Después de la práctica de fut (2)

Continúan las aventuras de Andrés en los campos de soccer...

Ha pasado un chingo de tiempo desde aquella vez en los vestidores cuando fuiste testigo de cómo el capitán del equipo de soccer, Raúl, se masturbaba sobre la ropa sudada de los demás weyes, gimiendo y respirando agitadamente mientras pedía en voz baja y con los ojos cerrados alivio para su calentura. Cuando te diste cuenta que ese cabrón, a quien siempre habías espiado de reojo en las duchas por tener una verga que nomás de verla se antoja, también es de "onda", casi te mueres de la impresión. "Puta, por lo menos ya sé que le gusta la reata. quién sabe... quién sabe si algún día.." También te acuerdas que en cuanto el Raúl terminó de jalársela, se limpió con la sudadera del portero del equipo, y que menos de 1 minuto después de que salió del vestidor y arrancó su carro tú ya estabas tumbado en pelotas sobre la ropa sucia oliendo esa sudadera, aspirando el aroma a macho de aquel wey. Incluso con tu lengua pudiste probar un poco de semen que todavía estaba caliente. Después tú mismo te diste placer con tus propias manos, explotando mientras tu pito arrojaba chorro tras chorro de jugo de hombre. La misma escena se volvió una costumbre, cada día de prácticas terminaba contigo como el último en salir de las duchas, escondido tras los lockers observando las últimas "jugadas" del día de parte de Raúl.

Y hoy, precisamente hoy, te estabas acordando de eso. Tú ya no estás en el equipo, tus jefes te obligaron a dejarlo después de que se dieron cuenta que ¡para variar! ibas mal en la prepa. Gritaste, te encabronaste como pocas veces en tu pinche vida, pero nada sirvió: "te sales y punto, no voy a tolerar que estés de huevón nomás jugando como pendejo" te dijo tu papá. Lo que más culero sentías era no volver a estar cerca de tanto machín, de tanto cabroncito adolescente, calenturiento y de piernas bien formadas por el deporte. No ibas a volver a ver tantos culitos parados y duros en las regaderas, te ibas a perder el disfrutar de un taco de ojo viéndoles las vergas mientras se enjabonaban... "¡putísima madre!!! Vale verga, chingao!!!" Y sobre todo, no volverías a tener la oportunidad de ver a Raúl morir de placer explotando en su propia mano y salpicando de jugos amorosos todo el vestidor.

Vas caminando de regreso a tu casa de la escuela donde fuiste a hacer una tarea en equipo (qué pinche joda, me cae!) cuando pasas por los campos donde tu ex-equipo entrena. Llegas y te sientas en las gradas mientras varios de ellos voltean y te hacen señas con la mano saludando. "¡Ehhh putoo! Ese Andrés!! Qué pedo loko!!!" te gritan y tú los saludas también. Alcanzas a ver como 15 minutos de práctica y luego todos se dirigen a donde estás y empiezan a platicar contigo y a preguntarte qué has hecho, etc. Tú por más que buscaste no viste a Raúl por ningún lado. "¿Oigan putos y qué pedo con el Raúl? A poco se salió del equipo también. Ese wey la neta jugaba dos dos, no?" Todos hacen un silencio incómodo y se miran nerviosos unos a otros. Por fin habla uno: "no mames, ¿a poco no sabes? Ese cabrón ya no juega aquí" "Se lo llevaron a la liga juvenil. Parece que tiene buenas palancas ahí" Los demás se ríen, uno de ellos dice: "no chingues para palanquitas de esas prefiero joderme las putas rodillas y no volver a jugar nunca" "ya pinche Pelos, no te emputes, total ese wey sabe su pedo" Pelos contesta: "será muy su pedo pero ese cabrón salió PUTO" Al ver tu cara de sorpresa te explica: "ese hijo de la chingada se lo tenía muy guardadito, pero un día lo cachamos jalándose el pescuezo en el vestidor... el pedo es que estaba con un wey que juega en la Juvenil y que ese día había venido a ver nuestro entrenamiento... los dos estaban bien prendidos en su puñeta y de repente se la empezaron a jalar uno al otro!" Tú oyes pero no puedes creerlo. "el puto del Raúl tenía la mano en la verga del otro cabrón y al revés. De repente nomás oimos que los dos respiraron bien agitado y se empezaron a venir. En ese momento los apañamos y hubieras visto,casi se cagan de la impresión!" Los demás se ríen al recordar eso. "A partir de entonces ese puto hijo de la verga no volvió al equipo. Después supimos que jugaba en la Juvenil". Todos guardan silencio. Hablan pésimo de Raúl pero se nota que les dolió descubrir que su preferencia sexual es diferente, porque perdieron al mejor jugador del equipo.

Por supuesto en la primera oportunidad que tienes te das una escapada a los pinches campos donde entrena la Juvenil. Durante varios días te paseas por el lugar, viendo desde lejos a Raúl mientras entrena, sin atreverte todavía a que te vea, pero observándolo muy bien. ¡Qué bueno se ha puesto el cabrón! Esas pinches piernas de roble, duras, musculosas, bien formadas... lo ves correr tras el balón y ves cómo se le marcan las pantorrillas y los muslos.. y ese trasero... "puta, de seguro tiene las nalgas durillas... cómo quisiera darles una buena sobada" piensas mientras tu vista pasa a la parte superior de su cuerpo. Lo miras correr y notas su respiración agitada por el ejercicio. Su tronco y tórax han embarnecido, mostrando la huella inconfundible del gimnasio, pues sus pectorales se notan claramente.

De repente, alguien tira el balón fuera de la cancha, momento que Raúl aprovecha para secarse el sudor de la frente con la playera, dejando ver su abdomen lo cual casi te hace enloquecer. Es un abdomen marcado!!! Puedes ver desde tu lugar los cuadritos que se le han marcado gracias a horas y horas de abdominales, y te imaginas tocándolos y recorriéndolos con tus dedos. Sus brazos son fuertes, sus bíceps se marcan como si te invitaran a descansar en los brazos de Raúl en un abrazo de machines. Claro que todos los días que vas a espiar a Raúl en cuanto llegas a tu casa te encierras en el baño a aliviar tu calentura masturbándote como enajenado, pues solo así liberas el fuego que ese wey te provoca.

Por fin un día te animas a acercarte porque te das cuenta que al final de la práctica se quedan sólo Raúl y su amigo. Estás seguro que ese wey es el amigo del que te platicaron porque durante los entrenamientos los pescas echándose uno al otro miradas de complicidad, y de repente en alguna buena jugada se felicitan mutuamente dándose una leve nalgada... eso es común en el soccer entre compas pero ya con lo que te platicaron cada que vez que se nalguean sientes que tu chile se endurece. Hoy ya todos se fueron y sólo estos dos putos quedan dentro del vestidor. Tú te acercas sin hacer ruido y entras. Escuchas el ruido de las regaderas así que piensas que aun se siguen bañando.

Discretamente te asomas y lo que ves te parece el paraíso: Raúl y su amigo están de pie bajo el chorro del agua, el Raulillo está de frente a la pared mientras su amigo lo tiene abrazado por la espalda y tiernamente le besa la nuca. Con una mano tiene a Raúl abrazado del pecho, la otra está en su verga, enjabonándola delicadamente como si se tratara de un tesoro. Sus labios recorren la nuca, las orejas de Raúl y por último le plantan un beso en el cachete, mientras Raúl tiene los ojos cerrados y parece estar gozando un chingo.

Tú no aguantas más, necesitas de una vez por todas sacar la puta calentura y qué mejor que con estos dos trozos de carne joven. Entras como si nada a las regaderas y claro que estos weyes se quedan tiesos del susto.

Te miran con cara de "ya nos chingaron por segunda vez" pero tú con la mirada los tranquilizas, mientras por encima del pantalón te sobas el paquete para que se den cuenta lo excitado que estás. Parece que agarran el pedo de volada porque se sonríen y te hacen la seña con la mano de que te unas a ellos. En chinga te quitas la ropa que llevas puesta y dejas salir de la trusa tu verga tiesa y que reclama atención. Los dos cabrones te miran satisfechos pues tu chile los convence.. el amigo de Raúl (que se llama Pablo) extiende su mano para acariciar tu miembro mientras te felicita por su tamaño. "Tienes buena herramienta cabrón" dice mientras te da unos cuantos jalones y sobadas. En respuesta tu empiezas a acariciar su pecho que también está marcado como el de Raúl, pellizcas sus tetillas que ya están bien duras y aprietas sus pectorales que no están tan marcados como los de Raulillo pero de todos modos son pechos de hombre. En chinga el Raúl ya te apañó por la espalda y sientes sus manos recorriendo tu trasero y escarbando entre la raja de tus nalgas buscando tu botoncito rosado. Se acerca a tu oido: "pinche Andrés, si hubiera sabido que te gustaba el pedo me cae que desde cuándo te hubiera tirado el calzón.. estás bien bueno hijo de la chingada" dice mientras sus labios comienzan a recorrer tu cuello, lamiendolo suavemente, para luego seguir su recorrido hacia abajo, por la espalda.

Pablo toma tu mano y poco a poco la lleva hasta su verga, quiere que lo masturbes y tú no te haces del rogar. Tomas en tu mano derecha ese camote duro, hinchado, fácil son 17cm y medio de chorizo de cabrito humano. Lo sientes palpitar en tus dedos y no puedes resistir la tentación, sin avisarle a Pablo tú te hincas frente a él y te llevas a la boca ese manjar, esa delicia reservada sólo para quienes conocen el placer de coger entre compas, el placer de mamar un buen tolete. El agua caliente corre por tu cara y por el abdomen de Pablo, resbalando hasta tus labios que aprietan suavemente la cabeza de esa verga de ensueño. La chupas lentamente queriendo gozar cada milímetro de carne cruda. Raúl mientras tanto se coloca de pie al lado de Pablo de modo que ahora tienes frente a ti otra verga más, la de tu amigo, dura como piedra y suplicando su turno para entrar a tu boca.

Quieres jugar un poco, así que haces el intento por tragarte las dos reatas, te cuesta trabajo así que decides hacerlo alternadamente. Chupas a Pablo y minutos después cambias a la verga de Raúl, como si estuvieras comparando los sabores de unos putos helados. Ellos mientras tanto no pueden hablar porque se están dando un pinche besote de poca madre, parece que se quieren comer uno al otro con la lengua porque se besan bien rico. Están abrazados por la cintura y sólo de vez en cuando voltean a verte para asegurarse de que sigas mamando.

Después de un rato te piden que te levantes, cierran la regadera, toman unas toallas y se secan para pasar a la zona de vestidores, ahi Raúl pone las toallas en el suelo para que sirvan de colchón y se acuesta boca arriba con su chile apuntando al techo. Parece ser que Pablo ya sabe cómo es el pedo, porque de volada se coloca de pie junto a Raúl, con un pie a cada lado de su cuerpo. Comienza a sentarse sobre el camote de tu amigo, como si estuviera montando un caballo, un caballo con una reata de poca madre. Al sentir que el pene de Raúl empieza a penetrar en su culo, Pablo hace un gesto de dolor, para un momento y se echa saliva en la mano, con la cual se frota el ano para ensalivarlo bien. Ya que está bien lubricado vuelve a intentarlo y esta vez la verga de Raúl entra de un golpe en el hoyo de Pablo, provocando sus gemidos: "ooohh ahhh... pinche culero qué buen pito cabrón...dámelo todo hijo de la chingada... préñame puto!!" dice mientras comienza a moverse bien rico como si montara a caballo.

Tú estás en chinga sobándote el chorizo desde la punta hasta los huevos. Así pasan como 5 minutos más, de pronto Pablo se levanta en chinga sacándose la verga de Raúl del culo. Ambos saben lo que va a ocurrir porque Raúl le dice: "viene cabrón, aquí puto, aquí mójame!!" mientras se golpea el pecho con una mano y con la otra se jala el chile. Tú piensas que Pablo se va a venir pero ¡¡¡NI MADRES!!! cuando menos lo esperas comienza a ORINAR... sale un chorro de orina, amarilla, olorosa, un chorro delgado primero y después fuerte, espumoso. Raúl está en éxtasis: "siiiii... hijo de puta salpícame todo, empápame de tus miados!" Tú no puedes creerlo, tu amigo está bañado en orina de otro wey, masturbándose como loco mientras lo siguen salpicando de agua de riñón. De repente dice "puta madre ahi voy!!!!!AAAHHA OOHHHH AAAYYY HIJO DE LA VERGAAAA AAAAHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!". Borbotones de leche caliente empiezan a salir del nabo de Raúl. Leche cremosa y con olor a pescado, leche de wey. Avienta 4, 5 escupidas mientras su mano aprieta suavemente como queriendo ordeñarse a si mismo. Por fin queda exhausto con los ojos cerrados y la mano llena de semen.

Tú apenas puedes con la pinche excitación nomás de ver tanta calentura de dos cabrones, pero antes de que termines eyaculando, Pablo deja de miar, se sacude la verga y te jala hacia él. Te voltea de espaldas y entonces es él quien se hinca para poder así lamer tu culo.. no mames pinche lengua experta que tiene este puto, se mueve como queriendo penetrar tu hoyito, haciéndote vibrar de placer. El wey se ve que sabe lo suyo, lame, mama, chupa, lengüetea, mete su lengua en tu ano y tú sientes que ves estrellas. De repente, cuando ya estás bien lubricadito, se levanta, te toma por detrás por la cintura y sin previo aviso te clava su instrumento de un jalón. "AAAAAAAAAYYY WEEYYY no mames culero!!!!" dices mientras sientes que su fierro te traspasa, pero en cosa de segundos el dolor desaparece y sólo sientes placer, el rico placer de tener metido en el culo un chile de adolescente. Pablo empieza a meter y sacar su pene de tu agujero, lentamente al principio, luego con más velocidad. Raúl mientras tanto fue a bañarse de nuevo para quitarse los miados que le echó Pablo encima. Regresa de la ducha y se hinca enfrente de ti para mamar tu instrumento.

Es una pinche delicia estar así, en sandwich entre dos weyes, uno comiéndose tu verga y el otro llenándote por el culo. Sientes que no aguantas más... puedes notar como empiezas a tensar el cuerpo, cierras los ojos y te dejas ir... "AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!" gritas mientras disparas trallazos de crema de hombre directo a la garganta de Raúl, quien demuestra ser un experto mamador y también un experto en tragarse todos los mecos sin derramar ni una gota. Disparo tras disparo de semen, es atrapado por la boca de Raúl quien se relame con gusto mientras disfruta del jugo de cabrón que acabas de regalarle. Pablo deja en ese momento de bombearte el culito y te saca la verga, está jalándose la reata en chinga y susurrando: "me vengo... me vengo... me ven... OOOHH" y al decir esto pone una mano en tu espalda y con la otra sigue sobándose el pito mientras vacía su carga en tu espalda y trasero. "Ahi te va pinche putito... querías leche cabrón? Tómala toda papi".

Por un momento los 3 quedan sin fuerzas de nada, solo se ven unos a otros y sonríen, mientras exprimen las últimas gotas de semen de sus chiles. "Pinche Andrés, cómo la ves podrás convencer a tus jefes de que te dejen volver a jugar? Aquí en la Juvenil me cae de a madres que te hacemos un lugarcillo" dice Raúl justo antes de plantarte un beso.

FIN