Después de la noche de fiesta en familia...

El encuentro hot con mis tíos había sido producto de una noche de fiesta y copas... después de eso había que encarar la realidad.

Después de tener un encuentro caliente con mis dos tíos, volvimos a la fiesta de bodas de mi primo. Ya recuperados de la resaca del alcohol, tratamos de manejarnos de la manera más natural posible, como si nada hubiese ocurrido entre nosotros a penas hacía unos minutos.

En casa de tío Manuel había quedado guardado nuestro secreto, quedó en las sábanas húmedas de sudor y de liquidos genitales derramados y tapados por un covertor. Mezcla de culpa y satisfacción.

Al amanecer, la fiesta llegó a su fin... y llegó el embarazoso momento de despedirnos de todos, el momento de mirarnos a los ojos como si nada hubiese pasado, saludarnos entre nosotros, besar a sus esposas como una buena sobrina y seguir nuestro camino.

Manuel, quien me había penetrado esa noche, no era mi tío de sangre, él se había casado con mi tía Betty hacia 30 años. Me conocía desde que yo era una niña. Beto si... él esa noche lo había olvidado por completo al derramar su esperma en mi boca, que era la hija de su hermano mayor... y yo también había olvidado eso cuando tenía la pija de Manuel dentro mío.

Una semana antes de la Noche Buena, mi tía Betty (esposa de Manuel) me llamó por teléfono para que organicemos la cena. Estuvimos charlando un rato largo... se la notaba preocupada... me dijo que notaba que su marido estaba esquivo con ella, que estaba algo deprimido por algo que ella no alcanzaba a entender. Traté de tranquilizarla, diciendole que quizas la cercania con la Navidad lo ponia melancólico. Era obvio que la culpa por haber tenido sexo con la sobrina de su mujer, lo estaba atormentando.

Esa misma semana recibí un mensaje de texto de mi tío Beto que decía: << no logro sacar de mi cabeza aquella noche. no sé como hacer para dejar de pensar >>.  Era evidente que los 3- a pesar de querer borrar todo - estabamos afectados por lo sucedido.

Y pasaron los días... y llegó la Noche Buena. La tradición familiar era cenar en casa de Betty y Manuel para esa fecha y luego pasar fin de año con el tío Beto y su mujer Marta.

Traté de enfrentar con la mayor naturalidad esa noche, mientras me vestía, tenía una mezcla de culpa con nerviosismo, curiosidad y excitación por volver a encontrarme con ese hombre que me había hecho suya con tanta pasión. No podía evitar recordar la sensación de su verga gruesa y dura penetrando al desnudo en mi vagina empapada por la excitación... no podía sacar la sensación de calor, no podía evitar los espasmo y la humedad que causaba en mi vagina recordar eso.  Sin dudas, ser penetrada por un hombre así era lo mejor que había sentido en mi vida.

La calentura dejó de lado la culpa y decidí elegir la ropa interior más sexy y el vestido más osado que tenía. Uno rojo, super ajustado con un escote pronunciado que dejaba asomar mis tetas y marcaba la cola de un modo impresionantemente llamativo para los ojos de cualquie hombre. Elegí los zapatos de tacos que mi tío me había regalado para el cumpleaños.

Cuando llegamos a la casa estaba todo preparado... mi tía Betty me pidió: << Ceci, podes ir a buscar a tu tío que está arriba??? lo llamo y no me escucha>>... intenté poner una excusa para evitar el momento. pero no se me ocurrió nada válido... subí las escaleras con dudas y con las palpitaciones aceleradas.

Empecé a buscar por los pasillos y finalmente lo encontré en la habitación de huéspedes donde habiamos cogido esa noche... sentado en la cama, con la cabeza gacha y pensativo. Al percibir mi presencia se incorporó con una mezcla de susto y una sonrisa forzada en la cara, que pronto se transformó en una mirada profunda que observaba mi cuerpo de arriba a abajo.

  • Hola preciosa... que... como... - tartamudeaba

  • Hola tío - le dije timidamente y bajando la mirada - la tía quiere que bajes. Y me dí la vuelta para salir, cuando sentí que me tomaba por la cintura con una mano, mientras con la otra cerraba la puerta frente a mis narices. Me quedé helada, apretada mi espalda contra su cuerpo... sintiendo su respiración en mi cuello y su pija parada apoyada sobre mis nalgas.

  • No te vayas beba, no puedo dejar de pensar en vos... siento culpa pero me tenes re caliente... no sabés las veces que derramé mi leche masturbándome pensando en vos... - susurraba en mi oido cada palabra entrecortada por la calentura - quiero que seas mia otra vez, sueño con vos casa noche, no puedo concentrarme... hace años que no tengo sexo con tu tía y vivo con la pija parada por tu culpa. Necesito que seas mia.

  • No podemos acá... está toda la familia abajo... nos esperan!!! - todo eso me parecía una locura, pero realmente sentir su pija dura golpeando mi cola y sus palabras calientes en mi cuello había hecho que mi vagina empezara a lubricarse de una manera fenomenal.

Mi resistencia no fue demasiado convincente para él, me dió vueltas y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus manos comenzaban a recorrer las nalgas, los pechos y la entre pierna sudorosa... mientras yo sacaba de su pantalón esa verga gruesa y dura que tanto me había hecho gozar.

Así mientras nos besábamos y nos manoteábamos en un intento desesperado por hacer todo rápido, escuchábamos los sonidos de abajo, atentos a cualquier ruido, a cualquier llamado de la familia.  Manu empezó a masajear mi clítoris mientras yo me ocupaba de agitar su pija rítmicamente, fundidos en un beso profundo de lenguas luchando alocadamente.

Sacó uno de mis pechos del escote y comenzó a succionar el pezón como un bebé hambriento... ese hombre sabía lo que hacía y lo hacía con la desesperación de un macho cabrío contenido que no cogía con su esposa hacía ya más de 2 años.  Quería que yo sea su hembra.

Mi primer orgasmo llegó con sus dedos entrando a mi vagina caliente y empapada... él ahogó los gemidos con su boca y con su lengua que introdujo lo más profundo que pudo, mientras yo seguía sacudiendo su verga.

  • No me hagas acabar amor... quiero meterte mi poronga... esa concha empapado lo pide a gritos!!!

Fue así como me llevo de un tirón hasta la cama, me hizo poner en 4 patas y separando con los dedos la tanga a un costado, comenzó a jugar con la punta de su pija... frotando... volviendose loco porque eso me provocaba temblores.

Desde abajo se escuchó la voz de mi tía llamando a su marido: << Manueeeellll, Ceciiii!!! >>... quedamos paralizados..., pero para evitar problemas, Manuel decidió acercarse a la puerta, entreabrirla y contestar... << Amor, en 15 minutos bajamos, le estoy mostrando a tu sobrina las fotos del casamiento>>... mi tía le dijo que cuando esté la mesa servida nos avisaria... que todavía debían llegar otros invitados.

Manuel seguía con la pija erecta, cerró la puerta con llave, y volvió a su tarea de resfregar la punta gorda sobre la entrada babosa y palpitante de mi argolla... no podía pronunciar palabra... no podía creer estar disfrutando eso sin los efectos de las copas!!! era maravilloso el morbo de saber que en el piso de abajo estaban mis padres, mi primo con su familia y mi tía... mi pobre tía... que no sabía lo que se estaba perdiendo!!! y que por no coger con su marido, yo estaba disfrutandolo.

Cuando no pude más resistir ese juego le pedí con un susurro exigente...<< tiiiiioooo, metela por Dios... que sufro... metela>>

No terminé la frase cuando sentí ese hermoso pedazo de carne tiezo entrando a mi cuerpo...

  • AAaaggggg.... - un grito ahogado de placer brotó de mi garganta - miiiii amoooorrrrrr!!! que lindo sentirte de nuevo en mi concha, te extrañé!!!

Manu había iniciado una danza desenfrenada dentro de mi concha, aferrado a mis caderas seguía el ritmo de la música ligera que venía del comedor:

  • Ayyyy mi bebaaaaa, que concha hermosa, no puedo más, voy a acabar!!! - salió de adentro de mi hoyo para evitarlo y comencé a chuparsela para tenerlo caliente, mientras se la comia mirandolo a los ojos me decía - quiero seguir mamita!!! uffff, por Diosssss, pero no tengo forros!!!

Esas palabras, lejos de darme miedo me exitaron... sabía que mi tío era un hombre sano, higienico y cuidadoso... y yo tomaba pastillas... por lo que sin pensarlo, dejé de lamer su rica verga y me puse de nuevo en posición de perrita caliente.

  • Dale amor, cogeme... esta todo bien... - su momento de duda se fue cuando vio que de mi vagina brotaba un hilo baboso y blanco que chorreaba hacia la pierna.

En ese momento sin dudarlo un segundo me penetró de un solo golpe hasta el fondo... presionando más y más la punta de su verga para tocar el fondo de mis entrañas... nos quedamos unos segundos asi inmóviles... escuchando en silencio los ruidos de abajo.... estaban todos charlando, contentos, sin sospechar que arriba tío y sobrina estaban gozando del sexo prohibido.

Manuel empezó a montarme, primero lento, gozando de cada roce... después acelerandose al escuchar mis gemidos... con la cabeza de su pene estaba estimulando mi punto G, lo que hizo que me volviera loca e incrementara mi placer al máximo al sacudir simultáneamente mi clitoris con mis dedos...

Esa hermosa sensación... de tener la verga de mi tío tocando mi punto G, mis dedos frotando el clítoris y un dedo de Manu entrando a mi ano... hicieron que de mi vagina ardorosa brotara un chorro de eyaculación... tan potente que expulsó su verga hacia afuera.

Al ver semejante escena... Manuel no pudo más que volver a penetrarme y con sólo dos movimientos... acabar con un chorro espeso, largo y caliente dentro de mis entrañas... No paraba de drenar su pene dentro de mi.

<< Manuuuu... bajá por favor!!! necesito ayuda con las bebidas!!!>> - se oyó la voz de mi padre desde abajo.

Traté de escabullirme, cruzando el pasillo para lavarme en el baño y perfumarme para eliminar el olor a sexo que nos impregnaba la piel. Manuel fue conmigo al baño... yo acomodaba mi escote, mientras él lavaba su pene en el lavamanos y besaba mi cuello.

  • Te adoro... mi hembra... vamos, vamos, que nadie se de cuenta que salimos juntos del baño... por Diossss!!!

Sali primero... en la puerta estaba parado un sobrinito de mi tío que nos buscaba a pedido de Betty... lo tomé de la mano y bajamos las escaleras lo más rápido posible para que el tío pudiera salir unos minutos más tarde sin que haya sospechas.

Nos sentamos como si nada hubiese pasado... pero esta vez sin culpas... compartiendo y entrecruzando miradas calientes...

Toda la noche sentí mi ropa interior mojada... ardiendo mi concha cada vez que nos mirabamos... y sintiendo que esa noche empezaba un capítulo nuevo en mi vida... uno impensado... el de ser la hembra de un hombre que me había tenido sentada en sus rodillas jugando al caballito a mis 5 años... y que ahora jugaba a que yo era su yegua en celo, bailando entre mis piernas como un maduro caballo desbocado y salvaje.

Habrán más noches para compartir con ese macho que estuvo tanto años escondido tras el disfráz de un tranquilo tío?... mmmm... ya lo sabrán.