Después de la muerte de Xavier II
La muerte de su mejor amigo hace que su vida gire ciento ochenta grados.
Recogí la mesa y deje la llave encima de su mesita.
Mañana hablaríamos de nuestras vacaciones.
Paula estaba tumbada de lado, sus ojos estaban cerrados pero no dormía, siempre hacia lo mismo, su respiración me indicaba que estaba sufriendo, le había echado toda la mierda encima, a ella, que estuvo en todo momento a mi lado, ella no quiso comenzar aquellos juegos, fui yo ayudado por Manolo y Esther el que la convenció de dar el paso, Manolo y Esther eran amigos de Paula, Paula desesperada acudió a ella, eran sicólogos, pero era una sicología diferente a lo establecido, vivían en una especie de comuna, nada que ver con los hippies, tenían un camping nudista, nos recomendaron romper con todo y de esa manera empezamos con nuestros juegos, Paula me contaba todo sobre Carlos, sus intentos de tener algo con ella, el cambio de puesto que la hacía ser la secretaria personal de Carlos, la que me decía que si yo quería dejaba el trabajo pues se estaba agobiando de las insinuaciones que recibía día sí y día también por parte de su jefe, de esas manos pérdidas que eran respondidas con miradas reprobatorias, estuvo por dejar el trabajo, pero le aconseje que hablara con el primero y si no se resolvía pues que se fuera de la empresa,se produjo esa reunión con el solucionando el problema, Paula era muy importante para el, se había convertido en su mano derecha no podía prescindir de ella, así hasta que comenzamos nuestros juegos sexuales, la idea era sacarme de la cabeza a Xavier, para eso debía romper con lo establecido, me despedí de mi empresa creando otra distinta, después de eso tocaba cambiar mi relación de pareja, el problema era que nos queríamos con locura, pero había que romper, decidimos incluir a terceras personas para encontrar ese morbo que ocupará mis espacios muertos,así dejaría de pensar en lo sucedido con Xavier.
Me acosté sintiendo mi cinturón rozándome con el pantalón de pijama, normalmente dormía bien con el pero esa noche entre la calor y los nervios acumulados de la cena hizo que me durmiera bastante tarde, sobre las siete de la mañana me desperté descubriéndome solo en la cama, veía el espacio de Paula, un escalofrío recorrió mi cuerpo, no podría pasar mi vida sin ella, me levante de la cama tenía que verla para calmar mi ansiedad, mi corazón volvió a su ritmo normal al encontrármela sentada en la cocina con una taza de café y el humo del cigarro creando una nube en el techo de la cocina.
-Buenos días.-Dije haciendo que girará su cabeza hacia mi posición.
-Buenos días cariño.-"Cariño" esa palabra me tranquilizaba, todo estaba bien.
-¿No podías dormir?.-Dije besando su caliente mejilla, estaba solo con su tanga, su pelo estaba revuelto sin forma, seguramente producto de la mala noche que había pasado.
-No, la verdad es que llevo dándole vueltas toda la noche.-Otra vez el escalofrío se adueño de mi cuerpo, una sensación de frío invadió mi espacio, tenía miedo de oír las palabras que estaban apunto de salir de su boca.-No podemos seguir así, tenemos que solucionar esto antes de que sea tarde¿no lo crees?.-En su mirada no había ni rabia ni rencor, destilaban preocupación.
-Claro, ¿cómo lo hacemos?.-Estaba inseguro, me daba miedo decir o hacer algo que empeorará la situación.
-Si te puedes pillar una semana antes de las vacaciones iría bien, nos podemos ir tú y yo solos los dos y hablar tranquilamente de lo nuestro, yo hablo con Carlos y lo soluciono, ¿crees que Alberto se podrá hacer cargo esa semana?.-Ahora su voz era sería pero en ningún momento dura, siempre había tenido carácter, quizás por eso sobrevivimos a la crisis de la muerte de Xavier.
-No creo que haya problema, hoy se lo digo y organizó mi agenda para quedar libre, el Lunes si quieres nos vamos¿Dónde quieres que vayamos?
-Vamos a la casa de Carlos, Julia puede ir en avión a Santander donde la vamos a buscar y ya está, así nos hacemos con el sitio .-No me hacía gracia ir a casa de Carlos, algo dentro de mí me decía que en cualquier momento aparecería ocupando su espacio, pero no quería romper ese momento que habíamos creado.
-Vale, por mi bien, lo dejo preparado para el Lunes.
Esa mañana me reuní con Alberto, por supuesto no hubo ningún problema, era temporada baja y además él me conocía de sobras, sabía que había ocurrido algo con Paula y necesitaba ese tiempo, le mande un whassap a Paula indicándole que no había problema y que estaba todo solucionado, las dos aspas se pusieron, esperé que cambiaran de color, un minuto, dos, tres, podía ver que están en línea, lo deje, no quise calentarme, seguramente estaría hablando con alguien...era igual no iba a dejar que unas simples aspas me amargaran el día.
Al salir del trabajo lleve el coche al mecánico, me gustaba hacerle una revisión antes de salir de vacaciones, este año al haberlas adelantado me había roto los esquemas, mi mecánico estaba a tope de faena con lo cual en ese momento le era imposible hacerlo, le rogué que necesitaba el coche pues era viernes y el Lunes salía de viaje.
-Pásate esta noche sobre las nueve, voy a trabajar una hora por ti.-Me dijo secándose las manos de grasa en un trapo que aún estaba más manchado que sus manos.
-Gracias Grabiel.-Era un muchacho bastante joven, apenas tendría veinte años, pero tenía un don con los coches, desde que lo conocí no dejaría mi coche en otras manos.
Avisé a Paula de que llegaría más tarde, pues del taller a mi casa había casi una hora sin tráfico, con lo cual serían casi las diez cuando llegara a casa, le dije que si quería preparar algo de cena y así adelantábamos.
-Ok, no te preocupes.-"ok, no te preocupes" respuesta escueta, últimamente analizaba cada palabra o gesto.
-Te quiero.-Respondí, otra vez vendido a las aspas del whassap, otra vez no habían cambiado de color.
Sobre las diez llegue a casa, otro problema, aparcar, a esa hora se convertía en un infierno el hecho de aparcar, normalmente si salíamos y pensábamos que llegaríamos tarde usábamos el taxi, dos vueltas a la manzana, los nervios me estaban matando, decidí pasar por detrás de mi bloque, había un descampado donde nunca aparcaba, lleno de piedras y lo peor demasiado fácil para los ladrones, allí podían tranquilamente desvalijar cualquier coche, raro era la semana que no lo hicieran, pero la hora que era hacia inviable aparcar en otro sitio, también estaba a tope, dos vueltas cuando el corazón se me paro literalmente, allí estaba el BMW de Carlos, tenía la cabeza apoyada en el respaldo, no podía verme pues mis luces se lo impedían, puso su mano para intentar cubrirse los ojos de mis luces, al momento vi a Paula emerger, podía ver sus pelos revueltos, di un giro de ciento ochenta grados deseando que Paula no se hubiera percatado de que ese era nuestro coche.
Decidí salir del barrio e irme al trabajo allí había espacio para aparcar aunque me costó llamar a un taxi, de camino le mande un mensaje a Paula para que no me esperara despierta pues llegaría muy tarde, llegue a casa sobre las once de la noche, Paula estaba en la cama durmiendo, tuve una mezcla de sensaciones, la veía durmiendo y no podía dejar de pensar en lo que había visto en el descampado, ella agachada mamando el pene de Carlos, seguramente hubiera jugado con sus rizos mientras ella le recorría todo lo largo de su pene sin dejar sitio sin explorar, la conocía bien, a ella le gustaba demostrar siempre que era la mejor, seguramente habría jugado con sus testículos estimulándolos hasta que este se corriera en su boca, eso sería la versión más corta de lo que podía haber pasado,pero por otro lado veía a mi ángel de la guarda, ¿qué sería yo sin ella?¿ dónde estaría en ese momento si no hubiera sido por Paula?seguramente o en un manicomio o enterrado.
Nos despertamos sobre las diez, Paula llevaba tiempo despierta, estaba oyendo música, una sonrisa me dio los buenos días.
-Buenos días cariño.-Sus besos sellaron sus palabras.-Primer día de vacaciones.-Llegaste muy tarde, no me enteré.-Se había puesto de lado haciendo que su pecho quedara aplastado por su cuerpo, estaba preciosa por las mañanas, la luz reflejaba en sus rizos haciendo que tomarán vida propia.
-Si llegue sobre las once, estabas dormida, no quise despertarte, ¿y tú?¿a qué hora llegaste?.-Había cierta ironía en mi pregunta.
-Sobre las diez, tuve que dejar lista la faena y poner al día a Laura mi sustituta.-La oía y me volvían a la mente las imágenes del descampado, no me había mentido eso era verdad, pero había obviado decirme esa parte.- ¿Qué te parece si hoy pasamos el día paseando, podemos comer en "casa de Pepe" una paella y por la tarde nos vamos al cine, hace tiempo que no vamos.-Sus labios volvieron a besarme, me era imposible decirle no a nada.
-Vale, pero primero tendremos que ir a buscar el coche, al final tuve que dejarlo en el trabajo, me fue imposible aparcar por aquí.-Sus cejas se juntaron.
-¿Miraste en el descampado?.-Por un momento no supe si aquella pregunta tenía doble sentido.
-No, hice una visual y como que no me gusta mucho dejarlo allí decidí volver al trabajo y coger un taxi.-Su cara no mostró ningún signo que me diera a entender que sabía que mentía.
-¿Qué te parece si descansas del cinturón?.-Su mirada se clavo en mi cintura.-Con la playa y todo eso te será muy incomodo, pero como tú quieras, hagas lo que hagas piensa que te amo.me voy a duchar.-Su mano acariciaba mis mejillas, nuestros besos y sus caricias acompañaron el inicio de aquel día.
Desayunamos nuestros cafés en silencio, seguía con el cinturón,era una parte de mi, y a pesar de su incomodidad me sentía resguardado, era una sensación extraña, el placer era mayor"un segundo más" me decía a mí mismo, la sensación de no poder tocarte y prolongar el placer en el tiempo, se había convertido en un vicio o morbo no sé cómo definirlo, no sabía qué haría esa sonrisa vacaciones, por una parte lo quería mantener pero era cierto que en la playa sería muy incomodo, además estaba Julia, ese era otro asunto, según Paula lo sabía, bueno sabía lo de Carlos¿ pero hasta donde conocía lo mío?, un escalofrío recorrió mi cuerpo, con que ojos me miraría, aquel hombre que era el mejor amigo de su marido se había vuelto un cornudo consentido, llevaba un cinturón de castidad,¿lo entendería ?,¿ entendería que fue eso lo que me salvó la vida?.
-¿Qué te preocupa Andrés?.-No me di cuenta que me había quedado con la mirada perdida, Paula me conocía bien, sabía que algo me preocupaba.
-Nada, tranquila, estaba pensando en el trabajo.-La mire sonriendo, no quería preocuparla.
-¿Seguro?, cualquier cosa que pase quiero que me lo digas, no quiero que una tontería nos encalle.
-No pasará, me voy a vestir.-Me levante de la mesa antes que Paula descubriera que aquella no era precisamente lo que pasaba por mi mente.
Estuvimos toda la mañana por Barcelona, haciendo las últimas compras, unos bronceadores, algún bañador para mí, en ese momento volvió a salir el tema del cinturón, quedamos en ir viendo, si veo que me era incomodo me lo quitaría, llegamos a casa sobre las nueve de la noche, yo tenía los pies muertos, Paula se reía de mí, decía que tenía que hacer algo de deporte, no era posible que con cuarenta años tuviera tan poco aguante.
Habíamos comprado una ensalada y unas pechugas a la plancha, me metí a la ducha y al salir me encontré la mesa puesta, un intercambio de besos para perder a Paula en dirección a su ducha, tenía hambre todo el día andado me había despertado el apetito, me serví una copa de vino para esperar a Paula, sin darme cuenta no me había puesto el cinturón, recordaba habérmelo quitado en la ducha, me sentía extraño, como si fuera desnudo sin el, me toque entre las piernas sintiendo ese vacío, dudaba si cuando saliera Paula iría a buscarlo.
-Voy en un segundo.-Gritó Paula desde el dormitorio.
Sin darme cuenta estaba en el lavabo buscando el cinturón, allí no estaba.
-¿Buscas esto?.-Paula lo tenía en su mano, allí apoyada en el marco de la puerta me dio la sensación de que era ella la que decidía, podía haberlo dejado en el lavabo o haberlo guardado, pero en cambio lo tenía en su mano enseñándomelo.
-No, estaba buscando mi colonia.-Disimule buscando entre los armarios.
-Donde siempre arriba a la izquierda, te dejo esto encima de la cama.-Me di cuenta que no la había engañado.
Cenamos y decidimos irnos a dormir temprano, a la mañana siguiente tendríamos que hacer las maletas y recoger el piso para que quedará limpio, repasar los emails del trabajo, tendríamos un día ajetreado.
Al entrar al dormitorio vi el cinturón encima de la cama, allí estaba como retándome, lo cogí y abriendo el cajón de la mesita lo guarde junto a mis calcetines.
Esa noche Paula no quiso hacer nada, estaba muy cansada, por mi mente pasaba la idea de que fuera por culpa de no llevar el cinturón.
A la mañana me desperté, comprobé que Paula ya se había levantado, ella era de las personas que si tienen trabajo pendiente no pueden pensar en otra cosa, la encontré revisando sus emails, no me podía ver pero note su cara de enfado, decidí dejarla sola, me hice café y espere a que llegara y si ella quería ya me lo explicaría.
La vi entrar con su camiseta larga y sus tangas negras, mi pene respondió, esta vez estaba libre con lo cual se marcaba en mis pantalones cortos del pijama.
-¡Joder!.-Paula no estaba para tonterías, no sé si me gustaba más cuando reía o como en ese momento enfadada.
-¿Qué ocurre?.-Le pregunte.
-Pues mi sustituta la cagó ayer con unas revisiones, me ha mandado un email preguntándome si nos podíamos ver hoy, está muy apurada y le da miedo que Carlos la sustituya.-Decía mientras colocaba la cápsula en la cafetera.
-¿Qué vas hacer?.-Preocupado por ella, era muy responsable en el trabajo, y simplemente un día que falta y se la lían.
-Me acercaré un momento a la oficina, a ver si tengo suerte y lo soluciono.-Dijo retirando la taza de café de la máquina.-Espero estar aquí antes de comer, puedes ir preparándote tu ropa, lo siento cariño, intentaré estar lo más pronto posible, me voy ya.-El sabor del café de sus labios fue la despedida antes que entrará en el vestidor.
Al salir sus piernas dibujaban la estructura mejor creada, sus mallas negras y un camisa larga remangada podían detener a cualquier hombre que se cruzara con ella.
Pase la mañana escogiendo mi ropa, hice un montón de ropa sucia esperando que viniera Paula, haríamos una lavadora y dejaríamos lista la ropa, para irla poniéndose sobre la cama de la habitación de invitados, un pequeño cuarto que usábamos más que para invitados era como el almacén, sobre las dos mire el móvil pues Paula no daba señales, ni rastro, le mande un mensaje preguntando si le faltaba mucho, las dos aspas aparecieron, al momento recibí la contestación " cariño esto está muy liado, como una ensalada y me quedo a acabarlo", comí en diez minutos y pase a revisar los emails de clientes, los reenvié a mi socio para que se hiciera cargo, de fondo había puesto música, era parte de mi terapia, sonaba la música de Sabina. Se acercaban las ocho y seguía sin tener noticias de Paula, volví a mandarle un mensaje preguntando por el retraso, decidí hacerme una ensalada para cenar, ya había bebido demasiado vino, necesitaba que mi estomago tuviera algo sólido, eran las Díez cuando oí la puerta de entrada, Paula apareció en la sala con un rostro de preocupación.
-Perdona cariño, se me complico, me doy una ducha y me pongo con las maletas.-Dijo dándome un beso en los labios, me vino el olor del tabaco, solo fumaba cuando estaba nerviosa, comenzó cuando tuve la crisis.
-No pasa nada, ¿ quieres que te prepare algo?
-No, he picado algo, me ducho y me pongo con las maletas, gracias.-Parecía revolucionada.
Sentí el ruido de la ducha, aproveche para hacer una lavadora con su ropa interior y así lo tendríamos hecho, escogí primero la ropa más delicada, abrí la puerta de la lavadora y vi el tanga de Paula,lo normal hubiera sido que la hubiera dejado con lo demás, los cogí sabiendo lo que me encontraría, sentía mi corazón latiendo con fuerza, algo dentro de mi rezaba por qué estuviera equivocado, enseguida note la humedad, los rastros de semen estaban frescos, oía la ducha, intente tranquilizarme, no quería tomar decisiones en caliente, mi cabeza me decía que hiciera las maletas pero no para las vacaciones precisamente, "hoy no tocaba" me repetía, hoy era para nosotros, empecé a cuestionar todo ese día, ¿algo de lo que me dijo era cierto?¿o era una simple excusa para verse con el?, decidí hacer como si no supiera nada, prepare la ropa y puse en marcha la lavadora, todavía sonaba Sabina, "Quien me ha robado el mes de Abril", recogí la cocina y me acosté, mañana pensaría mejor.
Estaba metido en la cama cuando vi que entro Paula, seguramente se extrañó al verme en la cama, hice que estaba dormido, se acercó y depósito un beso en mi mejilla, cuando la oí salir sentí como una lagrima mojaba mi almohada, lo nuestro tal como estaba había acabado, ahora tenía que pensar como rompía con Paula.