Después del autobus, un violín rojo

Esta es la continuación del relato del autobús, de cómo mi hermano Sergio y yo estuvimos solos una semana completa en nuestra casa.

DESPUÉS DEL AUTOBÚS, UN VIOLÍN ROJO

Al llegar a casa aventamos nuestras maletas, mi hermano Sergio me tomó entre sus brazos me subió mi falda azul mientras con una mano me acariciaba mi rajita que ya estaba muy mojada desde que veníamos en el taxi, con la otra me acariciaba los pechos mientras nos besábamos apasionadamente.

-¿qué hago? Yo no soy una cualquiera, no puedo creer lo que hicimos, lo que hacemos, si tú eres sensato, por qué lo permitiste, por qué te dejaste llevar y llorando lo dejé en la sala de la casa y me fui corriendo a mi habitación y Sergio se quedó con la polla firme, la cara ensalivada y perplejo.

Cerré la puerta de mi habitación y me tire sobre la cama sintiéndome una basura. Creí que a partir de eso no podría ver a nadie a los ojos, pensé que cualquier persona sabría que soy una puta con solo verme, como si trajera grabado en la frente "soy la más puta de las mujeres".

Esa noche fue la peor de mi vida, estuve llorando toda la noche, me dormí sobre las sábanas aún con mi minifalda azul que todavía estaba mojada por la leche de mi hermano, con la camisa desabotonada y con los mismos zapatos negros. Allí llore, intenté borrarme los besos y las caricias de mi hermano Sergio.

Cuando él tocó mi puerta le grité con voz enojada, fuerte, arrepentida,

  • ¡lárgate!

Y el solo me dijo

  • Sofi, solo quiero saber si estas bien.

Por única respuesta recibió otro lárgate mucho más fuerte que el anterior.

Creí que sería terrible vivir 7 días solos en la casa mientras nuestros padres regresaban de la casa de la abuela; sería un tormento sentirme una ramera y aún así desear la verga de mi hermano Sergio. Era terrible sentirse enojada, hacerle daño y aun desear tener su lengua en mi capullito.

El primer día me levanté muy tarde y falté el primer día a la escuela, estuve encerrada en mi cuarto viendo por la ventana la Iglesia que está frente a mi casa y un "ladies bar" que estaba al final de la avenida. Cuando fue hora de comer abrí la puerta y ahí estaba mi hermano Sergio sentado en la alfombra frente a mi puerta con la mirada fija en el picaporte, cuando lo vi me dolió en lo más profundo de mí verlo ahí, triste. Fue cuando empecé a detestar la moral, esa maldita moral que no me permitía acercarme a él y besarlo, acariciarle el cabello y la polla. El solo me dijo:

  • Perdóname, no creí que te haría tanto daño... pero es que tú lo pediste, tú lo hiciste, lo disfrutaste tanto como yo, no entiendo que te pasa, yo te quiero Bebé, perdóname pero ya no estés así.

  • Es que yo no quería, bueno si quería, pero no debimos. Una lágrima de culpa, vergüenza y pasión contenida corrió por mi cara.

Me fui a la cocina, no comí nada, volví al cuarto y ni siquiera le dirigí una mirada a mi hermano Sergio que seguía sentado en la alfombra frente a mi puerta.

Al entrar al cuarto y sentir que todos los objetos me gritaban "eres la peor puta del mundo", fui al armario y lo saqué, lucía polvoso después de haber estado guardado durante las vacaciones, lo acaricié y empecé a tocar "La Fee des Lilas" en mi violín rojo.

Durante toda la noche la música del violín se escuchó, al igual que toda la noche las lágrimas brotaron de mis ojos. Cerca de las 3 de la mañana mi hermano Sergio gritó desde la alfombra, había estado todo el tiempo ahí sentado frente a mi puerta cerrada.

  • Perdón Sofí, perdón, yo no puedo vivir así, tú eres lo que más quiero, perdóname Bebé.

Dejé de tocar un momento y abrí la puerta y ahí estaba él con gruesas lágrimas que corrían de sus ojos.

A mí me dio tristeza, y ahí fue cuando me di cuenta cuanto lo amaba, cuanto lo había amado desde siempre, no soporté ver llorar a mi hermano Sergio y lo único que atiné hacer fue sentarme a su lado y empecé a tocarle una canción de Tchaikowsky, con la que le decía que lo amaba, pero que me sentía una cualquiera por amarlo, que deseaba abrazarlo y besarle sus labios suaves y delgados, cuando me cansé de tocar dejé los brazos junto a mi cuerpo y el violín quedó en la alfombra, ahí me dormí junto a mi hermano Sergio.

Ahí nos amaneció, los dos sentados en la alfombra, llorosos, arrepentidos, deseosos, ardientes; pero sin decir una sola palabra. Hasta que mi hermano Sergio me dijo:

-Sofi, Bebé, yo te amo, a mi no me importa que seas mi hermana, desde que empezaste a crecer te empecé a querer, eres una mujer antes que mi hermana.

  • Así déjalo Sergio, ya no digas más.

Me levanté de la alfombra, entré a mi cuarto me quité la ropa y me dispuse a tomar una ducha. Bajo la regadera mientras me jabonaba sentía las caricias de mi hermano Sergio, sentía sus besos y su lengua húmeda recorriendo cada centímetro de mi piel. De solo imaginar nuestro viaje en autobús sentí una punzada de placer en mi pubis, los pezones se me pusieron duros, ahí era cuando sabía lo grande de mi deseo por la verga de mi hermano y como mi voluntad era muy frágil.

Salí cubierta únicamente con una toalla rosa, con la concha jugosa y con la moral enterrada por más de 20 metros bajo la tierra. Tiré la toalla a la cama y tomé mi violín rojo.

Y ahí estaba yo totalmente desnuda tocando mi violín rojo, sobre una alfombra azul marino, con los ojos cerrados sintiendo como mi hermano caminaba por el pasillo.

  • Sofi.. ¿por qué estas....

Se quedó helado viéndome desnuda sobre esa alfombra azul, con mis pechos redondos, firmes, con los pezones erectos, con el cabello mojado pegado al cuerpo, con mi rajita al aire, con los pocos vellitos que dejo erizados por el frío.

Ahí se quedó mi hermano Sergio viendo cómo tocaba mi violín rojo, como tocaba nuestra canción. Eso debió significar algo, porque lentamente se acercó a mi, yo sabía que estaba allí pero no abrí los ojos, lo reconocía por su perfume que inundaba sutilmente la habitación.

Me tocó el hombro izquierdo, lentamente empezó a bajar su mano por mi pecho, pellizcando ligeramente mi pezón, siguió bajando hasta mi ombligo dónde introdujo su lengua tibia. Siguió bajando, yo seguía tocando "The love for Three Oranges", mientras él estaba hincado frente a mi concha fragante, pude sentir su nariz recorriendo el triángulo inverso que tengo de vello, después empecé a sentir su lengua como quedamente se abría paso entre mis labios vaginales, buscando mi clítoris, cuando lo encontró lo chupó, lo mordió tenuemente, mientras con sus manos me acariciaba las nalgas, yo empecé a gemir, calladamente con los ojos cerrados y continuaba tocando más pausadamente el violín.

Mi hermano Sergio seguía prendido en mi entrepierna. Después él se levantó me quitó el violín y lo dejó a un lado, me besó los ojos y me besó tiernamente en los labios. Después se apartó un momento y me dijo:

  • Sofi, desnúdame, ahora tu encárgate de mí.

Yo le quité la camisa azul, el pantalón y su bóxer, y así nos quedamos los dos desnudos viéndonos, reconociéndonos como los dos amantes que éramos.

Él se acercó de nuevo y con cuidado me condujo a la cama, me tendió sobre ella y empezó a besarme tan apasionadamente que con el puro beso yo ya estaba corriéndome, él vio mi cara de placer y empezó a meterme un dedo después dos y tres juntos mientras me besaba con una pasión bestial.

Hasta ahora yo estaba solo recibiendo placer, mi hermano Sergio era el que me tenía arqueada en la cama produciendo jugos, pero era justo que el también disfrutara, así que él quedó sobre la cama y yo empecé a acariciarle las tetillas, el abdomen hasta que llegue hasta esa enorme tranca que estaba apuntando directo a mi cara, provocándome, retándome; empecé primero a darle lengüetazos mientras veía su cara de placer, después me metí su verga en la boca, y empecé a saborearla como si fuera un helado de fresa, lentamente, gozando de cada centímetro, sin apresuramiento.

Eso le causó un gran placer a mi hermano Sergio porque enseguida me dijo:

  • Me corro Bebé, me vengo en tu boca... mmmmmmmmm

yo le dije:

  • Vamos mi amor, quiero saborear también tu leche.

Y el se corrió abundantemente en mi boca, era tanta su leche que empezó a salir por la comisura de mis labios, después le llevé de su leche en mi boca así él la pudo saborear. Nos besamos largamente mientras su leche corría de nuestras bocas dejando un río blanco, pegajoso en ambos cuerpos.

Después seguí con mi labor de saborear la deliciosa verga de mi hermano Sergio, no tardó mucho tiempo cuando ya estaba nuevamente erguida y dispuesta a destrozarme otra vez.

Mi hermano Sergio se colocó atrás de mí y empezó a colocar su enorme polla a la entrada de mi concha ya inundada de tanto jugo, y empezó a meterla suavemente hasta que la tuve completamente adentro de mi, entonces empezó a meter y a sacar primero despacio después muy rápido hasta que los dos estábamos en un mete saca y gemidos hasta que él se vino, pero supo seguir dándome placer hasta que yo me vine y ya los dos nos quedamos sudorosos, cansados, ensalivados, mojados tirados sobre la cama.

  • Te amo Sofi, mi vida es follar contigo.

  • Calla me gusta estar contigo y sentir tu verga caliente en mi cueva húmeda, me gusta Sergio el hombre, me gustan tus ojos, tu cabello largo, tus manos y sobre todo como me haces el amor y como me conviertes en tu puta, no sabes cuanto lo disfruto.

Después nos quedamos quietos, el uno lo más cerca del otro, sintiendo nuestra desnudez. Contándonos los lunares.

Esa semana fue la gloria para mí, fue más de lo que podía esperar, tener sexo con mi hermano sobre la mesa de la cocina, hacer el amor en la cama de papá y mamá ha sido lo mejor que me ha pasado.

Mis padres regresaron, la vida regresó a la "normalidad" mi hermano Sergio volvió a llevar a "Juicy" a la casa, yo volví con mi compañero de clases.

Cuando podemos mi hermano Sergio y yo nos vamos el fin de semana a una casa que tienen nuestros padres en las afueras de la ciudad y es cuando disfrutamos realmente el uno del otro.

Después de las vacaciones en la casa de la abuela, somos aun más unidos, él me acompaña a bailar para "cuidarme" pero nos perdemos en algún hotel de la ciudad y nos dedicamos a fornicar con verdadero ahínco, porque realmente yo estoy enamorada de él y de su verga, y Sergio está enamorado de mí y de mis pechos, estamos enamorados.

Lo sé porque me lo dice cada vez que desayunamos a la mesa, toda la familia; él se sienta siempre a mi lado izquierdo y discretamente con su mano bajo la mesa me recorre las piernas y cuando traigo falda (que se ha vuelto mi ropa preferida), recorre mis muslos hasta llegar a la entrepierna donde aparta la tanga y acaricia mi rajita, hasta que consigue tener los dedos húmedos, después se los chupa y dice descaradamente:

  • ¡que manjar! ¡Delicioso! Mamá que rico cocinas, tu consomé sabe exquisito y me ve con verdaderos ojos de lujuria mientras platica con mi papá de cómo estuvo el partido de fútbol.

Yo sé que el deseo está en Sergio y en mi, y se que cada vez que él me dice tengo un nuevo CD de música que te gusta, ve a mi cuarto por la noche para escucharlo, se que esa noche voy a tener las estrellas en mis manos nuevamente.

Ya sabes que siempre espero tu opinión en mi correo. candorosa_hot@hotmail.com , es muy importante para mí, voy a estar esperando. Gracias.