Despues de la oficina

Cuando llego a casa, no hay nada mejor que una buena ducha...

Son las diez de la noche, estoy agotada. Los días de invierno en la oficina son cansinos. Por fin se acaba este maldito lunes, tengo que dejar la bebida, el tabaco y los hombres, ya no estoy para estos trotes. El fin de semana ha desordenado mi vida, yo solo quería tomarme unas copas con Marcos y no acabar el domingo a las 4 de la mañana intentando colocarme por enésima vez el tanga, dios mío debo de tenerlo escocido.

El piso está hecho una pocilga, colillas por todos lados, copas vacías, ropa interior… es lo peor de los polvos de un fin de semana, el cabrón nunca se queda a recoger, aunque la verdad es que a Marcos se lo tengo que perdonar, dios mío que forma de tocar, como amasaba mis pechos… Abro el grifo del agua caliente, el vapor inunda mi cara, escojo el frasco de mis sales favoritas, y echo la cantidad justa que me da ese olor en la piel que me relaja tanto. Mientras se llena la bañera, me desabrocho la camisa, y la tiro hacia la esquina mas recóndita del baño, ¡dios mío! Estoy hecha un cristo, mira que le dije que se estaba colando, estoy mas marcada que un toro, y nunca mejor dicho porque con el cambio de temperatura, acabo de colocarme yo solita los dos pitones. Desabrocho mi sujetador, me encantan los que se abren por adelante, es increíble como a pesar de la edad, mis pechos no caen un ápice y mis pezones apuntan al cielo desafiantes, deslizo mi mano sobre mi vientre, esta suave, noto como se me eriza la piel. Rodeo mis pezones con los dedos, me estoy poniendo cachonda… Buuf, bajo la cremallera de mi falda que cae al suelo rápidamente, me miro en el espejo, adoro como me sienta este tanga negro, entre sus encajes puedo intuir mi rajita que se empapa por momentos. Introduzco mi mano dentro, estoy muy muy caliente.

Mi dedo corazón se pasea por mi coño completamente rasurado busca la entrada de mi vagina y una explosión de sensaciones me recorre el cuerpo. El baño esta listo, mi tanga desaparece como por arte de magia, y me meto lentamente en la bañera. Me encanta la sensación del agua tibia sobre toda mi piel. Agarro mi suave esponja, la empapo de gel y comienzo a frotarme con suavidad mis brazos, vientre, pecho, cuello, mientras tanto la otra mano, juguetea con mi clítoris, que esta durito como una piedra y me produce escalofriantes descargas de placer, esto se esta convirtiendo en una paja de campeonato.

El frenesí comienza a inundarme, suelto mi esponja, agarro mi pecho, pellizco mis pezones, la respiración se me altera con facilidad, un par de dedos entran en mi, ummm, como me encanta penetrarme. Me agarro un pecho, llevo mi pezón a mi boca, y mi lengua hace el resto. Estoy que voy a explotar, cojo la ducha la dirijo directamente a mi coño, que ya chorrea flujos que se diluyen entre sales, jabón y los sudor. Es completamente electrizante, tres dedos me inundan de placer, me viene a la cabeza cuando Jesús en aquel apartamento me tenía abierta a su entera disposición, y me propinaba una paja de categoría introduciendo 4 dedos. Me vuelve loca acordarme de mis amantes, me voy a correr, mis tres dedos vuelan dentro de mi, gimo, me muerdo los labios, suelto la ducha, uso toda mi mano para frotarme el coño, me corro, no aguanto mas, dios, me voy a correr. Aaaaaaaa, mi cuerpo se arquea por completo mis dedos están mas dentro que nunca. Y yo he expulsado toda la tensión del día.

Diez y media, salgo de la ducha, me seco suavemente con mi albornoz, y caigo en la cama completamente desnuda, y completamente satisfecha. Mañana llamare a Jesús… sin duda alguna