Después de las duchas en el gimnasio (III)
Engulle y comienza a chuparmela, tragándosela toda, ¡chupandomela una vez tras otra al tiempo que acaricia mis nalgas ooohhh!!, levantándose sonriente y decirme prepárate!!.
Después de las duchas en el gimnasio (III)
Esta confesión es la continuación a mi anterior relato… “Aquellas duchas en el gimnasio”, confesión que es real, aunque está pueda parecer una invención, cuento o fantasía. Continuo a petición de algunos lectores que me han pedido que les cuente mis vivencias en ese gimnasio, vivencias tan satisfactorias como atrevidas, cuyo morbo en esas instalaciones comienzan desde que nada más entra. Bueno comenzaré…
Desde mi última vez no había pasado ni dos semanas, esta vez sí tenía motivos por el de no ir, pero la verdad es que, por el otro lado, no solo había pagado mi cuota por seis meses, sino lo que me aliviaba ejercitarme en las maquinas, o el pasar un tiempo ya sea en la sauna como esos quince minutos nadando. Además, mi mujer era la primera que me animaba a ir, ignorando está las razones por las cuales lo evitaba. También es verdad que con esos dos, no me hacía falta buscar otra relación, pues me dejaban bastante satisfecho.
Pero las miradas del personal tanto del gimnasio como los integrantes de seguridad, me hacían sentirme raro, me hacía sentirme mal. Pero por mucho que me sienta inseguro con estas personas, finalmente acabe yendo, no quedándome otra que ir a mediodía, pues por las mañanas no abren hasta las ocho de la mañana, hora que ya estoy más que preparado para irme a la oficina. Mientras por las tardes, no me apetece precisamente ir, no porque no me haga falta o lo necesite para descargar stress, sino por la cantidad de gente que hay. Pues en más de una maquina hay que sacar ticket como en la pescadería, no animándome ni meterme en la sauna con las viejecitas o la piscina. No quedándome otra que ir a mediodía, sabiendo que, tras los ejercicios, los estiramientos, la sauna y la piscina, toca ducha y no lo digo con desprecio, sino por miedo a encontrarme algo más de lo que suelo encontrar.
Debo deciros que durante esa primera semana que aparecí, no coincidí con ninguno de ellos dos, semana que se me hizo extraño no verlos. Pero no extraño del todo, pues conocí a otros, no que acabara enrollándome con estos, pero su comportamiento es algo que delata. Como aquel que coincidí en los vestuarios, yo había salido de la ducha y con la toalla colocada en mi cintura, iba cogiendo la ropa del interior de la taquilla. Cuando apareció un caballero de aspecto mayor, mayor lo digo por la apariencia y sus cabellos grisáceos, caballero que daba la sensación que venía de las duchas. Lo digo al entrar con tan solo la toalla en la cintura, toalla que le duro poco, pues coge y se la quita para secarse.
Comenzando este a darme tema de conversación, mientras se secaba, acabando yo por quitarme la toalla y hacer lo mismo. Pudiendo ver como este sin tapujo, comenzó primero a secarse de una forma peculiar su miembro, continuando por magrearse de forma descarada, forma que llamo mi atención, quizás ya por el tamaño de este fue tomando… uuuffff!!. Quedando precisamente hay cuando entro un tercero, tercero que no dijo nada, pero se extrañó y su rostro hizo que el segundo acabara por marcharse, cosa que este me soltó…
- “Vaya manera más rara de secarse la polla, más hubiera jurado que ese se estaba masturbando”.
No le conteste verbalmente, simplemente moví la cabeza a modo de afirmación. Volviéndome este a soltar…
- “Además hubiera jurado que te estaba pervirtiendo, pues eso estoy seguro que no es una manera de seducir, no crees”.
No quedándome otra que responderle, soltándole…
- “!Ha¡, pues no me había dado cuenta la verdad, mis pensamientos estaban en otro sitio”.
No queriendo alargar mucho la conversación, no deseando ni causar una mala impresión ni mucho menos otra cosa. Pero este se notaba que no estaba por la labor de dejarlo estar, no cambiando de tema sino explotando ese, comenzó a hablar por el tamaño de la polla del anterior, no la alabo, pero tampoco la menosprecio. Retirándose la toalla en esos precisos momentos y dejarme ver la suya, no porque de forma descarada la mirara, sino que este cogiéndosela con una de sus manos, comenzó a zarandearla al tiempo que me decía…
- “Mira… mira como la tengo, ¿Tú qué opinas?”.
Lo miras y me daba corte responderle, lo miras y te fijas que tiene todas las facetas de los que me gusta, hombre maduro de metro sesenta y pico centímetros, cuya edad estaría comprendida entre los cincuenta y pico y los cincuenta y muchos, persona cuyo físico es gordito, barba más blanca que grisácea como el poco cabello de su cabeza. Su polla la verdad no estaba mal, miembro de color oscuro, grueso y de buen tamaño, cuyos grandes genitales le cuelga. Tuve que responderle al volverme a preguntar, soltándole…
- “Pues sí, tiene usted razón, tiene una buena polla”.
Este sonríe, llamando mi atención al llamarlo de usted, soltándome…
- “Coño que no soy tan viejo, seguro que soy capaza de poder contigo y meterte caña que ni te levantas… ja ja ja”.
Suelta a medida que camina hacia mí, no dejando de pajearse, aparte la vista y me gire hacia la taquilla. Os juro que no quise pecar de irrespetuoso, pero me giré para poder coger del interior de mi taquilla mi ropa interior, prenda que cogí. Girándome nuevamente para colocármela, llevándome un susto al verle frente a mí, pues la verdad ni me lo esperaba. Recuerdo que este sonreía, devolviéndole la sonrisa al tiempo que intente colocarme los calzoncillos, pero este me lo impidió al alargar su mano hasta coger mi miembro, comenzando a magreármela… uuummm!!. Soltándole…
- “¿Qué hace usted?, no por favor no siga… aaahhh!!.
Pero este no se detiene, ¡no deja de deslizar su mano a lo largo de mi tronco… ooohhh!!, no deja de acariciar mis testículos y vuelve a coger mi miembro. Sonriendo, me suelta…
- “Tú también tienes buena polla, aunque no tengas apenas huevos”.
Continuando magreando su polla y la mía al mismo tiempo con sus manos, magreo que duró unos minutos… uuuffff!!, minutos que ante al ver mi pasibilidad, coge y sin decir nada… se inclina, acabando por introducirse mi polla en su boca… uuuffff!!. Engulle y comienza a chupármela, tragándosela toda, chupándomela una vez tras otra al tiempo que acaricia mis nalgas… ooohhh!!, levantándose sonriente. Posando su boca en mi pecho, chupando mis pezones… uuummm!!, mientras no deja de acariciarme desde el cuello hasta mis nalgas… aaahhh!!. Dejando cuando escuchamos voces a lo lejos, voces cuyos dueños entraron a los pocos minutos en los vestuarios, vistiéndome e irme con prisa, dejando aun a ese allí.
Ese día salí del gimnasio sumamente caliente, no quedándome otra que trabajar durante toda la tarde con los pensamientos de lo ocurrido. Tarde que, aunque no estaba en mi cabeza, acabe por acercarme al charco de la pava, donde me encontré a un viejo conocido. Conocido que nada más estacionar mi coche a un lado, este se me acerco, conversamos unos minutos acabando por introducir este la mano a través de la ventanilla. Mano que comenzó a acariciarme el pecho, facilitándole la tarea al ir desabotonando los botones de mi camisa… uuummm!!. Descendió su mano hasta mi entrepierna, notando la dureza de mi polla, soltándome…
- “Vienes caliente… eeehhh!! cabrón, vienes con ganas de que te la chupe o de todo un poco… uuummm!!”.
Y lógicamente, tras salir del coche e irnos caminando ladera abajo, camino que este no dejo de cogerme el culo, adivinando claramente lo que deseaba… aaahhh!!. Me deje llevar claro está, me deje besar, acariciar, magrear mientras no dejaba de desprenderme prendas… uuummm!!. Cuando le vi que se iba a poner de cuclillas al tiempo que me la cogía, tuve que avisarle como venía de salido, cosa que no le importo. Soltándome…
- “No me digas que por fin te vas a venir en mi boca, joder si voy a tener suerte de probar tu leche”.
Pues sabe él perfectamente que como zorra que me reconozco, no me gusta correrme, pues busco más el placer de mis acompañantes o amantes antes que el mío propio. Nada decir esto, comenzó a comérmela, chupándomela a lo largo de mi tronco, saboreando mi glande y mis pequeños testículos… ooohhh!!. Toda esta labor sin dejar de magrearme, toda esta atención sin dejar de jugar con mi orificio anal, introduciéndome sus dedos… uuuffff!!. Llegando a sentir que me iba a correr, sensación que le hice saber que pronto me vendría… uuuffff!!. Continuando este hasta que me hizo correrme… aaahhh!!, no deteniéndose hasta sacarme la última gota… uuuffff!!. Levantándose y cuando quise yo arrodillarme para comérsela, este me detuvo y me dijo…
“No… no quiero que me la comas, pues se perfectamente que me correría, sabiendo ambos que entonces no podría follarte”.
“Voy mejor a follarte… uuummm!!, quiero romperte el culo y dejarte preñado… uuuffff!!”.
Ya que deseaba penetrarme, cosa que hizo, me giré y me incline sobre unos de los árboles, este comienza antes a recrearse, comienza a deslizar su glande por mis nalgas… uuummm!!. Acabando por colocar su glande en mi orificio anal, presiona poco a poco… aaahhh!!, sintiendo como comienza a entrarme… uuummm!!. Se detiene y tras unos segundos, comienza a moverse… aaahhh!!, comienza a penetrarme… uuummm!!. Follándome y apretando sus dedos en mis caderas, sintiendo los fuertes golpes de su pelvis en cada una de sus embestidas… uuuffff!!. Viendo el final de ese glorioso momento, ¡cuando entre alaridos y gemidos se corre… ooohhh!!!... aaahhh!!, descargando en mi interior… preñándome. Luego toca marcharse, no sin antes limpiarnos cómo podemos, no siendo como es con toallitas húmedas, toallitas que suelo llevar yo, no dejando resto alguno de lo sucedido, pues toca llegar a casa sin prueba alguna de la infidelidad.
Pero la semana no había más que comenzado, semana que me esperaría lo nunca visto, semana que, a lo visto por lo ocurrido, me hizo dejar de buscar nuevas experiencias. Pues como a día de hoy, tengo a veces más que suficiente con lo que tengo, no buscando nuevos amigos, ya que estos me buscan. Pero bueno no voy a alargar mucho más esta experiencia, espero que os haya gustado tanto como a mí, deseando ver vuestros comentarios .