Después de una semana
Un buen polvo con mi novio después de estar sin verle una semana
Hacía una semana que no le veía, desde que nos despedimos la última vez no había dejado de pensar en él. Llamé al telefonillo y subí las escaleras de dos en dos. Hacía calor y yo me había puesto unos pantalones muy cortitos que se me salía media nalga y me apretaban bastante. Durante el trayecto del autobús me los había subido a tope de manera que se me clavaban profundo en el coño; eso mezclado con la vibración del bus y el calentón que llevaba solo de pensar que iba a verle de nuevo hizo que al empujar la puerta de su casa yo ya estuviera completamente empapada. Me recibió con una sonrisa y sin camiseta, recién duchado; con el pelo rubio oscuro mojado y algunas gotas resbalando por su cuello. Recién salido de la ducha es cuando más me gusta, con el pelo húmedo hacia atrás, la piel limpia y suave, sin un solo pelo, el cuerpo delgado pero atlético y esos ojitos de emoción al verme. Me miró de arriba abajo analizando mis piernas largas y delgadas recién depiladas para la ocasión y mi vientre, que llevaba descubierto por una diminuta camiseta que apretaba mis pequeñas tetas sin sujetador. Apuesto a que vio el momento exacto en que mis pezones se pusieron duros porque esa mirada me volvió loca aunque duró un segundo. A la vez que decía “uf, que guapa” yo me lancé a su cuello y con un beso en la boca le dije “¡Hola mi niño!”.
El beso fue mas largo que un beso normal de bienvenida, en cuanto entreabrí un mínimo los labios él aprovechó para deslizar su lengua en mi boca, que yo recibí contenta. Se notaba que él también había estado esperándome ansioso. Viendo que no tenía intención de soltarme, le puse la mano en el cuello y comencé a acariciarle el pelo, el beso cada vez más guarro, con mas saliva y mas lengua. Isaac y yo nos comunicamos muy bien mediante los besos, yo sabía que el estaba super cachondo y lo que quería era follar directamente, ya me contaría que tal su semana más tarde. Yo encantada, ya desde el bus venía cachonda y ese beso me estaba calentando aun más. Pasó su mano por mis costados y mi espalda, que llevaba al descubierto, me puso toda la piel de gallina, sabe que esa zona es mi punto débil y aprovecha. Al llegar a mi culo me lo acarició al principio y después me lo agarró fuerte pegándome a su cuerpo, yo, con la cadera floja me dejé hacer sintiendo su polla debajo de mi ombligo, que ya estaba durísima. Despegamos nuestras caras y me miró a los ojos mordiéndose el labio, yo me sequé de saliva la barbilla y le puse ojitos de guarra, pasé mis uñas suavemente por su torso provocándole un escalofrío.
Normalmente Isaac no es muy agresivo en el sexo y me suele dejar que lleve las riendas, a mi me gusta y a veces me pongo muy dominanta pero ese día me sorprendió. Nada más acabé esa caricia en el torso y me dirigía a acariciarle la polla por encima del pantalón, me agarró fuerte de la cara para mi sorpresa y me dio la vuelta. Me agarró de la cintura pegando mi culo y su polla y empezó a comerme el cuello de una manera increíble, empujándome la cabeza hacia un lado, dejando mi cuello completamente expuesto y estirado, empezó a lamer y a morder como enloquecido, yo estaba cachondisima y muy sorprendida, con la cabeza inmovilizada y viendo las estrellas. Isaac sabe que las orejas es otro de mis puntos débiles y que no aguanto que me las coman durante mucho tiempo sin retorcerme, es una sensación muy extrema que me gusta mucho pero me es difícil soportar. Así como estaba, con la cabeza inmovilizada, Isaac me empezó a comer la oreja y a agarrarme las tetas, yo empecé a gemir más alto y le clavé las uñas donde pude, el me agarró mas fuerte del mentón y pegó más su polla mientras me empezaba a acariciar el coño por encima del pantalón. Yo llevaba todo ese tiempo restregándome pero acentué también mi movimiento de caderas. Cuando ya no aguanté más con la oreja me zafé del brazo que me sujetaba la cabeza y me di media vuelta, estaba cachonda perdida, le mordí el labio fuerte y el se quejó un poco, nos miramos sonriendo y nos volvimos a besar. A todo esto, seguíamos en la entrada de su casa, pasó sus manos desde mi cuello hasta el culo y me cogió en brazos. Yo me trepé como un mono y sentí su polla pegada a mi coño, en ese momento todo abierto y empapado, me dio un escalofrío pensando en como sería esa postura si no lleváramos la ropa puesta. Me llevó a su habitación y me tiró en la cama. Me quitó las zapatillas sin desatar los cordones y se fue directo a mis tetas. Me subió la camiseta que era corta y ajustada y empezó a lamerme los pezones, me los mordía y me agarraba las tetas pequeñitas y redondas. Normalmente lo hace con mas suavidad y delicadeza pero ese día estaba especialmente salido. Yo me quité la camiseta del todo, mientras me comía las tetas yo le acariciaba la cabeza y la espalda, me encanta acariciar esa piel tan suave. Mientras le levantaba la pernera del pantalón con los pies y le acariciaba las piernas. Cuando acabó de deleitarse con mis tetas y ya un poco incorporados fue a quitarme los pantalones para comerme el coño, que le conozco, pero no le dejé. Le empujé y comencé a besarle por todo el cuerpo, con la boca llena de su saliva le lamí el cuello y el pecho, parándome en sus pezones hasta que se pusieron duros, el intentaba meterme mano pero yo apenas le dejaba. Por fin agarré su polla. Al principio por encima del pantalón comencé a acariciársela con la mano extendida, la tenía durísima y sabía que quería que se la sacara. Esperé un rato más y le miré a los ojos solo por hacerle sufrir, hasta que le desaté el pantalón y se lo bajé junto con los calzoncillos. Antes de hacer nada yo también me quité los pantalones, en parte por comodidad y también porque llevaba un tanguita de encaje precioso, para aquel entonces completamente empapado. Le agarré primero los huevos y se los masajeé delicadamente, me encanta agarrarle los huevos a los chicos con los que estoy, me da mucho morbo y me hace sentir poderosa, además veo cómo a ellos también les vuelve locos. Con la otra mano empecé a hacerle una paja lentamente. Sin soltarle los huevos comencé a besarle poco a poco todas las partes de su torso y sus costados, mientras su polla completamente empalmada rozaba suavemente con mis pezones, le agarré otra vez la polla con firmeza y sacando la lengua le miré a los ojos, el me miraba desde arriba cachondisimo y afirmando con la cabeza inconscientemente, yo sonreí y le lamí la punta mientras el echaba la cabeza hacia atrás y soltaba un resoplido. Empecé a enroscar mi lengua en su capullo y a pasarla por todo el largo de su polla, prestando especial atención a la vena principal que, cuando la presionaba con la lengua durita le hacía retorcerse; cuando noté la polla lo suficientemente lubricada con mi saliva, cerré los labios alrededor de la punta y bajé rápidamente hasta que chocó contra mi garganta, notando como Isaac se estremecía. Aumenté la velocidad de la mamada, subía y bajaba con la cabeza a la vez que hacía círculos con mi lengua y le agarraba de los huevos, estaba siendo una mamada de infarto pero no pude disfrutarla durante mucho tiempo, en seguida Isaac me agarró la cabeza y me pidió que parase que no quería correrse. Yo estaba disfrutando mucho esa mamada y me fastidió un poco dejar de hacerla, pero en seguida Isaac me puso en cuatro. Estaba detrás de mi y empujó mi culo hacia arriba y mi espalda hacia abajo, yo, con la cara pegada al colchón me estremecí de gusto al sentir su lengua pasando desde mi clítoris hasta mi ano. Repitió el movimiento dos o tres veces y agarró con fuerza una de mis nalgas mientras me mordía la otra. Me empezó a comer entera, pasaba del culo al coño indistintamente, succionaba mi clítoris durante momentos que me parecían eternos, metía su lengua en todos los rincones como si no quisiera dejar un solo pliegue sin lamer, luego me metía la lengua en el culo lo más profundo que podía. Me estaba comiendo el coño como un rottweiler metiendo su cara entera entre mis nalgas, yo sentía que me iba a correr de un momento a otro, sus movimientos me estaban volviendo loca y sentía lo salido que estaba el gozando detrás de mi, en un momento me dio un azote no muy fuerte que aún así me dejo sorprendida pero me puso más cachonda todavía, separó su cara de mi coño y empezó a meterme y sacarme los dedos rápidamente, tocando todas las paredes de mi vagina y separándomelas, llegando todo lo profundo que sus dedos le permitían, yo empecé a gemir como poseída, me llevé la mano al clítoris y me empecé a tocar furiosamente, al ritmo de sus dedos que entraban y salían de mi cuerpo. Al final me corrí abundantemente, con sus dedos dentro de mi y los míos empapados también, estiré las piernas y bajé el culo agotada y todavía jadeando.
Me puse bocarriba y le miré, estaba de rodillas en el colchón, pajeandose suavemente y con la cara triunfante y empapada, yo estaba agotada pero se me pasó en seguida al verle. Me puse de rodillas también y le lamí la cara de arriba abajo, recogiendo el resto que le quedaba de mi coño. Yo se que a Isaac le pone mucho la saliva asique no me corto a la hora de lamerle o soltar babas, y a mi me encanta poder hacerme una idea de mi sabor. El me agarraba las tetas y yo le empecé a acariciar la polla de nuevo. Le miré a los ojos y le dije que quería que me follara ya, me besó en la boca y me tumbó boca arriba. Yo subí los brazos por encima de la cabeza y le sonreí. Se puso encima y le ayudé a encontrar la entrada, se la coloqué y el se dejó caer lentamente mientras yo notaba como su polla iba entrando centímetro a centímetro. Coloqué mis tobillos en sus hombros. Me encanta esta postura porque consigo una penetración muy profunda que me hace sentir llena y me corta la respiración. El, respondiendo al gemidito agudo y casi agónico que había soltado al metérmela hasta el fondo, soltó un resoplido y me besó al lado de la boca. Empezó a mover las caderas lentamente, se que se estaba concentrando muy fuerte en no correrse, empezó a aumentar la velocidad de las embestidas, no la sacaba mucho pero la metía cada vez más profundo. Yo sentía como su polla entraba y salía de mi interior, notaba el roce contra la rugosidad de las paredes de mi vagina y cómo chocaba contra un final escondido y profundo dentro de mi cuerpo. Estaba jadeando porque no me salían siquiera los gemidos, nuestros cuerpos habían empezado a sudar y estábamos a la vez pegajosos y resbaladizos. Él casi completamente tumbado sobre mi y yo respirándo entrecortadamente en su oreja y en su cuello. Cuando estuvo a punto de correrse me cambió de postura.
En seguida me puso en cuatro y me agarró de la cadera. Sin previo aviso me la metió entera de una y empezó a embestirme como un loco. Yo sin hacer fuerza me dejaba llevar por su movimiento frenético y notaba como su polla entraba y salía con toda la facilidad y rápidamente. Cuando estoy en cuatro si me da por gemir, al ritmo de las embestidas y cada vez más rápido. Detrás, Isaac se estaba sintiendo como un toro y me daba azotes y me agarraba de las muñecas, yo me acariciaba el clítoris y sentía sus huevos chocando contra él. En un momento y para mi muy grata sorpresa, me empezó a acariciar con los dedos alrededor del ano, yo se lo ofrecí todavía mas si cabe. A mi me gusta mucho meterme dedos por el culo cuando me masturbo pero con Isaac nunca había surgido. Yo estaba empapada y veía que él no se decidía hasta que se lo dije. Lentamente me metió el índice mientras seguía taladrando mi coño, yo gemí todavía más fuerte y me frotaba el clítoris rápidamente, entró con total facilidad, lo empezó a mover cada vez más rápido animado por mis gemidos, yo estaba a punto de correrme, siguió unos segundos ahora más concentrado en mi culito que se abría para el hasta que me corrí ruidosamente, fue un orgasmo brutal en el que se me encogieron las tripas y se me quedaron temblando las piernas un buen rato. Isaac no se había corrido todavía pero estaba a punto, con la polla gorda y empapada. Yo no dudé un momento en empezar a mamársela, no pasó mucho tiempo hasta que me avisó que se iba a correr; a diferencia del resto de las veces yo no paré, el me lo avisó de nuevo y yo le miré con cara de viciosa, saqué la lengua y le empecé a pajear con energía, empezó a correrse dentro de mi boca mientras yo continuaba pajeándole y agarrándole de los huevos. El gemía mientras miraba la escena. La mitad de la corrida me la tragué y el resto lo escupí de manera que resbaló por toda mi barbilla para caer en mis tetas. Todavía con su polla en mi mano noté como le daba un último espasmo después de ver esta imagen y suspiraba “joder”. Yo sonreí y me extendí los restos de semen ligeramente para pellizcarme un pezón, el puso los ojos en blanco y me agarró de la nuca para darme un húmedo beso en los labios y así dar por terminado el polvo. Yo me fui a lavarme un poco al baño y a hacer pis. Al volver me esperaba con un cigarro ya liado y un brazo puesto para rodear mis hombros, dispuesto a contarme cómo había ido su semana.