Después de la muerte de Xavier VIII
La sombra de Xavier Espero que esta vez esté bien subido
-Me despertó la alarma del móvil , eran las ocho de la mañana, Julia llegaba a las Díez, me sentía extraño, volver a ver a Julia me hacía estar nervioso, me recordaba a la vuelta al colegio, ella siempre con su melena pelirroja, a penas con catorce años y ya era más alta que Xavier y yo, segura de sí misma entraba en la clase con su cabeza alta como diciendo" aquí estoy yo", nos habíamos criado en el mismo bloque de pisos, desde pequeños fuimos siempre los tres juntos;Guardería, escuela e instituto, parecíamos los tres mosqueteros, descubrimos el mundo juntos, Xavier siempre delicado por culpa de una enfermedad genética que le afectaba al corazón, pero jamás se sintió solo, Julia y yo estábamos siempre con el, éramos siempre tres, para ir al cine o para tener nuestras primeras relaciones sexuales, Julia era echada para adelante, poco a poco nuestros juegos fueron tomando más cuerpo, Xavier llego a un punto en que no interactuaba tanto pues su corazón hacía que se agotará con más facilidad con lo cual yo tomaba el mando llevando a Julia a mi terreno, desde joven Julia era fiera en la calle y sumisa en la cama, todo cambió cuando conocí a Paula, siempre supe que el ser cuatro rompía un poco el equilibrio creado entre nosotros, hubo una época en la que Julia sintió celos de Paula, aunque no me lo demostró yo la conocía muy bien como para darme cuenta de su cambio, nos separamos por poco tiempo, en el cual inicie el romance con Julia, lo típico; cine, discoteca.El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos, era Amelie.
-¿Andrés ?perdona si te he despertado.-Su voz era melosa, sonaba como el ronroneo de una gata.
-No tranquila, estaba despierto.
-Han detenido a Carlos en el aeropuerto intentando salir del país.
-¿cómo sabía que iban a por él?-Me preocupé pensando en quién podía ser el topo.
-Solo dos personas lo sabían, Jennifer y Peter. Mi padre quiere adelantar sus movimientos, hoy a las once se hará oficial de la adquisición del sesenta por ciento de las acciones de Adam & John, que pasarán a mi nombre, me gustaría que pudiéramos hablar de los planes de empresa, te necesito Andrés, no sé si estoy preparada para llevar esto sola.-Su voz se le notaba nerviosa.
-Tranquila, tu padre no te habría puesto si no tuviera la certeza que podías hacerlo.
-No se Andrés, esto es muy grande.
-Mira hacemos una cosa, cenamos esta noche y hablamos, ¿te parece bien?
-Vale, te llamo, un beso.
-Un beso Amelie.
Baje a desayunar al bufete, unos huevos con bacón y dos Cafés cargados me pusieron las pilas,se acercaba la hora de ir a buscar a Julia, intentaba imaginar su cara cuando se abrieran las puertas de llegada, tenía tantas cosas que hablar con ella, ¡dios! En ese momento me di cuenta de lo importante que era en mi vida.
Al abrirse las puertas la distinguí entre la gente, dos maletas una en cada mano y su melena pelirroja al viento, recordaba cuando nos metíamos con ella, le decíamos que era adoptada pues ninguno de sus padres era pelirrojo, se hinchaba como un pavo lanzando insultos a diestro y siniestro, pero todo terminaba riéndonos de nosotros mismos.
Un brazo levantado fue la señal que me había descubierto, sus tejanos rotos, unos botines negros y una camisa ancha hacían que cualquier hombre tuviera la necesidad de mirarla, así era ella, no dejaba indiferente a nadie.
-Andrés, qué ganas tenía de verte.-Su perfume, su suavidad me retrocedían a tiempos pasados.
-¡Julia! Como estas ¡Dios! Te veo bien.-Me separé de ella mirándola de arriba a bajo.
-Estupenda ¿no crees?.-Dijo dando una vuelta para que pudiera admirar su cuerpo por completo.
-Ya lo creo, más delgada ¿No?.-Mi mirada se había clavado en sus nalgas, redondas y tersas.
-Un par de quilos.-Dijo riendo al descubrir mis ojos mirando su trasero.-Pero Vámonos de aquí, tengo ganas de ducharme, en Barcelona hacia uña calor de muerte. ¿Dónde dormiré ?
-Conmigo, me olvide de reservar una habitación ¿Te parece bien?-Era mentira pues desde un principio quería que durmiera conmigo.
-No esperaba menos.-Su sonrisa pícara no dejaba dudas de que es lo que quería.
Al llegar al hotel me senté a repasar los emails por si hubiera algún problema con Alberto, todavía no me había planteado que haría con él, Julia salió de la ducha con una toalla enrollada a su cuerpo la cual le cubría desde el nacimiento de dos hermosos pechos hasta las rodillas, se había perfumado, reconocía ese olor canela & chocolate, hacía mucho que lo gastaba, me gire para verla, nuestras miradas se encontraron, abrió su maleta y sacó un juego de ropa interior, sin decir nada dejo caer la toalla, aprecie su ninfa tatuada en su nalga derecha, sentía mi pene despertar, aún recuerdo cuando fuimos los dos a tatuárselo, era un chico joven, Xavier no había podido ir por qué tenía trabajo, en aquella época mi dominio sobre ella era absoluto, recuerdo que mientras el chico la estaba tatuando ella no paraba de mirarme pidiendo a gritos que hiciera algo, recuerdo que me levante y bajo la asombrada mirada del pobre chaval me baje los pantalones de manera que Julia me estuvo haciendo una felación a la vez que la tatuaban en la nalga, una buena propina hizo que el chaval se tranquilizara, nos estuvimos riendo de aquello toda la tarde.
-En que estás pensando.-Preguntó Julia al verme con la mirada perdida.
-No te vas a creer, no sé si decírtelo.-Me comencé a reír cosa que hizo que Julia también sonriera aún sin saber el motivo.
-¿Me lo vas a decir o te lo tengo que sacar?.
Julia se había echado encima mío intentando hacerme cosquillas, su roce hizo que me encendiera y no pude más que lanzarme a sus labios, esos labios carnosos que me transportaban a nuestra juventud, su olor a menta del dentífrico, el olor de su champú, sus hermosos senos, todo ello era ella, abrió su boca entregándose, mis manos ya recorrían su cuerpo reconociendo aquel terreno que una vez fue mío, nos abrazamos y caminamos directos a la cama cayendo sobre una de sus maletas que fue a parar al suelo por una patada de Julia, nos quedamos mirando.
-Cuánto te he echado de menos Julia.-Solo sabes que te falta algo cuando lo pierdes, en ese instante me di cuenta que me había perdido muchas cosas.
-¿A sí? y como me lo vas a demostrar.
Una sonrisa acompañada del brillo de sus ojos me indicaron que tenía libre el camino, recorrí su cuerpo saboreándolo con mis labios, necesitaba reconocer ese cuerpo, sentirlo una vez más, sus manos acariciaban mi espalda, mi boca llego a su destino, aparte su tanga despacio, le mire a los ojos, estos estaban semi cerrados, sus labios limpios de vello ya estaban abiertos para mí, recorrí sus pliegues sin darme prisa, quería apreciarlo, saborearlo, el sabor de unos fluidos en mi boca me calentaron más, mis dedos separaban mientras mi lengua se introducía descubriendo todas esas formas, necesitaba beber de esa fuente, notaba como Julia intentaba cerrar sus piernas por el placer que sentía, su mano intentaba separarme de ella, sus gemidos se apoderaron de la habitación, no deje que me separará, tenía mi tesoro y no lo iba a soltar de ninguna manera, sentía sus fluidos mojando mi barbe de dos días, levante la cara para ver sus ojos cristalinos adornados por una sonrisa, me levante recorriendo el camino a la inversa hasta llegar a sus labios, sus piernas se cruzaron en mi espalda a la vez que juntábamos nuestras lenguas, se mezclaron los sabores de su ser con nuestras bocas formando una mezcla llena de éxtasis, sus manos jugaron con mi corto cabello intentando crear remolinos, me salí de su boca para ir al encuentro de sus pechos, ¡Dios!, esos pechos, te llenaban la mano haciendo que su pezón rosado emergiera de las profundidades, los recorrí con mi lengua capturándolos con mis dientes , sus piernas me apretaban cada vez más, quería ser penetrada, pero yo quería todavía más antes de poseerla, quería que me lo rogará, que se abriera como rosa en primavera ante los rayos de sol, quería que me lo pidiera, seguía jugando con sus pechos intercambiando, besos y pequeños mordiscos, sus labios ya estaban separados inhalando aire.
-Por favor Andrés follamé ¡joder!.-Eso es lo que quería oír, aún lleve mis manos de nuevo a su coño, seguí torturadora, dures dedos entraron en su cueva para follarla con fuerza, una de sus manos se dirigieron al brazo que la hacía subir a la ola.
-Joder, joder.-Julia chillaba retorciendo su cuerpo, levantaba su cabeza para ver mi mano entrando y saliendo de su coño, mordía su labio inferior intentando apagar el fuego que sentía.
-Te gusta ¿verdad?, dímelo, dímelo joder.
-¡Si cabrón! Joder si.
Notaba como mi mano se iba mojando cada vez más, al final decidí que no podía esperar más sin penetrarla, me coloqué entre ella y la hundí en aquel lago, sus caderas empujaban para sentirme por completo, mis movimientos ya fueron rápidos, notaba la humedad de sus paredes al aprisionar mi pene, lo estrujaba haciéndolo prisionero, nuestras bocas se juntaban besándose, me di cuenta que unas lágrimas asomaban en sus ojos, pero una sonrisa me tranquilizo y sin decir nada supe que eran de placer, al cabo de diez minutos llene esa cueva con mi semen, me desplomé encima de ella sin retirarme de ella.
-¿He hablado con Paula antes de salir de Barcelona?.-Dijo Julia una vez que nos habíamos quedado los dos mirando al techo como si estuviéramos mirando el firmamento.
-¿Cómo está?-Una descarga eléctrica atravesó mi cuerpo cuando oí el nombre de Paula.
-Jodida Andrés, esta descolocada, se siente sola.-Dijo Julia sin apartar la mirada del techo.
-Tiene a Sonia.
-No, está en vuestro piso sola, me ha dicho que no podía irse de esa manera y que le pidió tiempo a Sonia.-No sé, pero me sentí aliviado.-Tenéis que hablar Andrés ¿Qué os pasó?.-Ahora se había girado para mirarme directamente a mis ojos, su melena roja estaba revuelta sobre su cabeza, era tan salvaje ¡Dios! Daban ganas de besarla hasta morir.
-No se...es difícil, a veces ni yo mismo lo entiendo.-Dije manteniéndole la mirada.
-Pues dime, cuéntame para que pueda entenderlo, erais una pareja ideal.-Su mano acariciaba mi pecho, seguía las líneas del techo con la mirada como intentando llegar al punto de origen.
-Después de lo de Xavier...-Me costaba recordar aquellos días, sentía frío viendo a Xavier en aquella caja, todos nuestras risas estaban en ella, nuestras ilusiones se iban con él en una puta caja de madera.-Me sentí caer al vacío Julia, como si hubiera estado sujeto a él y de golpe caes sin poder sujetarte a nada.
-Pero estaba Paula, ella siempre te ayudo, y sin embargo te cerraste en ti mismo, Paula me contó que fue como si te hubieras ido y el que estaba allí fuera otra persona.-Me levante de la cama, era como si necesitara encontrar una posición diferente para poder hablar de ello, no me sentía cómodo hablando de aquello tumbado en la cama, me senté en el escritorio viendo a Julia allí tumbada.
-Después...después de aquello perdí las ganas de vivir, no me importaba nada, me daba lo mismo todo, oía a Paula pero nada de lo que dijera hacía que volviera, era...no sé cómo explicarlo, como si estuviera en otro mundo, un mundo de oscuridad y de dolor, solo veía a Xavier corriendo delante de mí, o me venía a la mente su imagen picando en mi timbre como cada mañana para ir a la escuela, todo eran imágenes suyas, cada hora, minuto y segundo lo veía, sé que Paula hizo todo lo posible por sacarme de aquella caja de madera que yo mismo me estaba construyendo.
-¿Y qué pasó en vuestra relación de pareja para olvidarte de quién eras?
-¿Olvidarme de quién era?-Sabía perfectamente a lo que se refería, pero necesitaba ganar tiempo ¿Cómo explicar mi caída? ¿Cómo explicar que cedí a mi mujer a otro?
-Sabes a lo que me refiero, tienes que hablar, vacíate conmigo, estoy aquí Andrés, no te preocupes, para mí sigues siendo aquel Andrés con ganas de comerse el mundo, porque eso es lo que eres, un hombre que siempre soñaba con comerse el mundo, ¿cuándo empezasteis con los juegos?.-La miraba sabiendo que no tenía salida, Julia no se daría por satisfecha con las migajas de mi historia, ella quería llegar hasta el final, sentía como si me arrancará un trozo del alma con cada palabra o frase que salía de mis labios, aquello estaba tan profundo que para extirparlo tendría que sacrificar partes sanas, pero quizás era el precio a pagar.
-Paula como sabes siempre fue muy activa sensualmente, pero Julia.-Vi que se levanto de la cama y fuma a sentarse en una silla al lado mío, allí desnuda mirándome a los ojos, sus piernas cruzadas guardando el secreto entre sus piernas, aquel que hacía apenas unos minutos había profanado.-Cuando estábamos en la cama...te juro que intentaba satisfacerla ¡joder!, pero era como si mi cuerpo no sintiera nada, Paula se movía encima mío intentando complacerme pero yo lo único que podía hacer era disimular, ¿te imaginas?, disimular que disfrutaba de ella, por supuesto Paula se daba cuenta, entonces hacíamos como si no hubiera pasado nada y así hasta la siguiente noche, esas noches se fueron distanciando, yo intentaba llegar tarde a casa después del trabajo en el cual tampoco funcionaba, solo entraba en mi oficina y mi mente se perdía en imágenes de los dos o los tres, y volvía a caer en aquel pozo que parecía tragarme cada vez más profundo. Un día Paula se sentó delante de mí.
*Andrés, tenemos que buscar ayuda.-Sus ojos estaban llenos de lágrimas, creo que incluso en aquella época Paula había perdido peso, sé que sufrió mucho.
*¿Qué tipo de ayuda?, para follar no necesito ayuda.-Me sentí herido, traicionado, pero sabía que en el fondo tenía razón.
*No Andrés, no se trata de follar, cariño te estás matando, no puedes seguir así, yo también quería a Xavier pero...la vida sigue y no puedes hacer nada más que recordarlo, pero no creo que le hiciera gracia saber que su amigo se va hundiendo cada día un poco más.
-Me levante de golpe y salí de casa sin decirle nada, no quería ni verla, era como si diciéndome que me olvidara de él lo volviera a matar, ¡joder!, no podía entender Paula de que era Xavier, y no uno más, ella se quedo sentada viendo cómo salía por la puerta, intento llamarme pero no mire hacia atrás, estuve todo el día andando por Barcelona, ni siquiera comí nada, veía a la gente andar alrededor mío, tenía ganas de chillar, de decirles que se detuvieran que Xavier no estaba joder, los veía caminar, hablar o reír mientras yo solo podía llorar, llegué a casa sobre las doce de la noche, Paula seguía en el mismo sitio, sentada en la silla con la cabeza apoyada sobre la mesa, ese fue un golpe muy duro para mí, ella se había pasado todo el día esperándome, me pregunté ¿qué estaba haciéndole a ella?
Me levante para sacar una botella de agua del mini bar, después de echar un trago se la ofrecía a Julia quien la rechazó, eran casi la una-Te parece si vamos a dar una vuelta antes de comer, necesito aire Julia.
-Vale, pero no te voy a dejar hasta que me cuentes todo lo sabes ¿Verdad?-Una sonrisa dulce acompañaba sus palabras.
-Te prometo que te lo contaré todo, pero dame un respiro.-Le dije besando sus labios.
Al salir del hotel me entro una llamada de Laura la mujer de Alberto, me había olvidado de él.
-¿Alberto?-Su voz reflejaba preocupación.
-Si Laura ¿qué pasa?
-No lo sé dímelo tú, Alberto se ha encerrado en su despacho, está como ido, solo dice que la ha cagado, que busque un abogado y nos e que más tonterías, por favor dime qué pasa e hablado con Paula, ella me ha dicho que hable contigo. Seguramente al detener a Carlos este hubiera incriminado a Alberto, no sabía si Paula lo sabría.
-Laura escúchame, dile que se tranquilice, que no hable con nadie hasta que no vaya yo, ¿las crías?.-Tenían dos hermosas hijas de doce y diez años, Laura y las niñas no tenían la culpa, no iba a permitir que ellas pagaran por Alberto.
-Se las voy a llevar a mi madre, no pueden ver a su padre así, ¿pero qué ha pasado Andrés?¿ qué ha hecho?-Sentía como comenzaba a llorar.
-Es difícil de contar por teléfono, mira de tranquilizarte, te pasaré el teléfono de un abogado, no te preocupes yo me encargaré de los gastos, pero procura tranquilizarte, estaré en Londres un par de días solucionando algunas cosas, en cuanto llegue a Barcelona hablamos y te explico todo, pero ahora necesito que seas fuerte ¿Podrás ?.-Un silencio me indicaba que Laura estaba intentando asimilar mis palabras.
-¿Laura?-Pregunté intentando sacarla de sus pensamientos.
-Sí, Andrés lo intentaré, gracias.
-De acuerdo, un beso Laura.
-Un beso Andrés.-Su voz se había apagado dejando que sus palabras salieran entre un susurro.
-¿Qué vas a hacer?-Dijo Julia una vez que había acabado la conversación con Laura.
-Laura y las niñas no tienen la culpa Julia, ellas no van a pagar por él, todavía no se lo que voy a hacer, prefiero pensarlo en frío, no es momento de tomar decisiones, pero el pagará eso te lo aseguro, pero tengo que buscar la manera de que Laura salga lo menos perjudicada.-Alberto pagaría eso lo tenía seguro, aquel que decía ser mi amigo, todavía no entendía su comportamiento, quizás estuviera con problemas financieros o no, pero eso no justificaba el hecho de humillarme con Paula y Carlos, de eso no me podía olvidar.
Estuvimos andando por las calles de Londres, cogidos de la mano como una pareja normal, sobre las dos entramos en un italiano a comer, un poco de pasta y una botella de vino tinto italiano hizo una comida fantástica, Julia no paraba de mirarme con su sonrisa.
Sobre las cuatro de la tarde estábamos entrando en la habitación, nada más cerrar la puerta la abrace besándola, no podía dejar de besarla, hicimos el amor otra vez, me había quedado medio dormido cuando oí la ducha, me levante y allí estaba esa ninfa mojada por el agua, me metí con ella para abrazarla un beso de hola y adiós de Julia que riendo salió de la ducha.
-No soy tonta, tienes que seguir contándome lo que pasó.-Dijo antes de salir del lavabo.
Al salir la encontré vestida con unos pantalones cortos de deporte y una camiseta ancha, me la quede mirando con deseo.
-No, Andrés de momento ya está bien, ven siéntate y continúa.-Dijo dando unos golpes con la mano sobre el colchón, me acerqué y la bese de nuevo, pero sabía que por mucho que me doliera tenía que seguir hablando, me daba cuenta que el vaciarme con Julia me sentaba bien, era como ir descargando las piedras de tu espalda, supongo que al tratarse de ella era diferente, no juzgaba simplemente escuchaba.
Continúe desgarrándome por completo, me levante de la cama para pensar en cómo continuar aquella pesadilla.
Cuando encontré a Paula en aquella silla algo se rompió dentro de mí, sentí dolor, pesadumbre y remordimientos, no podía hacerle daño a Paula, esa noche me acosté en la habitación pequeña no quería molestarla más, pero Paula amaneció conmigo en aquella cama pequeña, recuerdo sus primeras palabras al despertarnos.
- No te vas a librar de mí tan fácilmente.
*Ni yo quiero que te libres de mi Paula.
¡Dios!, creo que eso me inyecto en las venas oxígeno de golpe, empezamos el tour de los médicos, psicólogos, pero todo lo que proponían no daba resultado, un día Paula me comentó sobre unos amigos de un familiar o no se...no me acuerdo, allí fue cuando conocimos a Manolo y Esther, llevaban una clínica de psicología alternativa, una especie de no sé...como hippies, después de varios encuentros nos recomendaron que cambiáramos nuestra vida desde la base, me hicieron guardar las fotos de Xavier.-En ese momento me detuve mirando a Julia, no sabía cómo entendería que yo retirara las fotos de su marido.
-Tranquilo Andrés, lo entiendo.-Su mirada no dejaba dudas, para ella también era duro.
Bueno las retire todas menos la que estábamos de acampada ¿te acuerdas?.-dije mirándola, enseguida la recordó y con una caída de ojos me indicó que se acordaba.-Esa la deje en mi despacho, no podía deshacerme de aquella foto, jamás por ninguna circunstancia, pero las demás que estaban por toda la casa las guarde en un cajón, y empezamos a andar el camino cuesta arriba, luego decidí crear una empresa, me sentía ahogado en el trabajo y me aconsejaron intentar cambiar, así que un día hablando con Alberto un amigo de la facultad decidimos emprender la aventura de crear nuestra empresa, el tema del sexo había mejorado pero seguía sin ser yo, Paula intentaba hacer todo lo posible, pero seguíamos igual, era como si me desconectara cuando estaba con ella.
-Déjame que me vista, estoy cogiendo frío.-Julia se levanto de la silla para recoger la maleta del suelo, mientras la veía buscando al go que ponerse seguía viendo aquella ninfa de su nalga, ella sabedora de mi pasión por sus nalgas giraba su cabeza para comprobar que no le perdía ojo, escogió unos pantalones cortos y una camiseta de media manga., una vez vestida volvió a la silla pegándole a mí, me besó en los labios, todavía mantenía mi olor corporal.-Continúa Andrés.
-Todo dio un giro una noche, Paula y yo estábamos tumbados en la cama después de haber estado follando sin mucha suerte, Paula me comentó que había pillado a su jefe en el estacionamiento con una de las secretarías, en un principio nos reímos, no se nos hizo gracia, según ella era un mujeriego, yo le pregunté si con ella había intentado algo, me contestó que alguna vez se le había insinuado, pero que ella le había rechazado de plano, esa noche no volvimos a hablar del tema, pero algo quedó en mi mente, me empecé a comer la cabeza pensando que Paula podía estar buscando algo que yo no podía darle, al llegar la siguiente noche me di cuenta que me ponía el pensar que Paula y su jefe tenían todo el día para hacer lo que quisieran y Paula era una mujer muy ardiente en la cama y si yo no podía satisfacerla quizás al final encontrara a otro que si, cuando llegó busque indicios en ella, no se, miraba su ropa, la olía intentando encontrar algún rastro de colonia que no fuera la suya, pero no había nada que me indicara que Paula hubiera tenido algo con otra persona, por un lado me tranquilizo pero en el fondo me hubiera gustado encontrar algo que me inyectará morbo, así que sin darme cuenta una noche cuando Paula me la estaba chupando saque el tema de su jefe.
- ¿Has vuelto a ver a tu jefe...Ya sabes?
Ella se detuvo con cara extrañada, me miró frunciendo el ceño.
*Lo veo todos los días Andrés ¿Qué quieres decir?
Joder, ya sé que lo ves todos los días, digo ¿si lo has pillado follando con alguna secretaria?
Hombre una cosa es que sea un mujeriego y otra que este follando a todo momento.-Dijo riendo mientras tenía mi polla en la mano a dos centímetros de su boca.
*¿Te gustaría?
*¿El que me gustaría?-Ella sabía perfectamente a lo que me refería.
- ¿Te gustaría que fueras tú la del parking? ¿ser la secretaria que se folla a escondidas?
Notaba que mi polla reaccionaba a aquellos pensamientos, ella se la engulló sin contestarme, le cogí del pelo para que me mirara.
- ¿Dime la verdad? cuando los vistes ¿te tocaste?
*No.-Su seca respuesta era señal que no me decía la verdad, o que quizás era lo que hubiera querido.
- No pasa nada cariño, dime ¿te tocaste?-Se quedó mirándome a los ojos, valoraba el precio de su respuesta.
*No, no me toque, pero... ¿Te molestaría si lo hiciera?
*Por supuesto que no.-La levante y nos besamos, esa noche comenzamos a follar tres, yo me imaginaba a Paula masturbándose viendo a su jefe follar con alguna chica, hacía que me encendiera, note un cambio y creo que Paula también.
Una noche paseando por Barcelona vimos a Carlos, iba con una chica jovencísima, apenas tendría veinte años, el no nos vio, Paula me detuvo en seco.
*Andrés, ¿ves a ese hombre?-Me dijo señalando a un hombre que iba delante nuestro.
*Si, ¿qué pasa?
*Ese es mi jefe y la que va a su lado es la nueva becaria.
Ese día le puse rostro a su jefe, nos dimos media vuelta para que no nos viera y nos fuimos a casa, durante el camino me iba imaginando a Paula con Carlos, me la imaginaba en distintos sitios y de diferentes maneras, a veces con el otras haciendo un trió con la joven becaria, nada más entrar en casa follamos como locos, me di cuenta que esas fantasías eran como una droga.
Un día en que yo andaba muy liado con la nueva empresa, Paula tenía una fiesta en la oficina, algo de una inauguración o algo así, Paula quería que fuera con ella pero me era imposible estuve reunido con Alberto toda la noche discutiendo sobre unos nuevos clientes, así que fue sola, cuando Paula llego a casa note algo en su mirada, tenía los ojos tristes como avergonzada.
*¿Qué pasa Paula?-Me abrazó escondiendo sus rizos en mi pecho.
- Hoy lo he hecho Andrés.
*¿Qué has hecho?¿Qué ha pasado?-Le dije separándola de mi.
*En la fiesta vi que Carlos estaba tonteando con Maite, una compañera ¡Joder! estaba su marido y ella tonteando con Carlos, yo estaba viendo como cada vez la iba separando mientras el marido bebía y hablaba por los codos con un grupo de hombres, Carlos la llevo a un despacho, todas allí sabíamos lo que estaba pasando, me escabullí entrando por otro lado a la oficina, no me preguntes porque, me quede mirando como la besaba, Maite estaba totalmente entregada a él, mis manos empezaron a moverse por mi cuerpo, Carlos comenzó a desabrocharle la camisa sin dejar de besarla, mientras ella masajeaba su polla por encima del pantalón, yo entre la bebida y ... no se...empecé a tocarme oculta detrás de un armario, había poca luz con lo cual era casi imposible que me vieran, Carlos hizo que se agachara.
*Eso es puta, sácasela a tu jefe, demuéstrame lo que vales.-Le decía viendo como Maite le bajaba a cremallera sin dejar de mirarlo.
- Eres una puta, tú marido a diez metros y tú buscando la polla de tu jefe puta.
Yo tenía mis manos en mi coño, no sé en qué momento o cómo llegaron, pero ver la situación hizo que me calentara, me masturbe Andrés.-Se cayó esperando mi reacción.
*No pasa nada, todo está bien.- La abrace con fuerza haciéndole ver que todo seguía igual, aunque en mi mente empezó a imaginármela en la situación, su jefe follando a una compañera a diez metros de su marido, mi polla comenzó a crecer, cogí a Paula y la lleve ala habitación, mientras estaba encima mío comencé a hablar de lo que había visto.
*Cuéntame lo que hacía Carlos.
*Le hizo que le comiera la polla durante más de diez minutos, ¡Joder! como la mamaba Maite, después la desnudo por completo mientras él seguía vestido.-Yo seguía follando con Paula, mis manos agarraban sus pechos con fuerza mientras Paula movía las caderas alrededor haciendo que sintiera toda la humedad de su coño.-La colocó apoyada en una mesa, esta no dejaba de mirar hacia atrás, Carlos se colocó entre sus nalgas chupándole el coño, Maite no dejaba de gemir, yo tenía mis dedos metidos en mi coño follándome sin parar.-Paula se levantó de mí para situar mi polla a la entrada de su culo, se ensarto y siguió cabalgando a medida que me describía el polvo de Carlos.-La embistió por el culo, joder, yo me había corrido y seguía caliente.
*Así te tenía que ver tu marido, puta, con mi polla en tu culo, zorra.-Le decía Carlos mientras está no dejaba de gemir, la estuvo follando veinte minutos, se podía oír el ruido de la mesa junto con las palmadas que este le metía en las nalgas de Maite.
Mi mente estaba en aquella oficina, veía a Paula masturbándose, su mano se movía por su coño, se metía tres dedos intentando llegar al fondo.
*¿Te corriste viendo a Carlos follando?
Paula gemía moviéndose sobre mí, movía sus caderas en redondo, tenía los ojos en blanco, ni sabía si estaba pensando en mi o en Carlos.
*Si, me corrí Andrés.
Se detuvo un segundo mirándome, sus ojos estaban brillosos, me gire haciendo que quedará debajo, saque mi polla de su culo y se la hundí en el coño.
*¿Te gustaría que te follará?, eso es lo que te gustaría Paula.
*Si.-Susurró.
*Si ¿Qué?-Necesitaba que lo dijera, cada vez sentía más morbo, cada vez mis fantasías se hacían más reales.-Dime si ¿Qué?
*Me gustaría que me follara.-Cada vez mis envestidas eran más fuertes, era como gasolina en un incendio.
*¿Qué te follara como a la puta de Maite?, ¿ser su puta?,¿ es lo que quieres?
*Si joder.-Note su orgasmo mojándome, al momento sentí que me vaciaba dentro de ella, en un año desde que comenzó mi caída, fue la primera vez que me sentí bien follando con Paula, creo que en ese momento Carlos se metió en nuestra vida.
Me callé mirando a Julia, tenía una mano acariciando sus pechos, como si fuera un tic,sus ojos tenían un brillo especial.
-¿No me digas que te has puesto cachonda?-Le dije riéndome.
-Un poco, pero no te emociones, tienes cena con Amelie ¿no?-Julia se había levantado de la silla para apartarse de mi punto de mira, me conocía y sabía que como no me enfriara un poco acabaríamos follando de nuevo, eran las ocho y media, nos habíamos pasado la tarde metidos en la habitación, maldije haber quedado con Amelie para cenar, me hubiera gustado quedarme en aquella habitación una semana con Julia.
Nos duchamos de nuevo, después de convencer a Julia conseguí que me masturbará bajo el chorro de la ducha, a las nueve estábamos sentados en nuestra mesa, Julia llevaba unos leggins rojos brillantes, una blusa negra con estampados, sus labios rojos a juego con su bolso y sus zapatos de tacón, estábamos con una copa de vino tinto cuando apareció Amelie, vestía un vestido ajustado de luréx, se le pegada a su cuerpo como si fuera su segunda piel, un escote en V dejaba una visión de sus pechos maravillosa, e igual que Julia sus zapatos de tacón alto hizo que fuera la envidia del restaurante, note la mirada de Julia viendo cómo se acercaba, note esa leona protegiendo su macho ante otra leona pero está más joven.
-Amelie.-Me levante para darle dos besos, su perfume me inundó. Amelie esta es Julia.-Le dije presentándolas, Julia se levanto para darle los besos oportunos, me di cuenta que prácticamente estaban a la misma altura.
-Andrés habla mucho de ti. -Amelie se había sentado enfrente de Julia.
-Espero que bien.-Dijo Julia mostrando una sonrisa.
Durante la cena podía ver cómo se observaban, midiendo los tiempos para no pisarse al hablar, Julia sin querer marcaba el ritmo de la conversación, Amelie me preguntó sobre temas de empresa.
-No sé qué hacer con Jennifer y Peter ¿tú qué crees?¿los despido?.-Su rostro mostraba la seriedad del asunto, Peter era de la confianza de su padre, le daba miedo empezar echando a la mano derecha de su padre.
-Creo que sería bueno realizar una auditoría externa, creo que no tenemos que adelantar los tiempos, sería bueno hablar con Jennifer ¿no crees?-Mi mirada estaba llena de vicio, me vino a la mente la imagen de esta totalmente desnuda con los dedos de Amelie en su coño.
-Si, puedo llamarla y averiguar si ha sido ella la del chivatazo.-Sus ojos reflejaron mi vicio.
A partir de eso la conversación se basó en la vida de Amelie; sus estudios en Francia, universidad etc.
Llevábamos una botella de vino y eso se notaba, prácticamente cualquier conversación acababa en risas.
-Me apetecería algo de música y una copa ¿Quién se apunta?.-Dijo Julia apurando la última copa de vino.
-A mi también, conozco un lugar ideal.-Las dos se quedaron esperando mi opinión.
-Por mi bien, no me irá mal algo de distracción.
Pedí la cuenta y salimos del restaurante, camine detrás de ellas viendo como movían sus caderas, Julia se giró y me guiñó un ojo.
Cuando salí de aquel restaurante me sentí libre, había renacido, ahora sí era Andrés mire al cielo y me acorde de Xavier ¡maldito cabrón! espero que disfrute, sentí como nacía una sonrisa en mis labios, apure el paso colocándome en medio de las dos, mis brazos rodearon sus cinturas y caminábamos por Londres en busca de un taxi .Esa noche dio mucho de sí.
Espero que lo disfrutéis, puedo asegurar que ha sido uno de mis relatos más difíciles que he hecho.
Gracias maestro, sin ti no lo hubiera conseguido.