Después de la feria según Marcos

Lucía Carolina participa en el Ejercicio con un relato en que narra como Marcos,un joven de veinte años aficionado al travestismo,se prepara para pasar una velada solitaria sin saber que ésta será la mejor noche de su vida.

La tarde del sábado, Marcos siente deseos de ir a la feria de la ciudad, pero sabe que no tiene con quien ir, y así piensa mientras se arregla.

--Es semana santa, y para mi desgracia no  junté el dinero para ir con los amigos a la excursión además de que el profe de matemáticas se pasó dejando de tarea resolver todos esos ejercicios. Y así continua:

--Cuantas ganas tengo de ir a la feria, además de la exposición artesanal, ganadera, los dulces, los espectáculos tanto locales como de artistas de la capital, va cada señor, que se me hace agua la boca, del tipo de don Lucas que ésta llegando muy frecuentemente a quemar cd al web (cibercafe). -- Uyyy, ¡Como me gusta ese madurito!  Tan velludo, su calva me enloquece y más que es muy dicharachero, muy divertido….

--¡Ser su pareja ha de ser algo especial!

Y así continúa.

--Pero yo solo a que voy. Mejor  aprovecho que mis padres y mi hermana se fueron a casa de la abuela,  a 6 horas de viaje, por su cumpleaños, y hago una mujercita (me pruebo la ropa de Elena ahora que ella no está). Son las 6 de la tarde es buen momento para comenzar.

A gran velocidad se dirige a la recámara de su hermana, a buscar en el guardarropa las novedades, así como la falda amarilla y la blusa naranja que tanto le gustaban. Encontró el minivestido rojo ahumado que fue lo primero que se probó, una panti del mismo tono y los zapatos que su hermana había usado cuando estrenó este vestido; como  él es más alto pero delgado y a la muchacha le sobran algunos kilitos se puede probar esta ropa que, aunque no le queda a la perfección que a él le gustaría si le sirve para darse sus placeres.

Una vez arreglada se fue a su cuarto y sentada en forma muy femenina hizo 2 ejercicios. Sabiéndose seguro bajo por una bebida a la cocina, viéndose en cuanto espejo encontró a su paso y una vez que su sed fue satisfecha, regresó al cuarto de su hermana para desvestirse y probar otro modelito, encontrando una blusa azul eléctrico llena de encaje, muy romántica; y una minifalda blanca muy sexi que se puso de inmediato obvio se quitó el vestido anterior y con sumo cuidado y lo depositó en la cama de la hermana,  recordando que su hermana le había pedido lo llevara a la tintorería.

Se siente hermosa, con esa falda blanca tan corta, y sobre todo luciendo esa blusa  tan glamurosa, además de que llevaba el cabello largo y lo sabía arreglar de chica logrando verse muy guapa.

Al volver a su cuarto, a punto de regresar a su  tarea cuando suena su celular, después de 3 tonos el responde

-¡Hola¡

Vos al teléfono

--Hola Marcos, soy Lucas el que va a quemar al web de don Julio

De inmediato Marcos reconoce la voz, siente raro pero al mismo tiempo  excitante hablar con ese señor estando vestido así, siente nervios, pero se recupera de inmediato y responde:

--Si dígame Don Lucas ¿Qué se le ofrece?

Don Lucas

---No abrieron verdad.

Marcos

--Es sábado de gloria no, no se abrió hoy.

Don Lucas

--Oye mijo me pasaron un cd y lo debo devolver mañana quiero quemarlo ¿que hago?

Marcos le piensa, fácil le dice que no se puede, pero ver a Don Lucas mmm…

Y responde,

--Acá tengo mi computadora, si no le importa venir con gusto se lo quemo.

Don Lucas

--Mijo eres un Sol, se donde vives ¿Te puedo caer en media hora?

Y Marcos responde.

--No se preocupe, ¿para que son los amigos?

Y cuelgan

Marcos se ve al espejo, se ve linda, y recuerda los cuentos de todorelatos  y piensa

--¿Y si lo recibo así que dirá?

--¡Uyyy! papacito. jijijijij

No sabe qué hacer, pues no desea cambiarse, quiere seguir divirtiéndose pero él sabe que no puede hacerlo.

En ese conflicto estaba cuando ve el jeans  entallado y el blusón blanco, se le pegaría al cuerpo pero el cuello del blusón no es tan atrevido y pasa por una playera de hombre, por lo que rápido se cambia; se quita el sujetador que se había puesto pero se deja la coqueta tanguita.

Justo cuando se acomodaba el cabello escucha el timbre, se da la última mirada al espejo y corre a abrir.

--Pase don Lucas, andaba haciendo una tarea, a don Julio lo invitaron al puerto y mejor cerró pero pase ahorita lo hacemos.

Don Lucas

--No hay problema mijo, pero vi hace rato a mi compadre que trae este cd ¡Que está de poca! Pero a medio día sale de la ciudad.

Marcos

--No hay problema ahora lo quemamos mire acá tengo cds limpios.

Marcos le pide al señor que lo siga, suben la escalera y ya en la planta alta van a  su recámara dirigiéndose directamente a la computadora y empieza el procedimiento de copiar cd. El muchacho está consciente que debió ceder el paso al invitado pero para continuar con su fantasía  fue él primero.

Don Lucas

--¿Y tú que haces acá? ¿No vas a ir a la feria?

Marcos

Todos los cuates salieron de la ciudad. Me quede sólo y así no es divertido

Se abre la unidad de cd pidiendo el cambio de disco.

Don Lucas

--Uy mijo si eso es ahora imagínate yo, que todos mis cuates se fueron casando y me quedé solo.

Marcos

--¿Y porque no se casó?

Don Lucas

--Nunca hallé a la persona adecuada y en la vida pasan muchas cosas.

Marcos

--¿A qué se refiere?

Don Lucas

--Cosas de la vida que en su momento entenderás.

Se vuelve abrir la unidad de cd señalando que el proceso había concluido, Marcos lo vuelve a cerrar y empieza a verificar. La música es rítmica y el muchacho sin proponérselo empieza a bailar, pero de forma sensual casi femenina, sin dejar de balancearse revisa todas las canciones y al acabar saca el cd, lo mete en su estuche y se lo entrega.

Don Lucas

--Mijo ¿Cuánto te debo?

Marcos

--No. Solo luego me da un cd limpio y ya.

Don Lucas

--Oye, mira mmmmm yo sí quiero ir a la feria ¿Por que no vamos juntos?

A Marcos le brillaron los ojos, se puso feliz, vio el reloj en la pared de la recámara, las nueve en punto, todo era perfecto y solo alcanzó a decir

--Me cambio rápido y nos vamos…

A lo que don Lucas respondió

--Ni que fueras vieja para tanto remilgo, así estas bien, ponte zapatos y vámonos.

Marcos toma su celular y su cartera buscando las bolsas del pantalón, pero al ver que éste no trae toma su cangurera, y mientras se la ciñe a la cintura piensa.

--¿Tantos bolsos bonitos que tiene Elena? Y yo debo de usar esto. ¡Ni modo!

Así, ambos salen de la casa y en el auto de Don Lucas van rumbo a la feria.

La noche era tibia, se veían  estrellas y la luna nueva, la calle estaba vacía pues debido a las fechas mucha gente andaba de vacaciones. Era raro contemplar la iluminación de la ciudad,  cosa tan común pero con las prisas nunca se hace. Marcos iba saboreando las estrellas, la luna, las luces, y el cd que el mismo acababa de quemar; también disfrutaba la compañía de ese hombre que tanto le agrada y que el estaba consciente que no podría  haber más que eso, amistad.

Esta tranquilidad se terminaba conforme se  acercan a la proximidad de la feria, el trafico estaba brutal, todos querían entrar, Don Lucas se fue colando hasta que logra un lugar donde estacionarse para luego encaminarse a la taquilla, Marcos saca de la cartera un billete y se lo ofrece a su amigo, pero éste le hace saber que no hay problema, solo que le espere mientras va por los boletos, Marcos  busca un sitio donde dejar libre el paso, y se da cuenta que en el sitio en que se encuentra varias damas  también están esperando a que sus parejas compren las entradas.  Don Lucas ya los boletos va a su encuentro y ambos se dirigen a la entrada. Mientras lo hacen, Marcos siente envidia de una pareja que se ve enamorada.

Aunque la entrada es amplia, la gente es demasiada formándose tumultos, Marcos va adelante y siente algo en su trasero (en el canalito), los apretones están fuertes y aunque desea voltear a ver que pasa no logra más que ver a su espalda el cuerpo de don Lucas. Como van entrando la gente comienza a dispersarse, Don Lucas se pone a lado de Marcos y comienzan a ver las exposiciones.

Los puestos de artesanías son interesantes y más al escuchar la voz de Don Lucas explicándole lo que van viendo, las cualidades del ganado y muchas cosas más. Van avanzado y desde hace rato Marcos se siente abrazada por Don Lucas, siente a veces su mano en la cintura  y otros veces en la cadera; y hasta juraría que le ha tocado una nalga. La verdad El joven se siente en las nubes y piensa

--Si él quiere jugar así, yo encantada.

Marcos de una forma muy sutil acaricia el velludo brazo del señor y continúa avanzando como si no pasara nada, platican, ríen, se la están pasando muy bien. De pronto tienen ambos sed, ven la fuente de sodas y rápido se dirigen a ella; ya en ésta buscan  un lugar, piden sus bebidas y comienzan a platicar lo bien que se encuentra la feria; se mueren por tocarse, se siente en sus ojos pasión; Marcos ve esa calva y la encuentra muy sexy, platican, ríen. A Marcos se le ocurre ir a los juegos mecánicos y deciden subirse a la rueda de la fortuna; el paisaje desde lo alto es magnífico y lo disfrutan en la primeras 2 vueltas pero en la tercera algo ocurre y sin más el señor busca los labios del joven y se dan un pequeño piquito logrando zafarse apenas  a tiempo de ser vistos, haciendo lo mismo en las últimas vueltas,

Ya con más confianza van a otros juegos y siguen disfrutando la feria y sobre todo se estás disfrutando de ellos mismos, hay caricias, hay abrazos, ambos están felices.

En un momento que andaban viendo a que otro juego subirse, Marcos escucha su teléfono celular y contesta, se aparta de Don Lucas, al estar hablando mientras le echa miradas picaras a don Lucas. Cuelga acercándose y diciendo.

--Mi Papá; organizaron una parrillada mañana y salen a medio día para acá.

En eso se escucha por el altavoz que se presentarán unos clavadistas e invitan a las gente para que se vaya acercando a ver el espectáculo. Nuevamente se forma una multitud en torno al tanque donde se presenta el espectáculo. Marcos va adelante seguido de don Lucas y éste queda a su espalda; Marcos vuelve a sentir algo en su trasero, pero esta vez lo disfruta acariciando discretamente sus velludos brazos sintiendo agradable ahí atrás. Y así piensa en vez de atender el espectáculo

--Mi amor, te quiero tanto, no sé, pero debo ser tuyo.

Acabando los clavadistas se presentan juegos artificiales que todos disfrutan. Marcos no deja de sentir como las manos del señor le acarician su espalda mientras ve al cielo, acabando esto Don Lucas pregunta

-¿Que más hacemos?

Marcos ve la hora 2:30, se muerde los labios. ¡Ahora o nunca! Y responde

--Tengo hambre, la Pizzería que está cerca de la casa trabaja las 24 horas, vamos a casa y pedimos una por teléfono.

El señor con cara de sorpresa le responde

--Me parece bien, no tardan el cerrar aquí.

Y Así ambos se dirigen al estacionamiento en busca del auto.

Cuando están frente a el auto Marcos se para junto a la puerta esperando que Don Lucas entre en el lugar del piloto y desde ahí libere el seguro para que entre, pero para su sorpresa,  el señor le abre primero la puerta y lo invita a pasar, haciéndole sentir una bella señorita. Se cierra la puerta y Don Lucas da la vuelta para entrar. Marcos con una gran sonrisa lo recibe diciendo.

--¡ Lucas … qué bueno que fuiste por mí! Estuvo muy divertido todo, te fijaste……

Emprendieron el viaje, Marcos, no paraba de hablar, cuando de pronto la mano de su acompañante se postra sobre su pierna, siente mil cosas, se le pone la piel chinita, y de lo único que se le ocurre, sin dejar de hablar, es acariciarle la calva,  esa calva con que tanto había soñado.

Sin dejar de hacerse caricias Marcos pregunta

--¿Lucas de qué te gusta la pizza?

Y él le responde

--La hawaiana es riquísima…

Marcos toma el celular, marca dos botones y empieza a hablar

--Hola… Doña Esperanza, Soy Marcos, podría enviarme una Pizza  hawaiana a la casa, creo llegar en 30 minutos, así que no hay prisa

--si la grande, ajá…sí con todo…

-- Gracias.

Marcos cuelga y le dice a su acompañante.

--Ya está, como me llevo con Manolo, conozco a  su mami, Doña Esperanza, y cuando lleguemos no tardaremos tanto en esperar la cena.

En un arranque Marcos le da un beso en la mejilla a Lucas.

Así llegan a casa, de nuevo el ritual de la puerta del coche, Marcos abre la casa, ambos entran, sin pensar más se abrazan  los labios se juntan las lenguas moviéndose  a velocidades  increíbles. El sentir las manos y dedos de Lucas recorrer su cuerpo provoca en el muchacho un gran cúmulo de emociones él no desea que esto termine. De repente se escucha el  timbre, Don Lucas se separa lentamente con una sonrisa, y le dice al oído.

--Me dejas pasar al baño.

Marcos se lo señala, mostrándole una sonrisa y enseguida se dirige a abrir la puerta

Una vez que tomó la pizza y cerró la puerta  se ve al espejo, se siente linda ese blusón blanco le queda de maravilla, pero brota en él, el bichito de la coquetería y alzando poco la voz cerca del baño pronuncia.

--Lucas voy arriba, ahí esta el bar, por favor  sírvete lo que desees.

Y corriendo subió al cuarto de su hermana, lo primero que ve es el vestido rojo sobre la cama y se dice.

--¡Será un placer pagar esta tintorería!

Rápidamente se quita lo que trae, inclusive la tanga blanca, se pone la anterior roja, un sostén de tirantes trasparentes, se enfunda en el vestido; como sabía que se quedaría sólo se había depilado las piernas de ocioso el día anterior. Algo de labial, gotitas de perfume y así de manera serena baja las escaleras.

Le enorgullece ver como Lucas está con la boca abierta y como le ofrece su mano conduciéndola a la sala, le ayuda a sentarse en el sofá y le dice

--Te ves hermosa ¿Marcos?

Y este Le responde

--No. Así  soy Liz.

Y ambos se volvieron a unir en un gran beso. Liz siente esas manos tan duras y ásperas rozarle muy dulcemente su cuello y la parte descubierta de su espalda haciéndola temblar.

Liz busca los botones de la camisa de Lucas y poco a poco sin  dejarlo de besar los va abriendo, pasa así a tocar ese pecho; ese pecho que tanto le provocaba ver cuando le quemaba los cd al señor.

Liz abandona los labios de Lucas, va a sus tetillas, mismas que besa y lame con devoción, le acaricia el estomago, sentía riquísimo entre tanto pelo; al hacer esto su brazo varias veces siente su pene, le toco las piernas, y termino por sobárselo sobre los pantalones. Mientras toca sobre los pantalones Liz le ofrece un gran beso de lengua  a Lucas.

Ella se despega de él, se levanta del sofá para pararse entra las piernas del hombre y arrodillarse, le pasa la mano por el pene aun con pantalones, juega con él, y en eso anda cuando las manos de Lucas bajan el cierre dejando al descubierto unos blancos calzoncillos.

Liz miró a Lucas, una mirada mezcla de sorpresa y complicidad, comienza a buscar el preciado trofeo, es la primera vez que toca uno que no es el suyo, lo  toca lo empieza a sentir, está muy duro, lo toma entre sus manos y juega con él. A la mente de Liz llegan todas esas imágenes de revistas y videos en las que había visto como se comía un pene y así procede a pasar su lengüita por la puntita, a hacerle mil caricias en la puntita; su lengua se mueve ágilmente, Liz esperaba un sabor desagradable, pero por lo contrario, así que no tiene inconveniente en seguirlo disfrutando. Únicamente se escuchan los gemidos de Lucas mientras que Liz le besa por todas parte de su miembro. A ella no le importa que todo esté cubierto de pelo,  eso es lo que más le gusta: le besa y acaricia hasta que de pronto él se pone rígido y empieza a salirle lava hirviendo la cual se traga con gran ansiedad disfrutando de ese salado sabor. Una vez que le deja de brotar leche a Lucas, Marcos ve esas piernas impregnadas de blancuzco líquido, lo que le provoca poner en estos sus labios y sorberlos. Ya cuando no queda ninguno, abraza a Lucas y recarga su cabeza entre las piernas de Lucas para descansar un rato.

Tardaron un tiempo para tranquilizarse, él de esa abundante eyaculación, acostado sobre el sillón, ella de su primera experiencia en el sexo, hincado con la cabeza reclinada sobre las piernas de Lucas. Mas tranquilos Lucas se medio arregló los pantalones, mientras que Liz se incorpora y jala una mesita sobra la que pone algunas bebidas y la pizza.

Comen, platicando, mimándose, una vez que se sintieron satisfechos pusieron la mesita a un lado y sus labios retornaron a los besos apasionados...

Liz vuelve a sentir el pene de Lucas bien erecto, se encuentra embelesada disfrutando de tanta pasión y una vez más se volvió a parar, pero ahora tomó la mano de Lucas, lo hace levantar conduciendo: primero lo hace subir las escaleras, para luego llevarlo a su cuarto, el reloj marcaba las 4:20 de la madrugada.

Al estar al pie de la cama Liz se paró frente a Lucas le bajo la camisa, se hinca para quitarle los zapatos, se levanta depositando algunos besos en el pecho del hombre y se voltea mirando a la cama, de la cual tiró algunos libros  y cuadernos al piso.

Liz siente como Lucas se hace de su cintura, la toca la siente, y al mismo tiempo besa su cuello y la parte de la espalda que trae descubierta. Como un experto baja el cierre del vestido, ella conserva sus brazos sueltos para dejarlo caer, quizá Lucas ayuda con los tirantes. Ya que el vestido cae al suelo Liz lo levanta y lo avienta a una silla lejos de cualquier peligro.

Liz continua mirando hacia la cama, siente los besos y caricias de su amante, él baja por su espalda colmándola de besos y mimos, toda ella esta temblando. De repente siente el pene de Lucas bien erecto, solo lo separa de su canalito el sutil encaje de la panti.

Siente como los dedos del señor entran en la cintura de la prenda y como la estira para liberarlo y dejarla caer, Lucas también se agacha para ayudarla a sacarse la prenda y en lugar de incorporarse inmediatamente comienza a acariciar, a sentir esas piernas. Liz tiembla con cada beso en sus piernas, el siguiente lo siente más que el anterior  siente las caricias de esas manos que tanto ama y aquellos besos, llenos de pasión y deseo, una pierna es besada y acariciada, siente como los labios del señor le jalan la piel las caricias en la otra pierna igualmente le producen mil sensaciones.

Don Lucas cada vez toca más arriba es algo casi imperceptible, pero va subiendo muy lentamente por esas largas piernas, besos, mimos; Liz se siente en el cielo.

Después de tanto llega a sus nalgas, las toca, las aprieta, trata de morderlas, Liz siente cada vez más, los mimos que le ofrece Lucas van en aumento, de pronto tiembla como nunca al sentir la lengua de su amante en su canalito, la  velocidad con que la mueve es increíble, Liz se arquea pierde el equilibrio pero logra caer en la cama boca abajo abriendo más las piernas para sentir el gozo.

Se escucha una risita de Lucas, que a su vez la sigue para continuar en su labor, entre besos y lengüetazos no deja de disfrutar este apetitoso manjar.

De pronto Liz siente un invasor en su cola, es la lengua de don Lucas que poco a poco se va abriendo camino, se percata de cómo esas hábiles manos hacen a los lados sus pompas y como cada vez esa lengua se mueve más rápidamente, como busca cada rincón y le acaricia dándole un profundo placer. Liz se vuelve a arquear, gime, muerde las cobijas sabiendo que si grita se oirá por todo el vecindario.

De pronto Lucas se sale y se Levanta diciendo.

--¡Ay niñito como me tienes!

--Si tú supieras las ganas que  desde siempre te he tenido

Liz se siete homenajeada, su ego no cabe en la galaxia.

El señor sigue diciendo

--Mija ¿Puedo tomar de esa crema que veo ahí?

Liz apenas logra decir

--¡Si!

Lucas da algunos pasos, toma el frasco de crema, y retorna a su sitio; se sienta en la cama a lado  de esas largas piernas, se agacha y le dio algunos besitos a esa blanca pompa y mete un dedo totalmente lleno de crema en el agujerito del joven para empezar un ligero pero continuo mete y saca.

A Liz le provoca tanto dolor como placer.

De repente siente  2 dedos, sintiendo  un millar de besos en la espalda. De pronto siente como Lucas de retira de ella y en cosa de segundos retorna pero ahora son 3 los dedos que utiliza. De pronto Lucas se levanta de la cama, pone la crema cerca de la compu y dice.

--Ya está, mira como me tienes.

Y le ondea el potente mástil, agregando

--Dele unos besitos

Liz se acerca al miembro de Lucas para comérselo a besos y lengüetazos, ella intuye que lo ha de dejar bien ensalivadito.

Lucas después de un instante le hace saber que es suficiente. Liz vuelve a su posición boca abajo y Lucas va y se acuesta sobre ella acariciando sus brazos, chupeteándole el cuello.

Los cuerpos se juntan, él empieza a buscar que su pene se vaya posicionando  en el canal adecuado, ella coopera igualmente acercando su trasero al viril mástil; es un baile muy erótico.

Estos movimientos brindan su fruto, Liz tiene tanto sensaciones de felicidad y miedo al sentir al invasor; siente como Lucas comienza a ejercer presión a la vez que se pone floja para darle bienvenida a  su deseado invitado.

Nuevamente se logra el objetivo, Marcos siente como lo parten en dos, pero el se encuentra feliz varias veces había soñado con algo similar, pero todos esos sueños se quedaban cortos al compararlos con las experiencias que actualmente está viviendo.

Primeramente siente como se abre paso el instrumento de Lucas, y una vez adentro como se está quieto por un momento, para después empezar a empujar un poco más para luego retirarla; ya que casi está casi fuera vuelve a ejercer presión para meterla.

El mete y saca que Lucas en un momento  comienza de una suave manera, y lentamente pero de forma continua se tornaba más fuerte y violento.

Liz veía estrellas; siente como su pequeño pene se endurece, comienza a salirle lava sin habérselo tocado, todo el cuerpo de Liz se convulsionaba.

De repente Liz siente como Lucas se retira de ella, se arrodilla sobre la cama y la contempla, para después voltearla poniéndola boca arriba. Para ella es como un sueño ver a su adorado Lucas completamente desnudo en esa posición y ella entregada completamente a su hombre.

Desde ahí vio como él empieza a masturbarse de una frenética manera, se sacudía el pene y de repente apuntó a su pecho y deja salir un violento chorro que la quema toda, el bra que portaba quedo totalmente lleno de la masculinidad de don Lucas, su pecho y parte del cuello y la cara fueron salpicados; para luego Lucas desplomarse en la cama.

Al principio Liz sintió algo de temor, pero cuando unas tibias manos empezaron a mimar su piel, cuando unos fuertes bazos la fueron atrayendo se dio cuenta que no había de qué preocuparse, y de la manera más rápida se fue a acomodar entre esos brazos, quedando en posición de cucharita hasta alcanzar el sueño.