada uno se daría placer así mismo, lo cual estando juntos, no estaba mal, o si llegaríamos a gozar al darnos placer uno a otro, cosa que yo al menos, era la que prefería antes que la primera opción. Por lo que inicie la conversación diciéndole:

  • Yo: Cuando te has corrido por última vez?

  • El: Fue el pasado domingo, con mí novia. Y tú?

  • Yo: Ayer, que me la pelé. Tu también te la machacas, verdad?

  • El: Sí claro, pero prefiero tener quien me la haga.

  • Yo: Normal, a mí también me mola más si me la hacen.

  • El: Cuando fue la última vez que te la hicieron?

  • Yo: Hace dos fines de semana.

  • El: Eres promiscuo, o tienes alguien para esto?

  • Yo: No tengo pareja, y seguramente sea más promiscuo que tu.

  • El: Con que regularidad mojas?

  • Yo: Según, pero normalmente una vez por semana. Y tu?

  • El: Últimamente, de dos a tres veces por semana.

  • Yo: Eso solo contando tu novia, o contado también cuando rompes la monotonía?

  • El: Contando todo.

  • Yo: Lo haces más con tu novia, o más rompiendo la monotonía?

  • El: Casi siempre, por cada una que lo hago con mi novia, rompo la monotonía dos veces.

Mientras hablamos, no perdíamos detalle del dvd que veíamos, así como también, prueba de lo caliente que estábamos,

con una mano nos sobábamos el paquete, y con la otra, nos acariciábamos recíprocamente el uno al otro.

De pronto, sin más, él se desabrocho el pantalón, y bajo la cremallera, de nuevo introdujo la mano bajo sus boxers, pero ahora más que sobarse el paquete, lo que hacia era el típico movimiento de pajearse, aunque lo hacia de forma pausada. Verle así, me puso cantidad, por lo que me sobaba con más ganas.

Sin duda, parecía estar bien dotado, se le notaba que tenía un buen rabo, y que tenía ganas de pasarlo bien, lo cual, a mí me encantaba, puesto que deseaba que la cosa continuara por donde parecía que iba a ir. Y le dije:

  • Yo: Parece que tienes ganas de correrte!

  • El: Cantidad, tío. Tú, no?

  • Yo: Estoy tan cachondo como tú.

  • El: Pues, ya sabes que hacer.

Así, que sin pensármelo dos veces, hice como él, bueno no exactamente, ya que yo llevaba pantalones con goma en la cintura, y por lo tanto, lo que hice fue bajármelos lo suficiente como para quedar todo mí paquete a la vista bajo los boxers que llevaba. Y acto seguido, introduje la mano dentro, iniciando el movimiento de pelármela pausadamente.

Ahora ya estábamos los dos dándole a la mano, por lo que todo indicaba que en cualquier momento, alguno se la sacaría, y así cascarse la polla a la vista del otro, lo cual podría dar paso a no quedarse en tan solo eso, por lo que estaba decido a incitarle con el fin de ir aun más allá. Por eso le dije:

  • Yo: Te la meneas con colegas?

  • El: Alguna vez lo he hecho, pero hace ya tiempo. Y tú?

  • Yo: Sí, de tan en tan lo hice hace años.

  • El: Te molaba hacerlo?

  • Yo: Sí, me ponía pelármela en grupo. A ti, no?

  • El: Pues sí, sí me ponía, y me corría incluso más.

  • Yo: Cada uno se meneaba la suya, o unos a otros?

  • El: Al principio cada uno así mismo, y con el tiempo, unos a otros. Y tú?

  • Yo: Cada uno así mismo, a dúo en privado, y con el tiempo algunos, unos a otros.

  • El: Hacíais el juego de la galleta? Nosotros sí, y yo perdí alguna vez.

  • Yo: Sí lo hicimos alguna vez, pero no recuerdo si perdí. Te moló la galleta?

  • El: No estaba mal, creí que no me gustaría.

  • Yo: También me corro más si me la hacen, igual que a ti te pasa. Te hace que lo hagamos?

  • El: Te refieres a meneárnosla uno a otro?

  • Yo: Sí, eso mismo, yo a ti, y tú a mí, te apetece?

  • El: Vale, hagámoslo, así nos correremos más, jajaja.

Acto seguido sugirió que nos pusiéramos en la cama, ya que estaríamos más cómodos allí. Cosa que hicimos de inmediato tras quitarnos toda la ropa a excepción de los boxers, los cuales nos dejamos puestos por el momento, aunque estaba claro, que no tardaríamos en despojarnos de ellos en cualquier instante.

Al ponernos en la cama, la pantalla quedó algo alejada, pero el estar más cómodos se compensaba con creces, más teniendo en cuenta, que en ese momento el dvd ya había cumplido de sobras al acrecentar la excitación en los dos, dando pie a que quisiéramos pasar un buen rato el uno con el otro. La cual cosa, era lo que quería desde el instante en que me fijé en él cuando estábamos en el bareto viendo el partido.

Una vez ya estábamos en la cama, uno al lado del otro, prácticamente pegados, continuamos mirando el dvd, mientras los dos volvimos a meternos la mano por dentro del boxer. La situación era excitante, y prueba de ello, era lo abultado que teníamos el paquete, que evidenciaba en el estado en que ambos nos encontrábamos.

Durante un rato, proseguimos los dos con una mano bajo el boxer, sobándonos el paquete, mirando hacia la pantalla donde veíamos una tía mamándosela a un tío, y de tanto en tanto, fugazmente, nos mirábamos uno al otro el paquete, y hacíamos algún que otro comentario sobre lo que veíamos en la pantalla.

Habíamos dicho de pajeárnos uno a otro, y por eso nos pusimos en la cama, pero seguíamos los dos sobándonos con la mano el paquete, parecía que no nos lanzábamos a hacer lo que habíamos decidido que íbamos hacer. Así que como fue idea mía, decidí quitarme la prenda que aun cubría mí paquete, dejando a la vista mí polla bien dura, y una vez ya estaba en bolas, le animé a que él hiciese los mismo, cosa que hizo de inmediato, quedándose completamente desnudo como yo, y con su polla tan tiesa como la mía, la cual cosa era una magnifica imagen, mis ojos estaban bien clavados en su buena polla, la boca se me hacia agua. Ya imaginaba metiéndomela en la boca, cosa que si todo iba bien, es lo que haría, pero eso no lo haría por el momento, antes se la menearía, que es lo que habíamos decidido, cosa que ya era genial, más un, porque los dos lo íbamos a pajear al otro, y eso me ponía muy caliente.

Estando ya los dos desnudos, era el momento de no esperar más tiempo, y dar ya el paso que nos llevaría a pasar un buen rato, así que le propuse que nos sentásemos cara a cara, entrelazando las piernas, con nuestros paquetes casi tocándose, y así menearnos la polla uno a otro a la vez, cosa que para mí era estupendo, ya que el placer sería mayor al pajearnos al mismo tiempo, y además, haciéndolo así, ninguno se escaquearía de menearle la polla al otro. Naturalmente, yo no tenía problema alguno de pajeárle, sino al contrario, lo deseaba, pero no tenía la seguridad total de que él también lo tuviera bien claro, y prefería que mientras estuviese cachondo, me la pelase a mí, como yo le haría a él con gusto, no fuera que yo se la menease, se corriese, y después de ya haberse corrido, decidiese no hacerme la paja a mí, echándose atrás en la decisión tomada previamente. Esta claro que yo deseaba menearle la polla, y que incluso, ya me estaba bien hacerle la paja aunque él no me la hiciese a mí, pero ya que habíamos decidido hacerlo los dos, uno a otro, pensé que lo mejor era hacerlo a la vez, cosa que parecía posible si lo hacíamos estando los dos tan cachondos como estábamos en ese instante. Además, tenía claro que pajeándonos a la vez, el placer aun sería mayor, cosa que le dije a él para que estuviera más predispuesto a hacerlo. Este argumento era muy sólido, y además, creaba buen rollo, cosa que no habría sucedido en el caso de mostrar desconfianza sobre si los dos íbamos a ser consecuentes con hacer lo dicho previamente.

Mi propuesta, pareció gustarle, ya que enseguida se colocó en posición idónea para que yo hiciese lo mismo, y acto seguido, una vez yo también me puse en posición, sin perder tiempo, lleve mí mano hasta su polla, cogiéndola gustosamente. Por fin tenía su polla en mí mano, me sentía muy a gusto, y a juzgar por su actitud, él también se sentía de maravilla, prueba de ello, que no tardo en hacer lo mismo, cogiéndome la polla de forma decidida.

En ese instante, estaba en la gloria, me encantaba estar allí con él, los dos completamente desnudos, meneándonos la polla uno a otro. Había logrado mí propósito, y tal como se desarrollaban los acontecimientos, veía más que factible, que no nos limitásemos a solo masturbarnos mutuamente, y esa perspectiva, era absolutamente fantástica, auque, tenía claro, que no forzaría la situación, por lo que no pasaría nada que a él le pudiera suponer un problema, así que haríamos solo aquello a lo que mostrase buena predisposición, confiando en que en el fervor del momento, se dejara llevar por la excitación, y disfrutar a tope de nuestro agradable encuentro placentero.

Como mí intención era ir más allá de limitarnos a pelárnosla uno a otro, empecé a acariciarle la pierna, cosa que pareció que no le molestase, más bien lo contrarío, puesto que su reacción, fue hacer lo mismo, la cual cosa me gustó mucho, ya que se veía que la cosa pintaba más que bien, así que seguramente nos lo íbamos a pasar en grande. Y con el fin de que la excitación fuera creciendo, empecé a emitir leves jadeos, los cuales me los podía haber ahorrado, pero quería que él pensase que me sentía muy a gusto, lo cual no era menos cierto, ya que verdaderamente, me sentía de maravilla, por lo que al emitir jadeos quedaba bien evidente mi excitación, y eso hacia que él aun pusiera mayor énfasis al menearme la polla.

Sin duda estábamos disfrutando el momento, ya que ambos gozábamos de la paja reciproca que nos estábamos haciendo uno a otro. Pero no quería que se corriese rápido, por lo que le meneaba la polla más bien de forma pausada, así alargaba el tiempo de pajearlo, y solo de tanto en tanto, aumentaba ligeramente el ritmo, para que en ocasiones se encontrase en un estado más propio del momento en que se está a punto de correrse. Haciendo eso la excitación era máxima, y además culminaría con una buena corrida, lo cual yo deseaba que sucediese, para que me diese cantidad de leche, ya fuera en mí boca, en mí culo, sobre mí cuerpo, o incluso que tuviera semen para todo, cosa que sería genial, saciándome con toda la leche que me diese.

Al menarle la polla pausadamente, me deleitaba teniendo su polla en mí mano un buen rato, gozando mogollón del momento en que nos encontrábamos inmersos, más al ser un pajote reciproco, por lo que si su polla estaba a tono al yo meneársela, la mía también la tenía bien entonada, con su mano dedicada a pelármela. Ver como su mano se esmeraba en mí polla tanto como mí mano en la suya, era una sensación estupenda, y su cara, evidenciaba lo bien que se sentía, la cual cosa era genial, puesto que así disfrutaba mucho, ya que ambos lo estábamos pasando bien, y eso era lo que pretendía.

Para que la excitación se mantuviese bien álgida en todo momento, emitía leves jadeos, así como mostrar en mí cara una expresividad que denotase vicio, mordiéndome ligeramente el labio inferior, o relamiéndome ostensiblemente los labios, sacando la lengua de forma bien visible. Todo ello, causa en él aquello que pretendía, puesto que él no tardaba en dar muestras idénticas, y así, aumentar en mí la grata sensación que tenía, al estar gozando los dos.

Con el fin de hacer más grato el pajote con el que estábamos disfrutando, de tanto en tanto, ensalivaba su polla, escupiendo sobre ella, y así junto al presemen que desprendía, quedaba bien lubricada, tanto para que no se irritase, como también de paso, que la tuviera preparada para lo que puediese venir después, ya que si se daba, aceptaría sumamente encantado, que su polla me hiciera gozar aun más de lo que ya lo estaba haciendo.

Después de un buen rato pajeándonos uno a otro, me pegué al máximo a él, y empecé a golpear ligeramente con su polla sobre la mía, sentir mí polla golpeada por la suya, me encantaba, y lo que es más, no había duda que a él también le gustaba, puesto que enseguida adoptó una actitud que indicaba eso, ya que si en un principio, solo dejaba que yo llevará la iniciativa, encajando sin más, los leves golpes que yo propiciaba con su polla en la mía, no tardo en participar de forma activa, y entonces él contragolpear, con mí polla en su polla. Que ambos estuviéramos dándonos leves golpes con las pollas, era una evidente muestra de que seguramente la cosa no se iba a quedar en una paja mutua, así que eso significaba que podríamos estar bastante tiempo juntos, pasando un buen rato ambos.

En determinado momento, tras estar un rato golpeando polla con polla, junté las dos pollas, la cual cosa me encanta, me pone mogollón, por lo que la excitación se mantenía álgidamente, tan álgida que sin pensármelo dos veces, mientras tenía la dos pollas juntas en la mano, me recliné hacia delante hasta alcanzar uno de sus pezones con mí boca, para en un principio pasar la punta de la lengua sobre el pezón, el cual lo tenía algo endurecido, prueba de la excitación en la que se encontraba. Tras pasar mí lengua sobre su erecto pezón durante unos instantes, a continuación le empecé a darle chupetones en ese pezón que me encantaba por el estado en que lo tenía, y después de varios chupetones, empecé a mordisqueárselo ligeramente, marcando la zona de mí dedicación en el aquel momento, aunque sin llegar a clavarlos.

Tras un rato dedicado principalmente con mí boca en su pezón izquierdo, fui avanzando en mí propósito de pasarlo genial, por lo que sin dejar de prestarle mís atenciones en es pezón, fue cuando con mí mano izquierda comencé a sobarle la zona abdominal, en un principio deleite explorando concienzudamente sus abdominales, para al reto, ir subiendo la mano pausadamente hasta el tórax, i una vez la sobaba por esa zona, deslicé la mano hasta su pezón derecho, el cual noté tan endurecido como el otro, al pasarle las yemas de mís dedos. Después de un rato sobándole esa zona erógena, pasando mí dedos por su pezón, empecé a pellizcárselo ligeramente. Entre tanto, a la vez seguía teniendo en la otra mano las dos pollas juntas, estrujándolas levemente en todo momento.

Estuve un buen rato esmerándome en que disfrutásemos con mí dedicación prioritaria a sus pezones, los cuales estaban bien entonados, y eso demostraba lo bien que nos lo pasábamos. Por lo que nuestras pollas, bien tiesas, pedían que fueran mimadas, así que me fui retirando paulatinamente hacia atrás, dándole chuptetones desde la zona del tórax, bajando hasta la zona abdominal, para seguir bajando en busca del pubis, y una vez allí, restregué mí cara sobre el pelo de esa zona.

El momento en el que durante la pausada maniobra que hacía de ir aproximando mi cara a la zona de mís deseos, tuve que deslizar mí cuerpo, por lo que ya no podía mantener las dos pollas justas en mí mano, así que entonces solo mantenía en mi mano su polla, la cual comencé a menearle pausadamente.

Una vez ya había restregado un rato mí cara en los pelos de su pubis, lleve mí boca en busca de su magnifico rabo, al cual no tardé en darle buenos lametazos en todo el tallo, notando en mí legua las venas de su polla, muestra evidente de lo dura que la tenía.

Tras un rato lamiéndole el tallo de su rabo, sin perder ningún sitio del mismo, fue cuando empecé a propinarle unos cuantos chupetones, cosa que me encanta hacer, como también me va lo de marcar los dientes en el tallo del rabo, aunque sin llegar a clavar los dientes, así que mientras le daba chupetones, de tanto en tanto también le daba leves mordiscos sin clavar los dientes.

En todo momento en que estuve gozando con el tallo de su nabo, no cesé en ir meneándoselo pausadamente con una de las manos, mientras que con la otra mano le sobaba los huevos, con los cuales también gocé, lamiéndolos, dándole chupetones, e incluso metiéndomelos en la boca, cosa que me fascina. Después de estar disfrutando lamiéndoselo, de darle chupetones, y de algún que otro leve mordisco en el tallo de su polla, así como también disfruté con sus huevos, fue cuando ya dirigí mí boca hasta alcanzar el glande, el cual tenía algo morado, muestra de la excitación en la que se encontraba, la cual cosa se reafirmaba por el hecho de que le brillaba un poco, producto de que del orificio del glande, le fluía liquido preseminal.

Ese líquido preseminal no tardó en mezclarse con mí saliva en cuanto pasé mí lengua sobre su glande, lamiéndoselo gustosamente, acariciando con la punta de mí lengua el orificio de donde fluía ese maravilloso flujo. Tras lamerle el glande durante un rato, empecé a obsequiarle con placer unos cuantos chupetones.

Después de haberle lamido y chupeteado el glande, inicie la gustosa maniobra de ir metiéndome su polla en el interior de mí boca. Poco a poco, la iba introduciendo en el interior de mí saciada boca, metiéndomela para acto seguido sacarla algo menos de lo que me la había metido con anterioridad, así cada vez me la iba introduciendo un poco más, habituando mí boca al buen tamaño de su polla, experimentando un grato placer, que colmaba mís deseos de que ambos gozásemos con el buen rato que estábamos pasando.

Su polla fue entrando dentro de mí boca de forma paulatina, llegando a estar cerca de tocar la faringe, momento en que tuve que arquear la cabeza para lograr introducírmela hasta tenerla toda dentro, instante en que mí nariz tocaba su pubis. En un principio, cuando inicie a ir metiéndome su polla en mí boca, con una mano seguía meneándole la polla de forma pausada, pero a medida que iba entrando su polla en mí boca, la mano era menos necesaria para meneársela, así que la lleve hasta una de las nalgas de su culo, y de esta forma, mientras su polla se iba abriendo paso a trabes de mí boca, la mano con la que hasta entonces se le meneaba, ahora le estrujaba el culo, a la vez que proseguía sobándole los huevos con la otra mano.

En cuanto conseguí metérmela entera, empecé a subir y bajar mí cabeza de tal forma que casi me la sacaba del todo, para a continuación volverla a introducírmela bien a dentro. Cada vez aumentaba más y más el ritmo de ir introduciéndome su polla en mí boca, con lo que ya le estaba dando una mamada en toda regla.

Mientras se la mamaba, él emitía ligeros gemidos que denotaban lo bien que se sentía, acariciándome los hombros, y tocando suavemente mí cabeza, e incluso en algún instante, con sus manos sobre mí cabeza, acompasaba el frenético ritmo de la mamada que le estaba haciendo gustosamente.

Como no quería que se corriera pronto, de vez en cuando, ralentizaba el alto ritmo en que le chupaba la polla, de hecho, bajaba tanto el ritmo, que en ocasiones, incluso cesaba momentáneamente en el movimiento de subir y bajar mí cabeza. En aquellos momentos en que casaba el ritmo de la mamada, mantenía su polla prácticamente metida del todo en mí boca, instantes en los cuales, incrementaba mí dedicación a usar las manos tanto en su culo, como en los huevos.

Una vez estuve un buen rato comiéndole el rabo, avance mí cuerpo hasta llegar a tener mí culo al alcance de su polla, la cual estaba bien lubricada tras el rato que se la estuve chupando. Así que cuando tenía el culo en el lugar idóneo, cogí su polla para alinearla a la entrada de mí culo, momento en que bajé mi cuerpo hasta notar su polla tocando mí culo, por lo que pausadamente me fui metiendo su polla en mi culo a medida que iba bajando mí cuerpo.

Fui bajando mí cuerpo hasta que ya la tuve toda dentro, instante en que permanecí un rato sin moverme, y así acostumbrarme a tener toda su polla dentro de mi. En cuanto estuve un rato sin moverme, con su rabo dentro, empecé a cabalgar sobre él, en un principio, muy despacio, casi sin levantar mí culo, aunque a medida que me iba acomodando a la situación, cada vez iba levantando más el culo, y así la polla salía un poco más, para seguídamente volverla a meter del todo.

En el instante en que ya solo sentía puro placer, fue cuando comencé a cabalgar gustosamente, aumentando el ritmo poco a poco, hasta que el ritmo era frenético, el cual mantuve así hasta que él se corrió dentro de mí entre convulsiones de su cuerpo, y unos impresionantes jadeos, todo ello prueba del climax que alcanzo. Una vez se había corrido, permanecí sobre él, con su polla dentro, y en cuanto se percató de lo que esperaba, él comenzó a pelármela.

Me pajeó a un ritmo in trepidante desde el principio hasta que me corrí placenteramente sobre su cuerpo, largando inmensidad de leche, por lo que la abundancia de semen, hizo que gran parte de su abdomen y tórax quedase empapado.

Tras correrme, y aun con su polla dentro de mí, comencé a manosear su bonito cuerpo, esparciendo toda mí leche, como si le estuviera dando un masaje. Después de masajearlo un rato, cuando ya su polla salió de mí interior, me recosté a su lado, colocándome de medio lado hacia él, cosa que él también hizo de inmediato, y así quedábamos los dos de medio lado, de cara uno al otro, con nuestros cuerpos bastante cerca, entrelazando nuestras piernas.

Y en esa posición en la que estábamos, comenzamos a acariciarnos recíprocamente, en un principio, solo nos mirábamos a los ojos, pero pasado un rato, de nuestras bocas empezaron a salir palabras, las cuales evidenciaban lo bien que no sentíamos.