Después del café
Mi nuevo trabajo, ser una puta, recibir dinero por cada verga que mi cuca recibía. Todo comenzó con un café y con una minifalda.
No fueron días fáciles para mí. Fueron días de tristeza y de desesperación. Cualquier separación con la persona que se ama es complicada y sobre todo cuando el error dela otra persona causa una herida profunda y un dolor muy grande, a tal punto de llegar a perder toda esperanza sobre la vida. He cometido errores, no he sido la mejor esposa, pero cuando la otra persona traspasa ciertos límites, cualquier otro error queda en el olvido.
Seguía durmiendo en mi apartamento, lo hacía sola y ese hecho también ayudaba a mi tristeza y hacía que no quisiera estar ni un solo segundo metida entre esas paredes llenas de recuerdos y de ilusiones. Cuando salía del trabajo me iba a dar vueltas por la ciudad y llegaba tarde al apartamento. Solo me duchaba y me acostaba, no veía televisión ni escuchaba música. Esa situación hacía que mi cabeza diera vueltas y pensara en cosas totalmente locas y fuera del lugar y creo que eso ayudó en lo que me pasó, eso ayudó a enloquecerme un poco, pero también ayudó a tomar una decisión difícil pero que sirvió de desahogo a todo lo que estaba viviendo.
Salí un poco más temprano del trabajo aquel día y fui a un café cerca. Es un café que tiene unas sillas bastante cómodas; tiene una mesa ubicada en una parte un poco escondida la cual me gusta bastante porque, en medio de un café lleno de gente, se siente un poco de privacidad, aparte que la vista es muy buena porque da hacia un parque. Compré una malteada de café con adición de Baileys y un pastel de pollo. Me senté en mi mesa favorita que por fortuna estaba desocupada y me dispuse a olvidarme de todo mientras disfrutaba de lo que había comprado, quería que mi mente no pensara en algo diferente a disfrutar de mi malteada y mi pastel.
Comencé a comer mi pastel cuando escucho una voz de mujer que me dice
- Que piernas tan lindas tienes
La observé y me dí cuenta que me estaba hablando, que su comentario era dirigido a mí.
- Disculpe?, se le ofrece algo? – le respondí
- Si, se quiero algo, pero primero quisiera saber si me puedo sentar en esta mesa y acompañarte para hacerte una propuesta
Se me hizo muy extraño que esta mujer me hablara, que me hiciera ese comentario, que pidiera sentarse en mi mesa y que dijera que quería hacerme una propuesta. Tal vez en otro momento de mi vida le habría dicho que no me interesaba nada, pero en esos días no estaba pensando muy bien y me pareció una buena oportunidad para hablar con alguien y de pronto desahogarme.
- Si claro, siéntate
- Gracias. Espera coloco mi café en la mesa y ya me acomodo
- Dale tranquila, yo ubico mejor mis cosas para que estés más cómoda
- Gracias, eres muy amable
Se sentó, se acomodó y comenzó a presentarse
- Mucho gusto, mi nombre es Ángela. Te he visto los últimos días y he notado que estás un poco triste, tienes la mirada perdida. Sé que te pasa algo bastante serio, porque otros días te he visto y eres radiante de alegría y siempre estabas con esos ojos encendidos haciendo que todo el mundo volteara a verte, hombres y mujeres, y se quedaran mirándote por un buen rato. Disculpa por lo que te voy a decir, pero inclusive has perdido tu sensualidad. Eres una mujer atractiva y noto que los hombres siempre te miran, pero aunque te pongas esas minifaldas, por estos días no eres la misma, no despiertas la misma sensualidad de siempre y sé que la razón de eso es algún problema de pareja. Lo sé porque si fuera otro tipo de problema estarías triste pero jamás hubieras perdido la sensualidad que irradiabas siempre, estarías transpirando sexo como todos los días.
- Quien es usted? Por qué me dice esas cosas? Que quiere de mi? Creo que se está equivocando y no me interesa hablar con usted, le voy a rogar que se retire de mi mesa o si no, yo voy a ser la que se retire
Ángela me causó temor. Por qué me estaba haciendo esa descripción exacta de lo que me estaba pasando? Y lo que más me causó terror es que al parecer esta mujer me estaba siguiendo hace rato o me estaba observando de una manera recurrente.
- Tranquila, yo no estoy acá para hacerte daño, al contrario, estoy acá para ayudarte, estoy acá para ofrecerte un negocio. – dijo Ángela – A lo que yo me dedico es a un negocio exclusivo, le ofrezco a clientes muy selectos mujeres para que los acompañen a eventos y obviamente para que sean sus mujeres en todo el sentido de la palabra
- Palabras más palabras menos usted dirige una agencia de mujeres prepago. Ahora si definitivamente me voy, no tengo nada que hablar con usted.
Me paré de mi silla e iba rumbo hacía la salida, Ángela me tomó del brazo y me dijo que me sentara, que al menos la escuchara.
- Al menos escúchame y luego tomas la decisión que quieras. Mira, eres una mujer atractiva, eres una mujer a la cual los hombres miran mucho y sé que estás pasando por tiempos difíciles. Aceptar lo que te ofrezco te ayudaría en muchos sentidos, créeme, aparte que vas a ganar muy buen dinero. Los hombres buscan mujeres jóvenes, mujeres que estén comenzando universidad, también buscan mujeres mayores y también buscan mujeres como tú, que estén en sus treinta pero que sobre todo irradien sexo. Aparte tú tienes una característica que muchos buscan y es un buen culo y unas buenas piernas.
- No Ángela, mire, no me interesa, de verdad se equivocó de persona y en este momento me voy de acá.
Volví a levantarme de mi silla y Ángela volvió a tomarme del brazo diciéndome que me esperara y que dejara que le explicara todo acerca del trabajo. En ese instante se acerca un hombre de estatura media pero acuerpado.
- Disculpe, algún problema acá? Creo que ya le dijeron que ella se quiere ir.
Le dijo este hombre a Ángela y ella me soltó del brazo inmediatamente. Se levantó de la silla y me dijo que me quedara y que ella era la que se iba.
- Tranquila querida, ya me voy. Pero mira, yo sé cuándo una mujer quiere algo más, así que acá está mi tarjeta y cuando ya tomes la decisión, me llamas.
Y se fue tan tranquila como llegó. Le di las gracias a aquel hombre y me dijo que si se podía sentar conmigo en la mesa, le contesté que claro, que siempre y cuando no me tome del brazo si me quisiera ir.
- Claro que no te tomaría del brazo, te tomaría de esas piernas tan hermosas que tienes. Me llamo Francisco, mucho gusto, cómo te llamas?
- Me llamo Susana, mucho gusto.
Me encantó eso que me dijo de mis piernas y me gusto que aun sintiendo tanta tristeza, un hombre todavía hiciera despertar cosas en mí. Se sentó y nos pusimos a hablar, nos contamos lo típico cuando se comienza una charla, la verdad Francisco era muy bueno hablando y tenía un humor exquisito, me reí mucho con él y me estaba haciendo pasar un rato increible.
Francisco era un hombre acuerpado, ojos cafés, cabello ondulado, blanco y tan solo era un poco más alto que yo. No era muy atractivo, pero tampoco era feo, pero lo mejor de él era como hablaba y como me hacía reír. Después de risas y una buena charla, todo tomó un rumbo diferente.
- Susana, tú eres una mujer muy atractiva, estás muy buena. Desde que entraste acá al café te he estado mirando y me gustaste, tus piernas, tu culo y tu carita me tienen enloquecido, desde que te vi me estoy preguntando como será tenerte desnuda y poder ver tu cara de placer. Yo no quiero una relación con nadie y tampoco engaño a las mujeres prometiéndoles cosas, siempre voy directo al punto. Susana, sé que llevamos unos minutos de conocernos, pero igual quiero tener sexo contigo ya. Tú decides.
Terminó de proponerme eso y me muestra que su verga esta parada, me muestra el bulto que tiene debajo de su pantalón. Me quedé congelada porque en esos días tan difíciles no había tenido sexo con nadie y tampoco había pensado en tenerlo, tenía la cabeza en otra parte. Pero la charla con Francisco, el hacerme reír, su loción, habían despertado en mí lo que siempre había sido, una enferma por la verga de los hombres. En mi había estallado eso que siempre llevo encima y es el querer tener sexo con el primero que me lo proponga. No había tristeza que opacara mi instinto de revolcarme con un macho. Así que lo tomé de la mano, me levanté de la silla, le dije – vamos – y salimos del café. En la calle le tomé la cara y lo bese. El me abrazó con fuerza y nos dimos un beso apasionado, nos metimos la lengua en la boca y no nos importó que nos estuvieran viendo ni que ese beso fuera en plena calle.
- Vamos a un motel, tienes carro? o nos vamos en mi carro?
- No, no nos vamos a un motel, vamos a mi apartamento. Coge tu carro y sígueme.
Ambos sacamos el carro del parqueadero donde lo teníamos, cuando vi que él estaba detrás de mí, arranqué y me dirigí a mi apartamento. Mientras estaba manejando, sentía que me estaba derritiendo de la calentura y la arrechura que tenía, sentía que era capaz de bajarme del carro y que Francisco me clavara en medio de la calle, así que me subí la minifalda, metí la mano entre mis medias y la tanga y me comencé a tocar. Afortunadamente mi carro es automático, así que podía controlarlo con una mano.
Estaba mojada y mis dedos recorrían mi clítoris con facilidad, también se introducían en mi cuca deslizándose por mis paredes y rozándolas para darme placer. Duré haciendo esto un buen trayecto, en medio del tráfico y conduciendo con una mano, hasta que no aguanté más. Como a medio camino de mi apartamento, desvié y entré en una calle de un barrio residencial, era una calle solitaria, tan solo transitada por las personas que vivían en los conjuntos residenciales de aquel barrio. Apenas sentí que estaba alejada del tráfico, orillé mi carro, apagué el motor, dejé que la música siguiera sonando y comencé a masturbarme en forma agresiva, ya quería tener un orgasmo. Subí mis rodillas al volante, abrí las piernas y comencé a meterme los dedos, cerré los ojos y comencé a sentir placer. Me introducía los dedos de la mitad con fuerza y también movía mi mano para que rozara mi clítoris.
Estaba ya gimiendo del placer y a punto de venirme, cuando siento que golpean el vidrio de la puerta del carro, era Francisco, la calentura había hecho que me olvidara por completo que venía detrás de mí.
Cuando lo vi me asusté y me llené de vergüenza, él me hizo señas que bajara el vidrio, lo cual hice al instante. Cuando el vidrio estuvo abajo, el introdujo su mano en mi carro, quitó el seguro de la puerta y la abrió.
- Que perra tan deliciosa!!!. Pero no tiene porqué darse dedo, acá tiene una verga que se le va a meter hasta el fondo.
Diciendo esto, toma la palanca que está a un costado de la silla y hace que esta quede reclinada. Se tira encima de mí, cierra la puerta y comienza a besarme el cuello. Me agarra las tetas y me las aprieta y con su otra mano comienza a desabrocharse su pantalón. Yo con esa calentura que tenía, no hacía nada, solo dejaba que Francisco hiciera lo que quisiera conmigo, solo quería apagar todo el fuego que en ese momento recorría mi cuerpo.
Él seguía besándome el cuello y me pasaba su lengua por mi cara. Cuando se pudo desabrochar su pantalón, comenzó a acariciarme las piernas y a encontrar alguna manera de tener acceso a mi cuca. Pasó su mano por encima de mis medias y de mi tanga y se dio cuenta lo mojada que estaba. Luego se olió la mano y me dijo que olía a perra en celo.
- Uy mamasita, hueles a perra en celo. Tranquila, ya mi verga estará dentro de ti para reventarte esa cuquita.
La incomodidad del carro era evidente, pero él se acomodaba de todas las formas posibles para lograr quitarme las medias y la tanga. En un momento dejo de besarme, dejó de acariciarme las piernas y como pudo se arrodilló en el piso del carro. Tomo las medias con sus manos en la parte que da hacía mi cuca y comenzó a romperlas. Cuando ya estaban rotas y con un agujero bastante grande, corrió mi tanga con fuerza y dejo mi cuca mojada y ardiente a la vista y lista para ser penetrada con fuerza, metió sus dedos hasta el fondo y nuevamente los olió, se volvió a acomodar encima de mí y se dispuso a meter su verga en mi húmeda y apretada cuca.
Su verga entro completa hasta el fondo, mi humedad ayudó a que se introdujera sin ningún problema. Francisco comenzó a moverse rápido y fuerte, apenas su rica y gruesa verga estuvo dentro de mi cuca, él arremetió con toda su fuerza y brutalidad, haciéndome gritar de placer y ayudándome a calmar mi calentura. Su verga se metía hasta el fondo y dilataba mi cuca en cada embestida, su movimiento era como el de un pistón cuando un motor de carro está encendido.
Mis piernas abiertas pudieron abrazar por la cintura al toro que me estaba montando y esto ayudó a que yo también me comenzara a mover haciendo que su verga se introdujera con más fuerza y con más velocidad. Francisco aumentó aún más la fuerza de su embestida a tal punto que creo que iba a salir humo de mi cuca. Me comenzó a besar en la boca introduciendo su lengua y recorriendo con esta todo mi interior. Luego su lengua salió de mi boca y recorrió mis mejillas para luego terminar lamiéndome el cuello, lo recorría por completo y ahora con sus labios me lo besaba y chupaba.
Estaba a punto de venirme, de tener un orgasmo delicioso, de calmar la calentura que de un momento a otro se me había despertado, cuando Francisco me sacó su verga y con un dedo de su mano derecha me penetró el culo. Me dolió y le supliqué que por favor siguiera clavándome, que me metiera nuevamente su verga hasta el fondo.
- Métamelo otra vez yaaaa, por favor, métame su verga yaaa
- Rico su culito, apretadito. Claro que se lo vuelvo a meter, solo quería saber cómo es su culito para metérselo ahora por ahí. Le voy a estallar ese culo.
Por fortuna para mí, sacó su dedo de mi culo, se acomodó y me penetro otra vez. Su verga nuevamente se fue hasta el fondo de mi cuca y Francisco comenzó con sus embestidas que eran tan fuertes que parecieran que me fueran a arrancar todo de adentro.
- Ayyyy ayyyy ayyyy ayyyy ayyyy ayyy
- Rica mamasita, rica
Sus manos agarraron la silla reclinada por la parte donde uno coloca la cabeza y así se ayudó a que sus clavadas fueran más fuertes. Se detuvo por un momento, me miró unos segundos, me beso, volvió a mirarme, a los ojos, y comenzó su embestida bestial, lo hacía con una fuerza descomunal y su verga rozaba toda mi cuca, pareciera que la iba a desgarrar. Nos vinimos al mismo tiempo con un orgasmo delicioso e intenso, mis gritos de placer se debieron oír en el barrio, su semen caliente me quemó toda por dentro, mi cuerpo se estremecía y temblaba de placer y de satisfacción, su verga chorreaba leche caliente e inundaba mi cuca. Me sacó su verga y su semen se deslizó hasta llegar a mi culo, me beso en la boca apasionadamente y comenzó a acomodarse el pantalón.
- Mamasota rica, esto no ha terminado, solo fue el preámbulo. Sigamos hacia su apartamento ya, arréglese la ropa y lidere el camino.
Él salió de mi carro y si dirigió al suyo, yo sin pensarlo, lo único que hice fue acomodar la silla, encender el carro y comenzar a manejar hacia mi apartamento, no me importó arreglarme la ropa ni nada, lo único que quería era llegar a mi cama, desnudarme y abrirle las piernas a este hombre para que con su cuerpo desnudo, me penetrara e hiciera que mi cuca quedara intocable por las embestidas que me pudiera pegarme.
Aceleré y por fortuna el tráfico ya era un poco menos denso, Francisco me seguía sin dejar que yo le tomara ventaja. Por fin llegamos a mi edificio y me dispuse a entrar al parqueadero. Con una señal le dije al celador que se acercara. Cuando se acercó, sus ojos se clavaron en mis piernas, las cuales estaban descubiertas porque mi falda aún seguía arriba. Le dije que dejara entrar al carro que estaba detrás de mí, que era una visita que venía conmigo, que no había ningún problema y accedió sin separar su mirada de mis piernas. Entramos al parqueadero, me baje de mi carro, me baje la falda y me acerqué a Francisco, le tomé la mano y lo hale hacía el ascensor. Entramos y nos besamos apasionadamente, él me agarró el culo y me acarició las piernas. Llegamos al piso donde estaba mi apartamento y entramos a este. Me dirigí hacía mi habitación y me acosté boca arriba con mis piernas abiertas en mi cama esperando a que Francisco hiciera conmigo lo que quisiera, esperando que ese hombre comenzara a darme toda su verga y que mi cuca la recibiera y se la tragara por completo para saciar mi calentura y mucho más con todo el morbo que tenía en ese instante al estar en la cama matrimonial, pero que el imbécil de mi marido había cambiado por otra.
Francisco entró en la habitación, me observó toda y comenzó a quitarse la ropa. Se desnudó y vi que tenía muy buen cuerpo. Su verga ya estaba parada otra vez y estaba lista, al igual que mi cuca y todo mi cuerpo. Lo primero que hizo fue colocarse encima de mí, luego me comenzó a besar y con sus manos acariciaba mis piernas. Me quitó la blusa y luego el brasier y comenzó morderme los pezones de manera suave, mientras que con una mano me pellizcaba el otro pezón.
- No le había visto las tetas y están igual de ricas a como es usted. Que delicia de hembra caliente
Seguía con sus mordiscos y sus pellizcos, pero ahora un poco más fuerte, haciendo que me comenzara a doler. Cuando él sintió que me estaba doliendo, se detuvo y ahora comenzó a chuparme los pezones. Me los chupaba como si fueran una golosina. Me chupaba el derecho y luego el izquierdo y repitió esto varias veces; tampoco dejaba de acariciarme las piernas. Dejó de chuparme los pezones para luego pasar su lengua por ellos. La pasaba por mis pezones y por la aureola, primero la aureola derecha y luego la izquierda. Yo estaba perdida de placer, lo que él hacía era algo sencillo, pero no sé que tenía en su boca ni en su lengua, pero se sentía delicioso y hacía que mi cuca se humedeciera mucho más y estuviera lista para ser triturada.
Luego de unos minutos en que su lengua saboreo mis pezones y mi aureola, la comenzó a pasar por todas mis tetas, las lamía con una mezcla entre pasión y delicadeza y esto hacía que yo gimiera de placer y que mi excitación aumentara a niveles astronómicos.
Termino de lamerme las tetas y ahora las chupaba completas. Toda su boca recorría mis tetas, recorría cada parte de mis senos, su boca no dejó un solo centímetro de mis tetas sin ser chupado ni besado. Se detuvo y volvió a besarme en la boca, luego nuevamente besó mi cuello y volvió a bajar para pasarme su boca por mis tetas y su lengua por medio de ellas. Siguió bajando y beso mi estómago. Se volvió a detener y me quitó la minifalda, las medias y mi tanga, me desnudó y sentía que me derretía, ya no podía esperar más a que este hombre me triturara a punta de vergazos, sentía mucha excitación, sentía cosquillas en el estómago como si fuera la primera vez.
Francisco tomó mis piernas, las levantó y comenzó a chuparme los dedos de mis pies uno por uno, mientras sus manos recorrían mis muslos llegando hasta mis nalgas. Me besó los dedos y luego paso a besarme la planta, recorrió cada punto de mis pies. Luego bajó mis piernas y comenzó a besarlas desde el talón hasta la rodilla. Con su lengua recorría cada centímetro, no solo a lo largo, sino alrededor y al mismo tiempo su manos comenzaron a buscar mi clítoris con suaves caricias y tan solo rozándolo de a poco. Cuando su lengua llegó a mis rodillas, metió sus dedos en mi cuca y con movimientos circulares hizo que gimiera de placer. Mi cuca estaba húmeda y sus dedos adentro hacían que me mojara más. Su lengua y su boca comenzaron a besar y a lamer mis muslos. Me los lamía, me los chupaba, una mano la tenía ocupada en mi cuca y con la otra me apretaba y acariciaba las piernas.
Cuando llegó con su boca a mi cuca, me tomó por la cintura y me colocó boca abajo. Comenzó a besarme la espalda, bajando hasta mis nalgas, las cuales se las comió con desesperación. Su boca mordía y chupaba mis nalgas mientras que una mano acariciaba mi ano hasta llegar al punto de meterme un dedo por todo mi culo. Siguió bajando su boca y ahora me beso mis muslos, sacó su dedo de mi culo y con las dos manos me acariciaba las piernas y mientras su boca y su lengua iban bajando, sus manos apretaban mis nalgas y sus dedos rozaban mi ano.
Terminó besándome los pies e hizo que me colocara boca arriba. Me abrió las piernas y su boca se clavó en mi cuca haciendo que yo gritara por el placer que me estaba dando. Mi gemido fue como si me hubiera metido su verga, pero con sus caricias y besos por todo mi cuerpo había hecho que yo estuviera demasiado excitada y que disfrutara como loca cuando su boca llegó a chupar y a succionar todos los jugos en que en ese momento brotaban por mi húmeda y ardiente cuca.
Lamió mi clítoris y me chupó la cuca. Metió su lengua dentro y hacía círculos tocándome las paredes y haciendo que mi cuca chorreara líquidos los cuales él se los tomaba como si saciaran su sed, como si saciaran su lujuria. Chupaba mi cuca como queriendo sacar algo que se encontraba bien en el fondo, mientras que sus manos apretaban y acariciaban mis piernas y mis tetas. Seguía con su chupada de cuca y ahora comenzó a mover su cabeza de izquierda a derecha de una forma rápida, con movimientos cortos que hacían que, gracias al rozamiento con mi clítoris, yo sintiera un placer extremo. Quería contenerme para cuando me penetrara, pero fue imposible y tuve un orgasmo delicioso que hizo que yo gimiera y que me retorciera de placer, subiendo mi cadera y bajándola.
Al sentir mi orgasmo, Francisco paró su rica chupaba, me tomo por la cintura y me colocó nuevamente boca abajo. De nuevo me tomó por la cintura con ambas manos y supe que quería que me pusiera en cuatro. Yo accedí sin problema y me coloqué en posición para recibir su verga tiesa y dura. Abrí un poco las piernas, coloqué mi culo listo para ser reventado, forme un pequeño arco hacia abajo con mi cintura de tal manera que mi cuca y mi culo quedaran expuestos y listos para la triturada que se venía.
Francisco comenzó a rozarme el pene por mis nalgas, luego por el culo y por mi cuca; no lo metía todavía, solo jugaba con su verga pasándola por todo el panorama que tenía en frente. Yo estaba demasiado excitada y el orgasmo que había acabado de tener, no había hecho otra cosa sino aumentarme la calentura. Estaba que le rogaba a mi macho que por favor lo metiera ya y que comenzara con su taladrada, estaba que le suplicaba, cuando sentí que acercó la punta de su verga a mi cuca y la comenzó a meter suavemente. No había metido ni siquiera la mitad de la punta, cuando de una embestida fuerte, me metió por completo toda su verga. Como mi cuca estaba totalmente mojada y dilatada, su verga se fue hasta el fondo sin encontrar ningún tipo de resistencia, creo que toco algo bien adentro, las paredes de mi cuca se acoplaron perfectamente a esa verga y estaba lista para que mi macho le sacara fuego a todo mi cuerpo.
Teniendo toda su verga adentro, se quedó quieto por un momento y comenzó a acariciarme de forma suave mi espalda, mi culo y mis piernas y así, sin hacer casi movimientos, se agachó y apretó mis tetas, me besó la espalda, se acomodó erguido nuevamente, me apretó el culo, me pego dos nalgadas, una en cada nalga y comenzó con sus embestidas de forma fuerte y rápida; me estaba dando por mi cuca de forma desesperada y muy duro. Yo pensaba que se iba a venir rápido por los movimientos tan bruscos y rápidos con los que Francisco me estaba clavando, pero esos pensamientos se fueron apenas comencé a sentir el placer de tener su verga rompiéndome la cuca con tremendas embestidas.
Mi macho seguía taladrándome la cuca y mi culo sonaba producto del choque de su cuerpo cuando su verga me la metía hasta el fondo. Me tenía tomada por la cintura y con cada embestida me jalaba hacía él haciendo que la penetrada fuera más dura. Me dio más nalgadas y me acarició las piernas, ahora me tomó mis hombros mientras me lo seguía metiendo, mientras su verga entraba y salía y mis líquidos vaginales chorreaban y producían un sonido cada vez que su verga entraba hasta el fondo. Su taladrada ahora era más fuerte y Francisco también estaba perdido de placer.
- Uyyyyy Susana, ricaaaa, mamasitaaaaa ricaaaaa……jueputa culo que tiene, malparida perra tan deliciosaaaaa
- Ayyy ayyy ayyyy ayyyy ayyyy papi dame tu verga, dame duro, reviéntame la cuca
Me dio más nalgadas y me tomó por los hombros nuevamente. Hizo caso a lo que le dije y de verdad que comenzó a reventarme la cuca. Sus embestidas eran muy fuertes y hasta el fondo, mis tetas se movían demasiado producto de su penetrada a tal punto que las sentía llegar a mi boca. Tuve otro orgasmo intenso, delicioso, mi cuerpo temblaba y se estremecía, mi cuca hacías sus movimientos de contracción dando las gracias por el placer recibido, pero al mismo tiempo diciendo que quería más.
Francisco me lo saco, se acostó boca arriba en mi cama y me dijo que lo cabalgara, que hiciera lo que quisiera, pero que lo cabalgara bien rico. Yo viendo esa verga tiesa y gruesa, no dude un segundo en sentarme encima de ella e introducírmela hasta el fondo. Me coloqué encima de él, coloqué su verga en mi cuca y me fui sentando despacio hasta tener ese trozo de carne metido hasta el fondo de mi hueco.
Francisco me apretó las piernas y comenzó a moverse hacia arriba, como queriendo meterme mucho más su verga, como queriendo perforarme. Me incliné y acaricié su pecho y luego alcancé su boca para besarlo con pasión, agradeciéndole por ese pedazo de verga tan deliciosa que me tenía ardiendo. Me volví a sentar de nuevo y comencé a moverme fuerte, comencé a cabalgar a mi macho y mis nalgas estallaban con un sonido fuerte cada vez que llegaba a chocar con su cuerpo y con su verga hasta el fondo de mi cuca. Mis movimientos de arriba y luego hacia abajo y adelante y luego hacia atrás, no solo hacían que esa verga se introdujera en mi cuca sino que la dilatara más y que mis paredes interiores sintieran ese trozo de carne quemándome por dentro. Nos miramos a los ojos con mi macho y el ritmo de mi cabalgada aumentó, Francisco apretó mi culo y luego mis tetas, luego se inclinó, me abrazó y me besó. Yo lo empujé para que se quedara acostado y me dejara cabalgarlo a placer. Me detuve por un instante y ahora me senté sobre esa verga de manera diferente, me senté estando apoyada en mis pies y no en mis rodillas. Ahora su verga creo que se introducía más al fondo porque mi cuca estaba más abierta y completamente dispuesta a él. Con cada cabalgada me lo sacaba y me lo metía y cada vez mi ritmo aumentaba, quería sacarle toda la leche a mi macho, y quería sentir que mi cuca explotaba por tener esa verga deliciosa adentro.
No pude más, tuve nuevamente un orgasmo y me desplome sobre Francisco, quien sencillamente agarró y apretó mi culo, me dio más nalgadas y me quitó de encima. Me colocó boca arriba y me chupó las tetas mientras que su mano derecha acariciaba mi cuca y mi clítoris. Se colocó encima de mí y me abrió las piernas. Yo abrí los ojos, lo miré y abrí muy bien mis piernas esperando que volviera a introducirme su verga y me estallara la cuca.
- Métamelo otra vez, métamelo ya
- Mamasita rica, tranquila que me falta llenarle ese cuconón de leche……….oooooooogggggggggggg
Y diciendo esto me lo metió con rudeza, con fuerza, con furia, su verga llegó hasta el fondo como había sido lo normal durante todo el rato, abrí más las piernas y con mis manos le agarré el culo a mi macho, quien comenzó a moverse despacio pero fuerte, me lo sacaba despacio y cuando lo metía era con fuerza, hasta el fondo, con odio.
Pasaron unos minutos en que Francisco solo me lo metió así y mi cuca comenzaba a dolerme, pero ese dolor también me producía placer porque significaba que el macho que tenía encima, estaba disfrutando de mi cuerpo y de mi hueco. Francisco se detuvo, se acomodó y comenzó a moverse mucho más rápido, pero con la misma fuerza y la misma rabia. Sus brazos estaban debajo de mis hombros y esto ayudaba a que sus embestidas tuvieran toda la fuerza del mundo. Con mis manos sobre su culo, le hacía presión para que me lo clavara fuerte y él hacía lo que yo quería; él me lo clavaba muy duro.
- Perra malparidaaaa….oooooggggg ooooggggg oooogggg que rica cuca, puta, eres una puta deliciosaaaaaa…..ooooogggg oooggggg
- Ayyyy ayyyy jueputaaaa ayyyy ayyyy ayyy jueputa me dueleeee ayyyy ayyyy
- Hijueputa perraaaa le duele???? Más duro le doy…ooogggg puta cuca tan ricaaaaaa
- Aayyyyy ayyyyy ayyyyy ayyyyy ayyyyy
Sus movimientos eran desenfrenados pero fuertes. Cuando su verga se introducía, hacía que yo perdiera la razón, hacía que mi cabeza no estuviera bien, hacía que mi cuca me doliera pero que pidiera más verga. Si medimos en unidades de velocidad sus embestidas, diría que la velocidad de estas era como de 1000000 kilómetros por hora, siendo el promedio por ahí 10 kilómetros por hora.
Yo estaba absolutamente fuera de sí por la mezcla de placer y de dolor que estaba sintiendo y mi macho no se venía ni tampoco bajaba el ritmo. Paró por un instante su taladrada, pasó sus brazos por debajo de mis piernas, las colocó en sus hombros y me apretó las tetas, haciendo fuerza y sosteniéndose de ellas. Volvió a sus incontrolables pero deliciosos movimientos y me clavaba metiéndome su verga hasta el fondo. Yo tenía mis ojos cerrados y estaba gritando de placer y de dolor mientras que Francisco me lo metía extremadamente fuerte y ya no sabía cómo mas moverse para que su verga llegara más al fondo, estaba desesperado penetrándome durísimo, hasta que sentí un chorro caliente que salió a presión. Era su leche, su semen y me estaba inundando la cuca, lo sentí hirviendo y golpeándome duro mi cuca por la presión con la que salió. Eran litros, no paraba de salir y yo llegué a otro orgasmo tan intenso como los anteriores.
Terminó de salir semen de la verga de Francisco, me dio un beso apasionado en la boca, me sacó su verga, se recostó a mi lado y quedamos en silencio durante unos minutos, descansando, recuperándonos. Yo no pude cerrar mis piernas porque mi cuca me dolía; la verga de mi macho la había destrozado, la había hecho pedazos.
No hablamos nada durante la noche, pero cuando yo estaba dormida, Francisco me despertaba abriéndome las piernas y clavándome de nuevo. Esto lo hizo varias veces en la noche. Me lo metía y me clavaba durísimo. Yo no sentía placer, ya lo único que sentía era dolor, pero cuando yo me daba cuenta, Francisco ya estaba encima de mí con la verga lista para introducirse. Me lo metía con fuerza, duraba un buen rato clavándome muy duro y me llenaba la cuca con su semen.
En esas clavadas que me pegó durante la noche, mis gestos y mi cara eran de dolor. Cuando me lo estaba metiendo, yo cerraba los ojos, volteaba mi cara a un lado y el dolor me obligaba a abrir mi boca pero sin emitir ningún sonido, mi gesto con mi cara era de fuerza, de soportar dolor. Supongo que eso excitaba a Francisco, porque en ningún momento bajó el ritmo ni la fuerza de las clavadas.
La noche transcurrió de esta manera. Luego del excelente sexo que tuve con Francisco, él se dedicó a clavarme durante toda la noche y yo a sentir dolor en mi cuca, hasta que amaneció. Francisco tomó su teléfono celular y comenzó a hablar.
- Buenos días Ángela, como estas?....te comentó que la mercancía está probada y certificada, esta perra vale cada peso que le vaya a pagar. Totalmente garantizada.
Y mirando mi cara de asombro me dijo:
- Así es Susanita deliciosa, trabajo con Ángela y sencillamente estaba disfrutando de usted mientras la probaba. Sabe que mi amor? Acepte la oferta de Ángela, usted va a ganar buena plata y va a gozar como loca. Mire una cosa, yo se lo metí las veces que yo quise, se lo metí toda la noche y usted disfrutó, que tal si a eso usted le agrega recibir un dinero extra.
Mientras me hablaba diciéndome estas cosas, me acariciaba la cuca y cuando terminó de contarme que trabaja para esa Señora Ángela, me abrió nuevamente las piernas y me lo metió. Igual que pasó antes, me lo clavó con fuerza excesiva y a mí me dolió. Me lleno otra vez la cuca de semen y ahora si se levantó y se fue a duchar. Se vistió y se fue.
- Susy hermosa, tú y yo nos volveremos a ver mamasota. Pero llame a Ángela y acéptele la oferta.
Yo estaba absolutamente sorprendida, pero en algo si estaba de acuerdo con Francisco. Yo era una puta, me gustaba tener a muchos hombres enredados entre mis piernas, me gustaba que me dieran verga. Me había ido a la cama con hombres desconocidos, con hombres que había conocido hacía apenas minutos, con hombres solteros, casados, feos, bonitos, horribles, atractivos, gordos, flacos, entonces porque no comenzar a recibir algo más por cada verga que mi cuca se comía, aparte serviría de distracción y de sexo asegurado para pasar la tristeza que tenía encima. Igual tenía muchas preguntas para hacerle a Ángela, como por ejemplo, por qué yo? Como me había encontrado? En fin, muchos interrogantes.
Llamé a Ángela, le dije que aceptaba su propuesta y que el dinero lo discutiéramos, que tampoco iba a ser barata. Nos pusimos una cita en el mismo café donde todo hab