Después de Mi profesor

Tiempo después de lo acontecido en el anterior relato, Mi profesor...

Después de Mi profesor...

Después de aquella primera experiencia con mi profesor, o mejor dicho con su alter ego Coral, todo volvió a la normalidad. En casa seguia siendo ese chico sensible y obediente, aplicado en sus estudios y sin mucho amigos en la universidad en la que mi padre puso tanto empeño en situarme. Mis estudios iban más o menos bien, pero diría que más por mis relaciones extraescolares que por mi propio esfuerzo al estudiar.

Pero de puertas a dentro, todo había cambiado. Casi un año después de aquella experiencia mi lado femenino estaba muchísimo más desarrollado. Coral me había acogido como su alumno predilecto, y los comentarios y habladurías que se decían sobre mi me importaban bien poco. Como mucho me divertían y en cierto modo me excitaban. Lo mejor era que Coral me hubiera acogido como su alumna especial. Pasaba con ella mucho tiempo, aprendiendo sin parar. A bailar, a pintarme, a vestirme, a ser una muñequita sensual y sexy como ella.

Al poco tiempo consiguió sacarme de fiesta como Cristal a alguno de los locales que frecuentaba, y empezaba a animarme a participar como gogó o como relaciones públicas de alguno de esos bares de ambiente y claro, acabó por conseguirlo.

Como Cristal era una chica segura, atrevida, divertida y sexual. Como chico era poco más o menos lo mismo que antes, solo que sin darme cuanta cada vez resultaba más femenino. Siempre depilado y afeitado, el pelo cada vez más largo y cuidado. El cambio empezaba a traspasar la frontera.

En el aspecto sexual, como chico, la única vez que estuve con una mujer fue con Coral, y ya sabemos como acabó todo. Como cristal, no recuerdo una sola noche que hubiera salido que no hubiera ligado con uno o dos chicos. Bueno, ligar ligar como dicen las mujeres, con muchos chicos cada día, pero irme a la cama con ellos pues eso, uno o dos por noche.

El tiempo fue pasando y como decía Cristal, mi alter ego femenino estaba cada vez más desarrollada y asentada en mi vida. Pero las vacaciones de navidad llegaban y tenía que abandonar a Cristal por un tiempo para volver a casa.

Allí si bien mi madre llegó a notar el cambio producido en mí, mi padre sólo le daba importancia a las buenas referencias que recibía de mis progresos en la universidad y las relaciones personales y empresariales que tener a un hijo allí le propiciaban.

Uno de esos días se celebró una cena en casa. Muchos invitados, todos amigos o personajes de interés en los negocios de mi padre. A mí me tocó representar el papel de hijo bueno, y eso hice como el mejor de los actores. Fue gracioso que tanto mi padre como mi madre, si bien por motivos diferentes, se esmeraran en presentarme y acercarme a Diana, la hija de uno de los socios de mi padre. Que si bien era una niña muy mona, educada y dulce, yo solo me fijaba en ella para envidiar en vestido y los zapatos que llevaba y no pensar en mi aburrido traje gris.

La sorpresa vino cuando en la cena apareció como uno de los invitados de honor el decano de mi facultad. Al que a pesar de no haber visto mucho por allí, y menos aún hablar con él se mostró muy interesado en hablar conmigo y acompañarme casi toda la noche. Por supuesto mi padre estaba encantadisimo de tan inportante acontecimiento.

Durante los aperitivos, me comentó que quería enseñarme un proyecto relacionado con mi clase, y si podíamos ir a mi habitación para usar mi ordenador. Nos disculpamos ante mis padres y Diana y subimos a mi cuarto para hablar y ver ese proyecto. Nunca olvidaré la mirada de orgullo y satisfacción que embargaba a mipadre cuando nos retiramos. Claro que en la vida hubiera imaginado cual era el proyecto en cuestión. El decano me hablaba con interés y comentaba lo orgullosos que estaban en el departamento y lo bien que mi profesor, Coral, hablaba de mi y de mis progresos.

Una vez en mi habitación, me senté en mi mesa frente al ordenador para encenderlo y ver el proyecto que el decano, situado justo detrás de mi traía en un pen-drive. Parecían ser varias imágenes, y al abrirlas mi mundo se tambaleó.

Las fotos que tenía en su pen-drive eran mías, pero eran de Cristal. Fotografías que Coral me había tomado en varias ocasiones. El decano inclinado sobre mi fue pasando las imágenes de Cristal maquillándose, bailando, posando... Y las dos últimas mucho más sonrojantes, Cristal con una polla en la boca. No supe que decir en ningun momento, pero extrañamente no tenía miedo, sino que me invadió un sentimiento de orgullo que me hizo mantenerme firme y desafiante ante cualquier amenaza o chantaje, estaba dispuesta a todo, a delatarme, a delatarle... a todo.

El caso es que no hubo chantaje, mientras su mano acariciaba mi cuello por debajo de la cola de caballo que recogía mi pelo largo el decano me tranquilizaba diciendome que estaban superorgullosos de mi progreso, que era una de las mejores, si no la mejor alumna que Coral y él mismo habían tenido. Que si quería había un lugar especial para mí y un futuro prometedor si quería tomarlo. Si no, destruirían todas las imágenes y ya está. Eso si, los privilegios en la universidad y mis posibilidades de futuro dependerían sólo de mi esfuerzo y trabajo. Y tanto Coral como él mismo se desentenderían de mi. El caso es que mi padre, estaría jodido en ambos casos. Si decia que no, mis notas e influencias desaparecerían y pagaría mi decepción conmigo. Si decía que sí, el estaría encantado con la recompensa, pero tanto para el decano como para ciertos personajes sería un placer follarse al hijo de semejante capullo.

El decano se situó a mi lado y su pene asomaba por fuera de su cremallera, me miró y me preguntó: "¿Que va a ser entonces, lo tomas o lo dejas?"...

Así que muy despacio, con una media sonrisa en mi boca, desaté mi cola de caballo, solte y alboroté mi pelo y tomé su polla entre mis labios. Allí en mi cuarto, a pocos metros de todos los invitados y mis padres, le chupé la polla al decano hasta que se corrió haciendo un enorme esfuerzo por no gritar. Del chorro de semen me ocupé yo en persona tragando todo lo que soltó.

Una vez terminados recogí mi pelo, sequé mi boca y salimos de mi cuarto hacia el grueso de la fiesta. Allí el decano le indicó a mis padres que esa noche necesitaba presentarme a ciertos caballeros en su casa más tarde, en una reunión fundamental para mi futuro. Mis padres, encantados accedieron sin el menor de los reparos. Solo tenía que recoger mis cosas y subirme al coche del decano que me llevó a su casa.

Una vez en su apartamento puso algo de música y me indicó donde estaba el dormitorio. "Ya sabes lo que tienes que hacer princesa"...

Una vez allí, encima de la cama había un vestido oriental dorado, tipo cheong-sam de seda, precioso, brillante y perfecto para mí. En una hora y media estaba duchada, depilada y maquillada. Con mis uñas puestas, color dorado a juego con el vestido, lencería negra de raso y medias blancas. Zapatos de tacón dorados con pedrería y un bolsito a juego completaban el atuendo. Según me comentó el decano habia un importante grupo de empresarios que financiaban la universiad, y entre ellos había alguno que sus gustos eran un poco más exóticos que el resto, la mayoría disfrutaban de las estudiantes mas guapas y atractivas, pero éstos querían chicos... femeninos. Y ahí entraban las alumnas de Coral. Esa noche vendría uno de esos empresarios al cocktail del decano. Un señor de unos 50 años, al que si satisfacía debidamente se encargaría de satisfacer las necesidades de la facultad, y de ahí mis recompensas.

Cuando salí del tocador, me sentía como en una nube, casi semana y media sin ser Cristal me tenía medio muerta. Salí haciendo resonar mis tacones, segurísima de mi misma y dispuesta a todo. Me presentaron al señor en cuestión, que tenía sus 56 años y bueno, no era George Clooney. Rellenito, con tacones algo más bajo que yo, bigotito y traje de calidad. Mientras el decano le hablaba al tipo sobre mis excelencias y sobretodo cual era mi familia (cosa que pareció divertir horrores al tipo en cuestión) saqué un cigarrillo y me ofreció fuego. Retoqué mi pintalabios en el espejo del salón y pude notar como ese detalle lo puso aún más nervioso. Me ofrecieron una copa y vi la mirada inquisitiva del decano. Sabía ya que tenía que ponerme a "trabajar".

Sin mediar palabra solté la copa, di una calada al cigarrillo mirando fijamente a mi objetivo y solté el humo directamente a su rostro. Mientras se recomponía de la sorpresa puse un dedo en su pecho y lo empujé delicadamente al sofá. Él se entregó al momento, estaba en mis manos. Dejé mi cigarrillo entre mis labios y una vez sentado saqué su herramienta del pantalón por la cremallera. Por fín una buena sorpresa, lo cierto es que no esperaba que este personaje dispusiera de tan esbelta y proporcionada polla. Sin soltar el cigarrillo de mis labios situé mis piernas entre las suyas, aparté mi tanga y me situé frente a él con su polla al borde de mi agujero. Vestirme después de tanto tiempo me puso tan caliente que hice algo de lo que me arrepentí al día siguiente, pero ese día lo disfruté a tope. Recogí el cigarrillo de mis labios con mi mano, puse la otra sobre su pecho y me dejé caer despacio sobre su polla. Sin dilatar, sin lubricar y sin preparar su polla erecta y brillante entró poco a poco en mi culo. El dolor no me importó en absoluto. Acerqué mi cara a su oreja dejándole oler el caro perfume que usaba y camufle y desahogué ese dolor con un intenso gemido en su oido. Debió de gustarle porque noté como crecía ese pene dentro de mi culo. Estaba completamente empalada en su cintura. El decano nos miraba y sacaba algunas fotos mientras yo fumaba muy despacio y subía y bajaba sintiendo esa enorme polla romperme por dentro. Lo cierto es que debía estar mas abierta de lo que pensaba puesto que el dolor desapareció pronto y solo notaba placer. El roce de esa verga por las paredes de mi culo, sus huevos aplastados sobre mis nalgas cuando bajaba del todo. El tipo estaba completamente hipnotizado, sus manos recorrían mi cuerpo, me metía mano torpemente por encima del ajustadísimo vestido, y lo cierto es que resultaba placentero. Lo único que no le permití fue besarme, y eso lo enfurecía y lo excitaba aún más. Tengo que admitir que yo también estaba excitadísima. Tener el control, dominar y utilizar a un hombre para darme placer era toda una sensación. Terminé el cigarrillo igual que lo empecé penetrandome lentamente de arriba abajo hasta el fondo. Solté la colilla que recogió el decano amablemente y puse mis manos sobre el pecho de mi amante, controlando aún más la penetración. Estuve así un rato larguísimo, cabalgando al tipo sin parar hasta que no pudo más, me agarró fuerte de la cintura y se corrió dentro de mi. Dejé que terminara bien, dejé que disfrutara hasta la ultima gota inundando mi culo de su semen caliente y viscoso. Cuando su pene perdió toda su fuerza y estaba rendido en el sofa, me acerqué y le di un tierno besito en los labios, para marcarlos sin estropear el maquillaje.

Llena de orgullo recogí la falda del vestido para no mancharlo de semen y me levanté, le guiñé el ojo al decano y me retiraba a limpiarme y retocarme cuando éste me tomó del brazo y me dijo "¿Donde te crees que vás?"... Y aprvechando la indefensión que ofrecía mi culo expuesto al tener recogida la falda del vestido me coloco frente a la mesa del salón, me inclino hacia delante separando mis piernas con las suyas y sin poder decir ni mu me la clavó entra, de un golpe. El semen del tipo anterior hizo de lubricante y su follada me tenía bien abierta, con lo que entró sin problemas, a pesar de su estupendo tamaño. Reclinada sobre la mesa, con las piernas luchando por mantener el equilibrio y mis pendientes resonando por las embestidas el decano me follo de una manera muy distinta. Tenía que demostrar que era él quien mandaba. Mi jueguecito con el tipo valía para los demás, pero el decano era quien mandaba, mi chulo por asi decirlo. Ya no era la mujer poderosa y dominante que se sentó sobre su "cliente". Volvía a ser una putita sumisa y tragona. Y como echaba de menos ese sentimiento. Las embestidas del decano me dejaban si fuerzas y el tipo de antes disfrutaba del espectáculo animando al decano y llamándome de todo. "dale fuerte a esa puta" decía, "follate a esa maricona, sí dale duro" y lindezas por el estilo. El sonido húmedo y viscoso de su pene follandome el culo lleno de semen me tenía loca. Sobretodo el placer de la penetración misma. Esta vez si grité, si supliqué y rogué por más... Y tuve más.

El tipo que había estado frotándose la polla mientras nos miraba se acercó a nosotros y el decano con un fuerte moviemiento me apartó de la mesa y me giró, aun inclinada hacia la polla del tipo, que me golpeó en la cara. Éste aprovechó para cogerme de la nuca y metermela en la boca. Intenté chuparla lo mejor que pude, pero no era el caso, me estaban follando la boca y el culo, y lo único que yo podía hacer era intentar mantener el equilibrio. Y disfrutarlo, por supuesto...

Así estuvimos no puedo decir cuanto tiempo hasta que ambos se corrieron casi al mismo tiempo, llenando boca y culo de precioso semen caliente. Cuando se apartaron de mi, una cascada de semen salia de mi culo y resbalaba por mis piernas, y otro tanto por la comisura de mis labios y barbilla. En esa situación me cayeron un par de fotos más antes de recibir permiso para ir a limpiarme y adecentarme, ya que la noche estaba lejos de terminar. Pero eso lo dejaremos para más adelante...