Después de la muerte de Xavier
La muerte de su mejor amigo hace que su vida gire ciento ochenta grados
Mes de Octubre, hoy hace un frío del carajo, la manía de no llevar bufanda hace que tenga que subir las solapas de mi americana, me duelen los pies mezcla de frío y de exceso de trabajo, camino por el arcén del metro, seguramente llegará lleno, es lo que pasa en horas punta,la gente parece cerrarse al mundo en esas horas del día, supongo que demasiadas horas de trabajo, Dios salve a la reina de Queens me acompaña en la espera, mi móvil recibí una llamada de Paula.
-Hola cariño, ¿Qué pasa?.-Contesto extrañado pues a esas horas Paula está trabajando y no es normal que hablemos.
-Andrés....-Su tono de voz me dice que algo malo ha pasado.-Xavier a muerto, lo siento cariño.-Su voz se rompe igual que yo, Xavier mi mejor amigo.
-¿Cuando a sido?.-Pregunto sin saber porque, que más da cuando a sido, mi amigo desde que tenía diez años se ha ido, se han ido por la borda los planes que teníamos para nuestra jubilación.-¿Cómo está Julia?.-Imaginaba a Julia sentada en el sofá, un mar de lagrimas en sus ojos y preguntándose el porque, Xavier la había amado desde que eran unos crios, toda una vida, diez años de matrimonio sin tiempo a poder vivir la vida, siempre preocupados por pagar aquello o lo otro, ¿para qué ?para que un día una bata blanca te diga que aproveches tres meses, es lo único que te queda, ¡tres!que son tres meses de vida, por donde empiezas la lista, cuando empiezas a despedirte, esa mañana que comienzas a tachar días en el calendario, ¿y Paula?¿como o cuando se despide?, ¿qué planes hace?¿y con quién ?con treinta y ocho años tiene toda una vida por delante, pero puede pensar en eso cuando a Xavier le quedaban tan solo tres meses, de los cuales dos fueron idas y venidas al hospital, otra bata blanca intentando que no le afecte te dice que la enfermedad sigue su curso y que procure descansar, que ironías del destino.
-Imagínatela, la pobre estaba destrozada, he pedido fiesta para poder ir mañana al entierro.
-Si, yo llamaré mañana al trabajo para decirlo.-Sabía que ese momento llegaría, una corriente de aire me indicó que el metro estaba llegando, intenté ponerme otra vez los cascos para oír Queen, pero no podía, mi amigo acababa de morir, no era el momento de Queen, la gente subía al metro ajena a todo aquello que no le incumbía, simplemente la vida sigue, o por lo menos para algunos.
De aquello habían pasado dos años, Julia seguía un poco hundida a pesar que Paula intentaba animarla, le escribía a diario, llamadas de teléfono, intentó sin conseguir que se viniera con nosotros de vacaciones, pero la respuesta siempre era " Todavía no estoy preparada", pero si hay una cosa que pueden hacer las personas que te quieren, es no dejar nunca de insistir, así que Paula siguió insistiendo, al final consiguió que Julia pasará con nosotros las próximas vacaciones, alquilaríamos una casa en algún pueblo del norte de España, tanto a ella como a mí nos gustaba tirar para el norte, odiábamos la calor y el acumulamiento de gente, esa noche a la hora de la cena buscaríamos el lugar, era costumbre desde hacía diez años buscar nuestro destino sentados en una butaca, era un clásico, nuestro clásico, yo me sentaba solamente en slips mientras Paula buscaba el mapa, me lo dejaba para poder ir desnudándose, su rizado pelo negro a juego con el poco vello de su vagina, siempre una fina línea en sus labios, sentía el dolor en mi pene gritándome por salir su sonrisa de niña mala acompañadas de las pecas distribuidas en su cara sin orden la hacían picante, tremendamente sexual, una copa de vino , siempre tinto para compartir.
Su caliente cuerpo pegado al mío, esa sensación siempre me acompañara, el calor que se dan dos cuerpos es la energía que mueve al mundo, sentada en mi regazo me pasa un brazo por mis hombros, su pezón derecho juega con mi poco vello pectoral, últimamente no me depilo, pero a ella no parece importarle, han sido dos años de muchos cambios, la muerte de Xavier hizo que pasáramos un tiempo difícil, las fotos de mi despacho en la cual estábamos los cuatro con apenas veinte años, una acampada en Noviembre, me recordaba su ausencia, no quise quitarla por mucho daño que me hiciera verla, no podía guardar aquella foto en un cajón, pero necesitábamos avanzar.
-¿Qué te parece Santander?.-Dijo Paula señalando un punto en el mapa.
-Bueno, yo pensaba en Galicia, pero me parece bien.-La verdad es que me daba igual, siempre que fuera con ella.
-Tendremos que llamar pronto.Recuerda que mañana me voy con Carlos de compras, que no se te olvide despertarme.-Dijo dándome un beso en los labios.
- Mañana me pondré a ello, tengo dos horas libres, se a anulado una reunión.-Mis manos acariciaban sus desnudas piernas haciendo que se le pusiera la piel de gallina.
-¿Te parece bien que venga Julia?.-Dijo mirando con cierta tristeza, ellas dos habían congeniado a la primera, eran uña y carne,el hecho de vivir alejadas no les impedía permanecer en contacto casi a diario.
-Por supuesto que no Paula.-Mis manos buscaban sus inglés, conecedora de ello abría las piernas como el que no quiere la cosa, un sorbo a la copa, una gota de vino se escapa de su boca cayendo sobre su pecho, parece indicarme el camino a seguir, lo dibuja para continuar bajando, cuando llega al ombligo ya a perdido su fuerza no sin antes dejar el rastro, mi mano acaricia su ingle izquierda no sin dejar de rozar su labio mayor puedo notar el semen de Carlos, el cual permanece ya un poco abierto seguramente habrían estado follando en el coche, nuestras bocas se juntan, el mapa planea sobre el suelo para acabar aterrizando con nuestros planes de vacaciones, su lengua busca encontrar todo el espacio bucal, el sabor del vino se mezcla con nuestras salivas, mi mano ya a ocupado toda su vagina, muevo despacio mi mano, acaricio e introduzco un dedo por el centro de aquel valle, noto como Paula aumenta la velocidad de su respiración, levanta un poco su cuerpo permitiéndole meter una mano por debajo, se lo que quiere, pero eso es su parte y ella siempre lleva el ritmo, pasa su mano por encima de mi cinturón de castidad, siento su tacto en el.
-¡uf! Como está esto hoy.-Su lengua recorre mi cuello, mientras toca mis huevos que es lo único libre que tengo, desde hacía cinco años habíamos comenzado ese juego, ella llevaba las riendas del sexo, a mí me ponía por qué hacía que nuestras relaciones tuvieran ese punto de morbo.
Se levanta para darme a probar su ano, desde que Carlos la penetro por primera vez le gusta comenzar por el, hunde mi rostro entre sus nalgas, mi lengua recorre todo ese espacio, se mezclan sabores, semen junto a sus primeros fluidos hacen que cada vez me encienda más, su cuerpo se va tensando por la acción de mi lengua, su agujero parece más abierto que la última vez.
-Eres un cielo, te mereces un premio.-Se da la vuela y veo cómo desaparece por el pasillo, no sé dónde guarda la llave de mi cinturón, esa fue una de las normas cuando accedí a ponérmelo, al momento la veo llegar, despacio en una mano lleva la llave, sus caderas se mueven despacio haciendo más eterno el momento, una sonrisa pícara aparece en su cara, sabe perfectamente que estoy a mil por hora, pero un segundo más me dice, aguanta un segundo y veras que aún será mayor tu placer, noto el sudor en mis nalgas, el dolor de mi pene enjaulado va creciendo, por fin se arrodilla, comienza a quitarme los slips, su mirada es de control, ella está igual de caliente que yo, pero tiene el control, primero un pie y luego el otro, una mano se dirige hacia mi pezon agarrándolo con fuerza, siento el dolor atravesándome el pecho, pero el contraste del placer hace que aún pueda aguantar otro segundo más, por fin abre el cinturón dejando escapar mi pene, balancea en el aire quedando semi recto, lo mira, su mano sigue apretándome mi pezon pero ya no duele tanto, noto el calor de su boca en mi glande, el líquido preliminar aparece, es absorbido por sus labios, comienza a subir y bajar no le cuesta ponerlo duro, no deja de mirarme sintiendo mis deseos, pero sus negros ojos me dicen aguanta un segundo, cuando ya estoy por morir se levanta pasa una pierna por cada lado y baja su cuerpo hasta enterrar mi pene en su ano, siento como me comprime, comienza su baile lento dejando que me acoplé, una vez que tenemos el juego completo empieza a cabalgar, mis manos la sujetan por los pechos, sus pezones duros como piedras, beso su espalda, su columna un poco arqueada me golpea la cara,los gemidos llenan la salita, solo se le oye a ella, tras unos minutos siento como me mojo las piernas por sus fluidos entonces ya puedo correrme tranquilo, inundó su culo completándola, su vagina llena por Carlos y el ano por mi, se desmonta y dándome un beso se pierde por el pasillo, al momento oigo la ducha, cuando acabe ella iré a ducharme, me pondré un poco de crema para las rozaduras del cinturón y volveré a colocármelo.
El despertador sonó sobre las ocho, ese día Paula tenía fiesta con lo cual no tenía que madrugar, pero quería ir con Carlos a comprarse unos bañadores, y luego iría con él a comer, la desperté un pequeño gruñido típico de ella, no tenía un buen despertar, tras varios achuches conseguí que se despertara.
-¿Dónde iréis a comer?.-Tenía una hora libre y podía coincidir con ellos.
-¿Porque? ¿Quieres venir?.-Me dijo asombrada, pues nunca habíamos estado los tres juntos.
-Me gustaría...
-No sé si te gustaría Andrés, ya sabes lo que hay, si bienes tendrás que estar tranquilo¿Entiendes?
-Ya se lo que hay, y sé que una de las normas era que tendría que estar al margen de lo vuestro, no preguntas, no celos.
-Mejor no vengas, deja que hable con Carlos a ver qué piensa el.
-¿Qué piensa el?pensaba que tú marcabas las normas.-No me di cuenta que mi voz había subido de volumen.
-Ves, como quieres venir si tan solo con hablar ya te subes por las paredes.
-Perdona, tienes razón, mejor lo dejamos.
Esa mañana la pase pensando en la conversación que habíamos tenido, Carlos era su jefe y desde hacía un año su amante, a raíz de la muerte de Xavier sufrí una crisis, aconsejados por unos amigos entramos en un nuevo rol sexual, según ellos era lo que necesitábamos,romper con lo establecido y crear un nuevo tiempo, Carlos siempre andaba detrás de Paula,era un hombre maduro de unos cincuenta años, divorciado tres veces y tenía el dinero por castigo, en una convención consiguió que Paula cayera en sus brazos, aquel fin de semana marco un antes y un después, yo lo acepté pues era ese punto que me daba morbo, al principio pensé que sería una cosa puntual pero lejos de eso se convirtió en normalidad, jamás lo hacían en nuestra casa, eso era sagrado, allí solo lo hacíamos los dos. Pero últimamente notaba que Carlos comenzaba a tomar el timón de nuestras vidas y eso era como romper las normas establecidas.
Esa noche al llegar a casa me encontré a Paula con una sonrisa extraña, na da más verme entrar vino a recibirme con un beso en los labios, abriendo su boca me entregaba la lengua, no era normal.
-¿Qué pasa hoy?-Le dije riendo.
-Me siento mal por lo de esta mañana.-Dijo echando sus rizos sobre sus hombros.
-No, la culpa es mía.-Conteste mirando sus pechos marcados en su fina camiseta.-Que te parece si celebramos algo.
-Jaja, tonto, pero hoy no va a ser, vengo muerta, pero si quieres dejó que te liberes hoy del cinturón y juegues solito.-Dijo apoyando una mano sobre mi entrepierna.-Y es más te dejo ver mi cosita para animarte, no me he duchado todavía, te estaba esperando¿qué te parece?.-Cualquier persona hubiera desistido a aquel plan, pero mi cuerpo siempre decía un segundo más.
Me desnudé mientras ella iba a buscar la llave, estaba deseando poder acariciarme sin que nada se interpusiera entre mi pene y mi mano, volvió completamente desnuda, podía ver cómo se movían sus pechos y una pequeña mancha asomaba entre sus labios vaginales, era la huella de Carlos, se arrodilló liberándome, mis manos no tardaron en apoderarse de mi pene, Paula se sentó en el sofá abriendo las piernas, aparecieron sus labios mojados de el espeso semen, mi mano subía y bajaba viendo aquel milagro divino, se dio la vuelta para quedar de rodillas en el sofá entonces vi que su ano también estaba lleno de semen, hoy había sido un día muy ajetreado, estiró la mano para que la cogiera, sin pensar la aferre dejándome llevar hasta ese agujero ya invadido.
-Ven, mira lo que tengo para ti Andrés, toca.-Decía mientras mis dedos jugaban con el semen de Carlos, no dure más de un minuto,salpique sus nalgas juntando los dos rastros de los hombres de su vida.
-Ahora ya puedo ducharme.-Dijo llevándose un dedo a la boca.
Mientras se duchaba puse la mesa, teníamos algo de fiambre que sería nuestra cena.
Paula apareció con su camiseta larga y un pantalón corto de deporte.
-Te quiero decir una cosa, pero si no te parece bien lo dejamos.-Me miraba a los ojos con ternura, conocía esa mirada, siempre que quería hacer algo o comprarse un capricho lo usaba.
-Claro dime.
-Veras hoy hablando con Carlos sobre lo de las vacaciones me ha dicho que si queremos podemos ir a su casa, esta en la costa a orillas del mar.-Se callo esperando mi respuesta.
-Pero, ¿él vendrá?.-Me vino a la mente que fue ella quien propuso Santander, que casualidad que Carlos tuviera una casa allí.
-Pues no se, igual se pasa algún día, pero no creo, normalmente se va con el barco a Grecia.
-¿Pero y si viene? Y además con Julia, será un poco raro¿no crees?
-Julia lo sabe.-Su mirada se quedó clavada en su plato, habíamos quedado en que lo nuestro no saliera de las cuatro paredes.
-¿Qué?como has podido tomar la decisión sin contármelo o hablarlo antes.-Mi mano agarraba con fuerza el tenedor, sentía como me hervía la sangre, eso había roto todo lo establecido.
-Es mi mejor amiga¡joder! no lo hice a posta, en una de tantas conversaciones...pues salió, pero tranquilo lo entendió y me dijo que si éramos felices para ella estaba bien.
-¿Y desde cuando lo sabe?
-Bueno hará medio año.-Ahora ya me miraba retándome a objetar algo.
-No me lo puedo creer, ¿que pensará de mi?
-Pues nada malo, o es que te sientes mal por lo que haces o por lo que somos.
-¿Y que somos?.-Me notaba perdido en aquella conversación, sentía que se nos había ido de las manos.
-Dos personas que viven su sexualidad como les da la gana, eso por lo menos es lo que yo tengo claro, pero si tú lo dudas...bueno entonces el problema es tuyo.
-¿Mío?Pensaba que esto era cosa de los dos,que pasa que ahora juegas sola.-Veía como negaba con la cabeza sin comprender mi comportamiento.
-No Andrés, nunca he jugado sola, ¿ya no te acuerdas de los meses posteriores a la muerte de Xavier?te convertiste en un fantasma, tu despacho se convirtió en tu vida;ni sicólogos ni psiquiatras te sacaban de tu estado, tampoco terapias de pareja, estabas dispuesto a tirar por la borda tu vida arrastrándome a mí con ella,no Andrés nunca he jugado sola, todo esto empezó por ti y acabará por ti.-Las lágrimas empezaron a manar de sus ojos, aquella época fue muy dura, tanto para ella como para mí, y es verdad gracias a ella remonte el vuelo, no podía reprocharle nada en absoluto.
-Y ahora de golpe quieres que vayamos a Santander a casa de Carlos, cuando nunca has querido que estuviéramos los tres,no lo entiendo.
-Si vamos estaré contigo y con Julia, eso lo sabe, y no tiene ningún inconveniente, a demás le irá bien a Julia, así tampoco se sentirá sola con los dos.
-Ósea, se la pones en bandeja, es eso lo que quieres decir¿no?.-Me estaba imaginando la postal, Carlos con Julia y porque no con Paula, no sabía si era eso lo que quería ella o lo que en el fondo quería yo.
-Yo no decido por Julia, ¿tan mal piensas de mi?el hecho de que este Carlos no significa que se tenga que follar a Julia¡joder!a veces creo que continuas enfermo, ¿que pasa que dos personas no pueden estar juntos unas vacaciones sin que ello tenga que acabar en un polvo?ya eres mayorcito ¿no crees?
-Supongo que por eso no querías que fuera a la comida, si solo hablabais ¿porque no podía estar presente?
-Porque no es lo mismo que te lo imagines a que lo veas, sencillamente eso,¿ o quieres saber lo que hacemos?es eso, quieres ver cómo me folla, cuantas veces y donde¿es eso lo que quieres?
-¡Si joder!por lo menos sabré algo de ti,sabré dónde estás cuando no estás aquí, porque esto era cosa de dos, y creo que cada día estoy más alejado de ser uno de esos dos.
-¿Qué te pasa? De golpe este ataque de celos, ahora la culpa es solo mía, tú eres parte de esto, esos dos que dices somos tú y yo, que no se te olvide, o es que no te da morbo verme llegar con la leche de Carlos, o tu cinturón, ¿cuánto tiempo hace que lo llevas un año?no me digas que yo tengo la culpa de que sigas con el, eres mayorcito para tomar tus decisiones, te lo podrías haber quitado cuando quisieras, simplemente te lo quitas y ya está.-Se levanto de golpe y agarro la llave que se había quedado en la mesita.
-Aquí tienes la llave, quítatelo cuando te de la gana, como si lo quieres quemar.-Dijo tirándome la llave al plato, se dio media vuelta y desapareció por el pasillo.
Me quede mirando esa llave mezclada con ensalada, no ella no tenía la culpa de eso, había sido yo quien quiso jugar," un segundo más, un segundo más y ya veras como aumenta el placer"
Recogí la mesa y deje la llave encima de su mesita.
Mañana hablaríamos de nuestras vacaciones.