Después de la muerte de Xavier

El ave fénix

Salí de la habitación, al cerrar la puerta también cerré una parte de mi vida, cogí el móvil y escribí un mensaje.

-¿Me esperas para dormir?

-Siempre.

Por un momento al despertar me sentí perdido, gire mi cabeza descubriendo el cuerpo de Amelie, tenía su cabello revuelto, su rostro transpiraba paz, el relieve de sus labios escondían sus blancos dientes,creo que si hubieran existido las sirenas estas tenían que ser un reflejo de ella, pegue mi cara a la suya repasando su cara, viendo cada pliegue de su fino rostro¿qué quieres de mí Amelie?¿qué buscas?, sentí miedo, no sabía decir porque...pero sentí miedo, miedo ha que me estuviera usando, miedo a que el castillo de naipes en el que estaba subido se derrumbara por una simple brisa, abrió sus párpados dejando que sus ojos azules me descubrieran espiándola.

-Buenos días Andrés.-Su mano acaricio mi rostro¡Dios!era como una ninfa y la cama se había transformado en un lago.

-Buenos días Amelie.-Bese sus labios intentando mantener ese sueño.

-¿Cómo estás?.-Su voz era dulce y serena.

-Bien, muy bien.

Su mano recorrió mi pecho descubriendo mis imperfecciones, enrollándose en mi vello, recorriendo la hendidura de mi ombligo, jugó con mi vello hasta llegar al pene, sus labios se volvieron a abrir para juntar nuestras bocas, mi mano jugó con su cabello, necesitaba su calor, bese su cuello haciendo que echara su cabeza hacia atrás, mi pene respondía a ese tacto, se salió de mi boca para incorporarse y subiendo encima de mi, volvimos a saborearnos a descubrir cosas nuevas del cuerpo del otro, nuevas curvas, nuevos olores, ella se movía notando su vagina en mi pene, este loco por abordar de nuevo su barco, pero primero tenía que luchar, tenía que vencerlo para poder penetrar, mis manos se perdieron en sus pechos reconociendo sus pezones ya firmes, su ojos se clavaban en los míos como retándonos, un movimiento de su mano abrió la puerta para el asalto, despacio, no había prisa, quería sentirla...un momento más, se balanceaba encima de mi cuerpo haciendo que sintiera cada parte de su vagina apretando mi pene ahora cautivo en aquel barco, la gire para que quedara debajo mío, quería llevar el timón, mi cuerpo comenzaba a sudar, poco a poco las embestidas eran más fuertes haciendo que el ruido de la cama acompañará unos leves gemidos con mis bufidos de fondo, sentí sus fluidos y los acompañe llenando esa cavidad.

-¿Te acuerdas que viene Petter?.-Dijo antes de entrar al baño.

-Si, me acuerdo.-Me sentía extraño, hacía dos días que había salido de mi casa, ahora estaba en una cama extraña, una cría de apenas treinta años en mi cama ¿Paula?, sentí ahogarme, mi matrimonio perdido en tan solo dos días.

-¿Te apetece que almorcemos en la terraza?.-Oí la voz de Amelie mezclada con el agua de la ducha.

-Por mi bien.-Entre en el lavabo, allí estaba el agua le bañaba su cuerpo, sus pechos estaban erectos, como llamando, su vagina carentes de vello.

Se estaba enjabonando cuando mis manos la rodearon, sintiendo el frío del agua.

-¡Por dios! Esta helada.-Dije besando su cuello.

-Para compensar tu calor.-Dijo dándose media vuelta para besarme.

Comenzó a frotar con su esponja mi cuerpo, mientras el agua de la ducha era testigo de nuestro eterno beso, la empuje hacia la pared quedando de espaldas a mi, mordía su cuello, dos dedos se introdujeron en su vagina mientras otro buscaba su ano, movía sus caderas buscando el contacto, su mano se deslizó entre sus piernas y asiendo mi pene lo encajo, un movimiento de sus caderas y entro en su ano abriéndolo, ella llevaba el ritmo, yo no era más que una pieza del mecanismo, mordía su hombro dejando la huella de mis dientes como tatuaje de guerra, al cabo de unos minutos nos detuvimos al sentir mi corrida.

Desayunamos en la terraza de la habitación con vistas al gran jardín, había amanecido soleado, eran casi las doce cuando llegó Peter acompañado por su esposa de color Jennifer, era de la edad de Amelie unos treinta años, cuerpo esbelto y mirada altiva, al saludarnos un frío apretón de manos por su parte demostraba la frialdad de su persona, me di cuenta que los dos miraban de una manera no muy afectiva a Amelie, desconociendo la verdadera identidad de esta, nos sentamos en el jardín bajo la sombra de unos grandes Olmos a tomar unos muffins con un vino dulce, Adam dejaba hablar a Peter sobre las acciones y posibles adquisiciones en las que podía invertir sin peligro,Amelie disfrutaba siendo rechazada por ese matrimonio, sabía perfectamente que en una hora como mucho su actitud hacia ella giraría ciento ochenta grados, en ese momento me di cuenta que la gatita en verdad era una leona, Jennifer seguía la conversación de su marido intentando aparentar que entendía algo de lo que hablaban, su camisa roja hacía juego con su collar y pendientes de perlas negras.

-Peter, te he hecho venir para darte una noticia.-Dijo Adam cortando el discurso de Peter, este se quedó callado sobre el tono de su jefe.

-Dígame Señor.-La pleitesía apareció de golpe, Jennifer dejo el vaso sobre la mesa con cara de circunstancia.

-Os quiero presentar a mi hija Amelie.-Adam se quedó mirando a Peter disfrutando de su cambio de color,Jennifer miro la sonrisa de Amelie intentando poner la mejor cara posible, la verdad era para pintar un cuadro.

-¿Señor?no sabía...

-¿Que?, ¿que tenía una hija?, ahora mismo solo lo saben las personas que están sentadas a esta mesa, y aprovechando que estás aquí quiero que convoques la junta de accionistas para mañana por la mañana.-No me esperaba esa prisa, Amelie había dicho que se había aplazado hasta el próximo Lunes.

-¡Papa!dijiste que se hiciera el Lunes...-Amelie estaba tan sorprendida como yo.

-Se lo que dije Amelie, todavía me queda memoria, hay que cogerlos de sorpresa, cuanto más tiempo le demos más preparados estarán. Peter¿Has traído los informes de Barcelona & world?-Sentí una punzada al oír el nombre de mi empresa¿Qué más mierda podía descubrir?

-Si señor, los últimos movimientos, siento decirle señor Andrés que su empresa está siendo vendida a Gálvez & Martinez, todavía no sé a ultimado pero los primeros pasos están en marcha.-Se quedó mirándome como si me estuviera hablando del tiempo de Londres.

-¿Qué?no es posible...¿los trabajadores?...ellos nunca.-No sabía qué decir.

-Si falta su firma pero tres de las cinco personas del comité sindical están a favor de vender, y como bien sabe su socio obtendría la mayoría en el caso que contase con los votos del comité.

-Necesito llamar por teléfono disculpar.-Me levante de la mesa, en verdad necesitaba coger aire.

-Andrés.-Llamó Adam desde la mesa.-Ven tengo algo que decir muy importante.

-Andrés deja tu empresa en mis manos.-Dijo dejando caer una sonrisa.-Te puede fiar de mi, créeme.

-¿Que vas ha hacer?.-Dije asombrado por su ofrecimiento.

-En una semana pondré a tus pies Gálvez &Martinez, lo que significa que serás dueño de Barcelona & World también.-Dijo mirándome de una manera que transmitía confianza, el miedo de acabar de perder todo se disolvió como un azucarillo en un café.

-John, quizás seas mi última baza, pero ya no tengo nada que perder,pero explícame el procedimiento.

-Lo haremos en dos fases:

Primera, desacreditar a los miembros de la junta de Adam & John, tengo suficientes datos para que por su propia voluntad me vendan sus acciones.

Segunda, según mis informes Carlos tiene negocios sucios de blanqueo de capital y extorsión, he hablado con los miembros de la junta de Teresa & Martinez, en un principio se asombraron e incluso no se lo creían, les mande todos los documentos que lo demuestran, lo peor era que a la vez estaba desviando el dinero de su empresa a paraísos fiscales, tu socio se fió de Carlos haciéndole el trabajo más fácil, estaba saqueando dos empresas a la vez Barcelona & world y Teresa& Martinez, y mucho me temo que lo que buscaba en Londres era saquear Adam & John, la policía tiene sobre la mesa todo el caso, estamos a la espera de una orden de arresto, les he dicho que sí se diera el caso me gustaría que lo arrestaran mañana en la junta, supongo que si, tengo amistades en Escotland Yard, un día por ellos y otro por mi, una vez que esto pase haré una oferta al resto de los socios de Carlos para quedarme las acciones de este, que son el sesenta por ciento, con esas acciones tendré...perdona tendrás las dos empresas la tuya y la de Carlos.-Me había dejado asombrado.

-Adam¿por qué yo?.-Desconocía el motivo que le llevaba a hacer eso por mí.

-Andrés estoy a las puertas de la muerte, ayer cuando te ofrecí ayudar a Amelie ¿sabes lo que no me preguntaste?.-Sus ojos brillantes se habían clavado en mí.

-No.

-Cuánto cobrarías o que ganarías tu, lo único que te preocupaba era tu socio Alberto y Sonia, cualquier otro se hubiera olvidado de ellos, pero tú no, eso me ha llevado a creer que eres buena persona además de un excelente empresario, tú saliste a de tus cenizas, conozco pocas personas que lo hubieran conseguido.

-Bien, pues pasemos al comedor, siempre me entra hambre cuando pienso en negocios.

-Papa, si no te parece mal, quiero enseñarle a Jennifer y a Andrés el último cuadro que compre, ¿te parece bien si os adelantáis Peter y tú y luego nos unimos nosotros?.-La mirada de Amelie era cualquier cosa menos inocente.

-Por supuesto Amelie, no os preocupéis por nosotros, uníos cuando queráis o mejor ordenaré que os suban la comida a la terraza de la sala del té.-En la cara de Adam se reflejó la mirada de su hija.-Jennifer se quedó parada, pero ahora sabía quién era Amelie y el poder que podía tener sobre su marido, así que tragó saliva y se dejó llevar.

Al entrar en la mansión Adam y Peter se dirigieron a uno de los comedores de la casa, mientras nosotros subimos a la primera planta, Amalie llevaba de la mano a Jennifer, yo iba detrás teniendo la visión de dos maravillosos cuerpos,Jennifer llevaba unos pantalones negros de campaña que marcaba sus nalgas, sus zapatos de tacón replicaban sobre los escalones, Amelie llevaba un vestido blanco con bailarinas, no sé si me podría acostumbrar a tener a Amelie cerca sin tener que poseerla, y eso en cierta manera me daba miedo, al llegar al piso superior entramos en una sala que servía para tomar el famoso té, tenía una terraza que daba a la parte trasera de la casa.

Salimos a la terraza,había una mesa de mármol situada en el centro de esta. Enseguida aparecieron dos sirvientes que montaron en diez minutos la mesa, se retiraron y apareció una mujer con un carro de servicio donde iba nuestra comida, estábamos sentados de manera que Jennifer quedó enfrente de Amelie, iban a servir la comida.

-Inés no te molestes, nos servimos nosotros, no hace falta que vengas, si os necesito os llamaremos.-Le dijo a una sorprendida criada.

-Jennifer ¿Qué te ha parecido la noticia?

-Me ha sorprendido señora.-Jennifer estaba encogida en su silla.

-¡Mom dieu!¿señora?, creo que es la primera vez que me llamas señora en un año.-Había salido la leona de Amelie, ya tenía presa y no la iba a soltar, yo no sabía por dónde iban los tiros, pero por una vez no estaba implicado.-¿Sabes Andrés como me llamaba Jennifer en pedir comité?.-Los ojos de Jennifer parecían querer escaparse de las órbitas.

-No se ha que te...a que se refiere Sra. Smith.

Sonia colocó su móvil en medio de la mesa, un audio comenzó enterrando más si cabía a Jennifer en su silla.

*Peter quien coño es esa Amelie.

*No lo sé Jenni.

*Pues parece una puta con aires de grandeza.

*Ni se te ocurra decir eso, a mí me da igual lo que haga o deje de hacer.

-¿Qué te parece Andrés? .-Alucinaba con lo que estaba pasando.

-Eso es ilegal.-Jennifer se había puesto en pie, su mirada estaba cargada de ira.

-Si en eso tienes razón, pero déjame que te muestre otra cosa. -Amelie cogió su móvil y después de mirar sus archivos lo volvió a poner sobre la mesa, enseguida salieron gemidos que por la cara que ponía Jennifer eran suyos.

-¿Sabe Peter que le pones los cuernos con su hermano?-Dijo cogiendo el móvil para pararlo..-No, no lo sabe, mira puedes hacer dos cosas, salir de mi casa ahora y esperar a ver este vídeo recorriendo cada uno de los putos móviles de Londres o...

-¿O qué? .-Dijo Jennifer volviéndose a sentar.

-O portarte como la puta que eres.-Dijo Amelie con una mirada de puro vicio.

-¿Qué quieres que haga?

-De momento servir la comida.

Jennifer se levanto para obedecer las órdenes de Amelie.

-No, primero desnúdate, te quiero ver solo con los zapatos de puta que llevas.-La voz de Amelie demostraba quién mandaba.

Jennifer se fue desvistiendo, en un segundo apareció un sujetador negro que guardaban dos buenos ejemplares de pechos, yo era la primera vez que veía a una mujer de color desnuda en carne y hueso, mi pene se comenzaba a retorcerse en mis slips,Amelie se levanto para sentarse al lado mío, Jennifer se desabrochó el sujetador dejando escapar los pechos, grandes areolas con dos pezones negros como el carbón, Amelie comenzó a poner su mano en mi entrepierna, Jennifer dejó caer sus pantalones dejando ver sus bragas brasileñas a juego con el sostén, se detuvo mirándonos pero se dio cuenta que Amelie la quería completamente desnuda.

-Así me gustas más, por favor sirve la comida, Jennifer apretaba los carrillos sintiéndose humillada, cogió una sopera con su cazo y comenzó a servir el consomé, se notaba que no lo hacía muy a menudo, su pulso la traicionaba, Amelie la agarro por la cintura impidiendo que está se pudiera mover comenzado a sobar su terso culo, de golpe se oyó una nalgada.

-Mueve ese culo para mí zorra.-Jennifer movía el culo como si de un baile se tratará, la mano de Amelie se coló entre sus nalgas para acariciar su vagina limpia de vello, Jennifer dio un respingón al notar las manos de Amelie.

-¿Te has follado alguna vez a una negra Andrés?.-Amelie me miraba sin sacar la mano de entre las piernas de Jennifer.-Anda vístete y lárgate de mi casa, no te preocupes le diré a Peter que tuviste una urgencia, pero ni se te ocurra volver a decir una palabra de mi en tu vida.-Dijo dándole un guantazo en las nalgas.

Jennifer cogió rápido su ropa y desapareció dentro de la casa, Amelie dibujo su sonrisa se había cobrado su primera pieza.

-Creo que no volverá a calumniarme más ¿no te parece?.-Dijo antes de besarme.

-Tengo que llamar por teléfono.-Me había venido a la mente Julia, seguro que estaría en Barcelona preparando la reunión con Roberto, sin saber los nuevos planes.

Amelie entró en la casa dejándome solo para que pudiera hablar tranquilamente.

-¿Andrés?

-Hola Julia, me vas a matar...pero las cosas han cambiado y no se producirá la reunión.-Dije aguantando la respiración sin saber cómo se lo tomaría.

-Bueno...tranquilo, ¿Paula está contigo?estoy intentando hablar con ella pero no puedo.-Un nudo en mi garganta impedía poder hablar, tenía tantas cosas que contarle.

-Julia...veras yo y ...

-¡No!¿no me digas que?¡Oh dios!.-Lo había adivinado.-Lo siento, ¿pero porque?

-Podías venir a Londres, te mando un billete de avión y hablamos, ¿qué te parece?

-No se Andrés yo ...- Notaba como dudaba, supongo que decantarse por un costado es difícil tratándose de amigos.

-No te preocupes, no voy a echar mierda sobre ella, pero si te pudieras tomar unos días te estaría agradecido, realmente te necesito, eres...bueno la única persona en la que me puedo fiar.

-No te preocupes, he adelantado mis vacaciones, mañana por la mañana estoy ahí, pero pagas tú el vuelo, que soy contable no ministra.-Lo último lo dijo con sorna.

-No te preocupes, en una hora te hago llegar un pasaje, un coche irá a buscarte al aeropuerto.

-Ok, me dices algo.

-Julia...

-Dime

-Gracias.-Sentía unas lágrimas que caían sobre mi mejilla, hasta ese momento no supe lo que necesitaba verla, sentir su seguridad me haría bien después de los días locos que había llevado.

-No te preocupes, un beso nos vemos mañana.

Mientras nos despedíamos sentí como me entraba otra llamada, era Carlos, me quede mirando su nombre fijamente, que quería de mi.

-Diga.-Mi voz salió seca.

-Andrés hola.-Dijo con voz amigable

-Dime Carlos.-La mía era cualquier cosa menos amigable.

-Intento localizar a Paula y no la encuentro¿está contigo?.-Me vino a la mente todo lo que me contaron Paula y Sonia juntándose con la imagen de Carlos en el descampado y con Paula en el aeropuerto, aquel día estuve apunto de hacer estallar mi móvil de la fuerza con que lo estaba sujetando.

-No tengo ni idea de dónde está, suponía que estaría contigo, trabajando.-Si la ironía se pudiera explicar el mejor ejemplo de ello sería esa frase.

-No, desde ayer que no la veo.

-¿Has llamado a su habitación?.-Mi pregunta era un tiro, pues bien sabía que dormían en la misma habitación.

-No, pero no te preocupes.-Si tan macho eres reconoce que estabas durmiendo con mi mujer pensé,estaba deseando que llegara mañana, jamás me olvidaría de su rostro siendo esposado.

-Te dejo Carlos tengo trabajo.-Corte la llamada sin darle tiempo a responder.

Entre en la casa y vi que Amelie estaba sentada en un sofá, sus ojos me indicaron que algo había cambiado, se giró para mirarme.

-Siéntate por favor.-Sus ojos estaban vidriosos.

-Dime Amelie ¿qué pasa?.-Dije sujetando su cara con mis manos.

-Necesito que me ayudes con la empresa, pero no quiero que estés conmigo por obligación, y sé que es en lo que se convertirá si seguimos juntos, te he oído hablar con Julia, y sé que nunca podré tener lo mismo.

-Es una buena amiga, solo eso.-No sabía que se pensaba que había entre Julia y yo.

-No te equivoques, cuando necesitas a alguien tanto hay mucho más que una amistad, créeme, quizás no lo sepas todavía pero hay algo más.

-No sé qué decir Amelie.

-Tranquilo, si te parece bien quiero revisar unos papeles para estar preparada para mañana¿te importa?.-Sabía que era una excusa, pero en el fondo lo necesitaba, necesitaba estar solo y pensar¡joder! Pensar en lo que haría mañana y pasado, pensar en Paula, que haría con mi vida.

-Me parece bien, me voy al hotel y te dejo tranquila.-Dije dándole el último beso en los labios, ella rodeo mi cuello apretándome hacia ella, me dio la sensación que también sabía que sería nuestro último beso.

Me pase la tarde dando vueltas por Londres sin sentido, miraba a la gente como iban de un sitio a otro, y yo en medio de ellos sin tener un rumbo fijo, me acosté no sin antes arreglar el vuelo de Julia, no sé porqué pero me dormí con la imagen de Julia llegando al aeropuerto.